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☦ Catemaco's Magic☦ (MM B: 111338)


Valeskya Granger
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-Al menos estamos de acuerdo en que conocer el pasado que se nos arrebata es una necesidad -dije tras dar un sorbo a la infusión- la diferencia de hasta qué punto saciarse, va de la mano con la personalidad de cada uno, supongo. Te detuviste cuando creíste que fue suficiente, buscaste tu consuelo, y te ha servido así que lo respeto, no tengo reproche alguno a tus métodos.

 

Mientras masticaba una de esas suaves galletas que la elfina había traído, mientras encantaba el aire más inmediato a mi barbilla, para que las migajas quedaran suspendidas y no cayeran al agua, evitando desde una mala mirada de mi hermana hasta la fractura de la paz que estábamos teniendo; no dejaba de pensar en lo intransigente que era, pero que era conmigo mismo. Era algo que la gente solía malinterpretar, consideraba que podía imponer mis métodos como regla máxima, cuando en realidad, la sugería cuando la o las personas en cuestión no tenían un método efectivo para sus cosas. Aquello me desesperaba. Pero en el caso de Valeskya parecía tener todo bajo control.

 

Sorprendido con la respuesta de la joven de ojos violetas, dejé la galleta y la taza y me tomé unos momentos para reflexionar. No esperaba que mostrara curiosidad cuando momentos antes se había mostrado conforme con lo que conocía sobre su inexistente pasado, pero había cosas innegables, que ella lo hubiera borrado no quería decir que el resto de las personas de aquellos tiempos también hubieran olvidado, y un desconocido simple, que bien podría haber sido un tercero sin relevancia en el drama vivido por quien fuera Luna, podría desatar una bomba en la vida de la vampira actual. ¿Sería ella consciente de eso?

 

-Tengo entendido que hay diferencias dependiendo si se borraron los recuerdos con un encantamiento, en cuyo caso no estoy seguro de que se puedan recuperar, por medios propios al menos. Estudié encantamientos y no he encontrado alguno que lo anule, al menos de momento. Por lo que sería algo para hacer con un giratiempos, y evitar el encantamiento. Claro que sería peligroso hacerlo uno mismo, lo ideal es enviar a otra persona. Yo hipnotizaría a alguien neutral, un desconocido, para que lo hiciera. Amigos y familia, no es seguro, entran en juego las pasiones, al ver al agresor ¿me explico?

 

-No soy muy versado en las pociones -admití con cierta pena- pero la hipnosis no borra los recuerdos, los oculta, los cubre con velo negro, es relativamente fácil borrar sus efectos pero también es peligroso. Imagínate que en la hipnosis hayan establecido como condición algo como «si intentan hacerte recuperar tus recuerdos, te quitarás la vida en ese instante» Es tan drástico cómo delicado, hermanita. ¿Te doy un consejo? Si algún día alguien te lo pide, siempre hipnotízalo como borrando todos los efectos algo como «eliminarás de tu mente todos los efectos de cualquier hipnosis anterior» si eres más fuerte que el vampiro anterior, se hará tu voluntad.

 

No podía evitar dar consejos, que tal vez ya se los imaginaba, y aunque era bien sabido que ella intentaría negar utilizar sus poderes salvo caso de la más imperiosa necesidad, me gustaba creer que la ayudarían en un momento así. Al fin y al cabo, no por nada había tenido tantos años para conocer y escudriñar en tantos ámbitos de mi ser, aunque aparentemente no tanto como hubiera debido hacerlo en mi mente, en mis actitudes y en mis maneras de proceder. No me había dado cuenta qué tanto se habían vuelto, o se estaban volviendo, obsoletas. Aquellas aguas realmente penetraban profundo en cada uno. Solo esa explicación encontraba a la forma en que estaba considerando todo.

 

-Oye, Val... aprovechando esta tranquilidad... ¿crees que pueda hacerte algunas preguntas más personales? -pregunté con curiosidad, pero proseguí- por ejemplo sobre, tu confusa boda... sobre transformación en Valeskya. No tienes que responder si no quieres, pero no me hubiera perdonado no intentar saciar mi curiosidad.

 

 

 

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Valeskya miró al cielo, mientras sus pensamientos divagaban y trataban de digerir las palabras de su hermano con respecto a su pasado. Nunca había sentido interés en saber más allá, por muchas razones, probablemente era lo que quizás al Granger de ojos azules le faltaba: olvidar el pasado, no saber más de sus padres, olvidar ese resentimiento y así dar la vuelta a la página, ya que ambos lo necesitaban. Aunque ese tema era probablemente tan frágil como el cristal y la bruja estaba segura de que entre ellos nunca se pondrían de acuerdo… lo único que quizás podría solucionar eso, era la aparición de sus padres, pero eso no era algo que sucedería a corto plazo.

