Transformaciones II

[Aine Malfoy]

—El dinero, mejor. Con eso ya puedes comprar de todo. No hay puerta que no se abra con dinero, ¿o sí?

 

Gaitux jugueteaba con las grullas e incluso hacía su propio teatro con una fidedigna representación de la batalla campal que se disputaba en el Mundo Mágico. También le intrigaba saber a qué se debía la elección de su hermana por poner una rana en el equipo verde.

 

—Vas a necesitar más que eso para adecentar esa imagen que das —le dijo por lo bajo a Radek, que parecía entretenido con su nuevo descubrimiento y un atisbo de buen humor se dibujaba en su rostro. Aunque bien sabía la sacerdotisa que aquello duraría poco.

 

—Profesor, ¿Puede hacer una demostración con uno de esas excepciones de la ley de Gamp? ¿Simplemente no funcionan o el intentarlo puede traer algun daño para el mago? —aún no tenía respuesta a su anterior pregunta, pero ella no quería que el tema quedara de lado. Aunque las grullas y las ranas siguieran queriendo robar el protagonismo de la clase en aquella carpa.

 

—O un café repotenciado. Eso sí que nos mantendría despiertas.

[Elaryan]

Sonrío ante el comentario de Ainé.

Pronto, pronto...

Empiezo a juguetear con otro par de grullas, las roto en el aire sobre sí mismas mientras aburrido, tamborileo en la mesa al ritmo de una canción que intento a la vez recordar. Atrapada en uno de tantos huecos en desuso de mi memoria, supongo que si hago el esfuerzo podré adivinar cuál es. Lo único que sé, es que la ponían mucho en hará unos cinco o seis años. ¿Cuál es? Recuerdo nítidamente el ritmo, pero la letra se pierde. Creo que es danesa o noruega. No sé, es Escandinavia. Siempre me han parecido todos iguales, incluso hablan de manera tan parecida que no los diferencio la mayor parte de las veces.

Yo la sé.

Claro que él la sabe. ¿Cómo no? Él sabe todo lo que yo no recuerdo, pero no me lo va a decir, Es preferible pasar un poco, que juegue consigo mismo y me olvide.

Yo la sé, yo la sé. El tono repipi e insufrible acentúa el tedio y el malestar que me insuflan nuevos aires… nada halagueños.

Intento por todos los medios hacer oídos sordos, pero martillea mi cabeza como puede. Es insufrible, no puedo entender como le he mantenido a raya todos estos años sin más ayuda que mi esfuerzo. Porque ni esto me sirve ya. El anillo no pasa a ser más que un mero objeto de adorno, pero él sigue sin aflorar demasiado. Es todo demasiado confuso, yo vivo en una confusión constante.

Al menos el esfuerzo de traerte no me ha dejado exhausto. Pienso a la vez que observo la varita entre mis dedos. ¡Ah! Ya recuerdo… pues la canción es una porquería. Rápidamente la borro y empiezo a pensar en otra cosa. Mantener la cabeza trabajando es útil para recuperar tantos años de atrofia mágica. El poder no vuelve solo. Nada regresa por sí mismo. Y hablando de poder, me viene a la mente el tío Ben. Oh, por el amor de Dios.

La clase transcurre lentamente. Igual es que el profesor está usando para recopilar información de la red esa herramienta llamada internet explorer, que los muggles tienen programada en eso que llaman ordenadores y suelen usar a diario.

Si es así, mejor hagamos palomitas.

Cállate, pesado.

[Jessie Black Lestrange]

Comenzaba a aburrirme, lo cual no me sorprendía, mi hermano podría ser un buen profesor, de eso yo estaba segura pero era algo lento y eso me ponía inquieta y yo no podía estar inquieta todo el tiempo. Sonreí de forma maliciosa moviendo la varita apuntando directo a mi escritorio. Me acordaba como transformar un animal en una copa, pero nunca había intentado transformar mi pupitre en un cerdo, tal vez fuera divertido.

 

Toqué un par de veces el escritorio con la punta de mi varita pensando en el encantamiento indicado y sonreí un tanto confundida cuando en vez de un cerdo aparecio un perro labrador cachorro. Ahora recordaba que no podía transformar algo en animal de mayor masa, pero estaba feliz con el cachorro de labrador color blanco. Comenzó a corretear enseguida por todo el salón de clases, ladrando y chillando emocionado.

