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El retorno al Templo Blanco


Sophie Elizabeth Granger
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El regreso al templo blanco

 

Nadie podía decir que aquella última misión había sido sencilla, para lograr el objetivo final habían tenido que echar mano de la mas poderosa de sus habilidades, haciéndose uno con la magia propia de sus clanes, pero al final, junto a su líder, habían logrado pasar la prueba, todos ellos habían logrado convencer a los espíritus de que podían ser dignos de salvar el mundo si ellos les prestaban su ayuda. Las reliquias finalmente se habían unido al árbol en un gran resplandor que por un momento los dejo ciegos y la luz los envolvió a todos, como si buscara purificarlos para hacerlos dignos de aquella ayuda solicitada. Miro al Despard por un segundo antes de ser golpeada de nuevo por un rayo de luz que esta vez solo era destinado a tres personas, Darla, Rory y ella misma.

 

Y a pesar de ser un ser totalmente oscuro, aquella luz no la dañaba, por el contrario, parecía fortalecerla y al final, por un segundo que le parecieron horas, antes de caer al suelo, desvanecida, al igual que sus compañeros, pudo ver un lugar que le era muy familiar. Ante ella se mostraba en todo su esplendor un edificio tan blanco que lastimaba un poco al mirarlo. Un enorme campo verde a ambos lados de un camino que se encontraba custodiado por las estatuas de antiguos de los antiguos lideres de la Orden del Fenix, incluso aquellas que habían liderado antes de la gran caída y llevaba a las escaleras de mármol que a su vez te dirigían hacia la puerta.  Sabia que aquello estaba en su mente, como la estación del tren había estado en la mente de Harry Potter el día de la gran batalla de Hogwarts, pero aun así se sentía tan real.

 

Sintió de pronto que no estaba sola y miro hacia su derecha, Darla y Despard caminaban con ella y miraban también con asombro el lugar, sabía que Rory no conocía el lugar pero la otra vampira si así que ambas guiaron al líder de la Orden hacia la entrada donde una enorme puerta de madera se abría a su paso mostrándoles las enormes columnas que sostenían el techo del lugar y justo al frente en el centro, la fuente que alimentaba y fortalecía años atrás a todos los miembros que demostraban su valía ante la orden completa. Sonrió por primera vez con alegría genuina, aunque la fuente estaba seca, creo que sabía lo que tenían que hacer. Aun faltaba una prueba más y tendrían que poner todo su empeño y fuerzas para poder retornar al Templo Blanco… 

 

 

 

Conocimiento de Bando II

Control de energía psíquica

Hannity Ollivander Evans

Intelecto Sagrado

Melrose Moody

Mica Gryffindor

 

Conocimiento de Bando III

Conexión natural

Ela Karoline

 

Conocimiento de Bando IV

Escritores del aura

Rory Despard

 

Cita

Para mayor información sobre la historia de los clanes y los poderes puedes consultarlo aquí:

https://www.harrylatino.org/forums/topic/113954-clanes-de-la-orden-del-fénix/

 

Editado por Sophia Elvira Mackenzie
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Decir que había esperado lo siguiente que ocurrió tras enfrentarse a las criaturas en el árbol sería una gran mentira. La Potter Black había utilizado su maledicó pero no había querido llegar al máximo su potencial. Ya había vivido el efecto que producía en ella con cada nuevo uso, ¿o sería abuso? de sus poderes. Lo siguiente que vio, tras Mica y Helene fue a Sophie y Rory al frente del grupo. Una extraña sensación la envolvió en el momento en que un nuevo destello casi la cegó y reconoció aquello sin saber por qué.