 

No se dio cuenta cuando la Elfina apareció para suplantar la tetera vacía por otra con un contenido similar; era parte de lo que le disgustaba cuando tocaban un tema que tuviera que ver con ella, no le gustaba sentirse en la mira, como un niño esperando a ser juzgado por sus padres por su forma de actuar. Se quedó en silencio durante un buen rato, mientras escuchaba a su hermano comer las galletas mientras se encontraba en el agua; las sales ya se habían disuelto y las aguas volvían a tomar su color cristalino, acompañado de burbujas provocadas por la alta temperatura.

 

Al escuchar el tema con respecto a los recuerdos provocados por un encantamiento, la joven de ojos violáceos nunca se había puesto a pensar con detenimiento la causa por la cual no tenía memoria: quizás había sido un golpe en la cabeza o quizás solo había sido hipnotizada, pero nunca había vivido alguna escena que le trajera alguna clase de recuerdo, con nada ni con nadie; incluso cuando había visto a su hija, era como si le hubieran presentado a una total extraña; reconocía en parte que había intentado esforzarse en quererla, pero la sensación de vacío siempre se encontraba allí, en un rincón solitario de su mente, siempre lista para aparecer en cuanto alguien de su pasado quisiera recordarle quién era.

 

Sin decirle nada a Joaquín, la joven le agradeció silenciosamente que se tomara la molestia de tratar de responder con detalles lo que había preguntado, pues eso quizás le serviría si en algún futuro le volviera el interés por saber quién era antiguamente. Pero ese rato de tranquilidad desapareció casi de inmediato al escuchar otra pregunta en relación a su vida personal, más cuando hablaba de Valeskya como refiriéndose a otra persona. Se llevó las manos a la cabeza al tiempo que intentaba mantener la cordura y no ponerse a la defensiva; no sabía si debía responder o no ¿hasta dónde le iba a dar el poder a su hermano para poder opinar sobre su vida personal?

 

- Me había parecido extraño que no hubieras intentado inmiscuirte en mi vida personal.- El tono de su voz fue inmediatamente a la defensiva. - No sé si deba contarte, al final de cuentas, lo que hemos platicado durante todo el día de hoy, terminaremos por echarlo en cara en alguna discusión…- Era una afirmación, conocía bien a su hermano y también se conocía bien ella, eso no quedaría en una simple plática.

 

- Erróneamente crees que soy una transformación Joaquín… Para mi desgracia, somos dos personas en un mismo cuerpo, pero… no sé qué tipo de cosas estés acostumbrado a ver. No es que sea una persona y luego me comporte como otra, siempre soy yo, siempre hablas conmigo. – Tratar de explicarlo con palabras sencillas era complicado. - Valeskya siempre está aquí, que existan veces como ahora, en la que hablamos sin pelear, no es que “la otra” salga a flote... simplemente llevamos tanto tiempo juntos, que quizás hay ciertos hábitos y costumbres que hago de forma inconsciente, la forma de comportarme contigo, con Fiamma, con Zahil, con Apolo, es debido a la convivencia diaria. Aunque también tiene que ver mucho el hecho por el cual me he marchado en reiteradas ocasiones a estar sola… que es la manera que encuentro para sentirme menos vulnerable. –

 

- Por otro lado, hay una tiara que debe estar guardada en mi bóveda… la verdad no recuerdo bien. – Dijo pensativa mientras tomaba la taza de té. - Un objeto maldito, que encierra a un ente en su interior… es ese tipo de historias de terror que le puedes contar a tus hijos cuando quieras que no agarren cosas valiosas sin tu permiso. – Dijo amargamente la ojivioleta. - Luna en ese momento estaba demasiado vulnerable, supongo que mucho tuvo que ver la boda y fue el momento y lugar adecuados para liberarme…- Bebió un sorbo de té y dijo en un susurro. - Increíble lo que un amor puede provocar…-

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-Y por eso mismo puedes inmiscuirte en la mía, si así lo deseas, Estaríamos en igualdad de condiciones para la próxima pelea -respondí a la compartida afirmación de Valeskya.

 

En realidad estaba un poco cansado de pelear, de verdad estaba disfrutando aquella paz fraternal, y me cuestionaba le seria posibilidad de estallar menos con ella, en la medida de lo posible, pero tampoco le pasaría por alto todas las insolencias por alto. Quizás aquel pensamiento se esfumaría en cuanto saliera de aquel estanque, de aquella carpa blanca inundada con olor a copal; al fin y al cabo, debía reconocer que pelear aunque cansado, sí, también era divertido, era "lo nuestro". El problema era que ahora las herramientas se estaban volviendo más punzantes, o peor... eran bombas.

 

-¿Qué...? -No daba crédito a lo que escuchaba. Musité aquello sin interrumpirla.

 

A cada palabra, me resultaba más doloroso y más increíble, y era extraño, porque no era el primer caso al que me enfrentaba, a decir verdad estuve muy ligado a uno, y a decir verdad nunca me liberaría. Pero aquello no me importaba, en cambio, mi hermanita... A todos nos había resultado extraño el abrupto cambio de actitudes que la dulce Luna había tenido, sobre todo para conmigo, pero supe adaptarme a ella; yo al igual que todos lo adjudicamos a una serie de eventos traumáticos que ella había sufrido, la boda fallida, la partida de su mejor amiga. Eran cosas muy dolorosas.

