Botica Macnair (MM B: 97349)

[Cissy Macnair]

Comencé a reír est****amente, como si estuviera drogada con opio. El hecho de que Aidan estuviera furioso conmigo me daba gracia y no me preocupaba en lo más mínimo.

 

-¿Celoso?- sisee, abriendo los ojos y contemplando a mi chiquillo.

 

Me relamí y atraje a Artemis aún más hacia mi, por lo que cuando terminó de beber de Aidan y luego de que lo besara (lo cual me causó mucha más gracia), me encontré con que mis propios labios eran abordados y tuve un importante problema para contener otra tanda de candentes gemidos.

 

Aunque los sonidos que hacía Artemis habían despertado algo en mí, el contacto de Aidan me impedía por mucho poder corresponderle, lo que me hizo sentirme algo mareada. El vampiro más joven en la habitación soltaba exclamaciones de diversión y nos alentaba a continuar, pero la mano de Aidan que había dado de beber a Joanna, se movió con agilidad y velocidad vampírica, tomando a mi prima de tal manera que la quitó de un solo y limpio movimiento de mi regazo.

 

-Por Caín, Jo, estás hecha una fiera- murmuró.

 

El frenesí parecía imparable y dado que hacía tanto tiempo que no había probado una sangre como esa, me costó mucho regresar a la realidad. Aidan, aunque enojado, también estaba exitado y parecía largarse a beber de la otra Macnair en cualquier momento. El autocontrol que demostraba era demasiado para él.

 

Solté otra larga carcajada burlona antes de pasarme el dorso de la mano por los labios para quitar los restos de sangre chorreante.

 

-Ya puedes soltarme, Howard- le gruñí, aunque aún me encontraba divertida y parecía drogada.

 

-Ni siquiera lo...

 

-Es una maldita orden- agregué, no dándole lugar a réplicas.

 

Su agarre se suavizó, pero aún así lo sentí cerca de mi, por lo que supuse que se estaba preparando para volver a agarrarme en caso de que me volviera a echar sobre Artemis. Observé a mi prima, en aquel estado febril y poseso y me levanté de la silla para ir por una poción de la ansiedad. Aidan bufó, mientras que el otro chiquillo hizo sonidos de protesta.

 

-Menos mal que no ha tomado de mi sangre... aunque si nos ponemos a pensar, la tuya no es muy distinta- comenté, saliendo lentamente de mi embotamiento-. Ten, dale esto- le lancé una botellita con un contenido púrpura que Aidan atrapó con destreza-. Aunque, si lo analizas, darle de mi sangre mezclada con la suya... Mmmm... eso hubiera sido interesante.

 

Me miró, aún molesto, pero luego rodó los ojos y destapó la botellita.

 

-Bebe- le ordenó a Joanna.

 

Yo me giré a mirar al acompañante de Aidan y una sonrisa maternal cruzó mis labios. Abrí los brazos, invitándolo a acercarse y su cara angelical se iluminó casi de manera divina. Se acercó y apoyó su rostro contra mi hombro, dejando que mis brazos lo rodearan y acunaran.

 

-Bienvenido a casa, Jared- murmuré.

 

-Gracias, Ciss- respondió, correspondiendo el abrazo.

 

Me separé de él un momento más tarde.

 

-¿Dónde te habías metido? ¿Cómo es que Aidan dio contigo luego de tanto tiempo?- pregunté.

 

-Oh, lo he tenido que sacar de un lío... de nuevo- comentó Aidan-. ¿Sabes que estaba ***iendo con un licántropo? Oh, si... con uno muy sexy, por cierto. El padre es el jefe de la manada de Jaksonville.

 

Mi mirada protestante se cirnió sobre mi chiquillo más joven y él me miró con cara de "juro por Dios que yo jamás lo hice".

 

 

Elfo de la Botica

 

El elfo que se había quedado que el hombre le dijera qué era lo que necesitaba ya que la señorita Cissy estaba indispuesta (aunque por su oído no lo parecía), se quedó perplejo al ver entrar una lechuza al negocio y recibió la documentación que el delegado del Ministerio le daba.

 

-Oh, muchas gracias, señor, Sewy se lo hará llegar a la señorita Macnair en cuanto pueda, Sewy se encargará de que ella esté en conocimiento de que su negocio ya ha sido habilitado. Gracias señor, muchas gracias- dijo con voz chillona, haciendo una profunda reverencia.

