Jump to content

Mansión Vladimir (MM B: 96425)


Reena Vladimir
 Compartir

Publicaciones recomendadas

-Espera, me estás diciendo que Deiwan a desaparecido?

 

Comprendía todos los estudios que se estaba preparando y sentí que yo también debería formarme en ese campo. Suspiré y lo anoté mentalmente para a finales de mes buscarme una clase a la que acudir.

 

-Lazo tenemos, pero no creo que sacarlo del invernadero sea seguro, lo único, que podemos cerrar todas las puertas con magia y nosotros entrar por allí pero a menos de que le hagamos un hechizo de resistencia al sol, lo cual es peligroso, no nos serviría de gran cosa...

 

Iba a preguntar por lo de los inferis cuando un grito infantil llegó desde la puerta principal y varita en mano salimos a ver quién era.

 

-Silencius! Ithilion no son horas de dar esos gritos, por el tejo!

 

Miré a mi tía que estaba entre sorprendida y enojada por haber hecho callar a su niño de esas formas.

 

-Si me prometes que no vas a gritar mas, te quito el hechizo... Tía es mas de media noche, que hace este terremoto despierto? Has visto a alguien por fuera merodeando?

 

Miré fuera de la mansión y me aseguré de no ver nada por allí. Cerré la puerta y guié a la familia al salón donde se reavivó el fuego, que poco a poco había bajado de intensidad a medida que hablábamos Heliké y yo. Al poco apareció Mohitié bostezando y estirandose, se quedó cerca de nosotros como vigilando por si volvíamos a hacer ruido.

Sacerdotisa·Madre·Compañera


http://oi63.tinypic.com/9qy628.jpg


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

- ¿Acaso, no lo sabías? - le respondí yo, con otra pregunta.

 

- Más que desaparecer, digamos que se ha marchado. Yo supongo que fue hasta el Consejo Vulturi - dije con tristeza- supongo que sería importante para ellos, sino, no nos dejaría así cómo así... Por eso yo fui a buscarlo a Italia y por eso, Matt y Sagitas fueron a buscarme cuando fui raptada por la familia Médici - le dije, y aprentando el vaso, casi lo hice trizas, pero aguanté mi fuerza y los nudillos se me pusieron blancos.

 

Y por supuesto una voz gritó a pleno pulmón que me indicaba que se trataba de Sagitas.

 

- Maldita sea, siempre interrumpiendo - protesté yo por lo bajo, esperando que no me escuchara. Reena le hizo un encantamiento silenciador a Ithilion y éste parecía que ponía mala cara, me reí un poco por la situación.

 

- Dudo mucho que ande rondando por aquí -le avisé con genio a Reena - ya está más que avisado de que no puede pasarse por éste lugar sin recibir un escarmiento - bebí un poco de mi bebida para calmarme un poco a causa de la mala leche que me había producido.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

-Si Heliké, pero nos ha prevenido contra otros...

 

Miré a Sagitas y luego le retiré el encantamiento a su hijo. Tenía que averiguar por qué estaban allí siendo tan tarde y puede que el niño me lo contase.

 

-Akira está durmiendo, es tarde, cielo.

 

Le pasé la mano por el pelo y se escurrió como si no quiesiera que lo tocara. No supe si por enfado o por que estaba llegando a ese tramo de edad en los que los gestos afectuosos eran como echarles corrosivo. Pero no le di mas importancia y me centré en interrogar a mi tía.

 

-¿A ocurrido algo? ¿Estáis bien?

 

Empezaba a ponerme nerviosa y mi mente había comenzado a funcionar a mucha velocidad, pensando en cómo protegernos, qué cosas comprar para proteger la mansión. Y tras unos instantes, los que tardó Sagitas en responderme, apareció una sonrisa en mis labios, porque ya tenía la idea de lo que podía adquirir en el Mall. Mas tarde les propondría una excursión a la tienda, tenía galeones que gastar para proteger a mi familia.

Sacerdotisa·Madre·Compañera


http://oi63.tinypic.com/9qy628.jpg


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Miré a ambas mujeres y no sé cómo, pero noté como mi prima Reena había puesto una ¿sonrisa maliciosa? Era más o menos parecida a la mía (?) y más cuándo sabía que las cosas que iba a hacer no estaban bien vistas por la comunidad...