 

Si bien en su momento me cuestioné que al final Luna no fuera tan fuerte como yo la veía a pesar de sus maneras suaves, me decepcionó un poco que se dejara vencer aunque nunca perdí las esperanzas de que pudiera volver a ser lo que era. Ahora sabía que no podría ser aquello y una mirada a la impostora que se hizo pasar por mi hermana todos estos años me dio la sensación de que Luna seguiría muy débil para hacerla resurgir, o peor aun... Que Luna, nuestra Lunita, no podría soportar el dolor de vivir su vida y que todo acabaría peor. Aquello debían resolverlo entre ellas.

 

-Bueno... -dije carraspeando para aparentar naturalidad- ¿recuerdas a Selene, mi socia? Ella sufre un caso parecido cuando menos, últimamente era la demonio Ariane con la que convivíamos. Por ende, tu caso no me es del todo extraño. Pero Valeskya, ¿por qué nos adoptaste como familia? una vez liberada simplemente pudiste huir, volver a tu antigua vida o lo que quisieras. Sin embargo te quedaste, sigues compartiendo con nosotros, sigues llamándome "hermano" -Aquello lo dije sintiéndome un tanto traicionado.

 

-Recuerdo esa tiara... -dije con aire ausente, ante una gran revelación- yo estaba en el bar de Luna cuando un muchacho, un ex alumno de ella o algo así, apareció con la desvencijada caja. Nunca me hubiera imaginado que estabas tú ahí dentro...

 

No estaba seguro de cómo proceder a continuación. De nada serviría exigirle información sobre la tiara, mucho menos preguntarle si destruyendo la tiara ella se iría, no tanto porque aquello desataría una pelea, sino porque de conseguir la información tampoco estaba del todo convencido de poder actuar; no tendría la seguridad de que Luna estaría bien. Bajé la cabeza, y escuchando las palabras de Val, sonreí amargamente, volviendo a lo anterior, todo indicaba que Luna no resistiría dominar su cuerpo, y yo no me perdonaría traerla para sufrir por un mero deseo egoísta.

 

-Debo reconocer -ocultando mi tono derrotado- que a su manera, salvaste a mi hermana, así que no puedo menos que agradecerte por tomar su lugar. No hace falta que te lo diga, pero sin ella, sin ti, sin ustedes, yo estaría incluso más solo. Así que debo agradecerte por todo lo que has hecho y como soy un hombre de palabra, aunque nunca podría usar estas armas contra ti por el bien de la familia, puedes preguntar lo que quieras. -No estaba seguro de que aquello fuera una buena idea pero lo dicho, dicho estaba.

 

 

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Era una sensación extraña la que recorría el cuerpo de Valeskya: ese disfrute al ver la reacción de Joaquín después de haberle dicho lo que había pasado. ¿Qué más daba? Ya habían pasado años y si ella continuaba allí, es porque Luna no hacía el intento siquiera de intentar volver; al principio había mostrado cierta resistencia, la cual se fue apagando con el tiempo, como si ella misma reconociera que al final era mejor que Valeskya hiciera todo lo que ella no había sido capaz de hacer: se sentía fuerte, decidida, capaz de sobrellevar aquel corazón roto y sentir que nada ni nadie podría perjudicarla emocionalmente otra vez.

 

La ojivioleta dejó a un lado la taza de té y se dedicó a estudiar con sumo cuidado el rostro del Granger. Esa satisfacción que le daba saber cómo intentaba procesar esa información, aunque le sorprendía que de verdad a esas alturas aún estuviera interesado por saber qué era lo que había ocurrido. Se percató que en su rostro se había formado una sonrisa de satisfacción, como si hubiera hecho una gran declaración, como si de repente esperara que todo cambiara el curso de su vida. No pasó desapercibido para ella el tono de derrota.

 

- Mi permanencia con los Granger era la opción del momento ¿a dónde iba a ir? Fue divertido pensar en fingir ser parte de la familia al inicio, pero también me di cuenta que Luna sufría, como si su mundo estuviera a punto de terminarse, no solo por una persona… era como si una serie de eventos ocurridos se fueran acumulando en ella hasta no poder más. Un punto de quiebre por decirlo así. – Era la primera vez que la bruja hablaba de cómo se sentía, de lo que había ocurrido en esa ocasión.

 

- Inicialmente era quedarme solo unos días para poder huir, así como lo mencionas… pero, al saber todas las emociones por las que Luna pasaba. Sentí la necesidad de aguardar y para hacer lo que ella no podía: aguardar y tener la oportunidad de vengarme. – Los ojos de la pelinegra emitieron un destello especial. - Dicho de otra manera, matar al o a los causantes de todo. Es por eso que me quedé aquí.–

 

- Debes darle las gracias a Ariane por esa tiara, así como también acepto gustosamente tu agradecimiento… es probable que al día de hoy, ya no quedara nada de tu hermana.- Dijo distraídamente, más para sí misma, que para Joaquín. - Y como te he dicho antes, les tomé afecto a todos ustedes… a algunos más que a otros.

