Jump to content

Eobard Thawne

Magos Expertos
  • Mensajes

    1.492
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    5

Todo lo publicado por Eobard Thawne

  1. @ Vas entrando, y recién veo que ya tomaste una decisión. Y una muy buena decisión puedo decir, ¡Bienvenido a la familia de bando! Espero que tu estancia aquí sea grata. Quizá Orión y Aries ya lo hayan mencionado, pero no está de más reiterar que sí necesitas algo, mi MP está disponible. De nueva cuenta, ¡bienvenido!
  2. Considerable cantidad de arena fue esparcida al momento de aparecerse frente a las verjas de metal. Nunca antes había visitado aquella residencia, por lo que se tomó un momento para maravillarse con la elegante arquitectura del lugar, contemplando los alrededores por encima de sus lentes oscuros. Dejó caer el baúl de siete cerrojos que llevaba cargando a la espalda. Antes moriría que permitir que su gabardina beige se arrugara cargando aquel artefacto. Como aquel contenedor no tenía gran cosa dentro, salvo quizá un quintaped (?), decidió hacer uso de los servicios que disfrutaba al ser parte de la familia. De forma adoptiva, al menos. -Necesito un par de Chucks, maldita sea. -se quejó, hurgando entre los bolsillos de los jeans ajustados para buscar un cigarrillo. -Ah, ahí están. Media docena de elfos domésticos, todos de apariencia similar, se acercaron a recibirlo. Con un cabezada, les indicó su tarea. Sólo los había escuchado mencionar por parte de Candela, pero no creía que fueran reales. ¿Acaso los había clonado? Era posible, considerando el giro en el que se dedicaban en Quick Labs. Hay que admitirlo, tiene buen gusto. Valiéndose de las botas de siete leguas, se desplazó más ágil que las criaturas, las cuales a duras penas lograban mantener el equilibrio para que el artilugio no se les viniera encima. Notó un bosquecillo, ideal para ocultar cuerpos. Probablemente lo visitaría más tarde. Primero tenía que instalarse, o de menos, dejar un par de cosas en la primera habitación que encontrara. -Hay que ser muy valiente. O muy tonto. Saludó con una inclinación de cabeza al muchacho que parecía esperar a que alguien le abriera la puerta. Él, sin más, giró la perilla, y se adentró en el amplio hall. Ahí, notó a varias personas conocidas. Irónico, pues se trataba de gente con la que últimamente convivía, sobre todo en materia del bando. Candela tenía una expresión de los mil diablos, mientras que Jeremy parecía estar observando todo desde un sitio seguro. Una chica que había visto en compañía de éste en el Caldero, también había hecho presencia. -Bueno, aquí estoy. -anunció, extendiendo ambos brazos, asegurándose de exhibir su más irónica sonrisa. -¿De qué me perdí? Observó al resto. ¿Qué hacían Susan y Rhaella ahí? Estaba claro que el mundo era un lugar pequeño, y las probabilidades de que terminaran emparentados de alguna forma, eran viables.
  3. @ Compra ACEPTADA Vas aprendiendo bien Sólo procura no eliminar detalles de las fichas dadas, o ponerles formato, y no tendrás problema para las compras.
  4. @ Compra ACEPTADA Te llevas el último Baúl, qué suerte. Vuelve pronto
  5. @ Lamento informar que la compra ha sido RECHAZADA Tienes un pequeño detalle con el link de la bóveda, aunque ése es "menor", por así decirlo. El dato está en que la fecha es incorrecta, pues hoy nos encontramos a 21 de marzo, y ahí figura el 18 Si corriges eso, tu ficha estará correcta. Una disculpa por los inconvenientes, debemos ser meticulosos con las órdenes. No te desanimes, con la práctica te será siendo menos complicado.
  6. -Esto será más difícil de lo que esperaba. Contuvo la respiración por un largo rato mientras descendía los peldaños de la entrada a la casona de los Black Lestrange. Su moto voladora, nueva y reluciente, le esperaba a un lado del lindero. Estaba tan acostumbrado a trasladarse al Ministerio a través de la Aparición, que había olvidado lo que se sentía el viento gélido rozando su rostro. Aunque, su nuevo destino no sería la sede del gobierno mágico. Su más reciente cambio, lo había llevado a los confines del Callejón Diagón, a un lugar llamado Magic Mall. Era algo así como un cliente frecuente de la institución proveedora, a tal punto de haberle interesado la labor de empleado. Relájate, sólo es una fiesta. No es como que tuvieras que hacerla de representante británico ante funcionarios egipcios, pensó, montando aquel medio de transporte. Instintivamente, realizó un encantamiento desilusionador, que camufló a la moto y al mago como parte del entorno. Dio una patada al suelo, como si estuviese utilizando una escoba, y emprendió el vuelo hacia Londres. Fue una travesía tranquila, ideal para aclarar sus pensamientos. No tuvo problema en encontrar la edificación, por lo que estacionó el vehículo en un lugar donde esperaba nadie se tropezara por error. Anuló el encantamiento, volviendo a mostrar su atuendo, que consistía en una túnica de gala púrpura, bajo la cual, portaba una camisa de tonalidad menta. La puerta parecía haberse utilizado apenas unos instantes atrás. Debía admitir, la perspectiva de visitar el Mall fuera de horas laborales, le parecía un poco espeluznante. No había nada que perder, ¿o sí? Una vez que se halló dentro del lugar, se maravilló con la decoración. Serpentinas, globos, carteles, todo parecía tan normal ahí, como si ahí la vida tuviera una pizca de tranquilidad. Escuchó la voz de una joven que había entrado, desde luego, antes que él. Le parecía extrañamente conocida; el tono de cabello, la delataba un poco. Se trataba del lugar más inesperado para encontrarse con ella. -¿Romina? -inquirió, dando ágiles pasos para llegar al lado de a quién se había dirigido. Tenía que asegurarse. -Vaya, esto es una sorpresa. ¿Trabajas aquí? Y como no eran los únicos presentes, giró su mirada hacia el resto de los empleados, que parecían enfrascados en los últimos preparativos. Como el ámbito social no era lo suyo, esbozó una media sonrisa, levantando la mano derecha a manera de saludo. -Buenas noches a todos, mi nombre es Eobard. Y sí, soy el nuevo.
  7. ID: 121079 Nick: Joseph R. Black Lestrange Link a la Bóveda Trastero: B.T. #111034 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: B. #110224 Nivel Mágico: III Fecha: 2018-03-15 Criatura: Micropuff Puntos: 10 P Precio: 500 G Criatura: - Puntos: - Precio: - Total de puntos: 10 P Total de Galeones: 500 G
  8. ID: 121079 Nick: Joseph R. Black Lestrange Link a la Bóveda Trastero: B.T. #111034 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: B. #110224 Fecha: 2018-03-15 Objeto: Anteojos Alfa Puntos: 20 P Precio: 1000 G Objeto: - Puntos: - Precio: - Total de puntos: 20 P Total de Galeones: 1000 G
  9. Bueno, yo quería ganar otro cambio de nick Supongo que no fui lo suficientemente rápido (?) Rápido, eso tiene gracia, considerando en quién me basé para mi personaje. Bueno, a lo que iba; extrañé mi subnick de la Araña Humana, aunque creo que es tiempo de intentar nuevos aires. Cambio de subnick Subtítulo deseado: Sith Marauder Premio Obtenido: Premios directos de los Juegos (Puzzle) Creo que eso sería todo. ¡Gracias de antemano!