 

- ¿Qué se te ocurre prima? - le pregunté con una sonrisa picarona...

 

- Que sepas que a veces me das miedo - le dije, guiñándole un ojo...

 

- Yo estoy aprendiendo los libros y muchos de ellos contienen hechizos poderosos, créeme que no se atreverá a aparecerse ahora que sabemos que nos defenderemos ante lo que sea que haga... Es un vampiro normal y corriente, nada de lo que preocuparse - dije yo, haciendo un ademán con mi mano, para restarle importancia. Aunque no podía negar en absoluto, que estaba algo nerviosa por la situación.

 

Aclaré la garganta:

 

- Pero yo creo que, entre las más poderosas de las 3, Sagitas sabe un montón de conjuros...

 

- Pero hasta los mas sencillos suelen ser eficaces, con el tema de la boda, podemos hacer que el lugar sea invisible, o incluso la ceremonia de la pedida - dije yo, encogiéndome de hombros.

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

¿Alguien ha visto alguna vez a una sacerdotisa enojada, pero muy muy muy enojada? Sí, yo una vez vi así a Reena. Bueno, pues así me puse yo cuando mi sobrina Reena lanzó un hechizo a mi hijo. Es cierto que no eran horas, vamos, que ni cuenta que era tan de noche. Pero es que en la PB vivimos un horario diferente, nos levantamos cuando nos da la gana y nos vamos a dormir pues cuando tenemos sueño; y visitamos a sobrinas desagradecidas cuando nos apetece.

 

Pero nada de eso es excusa para agredir a un niño pequeño con magia, aunque sea un sencillito Silencius. Primero me quedé sorprendida puesto que nunca había visto reaccionar así a mi sobrina con un pequeñín y menos con mi hijo. Después me pudo la rabia y, enseguida, exploté. Sólo que lo hice con cautela porque noté que Ithilion también estaba enfadado por el mutis momentáneo que había sufrido y por la cruel negativa de Reena a dejarle jugar con Akira. En otro momento, hasta hubiera reflexionado y pensado que ella tenía razón pero ahora... ¡Uffff....! No, ahora estaba enfadada. Más aún, estaba EN-FA-DA-DA. Así de grande y de gordo era mi enfado.

 

-- Nunca... Nunca más te permitas hechizar a mi hijo -- dije, entre dientes, con la voz muy baja para no asustar a mi hijo. Sin embargo, sabía que mi tono y el fulgor de mis ojos sería suficiente para que ambas presentes supieran que estaba muy enfadada.

 

Tomé a Ithilion en brazos, quien intentaba tocarse la garganta con un dedo, pero por dentro. Si seguía así, vomitaría sobre la Mascota de la Mansión Vladimir, lo que hubiera empeorado las cosas.

 

-- Y tú no te rías de los males ajenos -- reproché a mi sobrina Heliké, quien se reía de Ithilion por lo bajito. Le había oído decir algo antes, pero tenía suerte de que no la hubiera entendido bien. -- Vine aquí a estrechar lazos familiares pero sé reconocer cuando estorbo en un sitio.

 

Erguí la cabeza, elevando un poco la barbilla, para dar una imagen de absoluto enfado a mis dos sobrinas. Reena había quitado el hechizo al niño pero éste no se atrevía a hablar, asustado por lo sucedido, enfadado por la falta de voz momentánea. Ella me preguntó si estábamos bien y le sonreí de forma forzada, mientras daba un beso al niño y lo dejaba en el suelo, pero esta vez sin soltarle de la mano. Me mordí el labio inferior, sólo para no soltar el montón de insultos que se me ocurría. He de reconocerlo, enfadada tengo lengua de verdulera.

 

-- Gracias por tus palabras, Heliké. Sí, es posible que de las tres sea la más poderosa. No lo olvidéis nunca, sobre todo recordarlo antes de hechizar a uno de mis hijos, sobre todo si es el benjamín.

 

Seguía usando un tono suave pero firme porque no quería que Ithilion (que no era tonto y ya notaba algo raro) se diera cuenta de lo oscura que se había puesto mi aura. Vi que se metía un dedo en la boca y lo volví a tomar en brazos. Él posó su cabecita en mi hombro y bostezó. En realidad, Reena tenía razón. Era muy tarde para tener al niño despierto.