 

- Parece que los Granger tienen tendencia a temerle a la soledad. – Dijo con cierta sequedad. - Cuidas de Seishiro y siempre te echo en cara lo de tu otra hija. ¿Por qué no estás con la madre? ¿En verdad sigues en querer aferrarte al pasado? O al menos… no sé ¿Ni siquiera has hecho el intento de rehacer tu vida con alguien más? Tienes toda una vida por delante… Literalmente. Además no somos los únicos de nuestra especie deambulando por aquí, así que ni para buscar un pretexto de no querer convertir a alguien, no sé. Explícame eso. –

 

Al decir la última frase, se dio cuenta de algo ¿por qué ella no había hecho algo así? Había desecho la idea de no enamorarse de alguien y sin embargo, la situación era distinta: conocer a alguien, mortal… “vaya manera de complicarse la vida”, suspiró la ojivioleta al ver que el amanecer estaba muy cerca.

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-Entonces, lo que logro rescatar de esto es que te apiadaste de la dueña del cuerpo que portas. Qué... irónico.

 

Con una sonrisa incrédula, miraba los ojos violetas que eran de mi hermana pero reflejaban el alma de una intrusa a quien ya nos habíamos acostumbrado. Porque ¿Qué sentido tendría ahora iniciar una guerra? Aquello no acabaría bien y al parecer Valeskya cuidaba de Luna, de una forma que ninguno nosotros podría hacerlo jamás ni con el más efectivo maleficio Imperio. Ella podía sentirla, sus angustias, sus dolores, cuando los que la rodeábamos solamente podíamos imaginar la pena tan grande que cargaba la Granger, y por mucho que hubiéramos estado dispuestos a compartirla, sólo sería una ilusión.

 

Cuando habló de venganza fue el punto clave para que me creyera aquella historia, a la que tampoco me negaba. Había visto muchas cosas en mi vida como para que guardara escepticismo, y lo poco que tenía, lo había perdido con el tarot de Valeskya. Luna nunca se habría vengado, ella aguardaba callada, sufría en silencio y perdonaba. Sin embargo había cosas que no me cerraban ¿Si quería vengarse, por qué se negaba a rebuscar en el pasado y descubrir a aquel desdichado que había convertido a Luna en aquello que nunca había querido ser?

 

-Me gusta la venganza -respondí con una sonrisa cómplice- de más está decir que cuentas conmigo -me di vuelta y nadé dándole la espalda- ¿Encontrarás también la manera de vengarte de quien convirtió a Luna? Sé que ha sufrido por eso.

 

Volví hacia donde estaba ella, salí del agua y me senté en el borde, para luego tomar y masticar una galleta lentamente. No había pasado por alto lo de Ariane, pero me sentía sumamente traicionado. Éramos socios, amigos y teníamos una confianza excepcional... sacando las cuentas, aquel suceso tendría que haber sido en el tiempo en el que habíamos roto por segunda vez. Solté un suspiro con la vista ausente. No quería pensar que todo aquello había sido por rencor, prefería pensar que había sido para ayudar a Luna, sé que se agradaban. De todas formas no haría una guerra con ella, teníamos una hija en común y por su bien, debía reinar la paz entre nosotros.

 

-¿Ariane y tú se conocían de antes? De cuando ambas tenían cuerpo propio quiero decir... -Pregunté sin ocultar mi curiosidad. -Y si, ya sé que a tu manera me adoras -le guiñé un ojo y sonreí burlón

 

Al principio me costó entender la pregunta de Valeskya, si luego de Silverlyn yo había seguido saliendo con gente, pero claro, siendo yo reservado con mis cosas y ella desaparecida por el mundo, no había habido oportunidad de que se enterara. Mas había algo en lo que más o menos había acertado: El temor a la soledad. Yo había vivido muchos años sólo, pero luego de que había conocido a personas especiales, me había mostrado sumamente dependiente. Me había costado mis buenos años superara a la persona anterior, pero al final siempre lo conseguía. Hasta ahora...

 

-Ay Valeskya -comenté riendo- ¡Claro que salí con más personas! Con Ariane lo intenté dos veces, también tuve una corta relación con May Malfoy, y aquí entre nos, no me negué a los encantos de Mizu, la hija mayor de Sil... pero al final con ninguna funcionó, dos de ellas simplemente no eran para mí, y la tercera pues desapareció -me encogí de hombros.- Silverlyn dejó muy alta la vara, y en cierto punto llegué a considerar que nadie se merecía que yo me aburriera y las destratara con frases esquivas y excusas. Digamos que me mantuve al margen hasta no estar seguro de que está superado, para no comportarme como un i******.

