Ollivander's (MM B: 94928)

[Ada Camille Dumbledore]

El mundo de las varitas era maravilloso, pocas personas lograban ver la profundidad de todo lo que este importante instrumento mágico tenía a su alrededor. Admiraba profundamente a mi tío abuelo Garrick y a mi tía Magenta, quienes habían llevado por mucho tiempo el arte de las varitas arraigado fuertemente en sus vidas.

 

La varita del señor Fox afortunadamente tenía el núcleo intacto, lo que nos daba la ventaja de que la madera de la varita fuera restaurada de una manera más fácil.

 

El entusiasmo del Señor Fox me causó una gran sonrisa, ese afecto que tenía por su varita, genuino, hacia que ese lazo le hiciera a la varita más fuerte.

 

-No se preocupe, si quiere acompañarme esta bien, normalmente trabajo sola, pero no hay ningun problema

 

Con un floritura de mi varita hice correr uno de los estantes que daba paso a la tienda. Le sonreí al verlo más de cerca y su efluvio me hizo notar que era un vampiro. Con otra floritura puse el estánte de nuevo en su lugar.

 

- Sigame por favor

 

Camine delante de él llevándolo hasta el taller y llevando la varita levitando hasta allí, abrí la puerta de mi querido taller con sus grandes ventanas y miles de estantes con diferentes maderas y núcleos, las paredes de color azul cielo y las cortinas blancas llenaban de gran luz la habitación. Al fondo unas mesas empotradas en la pared, con distintos artefactos sobre ellas.

 

-Todos estos instrumentos que ve usted aquí son fabricados por duendes, ellos son los expertos.

 

Le explique al caballero, deje sobre un torno mágico la varita, el instrumento de color plateado y bronce metalizados, que de inmediato tomó la varita y la sostuvo entre dos paneles metálicos.

 

Con mi varita lance varios hechizos que hicieron que el torno empezará a moverse y una gran luz roja rodeo a la varita.

 

- Ahora el torno se encargará de regenerar ese defecto del corte de la varita, demorará un tiempo allí dentro

 

Con un ademán de mi mano le ofrecí tomar asiento en un diván que estaba allí, en la mesita de junto, había una botella de vino merlot y varias copas.

 

- Desea usted tomar algo, aquí mismo solo tengo vino, es reserva especial de los viñedos Di Médici. Pero si desea otra bebida con gusto puedo traerla.

 

Ofrecí amablemente.

 

@@Alexander Fox

[Alexander Fox]

Alexander se sintió aliviado cuando la dama aceptó su egoísta petición, para él hubiera sido comprensible si rechazaba su solicitud, después de todo estaba invadiendo, aunque fuera por corto tiempo, su espacio de trabajo, su comodidad, así que al ver que era tratado con tal amabilidad se sintió complacido y feliz, por lo cual sonrió con suavidad mientras decidía seguirle emocionado de poder ver como una gran maga hacía su trabajo.

 

La increíble cantidad de instrumentos para varitas le impresionó, todo resultaba ser muy artesanal y con gran dedicación, observó muy curioso cuando decidía colocar sus manos detrás de su espalda, para prevenir tomar algo que no debería, se conocía demasiado bien para saber que si se permitía el libre albedrío podía hacer un caos en poco tiempo.

 

- ¿los duendes? – preguntó asombrado, aquello no lo esperó, consideraba que cada artilugio era hecho por artesanos magos y no por criaturas, aunque quien más para tener paciencia que un duende - Realmente no tenía idea, que interesante – agregó feliz de haber conseguido conocimiento nuevo.

 

-Oh… de acuerdo, con su permiso – acotó mientras se permitía sentar en el mueble que ella señala, siendo respetuoso y esperando no estropear nada – Di Médici… no, aceptaré gustoso, un buen vino jamás debe ser negado y más si es dado por una bella dama – agregó con una sonrisa traviesa, conocía poco a la matriarca de aquella familia, pero había llegado a sus oídos que tenía una buena cosecha en vino.