 

-- Después de esto... Ya veremos si tienes boda, bonita -- le dije a Heliké, con rabia. Aunque ella no hubiera usado la varita, había reído la "gracia" de Reena. -- Si nos disculpáis, aquí hay un niñito que se va a dormir. Así que buenas noches a las dos y que os den morcilla, a vosotros y a la foto familiar que quería hacer.

 

Estaba tan enfadada con ellas que ni siquiera me planteé que era raro que Heliké estuviera hablando de la boda en la mansión Vladimir y que dijera que tal vez necesitaran un lugar invisible... Supongo que más adelante me plantearía el porqué de todo aquello. Ahora mismo, sólo me interesaba patearles el cul0 por lo sucedido.

kNTUx8c.gifsf6Sw.gifHdDMuO2.pngXXBPo79.gifKRLtVZp.gif

D69M3Vr.jpg

  tOWLU4S.gif  KhGckEc.gif.6e9b2b71e2797bafac6806b66df1d1b0.gif     Icr0JPz.gif

0jsC0dL.pngWliKSjc.pngckkcxVm.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 meses más tarde...

Aparecí en la entrada y todo me pareció muy raro, extrañamente tranquilo para ser el día que era... @ @

 

Sabía que mi prima quería hacer la boda en la mansión sin ser realmente en la mansión y aun así estaba todo demasiado tranquilo...

 

-¿Hola?

 

El eco me devolvió el saludo y me asusté, hacía años que eso no ocurría y no presagiaba nada bueno.

 

Tras unos instantes apareció un elfo, que al verme puso cara de espanto y volvió a desaparecer. ¿Qué leches estaba pasando allí?

 

-¿Taga?

 

-¿Ama? -Ella no pareció sorprendida de verme en la mansión

 

-¿Qué está ocurriendo?

 

-¿A qué se refiere?

 

No entendía nada y estaba empezando a marearme, sin saber muy bien si de impotencia, desconcierto, rabia o curiosidad. Pero estaba segura de que me estaban intentando dar por tonta.

 

-Hace un rato debería haber empezado la ceremonia de Heliké y Matt, pero esto está extrañamente tranquilo...

 

Si ahora mi elfina me decía que estaban todos en la capilla, caería redonda por mi es.tupi.dez, aunque lo único que estaría haciendo es retrasarme aun mas. En fin, así era yo.

Sacerdotisa·Madre·Compañera


http://oi63.tinypic.com/9qy628.jpg


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 1 mes más tarde...

Bajé del Autobús Noctámbulo cuando la luna se escondía y los primeros reflejos del sol daban un aire luminoso a la noche que se escondía. Respiré el aire de Ottery, un aire olvidado después de casi un año de ausencia. Miré alrededor en busca de los detalles que le daban familiaridad a aquel pueblo que tanto había amado. Allá estaba la plaza, por allá asomaban las siluetas de varias mansiones. Aquella de allá parecía la entrada de la Pottr Black y, más atrás, creí reconocer la Rambaldi. Me sentía feliz recordando cada uno de los detalles que había vivido en ellas pero mi vista buscaba otra: la Vladimir. Mi casa.

 

Un elfo me acompañaba, era mi gran amigo Montmeló, quien me había acompañado en mi año sabático, escondido para que los muggles no lo conocieran. Ahora venía cargado con un montón de regalos y maletas que sujetaba de alguna manera especial, puesto que no me había dejado cargar con ninguna.

 

Avancé hacia la entrada de la mansión y toqué con cariño la puerta de entrada, reconociéndola con el tacto. Cerré los ojos y pensé con fuerza en los seres queridos que esperaba encontrarme en ella: mi madre, sobre todo, Reena era la mujer más sufrida pues estaba segura que esperaba mi regreso. Mi tía Sagitas, quien seguro que me iba a reñir como si se acabara el mundo por mi ausencia; mis primos Matt y Heliké, quienes, según me habían dicho, aún no se habían atrevido a casarse, seguro que esperando que yo pudiera acudir a la ceremonia. También esperaba ver a la tía Cye pues echaba de menos todas sus enseñanzas que me dio siendo una jovencita. Esperaba que las tres sacerdotisas me llenaran de besos. Yo, a mi vez, intentaría llenarla de regalos que había adquirido para ellas. ¿Cómo estaría Akira? ¿Y el pequeñín de la "ojo loco"? Había mucha familia que deseaba encontrar en la mansión.