¿Nunca has visto una fotografía muggle en negativo? Ella no era experta ni en la muggle ni en la mágica, pero podía sentir esa impresión, la fuerza que se estrelló contra su pecho le recordó la primera vez que fue alcanzada por las aguas del Templo Blanco. Pero era diferente, esto era pura energía, energía que ya había manipulado en sus manos, la fuerza de una energía oscura pero al servicio de un clan, porque vamos, a veces la mano izquierda no necesita saber lo que hace la derecha y es cuando esas fuerzas deben moverse… en las sombras…

Miró a su alrededor, ¿se habían desmayado? ¿qué había ocurrido? El resto parecía haber desaparecido, la copa del árbol, los espíritus, no, momento, podía ver algunos aún allí pero no estaba segura. Dio unos pasos y reconoció las dos figuras, Sophie y Rory. A su alrededor el aroma de un bosque y el brillo de unas paredes que parecían no haberse deslucido con los años.

—¿En dónde estamos? —preguntó no tanto para sus compañeros como para sí misma, había reconocido algunas de las altas figuras, algunas caídas o tumbadas junto a los asientos del camino lateral y otras aún de pie.

Si tuviera que nombrar a quienes la habían recibido la primera vez, incluyendo a su abuela, la gran sacerdotisa o a quien la había inspirado a ingresar al bando, una figura de largos cabellos. A quienes había acompañado con sus consejos o quien había sido para ella un dolor de cabeza y a su vez una guía. Giró su mirada desde las estatuas hacia las figuras de carne y hueso. Siguiendo los pasos de la Granger hasta ingresar en la amplia explanada donde yacía la fuente que ungía habitualmente a los miembros de la Orden.

Nada… —murmuró con un gesto ahogado —¿acaso está seca o es porque esto no es real? —dio unos pasos con una salvaje consciencia de que aquello, aunque parecía un sueño y asemejaba ocurrir en la mente de los tres presentes, era realidad, lo supo a medida que cada miembro del bando fue apareciendo, al igual que ellos lo habían hecho, en las afueras del Templo Blanco.

 

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Había renovado sus fuerzas, agotadas por el enfrentamiento acaecido en el Ragnarök, a través del rayo de energía que había alcanzado a impactarle desde la fuente primigenia de Yggdrasil, el árbol de la vida. Ahora que de a pocos, y tras sucesivos parpadeos comenzaba a ver el espacio a su alrededor, reconoció que estaba en un campo por completo desconocido. 

Junto al pelirrojo se encontraban Sophia y Darla, y ambas mujeres, a su modo observaban también el espacio, como si no terminasen de aceptar que se encontraban en él. Traspasando la puerta de madera, el edificio de un blanco prístino se sostenía firmemente en columnas altas que hacían que se sintiese insignificante y pequeño en su condición humana. Rory no tenía ni la más pálida idea de donde se encontraban, pero si era capaz de percibir con tan solo rozar la superficie de las paredes o el suelo de mármol, que estaba en un recinto que abrigaba en su seno una magia ancestral e infinita.

— Eso también quisiera saber yo Darla, nunca he estado en este lugar antes, pero la energía que emite se siente tan familiar...y cálida.

Entonces como si tratase de una revelación, recordó que algunos de los rostros de las estatuas que había contemplado en el campo exterior, ya los había visto antes en el pasadizo que conducía a la biblioteca del Castillo Evans McGonagall, cuyas paredes estaban repletas de cuadros de cada uno de los miembros de la familia. Sabiendo del vínculo estrecho que aquella familia tenía con el bando, de pronto comprendió que estaba en un lugar que indefectiblemente formaba parte de la historia del Fénix.

Ambas brujas se habían detenido ante una fuente seca. Sophia había sonreído y Rory etá casi seguro que es la primera vez que la ve sonreír pero no está seguro de comentarlo en voz alta, porque todavía ella le resulta intimidante. En cambio, aunque la pregunta de Darla lo confunde, se siente más seguro de responderle con otra pregunta, nacida de sus propias dudas.

— ¿Por qué crees que no lo sería? Yo siento esto demasiado real para que solo se trate de nuestra imaginación. 

