Prueba Final

[Zack Ivashkov]

Zack se estuvo preparando mentalmente para el inicio de un duelo que podría durar el día entero si no se ponía a planear alguna estrategia para acabar rápido con Lisa. Aquella mujer resistía un par de hechizos, y sabía bien cómo defenderse o salir de aprietos, lo cual lo hacía estar muy alerta y no subestimar el hecho de que estuviera frente a una fenixiana. En cuanto notó que su vestimenta cambió, supo que daría inicio el encuentro. Claro que para el resto hacía rato que había empezado.

Una vez Lisa invocó su daga, provocó un corte en el pulgar derecho del vampiro, quien tuvo que aligerar la tensión al sostener su varita, pues la sangre comenzó a correr con pisa. Por suerte eso no le impediría sostener el arma mágica, solo tuvo que tomarla con menos elegancia, como si fuera una vara cualquiera. De igual forma, no necesitaría puntería para su siguiente movimiento, pues no tenía planes de curarse sin antes atacar.

—¡Maldición!— Pensó. Y no, no se quejaba del dolor en su dedo. Era un hechizo que aplicó sobre Lisa, de manera que su siguiente movimiento se viera impedido o derivara a una versión ridícula del original, lo cierto es que no saldría cualquier conjuro que la bruja hiciera. Se limitó a esbozar una sonrisa, y, ahora sí pensar en un episkey que le cerrara la herida en su pulgar provocada por la daga de Lisa. Aquello bastaría de momento, quizás luego podría pensar en atacar con algo más interesante.

—Espero que disfrutes el duelo, desde hace rato tienes ganas de intentar matarme — Le dijo en voz alta sabiendo que tenía toda la razón —Claro que eso sólo quedará en un intento, y tú lo sabes bien — Aseguró una vez más con toda confianza en sí mismo.

[Mei Black Delacour]

Al fin, la llave había sido encontrada y conseguida por aquellos que se había atrevido a entrar a las inmediaciones del dios Odín. Éste, lejos de expulsarlos o algo similar, o incluso mucho peor, sencillamente los dejó vagar por el lugar mientras no se atrevieran a tocar nuevamente a una de sus valquirias, ya se había derramado demasiada sangre divina como para seguir haciéndolo.

 

Acto seguido, los Uzza aparecieron para cuando la llave fue conseguida, lo cual indicaba que, como la vez anterior, deberían de mostrar sus habilidades respecto a los libros para saber si estaban o no capacitados para poder lograr hacerse con el poder del ahora Libro de la Sangre. Mei lo observó desde lejos, eran cuatro, dos de ellos quienes ya se habían presentado anteriormente en la clase pasada para lograr poner orden a la situación.

 

De pronto, la plaza donde se encontraban cambió, adquiriendo la forma de una arena de batalla, junto a un domo de cristal que los encerró por completo, dejando en el lado exterior a los Uzza, quienes no se inmutaron ante lo sucedido y, por el contrario, pareció que se acomodaban para observar en detalle.

 

Mei no se encontraba de humor para batallar, la clase había sido demasiado para ella, no porque la hubiese superado físicamente, sino que había acentuado todos los temores que rondaban por su mente desde hacía días. Pero si estaba allí, a fin de cuentas debería de afrontar el desafío y ganarse el derecho de vincularse con el libro.

 

Soltó un largo suspiro y sin más, comenzó a caminar en busca de su contrincante, a la cual encontró y se dispuso a colocarse delante de ella, pasando por detrás de ella y rozando sin querer su mano con la de Taurogirl. Luego de ello, se colocó a unos siete metros de ésta y, con Aukan ya en mano, se concentró por un momento en observar su alrededor, notando que uno de los pilares con una majestuosa estatua de una renombrada valquiria se hallaba a unos cinco metros de su posición, justo a su izquierda.

 

La primera en moverse entonces fue su oponente, quien le propinó un absorvere, quebrándole la mano con la que acababa de tomar su varita, pero rápidamente la cambió de mano y sin perder tiempo, ya planeó una estrategia que llevaría a cabo.

 

–Floreus – dijo, haciendo que el efecto impactara inevitablemente en la líder mortífaga, impidiéndole el realizar algún hechizo que requiriera del uso de su varita, lo cual la limitaría mucho a la hora de realizar su siguiente movimiento, por no decir que sería casi imposible de eludir.