 

Veía como las grullas de papel parecían inundar el salón, sonreí en dirección de mis compañeras escuchando a medias lo que decían sobre burlar las leyes de Gamp, rodee los ojos y cuando quise recargarme en mi pupitre me acorde que ya no estaba. Me puse de pie y camine hasta el lugar donde estaba mi compañero de casa, al menos conocía a alguien medianamente bien para poder entablar una conversación.

 

-Hola Radek- salude al llegar a su lugar con cara de aburrimiento- ya me aburrí, ya transforme mi pupitre en un perro labrador, las grullas se estan descontrolando y... mi her... el profesor no habla, creo que se quedo dormido.

 

Agite la varita una vez más apuntado en dirección de mi hermano, sonriendo con malicia me concentre en el hechizo aguamenti viendo como un chorro de agua salía de la punta de mi varita y se impactaba en el pecho de mi hermano. Solte una carcajada cantarina mientras veía como mi hermano quedaba empapado.

 

-Despierta hermano... digo, despierte profesor, queremos seguir con la clase- grite por todo lo alto llamando la atención de Matt- una de mis compañeras pregunto algo sobre burlar la ley de Gamp, ¿que pasa si intentamos burlarla, nos transformaremos en algo o simplemente no pasa nada?

[Zack Ivashkov]

Los papeles en el aire eran cada vez más constantes en sus vuelos arriesgados muy próximos a los rostros de los presentes. A pesar de que Zack intentaba concentrarse en las opiniones de sus compañeros, a los pocos segundos de su intervención se distraía con las grullas y trataba de esquivarlas procurando que ningún pico le sacara un ojo.

—Los matarán por traviesos — Bromeó mostrando una sonrisa que desapareció a los pocos segundos luego de que una bola de papel impactara en su cuello. Sus reflejos lo hicieron torcerse ante el impacto y buscar con la mirada al atacante. Dio con Gatiux opinando acerca de la comida, Zack entrecerró los ojos, había sido ella. Sacó su varita y hechizó la misma bola convirtiéndola en un pequeño pájaro de papel que se posó sobre la Malfoy y dejaba caer constantemente una especie de confeti blanco, defecaba sobre ella.

—Y le dan de ese café a este señor — Agregó en tono de voz alto procurando ser escuchado por las dos otras mujeres que intercambiaban palabras. Quien debía llevar la batuta de la clase se distrajo de tal manera que ahora los mismos pupilos tenían un desastre en la carpa. El sonido de la lluvia comenzaría a adormecerlos si no se ponían las pilas con algo más entretenido. De aquello podría sacarse una guerra de papeles, claro que el vampiro no la iniciaría.

—Quizás necesitemos práctica para captar los conocimientos. ¿Podríamos probar con algo? — Cuestionó desviando sus grises orbes hasta Matt. En algún momento tendría que reaccionar y seguir la clase, o sino la harían los pupilos a su manera.

[Gatiux]

- Quizás una hechizada con magia oscura o con algún encantamiento. Esas no se pueden abrir si les tiras monedas.

 

Lo dijo muy seria, como si realmente creyese en la tontería que acababa de decir. Luego volvió a sonreir, sacó otro folio y comenzó a hacer una nueva figura de papiroflexia. No recordaba como era, por lo que comenzó a equivocarse y a doblar el papel de forma equivocada. Suspiró exasperada. Al final a base de intentarlo logró sacar una estrella ninja combinando varias hojas. Lo guardó para sí y comenzó a fabricar otra ahora que recordaba cómo se hacían. Rió por lo bajo cuando su hermana le lanzó un dardo verbal a Radek.

 

Jessie se unió al grupo de estudiantes aburridos y convirtió su pupitre en un adorable cachorro de labrador. El animal comenzó a corretear feliz, detrás de las grullas, saltando detrás de las ranas. Daban ganas de correr para acariciarlo. Miró al profesor, con más burla que respeto, la clase se le estaba descontrolando e ignoraba por completo el tema. Gatiux rebuscó entre uno de los bolsillos de su capa de viaje y sacó una petaca plateada, a la que le dio un trago. El alcohol quemó su garganta, pero le gustaba. La levantó.

 

- ¿Alguien quiere?