  10. @@Gabrielle Delacour Tuviste un pequeño errorcillo en el apartado del nick, pero como imagino que es de dedo, lo corregiré yo. COMPRA ACEPTADA Te llevas el último Medallón, qué suerte. ¡Vuelve pronto!
  11. @ Compra APROBADA sobri, sigue invirtiendo tus galeones en el Magic Mall ¡Vuelve pronto!
  12. Vengo a darles un poquito de trabajo, aprovechando que es el último pensadero xD ID: 121079 Nick: Joseph R. Black Lestrange Link a la Bóveda Trastero: B.T. #111034 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: B. #110224 Fecha: 2018-03-08 Objeto: Pensadero Puntos: 40 P Precio: 2000 G Objeto: - Puntos: - Precio: - Total de puntos: 40 P Total de Galeones: 2000 G
  13. Nombre del negocio: Casino Royale Nombre del propietario: Joseph R. Black Lestrange Rubro al que se dedicará: Entretenimiento Descripción: Una majestuosa estructura de dos pisos de alto, lo suficientemente amplia que bien podría haber pasado fácilmente como un hotel muy ostentoso. La arquitectura, de estilo gótico, con pronunciadas cúpulas y esculturas de ángeles empuñando espadas en las cornisas. De igual forma, varios balcones dispuestos a lo largo de los ventanales para esparcimiento de los clientes. Las escaleras de mármol, adornadas a ambos lados por esculturas de leones a juego, le permiten a uno el alcanzar la puerta giratoria de cristal y madera de roble. Sobre ésta, se lee el nombre, Casino Royale, grabado en una placa metálica. Planta Baja Nada más entrar, si uno mira hacia arriba se encontrará con un escudo de armas cuyo principal emblema es un león sentado con la pata izquierda erguida. A ambos lados, dos grandes estandartes marrones que alcanzan el suelo. La recepción parece ser como cualquier otra: cómodos sillones y mesas de cristal, además de una que otra palmera a manera de adorno. Bajo el escudo de armas, se encuentra una mesa semicircular, donde Isabella atiende a los recién llegados. Si se desea observar alguna de las partidas públicas, se es conducido a la parte trasera del lugar, donde el murmullo de los espectadores, el golpeteo de las fichas y el tintineo de las copas de cristal son inconfundibles. Mesas de póker, distribuidas a lo largo y ancho, ofrecen la oportunidad de observar interesantes enfrentamientos entre clientes, o bien, que el visitante cree su propia partida. Gracias a los encantamientos realizados, las barajas de cartas se reacomodan tras cada juego. Dos barras a ambos lados de la extensa habitación ofrecen aperitivos y bebidas diversas a los que frecuentan tal espacio. El lugar se encuentra iluminado gracias a una sola hilera de lámparas de araña. Al final de la estancia, una puerta de serbal, que emula el crecimiento de hiedra, invita a pasar al jardín. Primer piso En dado que se esté planeando quedarse durante un par de días, se debe seguir la escalera en espiral situada en el centro de la habitación de juego, para comodidad de los clientes, al no tener más que descender para volver a sus partidas, si éstas se prolongan más allá del tiempo reglamentario. Todas las habitaciones están provistas de camas matrimoniales, además de baños encantados para brindarle al huésped la ducha que desea: de burbujas, relajante, veloz, etc. Para los clientes VIP, sus habitaciones además incluyen su propia mesa de póker y una baraja de naipes, pues el juego no tiene por qué terminar. Subterráneo La zona privada del negocio puede encontrarse si uno tiene una reservación previa, o bien, se trata de un cliente frecuente. El acceso requiere de la autorización del dueño, el cual termina siendo el guía hacia una sala de estar más refinada que las encontradas en pisos superiores. Una elegante mesa, con doce asientos acojinados distribuidos, ofrece la oportunidad de juegos más íntimos, o aquellos en los que una gran cantidad de galeones está en puja. Alrededor de la misma, varios sillones individuales para aquellos acompañantes que planean disfrutar de una emocionante partida. También hay un pequeño bar, para avivar el deseo de continuar el juego. Aquí es donde se localizan las oficinas administrativas, a las cuales sólo tiene acceso el personal del casino. Jardín trasero Acostumbrado a la iluminación artificial, el destello de la luz solar podría resultar poco beneficioso para algunos clientes, mortal si han pasado días a la sombra. Otro par de escaleras de mármol conducen hacia un vivo césped, cuyo color contrasta con la nubosidad londinense. Unos pasos adelante, se erige una pequeña fuente victoriana, donde el gorgoteo del agua en ocasiones inspira a que la gente lance galeones para probar su suerte. Se trata de un amplio espacio donde la gente puede reposar en los asientos metálicos, o bien, pasear a sus criaturas a lo largo de todo el terreno. Empleados: Jack White: Mago humano de mediana edad, complexión robusta, parcialmente calvo. Es el encargado de organizar los juegos privados y eventos principales en las mesas de póker. Usualmente viste un traje negro oscuro con camisa roja, simulando una ficha. Es un aficionado de las cartas, por lo que no negará una partida, y menos una bebida, pues proviene de Irlanda del Norte. Isabella Sutherland: Recepcionista y encargada del hospedaje de los visitantes. Siempre lleva un carta, la pica negra, entre su cabello pelirrojo. Delgada y de ojos verdes, escondidos bajo gafas de armazón café, tiende a ser amigable con los clientes, llevándoles hasta el lugar que desean visitar. Vincent Sobel: Mejor conocido como Vince, es el encargado de la vigilancia en el establecimiento. Es norteamericano, proveniente de Boston, por lo que no es raro verle consumiendo mariscos en alguna de las barras. Porta un traje negro de cuerpo completo, el cual sólo deja su cabeza al descubierto. Sus atributos físicos incluyen una tenue cicatriz que atraviesa desde su ojo izquierdo hasta el mentón, ojos grises y una barba rubia a juego con el corte medio de cabello. Afiliados: Por el momento, no se aceptan. Criaturas: - Objetos: - Elfos: - Servicios Ministeriales: Hechizo antiaparición. Certificación. Habilitado hasta el 1 de Julio de 2019. Nick con Link a tu ficha de personaje: Joseph R. Black Lestrange Link a la ficha de tu familia: Familia Black Lestrange Link a la bóveda de tu negocio: Bóveda N° 111331 Negocio Casino Royale Link al local del negocio: Local
  14. Vengo a gastar, porque ha caído el pago del mes ID: 121079 Nick: Joseph R. Black Lestrange Link a la Bóveda Trastero: B.T. #111034 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: B. #110224 Fecha: 2018-03-01 Objeto: Moto Voladora Puntos: 80 P Precio: 4000 G Objeto: Baúl de siete cerrojos Puntos: 40 P Precio: 2000 G Total de puntos: 120 P Total de Galeones: 6000 G
  15. *entra corriendo entre las dos filas de aficionados, cual John Cena en el meme* (??) Veo que me solicitaron por aquí e.e @ Al final, decidiste sufrir menos maltrato, esa es la verdad, porque Candela no habría dado tregua ni aquí, ni en la Triviani (?) Pero, como soy un dios generoso xDD, claro que estás aceptada Ahora sólo quedaría enlazar ambas historias, aunque a este paso, tendrán que ser tres, porque no nos podemos olvidar de Rachel xDD Y nada, creo que eso sería todo. Hasta aquí mi reporte (?)
