Castillo Karlštejn (MM: 108937)

[Sol Lestrange Black]

--En el infierno querida…en el infierno…

 

Me senté de golpe y empecé al escucharlo, asimilando lo que estaba ocurriendo, no era una alucinación o una pesadilla, estaba con Ethan en su castillo y de pronto todo había pasado, no podía recordar más, seguía aturdida y perdida entre lo que recordaba y lo que veía, entre cerré los ojos buscando el origen de aquella misteriosa voz, pero nada encontré solo un par de seres demoníacos. Su deforme cabeza estaba decorada con un par de enormes cuernos, sus ojos eran negros, su cuerpo era grande, mucho más alto que un humano, su piel oscura y rugosa, parecían estarme custodiando. ¿Qué querían de mí?

 

 

El lugar era horrendo, pero más que la vista era la sensación que me causaba, el silencio era solo roto por el crepitar de las llamas que nos rodeaban, el calor era insoportable, apenas podía respirar, el aire era tan caliente que sentía que me quemaba por dentro cada que inspiraba.

 

 

--¿Qué hago aquí?—pregunté a mis custodios, que apenas parecieron escucharme, alertas de cada uno de mis movimientos, quizás no hablaban mi idioma, el miedo se apodero de mí, hasta ese instante me di cuenta de que estaba en un lugar desconocido, custodiada por un par de “demonios” y no tenía idea de cómo había llegado ahí y mucho menos de cómo iba a salir de ahí. ¿Donde estaba Mefistófeles cuando lo necesitaba?

 

 

De apoco la fuerza regresaba a mi cuerpo, con un suave movimiento tanteé en el bolsillo de mi abrigo, mi varita seguía ahí, no sabía que tan buena idea era enfrentarme a aquellos seres ¿Pero que más podía hacer? No podía quedarme ahí, inmóvil esperando ver que pretendían. Tome la varita firmemente entre mis dedos, intentando recordar algún hechizo eficaz, pero mi mente parecía estar en blanco.Un nudo se apretó en mi garganta, pero no podía dejarme vencer sin apenas pelear, no era digno, tenía muchas cosas por la cuales volver a casa…

 

 

Un fuerte estruendo estremeció la tierra y me obligo a llevarme las manos a los oídos, el silencio fue roto de manera abrupta y mis custodios parecieron asustados, giraron sus cuerpos hacia el aparente origen del estruendo, era ahora o nunca…

 

 

--¡¡Petrificus totales!! – bramé apuntando a ambos, de mi varita salió aquel maleficio, dando certeramente en el blanco, ambos cuerpos cayeron de forma impecable en el rocoso suelo, de un salto me puse de pie, olvidando todo dolor, la adrenalina parecía estar haciendo efecto. Me despojé del abrigo y comencé a correr, sin saber si mi rumbo era el correcto, solo sabía que tenía que alejarme y encontrar un lugar donde esconderme en lo que fraguaba un mejor plan.

 

 

@@Ethan Lenteric

[Ethan Lenteric]

-¿Que tiene de importante esa humana, Astaroth? Es tan débil, podría matarla con tan solo un roce y tu has aceptado su esencia para no perderla... lo siento en tu lengua. Patético.- Exclamó el demonio desde su trono cubierto de moscas e inmundicia.

 

Astaroth fijó su mirada escarlata en él, le parecía más patética la forma en la que había arrebatado a Sol de su lado y no encontraba una razón realmente lógica para eso. Su mente rebuscaba entre todas las posibilidades y una era más tonta que la anterior por lo que se fue por lo más obvio, mostró una sonrisa burlona en sus labios y se encogió de hombros.

 

-Supongo que es tan importante porque al igual que tu, me he enamorado de su humanidad. Le he entregado mi corazón por completo, un corazón que creí estaba muerto. Es fácil para mi el buscarla y encontrarla, incluso llevarla de vuelta conmigo, tan fácil que en estos momentos ella se esta acercando a este lugar.- Comentó con toda seguridad pudiendo ver en su mente como Sol se acercaba corriendo por los pasillos de la torre y no tardaría en llegar hasta ellos.