Apenas ha terminado de decirlo, cuando de repente un ruido un poco más allá de donde se encontraban les reveló que no estaban solos.  El predicador estaba seguro que debía de tratarse de otro compañero o compañera de bando, quizá alguno de los que les acompañaron en el campo de batalla, o tal vez otros miembros respondiendo al llamado de la magia antigua de su clan.

Realmente no tiene forma de saberlo, pero todavía con la vista puesta en la fuente, decide que sean esos recién llegados los que hablen primero. 

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Hannah Rambaldi

 

 

No olvidaba todo lo que había pasado desde que entró a la Orden del Fénix, no de la primera ocasión en la que compartía su amor por el bando, al igual que su familia, sus hermanas,  sobrina y su querida gemela, ¡Vaya que extrañaba esos tiempos! Habían sido buenos, al menks hasta antes de la caída  de sus líderes, fue ahí donde todo había  acabado. Su familia se había desintegrado, tal parecía que lo que los había mantenido unidos era el amor por el  bando, pero cuando se desintegró todo terminó. Cada una de sus hermanas había tomado un rumbo diferente, de hecho no sabía nada de su ahijada, pero quien más llegaba a preocuparle, era su gemela.

 

Para su segundo ingreso a la Orden ya habia sido poseída por un demonio y librado una batalla con mortífagos junto al nuevo líder, el señor Despard...

 

Seguía acostada en la cama de su habitación en el castillo Rambaldi, recordando todo lo que había tenido que pasar, consideraba si es que había valido la pena de su regreso a Ottery después de la caída del estatuto y sobretodo de su pertenencia en el bando, dado que ya nada la ataba a seguir allí. Su mano se dirigió a su cuello, donde estaba aquel dije de fénix que, en aquel tiempo su querido Albus, le había regalado a su ingreso.  Suspiró. 

 

Sí,  claro que valía la pena el luchar junto a sus compañeros de bando y su líder por tratar de que hubiera menos agresiones hacia los muggles,  pero también hacia los magos, lo cual era un trabajo difícil,  pero no imposible. 

 

No supo cómo o por qué, pero debía dirigirse a un lugar que no supo como era, pero lo que sabía era que al desaparecer de esa habitación, llegaría al lugar adecuado.

No identifica el lugar a simple vista, de hecbo tarda unos cuantos minutos en entender qué había pasado y dónde era que estaba, parecía un espacio grande, escucha voces que ya se encuentran en el lugar, identifica la del joven Despard  y sabe que las otras las ha oído en el cuartel general,  se acerca sigilosamente hacía ellos.

 

-Sé que éste lugar lo conozco, pero ¿estaba abandonado, no? O ¿desaparecido? No lo recuerdo...- Movió su cabeza en señal de negación - Que mal educada me he vuelto, disculpen, buenas tardes a todos...

 

Cómo ellos, se quedó mirando la fuente que eataba frente a ellos.

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— Oh, Hannah ¡alabado sea el señor! Que bueno es verte aquí.

Rory avanzó e invitó a la joven para que se acercara más al pequeño grupo conformado por él, Darla y Sophia. Llevaba varias semanas sin verla, y pocas noticias le habían llegado sobre ella desde la misión que habían compartido juntos,  por lo que estaba contento de que al menos, en apariencia,  el todopoderoso la hubiese mantenido con salud.

— ¿Este lugar estaba desaparecido? 

Él había leído y escuchado algunas historias al respecto. De la misteriosa desaparición de la antigua Orden del Fénix en medio del conflicto de  Bulgaria con Inglaterra, y como de a pocos, los miembros habían ido reagrupándose para primero asegurar una red de lugares seguros y protegerlos con el encantamiento Fidelio, y también como un tiempo después, habían renovado los poderes de los clanes en un nuevo pacto llenando las fuentes mágicas con las aguas de la vida. En ese momento, habían creído que eso era suficiente, hasta que el traslado del templo paladin había traído inestabilidad a aquellos nuevos poderes.

