Libro de la Fortaleza

[Leah Snegovik]

—¿Qué demonios está pasando?

 

Murmuró, con cierta exasperación, al darse cuenta que no tenía la más mínima idea de qué era lo que pasaba. Lo último que recordaba era a Tauro, corriendo cual mujer casada enojada a limpiarla. Y ahora estaba reluciente y desorientada. La llegada de los Uzza había sido tan sorpresiva como el cambio de la estrategia, que pasó de ser grupal a... ¿grupal por parejas? Pestañeó, intentando ubicar a Heliké con la mirada y cuando al fin lo hizo, le lanzó una mirada de "no tengo idea" que era digna de hacerle un monumento.

 

Lo que no se esperaba, era el hecho de que su novia echara a correr de repente lejos de ella. Pensó que estaba siendo un poco exagerada hasta que vio de qué era lo que estaba huyendo: una ola gigante la perseguía, como si tuviera vida propia. Iba a quejarse, lanzando blasfemias a diestra y siniestra para pedir que dejaran a la mujer en paz, pero así como a la Crouchs, una magia poderosa cayó sobre ella. Un incendio la rodeó y lo primero que percibió fue el calor abrumador, amenazando con quemarla si no hacía algo al respecto.

 

Salvaguarda Mágica

 

El conjuro de la Atkins salió de inmediato, haciendo que su cuerpo se volviera intangible y pudiera atravesar cosas, o cosas la atravesaran a ella, dándole una ventaja de protección que sería útil para permanecer más o menos viva en lo que quedaba de contienda. La rubia, aún bajo el efecto del hechizo, salió al trote hasta que pasó las llamas —no sin tener un poco de temor al respecto— y todo lo que la amenazaba quedó atrás. El calor ahora estaba detrás, comprobó

[Zack Ivashkov]

Como era de esperarse, a penas el vampiro el dio una orden al animal creado por Bastian, este último le aplicó un nuevo hechizo permitiendo retomar el control de la criatura y enviándola directo a Zack. Dado que este estuvo realizando el Morphos para la alambrada, no pudo concentrarse bien en el tigre como para evitar que le hiciera daño.

—Maldición — Pensó justo en cuanto el tigre llegó a su posición y estiró la pata hiriendo su brazo con las garras. No podía creer que con un simple movimiento aquella bestia abrió unas líneas en su piel que comenzaron a brotar sangre. —Sectusempra— La punta de su varita estaba fija en el gato salvaje, por lo que el rayo rojizo no tardó mucho en alcanzarlo y dejarlo a él con múltiples laceraciones a lo largo y ancho de su cuerpo. Aquello lo tumbó de inmediato al suelo, sin que pudiera seguir atacando a Zack.

Él tenía que atender sus curaciones, y sabía que podía hacerlo con un hechizo del libro de la fortaleza, pero aquél quedaría de reserva hasta que fuese más oportuno utilizarlo. Simplemente pensó en un —Episkey— Y cerró por completo las heridas en su brazo causadas por el tigre. Solo eso bastó para que sanaran. Entornó los ojos en dirección a Bastian, ya sabe había deshecho de la alambrada y además curado de los daños que esa le provocó.

Se le hacía complicado enfocarse en el duelo estando rodeado de tanta gente y de tantos hechizos que iban de un lado a otro. Cualquiera diría que era una tontería dado que él era experto en batallas. Pero hacía tanto tiempo que no participaba en una con tantos magos y brujas que ahora la multitud resultaba casi abrumadora. Esperaba que los Uzza decidieran acabar con eso pronto, y, que además terminaran todos felices con el curso aprobado y los conocimientos plasmados en las últimas páginas del libro de la fortaleza.

[Mei Black Delacour]

-Oh, mis modales - se dijo mas para si msma que para alguien mas.

