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Sunar PBT

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Todo lo publicado por Sunar PBT

  1. Raizor, elfo doméstico de Sunar Muy raro, demasiado. No veía a la matriarca, a la tía de la señorita Sunar, y no quería ser el mensajero de tal noticia, por si no la hallaban. Pero perderse allí, en ese planta, donde no había para donde irse. –¿Y ese? – exclamó. Un hombre se encontraba con ellos, dónde se fue la señora Sagitas. La sobrina de la matriarca, la chica de a familia Vladimir también miraba atónita al hombre, mientras el elfo buscaba con su mirada alguna señal de la señora. También llegó el amo, el hijo. Esto se ponía cada vez más extraño y loco. –¡No lo haga amo! – le gritó porque el chico de cabellos rojos, le apuntaba con la varita. No debía permitir que cometiera un error de esos. –¡No lo haga amo! – repitió Raizor. Pero también se quedó pasmado al observar en dirección a las miradas de los amos. La señora se hallaba dentro del espejo, y volvió hacia el hombre. Ese salió de allí. ¿Qué querría? Si no fuese por él, no estaría pasando eso, no estaría la señora Sagitas allá metida, no estaría casi a punto de cometer asesinato el amo Matt y la señorita Xell vería eso. Y... él, no estaría allí estresandose con todo.
  2. Nuba, elfina del Parque Salió disparada del hotel, cruzándose con Leo en su camino y luego con Pikomi que vio que se dirigía hacia la zona de las piscinas. Mejor para ella, así se evitaba tener que ver a otro elfo que no la dejaba en paz. Su sentido de la responsabilidad era tanto que nadie se lo quitaba. - Que se ha creído - dijo sin pensar que algunos clientes la miraban a su paso. Siguió su camino sin darse cuenta que sus palabras eran escuchadas por los adultos como los niños que iban y venían de todo el parque acuático. Y es que estaba enojada y no era para menos, propasarse con ella, un elfo. Faltaba más que esa clase de problemas lo tuviera en un sitio tan grande. Pronto vio a una mujer que entraba por las grandes puertas de hierro que eran la entrada. - Bienvenida señorita - saludó a la bruja (Heliké) - ¿Necesita de algún servicio en particular? - preguntó Nuba hacia la mujer. Que mejor forma de olvidarse del mal rato, atendiendo a una clienta, mientras no tuviera que volver al hotel y encontrarse con ese "empleaducho" de elfo.
  3. –No quiero que los nuevos sostengan las sartenes porque si un cliente nos llama la atención, ustedes serán los que responderán por eso – no quería que la imprudencia de los elfos le costara un mal rato. La Potter Black sabía bien que no debió hablarles así, pero también no era sano que siempre los tratara como si se fuesen a quebrar. Los elfos más viejos entendían, pero los nuevos ayudantes de cocina, al crecer la cantidad de lugares dentro del restaurante, podía creer que sería fácil atender los pedidos de los clientes. Muchos asintieron y se fueron para hablar con los demás, mientras tanto, la ojimarrón observó que a lo lejos se veía el funcionamiento exitoso del parque. La zona de juegos mecánicos era un bullicio de personas subiendo a los aparatos, y las luces brillaban bastante. Lo único que no había revisado era la zona de las piscinas, pero ya tendría tiempo. –No olviden los bohíos de las piscinas – comentó la pelicastaña al pasar el vestíbulo luego de salir del restaurante del hotel. Iba a buscar a su tío pero lo pensó mejor. Si no echaba un vistazo a la otra zona, no se sentiría tranquila. Así fue que Sunar desvió su camino, en vez de seguir hacia la entrada del parque, tomó un sendero de piedras que comunicaba con la zona de las piscinas. Debía pasar unas edificaciones qué fungían como vestidores y los bohíos que solo se ubicaban en las albercas de los adultos. –¿Qué tal todo por acá? – interrogó a dos elfos que pasaban con una canastas de comida.
  4. –Muy bien – dijo la Potter Black al escuchar a la clienta pedir uno de los tres últimos calderos de la lista. Se alejó un poco para buscarlos, entretanto, Sethy se acercó a la mujer con los juegos de pociones. Al dejárselos corrió hasta la señorita Potter Black para ayudarle con los tres calderos, los cuales depositó sobre el mostrador de esa cuarta planta. –Si, ya vamos para esa parte. – comentó al oírle preguntar por los pergaminos. Y viendo que sería innecesario hacer otro viaje a la quinta planta donde se encontraban los materiales variados, miró al elfo. Asintió al escuchar la petición de la bruja y desapareció. –Ya se le trae el resto del pedido – y comenzó a arreglar dentro de los calderos el juego de pociones, para aguardar. No tardó tanto como esperó la bruja que el elfo lo hiciera. sEthy reapareció de nuevo con varios rollos de pergaminos, y una extraña caja de color color vino. Sunar le pidió los rollos, y los acomodó con los calderos, y al agarrar la caja, la abrió. –¡Oh! – Como expresión de asombro –Esto es la pluma de águila real – sorprendida de ver una por primera vez en su vida. – Usted me dirá si necesitaba algo más. – agregó hacia Heliké.
