Douce Tentation & Straripante Passione (MM B: 90090)

[Mia.]

—No, no dejemos los problemas para después —negó con lentitud, bebiendo de un sorbo todo el contenido de su copa—. Es lo peor que podemos hacer, mejor comencemos por aquellas cosas que debes contarme, siempre es el momento y el lugar, no tienes por qué detenerte dudo que alguien nos moleste.

 

Sus últimas palabras eran más que una afirmación, porque en esos momentos ordenó que fuese una de sus elfinas las que los atendiera, impidiendo que oídos externos les escucharán durante sus horas de confesiones, que vaya que tenían que hacerse algunas. Pero, eso no solo dependía de Mia, sino que también de Cillian.

 

La siguiente idea de su acompañante, le causo una fuerte risotada, ¿besarse por allí? No era tan mala idea, necesitaba despejar su mente y dejar que las sensaciones dominarán todo su ser, aunque no estaba segura de que hacerlo con el esposo de su sobrina, fuese la mejor opción, la última vez algunos problemas habían existido.

 

— ¿A quién quieres molestar? Anda, mejor comencemos por eso y veremos sí podemos más que besarnos por allí, aunque la idea no me molesta —dio a conocer su pensar —. Sin embargo, no quiero más que divertirme y para eso, debo saber el motivo, ¿no crees?

 

Esperaba que le diera la razón el Ryddleturn, porque no se irían de allí hasta lograrlo. Al notarlo cerca de ella, negó con lentitud y pidió a la elfina que limpiará la mesa y les trajera otro par de copas. Quería, seguir bebiendo, y lo haría hasta quedar medio desfallecida.

 

—También necesito un poco de ayuda, ahora que lo pienso… mi vida se ha vuelto eternamente aburrida, algo que no va conmigo. —afirmó con un poco de malestar.

[Cillian Haughton]

— Ahora eres la Directora del Banco Mágico —había escuchado un par de chismes por ahí—, es lógico que tu vida se haya vuelto aburrida de la noche a la mañana, querida. ¿No sabes que ese puesto está algo así como maldito?

 

Nunca había sabido de algún mago o bruja que disfrutara de ese empleo y a la vez tuviera una pida que fuera un poco más que simplemente aburrida. Volvió a su posición original mientras la elfina rellenaba de nuevo sus copas, tomó la suya apenas estuvo lista y bebió.

 

— La verdad es que la mayoría del problema es un poco más público de lo que me gustaría aceptar —comenzó, sabía que todo lo malo había comenzado justo en el momento en que había decidido ir contra la corriente en el Ministerio de Magia y poco después se le había unido ese drama familiar que quizá y no estaba autorizado a contar—. Todo comenzó en el Ministerio.

 

Recordó el problema que había detonado todo, tenía algo que ver con un chico sexy, como casi todo en su vida. Negó, en realidad esa no era la razón que había desencadenado todo... Si lo pensaba un poco mejor, todo había comenzado a ir mal en el momento que decidió dejar la marca.

 

Era un desastre, un completo desastre.

 

— ¡Demonios! —un trago más a su copa—. No sé para que trato de buscar excusas si todo lo que sucedió ahí y todo lo que sucedió en casa fue culpa mía. Soy un idi***, querida, ya lo sabes. Me gusta llevar una buena vida, pero también me gusta destruirla y castigarme por ello. ¿Estoy enfermo? ¿Qué esta mal en mí?

 

Sin pensarlo, estrelló la copa contra el piso.

 

— Debes pensar que soy un completo idi***, nada en mi vida tiene sentido y necesito cambiar eso, necesito aprender a controlarme... Pero no puedo separarme de todo eso que esta mal.

[Mia.]

La revelación de que su puesto en el mundo mágico estaba maldito, le hizo negar lentamente. Entendía porque creían que era así, pero en su momento fue lo único que logró que la mente de la Black Lestrange se mantuviera ocupada y la poca razón que le quedaba no la perdiera, pero eso era algo que pocos sabían.

 

— Por eso necesito un poco de diversión, necesito un poco de sexo y alcohol. No puedo seguir con esto que llamo vida. —confesó con una sonrisa en los labios, mientras negaba con lentitud.