No había pues, acción sin consecuencias, y si ahora se encontraban allí, era porque quizá había una oportunidad, aunque fuera mínima, de recuperar otro de los espacios que se habían creído perdidos.

¿Pero cuál era exactamente? Ni Darla, ni Sophia habían respondido aun a la duda del joven predicador, y al menos por la forma como Sophia veía el recinto, estaba claro que ella lo conocía. Hannah también tenía recuerdos vagos del lugar, lo que confirmaba que estaba vinculado a la Orden del Fénix. Conteniendo la respiración, y viendo que  las miradas se concentraban en la fuente, Rory se acercó más meticulosamente a ella,  y movido por el impulso, deslizó la palma de su mano por los bordes.

Lo que siguió, sin embargo, resultó inesperado:  Movido por fuerzas invisibles, de inmediato Rory resultó expulsado y voló dos metros más allá, sin poder asegurarse por la rapidez del suceso, tener una buena caída. El golpe a la cabeza fue monumental, pero al intentar incorporarse, notó también que sus manos y brazos habían sufrido quemaduras.

¿Por qué había pasado eso? Hasta antes de ese contacto, la fuente no parecía poseer ninguna clase de protección, pero ahora Rory veía que un cerco de energía la rodeaba. ¿Pero era real o solo una alucinación por el golpazo que acababa de darse? 

— Díganme, ustedes... ¿también ven que hay una energía extraña alrededor de la fuente?

@Hannity Ollivander Evans @Sophia Elvira Mackenzie @Darla Potter Black

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Todo estaba patas arriba, todo carecía de lógica, al menos eso sentía Ela Karoline,  sentada en el piso de la biblioteca, en el castillo Lockhart, a orillas de un pensadero en el que se había sumergido para husmear en los recuerdos de su prima Cye, quien de cuando en cuando le hacía saber que no estaba sola aunque lo pareciera. Siempre que Karoline se sentía perdida algo pasaba,  en esta ocasión además del álbum con fotos a cuyo pie habían notas como en los libros de recetas, indicándole quien era la persona a la que veía, la relación con la familia o con Cye y por ende con el bando al que la rubia adoraba y era parte de su adn, claro que la última conexión no está escrita para no dejar rastros, era más bien una percepción sutil al principio pero ahora fuente y segura. Lo cierto es que acababa de ver la  graduación de Cye en el Colegio, sus amigos y su amor, el momento en el que seguramente el pergamino reconocía su elección de bando y su camino, otro recuerdo donde sólo se distingue luz y energía,  mucha y muy fuente,  un rostro esculpido en mármol, cuyas facciones no era capaz de distinguir como si el propio recuerdo se empeñará en proteger y la propia voz de Cye que susurraba “mi familia, de algún modo mi hogar, un bien mayor, justicia verdadera”

El sonido de un frasco rodado por el suelo (el de los recuerdos vaciado en el pensadero) la distrajo haciendo que separará las manos del borde redondeado donde se había sumergido. Cerró los ojos y apretó el dije de fénix que llevaba encima,  casi no supo que paso pero ya no estaba en la Lockhart,  aunque la bruma seguía siendo la misma.

-¿Qué está pasando? -  Se oyó decir,  se levantó del suelo y comenzó andar, sus pies rozaban la hierba fresca, y a poca distancia el busto de una escultura en mármol yacía volcada, luego otras más parecían custodiar algo pero ¿Qué?

Temblorosa tanto por la sorpresa como por la excitación miro más adelante y avanzó hacia unas escalera, miro hacia arriba,  la estructura en si era impresionante, con sus perfectas columnas, todo imponía respeto y solemnidad. ¿qué habría adentro? era hora de averiguarlo.

Despacio y conteniendo el aliento cruzó la puertas y escucho voces, la de @Darla Potter Black la identifico de inmediato, así que respiro a todo pulmón por fin, ella estaba cerca de @Sophia Elvira Mackenzie.