 

Una sonrisa se dibujó en sus labios, para unos segundos después, hacer su siguiente movimiento:

 

–Obedire – murmuró apenas, logrando realizar uno de los hechizos que el libro de la sangre proporcionaba, una marca de sangre la cual había efectuado sobre Taurogirl en cuanto la había rozado. De esta forma, la mujer quedó bajo su completo control durante unos segundos escasos que no tardaría en aprovechar –. Tira tu varita, lejos – ordenó, para que así la mortífaga lanzara a una distancia no menor a tres metros su arma mágica, dejándola de esta forma casi en su totalidad expuesta.

 

Curación pensó por último y de forma adicional, logrando sanar la herida que el absorvere le había causado, quedando su mano totalmente sana ya que se había tratado de una herida apenas leve como para preocuparse demasiado.

[Anne Gaunt M.]

Prueba. Otra prueba. Anne no conseguía salir de su asombro al darse cuenta de lo que aquello significaba. Una vez más, tendrían que batirse en duelo para poder conseguir los poderes del Libro de la Sangre, cosa que no le molestaba si no fuera porque una vez más su contrincante sería su propia cuñada. Suspiró, poniendo los ojos en blanco, y luego sacudió la cabeza mientras observaba como dioses, valkyrias, guerreros e incluso uzzas les observaban desde el otro lado de aquel extraño cerco con el que les habían atrapado. De repente, se sintió como una gladiadora en medio de un coliseo.

 

— Esto es increíble —murmuró, con tono cansado. Tras esto, dirigió su mirada a la Karkarov, que ya la observaba a ella y comentaba la posibilidad de que alguna de las dos acabaran en San Mungo. Asintió con pesadez y luego se encogió de hombros—. Llevas razón, querida, parece que estos guerreros uzzas se han empeñado en que tengamos un conflicto familiar —respondió ella, con gesto burlón. Pero enseguida recompuso su gesto con seriedad, pues acababa de perder el pantalón y éste le había picado, envenenándola—. ¿Que no decías que no iba a quedarme desnuda nada más empezar? Porque yo siento que estoy enseñando el trasero, Valkyria —protestó, aunque sin poder evitar soltar una risita. Notaba la molestia en la pierna, el veneno comenzaba a hacer efecto, así que lo mejor sería ponerle remedio cuanto antes. La avispa marina, fuera de su hábitat natural, había muerto al instante y se había convertido nuevamente en el pantalón de la Gaunt, ahora tirado en el suelo. Anne lo pateó con fuerza para alejarlo un par de metros de ella y luego apuntó a su propio zapato con su varita—. Morphos.

 

El zapato se transformó en un bezoar, el cual ingirió para detener los efectos del envenenamiento. A continuación, alzó la mirada nuevamente para observar a su cuñada y la apuntó con la varita directamente, a la par que se llevaba la mano derecha al pecho para palpar bajo la ropa que le quedaba que los amuletos estuvieran en su lugar. Tras comprobar que estaban en su lugar, Anne se desprendió de su prenda superior quedando prácticamente desnuda. Luego sonrió a la Karkarov y alzó una mano en señal de inocencia.

 

— Total, en vista de que estás empeñada en dejarme sin ropa delante de todo el mundo allá por donde vamos, pues hoy me adelanto y ya me desnudo yo sola —le explicó, ahora sí soltando una carcajada. A continuación y sin dejar de apuntar a Valkyria directamente, entrecerró los ojos y se dispuso a realizar su primer movimiento—. Morphos.

 

La prenda superior de Valkyria desapareció para transformarse en una pequeña araña muy venenosa que le picó inmediatamente, inyectándole su veneno. Si no se sanaba correctamente, probablemente perdería la vida en pocos minutos. Aunque, por supuesto, Anne no consentiría que ocurriera tal cosa.

[Hades Ragnarok]

El cainita esperaba que algo fuera de lo normal sucediera pero sabía que n o seria así, sospechaba y claro estaba que la directora tranquilamente podía evitar aquel rayo que él le había lanzado. Ladeo la cabeza, aquel sería un juego, el problema sería el momento en que pudiera acercarse a ella para usar la daga del sacrificio la cual no había invocado aun. Se movió unos cuantos pasos hacia su derecha observando lo que sucedía un poco mas allá de los terrenos, vio como la lucha había empezado para algunos, pero él, tenía que estar pendiente de su propia batalla, luego podría ayudar a los demás si es que era el caso.