 

Escuchó las palabras de Cillian y negó lentamente, no estaba nada mal con él o eso era justamente lo que sentía en ese momento. Consideraba que quizás no había sabía controlar sus impulsos, pero no consideraba que todo estuviera perdido, y era eso lo que debía justamente hacerle notar.

 

Negó al ver que el mago rompía la copa y tenía un arranque de ir y desesperación. Pero permitió que se desahogara por completo, necesitaba hacer algo más para que todo quedará bien entre sus emociones y lo que pensaba.

 

— ¿Qué paso en el Ministerio de Magia? ¿Con quién te relacionaste? ¿A quién quieres darle celos amor? Anda, cuéntame todo y veremos si puedes controlarte… toma asiento y anda, no te quedes callado.

 

Espero a que le hiciera caso, porque si no comenzaba a contarle algo iba a tomar medidas más drásticas, observó cómo su elfina le traía otra copa.

[Cillian Haughton]

¿Celos de amor? Esa pregunta lo tomó por sorpresa.

 

— Sobre los celos, no quiero hacer nada eso... Sabes que el tema del amor y yo no somos buenos amigos —comentó y acto seguido se decidió a hablar—. Más bien yo era lo que estaba mal ahí, por suerte ya no estoy más en en el Ministerio, decidí ir en contra de los Warlocks.

 

Guardó silencio por un par de segundos, quizá Mía supiera un poco más sobre ellos ya que tenía un trabajo que bien podía estar un poco más relacionado a esos seres desconocidos. Y si ella sabía algo, quería saberlo aunque ya no importara para nada en realidad. Bebió un trago más de su copa.

 

— Sabes que no me gustan las injusticias y en el Ministerio suelen darse demasiadas —agregó—, ser quién soy me causo todos esos problemas hasta llegar al punto de tener que desaparecer... —Pero eso no era todo, tenía que contarle lo que de verdad lo tenía mal—. Y luego están mis problemas familiares, creo que ya no tengo una madre —confesó.

 

No sabía como había pasado, todo había sido demasiado confuso pero de un momento a otro la estabilidad de la Ryddleturn había desaparecido para dar paso a una nueva historia dentro de la misma.

 

— Y también esta Louis, pero esa es una historia bastante difícil de contar y ya no tiene sentido hacerlo.

 

Había sido vago en sus respuestas, sí, pero en general eso era el problema.

 

— Es todo un asco y aunque estoy aquí para solicitar tu ayuda... No veo porque no podría complacerte y ayudarte con lo que tu necesitas —pocas veces se atrevía a eso, sus gustos eran completamente diferentes pero de vez en cuando le gustaba probar algo diferente.

[Mia.]

—Sé que a veces la vida ministerial puede llegar a ser un tanto complicada, pero no por eso puedes sencillamente desaparecer —recriminó a su amigo, y negó con lentitud—. Los warlocks, son unos personajes sumamente misteriosos poco o nada he logrado averiguar de ellos a pesar de ser la directora del banco.

 

Lo que decía era más que cierto, porque nunca había llegado a convivir con ellos, casi todo lo veía directamente con el ministro y la vice ministra, algo que le sorprendió un poco al inicio, pero que después le pareció un tanto entretenido. Permitió que las imágenes de algunas reuniones con tan peculiares personajes llegaran a su mente y negó con lentitud, no era momento para pensar en el trabajo.

 

Necesitaba relejarse y eso era precisamente lo que tenía en mente, así tuviera que salir de fiesta en compañía del Ryddleturn estaba segura de que al final del día, ambos se encontrarían mucho más relajados de lo que estaban en esos momentos.

 

— ¿Cómo que no tienes madre? Eso es un tanto difícil de creer, será mejor que me cuentes un poco de lo que ha ocurrido en la Ryddleturn, anda que tenemos mucho tiempo por delante y sobre Louis, podría decir que realmente sería interesante que me contarás algo de ese bribón.

 

Sabía que sus palabras podrían llegar a sorprender un poco, pero necesitaba saber un poco de aquel mago que se había hecho pasar por su amigo para invitarla a la Gala de San Valentín y que afortunadamente no había logrado nada con ella.