 

Por eso, en cuanto abrí la puerta, corrí hacia el interior de la casa, llamando a gritos a mi familia. Era una chica de modales, sabía comportarme en sociedad pero ansiaba abrazar a todos. Aunque antes tendría que darle a Taga el ramo de girasoles que había traído del viaje, para que los pusiera en un jarrón.

 

- ¡Mami, mami! ¡Llegué! ¡¡He vuelto, mamiii!!

 

¿Quién me recibiría en la casa?

 

http://i1073.photobucket.com/albums/w390/XellVladimir/imagxell/august_by_nerinfox-d5cceht_zps41371f00.jpg

  • Me gusta 1
  • Love 1

YyV85FY.jpg

7sfPjxW.gif NiqQIUZ.gifidFgtQA.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Bajé los pies del brazo del sillón, aquella voz no era la que solía inventar mi cabeza desesperada, me había parecido mas real; pero no era la primera que me lo parecía y por ello volví a subir los pies al sofá, mientras acariciaba el pelo azul de Akira que se había puesto en pie, ignorando las construcciones de madera que estaba usando hacía unos instantes.

 

- No pasa nada cielo, perdona por asustarte.

 

Sus ojos se volvieron hacia mi y su sonrisa, de placida, pasó a ser alegre, solía sonreír así los sábados cuando se juntaba con Ithilion pero hoy no era sábado...

 

-Mami, llegó Xell.

 

-No creo... -iba a decirle que no creía que fuera cierto que se lo estaba imaginando, pero estaba segura de que no compartía unión mental con mi hijo, por lo que si él también lo había escuchado...

 

Akira salió corriendo del salón, había crecido mucho desde un tiempo para acá y la velocidad de movimiento era por tanto mayor.

 

Le escuché gritar de felicidad y entonces reaccioné, saltando del sofá y corriendo hacia el hall en el que me encontré con una rubia conocida, abrazada a un manojo de flores lo mas amarillas posible. Sentí calor en el pecho. Era agradable volver a ver a aquella muchachita a la que tanto quería.

 

-El árbol te bendiga Xell, bienvenida a casa!

 

Dije antes de abrazarla con fuerza y terminar de espachurrarle las flores que había empezado a deshojar Akira sobre su cabeza.

Sacerdotisa·Madre·Compañera


http://oi63.tinypic.com/9qy628.jpg


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 semanas más tarde...

http://fundacionlumiere.org/wp-content/uploads/2013/02/El_Chico004.jpg


Para la mujer, aquello fue lo más difícil que había hecho en su vida. Para su desgracias, sus padres eran magos venidos a menos que no le dejaron nada en la vida, excepto una conciencia de la Magia que ella no había heredado. Sí. Era una Squib, una maldita muggle conocedora del mundo mágico al que nunca podría acceder. Ese hecho hizo que tuviera un carácter huraño y desagradable. El hecho de haberse quedado embarazado siendo una jovenzuela sin desposar, a quien abandonaron con el niño recién nacido, agrió mucho más su carácter. El hecho de que el pequeñín, desde que abrió sus ojos al primer día de nacer, demostrara el poder mágico que tenía en sus manos, no ayudó a mejorar su carácter.

Así que, en un ataque de lucidez, decidió abandonar a su hijo a una familia mágica que estuviera acostumbrada a objetos que vuelan y movimientos insospechados de cualquier objeto. Ella ya no podía más, no podía vivir con un... un... monstruo... que dominaba la magia. ¿Qué pasaría cuando creciera?

Era una squib amargada pero conocedora de dónde buscar. El único pueblo mágico que conocía lo bastante lejos de su pueblo natal era Ottery. Pasó algunos días en el Ministerio de Magia de Londres, investigando las familias mágicas y su parentesco. Vio muchos nombres que sus padres repetían a menudo, algunas familias de gran abolengo en la magia que podrían hacerse cargo del bebé pero también deshacerse de él. Los magos de familias tan abolengas son muy restrictivos en la entrada de niños ajenos.