 

Pero el funcionario le dio otra cosa, algo que brillaba y el elfo lo miró sorprendido.

 

-Oh, claro claro- dijo, cuando el delegado le aclaró que era parte de la aprobación del negocio-. Veré de ponerlo en un lugar visible de la Botica. Muchas gracias su señoría.

 

 

 

Nota: Gracias Sagis !

Editado 8 de Agosto del 2012 por Cissy Amitha Macnair

[Artemis Macnair Malfoy]

Joanna soltó un sonido de protesta al ser quitada de encima de Cissy, sus ojos, brillantes por la sangre vampírica, se fijaron en Aidan.

 

-Y tú estás hecho un maldito aguafiestas –contestó, pegando su menudo cuerpo al del Howard. Picó con el dedo sobre el problema que tenía el vampiro, mordiéndose el labio de manera sensual-. Te gustó mirar –ronroneó en su oído, acariciando con sus suaves y carnosos labios el lóbulo de su oreja-. ¿Por qué no te relajas y disfrutas? –susurró en tono invitante, ladeando luego el cuello para ofrecérselo al irlandés.

 

Frunció adorablemente el entrecejo cuando el Ventrue le ordenó que bebiese la poción. Con rapidez casi vampírica, gracias a la sangre tomada de él, le dio un manotazo a la botella para mandarla al diablo.

 

-Bebe tú si te da la gana –replicó con encantador tono de molestia. Se lo había estado pasando demasiado bien con Cissy y él le quería quitar toda la diversión. Entonces por primera vez reparó en el vampiro de apariencia más joven. Se acercó a él y dio una vuelta a su alrededor-. ¿Quién eres? –le preguntó a su espalda, mientras se quitaba la bata y se quedaba con los jeans, la camisa y todos los accesorios que llevaba debajo, que le daban un aire hippie y angelical-. ¿Hijo de Sy…? bueno, supongo que después de nuestro momento puedo llamarte, Cissy, ¿no? –agregó con una sonrisa, mirando con complicidad y excitación a la vampiresa-. ¿Hijo de Cissy o de Aidan? –terminó de preguntar al vampiro de menor edad.

 

El lado salvaje de la humana era patente en cada uno de sus movimientos, en la entonación de su voz. Tan sensual como un felino, tan seductor como el diablo femenino.

 

Off: gracias, Sagitas^^

Editado 8 de Agosto del 2012 por Artemis Macnair Malfoy

[Roxanne Rambaldi]

Departamento de Transportes Magicos, Oficina de Red Flu y Trasladores.

 

Segundo negocio a visitar, la botica Macnair, nunca había estado en ese lugar y me parecia totalmente ajeno a lo que estaba acostumbrada visitar, de cualquier forma avance a paso seguro hasta el mostrador donde deje la figura de marmol de 10 centimetros, tenia grabado el sello del ministerio de magia y del departamento de transportes, donde era jefa de oficina de Red Flu y Trasladores. Saque mi varita de la capa que abrigaba mi delicada figura y susurre los hechizos que convertirian aquel objeto en un traslador que los llevaria al lugar del evento proximo a realizarse, eso si tan solo podrian ser quince personas las que podrian viajar en aquel medio.

 

-Esta listo.-susurre dejando una carta notificando el hecho al dueño del lugar, luego la hechice para que lo buscara y entregara el mensaje.

 

Tras haber terminado esto volvi a guardar mi varita en la capa y segui mi camino al siguiente negocio en que debia instalar el traslador.

[Sagitas E. Potter Blue]

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Rol del Dpto. Accidentes

 

El ave seguía allá, en el estante, ojeando lo que ambos decían, el señor de pelo gris, del Departamento de Accidentes, y el elfo del negocio. El elfo parecía algo confundido con aquel objeto brillante.

 

-- Si lo lleva encima durante el evento, su entrada será gratuita en los stands y los juegos que se celebren en el lugar, y por supuesto, en los lugares de restauración. La comida y la bebida es gratis para los patrocinadores.

 

El ave no entendía nada de lo que decían. Ululó, para que el hombre se diera prisa. Después voló de nuevo un pequeño planeo y se agarró al hombro del hombre para que saliera.

