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Romina Black Lestrange

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Todo lo publicado por Romina Black Lestrange

  1. Romina y Diego ¿Quién diablos se creía que era Arya para sacarle las cosas de aquella manera?, se preguntó Diego rodando los ojos y haciendo una mueca que mostraba su enojo, pero aun así no dijo nada, se contuvo solo para no entrar en una discusión absurda. Escuchó sus palabras y sonrió de manera cínica, nadie le decía al muchacho que tenía o que no tenía que hacer, toda su vida había hecho lo que se le daba la gana y no porque ahora a una mujer se le ocurría amenazarlo iba a comportarse de otra manera. Mientras todo eso pasaba Romina solo se dedicaba a observar lo que Diego hacía y por un momento tuvo el mal presentimiento de que este le contestara de manera sarcástica, pero por suerte eso no paso. ¿Qué los tatuajes no dolían mucho? La joven siempre había tenido la idea de que si dolían, o al menos las veces que había visto a los muggles hacerlo no le quedaba muy claro para que utilizaban esas cosas, que obviamente al rozar la piel causaba dolor. —¿No te acaba de decir que no está permitido fumar?— se dirigió a Diego al notar que este agarraba otro cigarro y lo volvía a encender. —¿Y desde cuando le haces caso? Recuerdo perfectamente cuando dijiste que te gustaba llevarle la contra— respondió con una sonrisa para después llevar el cigarrillo hasta su boca. —Cállate, no lo digas tan fuerte— respondió rodando los ojos, lo único que faltaba era que su madre escuchara lo que Diego decía. —Vamos a ver como se lo hace, seguro se te quita el miedo— comentó al tiempo que ambos se dirigían hacía la habitación a observar lo que Arya estaba por hacer. Diego cruzó por un par de segundos la mirada con Arya, o al menos eso intentó, solo para darle a entender que no iba a hacerle caso por ningún motivo. @ @@Nicole Evans Crowley No me gusta abandonar roles (??
  2. Romina Targaryen E. Asintió con cierto alivio al notar que no se había equivocado de nombre, le hubiese dado mucha vergüenza si él era otra persona y no quien ella creía. Por un momento se puso a pensar en que nunca dejaría de pensar en realidades alternas como lo hacía en ese momento, de hecho había un sinfín de posibilidades que su mente lograba crear con cada situación que vivía, pero era mejor volver a la realidad y no crear o suponer nada, puesto que era mejor seguir con la conversación y no meterse en sus pensamientos. —Pues... de hecho no me dedico a nada, es que al tener catorce años es un poco más difícil encontrar que hacer, porque muchas veces por miedo no quieren dar trabajo, pero logré conseguirlo en Gringotts, no me gusta pedir dinero a mi familia— comentó en respuesta a su pregunta, era verdad que nunca habían tenido oportunidad de hablar, pero desde pequeña le había costado iniciar una conversación con cualquier persona, era una chica bastante reservada, pero esperaba llegar a cambiar. —¿Y tú a que te dedicas?— le preguntó con una sonrisa al tiempo que tomaba uno sándwich y seguido de eso un sorbo de una bebida color azul, no sabía que era lo que estaba tomando. —Dime... ¿Frecuentas mucho este lugar?
  3. Romina Targaryen E. Al cabo de unos minutos tuvo la oportunidad de observar mejor a Lestat, no solo porque sus miradas se habían cruzado, sino porque ahora que lo pensaba mejor su madre, Arya, lo había presentado también en una fiesta. Sonrió sin darse cuenta al oír esas palabras, esa era una de esas ocasiones en las que unas simples palabras tiradas al viento le alegraba el día a cualquiera, aunque no tenía muy en claro el porque. —Si, soy Romina— le respondió con una sonrisa para después mirar los gestos y señas que hacía y comprendió inmediatamente el mensaje, él era uno de sus compañeros de La Orden del Fénix, ¿Como es que no se había acordado antes? De ahora en adelante tendría que estar más atenta a lo que pasaba a su alrededor o al menos poder reconocer que se encontraba frente a sus compañeros. Minutos después se encontraban sentados en una de las mesas. Un elfo había tenido la amabilidad de poner en la mesa un plato con varios aperitivos para que pudieran pasar la tarde y un par de bebidas. —¿Tú eres Lestat, verdad?— le preguntó, no le hubiese gustado llamarlo por el nombre y equivocarse, además de que tenía que buscar un tema de conversación.
