Castillo Karlštejn (MM: 108937)

[Ethan Lenteric]

Había visto cosas en la mente de Emilia que lo habían dejado pensando, cosas que quizá no tenía que saber con respecto a la bruja y que ahora lo hacían sentir como un intruso en sus mas profundas memorias. Para poder concentrarse en su tarea tenía que dejar de pensar en ella, en esa tonada de piano que no conocía y en ese sentimientos que lo había invadido. Fue así durante dos horas en las cuales lucho contra si mismo sin embargo al comunicarse con ella los recuerdos lo inundaron de nueva cuenta.

 

Ahí estaba de nuevo esa tonada de piano, quizá se tratara de una composición de ella pero... ¿que tenía que ver con él?

 

Se levantó de su asiento para poder caminar al ventanal del estudio, miró hacia afuera y sonrió observando el clima. No era caluroso, al contrario, era nublado y fresco. Perfecto.

 

-Estoy en mi estudio, estaba revisando tu libro... Podemos salir pero temo por tu estado físico, ¿segura que puedes caminar?-Preguntó siendo consciente de la debilidad de Emilia y del deterioro de su cuerpo al ser atacado de esa manera por Morrigan.

 

Salió de su estudio y caminó con paso firme hacia la habitación de ella, aquella habitación que observaba silenciosamente algunas noches esperando a que ella apareciera. Recordando miles de vivencias juntos como las charlas en la madrugada y los hechizos de juego que algunas veces practicaban. El olor a lavanda impregnaba el ambiente y ahí, Ethan en penumbras, no paraba de pensar en cuanto la extrañaba. Quería saber de ella pero a veces con solo desear las cosas no basta y eso lo sabía a la perfección.

 

Al llegar a la habitación de la pelirroja tocó la puerta con sus nudillos antes de entrar, al verla junto a la ventana sonrió ampliamente y se acercó a ella tan solo para tomarla de la mano y dar un beso a su dorso.

 

-¿Como se encuentra Madame Malraux?- Preguntó manteniendo la vista en ella, después de todo si parecía de nueva cuenta la Emi de antaño. Quizá no en apariencia pero si en esencia y eso lograba tranquilizarlo. -¿No tienes frío? El vestido que usas es demasiado vaporoso, es seda...- Las palabras del Lenteric iban acompañadas de un vistazo a la prenda que portaba Emilia y una mueca un tanto de desaprobación. Estaba seguro de que si la hubiese visto en compañía de otro hombre con ese vestido de inmediato la hubiese reprendido. ¿Celos? quizá.

 

@@Emilia Malraux

[Emilia Malraux]

Escuchar su voz era como un cable a tierra, una invitación a que todo estaría en calma incluso si el mundo ardía sin piedad. - si puedo, necesito tomar aire fresco y hablar contigo- pensó - Al menos por un rato quiero sentirme “normal” y hablar con…-- pensar en lo que significa Ethan para ella era tan profundo como el océano y tan eterno con el infinito, sintió como la sangre acudió a su rostro y su corazón latió violento, mientras un nudo de recuerdos y emociones de siglos pasados la invadían.

 

Sacudió la cabeza volviendo a tierra - Hablar contigo- terminó de pensar sintiendo aun la sangre en su rostro. Observo perdida el cielo y como todo se mezclaba en la hermosa línea del horizonte, escucho los pasos de Ethan acerándose a su habitación y eso la hizo sonreír mientras se giraba justo en el momento que abría la puerta y caminaba hasta ella. Siempre había admirado los modales del Lenteric, un caballero digno del siglo XIX.

 

- Mejor que hace unos instantes Monsieur- le dedico una sonrisa cómplice imitando aquel estilo de hablar que era parte de ella - No, en las últimas semanas e dejado de percibir el frio- lo miró largamente, sabía que eso le preocuparía al mago ya que poco a poco su cuerpo se asemejaba más al de un cadáver. Intento restarle importancia a eso y sin pensarlo mucho le saco la lengua de manera juguetona.

