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Oclumancia


Aailyah Sauda
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Sauda nunca planeaba sus lecciones, ellas simplemente acudían a su mente a medida que iba conociendo a sus pupilos y aquella vez no era la excepción.

 

Al instante en que Cye se había puesto en pie para dejar su taza ya vacía a un lado, una serie de imágenes comenzaron a circundar su mente. ¿Por qué estaba allí? ¿Qué era lo que pretendía sacar de aquella habilidad? ¿Acaso estaba preparada para afrontar los desafíos que le deparaba continuar con las enseñanzas de la Arcana? Las dudas afloraron como margaritas en primavera y pronto la mente de Cye comenzó a ser un bullicio de dudas con respecto a algo que ella creía estar segura. El desafío de Saka era siempre encontrar dónde apretar a sus pupilos para sacar lo mejor de ellos. Nunca con intención de hacer daño, sino con la de fortalecerlos.

 

Para Bodrik el camino no sería distinto. Sus pupilas estaba unidas por la sangre y el fuerte lazo familiar, así que la mente de Bodrik se vio agitada por alguno de sus mayores temores: la soledad y el rechazo. Si alguien se enterase de lo que ella era, de quién descendía, ¿la volverían a tratar igual? Sus raíces la condenaban, según creía ella, ¿era lo suficientemente buena para dar aquella clase y hacer la prueba o fallaría cuando sus peores temores se hicieran realidad? Las imágenes inundaron la mente de su otra pupila, escenas donde ya no era la bruja querida de su familia, donde las personas ya no la respetaban por haberse enterado que era una Malfoy.

 

Sauda esperaba que sus pupilas fueran inteligente, que vencieran aquellos miedos terrenales y se infundaran de magia ancestral para contrarrestrar los pensamientos negativos. Tenían que hacerlo, tenían que crear barreras, saltar demonios, construir una fortaleza, enfundar armas mentales y combatir las cosas que cualquier persona ajena, buen legeremante, pudiera utilizar en su contra. Siempre, su mejor herramienta, serían sus propios pensamientos. Les enseñaría a construir una armadura hecha de sus propios recuerdos y vivencias, porque cuando usas algo que te hace mal como escudo, ya nadie puede utilizarlo para dañarte.

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Estar allí junto a su nieta la unía más, ahora mismo Bodrik le confesaba lo aterrada que había estado al conocer a su madre y el resto de su familia, amaba a finn con todo su corazón, como solo una madre sabe hacerlo, pero claro que tenia quejas, sobre todo cuando hacia las cosas mal, engendrar una hija con aquella mujer y luego perderse… movió la cabeza en gesto negativo, lo único verdaderamente correcto que había hecho era llevarla al castillo Lockhart y dejarla bajo su cuidado, aun así y a pesar del todo el amor que a Cye le nacía darle, de todos los detalles que pretendía la hicieran sentir en casa sin carencias, no habían sido sustituto de una madre, ahora lo comprendía, Bo necesitaba a las dos cara de la moneda y eso no le agradaba

 

--Pues son unos soberanos tontos si te rechazan, ello se lo pierden, y yo, los Lockhart salimos ganando, porque tenemos a la bruja más hermosa, dulce y talentosa que el linaje de esos haya podido parir… y por supuesto el nuestro-- termino con orgullo si de algo se jactaba y enorgullecía era de que la pelinegra era toda una Lockhart y la más fiel en la tercera generación desde el matriarcado que ella comandaba.

 

--¿Dejarte sola? jaaaa ya quisieras, si estoy pegada a ti, ¿no ves?-- bromeo jalando a la muchacha de un lado al otro sin soltarle del brazo del que la había tomado momentos antes, siempre entre ellas cabía una pequeña broma para sacar una sonrisa, para secar una lagrima o para evaporar un recuerdo triste. Ahora se trataba de eso recuerdo e imágenes confusas en la mente de Bo y dudas que de un momento a otro se volvieron razonables en la cabeza de Cye. De pronto sintió la boca reseca, y unos deseos terribles de trancar la puerta y no salir al encuentro con Saka.