 

-- Agradezco tu atención, elfo. Espero que la Dueña se recupere de su indisposición y pueda acudir al evento. Recuerda, el día 13 abrimos la fiesta.

 

Y después se retiró. El ave ululó. Ya era hora...

[Cissy Macnair]

Vi a Aidan hacer de sus ojos una rendija cuando Joanna tiró al demonio la botella con la poción para hacerle bajar los humos y suspiré, volviendo ahora la vista hacia Jared, a quien aún debía regañar.

 

-¿No te he dicho "nada de licántropos"?- dije, colocando los brazos en jarras como lo haría una madre molesta.

 

-Lo siento- dijo el más pequeño de mis chiquillos, haciendo un pequeño puchero con los labios que le daban un aire angelical.

 

Resoplé.

 

En aquel momento, Joanna se interpuso entre nosotros, girando alrededor del Ventrue. Iba a responder a sus dudas, pero un ligero rubor subió a mis mejillas cuando me miró, insinuando abiertamente lo que había sucedido momentos atrás. Aidan refunfuñó, pero lo ignoré, sino no iba a poder tolerar el momento.

 

-De Ciss- respondió en tono jovial Jared-. ¿Tú eres Joanna de Clare? Aidan ha hablado de ti desde que me encontró- informó, sonriente.

 

El Howard se adelantó y golpeó a su hermano menor en la nuca.

 

-¡Hey!- soltó molesto Jared.

 

-Basta los dos...- suspiré-. Jared es el hermano menor de Aidan, bueno, no en la realidad, pero sí de sangre. Lo convertí en 1515, en Inglaterra. Es un miembro de la casa Plantagenet- comenté.

 

-Eso no es importante, Ciss- dijo con seriedad Jared.

 

Sabía que él no quería hablar de la historia de su vida, quizá había sido demasiado dar ese dato a Joanna, que en su estado quizá se pondría a indagar.

[Artemis Macnair Malfoy]

Joanna también pareció unirse al momento de “todos ignoran a Aidan” cuando el irlandés refunfuñó.

 

-Así que uno de los hijos de Cisssy, por qué no me extraña –comentó tras morderse el labio inferior con una media sonrisa y hacer un sensual siseo en el nombre de la matriarca Macnair.

 

Se colocó a un costado de Jared, apoyando su antebrazo sobre uno de los hombros del chico con camarería. No le costó demasiado porque no era muy alto y le llegaba bien. La mano libre la puso sobre su propia cintura, fina y femenina, en una pose seductora. Ambas cejas castañas se alzaron al seguir escuchándolo.

 

-Sí, soy Joanna De Clare. Tú puedes llamarme Jo –contestó, con un guiño de complicidad-. ¿En serio ha estado hablándote de mí? ¿Qué te ha dicho exactamente de mí? –preguntó, ladeando la cabeza con una suave sonrisa y con total curiosidad. Sus ojos avellana se entrecerraron, mirando a Aidan-. Lo vuelves a golpear y te arranco la mano, Howard. Estamos hablando los dos, un poco de respeto –amenazó al irlandés con su faceta salvaje aumentada por la sangre vampírica que había tomado-. Oh, un Plantagenet –comentó, sorprendida y luego adelantó su rostro un poco más cerca del de Jared, desde el costado donde seguía-. Por tu edad, o eres un primo o uno de los hermanastros de Enrique VIII. Dime si me equivoco o estoy en lo correcto. Sea como sea, eres además un De Clare. Durante cuatro siglos nos mezclamos con la familia real para recuperar lo que por derecho nos pertenecía y hacernos con sus posesiones, imaginándonos que Enrique de Plantagenet se revolvería en su tumba –dijo con una suave risa entre dientes, entre maliciosa y divertida, a lo último-. Irónicamente, los Howard también se mezclaron con los Plantagenet y los De Clare. ¿Sabes por qué es irónico, Jared? –ronroneó al oído del vampiro.

 

 

[Cissy Macnair]

-Si me disculpan...- dije, mirando a todos los presentes y yendo hacia las escaleras que bajaban del laboratorio-. Tengo que ir a atender el local y hacer unos trámites en Gringotts. Los dejo aquí, no hagan lío y no beban pociones como si se tratara de un concurso de bebida. No me responsabilizaré por su muerte.

