El Hipogrifo Asustado (MM B: 105757)

[Sagitas E. Potter Blue]

Antoni se sentó y empezó a explicar todo. Dejé de buscar para escucharle. Él parecía dar por hecho que yo conocía a todos los miembros de la familia pero la verdad era que no, puesto que hacía tiempo que no me pasaba por la Tonks y no conocía las nuevas generaciones. Sus palabras me daban más dudas todavía que las iniciales.

 

¿Quién era Alukar y por qué había sido deportado?

 

¿Cómo es que un Ave del Trueno planea por el pueblo de Ottery y nadie denuncia eso?

 

¿Cómo es que un chiquillo llega al pueblo y nadie sabe quién es?

 

Pero sobre todo, lo que me hizo ponerme la mano en el pecho y enarcar la ceja fue lo último que dijo, sobre el idioma.

 

-- ¿Celta? ¿En serio? -- Aspiré con fuerza y tuve que reconocer que me sentía muy sorprendida por ésto. -- El celta ya no existe como lengua en sí desde hace muchos siglos pero... Yo sé un sustrato céltico que se habla en mi país. Mis padres...

 

¿Ahora me iba a poner a contar yo historia? No estaba preparada para ello.

 

-- Bueno, es una larga historia pero me crié con mi abuela en el noreste de España. Allá, en el Poblado Celta de Santa Tecla, hablábamos algo parecido al que sería el idioma original.

 

Como no quería alargarme ni darle falsas esperanzas, no proseguí. Carraspeé y volví a abrir el cajón.

 

-- Por supuesto, en la guardería, en contacto con otros chicos, aumentaría muy rápido el conocimiento del lenguaje inglés. ¿Sabes si Reena rellenó algún formulario de matriculación? No lo encuentro. No sé si abrirte un expediente nuevo...

[Anthony R. Dracony M.]

Mire su cara, mi tía Sagitas no me lo decía, pero su gesto solo mostraba la duda que nacía en ella debido a de mi narración...¿qué cosa exactamente le provocaba duda? que yo solo contaba lo del paseo con los aethonas, porque era precisamente lo que ocurrió antes del suceso. Ya buscaba como con afán, integrarlo a las actividades de la hacienda. Mi propuesta de hacer aquel paseo, era para distraer a Alukar de su narración sobre el viaje con sus padres, luego lo del ataque de aquellos vampiros...la muerte de sus padres, quedarse solo en el desierto, sin morir porque fue transformado...su actitud derrotista cuando me dijo: "Entiendo si me pides que me vaya...soy un monstruo que nadie confía en aceptar cerca...por eso mismo no vine antes".

 

 

Yo no considero que ser vampiro sea ser un monstruo, eso se lo dije, ya que mi padre adoptivo es un vampiro y al menos, no será una persona social, pero si es todo atención y cariño para mi...igual se comporta Alukar, se aisla de la gente. Pero eso no debe ser igual con los familiares, yo tenía que ser más "abierto" mostrarme más "gente" con él...

 

Ya en otra ocasión, le contaría de Alukar y su historia, ahora el tema de conversación era Aydin. A quien deseaba llevar a la guardería y que conviviera con otros niños...me doy mis mañas para jugar con él y con "Prince" o "revolver" todo el cuarto de juegos...ajaaaaah....me encantan esos momentos, creo que no son suficientes, pero también tengo mi empleo y mis locales...

 

 

Mis labios forman una línea al apretarlos...iré esforzando me más para que yo pueda estar mucho más en el transcurrir de sus días... Ahora pensar en ese día de su llegada.

 

 

.......coloque mi dedo índice sobre mi sien derecha......trate de pensar en ese día, era necesario para contar con más lujo de detalles lo que vivimos. Pensar en ese día en que escribí la carta a Reena....revivió mi miedo, si! miedo a lo que podría pasar!

 

 

Me incline al frente en un movimiento rápido, mis manos sobre los brazos del sillón...la angustia de nuevo llenaba mi ser, era como cuando fuí tirado al lago negro...mis ojos abrí ante el asombro de ver la aparición de Aydin en la oficina. La piedra blanca del colgante que nos dio Reena, brillaba...--Un traslador!! algo paso en casa... Aydin!! -- El pequeño castaño buscaba la salida de aquella habitación, no donde estaba Sagitas, era algo que no podía explicarme...¡pero si en casa lo cuidan los elfos! vuelvo a gritar -- ¡Aydin! ¡Quieto! no te muevas ¿qué ocurrió?-- El se detiene y nos miramos por unos segundos que parece una eternidad.