 

Al final, sólo tres o cuatro mansiones la convencieron para dejar al bebé en el lindar de su puerta. Finalmente, la mujer consiguió elegir la que consideró mejor preparada para soportar a aquella criatura. Así que un domingo, al anochecer, cuando la luz nocturna desfiguraba su contorno, entró en el pueblo, con el niño en brazos; caminó hacia la Mansión Vladimir y tocó al timbre. Después dejó el bebé dormido en el suelo, al lado de la verja, con un papel escrito a mano con un simple bolígrafo BIC.

 

“Querida Familia Vladimir:

Se llama Eufrasio Geriberto.

No puedo atenderlo, es capaz de hacer magia con las manos y sólo tiene cuatro meses de edad. Me está volviendo loca y acabaré por cometer una tontería. Os lo dejo para que lo cuidéis y apruebo su adopción si es necesario, con esta carta. Sé que tenéis menores a vuestro cargo, con contactos con otras familias con niños y que tenéis una guardería para niños mágicos. Confío que le deis la oportunidad de desarrollar su talento, algo que no podría hacer yo. Sabréis hacerle dominar sus poderes mágicos mientras que yo los sufro sin saber cómo enseñarle a no hacerlo. Además, sé que sois sacerdotisas y no os desharéis de él. Sé que lo cuidaréis como si fuera vuestro. Confío en ello.

Espero que sean felices con él. Yo soy incapaz de cuidarlo.

La madre de Eufrasio Geriberto."

 

Después echó a correr, alejándose de la mansión. No se sentía mal por lo que había hecho sino libre. Pero no podía permitir que la pillaran allá. Odiaba de nuevo ser una decadente squib y no saber aparecerse, como sus padres.

http://i228.photobucket.com/albums/ee150/sagitaspotter/1172965d-6ef6-4c9a-9c8f-acba8a4ff267_zpsjfo4gycv.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Una voz infantil me recibió en la casa de mamá. No lo reconocí. Sólo el pelo azul me dijo que estaba ante Akira. ¡Había crecido tanto!

 

- ¡Hermanitoooo! ¡Estás enorme!

 

Lo seguí cuando corría a mi alrededor y di varias vueltas, girando sobre mis pies. Me alegraba mucho verle así, tan grande, tan desarrollado. La última vez que le vi aún gateaba.

 

- ¡Me vas a marear! - le dije. - Deja que te dé un beso, Akira.

 

Entonces sentí la voz de mamá. Era tan dulce como la recordaba. Primero me recibió con un tono cortés, con el saludo de las sacerdotisas, que le repetí enseguida.

 

- ¡Qué el árbol te bendiga, madre mía! ¡Gracias por la bienvenida!

 

Después la abracé, con todo el cariño y el amor que tenía retenidos en mi corazón desde mi ausencia. Duró mucho tiempo mientras pude, a pesar de que los girasoles ya no eran el presente para mi madre como hubiera querido. Sonó el timbre de la puerta pero no quería deshacerme de aquel abrazo. Sólo unos gemidos como de gatito pequeño, maullando con pena. Volví la cabeza, Taga no aparecía y solía ser ella quien atendía las visitas, pero no me había recibido a mí ni abría la puerta ahora.

 

¿Podría ser que estuviera enferma? Apartarme de mami fue penoso, sentía muchas ganas de llorar y pedir mil disculpas por alejarme tanto tiempo de su lado. por ello, me sequé una lagrimita con la punta del pulgar y salí hacia la puerta, dándoles la espaldas a los dos seres más queridos de mi familia. Cuando la abrí, atraída por el maullido del gatito, vi que había una cesta en el suelo. ¿Quién dejaría gatitos en una cesta?

 

- Pobrecitos - murmuré. Me agaché y tomé la cesta con cuidado. Pesaba bastante para ser gatitos. Destapé la mantita que les cubría. Me quedé boquiabierta. Era un bebé.

 

Lo tomé con cuidado y entré de nuevo en la casa. Me acerqué con cuidado a mamá y puse un dedo en mi boca, pidiendo silencio a Akira, quien saltaba para ver aquello que traía en brazos.

 

- Mami... Es un bebé. Trae una nota.

 

No tenía porqué esperar que ella la leyera primero pero era su mansión, era la matriarca y era mi mamá. Acababa de regresar. Ella sabría qué hacer con aquel bebé que gemía como un gatito.

 

 

 

 

¡Loca! ¡Te has atrevido!

YyV85FY.jpg

7sfPjxW.gif NiqQIUZ.gifidFgtQA.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.