✿.｡.:*El refugio Mágico*.:｡✿* (MM B: 102601)

[Ania Evans Weasley]

No entendía muy bien la broma que hacía mi madre con tía Lisa, pero sonreí de todos modos, y ya que mi tía no me respondía y mi madre tampoco, pensé que ese tema tal vez aun no debería conocer(? aunque a mi me encantaban los chocolates, pero en ese momento no me apetecía ya que hacía un poco de calor.

 

Se me antojaba un rico y fresco tereré e ir a tomarlo debajo de unos de los tantos árboles del refugio, al estilo paraguayo, mi familia muggle y yo nos sentábamos en frente de la casa y debajo del árbol a tomar el tereré mientras conversábamos de cualquier cosa incluso de cosas sin ningún sentido.

 

Ya estaba a punto de pedir que me preparen un tereré pero Emi se adelantó antes de que yo pueda decir otra cosa-Abu, es cierto que tienes muchos chocolates no?-preguntó a Kassandra con su vocecita de niño bueno y poniendo la cara más tierna posible.

Editado 3 de Enero del 2013 por Ania Evans Weasley

[Helene Eloise Bellerose]

El Ambiente se había tornado un poco picaresco entre la Weasley y la Rambaldi, y ninguna de las dos se animaba a contestar la pregunta que Ania había realizado,y ya que Lisa no contestó, Seraphine estaba ideand o alguna manera de responder la intriga, que no involucrara ninguna barbaridad; aunque por otro lado, deseaba conocer la respuesta que Lisa daría ante la situación.

 

Es por eso que la castaña simplemente rió, de nuevo y trató de desviar la atención de su hija a otro tema, pero fue Emi quien ayudó en ese momento. Al escuchar la pregunta del pequeño oso, la licantropa rió otra vez, ahora mirándolo con ternura y sonriéndole a la vez que hablaba.

 

—Puede que sí tenga chocolates, pero.. ¿Los osos puden comer chocolates? Tampoco quisiera que te enfermes, travieso. —Rió, estirando su brazo hasta propiciar una suave caricia en la aterciopelada cabeza de la criatura. Era pequeño y delicado, y cualquiera que lo viera estaría atraído por su dulzura, de eso no tenía duda.

 

Miró a su hija, y guiñándole el ojo, se acomodó en el asiento de su escritorio, y abrió el cajón lateral del labrado mueble, para luego sacar con delicadeza una bombonera de porcelana china de tamaño mediano, repleta a rebosar de los más deliciosos bombones y dulces comprados en Honney Dukes. La acercó a todos, y la dejó al alcance del pequeño oso.

 

—Con moderación, no quiero que les salgan caries o les dé diabetes por tanta azúcar. —Dijo con fingida severidad, para luego reír levemente.

Editado 4 de Enero del 2013 por Kassandra S. Weasley B.L.

[Ellie Moody]

Encapuchada #3

Canelita

 

—¿Ricitos de oro? ¿Dama de negro? ¿Ojos del bosque? —preguntó la joven encapuchada, nerviosa, acercando el pequeño Walkie Talkie a su boca. Caminaba son ansiedad por las callejuelas más oscuras y estechas del Diagon, buscando a sus compañeras. No sabía si su aparato estaba fallando o ellas estaban en aprietos, pero de una manera u otra Canelita no recibía ningún mensaje— ¿Hay alguien? Cambio.

 

La nieve seguía cayendo suavemente desde el cielo, enredándose en los bucles despeinados de Canelita —que, por cierto, poseían un color similar al de la canela— y posándose sobre sus hombros. Cuando sus dedos comenzaron a entumecerse, la joven sacó un par de guantes de lana de uno de los bolsillos de su gabardina y se los colocó, sin dejar de avanzar. Sus planas botas de cuero negro dejaban huellas sobre la nieve que, quizás por el viento o los copos que seguían cayendo, se camuflaban y no quedaba rastro de ellos.

 

Luego de un rato —no sabía si habían pasado minutos o una hora— los negocios comenzaron a ser menos abundantes a medida que Canelita llegaba al final del Callejón Diagón. Pronto se encontró en unas zonas verdes que más bien lucían blancas, escarchadas bajo la luz de la luna. Y lo único que la encapuchada encontró fue una edificación que parecía una cálida casa rural más que un negocio o establecimiento.

 

—¡Perfecto! —susurró al llegar, ya que conocía bien ese lugar.

 

Canelita comenzó a andar a grandes zancadas hasta que se encontró en el portón del frente y, sin detenerse a tocar o a llamar a alguien, giró el pomo y empujó la puerta con suavidad, esperando no causar algún ruido.