 

Sabía que no había raza, condición ni edad para ser víctima del sufrimiento por amor, y habiéndolo experimentado en carne propia, decidí tomar aquella justa decisión. No me importaba causar dolor físico, pero ya lo sentimental eran terrenos demasiado crueles para entrar sin una justa razón.

 

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El tema de conversación había cambiado nuevamente, eso era lo que a Valeskya le agradaba en parte: Joaquín era de las pocas personas con las que ella podía conversar casi sobre cualquier cosa, aunque lo único malo de todo eso era que siempre pensaban de forma diferente y esta era la causa por la cual terminaban peleando la mayoría de las veces. Aunque en ese momento la bruja se encontraba totalmente a la defensiva, pues hablar sobre ella y más cuando alguien intentaba involucrarse demasiado.

 

Arqueó una ceja incrédula ante las palabras de su hermano con respecto a la venganza; el hecho de que su hermano no comprendiera la parte de que a ella no le interesaba vengarse de una persona sin rostro. Su único móvil había sido quienes ella podría identificar como causantes de su daño: quienes se habían ido sin decir adiós, a quien había confiado todo y de cierta forma la hacían sentirse traicionadas. Por eso ella seguía allí, para evitar volver a tener aquel sentimiento de dolor que le resultaba insoportable en aquel tiempo; el pasado solo era eso, pero el dolor real había llegado después y ese era el que a ella le interesaba.

 

Se quedó en silencio, mientras pensaba en una respuesta apropiada a la pregunta que le había hecho el ojiazul, aunque no hubiera mucho que decir al respecto. Escuchó atentamente la respuesta a la pregunta que le había hecho con respecto al hecho de que su hermano se mantenía solo. Le resultó sumamente incómodo tener que escuchar nombres con quienes se había visto involucrado, pues no lo creía capaz de llegar a ese punto de los detalles. Valeskya se preguntó qué se sentiría tener demasiadas expectativas con respecto a alguien ¿De verdad Silverlyn lo había marcado de esa manera? Y la otra pregunta que siempre había rondado por su mente, era saber en qué momento se había dado esa relación.

 

- ¿Sabes? Antes de decirte algo, debo confesar que agradezco no tener que conocer a esas pobres chicas que me has mencionado… me daría vergüenza tener que mirarlas a la cara. – La bruja le dirigió una mirada rara. - No me preguntes por qué, es incómodo, siento como si tuviera que disculparme con ellas por tu comportamiento. ¡No sé! Siento que al tener tan altas expectativas y conociéndote… no es buena combinación, creo.- Sonrió. - Al final no eres tan insensato como lo pienso… si es que es cierto eso de que has trabajado en superarlo. – Comentó con cierto escepticismo.

 

- Acabo de decir que no conozco a esas chicas… salvo a Ariane.- Exclamó la joven. - Si te soy sincera, no sé de dónde la conocía, aunque seguro que fue mucho antes de la tiara… - Se quedó pensativa hasta que realmente lo recordó todo. - ¡Claaaro! De la antigua Academia.- Y rió como una niña pequeña, al sentir ese golpe de nostalgia. - Estuvimos juntas, aunque bueno, ahora que lo has dicho, ella pasa por algo similar a lo mío ¿cierto? Así que no estoy seguirá quién era ella en aquel tiempo.–

 

- Y por cierto… Luna te adoraba, yo sólo te tolero… me resultas irritante con tus actitudes, pero sé que eres buena persona en el fondo.- Trató de disimular una leve sonrisa. - Retomando el tema ¿crees que de verdad el pasado se encuentre superado? Es decir, no te juzgo por relacionarte con una o varias chicas, siempre que sea de común acuerdo y … bueno, sabes lo que quiero decir. – Hizo una breve pausa. - Todo esto ha surgido a raíz de, no sé, de encontrar a alguien definitivo. Quizás las veces anteriores no tenías la intención, porque no estaba del todo superado ¿no crees? –

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-Te entiendo -dejé escapar una risita llena de vergüenza y un poco de auto desprecio- no fui especialmente un caballero, sino bastante cobarde. Pero ya me castigué bastante por eso, no hace falta que también lo hagas tú. Supongo que no estaba del todo listo, pero tampoco llevo prisa ¿verdad?

 

 

Lo cierto era que sabía comportarme como todo un cabrón, al principio todo era agradable, todo me gustaba, me sentía cómodo y alegre, pero poco a poco, el afecto que recibía se iba transformando en una soga al cuello que me ahorcaba. Hasta ahí no podía reprocharme gran cosa, me gustaba quien me gustaba y si al final aquello no era amor, tampoco podía forzarme. Era digno apartarse para que aquellas personas que no superaron mis expectativas al final, tuvieran el camino libre para encontrar a la persona que les correspondiera en cuerpo y alma y les brindara la felicidad que yo no podría sin sentirme mal.

