✿.｡.:*El refugio Mágico*.:｡✿* (MM B: 102601)

[Helene Eloise Bellerose]

Xenix-Elfo de la recepción

 

Xenix continuó caminando con gráciles pasos, al tiempo que con una vocecita llena de amabilidad se esmeraba por atender a la joven que había arribado hace pocos momentos al lugar. Esperaba encontrar un sitio que le agradase a la bella bruja, pues era cierto que el Refugio poseía magníficas y acogedoras instalaciones que se acoplaban al gusto del más exigente incluso. Antes de que él pudiese comenzar ofreciendo a la nueva huésped una taza de té o cualquier otra golosina, la muchacha intervino con una pregunta a la que el elfo contestó con rapidez.

 

—Xenix conoce bien a las tres dueñas de este lugar, aunque no siempre están todas presentes a la vez... —Añadió, apesadumbrado. —La señorita Madelaine Rambaldi, la señorita Kassandra Weasley y la señorita Laïne Marie son quienes iniciaron con este bonito negocio. —Informó alegremente el elfo.

 

—¿Vino a visitar a alguna de las amitas en especial? ¿O quizás lo que la dama busca es un sitio donde pasar la noche? —Inquirió curioso.

[Ela Karoline]

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Era momento de hacer una de las entregas, por más que le había dicho a su ama que no era un ave mensajera esta había acudido a su bien dotado sentimentalismo y había terminado con un pergamino en sus patas, Russ no era una lechuza, sino un maffiliak dotado de inteligencia y de voz, pero seguía siendo un ave y por eso su ama se aprovecho en aquella ocasión del ave de mediano tamaño y plumaje blanco.

 

Ahora volaba buscando una dirección, según le había dicho era una estructura sencilla, cuyo exterior no mostraba muchas pretensiones pero donde la paz y el descanso se podían percibir a un a cierta distancia, entonces el ave lo vio, con aquel techorrazo color vinotinto y empezó a descender.

 

—No cierre, no cierre— grito desde las alturas pero aun no llegaba y la puerta que había sido abierta para que una bruja entrara volvía a cerrarse, si sus cálculos eran correctos para cuando el llegara a la altura de la puerta esta le daría en pleno pico y no estaba dispuesto a estrellarse por segunda vez aquel día, así que en picada balanceo las patas hacia adelante y dejo caer el pergamino, que con la velocidad que llevaba fue a dar al interior del refugio justo antes de que la puerta se cerrara por completo, pasando de ladito ante la bruja y cayendo a los pues de un elfo (Xenic) en lo que seguramente era la recepción del refugio.

 

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Del 01 al 15 de Febrero

¡Dale Click a la imagen para ver el reverso!

 

No era como tenía planificado hacer la entrega pero ya estaba hecho y como bien sabía su ama el no era una lechuza, así que giro en el aire y alzo el vuelo rumbo a su siguiente destino.

Editado 28 de Enero del 2013 por Cye Lockhart

[Martin N Roses]

No estaba seguro qué hora era, pero sí sabía que temprano no. Martin Black había abandonado la taberna cuyo nombre desconocía; había pasado una velada sumamente enigmática y extraña. Pero en aquel momento, la soledad era lo único que tenía a su lado. No sabía exactamente a dónde ir o qué hacer. En algún lugar, lejos de su verdadero hogar, tendría que pasar aquella noche. Para colmo, el frío era afiladas dagas que atravesaban sin titubeos su cuerpo.

—Uno… sólo uno —se repetía constantemente.

Eso era lo que buscaba allí, mientras avanzaba sin un rumbo fijo por el callejón: un hotel, un lugar donde hospedarse aquella noche.

Como si la suerte se encontrara de su lado, vislumbró un local que no brillaba por su esplendor, pero sí le llamaba igualmente la atención. Tenía aspecto a sitio de hospedaje, estaba seguro de ello, aunque nunca había puesto un pie en su interior. Se preguntó si aún se encontraría abierto, aunque nada perdía intentándolo. Lentamente, fue irrumpiendo en el interior, y un cálido ambiente abrazó su cuerpo muerto de frío. Si bien poseía una capa de viaje gruesa de color negro, ésta ya parecía más blanca que del color original por la bendita nieve.

—Buenas noches —saludó educadamente cerca de lo que creyó era una recepción. Su mirada gris se había fijado únicamente en aquella persona, y esperaba ansiosamente que le diera una respuesta positiva—. ¿Cuánto cuesta pasar una noche aquí? ¿Hay espacio? —Su endurecida voz era aún más grave por el frío. Sentía todo su cuerpo entumecido, necesitaba descansar pronto.

