Librería "La Hermana Quisquillosa" (MM B: 98425)

[Helike R V PB]

- ¡Ah! Bien, excelente entonces - asentí con la cabeza- contenta...

 

- ¿Perdona? - me quedé asombrada por lo que me había dicho... - ¿sangre? - no sabía ni como mirarla, pero luego aclaró que era una broma.

 

- Oye, no hagas esos chistes - le dije, enfurruñándome- con decirme que tenías tú la llave, era más que suficiente - la señalé con el dedo - anda llévame, te pagaré un buen precio por el libro, pero tranquila, no voy a hacer horrocruxes con mi alma - dije con una sonrisa.

 

- Bueno, son más bien investigaciones privadas y también quiero ver las pociones que se pueden hacer - me encogí de hombros mientras iba guiada con Sagitas hasta esa zona de la librería.

[Sagitas E. Potter Blue]

Vaya, parecía que se había ofendido un poco por mi comentario de la sangre. Volteé un poco los ojos, divertida, pues me hacía gracia que Heliké se lo tomara todo tan en serio.

 

-- Vale, vale, era una broma tonta, no hacía falta que te pusieras a la defensiva. ¿Qué esperabas? Son Artes Oscuras por algo... Y sabes que no me interesa el dinero. Si supiera que no lo puedes comprar, ni te lo hubiera dicho, que teníamos ejemplares digamos "interesantes".

 

Arrugué un poco el ceño mientras la guiaba por las escaleras hasta el tramo superior, donde estaba la Sección Prohibida. Saqué la llave y me paré en seco.

 

-- Prométeme que eso de los Horrocruxes era una broma total y una mención inocente, o no entras.

 

Después abrí la puerta, que se abrió de forma mágica y dejó el hueco visible como si nunca hubiera habido una barrera invisible.

 

-- Esta zona es peligrosa. Úsala bien.

 

Y le dejé pasar delante de mi, esperando que ella fuera consciente de la responsabilidad que tomaba al leer aquellos libracos peligrosos.

Editado 31 de Julio del 2015 por Sagitas E. Potter Blue

[Helike R V PB]

- No es por ponerme a la defensiva Sagitas. Pero esas cosas son serias mujer - le dije con una sonrisa, para calmar los ánimos, lo último que quería era tener una pelea con ella.

 

- ¿Ah sí? - pregunté curiosa - pues me gustaría verlos, la verdad...

 

- mención inocente, prometido -levanté la palma de mi mano- que yo sepa, eso sólo se puede hacer cuando es humano, no vampiro - me encogí de hombros.

 

- Descuida, lo usaré bien, es sólo para investigar qué libros quiero coger. Por mi parte, no tendrás ningún problema- prometí yo.

 

- Pero si desconfías, puedes quedarte. No hay problema con eso - le dije con otra sonrisa. No era falsa ni nada parecido, era para que viera que no tenía nada que ocultar.

Editado 31 de Julio del 2015 por Helike Rambaldi Vladimir

[Matt Blackner]

Atravesé las puertas de la librería con las manos en los bolsillos.Iba distraido, buscando algo, aunque no sabía qeu. A lo mejor solo dar una vuelta, o a lo mejor algun libro de cuentos...

 

Auqneu mejor no decirlo en voz muy alta. Los cuentos en casa los contaba Sagitas y a ella no le hacían falta, asi qeu no iba a quedar muy bien si decía que era para Ithilion. pero cuando estaba en la guardería, la última ez casi me tocó contar un cuento a los niños, y mi poca capacidad con ellos, unido a qeu no sabía ningun cuento me hacía sentir aun más torpe de lo habitual con ellos.

 

pero claro, pasar desapercibido en un negocio familiar tampoco era algo fácil, asi qeu seguro que acabaría teniendo qeu contarselo a Sagitas...

 

 

[Helike R V PB]

Aún estaba esperando a que Sagita respondiese cuando se escuchó abrir la puerta del negocio de mi prima...

 

Yo estaba algo distraída pero hubo un momento en que en mi cabeza se escuchó un 'clic'. En mi cara se formó una sonrisa tremenda...

 

- Creo que han entrado nuevos clientes Sagitas - le dije yo, manteniendo el mismo gesto en mi cara.

 

<< y es Matt - terminé de decir asintiendo con la cabeza. Vale que, cómo vampira tenía lo del olfato bastante desarrollado, pero últimamente no tenía ni la menor idea, pero sabía que por la empatía no era, sabía que era él porque lo sentía cómo si fuese una energía extra que lo acompañase. Me había pasado así en una ocasión, en la agencia de viajes, me había pillado desprevenida.

 

- Es raro de explicar, pero creo que podemos sentirnos mutuamente - me encogí de hombros- antes me pasaba y me pasa con mi hermana Annabelle, sabemos que estamos en el mismo sitio aunque estemos a una distancia de un kilómetro de la una a la otra - comenté sin mayor importancia.

 

Aún estaba esperando a que abriese el armario de los libros de Artes Oscuras, más bien, estaba impaciente. Quería ver las nuevas novedades que había ahí en ese campo.

[Matt Blackner]

No tardé nada en sentir a Heliké. Ni siquiera necesitaba buscarla, sabía donde estaba. Y ella ocupaba el interior de la tienda, aunqeu no debía estar cerca porque no entraba dentro de mi campo de visión ni había asomado al oir la puerta. Tal vez en la trastienda o en la parte de arriba, echando un vistazo a algún libro.