 

Dibujo una mueca al ver como la mujer se hacía intangible contra aquel rayo. Negó con la cabeza divertido, la verdad es que esperaba que ella hiciera un protego pero aquello también servía en la situación en que ambos estaban, solo que ahora era el momento de demostrar que había aprendido la lección por lo que rápidamente movió la varita.

 

-¡Expelliarmus! –dijo el Ragnarok antes de que Agatha usara el Maldición. Un rápido rayo rojizo salió directamente hasta la mano donde la directora de la universidad tenía la varita provocando que la soltara cayendo a una distancia de tres metros (3) y quedara desarmada por lo que ahora debía recuperarla.

 

-Claro que fue sin querer, simplemente se me salió, digamos que fue sin querer queriendo –dijo el vampiro divertido- y cómo ves ahora por no creerme vas a tener que ir a buscar tu varita –dijo en falso tono de tristeza.

 

Sin embargo noto que había algo extraño en el ambiente, observo a un lado y vio como aquel domo empezaba de una u otra forma titilar y perder su energía provocando que comience a fallar, la parte que no se espero fue cuando aquellas Valkirias comenzaron a rodear el sitio con sus arcos preparados. Podía escuchar el rugir de todas aquellas voces en guerra y que pedían la cabeza de los intrusos, más aun, por causarle daño a sus hermanas las cuales habían intentado evitar que llegaran hasta allí.

 

-Yo no tuve la culpa y ahora me van a culpar por esto también –dijo el Ragnarok- esta es la parte injusta de la historia y aun deberé seguir pagando mis errores –murmuro.

 

No se equivoco cuando, un par de segundos después las flechas comenzaron a volar hasta muchas de aquellas posiciones, sin embargo, estaba preparado. La maldición que había lanzado Agatha no habría funcionado igual ya que su siguiente movimiento era pensado conscientemente, aunque esperaba no tener que recurrir a él tan pronto.

 

-<<¡Salvaguarda Mágica!>> -pensó el vampiro dibujando una sonrisa en su nívea faz mientras miraba a los ojos de la Gryffindor y haciéndose intangible por lo que la flecha que había lanzado aquella Valkiria traspaso el cuerpo del cainita sin hacerle ningún daño clavándose lejos de él.

 

Un segundo después el domo recupero su forma normal protegiéndoles, pero la primera parte del caos se había dado ya, al menso ahora podían seguir jugando o demostrando que eran dignos de aquel conocimiento sin que nada les molestara… o eso esperaba.

[Ky.]

Elizabeth miraba a su oponente mientras escuchaba las palabras de su prima, así que ella creía que nadie moriría pero para la morena esas palabras sólo eran una negación. Era obvio que tanto los guerreros Uzza como ahora las Valkyrias buscarían encontrar una manera de matarlos. Eso era sino antes su propio compañero de duelo no los mataba antes.

 

Estaba a punto de decirle algo a la Karkarov, cuando pudo ver que el domo se habría y una flecha iba dirigida a ella, al mismo tiempo que la estatua que minutos antes había parado su desmaius se dirigía a matarla. No lo pensó más y casi al tiempo en que las dos cosas iban a lastimarla pensó Salvaguarda Mágica.

 

Por lo que de inmediato se hizo intangible, haciendo que las dos cosas que iban a dañarla la traspasaran, sonrió cuando eso ocurrió. De inmediato apuntó su varita a la capa que la Ivashkov llevaba puesta y pensó Morphos, de inmediato la capa que esta llevaba se transformó en una mamba negra que empezó a enrollarse en el cuerpo de esta hasta que sus colmillos se encajaban en la piel de su víctima.

[Leah Snegovik]

Salvaguarda Mágica, pensó, intercalando la segunda acción de Elizabeth. Su cuerpo se volvió intangible, para que las flechas de las Valkyrias pasaran a través de ella sin hacerle daño. No miró hacia abajo cuando la punta afilada de una de ellas pasó por su pecho, ahí donde estaba su corazón, tampoco hizo mucho más que mirar fijamente a la mujer mientras intentaba atacarla. ¿Dónde estaba atacando? Quizás en algún lugar tras ella, o quién sabe dónde, pero el Morphos estaba destinado a una capa que ella no portaba y por lo tanto no le hizo daño alguno. Lo que aprovechó para atacarla.