 

Rapidamente hizo una leve inclinacion en direccion a Pik, quien la habia hecho desde un principio. Luego, vio como el hombre se defendia de su ataque, lo cual no le sorprendio en absoluto, tenia la certeza de que podria hacerlo facilmente. Se preparo entonces para su siguiente ataque, pero entonces, noto algo que no esperaba de parte de el, pero que de todas formas no desaprovecharia.

 

Volvio a apuntar su varita contra el Macnair, preparando una rapida respuesta.

 

-¡Expelliarmus! - exclamo, haciendo que el rayo saliera justo antes de que Pik pensara su siguiente hechizo, el cual resulto ser un seccionatus que se dirigia a ella. El rayo impacto entonces en Pik, haciendo que saltara la varita de sus manos y cayera a una distancia de cinco metros de el, justo a su derecha.

 

Al instante siguiente, las medias lunas que el Macnair le habia lanzado impactaron en ella, causandole una leve herida que por el momento no tenia importancia, pues estaba ocupada realizando su siguiente movimiento:

 

-Accio varita de Pik - dijo nuevamente, haciendo que la varita rapidamente se dirigiera a ella, la cual tomo con su mano libre y la sujeto fuertemente.

 

Sonrio, aunque una mueca se dibujo en sus labios en cuanto comenzo a quitarse las medias lunas. Se quito todas, las del abdomen, las piernas y los brazos, hasta que al fin pudo ejecutarse una Curacion para sanarse la herida rapidamente, quedando totalmente sana y con la varita de quien habia quedado como su oponente.

[Adryanie]

Se había enojado con su abuelo estaba claro, pero ya tendría luego tiempo para seguir con sus enojos. Ambos estaban siendo bombardeados con hechizos por todo lado. Escuchó las palabras del Gryffindor sin darle mucha importancia, sabía que era cierto lo que él decía pero no quitaba que en parte quisiera matarla así sin más. Hizo una nota mental de reprochárselo luego.

 

—Al parecer todos andan demasiado resentidos el día de hoy — Murmuró recordando a Mónica que también la había agarrado contra ella hace unos minutos.

 

Ella por su parte estaba contenta de su actitud no había atacado a nadie adrede hasta pensó en recordárselo a su líder si alguna vez se sentaba a tomar un trago con ella. Ta vez le diera una estrella de oro por no tratar de asesinar a la gente en aquella ocasión, no sería mala motivación para empezar con personas como ella con problemas en el control de sus emociones.

 

Los guerreros Uzza al fin se dieron cuenta que habían invitados cerca de ellos tratando de matarse sin razón y por fin, les hicieron algo de caso aunque no para mejor claro. Formaron grupos y comenzaron a atacarlos con la fuerza de la naturaleza. Ella era una de las últimas así que vio como a cada uno de sus compañeros les era presentado un reto. Algunos con caras de asustados otros más tranquilos saliendo de sus trampas sin problemas.

 

— ¿Dónde está mi compañera? ¡Compañera! — ¿Gatiux había dicho que se llamaba ? No había puesto atención y más que luego no pudo dar un paso más porque el hielo la comenzó a envolver. — Maldición ....¿qué diablos es esto? — Masculló enojada tratando inútilmente de moverse. Su compañera que divisó a unos metros de ella reproducía un corro de agua caliente que derritió el hielo bajo sus pies. Por un momento pensó en decirle que le echara a ella también pero la verdad era que estaba algo lejos.

 

Recordó de nuevo los hechizos de los libros, al fin y al cabo debía aprender a usarlos y para eso estaba ahí.

 

—Salvaguarda Mágica — Pensó volviéndose de nuevo intangible. Ya se estaba acostumbrando a ese hechizo lo cual le preocupaba. le preocupaba que una de tantas no se acordara de que no era de verdad intangible y chocara con alguna pared o algo similar. Por otro lado pensó en el Barón, al fin podía ir atravesando paredes con el por todos sus negocios. En este caso sirvió para escapar del hielo que la tenía presa. Salió sin dificultad comprobando con alivio que al menos el hielo no la perseguía

 

<<Bueno ¿y ahora qué? >> Pensó.