  4. Romina Targaryen E. Era un día normal en el que solía pasear por las calles del callejón diagón. Desde su llegada al mundo mágico una de sus metas había sido poder visitar todos los locales que abundaban en el inmenso callejón, solo que por una u otra razón nunca llegaba a recorrer más de uno o dos lugares por día, y aunque tenía la costumbre de pasearse la mayoría de los días, siempre visitaba los mismos lugares. Metió una de sus manos en el bolsillo derecho de su pantalón y siguió caminando observando cada lugar. No sabía ni se decía a donde quería entrar, pero esperaba decidirse lo más pronto posible, ya que de otra forma se pasaría todo el día en el callejón y no lograría entrar a ningún lugar por el simple hecho de ser una indecisa. Uno de los negocios logró captar su atención, era una edificación de unos tres metros de alto, estaba casi segura de no haberle prestado nunca la atención suficiente como para pararse en frente de la puerta y decidir si entrar o no. Pero ese día era diferente, al parecer era una especie de biblioteca, por lo que no le vendría nada mal leer algún libro, de hecho hace bastante tiempo que no leía uno, por lo que, sin pensarlo dos veces abrió la puerta con ambas manos y se adentró al lugar.
  5. Romina Targaryen E. Sus pasos resonaban por las vacías calles del callejón diagón, nunca lo había visto tan vacío, seguramente era por el horario o porque todos a esa hora estaban trabajando en el ministerio o con sus familias y haciendo cualquier cosa, excepto pasear por los negocios del callejón. Llevaba puesto una remera estampada con unas palabras escritas en inglés, la joven no comprendía del todo el idioma, solo se la había comprado en un local muggle porque le gustaba como le quedaba, de otra forma nunca se la hubiera puesto. El pantalón de jean negro que llevaba puesto era ajustado, le gustaba más usar de ese estilo que de los sueltos, eran más cómodos. En ocasiones, pero muy rara vez, solía llevar una túnica, como en ese momento. Era raro ver su reflejo en los locales y verla con una de esas cosas puesta. En el transcurso del camino no pudo evitar sentir hambre y sed ya que en el transcurso del día no había probado bocado, solo un par de golosinas y dulces que no tendría que consumir. Tras escuchar un ruido proveniente de su estómago se dio cuenta de que tenía que entrar lo antes posible a algún lugar. Encontró un local que había visitado hace tiempo, atravesó la puerta de entrada y se acercó para pedir algo en recepción, después iría a alguna mesa. Miró a un costado, cerca de ella había un mago que se le hacía familiar, lo había visto en otras ocasiones, solo que no recordaba en dónde.
  6. Ey!! ¿Por qué se me adelantaron tanto? u_u Yo había leído ayer y como era tarde no le di la bienvenida a albert, pero al parecer @ tiene un detector y se aparece super rápido e_e @@Nicole Evans Crowley jaja yo también me morí de la risa (?? xD pero con un pj de 14 años es raro que ande adoptando gente .-. @@albert paz bienvenido a la familia!! Tuve el agrado de "conocerte" un poco por MP, espero pronto poder verte en el castillo y en el grupo de las tres escobas... @@Karou Anthelus Bienvenida!!! Espero estés a gusto con la familia, somos un poco locos, pero te va a gustar... Al parecer tengo otra prima más *salta de alegría* @@juankardona1 Bienvenido Juan, me alegra que decidieras unirte a esta hermosa familia *-* emm... que más... recuerda siempre llenar por lo menos tres líneas, porque si los modes te ves te suben advertencia, pero al principio cuando uno es nuevo cuesta más llenarlas .-. Albert, Karou y Juan, cuando tengan ficha y bóveda aprobada recuerden pasarse nuevamente por el registro para dejar los links así Bel se pasa a ponerlos en el árbol. Saludos y un abrazo a toda la familia!
  7. Romina Targaryen Se giró completamente para quedar en dirección al rosal que señalaba Ley... ¿A quien se le ocurría tener un objeto de esos en un lugar tan lindo como ese? Seguramente pertenecía a mortífagos, pues según tenía entendido la mansión Malfoy pertenecía a los mortífagos, por lo que no le sorprendía en lo absoluto encontrar algo como aquello. -No lo sé, si quieres puedes llevártelo e investigar bien para saber si se trata o no de un objeto maldito, pero estoy casi segura que lo es...- comentó mirando en dirección a donde Ley lo hacía, al parecer Arya y Mei estaban en medio de un duelo -¿Quien es starling?- le preguntó, al parecer ella sabía quien era el chico que acaba de llegar hace apenas unos segundos. -Sobre el fuego...- dudó unos segundos sobre que decir - dejalo que lo apaguen ellas, no creo que pase a mayores- comentó, si bien el fuego era bastante grande ella no tenía ganas de apagarlo -Creo que ya me voy, es tarde- y tras saludar a Ley desapareció para salir del lugar.