 

Observo que lleva la túnica gris debajo de su ropa...al menos aquella prenda ha aprendido a usarla a diario, un atuendo que lo resguarda y protege, suena entonces la campanilla y se enciende una pequeña bombilla en el escritori de Reena. Yo abro los brazos y hablo suave al niño...

 

--Ven Aydin, ven...estás conmigo, ok? ven pequeño. --Tras insistir, al fin se acerca y lo rodeo con mis brazos, el se queda muy quieto, no tiembla, no llora, solo parece estar muy atento, como tratando de escuchar algo en especial. Yo recuerdo las palabras de Reena sobre el colgante.

 

"Minimiza la magia que afecta al niño, la que hace él y la que le hacemos nosotros o cualquier persona, además de que es un eficiente traslador, que va de casa a la guardería y viceversa. Por lo que si le pasa algo, aquí nos enteramos y tanto nosotros como vosotros podeis mandarlo de forma segura al otro lugar"

 

Es entonces cuando giro mi cara hacía mi tía Sagitas y le digo con preocupación:

 

--Lo han enviado, algo paso en casa...

 

@

[Sagitas E. Potter Blue]

Veía a Antoni arrugar el ceño, preocuparse... No me gustaba esa situación, me olía a problemas y, la verdad, me preocupaba que Antoni estuviera mal, que tuviera algún problema con algo. Él quería lo mejor para su familia. Yo le consideraba a él como familiar mío. Así que me dolía, sí, que le pasara algo a él, a Cindy o a los niños que tenían.

 

-- Calma, Antoni...

 

¿Pero cómo calmarse cuando notas que algo va mal en casa? Me levanté con él, porque me asusté, la verdad...

 

-- ¿Qué dices...? ¿Quieto...? ¿No te muevas... ? ¿Por qué...? -- al principio pensé que se refería a mí pero claro, es que estábamos los dos solos en el despacho de Dirección. No entendía que pudiera referirse a otra persona. Después entendí que le decía a Aydin, el niño de quien estábamos hablando, así que debía de ser otra cosa. ¿Se habría vuelto loco? ¿Necesitaría que le llevara a San Mungo, al ala de psiquiatría? O... tal vez... Todo tuviera una explicación más lógica mágicamente hablando y él estaba conectado de alguna manera a su mansión y sabía que pasaba algo. -- ¿Qué es ese ruido...?

 

Por un momento me pareció sentir una campanilla, aunque no estaba segura de si lo había oído o sólo era un espejismo provocado por el momento de tensión. Abrí los ojos, muy sorprendida por aquella aparición. En realidad, la Guardería tenía unas medidas de seguridad extremas, lo que implicaba que nadie, y menos un niñito, podría aparecerse en su interior.

 

Sin nuestro permiso.

 

Lo que implicaba, a su vez, que tenía permiso. Y como Reena era la directora y había hablado con él con anterioridad, supuse que mi sobrina le había dado permiso a mi sobrino para aparecerse en el interior. Todo esto me hizo estar más interesada en lo que sucedía y en querer saber más, proteger al niño y ayudar en lo que fuera necesario.

 

-- Si algo pasa en casa... -- observé al niño, abrazado a Antoni. -- Puedes ir, yo me quedo con el niño. Supongo que preferirás eso a que yo te acompañe y dejemos al niño con los elfos de la guardería. Estará seguro, no tengas ninguna duda. Sólo es por ... -- fui directa. -- ¿Quieres que te acompañe a ver qué sucede?

[Shena Cindy de Ryvak M.]

Hice un nuevo esfuerzo, mi respiración era entrecortada, me sujeté el hombro, una nueva herida se sumaba a las anteriores que tengo, alcé la vista, ahí está la guardería de Reena, apacible, segura, no quise perturbar el local de la amable bruja, pero que otro sitio podía enviar al pequeño Aydin?