[Helene Eloise Bellerose]

Había anochecido, y esa era precisamente la hora en la que el Refugio se tornaba más tranquilo, lejos de el ajetreo producido por los diferentes magos y brujas que arribaban al rústico lugar, con la esperanza de disipar los problemas que agobiaban sus mentes, y dispersarse ante el ambiente relajante que brindaba aquel resort.

 

Como todos los días, Seraphine se encontraba realizando un último recorrido a las instalaciones. No es que dudaba de la eficacia de los elfos que quedaban a cargo, pero como buena administradora, procuraba cerciorarse ella misma de que todo estuviese en orden antes de partir, en dirección a la Mansión Weasley, su lugar de residencia. A ese momento de la noche, se encontraba revisando por última vez el registro de huéspedes, acompañada del elfo recepcionista, que con mirada y gestos vagos, se disponía a pasar a cargo del negocio hasta la mañana siguiente, momento en el que la castaña retornaría a sus labores.

 

El sonido suave de la puerta principal siendo abierta, fue lo que distrajo a la pelioscura, que de inmediato, se incorporó del sitio donde estaba sentada, y se dirigió hasta la zona de recepción, dispuesta a recibir al nuevo huésped. Sus pasos leves, apenas resonaron en la enorme estancia. Kassandra compuso una sonrisa de amabilidad, y se la dedicó al recién llegado. Con un gesto rápido, analizó a aquel mago, llegando a la conclusión de que sería un forastero en busca de posada. Asintió, a la vez que correspondía al saludo formulado por él anteriormente.

 

—Buenas noches, y bienvenido —Posó sus orbes caobas en el rostro del pelinegro, y continuó. —Estás de suerte, pues afortunadamente quedan un par de habitaciones. Y en cuanto al precio, dependerá de la que elijas. —Agregó, con serenidad. No pasó por alto la condición del mago, que totalmente muerto del frío, se estremecía levemente debajo de su enorme capa de viaje. Seraphine meditó unos segundos, y continuó. —Debe estar helando fuera ¿no?—Inquirió, con una nota de comprensión en sus níveos rasgos. —Si te apetece, puedes calentarte un poco cerca de la chimenea. Seguro te sentará bien un poco de calor. —Sugirió, con amabilidad.

[Jacob Cullen Black Potter]

Un mago se habia aparecido en medio Callejon Diagon dispuesto a visitar su negocio, sin embargo se quedo mirando los lugares, era algo tarde para ir a su negocio, ademas no sabia en realidad si se iba a quedar mucho rato, pensativo, camino por las calles del Callejon, tal vez solo por ese dia o mas exactos por una semana.

 

Empezo a caminar cuando por fin encontro un hotel como una casita de cuento de hadas. Sonrio al ver el lugar y miro la puerta cerrada, intento abrir la puerta y estaba cerrada. ¿Acaso se habia confundido y ya empezaban a hacerse casas en el callejon? Era imposible. Miro el letrero, se llamaba "El refugio magico", queriendo cerciorarse toco la puerta y un elfo salio para recibirlo

 

-Oh viene usted para hacer su reservacion en el hotel, permitame llevarlo hasta la recepcion- dijo el elfo y lo tomo de la mano enseguida llevandolo hasta un pequeño escritorio.

 

El elfo despues de eso desaparecio y lo dejo en la recepcion

 

-El muchacho se quedo esperando al elfo de la recepcion, mientras veia el techo hecho de paja, esto lo hizo recordar el cuento muggles de los 3 cochinitos y sonrio

 

-Hay alguien que me pueda atender?- pregunto viendo al elfo de recepcion muy ocupado, mientras sonreia

[Ela Karoline]

Loida Forland

 

La bruja ya había tenido una fallida visita a un establecimiento, lo que buscaba no lo había encontrado, lo que si es que había coincidido con un mago de nacionalidad asiática y había sido ameno más que penoso el equivocarse. Ahora camina por el callejón en busca de un lugar para hospedarse. Necesitaba descansar, tomar un largo baño y quizás dormir un par de horas antes de salir en su aventura nocturna por el callejón.

 

Algunos pensarían que estaba loca, pero no, había llegado a Londres para disfrutar de la primavera y eso es exactamente lo que haría, claro si es que encontraba donde alojarse, una sonrisa surgió de su rostro al pensar en el mago que dejara negocios atrás, quizás el hubiera tenido mejor suerte que ella. Como fuera ahora arrastraba su pesado baúl a paso lento, cuando de pronto vio una edificación que parecía muy confortable y leyó “El Refugio Mágico” casi brinco de la alegría, es más alguien estaba parado en la puerta quizás esperando ser atendido.

 

Apresuro su andar y medio grito.

 

—Hola, Hola— al notar que la puerta se abría y un mago entraba, ¡Rayos! Otra vez se había quedado afuera, hizo descansar el baúl y acto seguido choco los nudillos de una de sus níveas manos contra la superficie de la puerta varias veces, esperando fuera suficiente para que le oyeran desde adentro y la atendieran.