  8. Romina Targaryen El fuego seguía avanzando a medida que pasaban los minutos, la joven se encontraba a escasos segundos de perder el control sobre este, escuchó las palabras de Mei y sonrió de manera maliciosa, pero en vez de parar el fuego hizo todo lo contrario, apunto con su varita en dirección a la enorme llamarada para que esta se agrandara más y más, después de todo estaba aburrida y tenía que entretenerse con algo. A unos metros de ella se encontraba Ley, al parecer había encontrado algo, por lo que rápidamente se acercó hasta su compañera descuidando por completo el incendio que estaba armando. Al acercarse logró ver una especie de collar, y por la forma en que lo llevaba no dudo ni un segundo en pensar que el collar estaba maldito. Su expresión era de sorpresa, no podía entender como en una mansión tenían una cosa de aquellas, no podía. —¿Dónde encontraste eso?— le preguntó a su compañera, dependiendo el lugar en donde lo había encontrado es que comenzaría a sospechar al respecto —¿Qué piensas hacer con él?— cuestiono nuevamente, solo había visto un collar de ese en una ocasión, pero era en una clase no en un lugar como ese.
  9. Romina Targaryen Al acercarse a la reja logró ver como un rostro se formaba sobre esta; había dos opciones, o era verdad o ya estaba viendo cualquier tipo de cosas por la hora que era. Y no pasaron más de diez segundos en los que la líder actúo, apuntando con la varita haciendo explotar lo que se encontraba delante de ellas. Al parecer era la única forma de ingresar al jardín, y luego a la mansión, si es que llegaban y lograban entrar. Dio un paso al frente con la varita en alto por si llegaban a atacar, caminó unos escasos centímetros y se detuvo en donde habían un par de estatuas, perfectas para crear defensas. —Morphos— apuntó con su varita en dirección a una estatua de gran tamaño y altura, esta comenzó a transformarse en un oso adulto de hermoso pelaje, era de un tono muy parecido al café, pero bastante oscuro. Este tenía la orden de atacar o defender, más que nada acompañarla para no sentirse sola, el lugar era enorme. Se acercó a una pila de hojas secas, estaba aburrida, y después de escuchar algo de que no había que incendiar nada se le ocurrió hacer eso. Nunca había prendido fuero a nada, pero siempre había una primera vez —Incendio— murmuró y de su varita salieron invocadas un par de llamas que se dirigieron directamente a la pila de hojas secas que rápidamente comenzó a incendiarse, sin duda alguna aquello era un peligro, y más aún cuando también había pasto seco a su alrededor. No sabía porque había hecho aquello, seguramente era porque se le había dado por contradecir a medio mundo.
  10. Romina Targaryen Era una noche extraña, la Targaryen no lograba conciliar el sueño. Los segundos se hacían eternos hasta llegar a ser minutos, los minutos se alargaban aún más hasta que las horas pasaban y pasaban. Su elfina apareció a su lado luego de haberla llamado un par de veces, con sus pequeñas manos abrió la ventana de su habitación de par en par, dejando ver la oscuridad de la noche en la que las estrellas alumbraban como miles y miles de linternas que se extinguirían con el paso de los años, tal como lo hacen las baterías de las reales. Al cabo de unos minutos vio cómo se acercaba hasta ella una de las estrellas, no, no era una estrella, era el patronus de un Jobberknoll, un pajarito azul, era el patronus de Mei, líder de la Orden. El mensaje fue claro y sencillo, debería estar lo antes posible en la mansión Malfoy para investigar. En ese momento le había agarrado sueño, al parecer todo jugaba en su contra, llevaba puesto el pijama y no tenía ganas de cambiarse, por lo que simplemente agarró una capa negra y se la puso encima, sin siquiera cambiarse. Si quería llegar a tiempo no perdería tiempo en su vestimenta. Sacó la varita del cajón de la cómoda y la sostuvo fuerte entre sus manos, estuvo a punto de ponerse luz en el rostro, pero no le gustaba, por lo que casi nunca le daba importancia a ese aspecto. Y después de girar sobre sus talones reapareció a unos metros de la mansión, en donde reconoció fácilmente a varios miembros de la Orden, eran pocos, pero seguramente harían mucho, por lo que camino lentamente hasta la reja, por donde tendrían que entrar.
