Castillo Karlštejn (MM: 108937)

[Andromedario]

Luego de una limpieza rápida, un par de reproches y muchas risas, Edward, Revi y ella se encontraban preparando la mesa para una cena diaria. A ella no le gustaba recargar el trabajo de los elfos, por lo que usualmente era quien elegía los manteles, vajillas y decoraciones. Aquel día, por una linda coincidencia, estaban los tres en casa y decidieron hacer el trabajo en conjunto.

 

—¿Darian no querrá bajar a comer esta vez?- comentó distraída al tiempo que colocaba un lindo centro de mesa de color rojo, lleno de velas y flores silvestres. Las cenas solían ser solo de dos o como mucho de tres personas hacía ya bastante, y aún no podía acostumbrarse a ello. —Juro que algún día iré a su torre a pegarle una patada en…

 

La interrumpieron justo a tiempo para que no soltara alguna palabra mal mencionada, mientras que mezclaban el reto con un par de risas. Negó divertida, y miró con orgullo el trabajo que habían realizado en conjunto.

 

—¡Quedó muy bonito! — apenas terminó de expresarse, ya llegaban los elfos del hogar con las bandejas repletas de comida. Su estómago rugió levemente y se sentó a la mesa. —Edward, ¿Crees que Bel aparecerá para cenar? Salió muy apresurada esta tarde y no dio ninguna señal de vida…

 

Apoyando su rostro en una de sus manos, se quedó mirando fijamente al vacío. ¿Qué la habría hecho salir corriendo, tan apresurada? Le gustaría poder averiguar más de aquella bruja, se le hacía que tenía una gran historia por detrás, llena de aventuras y momentos icónicos. Sin embargo, sentía que aún faltaba para que aquel momento de confianza llegara. Apenas y llevaban un par de meses entablando una relación.

 

Decidió no divagar más entre sus pensamientos, y atacar finalmente la carne asada y el montón de papas que tenía en el plato. Todo lucía y olía de maravilla, pero luego de un par de bocados comenzó a sentir algo que le trababa la comida en la garganta.

 

Los asientos vacíos en la mesa parecían estar acosándola, para no dejarla disfrutar de aquella improvisada velada familiar. Tuvo que esforzarse por tragar lo poco que tenía en la boca, para luego deslizarse sobre la silla, perdiéndose en su mundo una vez más.

Quizás pasaron segundos, o quizás minutos. Pero un sonido extraño la sacó de su ensimismamiento. Se levantó alterada, tomando su varita y apuntando a aquel desconocido quien había proferido una oración quejica.

 

¿Acaso habían dejado de funcionar los hechizos contra los intrusos? ¿Cómo era que se encontraba allí ese hombre? Era alto, canoso y tenía un aspecto bastante descuidado. No pronunció mucho más, ya que miraba fijamente la varita que ella sostenía. De pronto desvió su mirada hasta los ojos de Andrómeda.

 

El brazo de la joven comenzó a temblar. Tenía la boca seca y sentía que su temperatura corporal había descendido un par de grados. Respiró profundo, al tiempo que cerraba sus ojos. Había reconocido al instante ese iris oscuro y el brillo friolento de las pupilas de aquel extraño no tan extraño.

 

—¿Papá?

 

 

 

@SameasEthan jajajajaja

[Reviguelle Fiorentini S.]

El castillo Karltejn se encontraba tranquilo y sereno como siempre, y la vida dentro del mismo era de lo más relajada posible. Andro y Edward eran los más ruidosos pero me gustaba aquello pues así no me sentía en soledad. Mis quehaceres se reducían a contemplar y arreglar el jardín exterior, mi lugar favorito, además de tocar el piano vivazmente cada noche antes de la cena.