  16. @@Mia Black Lestrange Claro, todos estamos celebrando esta nueva adición a la familia Esperemos que Rachel se acople con facilidad a los dramas de la BL (?) Ahora, no vengo por social (ya que está en contra de mi naturaleza xDD), sino porque precisamente revisé el árbol o.o No sé que proceda en estos casos, pero imagino que lo que aparecen ahí son los nicks, no el nombre del pj. Con todo el dolor de mi corazón, quizá sea hora de modificar el mío, porque sigo apareciendo como Eobard Y no vaya a ser que a la hora de depositar dineros alguna aclaración, digan que ese no soy yo xDD Claro, sólo si eso causa problemas. Si no, me quedo como Eobard
  17. ¿Un castillo, muy extenso? Eso es nuevo, estaba acostumbrado a las mansiones. También abundan en Norteamérica, pues la topografía del lugar va con tales diseños. Le había llamado la atención la mención de la residencia de la Gaunt. Acarició el mentón con suavidad al intentar rememorar algún otro notable miembro de la familia, pero a su mente llegaron los Black Lestrange, los Yaxley y quizá uno que otro Macnair. Aquello era una excelente oportunidad para poder socializar con más familias, por lo que sonrió con amabilidad al retomar la plática. El tema de su empleo, siempre había sido un tanto problemático. Seguía buscando su lugar en el Ministerio, aunque comenzaba a creer que las oficinas no eran lo suyo. Descuida, que recién tuvimos un altercado con los asistentes a la Cumbre Internacional de Magos. Los egipcios, entre ellos. Siempre queriendo llevar su destacamento personal de aurores. hizo una mueca de desagrado. No le inspiraba confianza el que se introdujeran tantos grupos de seguridad extranjeros. ¿No te ha pasado que vas de empleo en empleo, intentando descifrar dónde encajas? Criaturas era emocionante, pero siento que no era lo mío. Un argumento con verdad a medias; había disfrutado tanto aquel lapso de tiempo en la dependencia como para no negar que la extrañaba. Cuando tuvo que enfrentarse a papeleos diplomáticos, reuniones con altos mandos, y cosas por el estilo, supo que tampoco sería tan fácil adaptarse. Otro trago a la cristalina bebida rusa. Está en la zona centro de Londres muggle, por el Támesis. Con sus respectivos hechizos repelentes, desde luego. No iba a negar una invitación a jugar un poco de billar. Conocía un poco de su variante no mágica, pero dudaba mucho que fueran muy similares. Tomó el ocho negro, y siguió a Anne hasta quedar del otro lado de la mesa. Había un taco de billar reposando sobre el borde del campo de juego. ¿Los Warlocks? Vaya, esa sí que no me la esperaba. No todos los días uno conoce a una persona importante, y más aún, que gusta de aprender. asintió, acomodando las esferas para simular una figura triangular. Tiene tiempo que no hago un curso en la Universidad, estoy ansioso por volver. Cuéntame, ¿qué hay de tus otros dos locales? Ladeó la cabeza a la espera de la respuesta. No había frecuentado tantos en su tiempo en Reino Unido, pero, si por mera casualidad, lo había hecho; sin duda recordaría algún detalle de su visita. @ Off: Una disculpa por la demora T_T
  18. ¡Hola! ¿Qué tal? Tenía planeado hacer estas modificaciones hace un tiempo, pero ya todos conocen la historia. Mi proyecto de usar a otro personaje no funcionó, así que volvemos a las raíces. Voy a requerir las siguientes actualizaciones: Modificar el nombre del topic a Ficha de Aldrich Black Lestrange Por ende, el nombre del personaje, será: Eobard Aldrich Black Lestrange En el rubro de Padres sanguíneos, modificar "Hivolt Palmer", por Hivolt Thawne* Veo que al actualizar mi apartado de historia, no se copió bien, o eliminaron formato, no sé Pero, no me aparecen los guiones que normalmente indicarían diálogo, así que les dejó el campo completo de "Historia" para que no haya pierde. Nació a principios del año 1990, en el seno de la acaudalada familia Thawne, quién durante siglos había brindado magos y brujas excepcionales a la comunidad mágica norteamericana. Su concepción resulta de un romance entre una hechicera inglesa, Mía Black Lestrange, y su padre biológico, Hivolt Thawne. Debido a la naturaleza del encuentro, su madre decidió dejarlo bajo la tutela de la familia del Thawne, quien era un congresista del MACUSA con tendencias anti no-maj. Con su madre en camino a Inglaterra, y la aparente estabilidad en el mundo tras la caída del Señor Tenebroso, Hivolt optó por enviarlo a estudiar a Ilvermorny, la escuela de Magia y Hechicería de Estados Unidos, cuando tuvo la edad suficiente. La noche de su ingreso, fue seleccionado para pertenecer a la casa Wampus. Ahí, desde sus primeros años, demostró habilidad en el dominio de la magia, no sólo la elementales, como los encantamientos, sino también un particular entendimiento de las artes oscuras. Esta característica peculiar le generó una no solicitada reputación, no sólo entre alumnos, sino también entre algunos de los docentes. Conociendo a Anna Loring A lo largo de los años en Ilvermorny, fue haciéndose tanto de amigos, como de algunos enemigos. La mayoría se olvidaría de él con el pasar del tiempo. No obstante, hubo una persona con quien se relacionó en particular. Anna Loring*, única heredera familiar, y orgullosa alumna de la casa Thunderbird. Ella y el castaño se habían conocido durante su tercer año, cuando tuvieron la oportunidad de cursar Transfomaciones para el ciclo 2003-2004. A la muchacha se le facilitaba la disciplina, mientras que Eobard siempre terminaba por transfigurar el objeto en cuestión en distintas cosas, excepto lo solicitado. Tales diferencias fueron la principal razón que los llevaron a relacionarse, iniciando como una pareja de estudio. No fue hasta el quinto curso, durante las vacaciones de invierno, que el Thawne se atrevió a confesarle los sentimientos que había desarrollado por ella. Para tal fin, habían acordado verse en la ciudad muggle de Köln, en Alemania. Aldrich fue el último en llegar, maldiciendo por lo bajo mientras se acercaba al lugar de reunión con su interés sentimental: El punto medio del puente Hohenzollern. Eran las siete de la tarde, pero aún se podía observar a uno que otro muggle en el paso peatonal. Llegas tarde. saludó la chica con una sonrisa, despegándose del barandal para recibir al recién llegado. Llevaba el cabello castaño recogido en una coleta, la cual reposaba sobre su hombro derecho. Lucía, además, un vestido de noche azul marino, a juego con sus ojos. Remataba, con unos tacones, que daban la apariencia de estar hechos de hielo, puesto que a la vista parecían de un material cristalino. Sabes que el tiempo y yo nunca hemos sido los mejores amigos. Eobard intentó relajar el ambiente, dejando escapar uno de sus comentarios más habituales en Ilvermorny. Vestía un traje gris Oxford, bajo el cual portaba una camisa azul cielo, y unos mocasines azabaches. Anna se tapó la boca con una mano, dejando escapar una risa nerviosa. Thawne, cuyos nervios lo traicionaban, decidió