 

- Oh, vamos no me digas que casi dos siglos después aun me vas a retar por mis vestidos, señor etiqueta- levantó su mano para alborotar sus cabellos un gestó que había hecho hasta el cansancio durante esas tardes en las que él, le ayudaba a mejorar su magia antes de ir a Beauxbatons. Sonrió mirando a la ventana - ¿Sabes? Jamás he tenido la dicha de conocer tus Jardines, las veces que vine Anne se enfrascaba en que teníamos que arreglar, decorar o tocar el piano mientras le contaba sobre mi vida en Francia- sonrió pensando en su sobrina - podrías hacerme un tour, como en los viejos tiempos- Dijo mientras jugaba distraía con el anillo del Demonio.

 

 

 

 

 

 

@@Ethan Lenteric

Editado 10 de Octubre del 2018 por Emilia Malraux

[Ethan Lenteric]

Al ser sus cabellos alborotados cerró los ojos mientras sonreía, como si se encontraran en Francia hace muchos años fue como se sintió. Ella siendo una niña adorable de ojos zafiro estudiando magia antes de ir a su internado, Ethan recordaba la vez que se despidió de ella prometiendole que estaría ahí a su regreso en las vacaciones de verano... y así fue.

 

Durante su vida en Francia solo dos veranos logro verla, después sus caminos se habían separado hasta su reencuentro en Londres pero a pesar de haber roto su promesa nunca dejó de pensarla. Emilia se había convertido en una hermosa jovencita, quizá mucho mas bella de lo que él pensó y eso le generaba un conflicto enorme en su interior.

 

-Si, no saldrías así vestida si fueras mi es... digo, no es correcto salir con un vestido de seda que muestre tu espalda.-Comentó sintiendo su rostro arder por la vergüenza de casi decir algo que no habría sido fácil de ignorar. Negó con la cabeza lentamente tomando un respiro y miró por la ventana como ella lo hacía.

 

Pensó en su hija, aquella mujer de gran energía que en aquellos momentos se encontraba de viaje en Rusia para visitar el castillo de su abuela Karel. Anne se encontraba viviendo en el castillo de la familia de su padre y cuando llegaba a faltar se notaba, el castillo era mucho más silencioso sin ella. Los recuerdos de su hija lo hicieron sonreír, asintió un par de veces a su petición tomandola de la cintura y la miró con gesto comprensivo.

 

-Vamos, rodea mi cuello con tu brazo... te ayudaré a caminar.-Pidió a la pelirroja y en cuanto el brazo de ella lo rodeó, él se encargó de aparecer en los jardines del castillo junto con ella.

 

Los arbustos recortados a la perfección, los árboles casi de ensueño y las flores que desprendían aromas sutiles los envolvieron al instante. Comenzó a caminar con ella abrazando su delicado cuerpo al de él, sentía un vacío en su corazón al verla de esa manera. Quería llorar de pena, pero no lo haría, siempre tenía que ser la piedra angular para Emilia.

 

-Recuerdas cuando tomamos poción multijugos?... No pude parar de reír el otro día que lo recordé, creo que solo contigo podría hacer ese tipo de bromas.-Rió al finalizar sus palabras pero seguía sintiendo ese dolor en su pecho, no quería perderla y esa era su nueva obsesión.

 

@@Emilia Malraux

[Emilia Malraux]

Observo sus mejillas colorearse y no pudo más que mirarle de soslayo de manera enternecida, él siempre la había cuidado, siempre había estado para ella en esas dos temporadas juntos. Su mentor, su amigo, su cómplice en las travesuras a su odiosa nana y sobre todo la única persona que siempre la trato con amor, un amor que pocos logran entender, un amor que lo da el todo por el todo y se alegra de las dichas del otro aun cuando no sean partícipes directos de las mismas. Un sentimiento tan real y tan puro que aún bajo las sombras del telón y sin importar las adversidades los hacia felices.