 

Reena al menos nos aseguro recibirlo siempre que fuese necesario, tomó mi varita y la alzó, me aplicó un episkey, luego arregló mi vestido azul Ultramar, no quiero que me noten la herida.

 

Estoy a 200 metros de la puerta, con claridad notó que Aydin no está afuera, seguro que él pudo aparecer en el interior, muy buen traslador es el colgante con la piedra blanca que nos entrego el día que fuimos hablar con ella.

 

Me quito el trozo de tela que usé como torniquete, ahora lo transformó en un peine, con el peino mi cabello castaño, lo que me ayudará a que no se ponga histérico.

 

Ensayo una sonrisa, mis pasos se aproximan al lugar, tomó el picaporte, siento como mi corazón late a mil por hora... está él aquí... tendré que resistir su avalancha de preguntas, no podré ocultar le la verdad, pero intentaré minimizar el impacto de lo ocurrido.

 

Pienso en sus ojos y logró recuperar mi aplomo, caminó hacia la oficina que conozco por no ser está la primera vez que llegó al lugar, la puerta está abierta, veo a Antoni con Aydin, abrazándolo y me enternece contemplar como se esfuerza por adivinar que sucedió. Por ahora puede ser que es una ventaja que el niño no conozca el idioma inglés...

 

Veo también a la querida tía Sagitas.... está tan bien impactada por lo extraño que resulta todo esté asunto.

 

Mi sonrisa se vuelve más auténtica, abro los brazos y digo con la voz más alegre que puedo usar:

 

--Hola! Qué gusto verlos, tía Sagitas! Hola! cómo estás? Dime que bien marcha tu vida. Antoni!! Amor mío, me alegro tanto de encontrarte. Te hubiera llamado, lo quería en verdad zona pero que estés a salvó lo deseo mucho más. Aydin! Valiente pequeño! Lo has hecho muy bien y estoy contenta que obedesiste de inmediato.

Se que desean saber que pasó y lo diré, pero vamos a sentarnos. Mantengamos la calma, quieren? Nos ayudará a todos.

Estamos a salvó, Aydin no sufrió daño alguno, entraron a la mirada, los elfos dieron la alarma, Aydin creo una esfera mágica para protegerse, luche con cuatro muggles, deseaban llevarse a Aydin, alguien los forzó a tratar de secuestrarlo, los desmayé, le pedí a Veela que los llevará lejos de la casa y avisará para que sean desmemorisados, luego vinieron más extraños, aquel momento sólo importaba poner a salvó al niño, use el colgante y le pedí a Aydin que lo tocará y pensará en esté lugar y en Reena.

 

Quienes fueron a casa, hablan de que un semidios clama por borrar de esté mundo, la prueba de su debilidad, creé que Aydin no debe sobrevivir. Le envié un mensaje que no admite discusión; Aydin es nuestro y no permitiremos que sufra ningún daño, lo protegeremos por siempre.

[Anthony R. Dracony M.]

Abrazar al pequeño castaño me llena de dicha, aunque aún él no muestra sus sentimientos hacia mi o a Cindy, de cualquier modo estoy interesado en cuidarlo y protegerlo cuando llegue el momento. El nerviosismo me hace preguntarle al niño sobre lo ocurrido y el porque uso el traslador que Reena arreglo para Aydin en caso de una emergencia...así que eso me asegura que algo ocurrió en nuestra morada.

 

 

Volteo a ver a mi tía Sagitas y ella me da algunas opciones pero me doy cuenta que no quiere imponer me nada, yo lo pienso unos minutos...entonces le digo lo que más deseo:

 

--Por favor tía Sagitas, acompaña me a casa para averiguar que fue lo que ocurrió... -- Estoy por deshacer mi abrazo con Aydin, cuando en la puerta de la oficina veo que viene a nosotros Cindy...ella tan optimista como siempre, saluda alegre y empieza hablar casi sin tomar aliento, de un solo tirón cuenta a su modo lo que ha ocurrido...me asombra que hasta nos pida sentarnos...y me siento cargando a Aydin en la pierna izquierda...la escucho tratando de asimilar todo lo que relata...¿muggles? ¿matar a Aydin? ¿qué locura es está?..............no puedo salir del shock...solo rodeo con mi brazo al niño y me pierdo en mis pensamientos....

 

 

@ @@Shena Cindy de Ryvak M.

