Transformaciones II

[Zack Ivashkov]

Sintiendo cómo el alcohol proporcionado por Gatiux todavía quemaba su estómago, dada la extraña sensación provocada por la combinación entre sangre y ese líquido. Zack no era muy bebedor, pero justo antes de haber asistido a esa clase se había alimentado, lo cual puso su organismo en una posición incómoda al cabo de unos segundos. Cuando el profesor volvió en sí, superando su coma, agradeció a quien fuere que transformó su atuendo.

—Lástima que no sepa aprovecharlo, querrá decir — Trató de no habrá muy alto, se estaba refiriendo al trasero de Matt, no quería ofenderlo por su comentario. Contuvo la risa burlona, y se centró en escuchar la enorme presentación. A pesar de vaciar su mente para ampliar el entendimiento, no lograba captar en sí la información completa, quizás porque era demasiada en tan poco tiempo y por la complejidad de los nombres de hechizos. Fruncía el ceño en ocasiones y abría la boca escasos segundos a modo de sorpresa. Desconocía por completo todo lo que se le estaba indicando.

Luego de tanta palabrería, el profesor decidió que lo mejor era salir de aquella fea carpa. Ya habían causado suficiente alboroto ahí, tendrían que ampliar sus actividades a nuevos escenarios. El castaño se levantó de su asiento y pasó una mano por su cabello mientras se acomodaba el atuendo, como si se estuviera preparando para algo genial, aunque en realidad desconocía lo que les esperaba.

—Al fin pasamos a la práctica — Dijo a Gatiux, cuando todos se juntaron para atravesar la puerta cuyo destino sombrío no los intimidaba, si acaso esas fueran las intenciones de Matt. La fémina se adentró al lugar y más adelante Zack hizo lo propio.

—Un… ¿Museo? — Se preguntó a sí mismo, pues estaba totalmente solo ahí. —¿Qué se supone que hagamos ahora? —Agregó elevando la voz, quizás le estuvieran escuchando. La mirada de las estatuas comenzaban a resultar amenazadoras. Si bien él no era una persona nerviosa, le preocupaba que de repente todos aquellos animales y bustos comenzaran a atacarlo de la nada, presionándolo a usar la transformación con ellas.

[Leslie Ashryver PB]

Alessandra agitó la cabeza sin poder creer lo que estaba pasando en la clase, las grullas en un principio habian sido graciosas, incluso divertidas al igual que las ranas pero de ahí a trasformar un pupitre en un cachorro y después las ropas en un vestido de princesa de una película muggle.

 

-Mal educados- susurro mirando como se aprovechaban del profesor.

 

Pero debía admitir también que no estaba bien que un profesor se duerma era el profesor y la autoridad en el lugar. Como si la hubiera escuchado se despertó de su siesta y comenzó a retomar la clase otra vez y ella siguió anotando todo lo que decía hasta que abrió la puerta que estaba de tras de el.

 

Cuando la abrió solo había oscuridad nada más ni una gota de luz o algún movimiento en les indicará algo. De apoco sus compañeros fueron pasando, pero Alessandra no se quedaría atras, palmeo su pierna para comprobar si tenía su varita, una vez asegurada fue la tercera en pasar no sin antes de escuchar la voz de su abuela.

 

El lugar donde apareció estaba medió iluminado pero se podía ver donde daba la luz que había libros por montón en estanterías, en el suelo, abiertos y cerrados.

 

-¿Acaso quieren que hagamos la limpieza? - fruncio el ceño para sacar su varita e iluminar mejor el lugar.

[Jessie Black Lestrange]

Al parecer ni mi hermano, ni mi madre me prestaban atención. Suspire y me puse de pie luego de escuchar las palabras de mi hermano, o mejor dicho del profesor. Estaba bien que no quisiera dar a conocer que eramos familia o que no me diera preferencia pero ignorarme olímpicamente no era lo que tenía en mente.