 

Así por lo menos se haría más llevadero el hecho de seguir allí durante quien sabía cuanto tiempo más. Hizo rodar la petaca sobre una de sus esquinas, jugueteando con ella dándole vueltas. Cuando Jessie le lanzó agua al profesor intentó esconder la risa, pero no pudo. Aquella clase era algún tipo de broma. Fue entonces cuando notó el pájaro que tenía sobre su cabeza y le lanzaba confeti. Lo quemó con un movimiento de varita e hizo girar una de las ranas en dirección al mortífago. La rana comenzó a saltarle en la cabeza para molestarlo. Desenrolló una de las grullas y le pasó una nota a Zack.

 

No te atreves a probar transformaciones con la ropa del profesor. Estoy segura de que te falta valor.

Debajo había un pequeño dibujo que le sacaba la lengua al Ivashkov. Cuando Zack le miró, ella también le hizo burla, al igual que el dibujo.

[Zack Ivashkov]

La clase se había vuelto un completo relajo. Jessie transformó un escritorio en un perro que comenzó a corretear persiguiendo los papeles voladores y aturdiendo a todos con su ladrido, mientras que Gatiux sacó una petaca y luego de darle un sorbo al contenido la alzó esperando que alguien se animara a probar el líquido ahí dentro, por supuesto que se trataba de alcohol.

—La carpa de los borrachos — Comentó en tono de broma — Yo me apunto — Afirmó aceptando el reto de convertir aquella clase en una reunión de alcohólicos. Más le valía al profesor volver en sí cuanto antes, de lo contrario tendría que usar la transformación en los pupilos para convertirlos en personas tranquilas y serenas, ya se estaban saliendo de control. Zack centró su mirada en Gatiux y notó que tras quemar el pájaro de papel, le envió una rana saltarina a su cabeza. El primero la apartó con un golpe y la criaturita quedó deformada.

A continuación llegó una nota casi irresistible. Zack estaba siendo tentado por su colega de bando a transformar la ropa del profesor. Una parte de él se sentía capaz, mientras que otra temía que tuviese consecuencias y pudiera ser expulsado de la clase. Una sonrisa traviesa decoró su rostro, y al minuto siguiente ya tenía manos a la obra.

—Morphos— El murmuro fue inaudible, no había forma de que alguien notara que había sido él. La vestimenta de Matt cambió al clásico vestido de una mujer de cuentos muggles, que se hacía llamar “La Bella Durmiente”, claro que en aquél hombre se veía bastante ridículo. La transformación fue posible luego de que Zack hundiera su mano en un bolsillo para entrar en contacto con su varita mágica. Un segundo más tarde, el vampiro le guiñaba un ojo a Gatiux.

[Jessie Black Lestrange]

Veía divertida como la mesa que había trnsformadomen perro correteaba a las frutas y a las ranas de papel, eso me hizo recordar a estrella cuando era una cachorra, lastima que creciera mas rápido que yo. Reí por lo bajo mientras la vos de Gatiux llamo mi atención.

 

-¿Que sera eso que estarán bebiendo?[\i]- pregunte en voz baja poniéndome de pie y caminando lentamente hasta llegar a su lado.

 

Ladee la cabeza observándolo con detenimiento, las palabras de Zack provocaron que soltara una pequeña carcajada sentándome a un lado del chico. Sonreí con coquetería y le arrebate la petaca de la mano con que la sujetaba.

 

-Debe estar delicioso si a esto hemos llegdo[\i]- murmure dándole un trago sintiendo como ardía mi garganta al paso del liquido.

 

Cerré los ojos para evitar hacer una mueca de dolor, pero este rápidamente quedo en segundo plano al ver como la ropa de Matt parecía sacada de un cuento infantil, y no del príncipe de la historia, sino de la doncella.

 

Recargue la frente en el escritorio y comencé a reír sin poder evitarlo, porque no era que a mi hermano le asentara bien un vestido sino que aparte estaba mojado.

[Matt Blackner]

- A quien transformara mi ropa en este vestidito de princesita, debo darle las gracias. No es mi estilo, pero debo reconocer qeu me hace un bonito trasero...lástima qeu ya esté comprometido. - dije.

 

Si, había sido un pequeño lapsus, cansancio tal vez, demasiadas cosas en la cabeza...pero no quitaba que perdiera ojo de lo que había pasado. De las notitas qeu se mandaban seguramente para picarse a transformar mi ropa, a las preguntas de Aine acerca de las leyes de Gamp.