[Matt Blackner]

Últimamente había dejado de acudir al hipogrifo. Mucho trabajo, preocupaciones, estrés, y...cambios. Sobre todo, cambios. Asi que había tenido qeu abandonar algunas obligaciones, al menos de forma presencial, y una era acudir al hipogrifo para echar una mano. Pero hoy regresaba, junto al frío, abrigado con una sudadera marrón y pantalones de deporte, además de mis deportivas. Siempre qeu iba, los niños acababan poniéndolo todo perdido, asi que prefería llevar ropa cómoda.

 

Abrí y cerré la puerta detrás de mi, observando alrededor. Aun faltaba un rato para que los primeros niños llegaran, asi qeu no sabía a quien me encontraría, si a Sagitas, a Xell, o a cualquiera de las chicas.

 

Me froté el brazo, avanzando. Decidí hacerme un café en la cocina, para asi, conservar el calor.

 

Debía reconocer que estaba bastante nervioso. Era la primera vez qeu entraba en el hipogrifo desde la boda, y...desde que sabía que iba a ser padre. Aun me resultaba demasiado raro decirlo en voz alta, me daba...me daba cierto miedo que, si lo decía demasiado alto, desapareciera.

 

Pero sabía que los críos no eran mi fuerte. No se me daban precisamente bien. Tenía demasiado que aprender en esos meses. Asi qeu supongo que esperaba aprender algo más mientras ayudaba en el hipogrifo.

[Sagitas E. Potter Blue]

-- ¡No, por favor, no, a la guardería no, no...! ¡¡Noooo...!

 

Mi grito de rabia fue apagado por el estruendo de la lluvia. Salté sobre mis pies para darme impulso y corrí hacia la entrada del negocio de mis sobrinas, bufando. Hacía frío; bueno, no, pero la humedad se me metía en los huesos y el agua me entraba por todas partes de mi ligero ropaje de primavera. Soy lerda. Sé perfectamente que es una época traicionera, en la que llueve más veces que hace sol y que el tiempo sigue frío a pesar de la época.

 

Ahora que pienso, bien podría haber usado el Impervius antes de mojarme. Ahora ya tenía el agua calada dentro de las botas. Era mejor entrar en el local y secarme.

 

Si el Imp me dejaba....

 

Aquel animal se había escapado del Circo. Mira que tengo grandes sistemas de vigilancia y protección... Pues no sé como hizo para salir en mis propias narices cuando hablaba con el Vigilante. Muy parecido a un duendecillo, aunque tenía alas no volaba pero era capaz de correr grandes distancias. Me había sido imposible alcanzarle. Menos mal que, con la lluvia, poca gente había en el Callejón y nadie le vio. Supongo que el sentir la voz de los niños le hizo cambiar el rumbo y dirigirse hacia allá. Los Imp tienen un caracter bufonesco y les atrae las risas y las voces infantiles.

 

Vamos, que Xell me mata si le pasa algo a alguno de los niños. No es que sean peligrosos en cuanto a las Equis de clasificación del Ministerio pero son capaces de hacerte caer si con eso consiguen una sonrisa. Llegué hasta la puerta y le vi, filtrarse por una grieta de la misma. Bufé y llamé al timbre de la puerta.

 

-- Que no esté Xell, que no esté Xell -- murmuré... Era buena pero se tomaba muy en serio la seguridad de los niños que cuidaba.

[Xell Vladimir Potter Black]

Sentí que llovía y moví la varita para cerrar las ventanas. ¿Qué hora sería? No estaba segura de ello pero los niños aún estaban en clase antes de la hora del comedor. Hoy tendrían que comer en el interior y tendríamos que tenerlos encerrados con alguna actividad extra. El tiempo era caprichoso y los niños no parecían opinar como los adultos sobre pasear bajo la lluvia. Personalmente, me encantaba saltar en los charcos y disfrutar del agua pero los padres de nuestros pequeños alumnos no parecían pensar como yo.

 

Salí del Despacho de Dirección y me dirigí hacia las cocinas para comprobar qué tal iban los cocineros. A los elfos no les gustaba mi supervisión porque Reena les dejaba hacer. Yo no es que me quisiera meter en sus cosas, era que me gustaba el olor y robar alguna fruta cuando no se daban cuenta. Era como mi deber, verles trabajar. Sólo me asomaba a la puerta, les saludaba y ya me sentía más tranquila.