 

-Ya que debemos esperar… Cuénteme un poco de su trabajo ¿recibe muchos estudiantes nuevos? – preguntó curioso, deseando conocer un poco más a la joven y dado que estaban en su espacio de trabajo consideraba que podría comenzar por allí – o solo salva a personas desastrosas como yo – agregó como una pequeña broma.

 

 

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Off: me disculpo mucho, que falta de respeto la mía el no a verle respondido antes.

[justo]

Aliso:- La madera de aliso es inflexible, sin embargo he descubierto que su dueño ideal no es cabezota u obstinado, sino que a menudo le gusta ayudar, es considerado y una persona de lo más agradable. Mientras que la mayoría de las varitas buscan similitudes en el carácter de aquellos a los que servirán con más aptitud, el aliso es inusual puesto que parece desear una naturaleza que es, si no totalmente opuesta a la suya, sí ciertamente bastante diferente. Cuando una varita de aliso encuentra a su dueño se convierte en una ayudante magnífica y leal. De todos los tipos de varita, el aliso funciona mejor con encantamientos no verbales, de ahí le viene su reputación de ser la varita más adecuada para los magos y las brujas más avanzados.

 

Su poseedor mas famoso fue el profesor Quirinus Quirrell, tenia una varita de aliso y pelo de unicornio, 23 cms, flexible.

[Ada Camille Dumbledore]

El Señor Fox tenía curiosidad con el tema de las varitas y a decir verdad no me costaba nada permitirle observar como se reparaba su varita, además que era algo más de habilidad mágica que un proceso manual. Yo no solía estar acompañada en mi taller, así que solo estaba el diván como lugar para descanzar. El vino era por que realmente amaba tomarlo, para mi era una bebida realmente deliciosa y solía consumirlo siempre, así que tanto en mi oficina como mi taller y donde yo estuviera siempre había una botella de buen vino.

 

La curiosidad de @@Alexander Fox me había cautivado, como los niños lo hacen, era bello ver en una persona esa cualidad, los adultos teníamos la mala costumbre de dejar de lado la curiosidad que nos permitía regalarnos tanta alegría con tan pocas cosas.

 

Moví algunas cosas y saque las copas, las serví y le di su copa y luego la mía, le ofrecí un brindis.

 

-porque le gustaría brindar señor Fox, que tal si brindamos por su varita restaurada

 

Le sonreí amablemente

[justo]

Arce: A menudo he visto que aquellos elegidos por las varitas de arce son por naturaleza viajeros y exploradores. No son varitas que puedan quedarse en casa felizmente, y prefieren que su bruja o mago sea ambicioso, si no su magia se vuelve pesada y mediocre. Nuevos desafíos y cambios de aires regulares hacen que esta varita brille, literalmente, haciéndose más brillante según va incrementando sus habilidades y su estatus con su dueño. Es una madera bella y deseada, y la madera de arce de suficiente calidad para fabricar varitas ha sido la más cara a través de los siglos. El poseer una varita de arce ha sido una marca de estatus a través de los siglos, por su reputación de varita para magos y brujas de éxito.

 

Ningun poseedor conocido de este tipo de varita.

[Hannity Ollivander Evans]

Era uno de esos días fríos, en los cuales, en Inglaterra se instalaba una débil caída de nueve que hacía que el paisaje se volviera aún más mágico, los escaparates del callejón Diagon se veían con sus letreros brillantes y llamativos más cálidos de los normal, pues con el clima de afuera, las chimeneas hacían que aquellos lugares fueran acogedores y con un calorcito agradable.

En todo el tiempo que tenía viviendo en Ottery y aquél que llevaba en el colegio, nunca había asistido a ese local, aunque por el apellido que era llamativo y al no saber la precedencia del suyo (Ollivander) probablemente tuviera algo que ver, aunque nunca lo había preguntado ¿A qué se habían dedicado sus ancestros? Suponía que era algo que jamás le dirían.