 

Es que no estaba preparada… lo que hasta ahora había pasado de pronto parecía superarla, no quería que nadie hurgara en su cabeza, no quería que nadie la hiciera más consciente de su presente, una cuerda floja por la que estaba caminando con relación a Ishaya y no a su vida como marido y mujer, con sus hijos, sino con el hecho de ser ella una secreta fenixiana, y el, de él se decía que ahora se juntaba con mortifagos. Tal vez, si tal vez no necesitaba estar allí, después de todo era una sacerdotisa hábil capaz de velar sus sentimientos y pensamientos antes cualquiera, si, si, con lo que sabía podía apañárselas.

 

--Yo tengo miedo de que…-- intento tragar una saliva escasa que no hidrataba su boca --somos fenixiana y, digo los arcanos sabrán de nosotras y de ellos-- por supuesto la palabra que las decantaba como miembros del bando de la luz fue gesticulada pero no fue sonora, un gesto que ambas estaba acostumbradas a usar para ocultar por un bien mayor sus ideales. --Y si logra… no, no eso no puede pasar-- negó con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos y allí acababa de surgir un reto, uno enorme, resguardar el secreto ante Saka que era el equivalente (en buena manera) de un mortifago tratando de obtener información.

 

--Ten mucho cuidado con lo que piensas y recuerdas y por nada del mundo vayas a evocar un fénix, esa imagen puede darle acceso a…-- aconsejo sabiendo que no necesitaba decir más, abrió la puerta con la misma rapidez con la que la había cerrado, decidida a enfrentar lo que viniera, su bando era su vida y esta era una buena oportunidad para probar que podía mantenerse fiel y hermética, o aprender a serlo, además de encontrar otra forma de proteger a los suyo y como si de la nada una brisa fuerte arrancara de raíz “las margaritas plantadas en su mente” las dudas desaparecieron pegando uno a uno ladrillos sólidos que seguramente terminarían en una pared impenetrable.

 

--Estamos listas-- dijo cuando estuvieron en el exterior.

 

@@Aailyah Sauda @@Bodrik

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Siempre había estado unida a Cye por algo mucho más que la sangre por eso aunque se sentía verdaderamente abrumada por la cantidad de recuerdos que venían a su mente, estaba segura que en compañía de la rubia conseguiría la victoria sobre sus temores, volviendo se mas fuerte cada momento hasta formar aquella muralla que tenía como misión para conseguir aprender la habilidad de Oclumancia.

 

-Siempre sabes cómo animarme, no sé cómo logras que mi mundo se llene de amor – la miró con una sonrisa y le tomó la mano – Si no estuvieran ustedes conmigo. Si no tuviera el apoyo de mi abuelo y el tuyo hace tiempo que me habría perdido – declaró sabiendo que su familia materna estaba unida a cosas muy turbias y algunos de los magos que frecuentaban a su abuela Aleera pertenecían a algún grupo de malhechores de eso se había dado cuenta al escuchar ciertas conversaciones y por el constante rechazo de su propia Bisabuela Juve que siempre llegaba a la mansión Felagound- Evanik en compañía de magos acusados de ser Mortifagos y fue por uno de ellos que Aleera abandonó a su propio abuelo lo que orillo a Bodrik a dejar de frecuentar la mansión hasta que finalmente un día tuvo que huir por temor de un ataque.

 

Agarró a su abuela de la mano para infundirse fuerza, así como lo hacía desde que tenía memoria y escucho con atención sus palabras – Tienes razón debemos aprender a usar pronto esa barrera, por nuestro bien y de la familia – esperaba que Cye entendiera que no se refería solo a la familia Sanguínea, sino también a la familia que compartía con ellas los mismos ideales, sobre todo a hora que se decía que su abuelo Ishaya traicionó a la Orden y se había unido con el bando opuesto y aunque le doliera reconocerlo era necesario que aprendiera a ocultar su mente del Tonks .

 

-Esto sí que será un reto- Dijo al fin cuando se detuvo a pensar por un momento lo que significaba ocultar sus pensamientos de quien toda su vida fue su héroe, alguien digno de admirar y a quien le debía en quien se había convertido. Adriano fue su mentor, su ejemplo a seguir, debido a él había heredado su condición de paladín, gracias a su influencia se había convertido en fenixiana pues fue el quien la entrenó; nadie la concia como Cye e Ishaya – si no se hubiera unido con ese vampiro, todo sería diferente- se refería al momento en que Adriano se sacrificó para salvar la vida de Mirska Dupon, quien jamás tuvo ideales de luz y había terminado con convertir a Ishaya en algo diferente a Adriano.