 

Justamente la obra escogida para hoy era la sonata para piano en La menor 845, que de tan solo tocarla me hizo imaginar el castillo en general con un matiz color verde y dorado, como el otoño…una imagen otoñal de nuestro hogar se me hacía de lo más hermoso. Seguí tocando con ímpetu hasta que uno de los elfos me interrumpió para informarme que la cena ya estaba casi lista.

 

De inmediato camine hacia el comedor para poner la mesa decente y elegante como siempre mientras Andro y Edward se aproximaban a ayudar. Esperaba que ambos ordenaran lo que hicieron aunque no los culpaba de ser tan creativos. Andro menciono a Darian y un suspiro salió de mi- Bueno… supongo que no podemos hacer nada, cuando esté listo el vendrá- les dije con una sonrisa. La verdad no quería pensar que nuestra familia a pesar de las bajas quería seguirse fragmentando, no ahora que nos necesitábamos entre todos nosotros más que nunca.

 

Una vez terminado indique a los elfos que trajeran la comida de una vez- Bel estuvo aquí? No debí verla porque me encontraba en el jardín- dije distraídamente, al mismo tiempo que me sentaba para empezar la cena. Me serví muchas patatas y un buen pedazo de carne y serví a cada uno el vino cabernet escogido para esta ocasión. Estaba queriendo hacer un brindis en general cuando apareció la figura de un hombre en el umbral. Rápidamente Andro saco su varita y yo hubiera hecho lo mismo si la tuviera conmigo en ese momento.

 

Lo único que podía hacer era preguntar por la identidad de aquel hombre canoso o rebanarme los sesos para recordar donde lo había visto pues su altura y su complexión me hacían recuerdo a algún conocido. Fue hasta que Andro hablo que me quede pasmada- ….Ethan? aquel hombre era Ethan?. Como si fuera una muñeca, mis pasos se volvieron suaves e involuntarios hasta aproximarme a él para verlo mejor. Sus ojos no me mentían, era el mismísimo Ethan en casa. Mi voz salió muy aguda en cuanto se pronunció- Bienvenido de nuevo a su castillo mi Lord-

 

@Todos! #RethanGoGo!

[Ethan Lenteric]

Esos ojos de su hija podía econocerlos en cualquier lugar, eran parecidos a los suyos en cuanto al color ya que la forma era idéntica a la de Karel su abuela. Andrómeda se parecía tanto a Karel que cada que Ethan la miraba recordaba cuanto había amado a su madre, de igual manera amaba a su hija y ese choque de miradas había sido electrizante.

 

-Andrómeda...-Musitó apenas abriendo los labios, su hija... Su amada hija se encontraba en el castillo y no había sensación mas gratificante que esa.

 

De pronto se sintió desarreglado aunque su presencia no expedía un olor rancio o de vejez como pudiese creerse, Needles había cuidado bien de él cuando por si solo no era capaz de mantenerse con vida.

 

Una voz aterciopelada se hizo presente, sus ojos vagaron hasta la figura de una hermosa dama de cabello rojizo y al escuchar sus palabras no pudo evitar el sonreír de manera amplia.

 

-My lady Reviguelle... Es de gran placer para mi el que recuerde a su humilde servidor.- Sus palabras y su voz denotaban una edad avanzada sin embargo en el fondo seguía siendo el mismo demonio con el alma de niño.

 

-Espero no interrumpir su cena, de pronto me dieron ganas de bajar y me encontré con ese asombroso olor; no tuve mas remedio que aproximarme.- Dijo desviando la mirada al candelabro que se encontraba en lo alto del comedor, relamió sus labios y esbozó una sonrisa cargada de vergüenza.

 

-Lamento mi apariencia, se que les parece sumamente extraño el verme así pero... Bueno, eso con una buena poción quedará arreglado.- Caminó hasta su lugar en la larga mesa, la cabecera de la familia volvía a ser ocupada por su presencia y eso lo emocionaba.

 

Cuando llevó la vista hacia el joven que acompañaba a Andrómeda dudo un poco entrecerrando los ojos y después lo recordó como si un torrente de recuerdos y situaciones lo hubiese asaltado.