  11. Romina Targaryen E. Una nueva joven completamente desconocida había ingresado al local; de hecho había sido ella misma la que la había invitado a pasar luego de que esta le ayudara a entrar a Alessandra. Luego de unos segundos estalló en risas al notar que lo que le había tirado a su tía era nada más y nada menos que una bomba de olor; demasiado apestosa para el gusto de la joven, pero al ser una tienda de bromas no le quedaba de otra que aguantar ese tipo de cosas. Al parecer todo entró en un estado de confusión, Alessandra se levantó con los ojos cerrados y agarró una botella de tamaño pequeño; se trataba de algún tipo de poción. Y por un simple instinto, al ver que de una sola vez tiró el contenido de la botella, no hizo más que esconderse detrás de la joven que había ingresado al local. Y fue justo en ese momento en el que se percató de que Alessandra había vaciado el contenido en la cabeza de la otra chica, de una posible cliente y la podría estar espantando. La Targaryen miró con asombro a la chica que se encontraba al lado de ella; se estaba empezando a transformar en un payaso. Al parecer aquel líquido hacía ese tipo de cosas; por suerte el efecto no duraría tanto, pero seguramente sentiría una sensación extraña, por lo que no hizo más que contener la risa entre dientes. —Buenos días— saludó con una sonrisa; la cual se convirtió inmediatamente en una estruendosa carcajada, producto de verla convertida en un payaso por lo que, sin pensarlo más, sacó su varita e hizo aparecer un espejo —Mírate….— le dijo depositando en espejo entre sus manos, seguramente no estaría para nada contenta al verse convertida en algo que no era. @ @@Priscila Celeste
  12. Romina Targaryen E. Al terminar de subir las escaleras llegó a la segunda planta. Tenía todo el día libre para dedicarse al local, por lo que, seguramente tardaría un par de horas en decidir cuál era su plata favorita, porque, a decir verdad, todas eran completamente diferentes y tenían su lado divertido. Eran únicas. Miró cada cosa que se encontraba allí y tenía ganas de tomar todo entre sus manos; siempre había sido muy cuidadosa, por lo que estaba segura que lograría llegar a la primera planta con algunos objetos sin que nada le sucediera. Agarró con mucho cuidado una especie de piedra de tamaño mediano, no tenía idea de lo que esa cosa hacía, pero la sostuvo con mucha suavidad para que no activara. Se mantuvo en silencio pausando de vez en cuando su respiración hasta que oyó unos lloriqueos provenientes de la entrada. ¿Quién era? No lo sabía, pero estaba dispuesta a averiguarlo, por lo que bajo corriendo las escaleras. Dejó la especie de piedra o bolilla sobre una mesa y se dispuso a abrir la puerta. La sorpresa que se llevó fue enorme; se trataba de su propia tía, Alessandra, al parecer estaba borracha y no recordaba las palabras que tenía que decir para entrar al negocio. La tomo con fuerza por debajo de los brazos y se dispuso a arrastrarla hasta quedar dentro del local. No sabía si su tía era pesada o ella no tenía fuerza, pero le había costado bastante trabajo hacerla entrar. Fue en ese momento en el que una idea vino a su mente, agarro la bolilla que había dejado sobre la mesa y al notar que esta era bastante delicada la aplasto sobre la cara de Alessandra. No sabía si empezar a reírse o qué, pero había salido una especie de tinta apestosa que ahora le cubría la cara. ¿Cuál sería la reacción de su tía? Tendría que esperar para saberlo. @
  13. Romina Targaryen E. Seguía sin entender como había llegado a tener un duelo con una mujer completamente desconocida por un asunto tan patético como eso. Lo normal hubiera sido hablar sobre el asunto, pero al parecer las palabras no encajaban en la forma de ser de la chica y la única opción que le quedó a la joven fue aceptar tener un duelo; después de todo aquello también le servía para ser más ágil y tener más practica al momento de las batallas contra los mortífagos. —¡Protego!— exclamo rápidamente al ver que otro rayo se dirigía hacia ella. Un escudo protector se materializó ante los ojos de la bruja y justo en el momento en el que el rayo estaba a unos escasos centímetros de ella, el escudo logró absorberlo por completo, salvando a la bruja de que el rayo le impactara. Fue en ese momento en el que cayó en cuanta de que la mujer acababa de hacer un rayo indefinible y, por lo tanto, las intercalaciones estaban en sus manos y eso le otorgaba un poco de ventaja ya que sería más fácil vencerla, o eso creía ella. Aunque, a decir verdad, solo había ganado un duelo desde su llegada al mundo mágico, el resto de las veces habían quedado inconclusos o los había perdido. —Morphos— sentenció en un abrir y cerrar de ojos al cabo de unos minutos, ya tenía una idea, o al menos quería ver si lograba envenenarla. Apuntó con su varita al tacón que la mujer llevaba puesto y en tan solo unos segundos este empezó a cambiar de forma hasta transformarse en una araña viuda negra que quedó por arriba de su planta de pie. En tan solo unos segundos la araña no dudo en picarle e inyectarle su letal veneno; el cual tendría que curar inmediatamente si no quería morir envenenada.
  14. Romina Targaryen E. No era una sorpresa que la joven se metiera en problemas; pero con tan solo catorce años era imposible meterse en esa clase de líos, simplemente no podía creer que se tendría que enfrentar a una mujer que desconocía por un asunto que ni siquiera tenía importancia. En esa ocasión lo más fácil hubiera sido contarle todo a su madre, pero por el simple hecho de que seguro le regañaría prefirió mantener el asunto en secreto y contárselo después, si es que sobrevivía para contarlo. Era de noche, por suerte no hacía frío, por lo que se puso un short de jean, una remera manga corta y un par de zapatillas. Abrió la ventana de su habitación y salto desde allí por si a alguien se le ocurría vigilarle, aterrizó en el frío césped y tras pasar un par de veces su varita por su rostro esta se cubrió de una luz. No permitiría que aquella mujer pudiera reconocerla en cualquier otra circunstancia. Cerró los ojos y tras un pequeño y leve giro desapareció del lugar para aparecer nuevamente en el lugar citado. —¿Sabes? Creo que estás loca, no entiendo porque me citaste aquí y mucho menos de que hablas por lo que rogaría que te expliques— fue lo único que dijo, no entraría en una discusión absurda. —Protego— dijo clara y fuertemente al tiempo que de su varita salía un escudo que la protegió del rayo que la chica le enviaba, por suerte no había sufrido las consecuencias de ese rayo. —Floreus—comentó alzando su varita en dirección a quien en ese mismo instante se había convertido en su rival, de su siguiente hechizo saldría un ramo de flores.