 

Esa idea aunque dolorosa le da el coraje para continuar su búsqueda –Ahora sé que debo ser fuerte, no podemos desmayar – ambas brujas se habían dirigido al exterior para buscar a Saka. En manos de la arcana esperaba dominar sus pensamientos hasta ser fuerte.

 

@, @@Aailyah Sauda

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Caminaba hacia el hogar de Sauda con paso firme y a la vez lento. No estaba segura de cómo tomaría su regreso la arcana después de que abandonase la clase sin dar explicaciones. Habían sido fuerzas mayores, por supuesto, pero no estaba dispuesta a dar muchas explicaciones a la anciana, por muy sabia y poderosa que ésta fuera. Esperaba que lo tomara con calma y le permitiera continuar con su aprendizaje de Oclumancia, esa habilidad que tanto le estaba costando comprender.

 

Recordaba que el aprendizaje de la Legilimancia le había parecido mucho más llevadero, ni qué decir de la Metamorfomagia. Pero quizás esta última le había resultado fácil debido a que había nacido con ese don. En cualquier caso, necesitaba aprender a defender su mente puesto que conocía perfectamente cómo se podían manipular para fines no siempre demasiado éticos.

 

Notaba el frescor de la hierba en los pies a cada paso que daba pues, extrañamente, había decidido calzarse con unas sandalias dejando en el castillo Gaunt sus habituales botas de estilo militar. También había escogido un pantalón corto a la altura de las rodillas para ir más cómoda y una camiseta de tirantes que resaltaba la palidez de su piel. El pelo lo llevaba largo, suelto y de un color azul eléctrico muy poco discreto. A cualquiera que reparase en ella le costaría distinguir en ella a la co-directora de aquel centro de estudios. Aquel pensamiento le arrancó una sonrisa, siempre le había gustado ser distinta del resto. Aunque Ottery no se caracterizaba precisamente por la igualdad de sus habitantes entre sí.

 

Se detuvo frente a la vivienda de Sauda y esperó a que apareciera, ya fuera física o mentalmente. No se atrevía a meterse en el bosque sin el permiso de la arcana. Se sentó en la hierba con las piernas cruzadas y cerró los ojos, dejando que el frescor de la hierba le erizara la piel.

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  • 2 semanas más tarde...

No era una sorpresa para Sauda, pero aún así sonrió mostrando los dientes cuando sintió que penetraban las dudas en la mente de @ y ella intentaba darles un matiz razonable para pelear aquellas fuerzas confusas. La Arcana sabía que la bruja ya estaba lista para enfrentar el Portal pero primero tenía que preguntarle a ella si quería hacerlo y lo único que le faltaba hacer era elaborar una fortaleza en su cabeza para las dudas que ella estaba plantando. No eran dudas inventadas, no eran cosas que Cye no hubiera pensado alguna vez por supuesto, sino que ellas tenían que saber.

 

—El arma más mortal contra sus mentes son sus mentes en sí— musitó, mientras veía aparecer a Cye primero.

 

Luego la que siguió fue @@Bodrik .

 

—Deben recordar que ustedes serán observadas en todo momento. Es como descubrir que hay mil ojos mirándolas al mismo tiempo, vayan donde vayan y que esos ojos están listos para mirar cualquier señal que ustedes les den— Aailyah hizo una pausa y sus ojos se fijaron en Bodrik— Como última instancia antes de saber si podrás enfrentar la prueba del Portal, voy a introducirme en tu mente como lo haría alguien que quisiera hacerte daño. Aunque mi intención no es dañar, no seré gentil y quiero que me repelas utilizando toda la habilidad de la que seas capaz, además recuerda decir las palabras correctas: "Oclumens"— y sin esperar a que su alumna estuviera lista, se introdujo en su cabeza.