[Ania Evans Weasley]

Mi madre respondió a Emi preguntándole si los osos pueden comer chocolates, como si él no haya comido nunca, me sentí un poco culpable ya que yo fui la que le enseño sus primeros chocolates y no pensé en si le iba a enfermar o no, me hice pequeña por unos instantes y me ruborice un poco pero al ver que mi madre me guiñó el ojo me alivie.

 

-Si puedo abu, ya había comido antes, son deliciosos los chocolates-dijo de nuevo Emi para luego tomar unos bombones que mi madre nos ofreció a todos.

 

Yo tome uno y me acerque Xenix para pedirle que si me podía preparar tereré que se me estaba antojando cada vez más.

 

-Mami, luego nos vamos a recorrer el refugio si?-pedí a mi madre con una cálida sonrisa en los labios.

[Helene Eloise Bellerose]

Ania y Emi tomaron de los dulces que la castaña ofrecía y por un momento se deleitó al ver que les agradaban. El pequeño oso entonces respondió a su pregunta y la castaña se estremeció imperceptiblemente de nuevo, al escuchar que la llamaban "abu". Tardaría en acostumbrarse a eso. Sonrió, le agradaba ver que su hija ahora disponía de una compañía que parecía animarla y hacerla feliz. Con el rabillo del ojo vio como Xenix asentía, para ir luego a preparar la bebida que Ani le había pedido. Es verdad que hacía un poco de calor, el sol entraba con todo su esplendor por los amplios ventanales proporcionando una sensación de calidez que abrigaba a todos los presentes. Seguramente los jardines y amplios terrenos se verían alumbrados de igual forma, y de repente a la ojioscura se le ocurrió ir a sentarse junto a la laguna y disfrutar de aquel abrigo.

 

No hizo falta siquiera que pronunciara aquellas palabras en alta voz, ya que su hija pronunció su deseo de recorrer el refugio. Kass le sonrió con amplitud , decidiendo entonces que un descanso de su aburrido trabajo previo no le vendría nada mal.

 

—Es una estupenda idea. —Manifestó sonriente. — Que Windy nos prepare algo de beber mientras damos un paseo por las instalaciones. ¿Tú que opinas? —Preguntó, entusiasta.

[Ania Evans Weasley]

Xenix, el elfo que me había llevado hasta la oficina de mi madre asintió amablemente, aceptando así prepararme el tereré que le había pedido y se me antojaba cada vez más ya que el calor se hacía más intenso a medida que pasaban las horas.

 

A mi madre le gustó la idea de que caminemos un poco por las instalaciones del refugio y de paso aprovechar para divertirnos un poco entre ella, tía Lisa, Emi y yo.

 

-Le pedí a Xenix que me prepare un rico tereré mami, si gustan solo nos quedamos con eso pero si a ustedes les apetece tomar otra cosa pues tómenlo, por mi parte ya esta la invitación hecha-sonreí haciendo énfasis en mi ultima frase y mire a cada uno de los presentes.

 

-Tereré?-preguntó Emi, ya era raro que no dijera nada, se estaba callando mucho.

 

-Si mi amor, pero tu solo tomaras agua si quieres porque la yerba puede hacerte mal, aparte aun eres un bebé y no sirve-respondí de manera tranquila.

 

-Pero mami, no es justo yo también quiero-volvió a decir haciendo pucheros.

 

-Oye no llores precioso o no te vuelvo a dar chocolates, es por tu bien, estás muy chico para tomar tereré, aun no.

 

-Esta bien, entonces sigo comiendo bombones que me da abuela-dijo cavisbajo tomando otro puño de bombones.

 

-Si pero tampoco abuses con los dulces eh Emi!-respondí seria.

 

-Esta bien Ania-contestó él.

 

-Ya, calma, no quiero discutir y mucho menos contigo.

 

El oso bebe se callo y siguió comiendo sus dulces mientras yo esperaba a que alguien mas hablara o acepten la invitación de tomar tereré conmigo.

[Helene Eloise Bellerose]

Seraphine soltó una leve risita al escuchar el diálogo entre Emi y su hija Ania. Sin duda la pequeña era una buena madre para el pequeño oso. Entonces, la fenixiana empezó a recordar la primera vez que hubo probado el tereré, y una sonrisa se dibujó en su rostro. Le había gustado. Es por eso que sin miramientos ni ganas de hacerse de rogar, aceptó gustosa la invitación de su hija.

 

—Yo tomaré el tereré contigo.—Dijo sonriente, para luego levantarse de su asiento y dirigirse a los presentes. —Creo que es hora de tomar ese paseo. No queremos que anochezca, ¿o si? — Se dirigió a la puerta, y giró el pomo de la puerta con delicadeza. Atravesó el umbral, y recorriendo ya los familiares pasillos, llegó a la zona de recepción en donde miró sonriente a sus acompañantes.