 

-¡Ella se quedará! No lo entiendes Astaroth, Lucifer la reclama... Yo la reclamo y la deseo por toda la eternidad, aunque eso signifique matarla y quedarme solamente con sus huesos.-Exclamó Belcebú sumamente molesto ante la idea del posible rechazo de la Lestrange, se puso de pie y caminó hasta el otro demonio en donde desenvainó su espada para apuntarlo.

 

Todo fue muy rápido, ambas espadas chocaron con un sonido aterrador de cuchillas afiladas y un campo de fuerza los cubrió a ambos. El que dos demonios de jerarquía pelearan en el infierno era bastante malo, todas las ánimas comenzaron a lamentarse lastimosamente; algunos lloraban sangre y se retorcían en el suelo, otros aullaban eufóricos alentando a sus comandantes de legión y otros preferían esconderse sabiendo que aquello no traería más que muerte.

 

Astaroth podía predecir los movimientos de Belcebú, movía su espada como si de un juego se tratara y de un momento a otro ese juego pareció cansarlo así que asestó un golpe en el pecho de su contrincante abriéndolo con una gran llaga que enseguida dejó la carne podrida y quemada. Belcebú cayó de rodillas jadeando y con gesto de dolor. Astaroth por su parte lo señaló de nueva cuenta con la punta de su espada y lo miró altivo desde su posición.

 

-Has encontrado en mi espada otra de tus muertes Gran Señor de las Moscas, creíste ser superior a mi y creíste poder quitarme la razón más importante para seguir vivo. Tu error te ha hecho caer a mis pies pidiendo clemencia, una vez más queda demostrado que eres inferior a mi y que jamás podrás verme como un igual. Ahora muere.-Siseó el demonio antes de cortar la cabeza de Belcebú con tan solo un movimiento de su espada. Con el cuerpo inerte delante de él volvió a enfundar y descubrió sus labios dela protección que portaba, caminó a la puerta del salón del trono y pudo verla corriendo hacia él.

 

Había sido demasiado fácil.... algo iba mal.

 

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[Sol Lestrange Black]

Comencé a correr por aquellos pasillos que parecían no tener fin, mientras mis cinco sentidos se mantenían alertas a cada sonido a mi alrededor con la varita firmemente sujeta, en caso de ser necesario volver a usarla, no dudaría un segundo en matar si de ello dependía mi propia vida. Había crecido con un padre que siempre me había recordado que la verdadera fuerza de un mago estaba en su determinación y astucia, no podía mostrarme débil o temerosa, aunque en mi interior un sentimiento de soledad y desamparo gritaba desesperado por salir.

 

 

El pasillo por el que corría se dividió en dos, me detuve un instante a pensar cual debía ser el camino correcto, aunque en el fondo mi razón me decía que por más que corriera no había una simple puerta o camino que me llevara simplemente de vuelta a casa. Un nudo en mi garganta se apretó y sentí aquella inequívoca sensación de escozor que antecedía al llanto. Sollocé y me abrace a mí misma tratando de encontrar la fuerza para continuar, por muy incierto que fuera mi destino. Cerré los ojos un instante intentando calmarme, pero no encontraba un por que hacerlo, estaba sola en un mundo desconocido, con mínimas o nulas posibilidades de escapatoria.

 

 

Pero debía continuar, me arme de valor, respire profundamente y pensé en todas las cosas buenas que habían quedado en el otro mundo, aquello me dio fuerzas para continuar. Tome el camino de la izquierda como si de pronto una corazonada se apoderara de mi. Corrí de nuevo sin mirar atrás el calor era cada vez mas intenso conforme avanzaba, parecía estarme acercando a la fuente misma.

 

 

Un sonido sordo como del chirrido agudo del choque de dos metales me hizo estremecer, mientras me llevaba las manos a los oídos intentando amortiguar aquel ruido ensordecedor, la tierra bajo mis pies volvió a temblar mientras a lo lejos la imagen de dos figuras luchando aparecía ante mis ojos. Uno de ellos cayo en tierra, mientras el otro terminaba con el, no entendía como o el por qué, pero en aquel demonio frente a mi pude reconocerlo, con la fuerza que me quedaba corrí hacia el olvidándome de los peligros que podían acechar.

 

 

--¡¡ETHAN!! -- grité con todas mis fuerzas, el giro la cabeza al escucharme y avanzo hacia mi, necesitaba llegar hasta el, pero aquello no seria tan fácil, del suelo comenzaron a surgir grandes lenguas de fuego que me hicieron detenerme de golpe, solloce con desespero, estaba atrapada, vulnerable..