 

La mente de Bodrik no era compleja. Lockhart tenía miedos un poco infantiles, pero Sauda no juzgaría. Así mismo, la información estaba tan al alcance de la mano que cualquier buen Legeremante podría acceder a ella si la bruja no estaba lista para repelerlo, si sus barreras no eran sólidas. Debía entender que lo que estaba ocurriendo dependía ahora de que ella defendiera su mente de volverse un huevo frito.

 

A la vez, los ojos de la Arcana se dirigieron a Cye.

 

<<No puedes protegerla de todos, todo el tiempo>>, la regañó. Sabía lo que Bodrik significaba para ella. <<Pueden usarla en tu contra y la de tu familia, ¿prefieres arriesgarlo todo o ayudarla a madurar sus poderes y cuidarse por sí misma?>>. El ataque de la Arcana llegó en una oleada que Cye no hubiera podido prever. Al igual que a su nieta, Cye estaba siendo invadida por Sauda de una forma brutal, para demostrarle que nunca estaría lista para enfrentar la prueba del portal y ella tenía que usar todo lo aprendido para salir adelante, para demostrar que estaba equivocada. Tenía que dejar que Bodrik creciera, sino ambas serían presa fácil.

 

<<Anne Gaunt>> llamó a su antigua pupila, la aprendiz que había abandonado su clase muchos meses atrás.<<Sentada en mi jardín. Ni siquiera debo preguntar qué te trae por aquí porque es evidente... Pero tendrás que lucirte esta vez si quieres pasar la Prueba del Portal>>. La voz de Sauda sólo había sonado en la cabeza de Anne, ya que estaba versada en el arte de separar su ser mentalmente para acudir a varios lugares a la vez. Además, Anne estaba esperándola así que no le había costado entrar en su cabeza. <<Creo que al vez pasada empezamos mal, pero vamos a recomponer aquella primera impresión>>. Y era así, como la estaba invitando a unirse y comenzar, de nuevo, sus lecciones en Oclumancia.

Editado por Aailyah Sauda
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Había perdido la noción del tiempo, por lo que no estaba segura de si llevaba en aquella posición diez segundos, diez minutos o diez horas. EN cualquier caso, se sentía extrañamente relajada y en paz consigo misma. No tenía mucho tiempo de disfrutar de ratos así, en soledad y en contacto con la naturaleza, como lo estaba en aquel momento. No recordaba en qué momento había apoyado las palmas de las manos en la hierba, pero el contacto fresco añadía una nota muy agradable al momento. En aquel instante no se acordaba de nada que no fuese ella misma: ni de sus hijos, ni de su trabajo, ni de la guerra que enfrentaba a la sociedad mágica y en aquel momento parecía encontrarse en stand by.

 

Una voz llenó de repente su mente, aunque ni siquiera se sobresaltó: llevaba esperándola mucho rato. Sentirla fue agradable, pues significaba que no le daba la espalda... al menos por el momento. Sabía que con solo pensar, podría conectar con la arcana ya que ella poseía el don y habilidad de poder comunicarse con todo y todos de aquella forma. Sentía un gran respeto por ella y los demás ancianos que habitaban en los alrededores del Ateneo desde hacía ya un par de años.

 

Se concentró, aunque no resultaba ningún esfuerzo para los alumnos contactar con Sauda. Además, ella sabía usar la Legilimancia. Aunque no tenía nada que hacer con una mente como la de aquella mujer. «Arcana Sauda, tiene razón. No empezamos bien y quiero pedirle disculpas por mi egoísmo y altanería. Vengo a pedirle que me enseñe a usar la oclumancia, y prometo hacer todo lo que sea necesario para conseguir cambiar la impresión que obtuvo de mí en mi anterior visita».

 

No podía saber si lo conseguiría, pero sí estaba decidida a dar lo mejor de sí misma, aunque eso supusiera dejar a un lado su arrogancia. Estaba tan acostumbrada a saber hacer las cosas sin recurrir a nadie que le costaba verse como alumna en lugar de como maestra. Se puso en pie y, tras sacudirse un poco el pantalón corto, se adentró en el bosque sin dudarlo ni por un segundo. Sauda no le había dado instrucciones, por lo que simplemente caminó con los sentidos puestos en cualquier detalle que le indicase qué debía hacer a continuación. Quizás Sauda la esperaría en algún punto, o a lo mejor simplemente le daba instrucciones de qué debía hacer en cualquier momento para probar su capacidad de espera y aguante (que normalmente solía ser bajo, era demasiado impaciente).