 

-Edward... Que alegría verte aquí, muchacho.- Si, él era el novio de su hija pero no había mala relación entre ambos y mucho menos con una cena de por medio.

[Reviguelle Fiorentini S.]

Alce mi mirada expectante hacia el recién llegado además de estar con la inquietud de saber que le había pasado. Al escucharlo comentar que tenía hambre mi sonrisa se hizo todavía más grande y de inmediato extendí mis brazos con dirección a la mesa señalándola para que tomara asiento. Me alegre saber que la apariencia que tenía en ese momento se podía remediar, aunque viéndolo mejor podría no necesitarlo pues su porte altivo y glamurosa presencia se podían notar.

 

Me gire para acomodarme en mi lugar dándole una abrazo a Andrómeda por detrás sabiendo lo emocionada que ella debía estar en ese momento- Ya está aquí!- le dije alentándola para luego sentarme en mi lugar. A pesar de que Ethan había vuelto muchas ausencias aún se sentían como la de Darian, tal vez con la llegada del patriarca y su tío él se sienta más motivado a bajar de su habitación.

 

Me alegre también al ver el buen trato de Ethan hacia Edward, no como la última vez que fue un poco incómodo cuando ambos enamorados llegaron de su viaje. Levante la copa de vino y hable más feliz que nunca- Ethan, creo que sería estupendo que brindáramos por tu regreso a tu seno familiar- me dirigí en general a todos los presentes en la mesa- gracias por volver, te necesitábamos como miembro principal, como padre, como tío, como protector y fundador de este bello árbol familiar, y nosotros, tu familia estaremos contigo en mente y espíritu…salud por tu vuelta!- alce mi copa y dirigiéndola a la cabecera de la mesa donde Ethan se encontraba emocionado.

[Ethan Lenteric]

El castillo parecía vibrar con la presencia del patriarca, de pronto todo se notaba lleno de vida y eso lo hacia sentir bienvenido; no podía sentirse mas pleno y mas al ver como era recibido por los miembros de su familia. Observó la mesa, cada detalle era exquisito y lleno de la elegancia que a él siempre lo había caracterizado, ese detalle lo hizo sonreír mas amplio que antes y sentir un nudo en su garganta lleno de júbilo.

 

Las palabras de Reviguelle le dieron un vuelco al corazón, un sentimiento de amargura lo recorrió ya que hasta ese momento no sabía si era tan necesario en la vida de los demás. Levantó su copa con la diestra y posó sus ojos en la figura de la joven Fiorentini.

 

-Mi señora, no hay porque brindar por mi... Es por sus bellas palabras por las que habríamos de hacer un gran evento, te agradezco desde el fondo de mi corazón lo que has dicho y mas aún el como tomas mi vuelta.- Dicho esto dio un sorbo a su copa de vino y al dejar esta sobre la mesa se quedó mirando a su hija.

 

-Creo que había olvidado la hermosa mujer en la que te has convertido, me llenas de orgullo y juro por lo mas preciado de mi vida que jamás me volveré a ir... Lamento el desconcierto que te ocasioné.- Dijo seriamente a su pequeña quien quizá había tenido una enorme carga en sus hombros con la ausencia de sus padres.

 

*Demian Lenteric* http://www.allkpop.com/upload/2016/07/content/Luhan_1467818304_2.jpg

 

Entrenar día y noche ya no le quitaba el enojo que sentía hacia su padre, él pensaba que por su culpa su madre se había marchado dejándolos en un limbo tan incierto como sus pensamientos diarios. En ese momento podía decir abiertamente que odiaba a su progenitor aunque este era defendido a capa y espada por sus hijas, se podía decir que Demian culpaba a todos y a todo por la ausencia de Kutsy y eso le impedía ver con claridad.