 

Había anotado de forma apresurada lo dicho por Matt, a fin de cuentas podría llegar a casa a transcribirlo, eso no era problema. Tomé mi mochila y me puse de pie y camine hacía la puerta, molesta con todo el mundo en el salón. Al menos podría ahora estar un poco sola y apartada de todo el mundo que era lo que últimamente mejor podía y sabía hacer.

 

Al traspasar el umbral me encontré en una habitación completamente blanca, había un montó de llaves que de seguro abrirían algo. Suspire y sentí la puerta cerrarse, a buena hora me inscribí en una clase como esta. Suspire y me deje caer en el piso, sentada y aburrida; saqué mi libreta de apuntes y comencé a leer lo que Matt había dicho en clases intentando averiguar cual hechizo me serviría para esta prueba elaborada por mi dulce hermano.

 

-No, aquí no viene nada para transformar estas cosas en una llave solida que pueda entrar por la cerradura... seguro que si le aplico el duro a alguna de estas llaves se romperá o no entrara por la cerradura.

 

Pensaba y pensaba pero solo lograba que mi cabeza doliera; no se como se le ocurría al profesor hacer esta prueba sin darnos más pistas sobre lo que teníamos que hacer. Me puse de pie para caminar hasta la puerta y examinar con cuidado la cerradura.

 

Debía encontrar primero con la vista, las llaves que mas se parecieran a la entrada de la cerradura y de ahí averiguar como introducirla en la misma sin que se rompiera para poder salir de aquel lugar.

 

-Al menos podrías ayudarme un poco- murmure molesta a la nada, aun pensando en como hacer las cosas.

[Gatiux]

Se había lanzado por la puerta sin mirar atrás, creyendo que todos irían a parar al mismo lado, que tendría que usar su instinto de supervivencia o que en el lugar en el que caería habría algún tipo de instrucción de lo que tenía que hacer. No había nada de eso. En un principio, Gatiux Malfoy se vio sola en una sala a medio iluminar, polvorienta y llenas de estanterías, con libros en ellas y esparcidos por el suelo de cualquier manera. Tres de las estanterías estaban volcadas. Miró a su alrededor, aparte de una puerta no había nada más.

 

- Qué chico más... creativo. -murmuró con ironía- Espero que a los demás los haya mandado a algún sitio más interesante.

 

Detrás de la banshee apareció otra de las alumnas que estaba en clase, aquella que había permanecido callada y tomando apuntes durante la clase. Hizo una pregunta sobre lo que deberían hacer allí, parecía tener la misma idea que Gatiux: ninguna. La bruja de cabello púrpura se encogió de hombros y se dirigió hacia la puerta de la habitación. Giró el pomo, tiró de él, pero la puerta seguía cerrada. Tenía un agujero en la cerradura, alguien había echado la llave.

 

-Alohomora.

 

La cerradura brilló, pero la puerta no se abrió.

 

- Tenía que intentarlo. -pensó- ¿Habrá que hacer algo en especial en esta habitación?

 

Hizo un movimiento elegante con la varita y las estanterías comenzaron a moverse lentamente, una a una, quedando primero en pie y luego encajando en el lugar que les correspondían junto a las demás. Prestó atención a la puerta para ver si oía algún tipo de chasquido que le indicase que se había abierto, pero no fue así. Suspiró exageradamente. Prefería que algún bicho horripilante la intentase matar a estar en una sala polvorienta dirigiendo libros.

 

-Bauleo. -murmuró con hastío- Hora de volver a la estantería.

 

Empezó a rellenar los huecos con libros, levantando un poco de polvo en el transcurso del movimiento. Maldecía la hora en la que tuvo la genial idea de apuntarse a aquella clase interminable y aburrida. Pensaba que sería interesante, pero no fue así, ahora tenía que esperar a que el profesor durmiente decidiese acabar con su sufrimiento. Esperaba que no tardase demasiado. Tal vez metiendo todos los libros en la estanterías harían que la puerta se abriese...