ser el primer en romper el hielo. Del bolsillo lateral del saco, sustrajó lo que parecían ser espigas de trigo. Te traje un obsequio. comentó, deslizando los dedos de su mano izquierda sobre las espigas. De a poco, comenzaron a ensancharse, como si algo estuviese creciendo en su núcleo. Adquirieron una tonalidad verdosa, y del tallo comenzaron a emanar pequeños botones de flor, de un tono marrón. Agh, demonios. Sabes que nunca se me dio bien la transmutación de seres vivos. Confiaba en que se convirtieran en claveles. Le entregó el fallido intento de flores a la Loring, haciendo una mueca de incomodidad en el proceso. La castaña tomó el ramo, profiriendo un suspiro como de ternura al hacerlo. Entonces, deslizó uno de sus dedos sobre la mejilla del muchacho. Él sintió un leve escalofrío, al notar que los dedos de Anna estaban helados. Aquel detalle siempre le había agradado de la muchacha. De hecho, me preocupa un poco. Pero, confío en que al final de este ciclo sepas, al menos, realizar transformaciones orientadas a objetos. Ambos sonrieron al pasar por el inesperado silencio. Después de año y medio siendo compañeros, y amigos, se habían acostumbrado a los enormes lapsos de estudio en la biblioteca, donde reinaba una incansable falta de sonidos. Se giraron hacia el río, apoyándose en el barandal. La vista del Rin era impresionante. Ahí fue donde Eobard aprovechó para sostener la mano de la joven. Siempre quise venir a Alemania en esta época del año. El clima... es mucho mejor que el de Norteamérica. Aunque, tampoco me molesta el calor de tu mano. el castaño agradeció que la penumbra ocultara el rubor de su nariz al escuchar a Loring. Y, acabo de recordar. Mañana es tu cumpleaños. Gracias por recordarme que envejeceré un año más. Pero, no, al punto. Te imaginarás que no te privé de la comodidad de tu hogar esta noche sólo para demostrar mis dotes en Transformaciones. continuó, contemplando la sonrisa de Anna. ¿Sabes? Siempre he creído, somos como fuego y hielo. La referencia hacia el gusto de la joven por las bajas temperaturas no pasó desapercibido. Aunque sabía que no era como tal una mención hacia ello, sino que ambos, de cierta forma, se neutralizaban. La paciencia de una, la imprudencia del otro; el pésimo sentido del humor con la seriedad en momentos cruciales. Estaban conectados, a su manera. Y, ¿cuál de los dos sería yo? inquirió, acercándose a Thawne, quien dirigió su atención a los orbes que le devolvían la mirada. Podemos averiguarlo. Expulsión de Ilvermorny Entrados en términos de una relación sentimental que parecía tener tintes de prevalecer hasta el final de los tiempos, Eobard A. Thawne y Anna Loring se convirtieron en la noticia al arribar, semanas más tarde, al segundo trimestre de su quinto curso, ya como pareja. La suerte parecía favorecer a ambos, sobre todo al hijo de Hivolt. Todo cambió cuando llegó el sexto año. La perspectiva de ver durante menos tiempo a Anna, y además, de no poder compartir todas las clases con ella, supuso un golpe bajo para Aldrich. Con todo, mantuvo su relación con la Loring, encontrándose con la joven durante los intermedios entre clases. Había mejorado en Transformaciones, en parte, gracias a la paciencia de su novia durante las vacaciones de verano. Al menos, lo suficiente para acreditar el curso. Ahora, su gran problema yacía en Defensa Contra las Artes Oscuras. Era habitual que tuviera discusiones acaloradas con el profesor, el señor Frage*. Mientras que el pupilo proponía darle uso a las artes oscuras, verlas sólo como un punto distinto al de la magia convencional, el otro insistía en desecharlas, tachándolo incluso de seguidor de la oscuridad. La tensión aumentó, al confrontar a una persona que no era de su total agrado. Bartholomew Garrick*, un joven mestizo, cuya familia era famosa en el noreste de Estados Unidos por la producción en masa de artículos de Quidditch profesional. Debido a que compartía la opinión del profesor Frage, a menudo se encontraba en desacuerdo con el Thawne, llegando incluso al punto de batirse en duelo con él a escondidas de los profesores. Uno de estos enfrentamientos, derivó en el uso de magia oscura por parte del castaño, quien ya rondaba los diecisiete años. Al verse en un aprieto, Eobard había tenido que recurrir a este tipo de estrategia, disparando lo que parecían ser flechas elaboradas con magia oscura misma. Cuatro de ellas terminaron en la túnica del Garrick, sujetándolo a la pared, pero una quinta, se incrustó en su pierna derecha, ocasionándole un gran dolor. Tras una investigación, se determinó que dicho encantamiento estaba diseñado para causar sufrimiento al blanco, razón por la cual la molestia del rival de Aldrich no había cedido. El joven fue encontrado culpable sin lugar a dudas, recibiendo la expulsión de la institución como pena máxima. Se le había advertido que, de volver a emplear tal rama de la magia, le correspondería al MACUSA llevar su caso. Nueva Orleans y el encuentro con William Clayton Tras la inminente expulsión del Ilvermorny, el castaño entró en un periodo de aprendizaje por otros medios. Estaba consciente de que, al haber sido exiliado de la más prestigiada escuela de Norteamérica, sería muy difícil que otra institución lo aceptara como estudiante para finalizar sus estudios. Pasó los últimos dos años, en los que habría terminado sus estudios, viajando alrededor del globo, financiado por su padre, cuya salud comenzaba a mermarse. Contrario a los deseos de la esposa de Hivolt, abandonó la agradable ciudad de Boston, para dirigirse hacia Nueva Orleans, aquella población costera en el sur que prometía un encuentro con su compañera, quien había finalizado al el colegio. Llegó con bastantes horas de antelación, hospedándose en un hotel turístico que le ofrecía vista al lago Pontchartrain. Se deleitó con las luces citadinas, llegando a tener que admitir que los muggles no tenían mal gusto en algunas cosas. Una vez llegada la noche, decidió vestir un atuendo acorde a la ocasión: Mardi Gras. Debido a que no era un experto en pasar desapercibido, su vestimenta consistió en una camisa de flores hawaianas, además de unos pantalones cortos caqui que le llegaban a media pierna. Sumado a esto, un par de tenis deportivos que emulaban la vestimenta playera de los habitantes. En serio te ves increíble. La chica había hecho un gran esfuerzo por pasar desapercibida con la ropa muggle. Enfundada en una blusa roja con diseños florales, y falda marrón, ofrecía un aspecto más natural que Eobard. Habían acordado reunirse en el bar del hotel. Ahí, compartían un whisky mucho menos fuerte que el elaborado por la comunidad mágica. Usted no se queda atrás, señorito. comentó Anna Loring, esbozando una sonrisa burlona que pronto fue difuminada por un corto beso. Te verías menos raro en Hawaii, desde luego. Tenía todo lo que deseaba en ese momento. Una vida relativamente normal, y un posible futuro con la chica. El momento era