 

Esa noche había decidido pasear por Ottery a la luz de la luna sin embargo algo lo hizo girar sus pasos de vuelta al castillo, el lobo de su padre lo seguía a todas partes y eso era realmente molesto.

 

-Largate animal!- Gritó a la criatura quien tan solo lo miró con desagrado y así entró por la puerta principal, esperaba que todos estuviesen dormidos sin embargo los ruidos provenientes del comedor lo hicieron dirigirse a ese lugar a paso firme. Escuchar la voz de su padre lo hizo fruncir el ceño y empujando la puerta de entrada al comedor entró en este.

 

-Maldito seas, maldita sea tu voz y tu actitud de "aquí no pasa nada"! Mamá se fue por tu culpa y tu te apareces ahora de lo mas normal... No puedo creer que en lugar de ir a buscarla te encuentres aquí con esa apariencia lastimosa esperando que todos tengan piedad de ti, maldito seas Amílcar Lenteric!- Dijo en tono furico señalando la figura envejecida de su padre.

Editado 11 de Febrero del 2017 por Ethan Lenteric

[Andromedario]

La presencia de su padre la inhibió y descolocó. ¿Cómo debía actuar? ¿Qué debía hacer? Sinceramente, no podía creer que estuviera allí, y a pesar de su aspecto, oírse tan jovial y dispuesto como siempre.

 

Volvieron a sentarse a la mesa, y por extraño que parezca, se sentía en el lugar como la calidez volvía, como si los colores volvieran a tomar vida y la chimenea a llenarse de carbón. Aún conmocionada oyó a su padre hablar con tranquilidad a Revi, para después mirarla de lleno a ella. Sus palabras fueron como un balde de agua fría a la vez que una llama intensa que calentaba su corazón.

 

—Papá…— susurró sintiendo como las lágrimas se agolpaban en sus ojos pero sin dejarlas salir. Agarró su mano con fuerza y dejó un dulce beso, transmitiéndole todo lo que significaba para ella que él esté allí, retomando el lugar que había dejado a la deriva.

 

Todo parecía marchar bien, no obstante Andrómeda sentía que una tormenta aún más grande faltaba por llegar. Sus presentimientos acertaron debidamente en el momento en que su hermano mayor, Demian, aparecía campante y con una postura que indicaba agresividad plena.

 

Cada palabra que soltó su hermano hirió su corazón al tiempo que subía la rabia en ella. Se puso de pie y camino derecho hacia él, propinándole una bofetada que recordaría por varios días.

 

—Cómo te atreves… — susurró con rabia y de forma entrecortada. Durante meses, Andrómeda se sintió completamente sola y devastada. Su madre había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos sin dejar nota o explicación alguna, y su padre completamente devastado no pudo hacer más nada que no fuera…sentir la pena.

 

Y mientras ella se encargaba de mantener aquel lugar en orden, ni una sola vez se cruzó a su hermano o hermana. La palabra sola y responsabilidades quedaban chicas para todo lo que había vivido en aquel tiempo.

 

—¡Nadie tiene la culpa de nada! — gritó con furia. Sentía sus mejillas enrojecer de la ira y mojarse lentamente con un río de lágrimas. —¡No recuerdo haberte visto por aquí desde que ella se fue!

 

Sus palabras quedaron flotando en el aire. De hecho, no recordaba ver a muchos de sus familiares desde que JunnyCo y Kutsy desaparecieron de la noche a la mañana. El tema no había sido tocado desde entonces, y aquello se había acumulado en su interior con el tiempo. Sin embargo, con tantos acontecimientos recientes, la represa que llevaba en su interior explotó.

 

Sin decir más nada, salió corriendo de la sala, internándose en el castillo.

[Kutsy Stroud Lenteric]

"Un día todo había sido distinto, un día el sol se veía diferente, una noche la luna había llorado, sin embargo el tiempo jamás se detiene".