 

 

@@Ethan Lenteric

Editado 14 de Noviembre del 2018 por Sol Lestrange Black R

[Ethan Lenteric]

Al verla sollozar de esa manera su corazón se comprimió, avanzó hasta el fuego al cual no temía y se sumergió en él siendo protegido por su armadura. Cuando la alcanzó la abrazó a su cuerpo, cerró los ojos y musitó en lenguas del infierno una oración para apagar las llamas lo cual ocurrió casi al instante. La miró, sus ojos todavía rebosaban en escarlata y con toda la tranquilidad que pudo tomó el rostro de Sol entre sus manos para darle a entender que todo estaba bien o que al menos a su lado así sería.

 

-Me niego a perderte, que sea el infierno el que me trague a mi y no a ti...-Sentenció antes de acercar sus labios a los de ella depositando en ellos un beso que la haría volver de inmediato a su castillo en República Checa.

 

Al abrir sus ojos él se encontraba todavía en la torre de Belcebú, solo. La esencia de la Lestrange aparecía en sus labios más fuerte que nunca y sabía que si en dado caso volvía al mundo mortal solo por eso podría reconocerla, suspiró cansado por aquella situación y así se encaminó a la salida en donde el ejercito de su legión esperaba. Dio la orden de que volvieran al tercer círculo del infierno a donde pertenecían, cabizbajo los siguió.

 

Una vez que se encontró en su propia torre fue hasta su almanaque en donde hizo el ritual para volver, deseaba más que nunca el poder regresar y no sabía como se encontraba ella. Únicamente tenía en claro que ya lo esperaba en su castillo y esa idea lo ponía más ansioso mientras se encontraba dentro del pentagrama que lo llevaría de vuelta.

 

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[Sol Lestrange Black]

Lo miré acercarse entre las llamas, sin que se preocupara por ellas, contuve el aliento mientras las traspasaba y me abrazaba, en ese momento el miedo desapareció como si nada de lo anterior hubiera sucedido, en sus brazos me sentía protegida como si nada malo pudiera volver a alcanzarme nunca. Todo parecía haber terminado, aunque seguíamos ahí en aquel infierno, confiaba en que tendría la forma de hacernos volver.

 

 

Apartó un poco el abrazo para poder mirarnos a los ojos, sus ojos eran rojos, pero seguían teniendo aquella chispa tan suya, le sonreí agradecida, porque aun sin entender que estaba haciendo en aquel lugar, sabía que él había ido ahí por mí.

 

 

-Me niego a perderte, que sea el infierno el que me trague a mi y no a ti...-Dijo en tono suave y pausado, tomó mi rostro entre sus manos y deposito un suave beso en mis labios, cerré los ojos ante aquella suave caricia y cuando volví a abrirlos Ethan ya no estaba.

 

 

Observé a mi alrededor asustada, de a poco fui reconociendo el lugar, estaba de vuelta en su castillo, justo en el sitio donde habíamos estado antes de que aquel infierno se desatara. Me puse de pie perturbada y comencé a llamarlo.

 

 

-¿Ethan?—aquel silencio me decía que estaba sola, sentí nuevamente miedo, aunque ya no por mi, me preocupaba él. ¿Por qué no había vuelto conmigo? ¿iba a quedarse allá?

 

 

@@Ethan Lenteric

[Ethan Lenteric]

Gotas gruesas de sudor recorrían su rostro, no podía volver por más que se esforzara; el pentagrama en el suelo vibraba creando la conexión entre ambos mundos sin embargo después de unos segundos se quedaba quieto, señal de que el conjuro se había pausado. Tenía que mantener la calma, tenía que concentrarse pero era difícil sobre todo con su sabor todavía en sus labios.

 

>>¿Ethan?>> Escuchó la voz de ella en su cabeza como si se encontrara a su lado, abrió mucho los ojos y su cabello se tornó castaño. Sus ojos volvieron a ser de color avellana y su boca permaneció entreabierta, no podía cruzar con su forma demoniaca. Esa era la razón.

 

Estando en su forma humana el infierno era mil veces más insoportable, tenía que hacerlo rápido. Cerró sus ojos y volvió a conjurar en voz alta extendiendo sus palmas hacia abajo, el pentagrama vibró con mucha más fuerza y sintió como la piel en su abdomen era desgarrada.