  5. Mientras tanto... en la cuarta planta. Siempre era cómodo estar en un sitio que no había antes. Así se sintió la Potter Black recorriendo esa planta en busca de los artículos que la clienta quería. Sunar se quedó cerca a la mujer por si tenía preguntas acerca de los calderos, entretanto, Sethy escogía los elementos más representativos para mostrárselos a la clienta, en cuestión de implementos para pociones. - Si tenemos de varios materiales - mencionó la ojimarrón. Le señaló un listado donde se podía leer: - Y los dos últimos son los mejores para pociones más fuertes por su resistencia. Además, esos son excelente para cuando tiene poco tiempo en una preparación. Pero aquí es donde debe tener mucho cuidado, porque si no lo vigila bien, puede tener un grave accidente. - explicó la Potter Black a Heliké. Si todo le parecía bien a la joven, estaría esperando su respuesta, y así ya veía a Sethy regresar con los demás materiales que pidió la joven.
  6. Pikomi, elfina de los juegos mecánicos. No vio a los dueños del parque cerca, y aunque quiso ir detrás de niño, tuvo que dejarlo pasar porque la fila de los clientes que deseaban entrar a esa área se alargaba. Los atendió lo más rápido que pudo, hasta que observó a un elfo que caminaba como perdido. - ¡Hey tú! Atiende este lado - le dijo agarrándolo del brazo al acercase a ella. La elfina le dio unos consejos para que los más "osados" no lo accedieran al parque. Pero se apresuró a seguir al pequeño que corría como un loquillo en busca de algo que destrozar. No fue hasta verle agarrarse al mago de cabellos pelirrojo que se dio cuenta que alguien de la familia debía ser. Se acercó pero no pudo decir una palabra porque el mago junto al niño se movían a otro lado, a la puerta opuesta de entrada del parque. Observó que una mujer de cabellos violetas se hallaba curiosamente atrapada. Las defensas funcionaban bien, aun así resultó ser otro familiar. - Comenzamos un día de estrés - se dijo Pikomi para girar sobre sus taloncitos y regresar a su puesto de trabajo. Y todavía faltaba revisar ciertos detalles del Hotel donde Sunar se encontraba para revisar el restaurante y retornar con su tío. Se daría la sorpresa de ver la madre del mismo y al pequeño Ithilion.
  7. http://i.imgur.com/RicDrFX.png La poca paciencia que tenía se le agotaba, y muy rápido. Ya no podía seguir esperando a que le atendieran, porqué. Lizzy debía estar segura que tendría una camita cómoda para descansar y así enfrentarse al día siguiente a todas las vicisitudes que le traería el un nuevo día en Diagon. La búsqueda de u lugar para quedarse con tiempo casi permanente, todo mientras reunía la cantidad suficiente para adquirir un cuarto a largo plazo. La rubia se enderezó allí en el sillón, mientras se escuchaban voces que provenían de otro lugar dentro del local. No obstante, no quería aguardar la respuesta del elfo. Se levantó y dejó la maleta en su sitio para intentar una vez más, la extracción de una llave del negocio y así escabullirse hacia el cuarto para dormir plácidamente. - Que pesado - soltó al ver a un elfo amenazarla con usar su magia contra ella. Dio media vuelta, fue hasta el sillón y tomó su valija. Le envió una mirada desaprobadora y amenazante aunque sabía que no le podría hacer nada. Por eso, salió del establecimiento refunfuñando por su mala suerte. Sería un milagro que alguien fuera atendido en ese sitio. http://i.imgur.com/91y1kjH.png