-¿Dónde estamos?-  Se unió a sus compañeros sin entender porque el predicador y líder @Rory Despard estaba en el suelo, quien luego se levantó para recibir a otra compañera @Hannity Ollivander Evans

-Wuao- susurro admirada al sentir no sólo la energía que emanaba de la fuente, del templo mismo, sino de la corriente de agua que no veía,  era sacerdotisa los elementos no pasaban desapercibidos.

-Agua, mucha... puedo sentirla- seguramente pensarían que estaba loca -Pero es diferente...-  claro que era diferente era el agua de vida, con cuerpo e intención propia, solo que Ela Karoline no lo sabia, pues era su primera incursión en el mítico templo blanco.

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Mientras miraba el templo y la fuente sin agua, se preguntaba por estaba vacía, ¿acaso aquello era una última prueba de aquellos seres para demostrarles qué la Orden actual era lo suficientemente digna? Aquello no era del todo descabellado, después de todo las aguas no eran de cualquier tipo, la fuente y el poder qué el agua que había en ella tenían era capaz de reconocer el poder y la pureza de quienes estaban cerca. 

 

De pronto Despard salio volando solo con tocar la fuente y aquello si qué llamo aun más su atención, pues no solo había expulsado lejos al párroco sino que además ahora esta tenia una especie de protección alrededor

 

- esta fuente es especial, se podría decir que es o era el corazón de la Orden antes de la caída. El templo solo abría sus puertas cuando consideraba qué era el momento y las aguas qué siempre llenaban esta fuente solo respondían al llamado de los líderes y eran capaces de llenarte de una energia tan especial si te consideraban digno de poseerla qué terminabas arrodillado en el suelo de tanto poder qué sé acumulaba en ti... - guardo silencio de repente al darse cuenta que se había apasionado al contar aquello qué para ella era lo mejor que había vivido en su longeva existencia. 

 

- lo que nunca entendí es de donde proviene el agua o como siquiera funciona la fuente, eso solo lo sabían los líderes y es claro que tu no lo sabes, así que supongo que tocara averiguarlo, puesto que la fuente no te reconoce aun como líder, claramente, párroco - dijo burlándose un poco de Despard aunque rogando qué el templo volviera a la normalidad de nuevo 

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Melrose no había pensado (o querido pensar) en lo que había sucedido en aquella ocasión en el bosque, aquel extraño mensaje de las entidades que los miembros de la Orden consideraban sagradas. Todo el asunto la abrumaba y la hacía sentir incómoda, como si el llamado mismo que ella hubiera recibido de Thor fuera alguna clase de embuste. Decir abiertamente que la mismísima personificación de ese poder la había convocado, la hacía sentir como una embaucadora pretenciosa. Sin embargo, era cierto y ella estaba allí ahora porque el rayo en la anterior ocasión había terminado por consumirla.

Aún desde los agradables terrenos alrededor, cubiertos de hierba, era fácil distinguir el poder que la construcción ante ella emanaba. Su cuerpo, recubierto con la energía interior que tanto le había costado dominar para poder convertirla en Fortress, se queda paralizado antes de poner un pie dentro del templo. Ve a sus demás compañeras aproximarse a las figuras de ojos velados, las estatuas de mármol. Le resulta increíble creer que ella forma parte de aquello que se guarda al interior de ese templo. No necesita utilizar su bastón corto de metal para saber que hay una energía subyacente, que parece querer penetrar bajo su protección y su piel. Que atrae y repele cosas.

Una advertencia muere en sus labios antes de que Despard salga despedido e intenta dilucidar si la han visto, si su idea de qué es lo que sucede es correcta. Finalmente, termina por aproximarse, intentando no estar demasiado cerca de todos ya que conoce a casi todos pero muchos de ellos son tan distintos a ella que no consigue comprenderlos para nada, ni sus motivaciones ni aquello que a veces terminan diciéndole.