perfecto. Exceptuando por una persona, cuya ausencia habría causado que la suerte de Eobard tomara un rumbo distinto. De cabello crespo y castaño, fornido, vestimenta del clásico cowboy, el vampiro William Clayton* disfrutaba de una bebida sanguinolenta en el mismo sitio en el que la pareja se encontraba. Vio en la joven, una oportunidad de saciar al fin su sed de sangre, pues pretendía realizar un ritual que consistía en convertir a una humana de la forma más sanguinaria posible para acabar con su agonía. Vaya, vaya...No es usual ver gente de su tipo en esta época del año. se acercó a la mesa del Thawne, haciendo que la pareja se sobresaltara. Descuiden, soy amigo. Mi nombre es Maxwell. Mentía, y el joven se dio cuenta de ello. ¿Qué diablos quería? Imaginaba un sinfín de cosas, pero su intervención sólo podía implicar problemas. Tomó la mano de su novia instintivamente, dirigiendo una mirada inquisitiva al vampiro. Definitivamente, había algo en él que no le agradaba. Perdone, no sabemos de qué habla. Ahora, si nos disculpa. En parte, su salida estaba planeada. Tanto su acompañante como él, se levantaron y rápidamente abandonaron el lugar de esparcimiento. Iban tarde para la celebración de aquel día, y por ninguna razón querían perdérsela. William se limitó a levantar su copa en torno a la salida, con una media sonrisa impresa en sus labios. Qué sujeto tan extraño, ¿no crees? inquirió Anna, horas más tarde, mientras disfrutaban de un espectáculo de luces. El muelle se encontraba medio vacío, así que tenían privacidad suficiente para realizar muestras de afecto. Opino que le falta un tornillo. El chico emitió una risa con desdén, negando con la cabeza. Aquel sujeto, le había puesto los pelos de punta. Nada de lo que había visto hasta ese momento, ni sus incursiones en el uso de la magia oscura, lo habían consternado tanto como esa presencia. Miró a su acompañante, dándole un beso en la frente. ¿No es obvio? Le gustaste. Quería impresionarte. Loring, consciente de la molestia de su novio, apretó su mano, situándose frente a él. A espaldas de la chica, bastantes fuegos artificiales hacían que el cielo fuera de tonalidades de azul, hasta algunas más exóticas como el rojo o el amarillo. Tiró de él, hasta que ella quedó recargada en el barandal. Pero, tu eres mi pareja. Hay que intentar olvidarlo, disfrutar de estas vacaciones. Nos las merecemos. y, al ver que Eobard planeaba replicar, colocó el dedo índice izquierdo sobre los labios del joven. Te las mereces, créeme. Sé que algún día volverás a la escuela. Y, así fue. Se dedicaron a olvidarse de todo aquello que les afligía, y disfrutaron de las celebraciones nocturnas. Entrados en ambiente, se marcharon a una de las orillas del Pontchartrain, sin saber que el vampiro les había seguido de cerca, decidido a un banquete final. Habían encendido una pequeña fogata a un par de metros de las olas, cuando notaron su presencia. ¿Acampando a la luz de la luna? Ambos se levantaron, con varitas en mano. El fuego iluminó las rudas facciones del vampiro, que parecía deleitarse con la reacción de ambos. Extendió los brazos, como invitando a los dos presentes frente a él a atacarle con su mejor hechizo. A la brevedad, se encogió de hombros, decidiendo atacar a Eobard primero. * * * ¿Qué...Qué diablos? agitó los brazos, balbuceando, mientras recuperaba la visión. Oh, no... Se levantó con algo de dificultad, sujetándose el costado derecho. El golpe le seguía resonando por todo el cuerpo, como si cada que se moviera, recibiera una descarga eléctrica. La fogata estaba apagada, y el cielo estrellado comenzaba a menguar. Definitivamente, aquel movimiento había sido preciso y letal. Muy listo, pero veremos quién ríe al último. Siguiendo las instrucciones en el pequeño pedazo de papel que había entre la arena, llegó al centro de operaciones del vampiro: un club nocturno llamado El Caballero Negro. Era una trampa, eso no iba a negarlo. Pero, en ese momento, sólo le importaba poner a salvo a su novia. Había una dupla masculina custodiando la entrada, pero lo dejaron pasar apenas detectaron su presencia. Intermitentes luces neón lo deslumbraron apenas las puertas se cerraron. Había bailarines por todas partes, y a juzgar por los pasos, se trataba de no-maj. Ahí, en el centro, donde parecía provenir toda la música, estaba aquel sujeto que le estaba causando dolores de cabeza a un nivel cósmico. Esto es una sorpresa, debo admitirlo, pero una buena. William se levantó del asiento que ocupaba, acomodándose el abrigo de piel marrón. A su lado, aparentemente dormida, estaba la prometida del Thawne. Quise hacerlo por las buenas, créeme. Pudieron haber cooperado. Claro, cooperar con un desconocido que presenta un particular interés por mi chica, ¿cómo no se me había ocurrido? Molesto, Aldrich se cruzó de brazos, esperando una buena explicación para todo eso. Algunos de los clientes los miraban extraño, debido a que habían alcanzado tonos de voz perfectamente audibles. El vampiro rió, metiendo una mano en su bolsillo mientras se aproximaba al visitante. Podemos hablar esto. Nadie tiene que salir herido. Colocó una mano sobre el hombro del joven, como haciéndole saber que no se detendría para responder a su ataque, si decidía iniciar las hostilidades. Uno de los empleados se acercó, cargando a la durmiente para llevarla al espacio personal de William. Muy bien, habla. Y más vale que tengas una buena razón para molestarnos. Eobard se volvió, dando la espalda al hall, aún atestado para ser casi las seis de la mañana. La oficina tenía un gran ventanal, desde el cual se podía ver prácticamente cada rincón de negocio. El vampiro, quien se encontraba sentado, con los pies sobre el escritorio, profirió una ligera risa. Buen hombre de negocios, tenía que encontrar una forma de llegar a un acuerdo que le beneficiara ampliamente. Le echó un vistazo a Anna, que levitaba, aún bajo los efectos de cualquiera que fuera lo que la mantenía dormida. Bien, comenzaremos por presentarnos, porque sí, soy hombre de palabra. Mi nombre es William Clayton, y soy lo que llamarías un vampiro. Aquello tomó por sorpresa al joven norteamericano, quien esperaba que la confrontación comenzara en ese preciso instante. Desorientado, decidió ganar algo de tiempo; si iban a presentarse, al menos procuraría obtener toda la información para poder rastrear a Clayton apenas salieran de ahí. Ah, eres uno de ellos, ¿eh? Bueno, mi nombre es Eobard Thawne. asintió a manera de saludo. Un simple turista que ha venido a pasar las vacaciones con su novia. Directo a los negocios, ¡eso me agrada! Mira, lo pondré sencillo: Escuché de un ritual que permitirá mantener una dieta poco sanguinaria, pero requiere de una humana sana y joven, la cual convenientemente se encuentra aquí. Se deleitó con la expresión de asco del Thawne, quien había metido la mano en los pantalones cortos para buscar su varita. En un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba al lado