 

Maldición, volvió a pensar, usando la ventaja que había ganado al intercalar porque ahora ella no podría hacer mucho al respecto. El siguiente hechizo/invocación que Elizabeth pronunciara saldría mal, como una versión completamente ilógica de lo que fuera que quisiera realizar y eso la haría perder una acción. Y teniendo dos, sería algo a favor de la Atkins. Sólo era cuestión de tiempo para que la atacara fuerte, pero, una vez que el efecto del Salvaguarda que ella había invocado terminó, el Vitae había regresado por sus pasos y ahora que era tangible, se lanzó contra su espalda buscando de causar graves daños tanto con sus garras como con sus dientes.

 

—Esto empieza a gustarme —admitió, con una sonrisita.

[Lisa Weasley Delacour]

Cada libro era un mundo. Totalmente diferente del otro. El primero, el que todos podíamos usar sin ningún tipo de preparación solo te mostraba lo que los Uzzas podían lograr. El segundo, el cual ya tenia vinculado, confería dones curativos y de defensa. Este, el de la sangre, era considerablemente mas bestia. Se jugaba con el liquido vital a niveles que jamas había sospechado, usando tu cuerpo como bien quisiese el rival.

Zack había aceptado mi herida casi sin trastabillar, aunque por el rabillo del ojo vi como murmuraba en mi contra, seguramente palabras poco corteses. Sonreí, movida por la adrenalina del combate. El accionar del Invasivo fue mas que oportuno. Me maldijo, negando así la posibilidad de herirle con mi siguiente movimiento. Era como volver a los aquelarres medievales aquello. Tenia que pensar y usar el entorno a mi favor.

- Aguamenti – El chorro de agua, como supuse, impacto en mi cara, al mismo tiempo que una flecha, lanzada por las Valkirias que rodeaban el domo, entro en contacto con mi pierna derecha. No me impedía caminar, pero si me molestaba. El dolar no era tan intenso como me hubiese supuesto. Negué. Odiaba que el castaño tomase ventaja en el duelo, no obstante, seguíamos siendo profesores y temamos que enseñar los efectos de todos los conjuros.

Me quedaban aun un lapso de tiempo para curarme la herida de mi pantorrilla, la cual no sangraba demasiado. Yo también quería ver como Zack evitaba aquel hechizo. Aunque fuese un rival, aprender una estrategia siempre era bienvenido. Pensé un – Maldición – que llego a Zack en menos tiempo de lo planeado. Era no verbal y muy notorio Su conjuro pertinente seria irrisorio como poco. No funcionaria como el quisiese. Como me había sucedido a mi.

[Zack Ivashkov]

Lisa supo cómo evitar que la maldición le afectara un movimiento importante, invocando un chorro de agua que inexplicablemente saltó hacia la cara de ella misma, aunque la varita no la estuviese apuntando en su contra. Zack se limitó a sonreír, reprimiendo una carcajada. Estaba maravillado con su nueva forma de impedir ciertos ataques, además de ansioso por poder aplicarla en un asalto multitudinario. Claro que para ello tenía que esperar que los Fenixianos se dignaran a salir de sus gallineros.

Mientras el hombre se curó escuchó que su oponente le lanzaba la misma maldición. Él sí sabía cómo deshacerse de eso de manera provechosa para el duelo, no dudaría en inclinar la balanza a su favor, de eso se trataba el encuentro. Justo cuando se disponía a responder con un ataque violento, el domo desapareció agrupando una docena de valquirias ansiosas por atacarlos. Unas flechas alcanzaron a los magos, pero por suerte a Zack sólo le impactó una en el brazo izquierdo. Se animó a extraerla con rapidez, procurando no hacer más daño. De Todas formas la herida quedó, él no se curaría todavía.

—Seccionatus — Pensó sin que el hechizo maldición le afectara, no estaba pronunciando nada, su boca se mantuvo cerrada. Doce medias lunas de plata, filosas, viajaron hasta el cuerpo de Lisa. Iban con intención de perforar cada miembro de su anatomía, y a juzgar por la exactitud con la que Zack apuntaba, seguro lograría el objetivo. Sin perder más tiempo realizó un segundo ataque — Expelliarmus — Un rayo azul partió de su varita en dirección al mismo objetivo, la reina de Rumania. De impactar, haría que su varita volara a dos metros lejos, quedando vulnerable por un corto pero provechoso momento.