 

Ese solía ser el cuento que todas las noches le contaba a Emma antes de llevarla a descansar, me gustaba arroparle y besar su frente mientras lucia tranquila. Pero esa noche había adelantado su hora de dormir, por lo que ambas nos dimos una larga ducha con flores de lavanda para relajarnos y que mi dulce niña pudiera conciliar el sueño cómo era debido.

 

-Duerme mi pequeño ángel, descansa que mamá cantará para ti esta bella canción de cuna... Solo para ti - recite hasta que sus tiernos ojos se cerraron, besé su frente y salí de la habitación.

 

Estaba emocionada, sin lugar a duda, ya que desde que fuera a vivir ahí no había recibido visita alguna y saber que él vendría llenaba de júbilo mi corazón y me hacía desear lucir radiante y contenta. Qué hasta Dunkel pareció sorprendido cuando le dije que preparara algo especial en uno de los invernaderos. Qué tendría una visita muy especial.

 

Hacía tiempo que no lo veía y mi alegría por ese encuentro hacía más sencillo caminar entre los pasillos de mi hogar, aquel que por azares del destino terminara como mi más bella morada y dónde me sintiera con libertad de andar a mis anchas.

 

Escogí el vestido negro con el que en alguna ocasión baile, además de un par de pendientes de brillantes azules y por supuesto el collar que Bel me había obsequiado. Y baje desde mi habitación hasta las afueras del jardín donde esperaría por Cillian, un mago al que adoraba y al que consideraba mi hermano y mi familia aunque no lleváramos lazo sanguíneo alguno.

 

Cillian seria recibido por Dunkel en la entrada del castillo y dirigido hasta una de las plataformas de granito donde lo esperaria para que tomáramos un tentempié juntos.

 

@@Cillian

[Cillian Haughton]

Sonrió apenas aparecer fuera de los límites del castillo, no recordaba exactamente hacía que no se encontraba con Kutsy así que estaba extrañamente emocionado. Habían pasado demasiadas cosas en los últimos años, pero a Cillian no le apetecía ya hablar demasiado sobre el pasado... ¿Para que centrarse en él si no podía cambiarlo?

 

Se acercó hasta la puerta y esperó hasta que Dunkel apareció en su campo de visión, era un elfo que no había visto nunca antes en su vida, pero estaba casi seguro de que Kutsy lo había enviado a su encuentro. Justo en el momento en que el elfo le abría la puerta, Cillian sonrió con más entusiasmo.

 

¿Por qué últimamente no sonreía? Podía notar perfectamente que en su día a día se había convertido en un persona bastante amargada y así se lo hacían saber algunos de sus compañeros. Por suerte existían momentos como ese en el que podía ser durante un par de horas una versión más antigua de él mismo.

 

Comenzó a caminar detrás de el elfo mientras se acomodaba la sudadera roja que había elegido para abrigarse esa noche. Ese era otro detalle que había cambiado con el tiempo, ya no vestía tan informal como en un principio. No tardaron demasiado en llegar a su destino y apenas verla, Cillian corrió hacia Kutsy y la rodeó en un rápido abrazo.

 

— ¿Cómo has estado, chica? —Inquirió.

[Kutsy Stroud Lenteric]

Los segundos siguieron la misma línea de pensamientos con los que esa mañana me levantara, sentía el viento frío sobre las mejillas mientras cerraba los ojos y rememoraba un par de imágenes para mi complacencia… Podía ver su rostro, su sonrisa pero por sobre todas esas cosas su cabellera rubia era lo que más recordaba. Tenía que admitir que estar conectada de esa forma con Drake, mi hermano, era devastador sin embargo había sido la única forma de salvarle de la propia locura.

 

Suspiré y deslicé la palma de mi mano sobre la firme superficie de granito de la banca donde estaba sentada para saber que me encontraba en casa y no en ese sitio al que jamás habría querido acudir. De pronto la calidez de un cuerpo junto al mío rompió el hechizo en el que me hallaba sumergida y esboce una sonrisa alegre porque reconocía ese aroma que inundó mis fosas nasales y arrastro consigo los gritos que ocultaba tras una aparente calma.