 

Los miré, uno por uno y luego bajé las escaleras, para salir del local.

 

 

Jared

 

-Chau, mamá- saludó, divertido.

 

Miró a Joanna mientras se acomodaba en su hombro y le guiñó un ojo. Sabía que podía molestar mucho a Aidan con eso, así que se aprovecharía.

 

-Medio hermano- aclaró-. Enrique era mi medio hermano, aunque claro, mi padre nunca quiso reconocerme como hijo, así que da lo mismo cómo me digan- se encogió de hombros.

 

Continuó escuchando la cantinela de Joanna sobre la fortuna robada de los De Clare, algo que sabía porque sus familiares nunca habían dejado de jactarse de eso. Pero no metió bocado. Negó con la cabeza con respecto a lo de la ironía.

 

-Apuesto a que me lo dirás- acotó.

 

Aidan, por su parte, había tomado asiento en la silla en la que había encontrado a Cissy y Joanna haciendo... algo... y miró el resto del laboratorio con intriga. ¿Qué demonios hacían ellas allí arriba? ¿Qué planeaban?

 

-¿Porque sigue sucediendo hoy en día?- aventuró Aidan sobre la mezcla de los Plantagenet, los De Clare y los Howard.

[Artemis Macnair Malfoy]

-Que te sea leve y no te distraigan los recuerdos conmigo en este local –saludó a Cissy antes de que se fuese.

 

Respondió al guiño de Jared con una sonrisa divertida.

 

-La típica idiotez Plantagenet. ¿Conoces a Henry? Él también es de la familia, unos siglos antes, hijo de Enrique de Plantagenet. Su padre tampoco quiso reconocerlo. Ellos se lo han perdido y vosotros habéis sobrevivido –dijo al final con una manera muy Ventrue de ver las cosas a pesar de ser humana-. Ahm… ¿cuál es tu apuesta? –preguntó con diversión, esperando su respuesta para contestar-. Y aún no me has dicho qué te contó Aidan sobre mí, quiero saberlo.

 

Sus ojos avellana se fijaron en Aidan y ladeó la cabeza.

 

-Porque los dioses del amor y la lujuria deben de pensar que miembros de las tres familias se ven adorables juntos o porque se divierten viéndonos discutir. Quizá porque tenemos algo pendiente. O puede que sea porque los demás no son tan idi***s como nosotros. Escoge la que quieras –contestó y luego se dibujó una sonrisa juguetona en sus carnosos labios-. ¿Aún se puede notar el calor en la silla? –preguntó por haber estado Cissy y ella ahí.

 

 

[Cissy Macnair]

Jared

 

-Conozco a Henry... Es como mi tatara, tatara, tatara, tatara tío abuelo o algo así... aunque ya estoy dudando de los parentezcos que he tenido en toda mi vida- el castaño se encogió de hombros-. Era una expresión, no soy tan idi*** como para apostar de verdad contigo... Aunque podría apostarte un beso en todo caso- levantó las cejas a la misma vez, relamiéndose los labios.

 

Volvió la vista hacia Aidan al mismo tiempo que Joanna, pero negó.

 

-Si le dices algo, te mato, bocazas- masculló el otro Ventrue, ignorando a la De Clare.

 

-No iba a decirle que tienes sueños mojados con ella- bromeó Jared, escondiéndose detrás de Joanna al tiempo que hablaba-. Protégeme, oh, dulce Joanna, de las garras de mi malvado hermano...

 

Rió en un tono finito y contagioso antes de volver a hablarle a la humana, que por cierto olía de maravilla.

 

-No sé si nos veremos adorables o les gusta vernos discutir, pero la historia de nuestro linaje es tan retorcido que no quiero saber cuál es nuestro parentezco. Aunque sí sé que Aidan es tu tío o algo así... Eso ya es muy retorcido de por sí...- comentó el Plantagenet.

 

-Ni que lo digas- agregó Aidan-. Si, aún está tibio.. ¿quieres venir a comprobarlo?- la invitó.

