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Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM B: 98425)


Xell Vladimir Potter Black
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había notado a la joven en la tienda, tenia un tono de color muy extraño y una marca en el rostro. no quise mirarla demasiado para no hacerla sentir incomoda, pero su aroma me lo dijo todo, demonio, sentí el deseo de mandar la mano a la espada, pero ya no era un onmyoji, lo que hicieran o no los demonios ya no era mi problema.

 

al menos no por ahora

 

la encargada de la tienda se me acerco, de todas las personas en el mundo que podría encontrarme preciso me encuentro con ella, mi mente quedo en blanco por un momento mientras recolectaba todas las memorias con ella, las calles de Alemania, el viaje a Inglaterra y la pequeña casa de te en Scarorough donde nos dijimos adiós.

 

"A-Arya" susurre por lo bajo "no sabia que estabas aquí, ha pasado mucho tiempo" su rostro no había cambiado en nada "como has estado?"

 

no pude responder mas, quizá no fuera correcto referirme a ella con familiaridad frente a sus amigos, después de todo yo solo era alguien de un pasado ya muy lejano.

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Sip definitivamente si era. Y todo en el me recordaba a tiempos lejanos, frunci un poco el ceño: si el estaba aquí era por una de las dos cosas o había recuperado su estatus para matar a mi gente o estaba nuevamente solo tratando de encontrar lo que había perdido.

 

Tal vez era lo segundo dado la familiaridad (poco habitual en el) con la que me habló. Sonreí mientras metía mis manos envíos bolsillos evitando que temblaran, sonreí ante el sonido de mi nombre, del nombre con el que mi padre me llamaba en sus labios. No había cambiado nada, saque las manos de mis bolsillos e hice una reverencia ante el:

 

-Konnichiwa, Shôji-san, he estado bien... Sorprendida de verte - se sentía demasiado raro hablarle así a alguien tan cercano pero no sabía si aún era renuente al contacto físico o si tal vez nuestro adiós en la casa de te mejoró eso.

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

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¿estaba asustada? supongo que si, un cazador de demonios es un cazador de demonios después de todo.

 

aun así me alegraba sobremanera volver a ver a la bruja que me salvo de la muerte cuando aun vagaba por las calles de Alemania, recordé lo que mi madre siempre decía, "no existen las coincidencias..."

 

"anata wa gengki, ne, sore wa ii" hacia ya mucho que no practicaba el idioma de mis padres, "vengo a buscar información, tu sabes a que me refiero, quizá tengas aquí algún libro acerca de magos usando mascaras de metal" mire alrededor de la tienda y mis ojos se posaron un momento en los libros de onmyôdo que habia en el estante, "¿donde conseguiste esos libros?" dije señalando suavemente con la mano.

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-Estoy bien Shôji - era una gran mentira pero no se lo diría. Dude un par de segundos y pensé que si vuelve a ponerse de piedra. Como antes, como cuando le conocí, si era así le pediría disculpas, me acerque un par de pasos y le abrace con cariño, era más alto que yo y tenía que empinarme - no somos tan formales aquí, y estamos entre amigos...

 

Tome su.mano para apretarla y le sonreí con calma, escuche la.otra parte y pude respirar un poco más calmada:

 

-Por un momento pensé que habías venido a cazarme, como aún llevas la espada de tu padre... Y aquí hay muchas referencias de libros de máscaras, puede ser bondage, dominación, magos oscuros, reyes locos, hay muchas referencias de seres que usen máscaras de metal, habrá que reducir esa búsqueda.

 

Subí la vista hacia los libros que Shôji me mostraba, sonreí y le conteste:

 

-Mi madre era la dueña de este lugar, empezó siendo coleccionista de libros luego abrió la libreria, encuentra libros raros, los consigue y los exhibe, deberías hablar con ella, al igual que yo trabajamos en el Ministerio puede ayudarte con la búsqueda y darte buen precio por los libros si los quieres.

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el tacto de su mano era igual a como lo recordaba, no pude evitar devolver el abrazo que me dio. después de todo tenia una gran deuda de gratitud con ella,

 

"aun no tengo mas pistas respecto a los magos que mataron a mis padres, así que decidí seguir buscando hasta que encuentre esas mascaras" mire a los libros en japones "¿podrías apartarlos para mi?" dije señalándolos "no tengo nada de pasta ahora, pero dame un tiempo y te los quitare de las manos, ademas, no creo que muchos sepan usarlos en esta parte del mundo"

 

la mire nuevamente, las memorias se agolpaban en mi mente, sonreí de manera sincera.