del castaño, observando la pista de baile desde su mirador personal. Eobard decidió dar un par de pasos hacia atrás. Ella no se lo merece. De todas las personas que pudiste haber elegido... William negó con la cabeza, torciendo sus labios hasta formar una tétrica sonrisa. Aquella situación era tan fácil para él; la dieta animal ya no lo satisfacía ni un poco, pero su consumo humano se basaba en la belleza de la persona en cuestión. Extendió ambos brazos, como intentando procesar algo muy complejo. Tienes razón, pude haber elegido a alguien más. Sucede que, me parece una chica muy atractiva. Fue la gota que colmó su vaso de paciencia. Si había algo que difícilmente toleraba, eran esas miradas sugestivas. Enarbolaba su varita, por lo que fue fácil concentrar ese creciente desagrado por la persona que tenía frente a él. Un rayo de tonalidad oscura fue emitido de la punta de su objeto mágico, impactando directamente en el pecho del vampiro. Recibió una especie de descarga de adrenalina, en la cual alcanzó a ver como su acción, que sin duda había sido obra de magia oscura, causó que William quebrara el cristal, precipitándose hacia su asiento personal. Estaba decidido a acabar con aquello en ese momento, por lo que no dudó en saltar desde ese segundo piso, para poder confrontarlo. Eres un tonto, Eobard Thawne. Pero, algún día, cobraré la deuda que acabas de contraer conmigo. Apenas pudiendo levantarse, debido a la caída, el mago encaró a Clayton, quien apenas y lucía un débil hilo de sangre deslizándose de su labio. Los gritos y el desplazamiento de masas no se hicieron esperar, generando un total descontrol en todo el lugar. Apuntó su varita nuevamente al vampiro, esperando poder atacarlo con la misma magia. La molesta iluminación le impidió reaccionar al golpe en su mandíbula que le había propinado el dueño. Como dije, soy un hombre de negocios. se inclinó para palparle la mejilla a su contrincante, quien se había desplomado debido al dolor. Se escucharon varios crac en simultáneo a las afueras del club nocturno. Por las ventanas, ya entraban los primeros rayos de sol. Era la señal de que el vampiro debía huir. Dedicó una mirada triste al hueco que había dejado en su mirador antes de retirarse por la puerta trasera. Su aparente ritual tendría que esperar. Por otra parte, Eobard intentó arrastrarse hacia los restos del asiento del sobrenatural, esperando poder desfallecerse ahí, pareciendo ridícula la idea de ser encontrado en una posición extraña. Las puertas se abrieron de par en par, y se escucharon pasos rápidos, que cada vez iban resonando con mayor intensidad en sus oídos. No alcanzó a distinguir mucho de aquellas figuras, pero sí captó una sola palabra, que sin duda significaba peligro. MACUSA. ¿Black Lestrange? Eobard Aldrich Thawne, se le encuentra culpable de violar el Estatuto Internacional del Secreto. Al ser una falta grave a los acuerdos internacionales, deberá someterse al exilio de la comunidad mágica. Sí sabes que te van a perseguir ahí a donde vayas, ¿cierto? Hivolt se tapó la mano para toser. Acto seguido, le dedicó una sonrisa triste a su hijo, quien se encontraba al pie de su cama. En su hombro derecho, sostenía el asa de lo que parecía ser una pequeña mochila de supervivencia. Tras el juicio, en el que había condenado las acciones de su propia sangre, había caído en una terrible enfermedad aún no diagnosticada. Cuento con ello, y lo sabes. Pero no podía irme sin despedirme de ti. respondió Eobard, tendiendo su mano derecha para estrechar la de su padre. El apretón fue más emotivo de lo usual. No habían sido tan cercanos desde la expulsión del castaño, pero irónicamente, la afección hacía del congresista una persona más sensible con su único hijo. Notó que no era todo lo que tenía que decir, pues aún estaba reteniendo su mano. Black Lestrange. Reino Unido. Es ahí donde debes ir. Estás delirando. ¿Por qué habría de ir a ese territorio? No hay nada para mí... Su padre levantó el dedo índice para pedirle silencio. Aldrich se sintió ruborizado, pues aquel ademán, no lo había visto desde hacía varios años, cuando más pequeño solía interrumpir al Thawne cuando anunciaba algo durante las cenas familiares. Sacó un pequeño rollo de papel, atado con un listón azulado, el cual le ofreció al muchacho. Lo aceptó, con cara de poco entendimiento de la situación. Hay cosas de las que nunca te conté, como tu verdadera familia. Búscala. Busca a Mía, ella te contará el resto. Aquellas, fueron sus últimas palabras. Con la vista clavada en el techo, poco a poco fue cerrando los ojos, hasta adoptar una posición que hacía parecer que se encontraba durmiendo. La tensión de su mano en la de su hijo cesó, por lo que el último Thawne sabía que no había vuelta atrás. Salió de la habitación, guardando la información recibida en uno de los bolsillos de la mochila, y sin atreverse a observar el cuerpo. Sé que pretendes irte, pero voy a tener que detenerte, aunque eso me cueste mi matrimonio. A mitad de las escaleras de caracol que daban a la estancia, y a la entrada principal, se encontró con quien durante muchos años había pensado que era su madre. La pelirroja, considerablemente más joven que Hivolt, le impidió bajar otro escalón más. Se le veía sumamente molesta. No vas a detenerme. Sabes a dónde tengo que ir. Mi padre se habría sentido defraudado de saber que impediste que su hijo tuviera la vida que merecía. Parecía que había dicho las palabras justas, pues inmediatamente, la mirada de la mujer se había horrorizado. Se mordió un labio, como debatiéndose entre lo que debía hacer. Aquel día, una escolta de aurores del MACUSA irían a escoltarlo para su exilio, previo acuerdo establecido en su juicio. Date prisa. Estarán aquí en cualquier momento. No vuelvas, bajo ninguna circunstancia. Se hizo a un lado para que pasara. A Eobard le pareció un poco rudo irse de esa manera, por lo que se detuvo a los pocos pasos de la puerta. Escuchó los sollozos de la viuda, sabiendo que aquella era una decisión muy difícil para ella. No obstante, la vida como un Thawne ya no le correspondía a él. Abrió la puerta, deslizándose con una rapidez impresionante por el montículo donde se erigía la mansión. La noticia de su escape no sorprendió al gobierno mágico norteamericano, quien giró una orden de aprehensión, y una recompensa a quien pudiera dar información de su paradero. Tuvo que colarse en el Boston muggle, donde adquirió algunas de sus costumbres básicas; al menos las suficiente para pasar como tal. Consiguió un pasaporte creíble, y finalmente se dirigió a la terminal aérea, el Logan International, cuyos transportes le parecían bastante toscos a comparación de las escobas o los trasladores. Bastó un poco de persuasión, seguido de una gran cantidad de dinero nomaj bastante convincente, para poder comprar un boleto de avión en el último vuelo de aquella tarde. Los últimos días de Enero parecían plagados de tránsito entre los distintos países. Incluso