—Creo que el templo espera encontrar los tres tipos de energía —dijo por fin, sin saludar a nadie, sabiendo que todos modos, nadie está interesado en que ella se presente—. Y sabemos cuál es aquella que puede facilitarnos el trabajo.

No entiende por qué y, usualmente cuando no lo hace, a veces tiene que ver con el llamado mismo y no con sus conocimientos, sus ideas o su raciocinio. Melrose camina decididamente hacia la fuente seca y extiende una mano. Es capaz de percibir el aura que parece rodear a la estructura pulida pero persiste. Su mano parece quemarse, fundirse y reconstruirse, todo en cuestión de segundos: Melrose sabe que es el Fortress, nutriéndose de la energía que intenta penetrar su protección, que al hacerlo alimenta el círculo del que los paladines se nutren; por lo tanto, se encuentra en un círculo vicioso de destrucción (o descomposición), nutrición y rápida sanación. 

Hasta que la protección parece abrirse, fundiéndose con su energía. Melrose se da cuenta que no es capaz de abarcarla y que todo su cuerpo parece haberse convertido en una bola de energía... pero también se da cuenta de que no es la única que parece estar influyendo en su entorno. Hay algo más allí que no comprende, pero que parece estar apoyándola y jugando un papel importante. Tiene que ver con sus compañeras de bando así que podría ser que su teoría de las tres energías fuera cierta pero hay algo más que no cuadra, algo que parece estar encauzando sus esfuerzos.

Melrose se vuelve hacia las demás, como si buscara consejo, ya demasiado tarde y luego de haber actuado sin pensar cuando todos estaban esforzándose por ser cautos y cuidadosos.

La energía, que recorre su brazo, su pecho, todo su cuerpo como si fuera un calambre, vibra. 

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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Escuchó la voz de Rory diciéndole que el lugar le resultaba familiar y cálido ahora caía en la cuenta, aquello no podía ser un sueño, si lo fuera Rory sabría dónde estaban. De pronto fue consciente que lo que les hubiera golpeado les había arrastrado a aquella realidad. No, no podía ser un sueño, la sensación del rayo había sido similar a cuando te caía encima el agua de la fuente, te “bañaba” en magia, pero no te empapaba. La voz de Rory la volvió a traer a la realidad.

—Ha sido como atravesar un portal —dijo de pronto, casi sin sentido y la verdad que sí, no lo tenía —las aguas fluían antes de la fuente, sí debe haber una vertiente que la alimente, pero no sé dónde, nunca me lo plantee y no, no sé por qué… —se calló, era mentira, sí sabía por qué —nunca imaginé volver ver el Templo Blanco luego de nueve años que no ponía un pie en este lugar, pero ahora siento que es real y… —se volvió a quedar callada.

—El Templo nos llama —sus ojos se habían tornado rojos y por unos momentos dejó que su mente se fusionara con los recuerdos del pasado, el dije del fénix ardía en una imagen que podía ver sobre la piel de cada miembro de la Orden del pasado y del presente.

Una voz femenina la trajo lentamente a la realidad. En cierta forma estaba sorprendida como el Despard, él acababa de llegar, se podía decir, ella, acababa de regresar. La pregunta de Rory la sorprendió, miró con curiosidad, podía percibirlo, pero no era la misma fuerza que había tenido cada vez que había ungido a un nuevo miembro o a un ascendido.

La presencia de sus compañeros podía hacerse sentir, su duda es si eran capaces de volver a sentirse llamados y si podían darse cuenta de por qué estaban allí. A ella misma le costaba entender, había sentido una rara sensación al cruzar el portal, o lo que fuere. Lo que sí sabía es que recuperar el Templo Blanco era algo que había ocurrido de forma inesperada.  Ahora se daba cuenta que desde su regreso jamás se había preguntado qué había sido de él. Lo que ella no había dicho, lo que ella no podía recordar más que entre sueños, Sophía lo estaba diciendo ahora en voz alta.