 

De pronto se dejó caer en el suelo, adolorido. Abrió apenas los ojos y pudo notar que se encontraba de nueva cuenta en su castillo, lo había conseguido. El dolor era casi insoportable y el mismo dolor lo dejó inconsiente, al menos agradecía el haber vuelto.

 

-So...Sol...-Susurró perdiendose en ese sueño inducido a la fuerza.

 

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[Sol Lestrange Black]

Avance un poco por el salón, no conocía el castillo no sabia que hacer, no podía irme y simplemente dejar todo ahí, necesitaba saber que estaba bien, había ido a ese lugar por mi, no podía olvidar aquello. Respiré profundamente intentando calmarme, mientras una solitaria lagrima resbalaba por mi mejilla. Necesitaba alguien que me ayudara a entender, alguien que supiera algún dato más que yo.

 

 

Un flashazo llegó a mi mente, cuando llegue al castillo había mencionado el nombre de su elfo, claro el sabría más que yo y quizás podría ayudarme ¿Cómo era que se llamaba?- Needles- murmuré haciendo memoria para después gritar aquel nombre nuevamente.

 

 

--¡Needles!- grite esperando que acudiera a mi llamado, no sabia si lo haría a veces los elfos solo acudían al llamado de sus amos—¡NEEDLES CON UN DEMONIO ETHAN ESTA EN PROBLEMAS AYUDAME!- insistí, aquellas palabras parecieron hacer efecto, con un sonoro “Crack” el pequeño ser se presentó ante mí.

 

 

--¿Dónde está mi señor?- me preguntó visiblemente preocupado.

 

 

--No lo sé, hace un momento estábamos en el infierno o eso supongo, me…- me detuve antes de decir la palabra besar- me hizo volver pero parece que el no pudo o no quiso, no lo sé- dije sollozando de nuevo.

 

 

--El volverá…siempre lo hace—me afirmo, intentando calmarme, mientras yo caminaba de un lado a otro intentando contener aquel nudo que se apretaba en mi garganta por la preocupación.

 

 

Y como si su voz hubiera sido de profeta el ruido de un golpe sordo se dejo escuchar fuera del salón, ambos intercambiamos una mirada antes de correr hacia fuera, ahí frente a nosotros en el vestíbulo el cuerpo sangrante de Ethan apareció. Corrí los pocos pasos que me faltaban y me arrodille a su lado mientras pronunciaba apenas mi nombre.

 

 

--Estoy aquí, estoy bien- dije angustiada, y totalmente desesperada- Haz algo… - le exigí al elfo mientras abrazaba el cuerpo sin sentido del mago.- Tráeme mi varita…- volví a casi gritar al ver que se había quedado petrificado al ver a su amo ensangrentado,

 

 

El elfo pareció reaccionar a mi grito y corrió nuevamente al salón tardando apenas unos segundos en volver con mi varita. Con mucho cuidado coloque el cuerpo de Ethan suavemente sobre la alfombra, mis manos estaban cubiertas de sangre igual que mi ropa.

 

 

- Vulnera sanentur…- pronuncié mientras apuntaba con mi varita sobre sus heridas, que de apoco se cicatrizaban- Vulnera sanentur – repetí respirando algo más aliviada al ver que estaba teniendo resultados- Vulnera sanentur- volví a decir y la sangre dejo de brotar. Deje la varita en el suelo y volví a abrazarlo sollozando nuevamente – Vas a esta bien cariño, todo va ha estar bien…

 

 

@@Ethan Lenteric

[Ethan Lenteric]

Sentía su abrazo, dentro de su inconciencia podía sentirla y era un abrazo que lo plantaba en esa realidad. El dolor fue aminorando, sentía algo cálido sanar sus heridas y al escuchar sus palabras esbozó una suave sonrisa apenas perceptible.

 

Al momento de abrir sus ojos trató de enfocar, una neblina cubría su visión y en su garganta podía percibir el sabor a azufre. Carraspeó todavía débil por lo que había vivido, parpadeó para poder recobrar su visión y cuando esta se hizo más clara pudo verla a su lado todavía abrazandolo.

 

-Lo hice... te traje de vuelta...-Susurró feliz de haberla salvado, una paz consigo mismo apareció en su pecho y trató de incorporarse aunque su abdomen todavía dolía.