ahí a donde planeaba comenzar la búsqueda de sus orígenes. Echó una última mirada a la ciudad antes de abordar aquel monstruo metálico con destino a Reino Unido. Época actual Se había dedicado a trabajar para el mejor postor durante el 2011. ¿Personas molestas, seguridad privada? Mientras pudieran pagarle, aceptaba las encomiendas. Un último trabajo surgió, el cual lo convocaba en Irlanda. Resultó ser una trampa para capturar al infame cazador, valiéndose de un contacto falso que tenía información sobre el paradero actual de sus verdaderas raíces. Eobard sobrevivió al encuentro, pero pagó un precio alto: Debido al creciente interés en su persona por parte de otros mercenarios, decidió quedarse en el extranjero durante seis años, particularmente, en Alemania, en recuerdo de Anna. Finalmente, retornó a Reino Unido, a mediados de 2017, decidido a encontrar a su familia. Entonces, ingresó al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, bajo la promesa de completar al fin su educación, como Hivolt lo hubiese querido. El Sombrero Seleccionador, desde luego, se sintió ligeramente ofendido al asignar a un alumno mucho mayor que el resto de los habitantes del castillo. Finalmente, fue asignado a Slytherin. Grande fue su sorpresa al descubrir que la profesora de su séptimo curso era, nadie más y nadie menos que, su propia madre. La profesora Mía Black Lestrange, quien ya era una hechicera talentosa. Tras las pruebas a las que expuso al castaño, y a algunos de sus familiares, fue que se dio este interesante encuentro, en el que por fin madre e hijo volvieron a coincidir. Concluida la misión iniciada hacía casi diez años, el joven decidió cambiar su apellido de crianza, Thawne, por aquel que le correspondía por derecho de nacimiento. Sumado a esto, su residencia se trasladó a la casona de la familia, a las afueras de Ottery St. Catchpole. Naturalmente, influenciado por la familia, que al igual que los Thawne, había aportado notables miembros a la comunidad mágica, decidió ingresar a las filas de la Marca Tenebrosa. Siendo un aspirante prometedor, se enfrentó a una serie de pruebas, demostrando su capacidad y lealtad a la causa. Tras meses de arduo trabajo y dedicación al bando mortífago, fue incluido en la nueva generación, recibiendo el tan ansiado tatuaje en su antebrazo izquierdo. Actualmente, le presta sus servicios de cazarrecompensas a quien lo requiere. Su primer empleo ministerial, fue en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, donde desempeñó una ardua labor durante algunos meses. No obstante, uno de los casos, relacionado con la visita a una mansión infestada de plagas, cambió su idea de utilidad a la dependencia. Finalmente, solicitó un cambio a Cooperación Mágica Internacional, donde labora actualmente. Y, bueno, creo que sería todo por el momento. ¡Gracias a quien realice modificaciones! Edito: También, suprimir la familia Triviani Por el momento, me quedaré sólo con la BL.
  19. ID: 121079 Nick (con link a la ficha): Joseph R. Black Lestrange Link a la Bóveda Trastero: Trastero Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda Fecha: 2018-02-17 Objeto: Botas de Siete Leguas Puntos: 40 P Precio: 2000 G Objeto: Saeta de Fuego Puntos: 20 P Precio: 1000 G Total de puntos: 60 P Total de Galeones: 3000 G
  20. Al escuchar sobre una de sus posibles tías y la posibilidad de que la conociera, negó con la cabeza; su árbol genealógico estaba enredado a más no poder, y del grupo que conocía, una diminuta cantidad lo había querido exterminar en el primer intento. Vaya familia tan peculiar, pensó, intentando relajar su expresión para no aparentar que ocultaba algo. -Wow, Egipto...siempre lo he querido visitar. -esbozó una media sonrisa ante la idea de dirigirse a un paraje más peligroso a comparación de lo que estaba acostumbrado. -Imagino que siguen dando excursiones a algunas pirámides. Aunque, si hay plagas de escarabajos, no dudaría que la situación se salió de las manos. El que encogiera los hombros y después procediera a tomarse su bebida hasta el fondo, le pareció un tanto peculiar. Aunque uno necesitaba darle tantas vueltas; los egipcios eran de los hechiceros más poderosos jamás conocidos, aunque dudaba qué tanto rivalizaran con los llamados Uzza o los Arcanos, de los cuales no tenía mucha idea. Detuvo sus conjeturas al escuchar su reacción respecto a los incidentes en el pub. Se esperaba que fuera vetado, pero no fue así. -El placer es mío, Anne. -tendió su mano izquierda para estrechar la de la Gaunt. -Debo admitir, no había escuchado tu apellido en un largo tiempo, además de que no conocía a ningún miembro de tu familia hasta este momento. Rumores, desde luego. Durante su juventud en Norteamérica, llegó a sus oídos esa creencia de que algunos miembros de la familia de Morfin habían arribado al Nuevo Mundo a probar suerte, mientras sus raíces en Reino Unido preferían evitar llamar demasiado la atención. Sacudió la cabeza al escuchar que entraban al tema de los empleos; su cambio aún era reciente. -Tengo un pequeño negocio de mensajería en conjunto con alguien más. De igual forma, soy empleado en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional, recién transferido desde Criaturas. ¿Qué hay de ti? Si puedo saber, desde luego. Y sin una pizca de conocimiento en Leyes Mágicas, prefiero seguir lidiando con dragones. Esbozó una de esas sonrisas que uno hace cuando quiere hacerse el gracioso en el momento en el que le toman la foto. @
  21. Recibió la respuesta a su misiva con tal rapidez, que casi se cae del asiento en cuanto vio al ave atravesar la estancia para entregarle el recado. Se trataba de un texto corto, pero suficiente para que el castaño prolongara su permanencia en el negocio, pues de haber sido rechaza su pequeña invitación, probablemente se habría marchado. -Bien, pequeño, te ganaste un premio. Aguardó con tranquilidad a que le trajeran su bebida y el postre. Una vez depositados en su mesa, abrió el paquete y le extendió una galleta a la lechuza que, sujetándola con el pico, emprendió el vuelo con rumbo desconocido. Al ser de esas lechuzas mensajeras de conveniencia, sólo bastaba con contratarlas. ¿Se habrá perdido? Le preocupaba el que quizá no hubiese sido muy claro en cuanto a dar indicaciones del punto de reunión; Diagón era una avenida muy concurrida, por lo que perderse era fácil. Peor se sentiría si la joven terminaba en el callejón Knockturn; no por la oscuridad que encerraba el lugar, sino por el hecho de que quizá lo culparían de haberla metido en ese lío en primer lugar. Sacó su varita de uno de sus bolsillos del pantalón, y la colocó sobre la mesa. -Buenas noches, Kära. Por favor... -con mano izquierda, señaló el asiento vacío frente a él, mientras con la otra se apoyó de su varita para empujarlo y permitir que la joven se sentara con mayor facilidad. -No nos habíamos conocido antes, ¿o sí? Mi nombre es Aldrich Black Lestrange, es un gusto. Dedicó una ligera reverencia con la cabeza a la recién llegada. Memorizó el nombre, pues le era algo más fácil de recordar que una infinidad de rostros. Notó que su vestimenta era un poco más casual de lo que él solía acostumbrar, aunque no pareció molestarle. Y como presentía que su mirada altiva terminaría por incomodar, decidió ladear la cabeza y romper un poco el hielo. -Me tomé la libertad de ordenar algo mientras esperaba, pero también puedes hacerlo si deseas reponer algo de energía. Cuéntame, ¿nueva en Londres? @@Sley