  8. http://i.imgur.com/RicDrFX.png De vez en cuando abría los ojos. El sillón no era tan cómodo como una cama pero era mucho mejor que esperar a que alguien le diera un cuarto. La espera no era su punto fuerte y más cuando se hallaba molesta con todo lo que no le agradara que en un negocio no se hiciera. No culpaba al pobre chico que casi corrió al baño, pero no creía que debiera enfrentar al elfo que le atendió. Posiblemente le dijo algo que lo dejó muy mal como para que no saludara cuando ella entró. –Nunca encuentro un buen lugar – balbuceó. Lizzy se cambió de lugar y cruzó los brazos. De verdad necesitaba conciliar el sueño y no la dejaban con algunos ruidos en ese local. La puerta se abrió, eso fue lo que la rubia escuchó pero no prestó la mínima atención a lo que o quién entró. Solo quería dormitar un poco antes de emprender la penosa búsqueda de un sitio permanente. http://i.imgur.com/91y1kjH.png
  9. Pikomi, elfina de los juegos mecánicos. Luego de abrir a medias, no era una reapertura muy concurrida, más porque los dueños debían terminar unos detalles para la fiesta de re-inauguración del establecimiento. Pero no podían dejar de atender a los clientes que esperaron con paciencia el regreso al callejón de ese negocio. Las filas de personas; amigos, familia y hasta parejitas, entraban ordenadamente. Algo muy diferente a la vez anterior, ya que el desordene era parte de un día de trabajo. Y como no quería volver a ser pesada, se tranquilizó al verlos tan cooperativos. Agradecía no tener que gritarles o evitar el paso. - Niño, vuelva a la fila - le ordenó a un pequeño sin un adulto cerca. Buscó con su mirada a la persona responsable del pequeño, pero no lo veía. Le llamó la atención nuevamente y lo vio correr en dirección de los juegos, específicamente, los carritos chocones. Pero esos no se conducían sobre una superficie, el aire era la pista y al chocarse, le bañaba a la persona con una sustancia pegajosa que con agua se podía quitar. Además, la estatura para pasar no la alcanzaba aquel niño. - ¡Hey! - volvió a exclamar. Lo que no sabía la elfina es que era el hijo de la tía de los dueños.
  10. http://i.imgur.com/RicDrFX.png -De verdad esto es un caso - susurró para que el elfo no la escuchara hablar mal. Pero la espera no le estaba agradando mucho, y aún así quería tener un sitio donde descansar. Entretanto, el hombre se escabulló de su vista, no es que le importara si iría al baño o no, o lo que haría al llegar a él. Lizzy observó hacia donde dirigía -por si a ella también le daba por necesidades fisiológicas- pero su mente y cuerpo se hallaba centrada en la reacción de ese elfo mudo. No decía nada. - ¿Y me piensa atender? - refunfuñó la chica. Su temperamento comenzaba a salir, y si no lo controlaba a tiempo, el problema empleado elfo, sería víctima de su mal genio. Dejó la maleta en el suelo, se acercó al mostrador pero fue detenida por otro elfo. Le impidió que viera el libro de registro. La rubia pensaba apuntarse en un descuido del primer elfo, pero ese fue más rápido. - Bien, entonces me haré en un sillón - dijo ya con tono enojado. Y caminó hasta uno hasta que alguien le dijera su tenía su cuarto o no. http://i.imgur.com/91y1kjH.png
  11. <<¿Quién osaba poner sus manos encima de mi? >> Pensó de repente al sentir aquel abrazo. Al girar vio a su tío. Apretó una mano formando un puño y se lo enseñó. Le asustó al punto de casi sacar su varita para aturdir al agresor. Con el corazón a mil por el saludo tan efusivamente diferente de Matt, sonrió con esa característica que solo Sunar tenía. Quería a su tío y le perdonaba muchas cosas raras. –Más te vale que terminaras – exclamó con cierto sarcasmo en su tono de voz. Pero no pudo asomar otra vez la sonrisa. Le enseñó el menú del restaurante con dos platillos nuevos. Uno era una pasta hecha con jengibre (receta que una vez le contaron) y otra con almejas en salsa de tomate. Las bebidas era las mismas, una selección que nunca podía falta en cualquier restaurante y bar. –Creo que Simyni lo trae, pronto estará por aquí. Así que te lo encargo que debo revisar unos papeles – comentó volviendo a mirar el reloj – Aunque espero a que llegue antes de irme a la oficina. – agregó observando a Pikomi a los lejos con unos cliente del parque.