 

–Cillian –exclamé con ternura, hacía demasiado tiempo que estuviéramos juntos, mas recordaba vívidamente que la última vez que así había sido compartí con ese mago que estaba enamorada y que me casaría pronto, de eso demasiado tiempo pienso mientras mi mano viaja hasta su mejilla derecha, ahí me detuve y sin apartar mi mirada de la suya, incliné la cabeza un poco hacía mi derecha y agregue –que guapo te ves con esa sudadera.

 

Quizá el tiempo seguiría su curso con brutalidad, no obstante en ciertas ocasiones tenía la sensación de que las personas que había conocido a lo largo de mi vida regresaban a cada tanto. Cogí la mano de mi acompañante y le hice caminar a mi lado –esa pregunta es complicada de contestar –le decía conforme pasábamos junto a una de las estatuas de los patriarcas la cual tenía alrededor rosas de color blanco –pero podría decir que estoy mucho mejor –y no mentía, había lagunas en mi mente, pero eso él ya lo sabía.

 

–Ya sabes que nada es perfecto –declaré girando mi rostro a mi derecha para mirarle y sonreír –sabes, justo he recordado la Loveless… Ciertamente extraño caminar descalza en ese edificio –porque había dicho eso, no estaba segura pero sabía él entendería –espero que vengas con apetito –abrí la puerta de cristal del invernadero, para que ante nuestros ojos quedará expuesto la mesa de madera con dos sillas que yacía en medio de dos enredaderas de gardenias.

 

–Dime ¿qué ha sido del chico que me llamará pequeña en la academia? –Me pregunté si sabría que hablaba de él.

 

@Cillian

[Kaiser Lord Pilu]

Mi vida estaba cambiando a una velocidad casi de proporciones que solo se podían asemejar a las que se encontraban en la astrofísica, por decirlo de alguna manera. Uno de los cambios mas notorios, era mi alejamiento de las familias mortífagas o con tendencias oscuras que me habían acogido en mi regreso a la comunidad mágica de britania, en mi acercamiento hacia la luz, había decidido frecuentar familias más afines a mi nueva realidad, una de ellas era la Lenteric, donde se encontraba una bruja que había conocido hace muy poco tiempo, pero con la cual había desarrollado una relación muy afectiva de madre-hijo, ella con muchísima generosidad me había invitado a formar parte de aquella mítica familia y a visitarla al majestuoso castillo.

 

Había pensado en aparecerme en las cercanías de la propiedad Lenteric en primera instancia, pero la noche estaba realmente agradable, con una temperatura bastante cálida, que distaba mucho de las bajas temperaturas usuales en britania, era un clima ideal para usar el shelby cobra convertible que tanto me gustaba conducir. Luego de una rápida ducha, me vestí con el traje negro de seda italiana, que hacía juego con los zapatos, también de cuero italiano, al terminar.... Me dirigí al garage que se encontraba en el subsuelo de mi departamento en pleno centro de londres, preparado para partir.

 

Manejé durante un rato por la campiña de Londres en dirección a Ottery, la ruta estaba extrañamante despoblada, lo cual me permitió probar la velocidad máxima de mi vehículo, algo que no testeaba hace mucho tiempo.

 

Gracias a ese pico de velocidad logré llegar antes de lo que esperaba a los límites del castillo Karlstejn... abrí el portón de hierro y continué por el sendero hasta la puerta principal del castillo. Bajé del auto y me dirigí a la imponente puerta de madera del fortín... toqué con la manija de hierro y aguardé unos momentos... los minutos pasaron y nadie respondió al llamado.... así que luego de pensarlo unos segundos decidí auto-invitarme al interior.

 

-¿Hola? Buenas noches!...- Pronuncié con claridad mientras ingresaba al hall principal.