  15. Romina Targaryen E. Se encontraba descansando en uno de los sillones que estaba en su habitación, dentro del castillo Targaryen, su jornada de trabajo dentro de la Orden había sido larga, pero aún le quedaban energías para gastar antes de que la noche llegara. Cerró los ojos por uno segundos, todo era paz y tranquilidad a su alrededor, o al menos ninguno de los miembros se encontraba haciendo ruido. Estaba a punto de quedarse dormida hasta que un ave entro en su habitación como si nada y logro desertarla, la observó por unos segundos hasta que cayó en cuenta de que se trataba nada más y nada menos que de un águila que le entregó una carta y se marchó de inmediato. Antes de abrirla o tocarla lo único que hizo fue acercarse hasta la ventana y cerrarla con brusquedad, <<hasta los animales creen que pueden entrar cuando se les dé la gana>>, pensó para sus adentros con cierto enojo, ni siquiera sabía de quien era esa carta. Se sentó de nuevo y tomo la carta con ambas manos abrió el sobre y comenzó a leer; se llevó una sorpresa bastante grande al leer el contenido de la carta, pero decidió ir. Si su madre se enterara de que estaba haciendo esas cosas lo más seguro es que no la dejaría salir; pero ella no era de obedecer reglas, mucho menos cuando su curiosidad era más fuerte que cualquier otro impulso. Tenía que llegar lo antes posible, por lo que no se molestó en cambiarse de ropa ya que llevaba puesto un short de jean, una remera manga corta y unas zapatillas. Su varita era bastante dura, de un tipo de madera llamada avellano y poseía en su interior centro de unicornio; de unos veintiséis centímetros. La guardo en el bolsillo izquierdo de su short, aunque esta sobresalía unos centímetros de este, siempre la llevaba ahí y no por ser esa vez iba a caerse. Cuando ya estuvo preparada giro sobre sus talones para sentir un tirón en su ombligo, signo de la desaparición; segundos después apareció en el lugar descripto en la carta, esperaba haberlo hecho bien. Y fue justo en ese momento que cayó en cuenta de la peligrosidad de lo que estaba haciendo; ¿Acaso estaba loca?, no conocía a quien le había citado, y mucho menos con que intenciones por lo que decidió sacar su varita. La sostuvo unos segundos delante de ella para que una máscara de luz se formara sobre su rostro; eso le daría señales de que era miembro de la Orden, pero prefería eso a que supiera quien era y que la pudiera reconocer en otro lugar; por otra parte si el chico con quien iba a enfrentarse no llevaba ningún tipo de máscara o algo que hiciera imposible reconocerlo, ella lo recordaría. Toco la puerta un par de veces hasta que fue atendida y guiada por un completo desconocido al interior del lugar en donde al parecer se practicaban o hacían duelos. Definitivamente estaba loca al hacer aquello, pero ya no había vuelta atrás debería continuar. —Protego— pronunció con todas sus fuerzas al ver que el rayo que su contrincante había enviado estaba dispuesto a recorrer los diez metros que lo separaban. Un tipo de escudo de un tono azulado apreció delante de ella y cuando el rayó quiso tocar l borde de este, el escudo protector lo absorbió por completo salvando a la joven de unas graves heridas. <<Embrujo Punzante>> pensó al tiempo que con su varita apuntaba al rostro de su oponente con el simple deseo de que su rayo recorriera la distancia de diez metros que los separaba; solo para ver como este impactaba haciendo que el rostro de su oponente se viera hinchado, pero eso no era lo único que hacía, sino que le provocaría un fuerte dolor y menos visión.