 

- Si pueden burlarse las leyes de Gamp...si, aunqeu no sirve de mucho. Puedes crear una falsa sensación de amor con los filtros de amor, pero debes mantener la dosis de poción eternamente o acabaría por desaparecer. - saqué la varita y apunté hacia la grulla que usaban para mandarse notas. Al momento, se transformó en una galleta. - Es comida. Mordedla, solo tendréis el sabor insípido del papel, y no alimenta. Con el dinero, tenéis el oro de los leprechauns, pero desaparecerá en unas horas. - eran tres ejemplos, y muchas veces, en los que más fallos se cometían.

 

- Les explicaré los niveles de transformación: en el primero, se cambian los objetos en otros objetos diferentes. Además del morphos, que evidentemente, ya saben utilizar, están el duro para convertir cualquier objeto en piedra, con incarcifors transformarán una cosa en una jaula y el scribblifors cambia los objetos en ligeras plumas.

 

Esperaba que tomasen nota de lo qeu iba explicando.

 

- Segundo nivel, o como hacer qeu un objeto pase a ser vivo o viceversa: con avifors las piedras pequeñas se transforman en pájaro, además de pequeñas figuras o estatuas con forma del ave qeu representan. Fera Verto hará que los animales pasen a ser copas mientras que lapifors convierte objetos en conejos y snuffliffors pasa libros a ratones. Mi favorito...el draconifors que provoca la transformación de estatuas de dragón en la criatura qeu representan.

 

Tomé aire para enumerar la última transformación:

- El tercer nivel, el más complejo. Transformar a los propios humanos. No solo un animago, qeu en si se transforma a voluntad en un animal, sino hacer qeu un adversario cambie en lo que queramos. Con ducklifors obtendréis un oponente como un inofensivo patito, mientras que el hechizo pullus los transforma en gansos y con melofors tan solo transformaremos la cabeza de los oponentes en una calabaza.

 

Miré hacia los alumnos. La verdad es qeu aquel vestidito era un tanto apretado, pero seguía pensando qeu me hacía un trasero de lo más genial.

- Lo más importante, que en la transformación debemos tener perfectamente claro qeu queremos transformar y a qeu queremos convertirlo, asi evitamos fallos en la transformación.

 

Caminé hacia la izquierda de la carpa improvisada. Alli, desde el principio, había una puerta, qeu al abrirla, solo dejaba ver oscuridad.

- No crean qeu todo es teoría. Para la práctica, vamos a salir de aqui, seguro qeu tendremos más espacio. Pasen detrás de mi señores...señoritas...

 

Y atravesé aquel marco. La primera persona y la tercera en atravesar aquella puerta aparecerían en una sala a medio iluminar, con grandes mesas. Las paredes tendrían estanterías desde el suelo hasta el techo, aunque tres de ellas se habían volcado. Muchos libros, esparcidos por el suelo, medio abiertos y tirados. Tendrían que tener cuidado, pues además de encontrar la puerta qeu les diera salida hacia la siguiente sala, deberian dar con la llave entre los libros de las estanterías. Cuidado, pues algunos de ellos se revelaban y podían volar hacia quien les rozase.

 

El segundo y el quinto en cruzar la puerta darían a lo que parecía ser la sala de un museo. Animales y plantas de todo tipo, algunos de ellos fósiles, otros, estatuas y figuras de cera, con sus cartelitos y pequeñas explicaciones. Al igual que en la biblioteca, alli deberían encontrar la puerta y la llave, qeu en esta ocasión, era guardada por alguna de las representaciones de exposición.

 

Por último, la pareja formada por la cuarta y la sexta persona en cruzar acabarían en una sala blanca, sin demasiado en especial...excepto porque abría llaves por todas partes, muchas de ellas hechas de pompa de jabón, y que explotarían al mínimo contacto. Otras, de plastilina y cera, que se romperían en cuanto se hiciera un poco de presión. Solo una encajaría en la cerradura, la cuestión era...cual?

[Sagitas E. Potter Blue]

¡Qué aburrida estaba en mi clase de Estudios Muggles! No porque la clase fuera aburrido sino, sencillamente, porque no tenía ningún alumno en este mes y, por tanto, sólo me quedaba ordenar (a los Dioses pongo por testigo que era totalmente necesario) los objetos que se multiplicaban en cajas, estantes y armarios. La limpieza era aburrida, en casa lo hacía Harpo, ¿es que no habían elfos en la Academia que hicieran ese trabajo?

 

Moví dos cajas, saqué un par de libros que coloqué en una estantería, el resto de libros se cayó al suelo, armando un estropicio. Un par de juguetes muggles de cuerda se activaron un momento y después volvieron a quedarse quietos... ¡Un aburrimiento total!