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-Está bien- le sonreí - los compraré para ti y después me lo devuelves - Me empine tratando de alcanzarlos, me frustré y quite la varita de mi cabello dejándolo caer, largo, negro por la espalda mientras usaba la magia para bajar los libros y alcanzarlos.

Amaba la magia, pero últimamente mientras el parasitario viajaba por mi sangre, me agotaba mucho trasformarme y utilizarla, no como antes. Me tambalee un poco pero a pura fuerza de voluntad me estabilice, toque el brazo de Shôji:

-Vamos, debes conocer a mi madre...

Editado por Perenela Arya Grindewald Potter Blue

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"¿desde hace cuanto tiempo?"

 

le pregunte al instante, al principio la sorpresa de verla nuevamente no me había dejado ver con claridad, pero ni a un novato se le pasaría ese distintivo aroma, esa sombra en su aura, ese pequeño tic en el ojo cuando saco la varita.

 

"¿que te paso?" susurre para que nadie pudiera oírme, intento tomarme del brazo para ir a ver a su madre pero la detuve firmemente, los libros no eran importantes si algo le estaba pasando. "¿hay algo que pueda hacer por ti?"

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-Nada que no haya intentado antes con mi madre- suspiré. ¿Tan mal estaba? ¿Tan mal que mi más viejo amigo se había dado cuenta aun cuando había hecho todo lo posible por ocultarlo? No era de extrañar que Sean se viera tan preocupado cada vez que estaba con él, cada vez que me amaba, cada vez que intentaba tomar mi cuerpo, antes era un frenesí sin control ahora era demasiado cuidadoso como si fuera a romperme por el más mínimo movimiento, fruncí el ceño y le contesté a Shôji:

 

-Un demonio parasitario me atacó, ha estado envenenando mi sangre y haciendo colapsar mis sistemas, ya hemos intentado matarme para atraerlo, hemos hecho magia de sangre, lo hemos llamado, tratado de atraerlo cada vez que podíamos, hemos intentado curarme con pociones, magia angelical, magia natural y sacerdotal... nada ha funcionado, ahora solo nos estamos preparando para que cuando este a mi limite y regrese a por mí, podamos matarle: mi madre, mi hermano y mi padrastro y... mi prometido- escocia un poco soltar esas palabras sobre todo por la duda que aun tenía en mi pecho. Levanté la mirada hacia mi mejor amigo:

 

-Estoy bien y estaré bien... Solo doy gracias por volverte a ver antes de morir, tengo una deuda de gratitud contigo.

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la mire de arriba a abajo con los ojos como platos, por un momento mi respiración se paralizo y solo pude observar sin hacer o decir nada. "por mas que las cosas cambian, se mantienen iguales" pensé por un momento, nunca me sentí muy cómodo con el contacto físico, pero no pude evitar acercarme a ella y poner mi mano en su hombro, por un segundo la mire directamente a los ojos, intentando ver mas allá en esos hondos posos azules. tras un momento sonreí de manera melancólica

 

"veo que tu vida no ha cambiado mucho en este tiempo" apreté suavemente su hombro, con la esperanza que sintiera mi fuerza fluyendo hacia ella "en mi estado actual no te puedo ser de mucha ayuda, pero si alguna vez te sientes sola, si sientes que la fuerza te abandona, puedes llamarme, yo estaré allí, incluso si el mundo se te viene encima, yo estaré ahí para ti"

 

por un momento dude, pero al final deje de lado mis propias incomodidades y la abracé, poniendo mi mano sobre su cabeza como si fuera una niña pequeña con las rodillas raspadas.

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Esto fue el detonante. Su abrazo, la protección, el complejo de padre que siempre tenía consigo desde que lo conocí, Shôji no eta muy prolijo para los abrazos pero cuando los daba era porque lo sentía, deje que las lágrimas corrieron por mis ojos mientras apoyaba mi frente en su pecho y las lágrimas caían en las tapas de los libros que acunaba, lo abrace con un solo brazo:

 

-Al contrario, aunque la muerte parece perseguirme, he cambiado mucho Shôji-san -Me limpie las lágrimas como pude - y se que cuento contigo siempre... Solo que tu tienes tus propios demonios personales con los que lidiar... - Puse una mano sobre los tomos que a Shôji:

 

-Estos son parte de la herencia de tu gente, te los regalaré... Como bienvenida a Ottery, como regalo de despedida.

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