 

 

Sin embargo lo malo de aquello era la forma en la que me había apartado. No lo había dicho con sinceridad, no había explicado los verdaderos motivos. Joaquín Granger en esos casos, el directo y sin filtros Joaquín Granger, solía simplemente irse. Irse sin más. Era algo fino y paulatino, las visitas eran cada vez más dilatadas en el tiempo, la agenda cada vez se volvía más apretada, las charlas más cortas, y por último los compromisos internacionales parecían haber surgido todos al mismo tiempo, por lo que me tenía fuera largo tiempo y repetidas veces, y claro... los obsequios no compensaban mi ausencia.

 

 

Lo peor no era aquello, sino que al poco tiempo de que al final se vieran obligadas por su dignidad y su corazón roto a terminar la relación era que yo me veía atacado por el afecto hacia ellas nuevamente; era víctima de aquel "cuando ya no lo tienes lo quieres". Sólo una vez había cometido el imperdonable error de hacer caso a aquel confuso sentimiento creyendo que aquella vez todo iba a ser diferente. Nada había cambiado en realidad y en cuanto logré mi comedido me vi en la necesidad de volver a emplear mi estrategia para liberarme. Fue la cumbre en sentirse todo un i******. De ahí en más me prometí no otorgar segundas oportunidades en casos así. Todo aquello no debía saberlo quien yo llamaba hermana. Sería un arma para mi destrucción.

 

 

-Sinceramente no sé si hablabas con Selene o Ariane, supongo que en aquel momento también habrá sido Ariane -me encogí de hombros- sin embargo ellas se turnan para ocupar el cuerpo, así que no puedo asegurarlo. Ariane se hace con el control cuando Selene está débil, aunque ya lleva bastante tiempo entre nosotros. -No recordaba si aquello era un secreto, pero Valeskya era de confianza.

 

 

Comenzaba a dudar otra vez si Valeskya no tenía alguna especie de legeretmancia. Pero igual que horas antes lo descarté, los vampiros éramos inmunes a aquello, y no creía que hubiera magia, ni siquiera la arcana, que pudiera modificar aquello, aunque tampoco lo descartaba. En efecto, la conclusión a la que había llegado era que no estaba del todo decidido a superarlo, o bien aquellas chicas no habían sido las indicadas para que lo consiguiera. Nunca me había dispuesto a conocer a alguien para forzar enamorarme, todo se había dado de forma espontánea como debía ser. ¿Hubiera cambiado en algo si lo hubiera hecho de otra manera?

 

 

-Gracias, supongo... tampoco me caes especialmente mal -sonreí un poco- y respondiendo a tu pregunta... todo se dio sin que me lo propusiera, al principio sentía indicios de que podían ser las indicadas, pero simplemente no lo eran. Quizás es que no estaba preparado para dejar el pasado atrás, o quizás es una mezcla de ambas cuestiones: Necesito alguien tan especial que consiga que me termine de decidir de desprenderme de un pasado que no volverá. Soy consciente de que tampoco pongo mucho empeño, solo espero que las cosas pasen... pero forzarlas, al menos para intenciones puras, no serviría de nada ¿no crees?

 

 

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  • 2 semanas más tarde...

La ojivioleta creyó ver un atisbo de duda en su hermano, antes de que pudiera responder lo que ella había preguntado instantes antes. Dejó que meditara la respuesta que pretendía dar, si al fin y al cabo no era una carrera ni tenían el tiempo en contra; la elfina de Valeskya apareció con varias toallas, las cuales ofreció al Granger para que se secara y recogió la bandeja de té que había dejado antes. Se quedó en silencio mientras su mirada seguía a Breena hasta que desaparecía de allí, se levantó y comenzó a caminar para poder estirarse un poco.

 

- No me había percatado de la hora, tanto tiempo en la misma posición llega a ser complicado…- Murmuró en voz alta.

 

Evitó poner los ojos en blanco al escuchar la respuesta que había preparado el ojiazul; no le molestaba que al final hubiera decidido dar vuelta a la página, lo que sucedía es que la pelinegra no estaba del todo segura que así fuera en realidad. Recordó aquellas conversaciones en donde Sil siempre salía a relucir, seguido del dolor que le ocasionaba que se hubiese ido así sin más. Era el motivo de las constantes peleas entre ambos y aunque éstas habían disminuido un poco, eso no significaba que todo eso ya estuviera en el pasado.

 

No estaba segura de otorgarle el beneficio de la duda, pero al menos en ese momento se le podía notar la tranquilidad, casi sincera, de no tener que forzar las cosas. Se quedó en silencio, pensando en que quizás al fin se había animado a dejar todo eso en el pasado; no podía culparlo tampoco de querer buscar compañía, estaba segura que todos en algún momento de sus vidas pasaban por algo similar, el buscar a alguien que opacara esa soledad, aunque el problema radicaba en que si la otra persona también estaba dispuesta a convertirse en algo pasajero.