 

Sentí el timbre y me preocupé.A veces, algún padre venía a sacar a sus hijos antes de tiempo, sin avisar. Así que corrí hacia la puerta y la abrí con una gran sonrisa. La mudé en cuanto vi a la tía Sagitas.

 

- ¡Sagis! ¿Qué pasa? ¿Por qué vienes tan azorada? Ithilion está bien, si quieres preguntar por él. Pasa...

 

Y le dejé pasar, aún sin saber a qué había venido a la Guardería.

[Sagitas E. Potter Blue]

Maldita sea mi suerte...

 

Allá estaba Xell, tal como yo había pedido que no estuviera en el local. Sin embargo, los Dioses no estaban de mi parte y me habían jugado la mala pasada de que ella estuviera presente. También algo de culpa tenía yo, puesto que podría haberme callado y, en vez de tocar el timbre, entrar de forma furtiva. Sabía hacerlo pues, al fin y al cabo, había sido un negocio mío antes de que las nuevas legislaciones ministeriales me hicieron cederlo a mis sobrinas. Suspiré; ya estaba hecho.

 

Xell, tan buena, preocupada por si le pasaba algo a Ithilion. Yo no tuve más remedio que sonreírle.

 

-- No, nada, no te preocupes, mujer... El niño está bien, bueno, supongo, al menos que tengas algo que decirme que haya pasado aquí. Todo bien, ha aprendido a leer, escribe con una letra muy divertida y se expresa cada vez más claro. No sé... Yo creo que va bien... Hum... ¿Cuándo dais las notas?

 

Por supuesto, pasé al interior y me puse a mirar de reojo por todos lados para ver si descubría a ese maldito bicho que se me había escapado. El Imp era un animal muy rápido y no se le veía. Suspiré al darme cuenta que no tenía más remedio que delatar los motivos de mis noticias.

 

-- Por cierto... ¿Es la hora del patio? Supongo que saldrán a pasear por ahí fuera, ¿Verdad? Estaría bien que salieran mientras... naaaa, no pasa nada... Sólo se me ha escapado un Imp del Circo y se ha colado aquí. Le llevo persiguiendo desde el Parque pero mira, se ve que le gustan los niños porque se ha metido aquí. Oye, que no es peligroso.

 

Miraba ahora directamente por debajo de los muebles, buscando a aquella criatura rebelde.

 

-- Es parecido a un duendecillo, como de unos 15 cm, corre mucho y es muy bufón. Seguro que si ve a los niños, les hará divertirse, es de carácter bufonesco. Le llamo Rabia pero no por nada malo, te lo juro. Nunca pondrían... ejem... en peligro a los niños.

 

Le sonreí de nuevo. ¿Se lo creería?

[Anthony R. Dracony M.]

Aydin Ryvak

 

El infante viaja sin esfuerzo sobre el lomo de la criatura mágica voladora...su habilidad para crear lazos con las criaturas, le es muy útil para ir a donde su corazón quiere o donde su espiritu rebelde anhela buscando sentirse libre. Algo de suerte se inclino a su favor, con Shena Cindy de visita a sus "hermanos", ausente para vigilar que no salga de la propiedad de Ryvak, es el instante propicio para que el niño explore Ottery. Tal vez debiera irse más allá del pueblo...intentar ir a ese sitio donde los hombres se afanan como cazadores...

 

 

No puede divertirse en el local donde Ryvak pinta, el jardín es un chiste que él no soporta, tampoco la hacienda Tonks tiene cosas que lo retengan, será mejor que aproveche a "ver" lo que más pueda, antes de que el ojimiel averigue donde se encuentra. Se siente molesto de hallarse en un sitio tan afixiante...elfos cuidandolo, adultos que solo quieren verlo sentado...no entienden nada de lo que él necesita.

 

El pequeño castaño desciende de su criatura amiga, le acaricia el cuello y seguro de que lo esperará a que vuelva a su lado, el niño camina por aquel extraño lugar. Le parece que escucha algo....¿risas?....eso lo molesta, lo enfada mucho y no necesita ver que hay más personas así que rodea el sonido...