 

Asi qeu me colé entre los estantes, buscando los libros de cuentos para niños. Aunqeu era lo bastante torpe como para perderme en aquella sección, una tontería pues tenía un bonito cartel anunciándolo y los libros de cuentos solían destacar de alguna forma. Pero los desconocía, asi que ni me di cuenta y acabé por coger un manual acerca de criaturas mágicas, en el cual podían leerse cosas como el cuidado de los hipogrifos y el trato qeu debái darse a las lechuzas para que no se lesionaran en un largo viaje.

 

- Creo qeu esto no es un cuento para niños. - murmuré para mi.

[Helike R V PB]

Parecía que Sagitas no se decidía a abrirme la puerta así que, me encogí de hombros y fui en dirección a dónde sentía a Matt.

 

- ¡Hola cariño!

 

Saludé con efusividad a mi pareja, abrazándolo por detrás. Me fijé en que estaba mirando algo... Y antes le había escuchado murmurar algo de niños...

 

- ¿Qué es lo que buscas? - pregunté con curiosidad- yo estaba intentando a ver si tu madre me abría la puerta especial para Artes Oscuras, pero no se decide. Supongo que tiene miedo a que haga cosas malvadas - dije riendo por lo bajo.

 

- ¿Buscas algo en concreto? - miraba por encima de su hombro y estaba en la zona de criaturas mágicas. Aunque parecía que estaba bastante perdido, la verdad es que lo bueno de la librería era que, tenía mucha variedad y lo malo era que si no conocías el sitio podías perderte entre tantos volúmenes de temas diferentes.

[Matt Blackner]

Sentí como Heliké me abrazaba al tiempo qeu me rodeaba con sus brazos desde la espalda. La sentí alli apoyada y por un momento sentí un escalofrío en la espalda. Sonreí embobado, casi olvidándome del motivo que me había llevado hasta la sección de criaturas de la librería de mi prima.

 

- Está claro que no te quiere abrir, no sea que le eches una maldición - corroboré, riendo con ella.

 

Pero preguntaba el motivo de que estuviera por alli buscando libros. Le enseñé el que sostenía, uno de criaturas especializado en dragones y lagartos. Dejé que observara la cubierta, aunque luego sonreí levemente, poniéndome un poco rojo.

 

- Venía a buscar un libro para niños, ya sabes...de esos de cuentos. Es que...la verdad, Sagitas los cuenta muy bien, es la mejor en ello...a veces Ithilionme pide que le cuent alguno y...en realidad no tengo ni idea. No se ninguno. Por eso había pensado que...tal vez podría encontrarme algún cuento aqui, si me lo aprendo podría contárselo cuando me pregunte... - reí. - Y ya ves donde he acabado...definitivamente, no tengo mucha idea sobre esto.

[Perenela Arya Grindewald Potter Blue]

Entre en la librería y suspiré. Necesitaba una nueva colección de libros y una buena distracción, ademas de un buen lugar para olvidarme de todo lo que me estaba pasando en estos momentos, no quería enviarle una lechuza a mi madre y preocuparle y no podía acceder al plano astral para ver a mi papá sin que su retahíla me dejara zumbando los oídos. Sabia que mi padre me había dejado en sus libros las ayudas pertinentes para mi condición pero la verdad era que aun estaba totalmente indecisa.

 

Acomodé la venda que me cubría por completo el pecho para evitar que la piel y la carne flácida que tenia producto de una curación limitada se desprendiera y se cayera, tenia que recordar conseguir un libro de curación así tal vez podría encontrar un modo para restablecer mi cuerpo a su antigua gloria, el repiqueteo de la campana de la entrada seguía sonando, traté de poner una sonrisa en mi rostro, llamé:

 

-Buenas... ¿Alguien presente para atenderme? - me encamine hacia uno de los mostradores viendo los títulos de los libros, eso era una de las cosas que me encantaba de aquí, la cantidad de libros que había...

[Sagitas E. Potter Blue]

-- ¡Bah! -- le había dicho a mi sobrina Heliké. -- ¿Pides seriedad a una payasa? Como se nota que aún no me conoces bien, sobrinilla.

 

Era curioso que la llamara sobrinilla puesto que, como vampiro, era muuuuuucho más vieja que yo. Como ella me prometió usarlo bien, pues le dejé pasar al lugar que había sido mío mientras había sido la dueña de la tienda. Suponía que Xell o Reena desconocían este lugar, tan especial como escondido a las miradas ajenas.

 

-- ¿Nuevos clientes? Ah, no, yo ya no soy dueña, que atiendan otros -- le contesté a Heliké. -- ¿Es Matt? ¿Se puede saber como lo sabes? ¿Lo hueles, lo sientes, lo...?

 

Mejor no meterme en temas íntimos.

 

-- Bueno, yo te dejo la puerta abierta. No tengo miedo, se cerrará automáticamente en cuanto entres y no dejará entrar a nadie más que yo no haya permitido. Te dejo que vayas con tu... novio.

 

Yo me puse a colocar los magníficos ejemplares que allá había y la dejé irse para que pudiera estar un rato a solas con su pareja. A veces hay que saber perder y darles algo de intimidad a los muchachos. Ya tendría tiempo de meterme con ellos, que eso me encantaba siempre. Comprobar la calidad de aquellos incunables de gran valor me hacía olvidar que el negocio ya no era mío y disfrutaba de ojear aquellos libros tan antiguos.

 

No sé cuanto tardé en salir, pero lucía un aspecto de telarañas en el pelo y de tinta en la yema de los dedos. Silbé levemente, feliz por el tiempo que había estado allá dentro, cuando sentí una voz conocida.

 

-- ¿Perenela? ¿Qué haces aquí, hija mía? Parece que hayas visto a un muerto de lo blanca que estás -- le dije, aunque ahora que me fijaba, no era cosa de risa; bien parecía estar enferma.