  16. Romina Targaryen E. El rayo que había salido de su varita segundos atrás no había logrado dar en su objetivo; de hecho desde su punto de vista el chico había logrado defenderse por completo del rayo. Suspiro, su rostro se le hacía bastante familiar, estaba casi segura que lo conocía de alguna parte solo que el único problema era que no recordaba de dónde. Lo miró por unos instantes; ¿Seguiría atando o pararía en ese mismo momento?, se preguntó para después tener su varita en alto por si a este se le ocurría atacar. —¡Sectusempra!— exclamó al ver que el chico apuntaba con su varita; un rayo que emanaba una extraña luz salió de su varita al mismo tiempo que el de contrincante; este iba dirigido exactamente a su pecho. Ambos rayos impactaron en el mismo momento; el rayo logró impactar directamente en el pecho del chico provocándole un fuerte dolor seguido de una gran herida que tendría que curar en los siguientes turnos si no quería morir. En cambio a la bruja solo le había logrado provocar un par de hinchazones en el cuerpo; nada grave, o al menos no para ella, pero estaba dispuesta a curarse por cualquier cosa, nunca antes le habían lanzado ese rayo por lo que conocía sus efectos. —Finite Incantatem— sentenció para después ver como su hechizo surtía efecto, la hinchazón que el rayo le había provocado empezaba a desaparecer, hasta el punto en el que había desaparecido por completo. @
  17. Romina Evans Targaryen Miro con una sonrisa a Kutsy, al tiempo que la examinaba de pies a cabeza, se le veía un poco cansada, pero según ella de alguna u otra forma lograría que se mantuviese un par de horas de pie, o el menos haría el intento. Fue en ese momento en el que se quedó pensando; si la chica era hermana de Alessandra, ¿Entonces de alguna forma era su tía o algún pariente lejano?, se preguntó, ya que recientemente se había enterado de que Alessandra era su tía. De todas formas el mundo era tan pequeño que no dudaría que de alguna forma todos lograran conectarse. La puerta se abrió nuevamente dando paso a Nymeria a la cual sol tuvo tiempo de saludar con un simple hola, al parecer venía a buscar a Alessandra, pero se había entretenido observando las cosas que se encontraban en el lugar. —Son una especie de… No lo sé, pero provocan demasiado ruido— comentó, al tiempo que se tapaba los oídos, Nymeria había pasado por la estantería más ruidosa de esa planta, por suerte no se había activado nada más. Se acercó hasta la estantería, sacó la varita que tenía en el bolsillo de su pantalón, apunto hacía esas pelotas y creo un tipo de escudo que serviría para que el ruido no se escuchara, por lo menos hasta que descubrieran cómo hacer para que dejaran de sonar. Al cabo de unos minutos se le ocurrió una idea, en realidad no era una idea, sino que le propondría a ambas subir a la segunda planta. Allí habían cosas más divertidas, o al menos ella había estado allí hace varios meses atrás y sabía maso menos con el tipo de “sorpresas” y cosas con las que se encontrarían. Se dirigió a las escaleras, no las subió, pero se mantuvo allí parada para llamar la atención de ambas brujas, solo esperaba que le siguieran. —¿Quieren acompañarme arriba?— preguntó con una sonrisa divertida a ambas brujas, solo esperaba que accedieran para no aburrirse, no quería estar sola en un lugar del que se podía sacar provecho. @ @@Nymeria Black
  18. Romina Evans Targaryen Los minutos parecían hacerse eternos, hasta el punto en el que no era capaz de diferenciar las horas de los minutos. Sonrió al notar que Antoni probaba de vez en cuando un poco de comida; pero a parecer había un parecido entre ambos, ninguno quería probar ese tipo de cosas, no es que a la chica no le gustara, sino que al no estar acostumbrada a comer ese tipo de comida, degustar esos sabores era bastante complicado. Sus miradas se cruzaron un par de veces; dos para ser precisas. La primera fue nada más y nada menos para responderle, Romina simplemente asintió con la cabeza dando a entender que ella opinaba lo mismo respecto al pasado; por lo menos ella no había tenido una infancia muy feliz, de hecho cualquiera que viera el lado lógico de las cosas, lo habría notado cuando ella decidió escaparse de aquel instituto muggle. La segunda vez que sus miradas se cruzaron fue para hacerle una propuesta a la cual simplemente asintió con la cabeza, se levantó de su asiento y comenzaron a caminar hasta el estanque muy lentamente; iban observando con detenimiento todo lo que a su alrededor se encontraba. Frente al estanque había rocas de diferentes tamaños; la joven bruja se sentó en una de tamaño mediano y con una sonrisa y varios gestos le indicó a Antoni que se sentara en una de igual forma y tamaño que se encontraba pegada a la de ella. —¿No crees que por lo menos deberíamos pedir un postre o algo de beber?— le preguntó, simplemente para que no se quedaran mucho tiempo el silencio y que la situación se volviera incomoda. Y sin esperar respuesta, llamó nuevamente a la efina que los había atendido —¿Puedes traer el menú con postres y bebidas?— pidió a la elfina con una sonrisa en el rostro, esperando que esta no se molestara por el pedido. @ @