 

— Yo al que quisiera atacar es a los Uzza ¿ no puedo? Ya me tiene cansada — Replicó Adryanie acercándose a Gatiux que había decidido atacar a Heliké. — Bueno yo iré contra la otra.

 

Leah era su rival en aquella ocasión y a pesar de que había salido de la trampa del Uzza no la había atacado. Adryanie por supuesto no la conocía así que supuso que era una niña buena que no ataca a nadie ....claro.

 

—Orbitum Bestuarium — Pensó apuntando a un águila que se encontraba plácidamente postrada en un árbol observando la batalla — Ataca — Le dio aquella simple orden de atacar a Leah. Lamujer se defendería fácil, no era difícil quitarse un hechizo de esos de encima, al menos eso esperaba... no quería perder su estrella dorada del día.

[Gatiux]

Conforme pasaban los minutos, los ojos de la banshee iban volviéndose fríos, crueles y sin vida. Empezaba a pensar que no sería descabellado matar a alguien si con ello conseguía salir de aquel lugar. Si con ello Badru la dejaba irse con un conocimiento nuevo, ¿qué le importaba la vida de una desconocida que no había visto hasta aquel instante? Su parte mortífaga la instaba a matar y desgarrar, mientras que la otra le recordaba que había demasiadas personas presentes y que no llevaba máscara alguna. Tal vez si se los encontraba de nuevo en el Ministerio se lo reprochasen.

 

«Qué te importa, puedes decir que estabas bajo el influjo de la magia Uzza, que intentabas luchar contra ella pero tu cuerpo se movía sólo.»

 

Aquel pensamiento dibujó una sonrisa maliciosa en el rostro de Gatiux. Los ojos amarillos de la Malfoy habían adquirido un brillo de locura. Vendería hasta a su padre para salir de allí. Movió los hombros para intentar destensarse, la espalda crujió varias veces con los músculos agarrotados. Quería irse a casa, y si para ello tenía que dejar un cadáver por camino que así fuera. De su garganta salió algo parecido a un gruñido.

 

El anillo de Amistad con las Bestias le indicó que cerca de Heliké se había acudido una serpiente venenosa, atraída por el calor que había emanado la zona que habían ocupado Leah y ella. Aquel animal iba a serle de ayuda a Gatiux. La bruja no miraba hacia la serpiente para no delatarla, esperando a que su rival volviera a ser tangible. Cuando aquello sucedió pensó en un «Orbis Bestiarum», la serpiente estaba muy cerca de su enemiga, reptó hacia Heliké, sobre la cual se abalanzó y le clavó los colmillos en la piel, ansiosa, a las órdenes de la Malfoy, inyectando veneno para matarla. Sabía que si no se curaba pronto, aquel veneno sería letal para la otra mujer.

 

Después, la serpiente comenzó a enrollarse alrededor del cuello de Heliké con intención de ahogarla. Una bufanda mortal. La criatura medía metro y medio y tenía fuerza suficiente como para llevar a cabo aquella empresa. La sonrisa malvada se amplió aunque no estaba del todo satisfecha. Una muerte así sería demasiado limpia, faltaba sangre que añadiese dramatismo al asunto. Por lo que sin bajar la varita exclamó:

 

-¡Sectusempra!

 

Un rayo de color rojo salió de la varita de Gatiux, algo que añadiría lo que le faltaba a aquel cuadro, heridas sangrantes que también acabarían con ella. Estaba deseando que muriese para poder salir de allí, para que los Uzzas estuviesen satisfechos y la dejasen partir con un nuevo conocimiento en su cabeza. Adryanie le había dicho algo, pero apenas había sido un murmullo para Gatiux, que había desconectado y se había metido de lleno en la batalla, deseosa por acabar con la vida de la mujer que tenía enfrente.