 

Estiró una mano y rozó la corteza de uno de los árboles que bordeaban el camino que había tomado. Era rugosa y le provocó cosquilleo en la piel. Un pájaro pió en una de las ramas de ese mismo árbol. La ojigris clavó su vista en él durante unos segundos y luego continuó su caminar.

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La Arcana sonrió ante la respuesta de Anne. Aunque la mujer creyera que no, Sauda la conocía, había visto dentro de ella y sabía de lo que era capaz, lo que se jugaba dejando su mente, como lo habían hecho tantos otros alumnos. Mientras una parte de su mente seguía atacando a Bodrik, esperando a que ésta respondiera para poder seguir adelante. Igual estaba Cye, en aquella posición, pasando la última instancia antes de que Sauda le preguntara si quería llevar a cabo la prueba de la habilidad. Pero se dirigió hacia Anne:

 

<<Creo que ya sabes levantar y bajar escudos en tu mente, pero de todos modos quiero que comiences con la práctica. Empieza levantando ladrillo a ladrillo, despacio y constante. Busca dentro de tí cada rincón de tu mente y arma una pared, una fortaleza, un repelente; lo que creas que mejor se adapta a tí para proteger tu mente, tus memorias y todo lo que hay allí de personas indeseadas. Quiero que primero te concentres completamente en esa tarea y cuando lo tengas, seguiremos con la siguiente lección>>.

 

Las instrucciones de la Arcana eran claras, esperaba que no hubiera duda alguna en Anne pero, de haberla, ella estaría encantada de responder. Como todos los magos y brujas que habían llegado hasta ella, Sauda era consciente de que todos eran magos experimentados y sólo necesitaban guía y paciencia para poder desarrollar sus poderes al máximo. Era cuestión de constancia, nada más, porque la magia ya formaba parte de ellos, de distintas formas, sólo hacía falta encausarla.

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Anne escuchó con atención a Sauda cuando ésta contactó con ella para darle su primera tarea en aquella nueva oportunidad que le había otorgado. Tenía razón, sabía levantar y bajar escudos en su mente aunque estos eran muy débiles. Había aprendido a usarla para vulnerar las defensas de otros magos, así que ahora le tocaba aprender a poder detener a otros que compartieran aquella habilidad que ella ya poseía. Defenderse en lugar de ser la que atacara se le antojaba una ardua tarea. Pero no por ello iba a detenerse ahí.

 

«Entiendo, arcana, seguiré sus instrucciones. Pero... ¿cómo sabré que he levantado mi defensa correctamente?», pensó, sabiendo que Sauda la escucharía. No obstante, sin esperar respuesta, se puso manos a la obra en aquella tarea.

 

Siguiendo su habitual costumbre cuando paseaba por el bosque, tomó asiento en el suelo y apoyó la espalda en el tronco del árbol que había acariciado unos instantes antes. Mientras rozaba la tierra y los hierbajos que salían de la base del árbol con la punta de los dedos, cerró los ojos y comenzó a concentrarse en lo que debía hacer. Pensó en cómo la mente podía moldearse de la forma que uno quisiera para convertirla en una herramienta de ataque, como si se tratara de una daga que atraviesa el agua sin esfuerzo alguno. ¿Hacer justo lo contrario se sentiría igual?

 

Imaginó que alguien entraba en su mente para averiguar quiénes eran sus seres queridos para hacerles daño. Su padre, sus mellizos, Mery, sus amigos y familiares más cercanos, las criaturas de su zoológico particular del castillo Gaunt a las que sentía como familia... Casi sintió un escalofrío de terror solo con imaginarlo, e intentó utilizar aquella idea para colocar una especie de barrera ante todos los recuerdos y pensamientos relacionados con su familia y amigos. ¿Y si alguien se enteraba de cuáles eran sus tesoros materiales y dónde los escondía? Apretó los dientes, e intentó colocar otra barrera ante aquella imagen mental; nadie debía averiguar jamás nada sobre eso. ¿Y qué había de sus ideales, su bando? ¿Be.. Ta...? ¿Lea.., Ju.., Dar..., Had...? ¿Emm..., Ary..., Mer..., Dav...? Ni siquiera se atrevía a pensar en los nombres completos por miedo a que alguien pudiera escucharla pensar. Proteger la identidad de sus hermanos de ideales, de su familia oscura, aquello era vital para ella.