 

Rememorando recuerdos sobre los últimos momentos en los que intentaron algo más, en sus labios apareció una sonrisa que en segundos se tornó en una carcajada, ¿podrían? Realmente podrían pasar al siguiente nivel, o ¿no? Eso era algo que realmente no tenía del todo claro, porque todo era complicado.

 

— ¿Estás seguro que podrías ayudarme con lo que necesito? Sabes no quiero que tu celosa esposa me quiera matar después, valoro mi vida cariño… y aunque he de admitir que me dejaste con ganas, será algo interesante de retomar y tendrás toda mi ayuda, solo dime que quieres. —afirmó con total confianza.

 

Pensó un segundo sus palabras y después las dijo.

 

—Louis, se hizo pasar por ti… así que quizás es mejor que estés lejos de él. —afirmó con tranquilidad acercándose a él y dándole un pequeño abrazo y bebiendo su cuarta copa desde su llegada.

Editado 10 de Abril del 2016 por Mia Black Lestrange

[Cillian Haughton]

— Mi esposa, ése es otro personaje en mi historia que no sé ha dónde demonios ha ido a parar —confesó.

 

La Ryddleturn, habían pasado tantas cosas en la familia que sería difícil elegir un punto para comenzar. Suspiró y tomó un trago más de su copa. Se le había prohibido hablar sobre el tema, pero... ¿Qué más daba? Se acomodó en el asiento y un segundo después comenzó con la historia.

 

— Lyra se ha desprendido de la Ryddleturn —comenzó, aquella simple oración le costó bastante porque en realidad era algo que no era de su agrado—, sabes como son las relaciones familiares en Ottery, un poco raras para mi gusto. Un día puedes ser la madre de alguien y al siguiente... Bueno, eso está demás dado nuestra historia así que claro que lo comprendes. En los últimos meses la Ryddleturn se volvió un drama total, hubo bastantes discusiones y demás por las que al final Lyra decidió irse dejándome a cargo de la familia.

 

A grandes rasgos ese era el problema y si bien tenían bastante tiempo por delante no le apetecía contar todo con lujo de detalles, ya que tenía la idea de que eso podría aburrir a su acompañante.

 

— Y bueno, ya que estoy hecho un lío, volveré al tema anterior. La respuesta es sí, estoy dispuesto ayudarte en lo que seas que necesites, estoy aquí para obtener tu ayuda y sé que debo darte algo a cambio aunque tu no lo busques —se relamió los labios sin saber exactamente porque lo hacia—. Así que, ¿qué es lo que deseas de mí, Mía? Y tranquila, por lo menos durante los próximos años Louis no intervendrá más en mi vida.

[Mia.]

[jusyify]—Con saber que Juliene no tiene planes de aparecer, me basta no deseo otro escándalo a menos no de momento, aunque después del divorcio, no tengo nada más que perder.. —respondió a su amigo con una sonrisa en los labios.

 

Prestó atención a sus palabras que salían de los labios del Ryddleturn y únicamente asintió con tranquilidad. Sabía que en las familias de Ottery había demasiados dramas y pocas veces se podía sacar algo positivo de ellos, sin embargo, en esos momentos él debía pensar en la tranquilidad que significaba para la familia, el tener la posibilidad de continuar o iniciar de cero con al llegada de nuevos miembros, pero esa decisión sería solamente de él.

 

— ¿Cómo es que puedo ayudarte? Anda cuéntame un poco, porque sigo sin entender del todo mi papel en todo esto, sabes que si lo necesitas siempre puedes volver a la Black Lestrange, es tu familia.

 

Su ofrecimiento era totalmente sincero, porque así siempre lo había considerado aunque para ella ara más que un hijo, era un amigo, un amante y un confesor, pero nadie tenía porque saberlo. Pensando en el método de pago que estaba dispuesto a darle, negó con lentitud y se acercó a sus labios para susurrar.

 

—No quiero agobiarte con más cosas, mejor primero concentrémonos en ti y después en mis necesidades, ¿te parece? —beso lentamente sus labios y se alejó nuevamente de él— Así que no intentes desviar mi atención, ahora lo importante eres tu, estoy en tus manos dime, ¿qué hacemos?[/justify]

[Cillian Haughton]

— Sé que siempre voy a tener un lugar en la Black Lestrange, pero por ahora no es lo que necesito. En realidad no sé lo que necesito y es por eso que acudí a ti —¿qué quería obtener exactamente de Mía? Era casi una tontería estar ahí sin un plan—, esperaba que tu me ayudarás a descubrirlo.... Ya sabes, ahora que estamos de nuevo del mismo lado.