 

Así eran ellos, a veces tan niños y a la vez tan adultos como los años que poseían en la tierra, sus mejillas se tiñeron de rosado cuando sintió la mano del Mago en su cintura, su abrazo era firme y le daba confianza de andar sin problemas. Hizo lo que le pedía y se aferró a su cuello sintiendo como se desvanecían para instantes después aparecer en los jardines.

 

El aire puro impregno su nariz, la brisa acaricio su rostro y la belleza del paisaje la dejo anonadada por varios segundos. - es.. Precioso- dijo mientras empezaba a andar aferrada al Ethan.

 

Allí era ella, se sentía libre y logro olvidar su pesar. Las palabras de Ethan la hicieron reír obligándola a tomar aire desviando la mirada del mago, ya que la imagen mental que acudió a su cabeza fue la del mismo regresando a su forma en un ajustado vestido que le había robado a ella en el momento de hacer la travesura.

 

- ¡Por Belenus Ethan!- dijo aun entre risas - Creo que amas olvidare tu cara cuando mi vestido no te dejaba respirar. Eso me recuerda a la vez que teñiste tu pelo como el mío y le decías a todos que éramos gemelos- se mordió el labio intentando no reír otra vez, pero esa imagen no dejaba de aparecer en su cabeza, aunque admitía que ella también había rodado escaleras abajo cuando al volver a su estado normal los pantalones del Lenteric los cuales le quedaban enormes la hicieron resbalar.

 

 

 

 

 

 

 

@@Ethan Lenteric

[Ethan Lenteric]

Siguió riendo con ella, recordar aquellas aventuras era en extremo divertido y consideraba que pese a que pasara el tiempo siempre serían esos niños traviesos que una vez sacarían canas verdes a Kyttara. Siempre serían aquellos jóvenes enamorados de la vida.

 

-Pintarme el cabello como tu fue divertido, siempre me quedé con las ganas de viajar contigo y creo que ahora que te recuperes será una buena oportunidad para que lo hagamos. Que dices?-A pesar de todo esperaba darle confianza a su amiga, quería ser lo más positivo posible sin embargo le resultaba difícil.

 

Sentía un hoyo en el estómago, sentía que algo malo pasaría en ese instante y mientras caminaba abrazado a ella no pudo evitar el mirarla.

 

-Te pido por favor que jamás me abandones, tu sabes lo importante que eres para mi y que me niego a vivir en un mundo en donde tu no estés.-Dijo tajantemente acariciando después la mejilla de Emilia la cual se notaba fría ante su tacto.

 

@@Emilia Malraux

[Emilia Malraux]

@@Ethan Lenteric

 

 

Ser feliz no era algo que se planeaba, ni se podía obtener en los lujos que los podían rodear en esos momentos. No era el hecho de estar en un hermoso jardín o en un castillo lo que la hacía sentir plena, era el valor de la compañía y la simpleza del momento lo que llenaban su corazón de dicha. Junto a él se habían forjado sus más hermosos recuerdos, y sus mejores hazañas, se habían olvidado de los títulos que en antaño los habían adornado para ser simples jóvenes disfrutando de la vida y de la compañía del otro.

 

Tomó aire para reponer lo que había exhalado en sus risas, siguiendo el hermoso recorrido que se abría a sus pasos. Sintió la mirada de Ethan en su rostro y un leve rubor la cubrió escuchando las palabras del Lenteric - Te prometo que me pondré bien y viajaremos por todo el mundo si así lo deseas, aun me debes ese viaje a Islandia, desde que era solo una cría me lo debes y ya llevas dos siglos de deuda-

 

Lo miro con una sonrisa deseando sus palabras fueran ciertas, sabía que esa calma era temporal y ya no estaba segura si en una recaída podría volver a regresar. - Jamás te dejare Ethan- la caricia del Mago hicieron que una sensación rara aflorara en su interior y sin pensarlo mucho se acercó a él para abrazarle.

 

Muchas otras veces lo había hecho, muchas otras veces había encontrado consuelo allí escondida en su pecho entre los brazos de su protector, pero esa vez era diferente. Escuchando sus latidos sintió como los suyos propios se acoplaban a él, y como de su garganta miles de palabras luchaban por salir haciéndola vulnerable.