 

- ¿Y ahora, estás listo para dejar todo atrás? – Preguntó la ojivioleta al cabo de un rato. - Porque todo ese discurso bonito de que no vas a forzar las cosas y esperar a que pasen de forma natural, puede cambiar de buenas a primeras.- El olor a menta había desaparecido casi por completo. - A lo que me refiero es que no tiene nada de malo el tener que buscar a alguien, siempre y cuando le dejes perfectamente claras tus intenciones. Aunque en estos tiempos de verdad dudo que haya alguien dispuesto a ser el pasatiempo temporal de otra persona.-

 

Se quedó en silencio mientras pensaba en que quizás aquellas personas que habían sido parte de su vida en el pasado, le hubieran dejado las cosas claras, ella sin ningún problema había aceptado. No por falta de autoestima, sino que el hecho de tener perfectamente claro de que no sería algo permanente, le hubiera permitido tener la elección de no ilusionarse en exceso pensando en que podían vivir juntos y felices por siempre. Sacudió la cabeza con molestia, esas cosas solo ocurrían en los cuentos, la realidad por muy cruel que se escuchara incluía todo, menos finales felices.

 

- El punto de todo esto… es que tampoco esperes a que cualquier persona llegue a tocar la puerta de la mansión a decirte que si quieres formar parte de su vida. Necesitas tomar algo de aire ¿sabes? – Con esto se refería claramente al incidente ocurrido con Seishiro en el bioparque estrella. - Ve a vivir con Seishiro una vida más normal, al menos deberías dejar que ese niño disfrute de convivir con otros. No le niegues esa oportunidad, permite que al menos él elija lo que quiere ser.-

 

Se quedó esperando la respuesta de su hermano, aunque estaba seguro que la paz estaba a punto de romperse con lo último que había dicho: lo conocía lo suficiente como para que pronto le echara en cara que ella no era quién para meterse en sus decisiones, dado a que siempre fue una mala madre. Se quedó en silencio, mientras le daba la espalda a su hermano.

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Tomé un par de las tollas que ofrecía la criatura, pero no me sequé con ella, me gustaba sentir la humedad en el cuerpo, por lo que en cambio tendí una en el suelo y usé la otra enrollada como almohada y allí me tendí; contemplando la grandeza de la noche que no tardaría en desaparecer. Me sentía sumamente relajado, no solo físicamente sino emocionalmente, y no sabía si debía atribuirlo a las aguas misteriosas, a la sangre de gallina o a la charla extremadamente sincera que estaba teniendo con aquella mujer que era y a la vez no era mi hermana.

 

Aquello era un tema para retomar otro día, no tenía caso desatar una guerra ahí, pero sin duda era algo inmenso como para no pactar el secreto, yo quería además más garantías de que Luna estaría bien. Además... la familia ¿estaba bien mentirles así? que llamaran prima y tía a alguien que solo esperaba el momento para una venganza que ni siquiera era personal... También podía entenderse cómo una forma de protegerlos, sería muy doloroso enterarse de aquello. Reconocía que yo lo toleraba porque había tratado con un caso similar, ¿pero ellos? un par eran humanos y no habían vivido nada en comparación con los inmortales.

 

Una pregunta de la pelinegra me sacó de aquellos pensamientos. Sonreí un tanto resignado. No la culpaba por no creerme del todo, yo tampoco lo haría, y ella me conocía demasiado bien. Si bien siempre fui bastante introspectivo y supe analizarme a mí mismo, consciente de las cosas que hacía bien, las que no, y las que creía que hice bien cuando no era así y viceversa, al final siempre daba otra firmeza cuando otra persona reafirmaba aquello. Por muy solitario que hubiera sido en el pasado siempre existió alguien con esa función, y parecía que en aquel momento de mi vida aquella tarea le tocaba a ella, aunque que lo reconociera a aquellas alturas no quería decir que no llevara haciéndolo durante años.

 

-No lo sé -terminé por admitir- ¿has sufrido las diferencias entre la teoría y la práctica? Bueno, es lo que me pasa, imagino, creo y desarrollo la idea de que las personas que he conocido serán mi nuevo y flamante gran amor y en la práctica se da todo lo contrario. No he pensado si es que sigo aferrado o no son las personas correctas -me encogí de hombros allí acostado- Las personas hoy en día son bastante menos conservadoras que hace algunos años, pero... ¿quién crees que se va a prestar cuando le diga "hey, tengo un gran amor que no sé si superé o no, y quiero comprobarlo probando contigo"? Se huele el corazón roto a distancia.

 

Como una revelación, llegó a mí la idea de que quizás lo que necesitaba era una persona que por voluntad propia quisiera someterse a aquella tormentosa idea y lo dejara todo por mí... pero lo deseché, la simple idea de tal entrega a mí causa me hacía sentir incómodo, me haría sentir comprometido y seguramente me sentiría un ser desagradablemente despreciable en cuanto me sintiera ahogado. Simplemente no podía imaginar qué clase de persona pudiera interesarme e importarme tanto como para advertirle de aquello y que siguiera intentando llegar a mí. ¿Una persona con mi mismo tormento quizás? No, ni siquiera podía asegurar aquello.