  19. Romina Evans Targaryen Sintió una presencia repentina detrás de ella; al darse la vuelta logro ver a Kutsy, una persona a la cual conocía hace muy poco pero ya se le había hecho familiar. De hecho aún tenía presente la conversación que habían tenido en el castillo Evans McGonagall, aunque en ese momento no la recordaba del todo bien. Le dirigió una sonrisa, pensando en su pregunta, en realidad ella no venía de compras, pues al ser afiliada tenía que… ¿Qué es exactamente lo que un afiliado hacia? No lo sabía, de hecho cuando lo había hablado con las dueñas del local, ni siquiera había tenido tiempo de preguntarles que tenía que hacer, por lo que era un tanto confuso. —En realidad no vengo de compras, estoy afiliada en el negocio— comentó, no quiso preguntarle a Kutsy si ella sabía que es lo que tenía que hacer un afiliado, pero recordando que hace varios días atrás había acompañado a Diego a afiliarse a un negocio, cayó en cuenta de que al afiliarse se convertía automáticamente en empleada, o al menos eso creía. —Deberíamos ver si con algún tipo de broma puedes despertarte, de lo contrario no creo que disfrutes del todo este lugar— comentó con una sonrisa, intentando pensar con que cosa podía hacerla despertar, no se acordaba si había algo que asustara a la gente o si simplemente eran cosas inofensivas, además de que tampoco sabía cómo asustar a Kutsy. —Dime, ¿Tú a que vienes? — preguntó al no saber si ella venía como cliente o si también era afiliada. @Kutsy
  20. Romina Evans Targaryen Estaba paseando tranquilamente por las calles del callejón diagón hasta que llego a un negocio que se le hacía muy conocido; había estado en él en muy pocas ocasiones, en realidad era afiliada y su deber era cumplir con aquello, cosa que no había estado haciendo en los últimos meses. ¿Todavía las dueñas se acordarían que ella era afiliada o ya se habían olvidado?, se preguntó, pero al no saber la respuesta decidió que no perdería nada intentando, ingresando en el lugar para ver qué pasaba. Entonces, fue en ese mismo instante en el que recordó que para poder entrar tenía que decir unas palabras, las cuales recordaba perfectamente. Travesura realizada murmuró para después ingresar al local, más precisamente a la que sería la primera planta. Y como siempre, se entretuvo mirando todas las cosas que estaban allí, sin tocar nada, estaba todo bien acomodado por lo que tenía miedo que si llegaba a mover algo y esto se caía pasaría el resto del día recogiendo cosas y no es lo que quería. Ahora se preguntaba si había alguien allí. @ @
  21. Romina y Diego Se escucharon pasos que provenían de las escaleras; al parecer alguien se había dignado a recibirlos en caso contrario, a echarlos del lugar. No pudo evitar poner cara de asombro al ver la sonrisa que se formaba en el rostro de su madre, y no solo eso, sino que también saludaba a Diego en vez de ignorarlo como normalmente hacía. La joven escuchó nuevamente la palabra “tatuaje”, no sabía si hacerse o no uno, aunque lo más probable era que n se atreviera. —Nicole y Diego vienen por un tatuaje— fue la primera de los tres que respondió la pregunta; en realidad quería adelantarse para que ninguno de los dos dijera que ella se haría un tatuaje. —Todos nos haremos un tatuaje— comentó Diego segundos después de que Romina hablara, quería convencer a la bruja de que se hiciera uno, siempre lograba convencerla y esta vez no sería la excepción. En ese momento sacó uno de los cigarrillos que él mismo armaba y lo encendió con su varita, se notaba que estaba aburrido, ya que siempre se ponía a fumar cuando lo estaba. —Nicole, creo que deberías comenzar tú, así Romi ve cómo te hacen el tatuaje, va a ver que no duele y querrá hacerse uno— comentó. —¿Puedes decirle a Nicole y Diego que ya no insistan?— preguntó acercándose hasta su madre observando como Diego se ponía a fumar en frente de todos —Además tu no quieres que me tatúe, ¿o si?— al decir aquello espero una respuesta por parte de su madre, sinceramente esta vez esperaba que actuara como toda madre y que no dejara que se tatuara. O al menos esperaba que le dijera algo a Diego, para que este no siguiera molestando. @@Nicole Evans Crowley @