Escuchó atenta, aquello era como una novedad para ella en cierta forma, jamás se había planteado, ni siendo mano derecha de Eli le había preguntado sobre ello, ni siquiera a Coyo cuando compartían largas noches de charla en los viejos tiempos. La burla de la bruja no le pasó desapercibida y disimuló acercándose a donde se encontraba, dándoles la espalda mientras sentía acercarse a los demás miembros de la Orden por el llamado del lugar. O eso pensaba.

Darla se detiene, ve a la bruja, siente su decisión pero no piensa en lo que ella hace hasta que es muy tarde. Ve sin comprender, debe reconocerlo, entiende poco de los poderes de los otros clanes, eso la frustra, extiende su mano y duda, queda a pocos centímetros del cuerpo de Melrose y se pregunta si debe tocarla, si esa es la forma de ayudarla, pero su energía es oscura, no es pura como la de un sacerdote o un paladín ¿y si le hace más daño de lo que puede ayudarla? Se concentra mientras piensa [Fūsiō], siente el dolor en su cuerpo, es lento pero la magia elemental comienza a apoderarse de su cuerpo, ha abusado de él en el último tiempo. Puede sentir aún el cansancio desde la última vez, le ha valido más cacerías nocturnas para no cometer locuras, pero ¿Qué mejor que canalizar la energía convirtiéndose ella misma en una materia oscura? O mejor dicho no en materia oscura sino en la materia de la cual los agujeros negros están hechos. Porque ¿de qué otra cosa puede ser la oscuridad si no es de la misma masa del universo? Puede sentir como la energía comienza a fluir hacia sus manos y la aleja un poco, no quiere dañar a Melrose, solo ser capaz de contener y absorver parte de la energía que vibra a través de ella.

—Siempre ha sido juntos —murmura como recordando que la suma de todos ellos trabajando juntos es mayor que lo que cada uno de ellos puede lograr trabajando unidos pero en la distancia. No entiende eso, pero lo siente, se necesitan unos a otros si quieren que la Orden logre hacer fluír las aguas, no es solo el poder de un líder porque ¿de qué sirve liderar la nada?

@ Mica Gryffindor

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  • 2 semanas más tarde...

Hannah Rambaldi 

 

La rubia había visto atenta cada una de las cosas que habían sucedido en aquel lugar que ella recordaba por nombre, sabía de su existencia, sabía que allí se hacían las ceremonias a los que recién ingresaban al bando, si no hubiera sido por la caída de las líderes y de el bando en sí, ella también hubiera tenido una linda ceremonia de iniciación como la que había contado Sophía, pero antes de que aquello pudiera llegar a realizarse, la Orden del Fénix se había venido abajo, tantas cosas que habían pasado y no se había concretado nada en  realidad y todo aquello a causa de la guerra que se había desatado en busca del poder…

Alrededor de la fuente había una especie de energía mas allá de su entendimiento, la cual había hecho salir, literalmente, al joven Despard por los aires, Ela decía ver y sentir como agua brotaba de esa fuente, Hannah solo movía la cabeza tratando de encontrar una explicación a todo aquello que sucedía, Melrose se atrevió a tocar aun .as la fuente y una energía se apoderaba de ella, sin saber que decir o hacer para ayudarle, solo contemplaba lo que sucedía, escuchando lo que decían acerca de que Rory aún no era reconocido, por la misma fuente o el templo, como el actual líder, y si lo que decía Darla tenía razón… siempre había sido juntos.

-¿Qué pasaría si cada uno de nosotros también pusiera una mano en la fuente?- su pensamiento lo había hecho en voz alta, la rubia se acercó con cuidado a la fuente y extendió la mano aun sin tocar la superficie… -Habemos representantes de los tres clanes que compone  la Orden del Fénix juntos y nuestro líder esta con nosotros, valdrá la pena intentarlo, ¿no?

Sin más su mano tocó la superficie de la fuente, la energía era mucha y no sabía cuánto más su cuerpo podría soportarlo.
 

Editado por Hannity Ollivander Evans

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