 

Miedo, alegría, tristeza, perdida todo flotaba en el borde de sus labios queriendo salir pero no lo harían. Se separó solo lo justo para mirarle -¿Alguna vez te dije que eres y siempre serás lo más importante de mi vida?-

 

Quiso continuar, deseo seguir hablando pero un dolor desgarrador atravesó su pecho y sus ojos dejaron de ver a Ethan para perderse en la oscuridad. Poco a poco perdía el control de su cuerpo escuchando cada vez más fuerte el susurro de Morrigan que la llamaba, Arrastrando su alma para luego poseerla “idir domhan agus ifreann” pensó repitiendo las palabras en irlandés que usaba para llamarla.

 

Sus piernas fallaron y ya no pudo sentir nada más que el viaje hasta el infierno, hasta las puertas del mismo Averno.

[Ethan Lenteric]

Y volvió a sentirlo, esa oscuridad que se aproximaba. Después de escucharla sintió un escalofrío recorrer por completo su espalda, de pronto ella se desvaneció en el aire y tuvo que cambiar a su forma demoniaca de nueva cuenta para poder sujetarla.

 

-No te dejaré!- Gritó aferrando la mano de Emilia quien era arrastrada a las fauses del infierno, tenía en claro que no la soltaría y solo estando con ella como el gran duque del infierno era como podía salvarla.

 

Sus ojos recorrieron todo el camino expectantes, al llegar a uno de los círculos en donde Morrigan habitaba se puso de pie. Observó a los condenados a una distancia considerable de ellos, el olor a azufre era penetrante sin embargo este no le incomodaba. Las llamas salían expulsadas con furia hacia arriba por intervalos consecutivos, la oscuridad reinaba y ahí él se quedó en blanco sin saber que hacer.

 

Se inclinó hacia ella quien yacía recostada en el suelo, tomó su cabeza con suavidad y acarició su mejilla una vez más.

 

-Despierta... Emi me escuchas? No dejes que ella te venza. Por favor, te lo ruego.-Dijo mirándola con un gesto doloroso, un gesto que pocas veces tenía. Ethan tenía miedo, se encontraba aterrado sin embargo era consciente de que daría hasta su vida con tal de salvarla.

 

@@Emilia Malraux

[Emilia Malraux]

@@Ethan Lenteric

 

 

Podía ver su cuerpo tirado en aquella hirviente roca desde los ojos de la que miles de años atrás había sido una diosa que Se negaba a liberarla de ella pues de lo contrario no podría poseerla. Jamás pensó ver a Astharot lamentarse sobre el cuerpo de una humana pero sabía que no era el duque el que lloraba si no el corazón de Ethan.

 

Su dolor era real, era fuerte pero se veía opacado por el placer de Morrigan al sentir su victoria cerca. Había sido la elegida de cuidar la entrada al infierno, de traer al sufrimiento a quienes ella elegía y Emilia se había negado a aceptarlo. Durante dos siglos tuvo que soportar el deseo de matar de ser quien era mientras esa joven de cabellos rojos abusaba de sus poderes para otras cosas.

 

“idir domhan agus ifreann”- se escuchó gritar observando como su cuerpo obedecía a la voluntad del demonio dejándola a ella relegada a un rincón de su propia mente, ¿Asi se habría sentido Morrigan? Presa del cuerpo que había elegido y que no la había aceptado del todo…. Sin voz y sin poder ser partícipe de ninguna de sus tareas.

 

Conocía la maldad que había creado, conocía el odio que había cosechado para con ella y si algo sabía a la perfección era que el odio de un demonio era más fuerte que la misma eternidad. Sus vestidos se desvanecieron dándole la apariencia que en antaño había poseído, un casco de huesos cubrió su cabeza y una hilera de tatuajes celtas cubrieron su piel .