 

-No me siento sólo, justamente porque tengo a Seishiro conmigo, y a ustedes claro. Una relación afectiva no está en mis prioridades, no sé si quiero dedicar mi tiempo y mis atenciones a eso. Tampoco es que pueda decirse "se te hará tarde" el tiempo no corre para nosotros -reí un poco pero enseguida se convirtió en una sonrisa frustrada, me senté y rasqué con furia mi nuca.- Ya... Ya sé que no estoy haciendo las cosas bien con el niño -comenté frustrado- Sé que su poco contacto se reduce a los hijos de Za, Helena y muy eventualmente los hijos de Ariane; sé lo que es ser una persona solitaria porque yo mismo lo fui o lo soy, y no lo quiero para él, de verdad. Incluso he pensado enviarlo a un internado... pero tengo miedo, por su naturaleza demoníaca, no sé cuándo va a despertar y el desastre que será... Yo estaba preparado para ser padrino y asistir a su madre, no para volverme padre de un día para otro

 

-Pero -suspiré- lo que me da tremendo pavor es que desaparezca de un día a otro, o incluso menos que eso, por qué sé que en el Internado no le pasará nada... tengo miedo por mí mismo, si he volcado toda mi atención a ese niño y llenado mis vacíos, ¿qué pasará cuando quede a cargo de otros? Enloqueceré pensando en él durante todo mi tiempo libre. -Solté aire y me dejé caer en la toalla enrollada- Intento hacerlo lo mejor posible, pero estoy siendo egoísta y nocivo...

 

 

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Valeskya suspiró, sin saber exactamente cuál era la causa del por qué había hecho eso. Solo podía pensar en lo que había dicho acerca de la teoría y la práctica; simplemente para ella no podía llamarlo de esa forma y sin embargo no podía dejar de estar más de acuerdo con las palabras de su hermano. ¿Cuántas veces había pasado por algo similar? El conocer a alguien, que le gustara, que pensara que seguir adelante y que al final resultara no ser la persona que ella había pensado. Sin embargo, seguía pensando que la manera más fácil era que alguien le hubiera dicho que no tenía intención de enamorarse de ella y que podía tratarse de algo casual.

 

Sin duda era una mejor posibilidad el conocer a alguien que le dijera que tenía un corazón roto y dejar que las cosas llevaran su rumbo, sin prisas y no tener que iniciar una relación casi formal para que al final le dijeran que siempre no había resultado ser la “persona adecuada”. Para la Granger le resultaba más fácil el tener que elegir entre arreglar un corazón roto o simplemente seguir adelante y dejar que alguien más se encargara de eso, que tener que aventurarse a ciegas en algo en donde ella no estaba segura de cuál era el papel que desempeñaría en esa relación.

 

Su mente divagaba acerca de ese tema y lo complicado que resultaba ser para ambos, el tener que hablar y ponerse de acuerdo. Una vez más salían a relucir las diferencias entre los dos, la forma en que veían las cosas, sobre todo en cuanto al amor se refería. ¿Por qué un tema podía tornarse tan complicado para ellos? Tal vez era la falta de comunicación o el simple hecho de que habían sido educados en ambientes distintos. La ojivioleta cruzó los brazos, mientras terminaba de escuchar las palabras de su hermano.

 

Otro tema que solía ser delicado entre ellos era sin duda aquel pequeño niño al cual el ojiazul estaba sumamente apegado, casi de una forma antinatural, al menos desde la perspectiva de la Granger. Sin duda le había cambiado la vida radicalmente, como él decía, de padrino a padre de tiempo completo. Era algo que él no había tenido la oportunidad de elegir y si no fuera por aquella burbuja que había construido alrededor del niño, sin duda la bruja podría haberlo considerado como un buen padre. La joven dudó acerca de continuar el tema, ese tratado de paz entre ambos era demasiado frágil como para tentar a la suerte y soltar un comentario que pudiera acabar con todo lo que habían construido durante el día.

 

- Es un niño, crecerá y en algún momento se alejará de ti y es probable que todo lo que estés haciendo ahora y que sabes perfectamente que no está bien, te lo terminará reprochando algún día.- Respondió la ojivioleta al cabo de un rato. - ¿Puedes contarme qué harás cuando Seishiro te diga que lo asfixias? Si sigues así, en algún momento se largará y perderás una eternidad tratando de buscarlo. –

 

Sin duda no era la mejor forma de haber dicho las cosas, pero trataba de decirle que a pesar de que era consciente que no estaba haciendo todo de la mejor manera, tendría que actuar rápido o sería demasiado tarde. De todas formas, Valeskya ya estaba cansada de tener que insistir y siempre terminar peleando al respecto.

 

- Como sea, tú tienes la última palabra y no seré yo quien te arruine ese mundo de fantasía que tantos años te has tardado en construir. – Suspiró y decidió que era mejor cambiar el tema. - ¿Te gusta la aritmancia? Los números pueden ser una buena forma de iniciar el día.- La joven posó su mirada en su hermano y aguardó la respuesta.

Editado por Valeskya Granger

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