 

La barrera, de repente, se fortaleció en su mente: no sabía cómo, pero notaba que así era. Nadie jamás averiguaría nada de aquello por ella, bajo ninguna circunstancia. Aquellos débiles muros que había levantado en las ideas anteriores parecieron diluirse para formar parte de una especie de red mayor que rodeó todo aquello que le importaba. Sus ideas y recuerdos eran eso, algo suyo. No podía permitir que nadie los leyera sin su permiso.

 

No supo cuánto aguantó así, ni tampoco si estaba funcionando. Pero, de repente, toda aquella fortaleza mental se desvaneció y ella tomó aire casi con desesperación, como si hubiese estado aguantando la respiración durante un buen rato. Se sentía muy cansada. ¿Cómo era posible, si había realizado toda aquella actividad sentada, sin hacer ningún tipo de actividad física? Incluso le dolía la espalda. Se puso en pie con cierta dificultad y aguardó mientras su respiración se iba normalizando.

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Ambas brujas alcanzaron a Sauda en el exterior y de inmediato la Arcana penetro dentro de su mente y aunque no lo hacía de forma brusca, le advirtió tanto a ella como a su abuela la importancia de crear una barrera en su interior para fortalecer sus pensamientos de forma positiva aprovechando de forma positiva su debilidad y sobre todo que Bodrik debía hacerlo de forma individual sin la intervención de Cye para de crear su propia barrera como si fuese un muro de contención.

 

Escuchaba atentamente las Palabras de Saka tratando de interiorizar sus consejos para poder aplicarlos de forma correcta pues deseaba adquirir esta habilidad más que cualquier otra que pudiera aprender, esta idea debía ser suficiente para crear un aura de protección al rededor suyo, eso y las palabras de la mujer afirmando que de no ser así pondría en peligro a toda su familia y obviamente esa no es una opción valida.

 

-lo hare – atinó a decir a medias pues sin previo aviso su maestra se introdujo dentro de ella como si quisiera hurgar y no era nada gentil.

 

De pronto una serie de imágenes comenzaron a llegar a su mente sin que ella se lo propusiera, pero esta vez trato de enfocarse en los pensamientos alegres como su rápido crecimiento y los cuidados que su tatarabuelo Gilderoy le proporcionaba desde su cuadro dentro del castillo, Heyda y Jobs tras ella paraqué no cayera cuando comenzaba a dar sus primeros pasos, las muchas comidas familiares, los días de compras, el colegio, los mimos de Ishaya y Cye y los entrenamientos en duelo que su abuelo le gustaba hacer con ella y cuando estuvo a punto de ver algo relacionado con su llegada al bando entonces era hora de frenar la incursión – Oclumens – pensó haciendo uso de toda su energía pues aún le costaba un poco, sin embargo funcionó y un muro más grande apareció dejando en la superficie únicamente la felicidad junto a su familia paterna y eso no podía dañarla, por el contrario la hacía más fuerte.

 

Sabía que Cye estaría pasando por la misma situación y sabia también que saldría airosa pues siempre había sido más reservada que ella, mucho más preocupada por lo que salía de su boca y dispuesta a enfrentar a lo que sea aunque la rubia no admitiera su maravilloso potencial.

 

@@Aailyah Sauda , @

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Sauda estaba satisfecha con el trabajo de Bodrik, al menos lo que le había demostrado y ya había pasado demasiado tiempo en su clase así que era momento de saber si estaba lista para enfrentarse a la Prueba del Portal.