[Helene Eloise Bellerose]

La Weasley había trabajado una larga jornada y estaba dispuesta a irse a descansar en cuanto terminara con el último papeleo. La noche había caído, y creía que era improbable que cualquier persona apareciera en el lugar, aunque estaba consiente de que eso podía no pasar. Cuando terminó con el último trazo en la larga lista que estaba haciendo, guardó todo lo que había utilizado en un cajón de su escritorio, y se dispuso a salir de su oficina, para retirarse del local y encargárselo a Xenix. Le sorprendió escuchar voces en el corredor.

 

Se acercó, lentamente, y le sorprendió aún más encontrar no solo a uno, sino a dos personas que estaban aguardando por atención. Rápidamente, se acercó a ambos dispuesta a darles la bienvenida.

 

—Buenas noches, y bienvenidos al Refugio Mágico. ¿En qué puedo ayudarlos? —Inquirió, si aquellos magos estaban buscando un lugar para pasar la noche, habían llegado al sitio correcto.

[Ela Karoline]

Loida Forland

 

—¡Maldición!— si su mentor estuviera allí probablemente estaría rojo de tantas maldiciones que la peliplateada había lanzado en el transcurso del día, pero como no era el caso, la bruja estaba en total libertad de maldecir, quejarse y hasta patear alguna piedra cercana, como lo que tenía más a la mano era la puerta y su baúl decidió darle un puntapié a la pieza que llevaba sus pertenecías.

 

—Cálmate Loida, cálmate— y las largas horas de viaje, además de que llevaba medio día en el callejón tratando de conseguir alojamiento, estaban haciendo mella, y si a eso le sumaba el tener que cargar el baúl de un lado para el otro, pues no hablar por eso su mal humor intento aparecer al no alcanzar aquella puerta para resguardarse de la noche que ya caía sobre todo Londres.

 

—Hola, Hola— se pego a la puerta, escuchando el movimiento adentro, seguramente estaban atendiendo los magos que habían entrado antes que ella y ¿si se agotaban las habitaciones? Ah no ella no daría un paso afuera del refugio mágico así tuviera que montar tienda de campaña y pernotar en plena puerta.

 

Suspiro pensando que estaba haciendo de aquello un drama, en dos minutos más algún amable elfo o quizás algún propietario le abriese la puerta, la condujera a una estancia calentita y le diera la llave de su habitación, si, si, seguramente así pasaría, rio y se dijo mentalmente “vamos Loida donde está tu sentido aventurero, las nubes grises también son parte del paisaje” se froto las manos y empezó a contar mentalmente hasta completar los 120 segundos que conformaban esos dos minutos.

[Jacob Cullen Black Potter]

El joven miro que habia una muchacha tambien esperando ser atendida por alguien y las personas parecian no hacerles caso. El jovencito apunto de desesperarse estaba por darse una media vuelta. Sin embargo antes de poder hacerlo, una joven empleada lo intercepto preguntando el que deseaba.

 

El joven pensaba que el local habia sido abandonado y que no iba a ir nadie, asi que lo tomo desprevenido, ademas se le vino a la mente la muchacha que se veia bastante desesperada y molesta.

 

-Yo quiero una habitacion, pero ¿Sabe algo? Quisiera que atendiera primero a la joven, por mi no se preocupe, yo espero- dijo el joven para mostrar la gran caballerosidad que tenia. Se quedo en una de las paredes esperando que atendieran a la joven.

[Helene Eloise Bellerose]

La Weasley estaba atendiendo al joven mago que aguardaba por una habitación, cuando suaves golpes en la puerta alertaron a la castaña, que inmediatamente envió a Xenix a abrir la misma. Pudo divisar a una joven bruja que cargada de equipaje, hizo entrada en la cálida estancia.

 

Seraphine le dirigió una amable sonrisa, y le hizo señas para que se acercara. En un acto de caballerosidad, el mago cedió su turno a la joven bruja que acababa de hacer su ingreso. Kass sonrió con amabilidad, y con un leve asentimiento, dirigió su atención hacia la joven.

 

—Buenas noches —Saludó formalmente, y compuso una sonrisa amable. —¿Está buscando una habitación para pasar la noche?— Inquirió, aunque por el cargado equipaje que la muchacha traía, supuso que la respuesta era un tanto obvia; aunque nunca estaba por demás preguntar. Xenix de manera servicial, se encontraba ya junto al equipaje de la dama, dispuesto a llevarlo a donde se le indicara.

 

Seraphine aguardó pacientemente a la respuesta de la huésped, haciéndose rápidamente con el registro de huéspedes, dispuesta a anotar los datos de la dama.