 

Su cuerpo se vio cubierto por dos gruesas piezas de cuero y sus ojos se volvieron negros como la muerte. Estaba cabiando y debía impedir que eso ocurriera, debía darle tiempo a Ethan de reaccionar de ayudarla.

 

Solo él podría

- No- gimió en su interior intentando encontrar que su cuerpo la obedeciera, retrasando apenas un poco el cambió que estaba llevándose a cabo. Sabía que si se completaba ella jamas saldría de allí y moriría.

[Ethan Lenteric]

Observó a Emilia cambiar, su aspecto era tan diferente que aquello lo dejó helado. Había gran diferencia entre la demonio y la pelirroja, comenzando por el aura. Muerte, esa era la palabra y así Morrigan exigía su recompensa por dos siglos en calma; dos siglos en donde había sido eclipsada por el enorme poder de su incubadora. Hasta ese punto Ethan no sabía que era lo que realmente había detonado el caos y que Morrigan ahora fuera la energía más fuerte.

 

Con los ojos llenos de lágrimas alzó la vista justo cuando la escuchó luchar contra ella misma, se puso de pie y lanzando un grito de furia hizo aparecer en su cuerpo la armadura negra que le pertenecía. Una armadura que asemejaba la piel de un armadillo y que al tocarla quemaba como las llamas del infierno, Astaroth al ser el gran duque tenía ciertos privilegios en cuanto a armas y protección.

 

El gran guardian de La Lanza del Destino se postró delante de Morrigan con medio rostro cubierto por una mascarilla, de sus orificios nasales desprendía humo de azufre y sus ojos brillaban en escarlata tan fúricos como nunca antes. En su diestra blandía la lanza que había matado al hijo de Dios en la tierra y con un solo movimiento se encontró frente a frente con la demonio tomándola por el cuello con una fuerza desmedida.

 

-Sal de ella, Morrigan...-Exigió en voz grave en lenguaje del infierno, no quería una gran pelea ya que sabía que Emilia podía resultar herida.

 

@@Emilia Malraux

[Emilia Malraux]

Su cuerpo no la obedecía del todo, estaba escondida en los confines de su mente allí donde solo se escuchaba el eco de su propia voz y eso la frustraba. Había sobrevivido a la misma muerte durante dos siglos, había vivido, amado y odiado con intensidad y no podía morir así no odia rendirse tan fácilmente.

 

Luchaba con todas sus fuerzas por impedir ella la dominara y agradecía lograr que de alguna manera no despertara del todo pues su batalla era interna - beidh tú mar mhian- su voz era más similar a la de una fiera reafirmando que sería suya, un gruñido salió de sus labios cuando Astharoth la tomó dándole una orden.

 

No se podía luchar contra el duque del infierno, no se podía luchar contra una de las entidades que gobernaban la tierra que ella tenía que llenar de almas condenadas. Lo miró transformado, disfrutaba los gritos de Emilia en su interior, él no podría salvarla por más que fuera el duque.

 

- No puedes salvarla mi señor- siseo con una sonrisa - No puedes reclamar algo que no te pertenece, algo que jamás marcaste, algo que jamás fue y será tuyo- sentía su sufrimiento, era interesante ver como un demonio poderoso sucumbía a los encantos de una vil humana - Durante todos estos años luchaste por hacerla feliz, pero la heriste, la heriste hasta el punto de volverte su debilidad- Soltó una risa macabra mientras se relamía los labios

 

Allí presa de sí misma escuchaba las palabras de la demonio que siempre había odiado, ella conocía sus más profundos secretos y los había usado en su contra. - ¿Acaso crees que la estabas salvado? Durante muchas noches vagó de cama en cama buscando una paz que jamás podría encontrar salvo cuando tú la abrazabas mi señor ¿Acaso la salvaste? Tu más grande erros fue no poseerla pues ya no puedes hacer nada para tenerla de regreso – lo miro triunfante enseñándole todos esos recuerdos amargos de la pelirroja buscando paz en donde solo había tormentas

 

 

 

 

 

 

@@Ethan Lenteric