 

No sabía si era la forma indicada de hacérselo saber, pero esperaba que su amiga lo entendiera. No hacía más de un par de días que se había reincorporado a las filas Mortífagas, tal y como Mía lo había hecho un par de meses atrás. Así que era eso, necesitaba de alguien que le diera un nueva base a su vida.

 

— Lo primero que haremos es deshacernos de los malos recuerdo, ¿puedes hacer eso por mí? —Sabía bien que de alguna forma podía hacerlo él mismo, pero no se sentía del todo capaz—. Necesito que me borres esa parte de mi historia de la memoria, Mía. Y cuando lo hagas, podemos comenzar a preocuparnos por ti.

 

Estaba decidido, aquella parte de su vida debía desaparecer y era Mía la única persona en la que confiaba para que llevará a cabo esa petición.

[Mia.]

Al comprender el significado de las palabras de Cillian, dudó un segundo, ¿podría borrarle la memoria? No estaba del todo segura, pero era lo único que le pedía su amigo en esos momentos, por lo que meditando un par de segundos lo que iba a hacer a continuación, asintió con el rostro inexpresivo e hizo aparecer su varita mágica casi de la nada, concentrando toda la poca conciencia que le quedaba en sus movimientos.

 

— ¿Estás completamente seguro? —no pudo evitar preguntar, al mirarlo a los ojos.

 

Al ver que no existía duda en ellos, negó con lentitud y pusó en su mente los recuerdos que él Ryddleturn deseaba olvidar, que serían los que ella le haría olvidar. Su vida en la Orden del Fénix y todo lo relacionado con su madre, Lyra, si justamente eso era lo que le había perdido, deseando poder negarse a la petición de su amigo, acercó la varita mágica a la cabeza del mago y sonrió tranquilamente.

 

—Obliviate —el hechizo salió de su varita mágica combinado con una pequeña floritura. En cuanto impactó en Cillian, este hizo una mueca de desconcierto, pero logró su cometido, en su mente y recuerdos no había rastros de Lyra ni de lo vivido en la Orden del Fénix.

 

Mirándolo con curiosidad, dejó su varita mágica sobre la mesa y negó, no podía creer que hubiese borrado parte de la memoria de su amigo, y con ello parte de lo que él era como ser humano.

 

—No vuelvas a pedirme algo así... en tu vida —susurró al encerrarse en sus pensamientos y terminarse dos copas de licor sin decir nada nada más.—. Espero que con esto, logres obtener lo que necesitas, un nuevo comienzo. —se sentía un poco extraña, y no podía saber o entender el verdadero motivo de su inquietud.

Editado 17 de Abril del 2016 por Mia Black Lestrange

[Cillian Haughton]

— Y todo será gracias a ti —murmuró.

 

Sabía que Mía había hecho algo para ayudarlo pero en aquel momento, con el desconcierto que venía detrás de aquel hechizo, no estaba seguro del que. Dió un largo trago a su copa hasta que la misma quedo vacía. Ahora que su memoria estaba libre de aquellos est****os recuerdos Cillian podía sentirse un poco más relajado.

 

— Entonces, ¿qué era eso en lo que podía ayudarte? —pasó de un tema a otro como si acabará de suceder cualquier cosa sin importancia—. Así como tú estás para mí, yo también lo estoy por aquí... Y no creas que no he notado esa melancolía que parece estar haciéndote caer poco a poco, Mía.

 

Ya habían arreglado su problema, de una forma completamente radical pero lo habían hecho y ahora era el turno de su amiga para hablar. ¿Qué ocultaría Mía en esa linda cabecilla suya? Cillian sabía que a la Mortífaga le gusta mantener sus secretos pero estaba casi completamente seguro de que se abriría ante él, por lo menos un poco.

 

— Vamos, querida... No tenemos todo el día para hablar de temas serios, también debemos divertirnos en algún momento.