 

<<Debes seguir practicando tus escudos, dejar afuera a todo lo que te haga daño, incluidos los momentos felices con tu familia. Si pudieran, también podrían utilizar esas memorias que te han levantado para hacerte caer. Debes usar tu mente como refugio pero mostrar tu felicidad no siempre será fructífero para tu futuro. Ahora, debo preguntar: ¿estás dispuesta a realizar la prueba para obtener el Aro de la Habilidad?>> su mente conectaba a la perfección con la de Bodrik aún con las barreras, ya que el tiempo que había pasado con su pupila le ayudaba a comprender la forma de trabajo de ésta. Esperaba que sabiendo eso, Bodrik estuviera siempre consciente de los cambios que debía ocasionar en su cabeza para poder salir airosa de situaciones aún peores.

 

<<¿Cye?>> llamó a la otra Lockhart, esperando que no se hubiera visto sobrepasada por su última tarea.

 

Mientras tanto, una parte de Sauda estaba atenta a Anne, su más reciente y recursante pupila. Los Arcanos sólo admitían tres veces a aquellos que habían fallado en sus clases o en sus pruebas, más no toleraban que abandonaran el portal una vez dentro sin haber concluido su tarea. La tolerancia era cuestión de que muchos magos se creían poderosos pero no lo eran y sus clases solían sobrepasarlos. Habían pasado infinidad de magos y brujas por la casa de Sauda y muy pocos habían conseguido vincularse. Todos ellos tenían un trozo de sí mismo en el anillo que actualmente la Arcana lucía en su mano. Esperaba poder vincular pronto a Bodrik y Cye, a quienes les veía potencial, pero también a Anne Gaunt, una poderosa bruja con mucho que aprender y enseñar también.

 

<<No hay correctos e incorrectos, Anne, sólo hay hacer o no hacer. Haz tu trabajo y lo evaluaremos juntas para mejorarlo>> le indicó y sintió la forma en la que la bruja tomaba lugar bajo un árbol y comenzaba a tantear su propia mente.

 

La cabeza de cada persona era algo distinto y complicado. Sauda había aprendido en sus muchos años de estudios que las mentes de las personas trabajaban de forma completamente distinta. Así como no había un rostro igual a otro, tampoco había una mente igual a otra. Ni siquiera personas como gemelos idénticos lograban tener sus mentes cien por ciento alineadas, porque siempre había cosas que a uno le extrañaban más que al otro, temores distintos, amores distintos. La mente era algo complejo y hermoso que la Arcana había estudiado por tantos años y aún así seguía encontrando cosas nuevas en cada uno de sus pupilos.

 

<<La clave esta en que la barrera sea parte de tí misma>> Aailyah estaba atenta a los progresos de Anne. <<De nada sirve extender un manto débil y opaco sobre una gran cantidad de información si puede ser fácilmente penetrable. Debes aprender a clasificar la información, guardarla en rincones de tu mente a los que sólo tú tengas acceso y crear barreras para cada lugar. Dichas barreras deben estar compuestas de algo que te resulte familiar>> Sauda frunció el ceño mientras lo decía y entonces se le ocurrió una idea. <<Ven, te dejaré ver la forma en la que lo hago a ver si encuentras la forma de utilizar esta información para crear tus propias barreras mentales>>.

 

La Arcana se relajó y preparó para la entrada de Anne en su propia mente, a un lugar que le permitía ver sólo porque así lo quería. Lo primero que su pupila encontraría sería una pared alta compuesta por fino entretejido de heno y trigo, tan espesa y difícil de atravesar como una pared de concreto. Sentiría el aroma al campo, a las cosechas, al sol calentando los amplios espacios de sembradío y al agua fría y clara de un arrollo en la cercanía. El tacto sería cálido y la luz de dicha pared brillante. Esa forma tan familiar de su pasado era lo que recubría algunos rincones valiosos de la mente de la Arcana.

 

<<Esto es valioso para mi>> le dijo, dejando que unas manos morenas, callosas y llenas de arrugas sortearan los límites de la mente de Anne al tiempo que la bruja seguía dentro de la de la Arcana. <<Puedes utilizar memorias de olores, tacto, gusto y vista para confeccionar tu propia pared. Téjela como más de guste. Ármala como mejor te plazca. Ladrillo a ladrillo... o, en mi caso, hilo a hilo>> sonrió, tanto física como mentalmente, antes de sacar a Anne de allí con un empujoncito mental.

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