  22. -Se podría decir, me considero un Black Lestrange un tanto extranjero. Y estuve fuera por un par de años; mantener un bajo perfil es más difícil en Norteamérica que aquí, me temo. Aquello, era cierto. Había llegado a Londres hacia, ¿nueve años? Procuró no situarse bajo radares de interés en la búsqueda de su familia, la cual finalmente lo llevó a aparecerse en la mítica casona. Las palabras de la joven evitaron que cayera en la divagación e hicieron que olvidara la situación relativa a la capa. Le llamó la atención el hecho de que ella también hubiese llevado el apellido en cierto momento, así como la mención de Mía. -Oh, ella está bien, creo. No le veo mucho, por sus obligaciones en Gringotts. Y es mi madre, a todo eso, ¿qué loco, no? -inquirió, emitiendo una ligera risa nerviosa. -Viajar siempre ayuda a uno para despejarse, reponer energías. Giró la cabeza como la mayoría de los comensales cada que entraba un cliente al local. Se trataba de una mujer que al parecer no quería hacer mucho revuelo, pues al poco tiempo ya se encontraba sentada leyendo lo que suponía era un periódico. Al escuchar la respuesta a la invitación para consumir de sus bebidas, le dio un trago al vodka. Sintió la quemazón en su garganta, teniendo que masajearla con suavidad durante unos minutos, pero a cambio, se olvidó de que estaba resfriado. Aclaró su voz. -La verdad, el lugar me agrada bastante, porque me recuerda un poquito a Nueva Orleans, ¿lo has visitado? Aunque, la última vez que estuve aquí, las cosas se salieron de control, lo evité por miedo a otra situación. Encogió los hombros, sin molestarse a recordar del todo el incidente. Se había suscitado hacía meses, por lo que ya era cosa del año pasado. Aspiró un poco la esencia del licor ruso, depositando el vaso sobre la barra para darle un poco de descanso. Si continuaba así, en breve tendría las mejillas y el borde de los ojos tan colorados como un camarón. -¿Puedo preguntar, ¿cuál es tu nombre? -inquirió, apoyando el codo derecho sobre la superficie de ¿roble? Quizá había excedido un poco la confianza al preguntar, aunque siempre era un tanto curioso al conocer a otras personas. Más aún, si habían formado parte de su familia sanguínea. @
  23. Traía la capucha encima para cubrirse de la ligera llovizna que azotaba Diagón aquella noche. Como estaba algo resfriado, necesitaba evitar cualquier detalle que empeorará su situación. Encontró refugio en un peculiar edificio de seis plantas que se erigía a apenas unos pasos suyos. ¿Por qué no?, pensó, encogiendo los hombros. Saldría de su escondrijo apenas disminuyera el aguacero. -Buen día. Espero no incomodar, vengo por un poco de café, quizá unas galletas. Saludó, agitando la mano izquierda, a un grupo de tres que parecían estar inmersos en una plática familiar. Lo dedujó, porque reconoció a su hermana Ashura, además de una joven a quien había avistado en los terrenos de la mansión durante el asunto del Krampus. Al otro joven, no tenía el gusto de conocerlo, pero supuso que sería familiar de la asiática. Ya después se pondría al corriente de sus parientes. Escaló con agilidad cada una de las plantas inferiores, hasta llegar a aquella que le ofrecía un aspecto de cafetería, la quinta planta. Aún estando abarrotada hasta el techo de estanterías, tenía un aspecto bastante peculiar, como si quisiera emularse un híbrido entre los cafés muggles y las librerías mágicas. -Bueno, creo que será un macchiato, y un paquete de galletas de limón. Por favor. Indicó a uno de los empleados, que se había acercado a la mesa cuadrada que había elegido para tomar asiento. Como tomaría un tiempo para recibir su pedido, decidió sacar un pedazo de pergamino. Convenientemente, siempre llevaba consigo, además de una fina pluma de pavorreal. Usando su rápida técnica de escritura, comenzó a redactar un poco. No la conocía, al menos no personalmente, por lo que esperaba que la joven acudiera al encuentro. Recostó su espalda sobre el asiento, esperando su pedido o la llegada, lo que sucediera primero. @@Sley
  24. Estaba teniendo un mal momento para lidiar con los botones de la capa. Consideró incluso sacar su varita y hacerlos saltar por los aires, pero hasta eso se habría visto exagerado para su gusto. Agradeció con una cabezada la llegada del recipiente con la bebida, la cual se anunció con un ligero golpe sobre la barra de madera. Pensaba que pasaría desapercibido, aunque una voz le llamó la atención. Tanto, que casi se lleva el vodka en el proceso. -¿Qué...ah? -balbuceó, sosteniendo el vaso de cristal con una mano, y el ocho negro con otra. -Oh, lo siento, esta cosa siempre me hace sentir como un pescado frito en lugares cerrados. Sabiendo que daría la impresión de que estaba haciendo un par de malabares, dejó levitando la bola de billar sobre la barra, con un toque de su varita, y siguió sosteniendo su bebida. Al final, logró desabotonar la capa, por lo lució su playera polo de manga larga, de una tonalidad azul como el cielo estrellado mismo. Escuchó algo sobre repetición, por lo que dedujó que habría otra ronda. A considerar, porque la última vez que había consumido tanto alcohol en una sola ocasión, había terminado haciendo una pésima guardia en Borgin & Burke. -Me parece que no. ¿O sí? Digo, no es como que sea alguien muy ubicado en Londres. Mi nombre es Aldrich Black Lestrange. Ladeó la cabeza ante la pregunta, pues no se la esperaba para nada. Notó que había mirado su antebrazo durante el forcejeo con la capa, pero no le preocupó el hecho de que hubiera alcanzado a ver su piel. El tatuaje lo había conjurado para que sólo los miembros de la Marca Tenebrosa pudieran verlo. ¿Acaso era una de sus compañeras de bando? -¿Salud? -inclinó su vaso en torno a su interlocutora, acomodando sus gafas sobre la nariz para poder observarle. @
  25. *Percibe el olor de los míticos chocos de Rachel y decide pasarse* Bueno, como soy hombre de palabra la mayoría de las veces (?), vengo a hacer presencia por aquí, ya que leí el nombre de un tal señor Eobard, el cual me resulta conocido. Así que, @@Rachel Ravenclaw, obvio que te acepto como hija Supongo que quedamos como lazo adoptivo, pero no importa Ya sólo quedaría el que analicemos los detalles de cómo conectar las historias de ambos personajes, pero lo podemos hacer sobre la marcha. ¡Bienvenida a la familia! Sean buenos con ella, tiene una carrera prometedora

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.