[Artemis Macnair Malfoy]

-No sé, quizá incluso sea un primo lejano tuyo. Con eso de que tu parentesco con él viene de la línea de York… No importa, sois parientes al fin y al cabo, también pariente mío, tanto sanguíneo como político –declaró con una sonrisa-. Oh, ¿qué te dijo de mí para que temas tanto apostar contra mí? –preguntó divertida y poniendo su mejor carita de inocencia-. Siento curiosidad por el lugar en el que vas a dar el beso, así que… es irónico porque tu hermano se tomó muchas molestias en tenerme alejada de él y el resto de Plantagenet, De Clare y Howard parece que no pueden evitar unirse –finalmente le dijo, irguiéndose de hombros.

 

Rodó los ojos cuando Aidan amenazó a Jared y rió cuando el vampiro más joven la utilizó de escudo.

 

-No te preocupes, es como un perro que ladra mucho. Lo de los sueños mojados no me sorprende, seguro que también tiene fantasías conmigo cuando está despierto –bromeó a su vez con toda la camarería del mundo-. Si me cuentas qué te dijo, te doy un beso –agregó, sacando la punta de la lengua entre sus dientes con expresión juguetona y pícara, para luego mirar a Aidan-. Tú no le vas a hacer daño ni a darle la muerte verdadera o me lo voy a llevar a otra habitación y nos vamos a encerrar allí, Howard –le avisó y el irlandés sabía que no amenazaba en vano.

 

Dejó escapar un quejido suave e hizo un encantador puchero con sus carnosos labios.

 

-Ya Henry abrió su bocaza y me dijo que Aidan era un De Clare. Creo que me ha traumatizado de por vida –comentó poniendo carina-. Por parte de tu padre soy tu tatara… etc. tía abuela. Pero también he sido tu cuñada o tu hermana política, como prefieras decirme. En una de mis vidas pasadas fui Jane Seymour –le informó a Jared, volviéndose un poco y restregando su mejilla contra la de él como si fuese un gatito mimoso-. Tengo un adorable hermano –dijo con un ronroneo bien a propósito.

 

Pareció que le saliesen orejas cuando Aidan la invitó a acercarse a la silla. Se giró a mirarlo y esbozó una sonrisa maléfica. Retarla, invitarla y apostar eran tres acciones que despertaban a su demonio interior y quería salir a jugar. Caminó hasta el Howard, con sensual e hipnótica cadencia de caderas. Luego se sentó sobre el regazo del irlandés, con las torneadas piernas a cada lado de las caderas masculinas. Sus brazos se alzaron para apoyar las manos en la parte superior del respaldo de la silla, a sendos lados de la cabeza del vampiro. Se inclinó para susurrarle al oído, manteniendo su cuello a un par de centímetros de los labios del cainita. Él podía escuchar claramente sus pulsaciones, sentir la tibieza que emanaba de su suave piel, notar su embriagador aroma y casi ver la deliciosa y cálida sangre correr por sus arterias.

 

-Tienes razón, aún está caliente –susurró, casi rozando su oreja con sus carnosos labios.

 

Antes de que él pudiese hacer algo, se bajó de él, creando un tentador roce de sus caderas que pareció casual. Si bien tanto Artemis como Joanna eran sensuales y tentadoras, la De Clare no lo escondía. Sabía cómo jugar, cómo hacer desear, ser seductora y calcular cada movimiento y cada palabra para convertir la sangre ajena en fuego líquido. Y habiendo bebido recientemente de un vampiro, no se reprimía en absoluto.

 

Se alejó de él, haciendo sensuales y sutiles ochos con sus caderas y volviendo a apoyar su brazo en el hombro de Jared.

 

-Creo que tu hermano se ha sentado en esa silla con la esperanza de que le haga lo mismo que a vuestra Sire –comentó como si hablase solamente con el Plantagenet, pero pudiendo escucharlo también Aidan-. Pero es que ella… ah… -hizo como si reprimiese un gemido, mordiéndose el labio inferior con deseo contenido-… me gustaría poder terminar lo que comencé con ella. Me muero de ganas. Sólo de pensarlo, me quemo por dentro –agregó, con las pupilas dilatadas.

 

 

Realmente esperaba que Cissy aún no se hubiera ido o que ya hubiera vuelto para que pudiese escuchar lo que decía en ese momento. De alguna manera sabía que la vampiresa gustaba de espiar conversaciones ajenas.