Ahora que tenía un hueco en sus agitadas acciones, el hombre se dispuso a realizar el hechizo curación aprendido con los Uzza, para sanar la herida provocada por la flecha que una valquiria le lanzó. Por suerte el domo volvió a cerrarse dejándolas fuera del ataque. No necesitaban centrar su atención en aquellas féminas ansiosas por destruirlos. Aunque después de todo se lo merecían, eran unos invasores.

[Lisa Weasley Delacour]

Y de perdidos al rio. Definitivamente. Dentro del domo y en presencia de los Uzzas es cuando hay que probar. Es un combate si, ganar esta presente en todos y cada uno de mis poros, no obstante, cuanto mas sepas de los nuevos conjuros, como usarlos, como se defenderá el rival, mas opciones tienes de luego aventajar a tu bando en una batalla real. El hecho de que te salga mal una vez es, quizás, el mayor aprendizaje de todos.

En cuanto sentí como las filosas medias lunas viajaban a mi encuentro, actué. No espere a que estas impactasen, porque sabia que lo harían. Un poco de dolor mas no me haría nada. Sin preocuparme por ninguna de ellas, levante a Km con rapidez y conjure un – Strellatus – Mi efecto salio antes que su segunda acción, en este caso un expelliarmus. Así a Zack le impacto un fuerte flash en lo ojos. No solo eso sucedió en aquel mínimo lapso.

Al tiempo que mi luz incidía en sus castañas pupilas, mi cuerpo elimino la distancia que nos separaba hasta quedar a unos dos centímetros de su persona. Al estar momentáneamente ciego y al no saber mi posición real, pues había cambiado esta, no solo había impedido que el expelliarmus me diese, sino que también había logrado mi objetivo inicial; poder tocarlo. Alague la mano y la posicione sobre su cuello descubierto.

La marca de sangre estaba hecha. Ademas que con sangre real, pues esta resbalaba por mis brazos al tener incrustadas aquellas medias lunas – Obedire - fue lo siguiente que salio de mis labios, haciendo que el Ivashkov actuase a mi voluntad. Supe que el conjuro había hecho efecto cuando y por un intenta logre sentir su negra aura. No podía hacer que se autolesionase. Era muy típico. Alce la voz para que me escuchase bien y dije.

- Quitarme la flecha que la Valkiria lanzo a mi muslo y curarme - Así el gastaría una acción y yo habría logrado sanarme de una de mis muchas heridas.

[Ky.]

Pudo ver como su mamba negra se encontraba en el suelo, algo lejos de donde debería estar, por lo que se extrañó, estaba casi segura que había visto a la Ivashkov con aquella capa en su haber. Las cosas en esa clase se estaban poniendo buenas, al menos se divertía un poco más de lo que se había divertido el libro pasado.

Los ojos azules de la demonio recorrían el lugar, aunque parecía distraída supo adelantarse unos segundos a su rival, y aun que era consiente que posiblemente de nada serviría aquello de sus labios salió:

—Floreus. —de la varita de la mujer frente a ella debería de salir un racimo de guirnaldas. Las flores favoritas de la Malfoy, y con las que quería molestar un poco a Leah. Al ver que solo se habían dedicado a un intercambio de hechizos sin razón trato de tener una conversación con la chica.

—Tienes razón, esto empieza a parecer entretenido… —sonrió y camino dos pasos hacia atrás, marcando casi medio metro más de separación de lo que ya tenían —Este lugar parece más entretenido que la Sabana del libro anterior… Daga del Sacrificio.

La daga apareció entre sus manos y mientras se cortaba cerca del hueso de la clavícula, murmuró dos palabras en latin:

—Immolo Oppugnare. —de esa manera a la Ivashkov le aparecía el mismo corte en su piel. Y ahora ya tenían un vínculo de unión más fuerte.(?) Elizabeth estaba lista para cualquier respuesta o sorpresa que les quisiera dar el domo en el que se encontraban.

—Creo que ya me han de odiar… pero, ¿por qué insisten en hacer los juegos del Hambre mágico con nosotros? —preguntó mirando hacia el domo sabiendo que no iba a obtener ninguna respuesta.