 

-No querían que regresara, al parecer los sirvientes de Lucifer me querían ahí.-Comentó en tono bajo pensando en las razones de aquellos sirvientes al querer retenerlo y cada una de ellas lo llevaba a Sol, Lucifer la quería y estaba seguro de que no sería la primera vez que eso ocurriría.

 

Trató de quedar sentado, notó su camisa rasgada que dejaba al descubierto su piel y las marcas rojizas en esta que ella había curado dejando ahora cicatrices que ahora formaban parte de su cuerpo. Needles apareció a su lado con una manta gruesa y con una sonrisa agradeció el gesto.

 

-Gracias amigo...-Comentó tomando la manta, se deshizo de su camisa y se cubrió debidamente antes de mirar a Sol.

 

-¿Como te sientes? ¿Te duele algo?-Preguntó con calma tratando de no exteriorizar su dolor físico.

 

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[Sol Lestrange Black]

Solté un poco el abrazo para ayudarlo a sentarse, aunque no quería que me diera cuenta sabía que aun dolía, y no podía más que estar agradecida por haberme salvado y haberme traído de vuelta. Me explicaba que había tenido dificultades para volver, aun no entendía por que me habían llevado y que era lo que querían de mí, pero mi prudencia me decía que no era momento para esas preguntas.

 

 

El elfo le dio una manta para cubrirse, mientras yo seguía cada uno de sus movimientos como si temiera que en cualquier momento iba a volver a desaparecer. No podía quitarle la vista de encima.

 

 

--¿Como te sientes? ¿Te duele algo?-Preguntó pausadamente intentando sonreír.

 

 

--Estoy bien… gracias a ti…- dije sollozando, sentía como mi cuerpo comenzaba a perder la adrenalina y de pronto me dolían hasta las pestañas, mas por la tensión acumulada que por algún maltrato físico—¿Te sientes bien? Deberíamos llamar un medimago o un sanador para que te revise…Ay Ethan que susto me diste …--admití abrazándolo de nuevo.

 

 

Nos quedamos unos minutos así solo abrazados y en silencio, no sabía que más decirle , tenia una mezcla de sentimientos que me tenía confundida, poco a poco mis ánimos se calmaron y me di cuenta de que seguíamos tirados en el suelo frío.

 

 

--Tienes que ir a tu habitación…- dije apartándome del abrazo volviendo a la realidad de golpe—Tienes que recostarte, comer algo…- indique mientras le ayudaba a ponerse en pie—Prepárale algo caliente por favor…esta helado- indique al elfo que seguía al pendiente de su amo. – Vamos debes ir a tu cama—le pedí al ver que no se movía.

 

 

@@Ethan Lenteric

[Ethan Lenteric]

No le gustaba saber que ella se había espantado de esa manera, podía percibir un leve temblor durante el abrazo y trataba de mantener la calma para no asustarla más... aunque sabía que mentirle no iba a funcionar. Ninguno de los dos mencionaba el beso, se quedaron callados sin saber que decir y el cúmulo de sentimientos se agolpaba en su pecho oprimiéndolo.

 

Al escucharla tan preocupada por su bienestar negó con la cabeza un par de veces, Sol no hizo caso y siguió hablando incluso dando órdenes a Needles quién lo veía con semblante preocupado. Se puso de pie con la ayuda de la bruja y soltó un largo suspiro tomandose el costado izquierdo.

 

-No, no puedo comer nada aún... dentro de poco comenzaré a expulsar coágulos quemados desde mi esófago y si como será más asqueroso aún. Bastará con un té de menta, ¿puedes ir por él, Needles?--Pidió a su elfo que desapareció al instante.

 

Esbozó una sonrisa un poco más amplia y tomó la mano de la castaña para juntos aparecer en su habitación, tomó asiento en su cama con dificultad y relamió sus labios tratando así de humedecerlos.

 

-Seguramente quieres asearte, esa puerta es del baño... o si lo prefieres, saliendo de mi habitación a la derecha se encuentra otra habitación. Es de invitados pero la puedes ocupar.-Comunicó sin dejar de mirarla, no sabía ni como dirigirse a ella. La vergüenza lo invadía, pero sin ese beso no hubiese podido regresarla... o si?

 

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