 

Y cuando hay aburrimiento, hay que buscar diversión donde sea. Así que salí del aula asignada a EM y me fui canturreando por los pasillos. Puertas cerradas, clases impartiéndose, maestros enseñando sus conocimientos... Pufff, qué aburrida, mejor si me iba hacia el campus, en los jardines seguro que encontraba alguna forma de divertirme si encontraba algún alumno rezagado. Hoy tenía el día pillastre.

 

Al pasar por un clase, sentí las risas que llegaban del interior. Me picó la curiosidad. ¿Había clases divertidas? Tal vez pudiera conseguir ese conocimiento, aunque ahora mismo me interesaba mucho el de criaturas mágicas, para poder tener un papelito que dijera lo que ya sabía, que podía dominar a las bestias de mi Circo. Para mi sorpresa, al asomarme al pequeño vidrio de la puerta, vi a mi hijo con... ¿con un vestidito de princesa?

 

Arrugué el ceño. ¡Oh, sí...! Es decir, ¡oh no...! Se estaban burlando de él. Mis labios se fruncieron en una mueca de rabia pero enseguida me asaltó una sonrisa. ¡Es que estaba tan mono...! Si le viera Helike en este momento... A punto estuve de usar una lechuza para llamar a su novia y burlarme un ratito de él, pero después me lo repensé. Delante de los alumnos no podía menospreciar a su profesor. Así que me mordí los labios para que no se me escapara la sonrisa, golpeé la puerta con los nudillos y asomé la cabeza.

 

-- Disculpe, profesor Blackner... ¿Hay una fiesta de disfraces? Es que me gustaría autoinvitarme.

 

Y le guiñé un ojo. Tal vez, si no le importaba que mami estuviera presente, me dejaría quedarme y... tal vez hasta participar en ponerle un disfraz de hada, que el de princesita está muy visto.

[Gatiux]

Gatiux le pasó la petaca de whiskey a Zack después de que este transformase la túnica del profesor en un vestido de princesa y le guiñase un ojo. Se había ganado con creces disfrutar del alcohol de buena añada que transportaba la Malfoy allá donde iba últimamente. Cuando se aburría bebía, y cuando se divertía también. Algunos magos más remilgados podrían pensar que tenía un problemilla, pero ellos no sabían nada. Aprobaba el atuendo de cuento que le quedaba ridículo al tal Matt.

 

Miró con el ceño fruncido a Jessie cuando ésta le quitó de un manotazo la petaca a Zack. No conocía a la mujer lo suficiente para que bebiera de SU petaca de buenas a primeras, con aquellas confianzas. Lo adecuado hubiera sido que preguntase si podía beber ella también, o algo parecido. Además, estaba claro que no era una asidua bebedora por la cara que puso cuando el líquido bajó por su garganta.

 

«Si vomita se lo tendrá merecido.»

 

Le dirigió una sonrisa maliciosa a Jessie y luego guardó la petaca plateada. Entre aquellos sucesos el profesor despertó de pronto, comenzando un monólogo acelerado de lo que había de haber enseñado de forma más pausada. Con los codos sobre la mesa y cara de aburrimiento, Gatiux siguió la clase. Los ojos ambarinos de la bruja estaban sobre el profesor, pero en su mente estaba haciendo una lista de cosas que quería comprar en el Magic Mall.

 

«¿Repondrán pronto el Zumo de Mandrágora? Quiero tenerlo.»

 

Volvió a conectar con la clase cuando Matt abrió la misteriosa puerta que no pegaba nada con el resto del mobiliario. Tras la puerta sólo había oscuridad, no sabía nada de a donde le llevaría, aunque cualquier cosa era mejor que estar allí escuchando una charla interminable con un profesor que se dormía por momentos y no contestaba ágilmente a las preguntas que lanzaban sus alumnos. Tal vez lo que hubiese al otro lado intentase matarla. Eso sería mejor que estar allí en la grada. Cualquier cosa.

 

Se levantó de su asiento como si tuviese un resorte y se puso la capa negra sobre los hombros. Mientras bajaba los escalones y se acercaba a la puerta, una bruja demasiado ociosa se acercó al profesor, parecía familiar con el hombre, no se quedó a ver cómo sucedía la conversación, saltó hacia el otro lado, deseosa de enfrentarse a algún reto que le diese un poco de adrenalina...