En el bolsillo de la capa de viaje color negro está una varita, cuya madera de acre y núcleo de fibra de corazón de dragón, con bastante desgaste por el uso con experimentos de pociones mal elaborados y las artes oscuras han llevado a ese punto su estado deteriorado, aunque funciona mejor que cuando la compró, es necesario una arregladita, no puede tratar así a una fiel compañera.

Al entrar en aquél negocio desconocido para ella, donde va acompañada por una ráfaga de viento que impide el rápido cerrado de la puerta y el frío se cuela, adentro ya se encuentra un joven, al parecer esperando a que el dependiente del lugar salga. -Buenas tardes... - saluda la rubia con cordialidad al hombre - realmente hace bastante frío afuera, espero no lo molestara

La pequeña rubia de ojos azul pálido saca la varita del bolsillo envuelta en terciopelo negro y la coloca en el mostrador mientras de reojo mira al hombre que está a su lado como si esperara que sucediera algo en ese momento.

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[Eobard Thawne]

A veces deseaba poder controlar el clima, pero por desgracia, la meteorología no era uno de sus especialidades. Ataviado con el disfraz cambiante, que en ese momento le fungía como una gruesa capa de lana que llegaba hasta sus rodillas, el Black Lestrange había tenido que refugiarse en uno de los locales del Callejón Diagón.

Ollivander’s no le pareció mala idea, considerando que el escaparate iluminado llamaba la atención. Conocía poco del local, pues había adquirido su varita en Norteamérica, pero tenía entendido que era un referente de dichos instrumentos en el viejo continente. Así como tenía entendido que, desde su cierre y reapertura durante la Segunda Guerra Mágica, el lugar ya no sólo era atendido por el señor cuyo apellido rezaba en el nombre del negocio.

Se había quedado un rato ahí, con las manos cruzadas tras la espalda, a la espera de que alguien saliera a atender, cuando el sonido de la entrada y una voz lo sacaron del trance impuesto. Una joven de cabello arena le saludaba, al parecer también había sufrido de los estragos del clima.

¡Buenas tardes! respondió al saludo de forma enérgica, asintiendo con la cabeza . Allá afuera es un caos gélido, sí. Había querido conjurar un fuego con mi varita, para que me acompañara, pero al parecer tengo mala suerte.

Extrajo su varita a la par que su interlocutora colocaba la propia en el mostrador. Aquello era extraño, con ambas voces debía haber salido alguien al encuentro de los dos visitantes. Siempre le parecía interesante saber de las varitas de otras personas, era como conocerlas de un modo distinto.

¿Qué madera es? Me disculpo…Tengo la mala costumbre de fijarme en las varitas, a veces me parece que es como una forma de presentación.

Señaló el instrumento de Hannity con una cabezada. A pesar de la cubierta aterciopelada, alcanzaba a distinguir cierta forma; de lo poco que sabía de esa rama de la magia, la forma de la varita estaría en función del material base utilizado.

La mía es de nogal negro. Debería funcionar, pero últimamente está muy rebelde, por así decirlo.

Depositó dicho fragmento de madera en el mostrador, con cierto aplomo. De la punta, salieron un par de fuegos artificiales en miniatura. Y se escuchó una especie de eco, profundo, que parecía alcanzar lo más recóndito del local, aquel taller donde se daba mantenimiento a las varitas. Normalmente se saltaría el mostrador e iría a hacerlo él mismo, pero algo le dijo que no lo hiciera.

 

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[Hannity Ollivander Evans]

Estaba sorprendida de que alguien le preguntara por la madera con la que estaba elaborada su varita, al menos nunca nadie lo había preguntado y él, ahora se disculpaba por hacerlo - Ésta varita es de madera de acre, al parecer de un árbol muy viejo, pero, para mí es la mejor que hay, es muy buena para mis investigaciones...- se quedó callada, ella era sanadora, pero estaba muy interesada en cuanto a las maldiciones y las artes oscuras, así que tomó la varita y apareció una flameante llama color azul y la colocó en un plato que de igual manera apareció, para que ambos pudieran calentarse.