 

—¿Y bueno? ¿Que les apetece hacer primero? Menudo calor hace. ¿Quizás quieren ir a refrescarse un poco frente al lago? —Preguntó. El sol de la tarde bañaba con su luz las instalaciones del Refugio, haciendo del lugar aún más acogedor. Revisó su reloj de muñeca y comprobó que en un par de horas anochecería, y quizás sería el momento perfecto para una pequeña fogata en los exteriores.

[Polyta Lupin]

La joven bruja una vez mas era victima del agotamiento , su cuerpo comenzaba a jugarle malas pasadas y su magia no funcionaba de la forma correcta o al menos así le parecía a ella , era como si su mente y su cuerpo se hubiesen separado impidiéndole actuar de manera adecuada , sabia que necesitaba con urgencia escapar del mundo como hacia siempre ,sin embargo, ahora tenia compromisos ineludibles en el mundo mágico ya nada era tan simple como antes y ella era consciente de que esa había sido su opción una forma de atarse a algo un tanto drástica pero bastante efectiva.

 

Suspiro una vez mas mientras revisaba por ultima vez el equipaje donde tenia todo lo necesario para una semana de descanso, se iría hasta un pequeño refugio del que le habían hablado y si era necesario podrían encontrarla ahí sin mayor problema, después de todo las lechuzas eran bastante inteligentes y ella había informado a unos cuantos de su próximo destino.

 

Sin mas dilación se dispuso a aparecerse en el sitio , odiaba esa forma de viaje pero después de un tiempo había terminado acostumbrándose y admitiéndose a si misma que era lo mas rápido y efectivo.Cuando se estabilizo en tierra dio un suspiro al sentir el aire fresco llegando a sus pulmones y soltó un pequeño gritito de admiración era simplemente maravilloso al menos en los exteriores ahora solo le restaba llamar a la puerta y esperar a que la atendieran para empezar a relajarse.

 

La pelinegra golpeo suavemente y comenzó a canturrear mientras esperaba solo deseaba que los elfos del lugar fueran eficientes y que la espera no fuese muy prolongada aunque mirando el paisaje era sin duda bastante ameno seguir afuera.

[Helene Eloise Bellerose]

Xenix-Elfo de la recepción

 

El pequeño elfo se encontraba organizando las revistas de una repisa muy alta, cuando escuchó ligeros golpes en la puerta. Casi de inmediato, y debido al respingo ocasionado por el sonido, estuvo a punto de perder el equilibrio y caer estrepitosamente en el suelo. Afortunadamente su pequeña mano se aferró a la escalera que utilizaba, y suspirando aliviado, se tomó el tiempo de bajar -lento, pero seguro- del sitio donde estaba posado.

 

Con pasos rápidos y pequeños, debido a la corta longitud de sus piernas; el afanoso elfo se dirigió a la puerta de entrada del refugio, y abriéndola con una reverencia pronunciada, recitó las palabras que ya de memoria conocía.

 

—Buenos días y bienvenido sea al Refugio Mágico, el asilo del peregrino. Mi nombre es Xenix y será un gusto atenderlo...— Al alzar la vista y encontrarse con la curiosa mirada de una joven muchacha, el elfo carraspeó un poco, nervioso por su falta y corrigió su última palabra. —Es decir, atenderla. ¿Qué puede Xenix hacer por usted? — Dijo, de manera servicial, mientras se hacía a un lado para dejar el camino libre a la bella bruja hacia el hall.

[Polyta Lupin]

Un pequeño elfo abrió la puerta para ella y no pudo mas que mirarlo asombrada , esos seres tenían todos la misma denominación sin embargo eran tan distintos unos de otros siempre le pasaba lo mismo se les quedaba viendo con detenimiento tal como hacia con los humanos tratando de memorizar sus rostros a fin de poder llamarlos por su nombre.

 

Escuchó todo lo que decía y puso especial atención en su particular nombre , cuando ya lo hubo memorizado una sonrisa asomo a su rostro el pequeño elfo parecía preocupado por su pequeño error pero a ella ese tipo de cosas no le importaban lo mas minimo por lo que empezó a seguirlo con una sonrisa en el rostro reparando en cada detalle de la acogedora estancia , de verdad habia sido una muy buena idea ir hasta ahí.

 

- Xenix , quienes son los dueños de tes precioso lugar - preguntó la joven con curiosidad mientras seguia los pequeños pero ágiles pasos de su recepcionista.

Editado 20 de Enero del 2013 por Polyta Lupin