  22. Romina Evans Targaryen La joven observó como la elfina hacía una pequeña reverencia y se marchaba para traer las órdenes de ambas brujas: que, de hecho, no habían pedido nada específico, sino que prefirieron pedir de todo un poco para probar y que la próxima vez que visitaran el lugar pudieran elegir. Romina miró con una sonrisa a su hermana, se conocían hace poco, pero ese no era motivo para poder pasar un buen rato juntar y conocerse mejor. —Yo intentó conocer más el lugar, conocer gente nueva. Sobre todo para no pasar todo el día en el castillo, porque aunque sea grande y tenga cualquier tipo de cosas, uno termina aburriéndose y la vida de hace aburrida— comentó con completa sinceridad— Por cierto, ¿Qué edad tienes?—preguntó, al tiempo que le dirigía una sonrisa. Como los pedidos no habían llegado, tenían que mantenerse ocupadas haciendo preguntas y respondiendo para no caer en un silencio que se tornaría incómodo. La elfina apareció nuevamente cerca de ambas brujas y entregó un plato lleno de exquisiteces a cada una. Romina no podía creer lo que estaba viendo, nunca en su vida le habían atendido de aquella forma y mucho menos le habían presentado comida de aquel tipo, todo eso lo acompañaba una taza de leche con chocolate que al parecer seguía caliente. La bruja agradeció a la elfina por la atención que les prestaba viendo como esta desaparecía. —¿Quieres que hablemos de algo en especial?— preguntó al tiempo que con metía la cuchara en la mousse de café y arándanos; luego de eso bebió un poco de leche y siguió comiendo la mousse. Eran sabores completamente nuevos para ella, o al menos nunca había probad esas combinaciones, ella solía comer cosas de chocolate o lo que era más común en gente de su edad. Le dirigió a su hermana una sonrisa a la espera de una respuesta. @ @Diaspora
  23. Romina Evans Targaryen La joven se sentía cómoda y muy a gusto platicando con Yari, algunas veces olvidaba que se relacionaba con gente más grande que ella, pero aun así no le importaba, ni siquiera a la gente parecía importarle la edad de los demás. Era bastante raro estar en una sociedad como aquella que los magos conformaban, ella había estado prácticamente toda su infancia conviviendo con muggle y mucho no aceptaban esas cosas, preferían que sus hijos hablaran con personas de su misma edad y no con gente más grande que ellos. Mientras pensaba todo aquello escuchaba a Yari sin dejar de sonreír. En su mente la palabra “aburrimiento” le quedo durante algunos minutos, no entendía porque se aburría tanto si podía estar todo el día practicando hechizos o ayudando a su bando. Simplemente el día se le hacía demasiado largo y los minutos hasta parecían horas. Y como si fuera algo habitual, empezó a dar pasos siguiendo a Yari hasta una de las mesas en la cual se sentaron para platicar más a gusto. Tomo asiento en el borde de la silla, segundos después, un elfo apareció y depositó en la mesa dos vasos y una botella con una bebida la cual no sabía que contenía y luego desapareció haciendo una leve reverencia. —No pudimos presentarnos ese día— afirmó al tiempo que recordaba lo sucedido —Sinceramente hasta el día de hoy no entiendo porque tuvo que armar esa escena, ¿La recuerdas?— le preguntó, quizá había estado atenta a la pequeña discusión que había tenido con su madre a causa de Diego —Yo pertenezco a la familia Targaryen y a la Evans McGonagall— agregó recordando que, segundos atrás, la chica le había comentado que hablara sobre ella, pero sinceramente no sabía que más decir. Por otra parte se la veía como una persona curiosa, por lo que esperaría a que ella le preguntara algo o continuarán con la conversación. @@Yara Sarahi
  24. Hola a todos ^^ Solo me paso a decir que quiero ser amiga de la familia (no sé si tenga que llenar o no la ficha ya que solo quiero ser amiga), es que si no me paso @ me va a seguir acosando (? ok no xD ignoren eso, lo que pasa es que de alguna forma tengo que llenar las lineas T.T Y bueno solo eso, espero que me acepten como amiga así pueda visitarlos y hacer muchos roles. PD: Mei me da miedo (? D:
  25. Romina y Diego Estaban sentados en los sillones, hablando calmadamente por lo que Romina no pudo evitar lanzarle una mirada a cada uno, ¿Sería que los dos se habían puesto de acuerdo para hacerla enfadar?. Estaba más que claro que sí, o al menos así lo veía ella, por el momento no dijo palabra y espero a que ambos terminaran de hablar o cambiaran de tema que iba a ser lo mejor. —Nicole, yo creo que su miedo es a las agujas— comentó el muchacho a Nicole sin poder evitar que le saliera una pequeña carcajada. —Nunca dije que tuviera miedo a algo— comentó algo molesta —Esas máquinas no me gustan y no pienso hacerme un tatuaje— agrego; ¿Por qué tenían que hacerla enojar?. —No te enojes— le dijo a Romina para después acercarse a esta y robarle un pequeño y corto beso en los labios. —Esperemos un poco más— la chica se dirigió a Nicole, y por un momento pensó que lo mejor sería salir de allí, si su madre era la dueña de aquel local no sería buena idea que se la encontraran, y mucho menos con Diego. —Creo que lo mejor será que vayamos a otro local…— aunque, probablemente, no se irían y seguirían pensando que ella tenía miedo. —Lo dices por tu madre, ¿verdad?— preguntó, al parecer el chico le leía los pensamientos —Algún día lo superara, por lo pronto esperemos un poco más a ver si alguien aparece— al terminar de decir aquello le dirigió una mirada a Nicole —Si en los próximos minutos nadie aparece, buscamos a alguien por el local y listo— finalizó para después dirigirse nuevamente a Nicole —¿Tienes alguna idea del tipo de tatuaje que quieres?. @@Nicole Evans Crowley @

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