El clima adentro de aquél lugar no era mejor que afuera, el joven había dicho que había querido realizar el hechizo del fuego transportable, pero no había tenido suerte, así que en cuanto empezó a sentir aquél calor preguntó -Dicen que cada varita tiene una peculiaridad, algo en lo que es buena y ayuda al mago o bruja que la posea ¿Cuál es la de usted?.

Ladeó la cabeza un poco al ver que la varita lanzaba un par de lo que parecía pequeños fuegos artificiales, para posteriormente estirar la mano y presentarse ante el joven interesado en las varitas -Mi nombre es Hannity ¿Usted es...?

<<Parece que el tema de las elaboración de varitas le apasiona ¿que otros secretos podrá usted esconder?

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[justo]

Avellano: Es una varita sensible. El avellano refleja a menudo el estado emocional de su dueño y con el que mejor funciona es con un amo que sepa comprender y dominar sus propios sentimientos. Otro tipo de amos debería tener mucho cuidado a la hora de manejar una varita de avellano, si estos acaban de perder los estribos o han sufrido una seria decepción, puesto que la varita absorberá esta energía y la dejará salir de forma impredecible. El aspecto positivo de una varita de avellano compensa con creces tales incomodidades, ya que es capaz de producir magia excepcional en las manos de los habilidosos y está tan dedicada a su dueño que a menudo se “marchita” al final de su vida. Esto quiere decir que la varita expulsa toda su magia y se niega a trabajar, a menudo es necesario extraer el centro e insertarlo en otra varita, si el mago o la bruja aún la necesitan. Sin embargo, si el centro está hecho de pelo de unicornio, no hay ninguna esperanza. La varita, casi con certeza, morirá. Las varitas de avellano también tienen la habilidad de detectar agua bajo tierra y soltarán nubecitas de humo en forma de lágrima de color plateado si se pasa por encima de manantiales o pozos escondidos.

 

Ningun famoso poseedor la tiene.

[Eobard Thawne]

Encontró el fuego mágico creado por la chica bastante reconfortante, sobre todo porque hacía apenas unos minutos se había estado congelando el cuerpo. Extendió la palma izquierda hacia la flama azul mientras escuchaba sobre la madera de la que estaba hecha la varita.

Acre. Sólo se le ocurría una persona que poseyera dicha madera, y encajaba con la descripción del señor Ollivander.

-Una madera peculiar, creo yo. opinó el castaño, pasando la mano libre por su barbilla -.Alguna vez leí que esas varitas tienen cierto espíritu aventurero, así que por eso seguro que no causa problemas en sus investigaciones.

Llegado el momento de las presentaciones, el metamorfomago decidió no enmascararse najo un alias. Estrechó la mano de Hannity y esbozó una sonrisa de lado.

-Un gusto, Hannity. Yo soy Eobard...Aldrich, como segundo nombre. Pero usualmente empleo el primero.

Sobre su propia varita, podía decir que también le era de gran utilidad; un vínculo forjado desde que lo eligió, estando en sus etapas más importantes como mago.

-Creo que lo que mejor caracteriza a las varitas de nogal negro, es que son muy temperamentales. - rió por lo bajo, pues él también lo era -.Me es útil para encantamientos en general, sobre todo no verbales. Aunque su núcleo es problemático con algunas ramas de la magia.

Por ello, se refería a transformaciones y sobre todo, a las artes oscuras, que en un pasado había utilizado a diestra y siniestra. Ahora, un mero recuerdo de lo que había sido.

-¿Ha venido por mantenimiento de varita, señorita Hannity? Menos mal que en estas fechas, escasean los bowtruckles que las deterioran.

Si lo pensaba así, también él necesitaba saber del estado actual de sus varitas. En uno de los bolsillos del pantalón, guardaba la varita de su padre, la cual usaba cuando la de nogal negro le daba problemas.

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