  12. Hanimi, elfina de la Hacienda Tonks Había elegido un libro más a los ya aconsejados por la ama Sagitas. Aunque no recordaba que le dijera que los libros no serían llevados a la mansión donde siempre se hallaba el niño. La madre e hijo se encontraban en la hacienda visitando mientras el tío-abuelo de la Potter Black llegara para que el amito lo viera. Sabía que le agradó mucho y en especial el micropuff del Tonks. –Tal vez, deba decirle – pensó Hanimi al ver que se demoraba un poco en regresar. No quería salir sin que supiera los libros que serían adquiridos. Y aun pensaba la reacción cuando le dijera que los compraría, ya que la ama le pidió que se le pagara a su tía. Fue una orden expresa. Vio que la persona, una mujer se iba tras realizar un asunto ministerial –no pudo evitar agudizar sus orejas –pero se mantuvo en su sitio. No quería importunar por si alguien más de la librería necesitara la presencia de la matriarca. Sin embargo, el tiempo se le acababa y ya debía estar despertando de su siesta. Arregló a un lado la torre de libros y tomó los escogidos, no sin antes sacar la bolsita de galeones. Se acercó a la mujer. –Ya elegí. Serán estos tres – le dijo mostrándolos y pasándole la bolsita con un total de 180 galeones – No estaba segura la ama cuánto sería, si es menos, me dice. – comentó esperando que la bruja le anunciara el precio por los tres. Después de eso, saldría. Solo que si la ama no aceptaba, no se daría cuenta que al salir del local, igual le haría aparecer las monedas. De la magia de los elfos no se escapaba nadie.
  13. http://i.imgur.com/RicDrFX.png La chica miró los catálogos que la rubia le enseñó. El tiempo justo para que la dueña bajara, o al menos el otro dueño. Eso de poner iniciales en una varita no creía que fuera tan complicado, pero si ella se atrevía a hacerlo, luego hasta podría dañar la madera y líbrele Merlín de que se dañara el núcleo. –Usted miré mientras encuentro a la persona que le haría ese trabajo – comentó al escucharle preguntar sobre fundas. La dejó un momento sola, se alejó unos metros tratando de encontrar la forma de no verse tan incompetente ante los dueños que seguían arriba en la oficina. Y claro, tampoco que la viera el cliente que se encontraba muy encantada por las fundas. –Preguntaré sobre la funda de piel de dragón, señorita – exclamó antes de subir. Con un paso lento pero a sabiendas que necesitaba hacerlo, llegó hasta donde los jefes. Tocó la puerta y se identificó, aguardó hasta que le pareció escuchar que pasara. –Disculpen. Hay una clienta que desea que se le grave la inicial en su varita, y saber si tenemos fundas de piel de dragón. – pasó su mirada de un lado al otro. Sus ojos verdes bailaron nerviosamente del rostro de la señorita Ariane hasta el rostro del joven Joaquín. Si, recordaba los nombres de sus jefes, que empleado no lo haría. http://i.imgur.com/91y1kjH.png
  14. http://i.imgur.com/RicDrFX.png Con su maletín aguardó que el personal de ese sitio le indicara un cuarto para descansar. No obstante, cuando saludó se dio cuenta que a los qué saludó, no le respondieron como esperaba. Siempre que buscaba entablar conversación con las personas en ese callejón, no lo lograba y era esa la razón que la joven no quería estar dando vueltas por Diagon. Allí lo londinenses era secos. –Creo que esto será otro lugar sin una pizca de amabilidad – pensó la joven. Extrañaba poder estar a sus anchas en el motel, por qué? Allá la comida era servida de manera misteriosa, pero comía; tenía un cuarto y ahora nada. Allá pudo hasta hacer de las suyas (buscar problemas) y ahora ni un poco de emoción en su vida. –¿Y quiere ir al baño? – el hombre si que debía tener problemas con su sistema. Eso lo vio al percibir su raro comportamiento cuando llegó. Lizzy aguardó a escuchar una palabra del elfo que se hallaba con el hombre, de lo contrario haría lo que siempre. Irse e intentar encontrar un lugar para descansar. Una errante en un sitio tan mágico. http://i.imgur.com/91y1kjH.png
  15. http://i.imgur.com/RicDrFX.png ¿Sería verdad que la señorita Dumbledore le llevó regalo? Fue una sorpresa que no se esperaba y su corazón saltaba de alegría por tal noticia. Lizzy no podía esperar a que la mujer retornara de la oficina para estar asegurarse que no era broma. –Creo que escuché mal – se dijo la rubia al culminar el lado de los estantes de varitas. Luego de haberse quedado un buen rato parada en ese sitio, se movió hacia el mostrador, donde arregló los catálogos de varitas - de todas maneras había que mantener en orden el stock de negocio-, y el catálogo de fundas para las mismas. Allí no dejaban nada al azar, además de eso, cualquier otro accesorio que una varita necesitase. –Buen día – saludó la ojiverde a la nueva clienta –Bienvenida a Ollivander’s, en qué le puedo ayudar – agregó Lizzy. Un nuevo cliente, y sus jefes cerca. La rubia debía mostrar que estaba preparada, que mientras ellos no estuvieron supo atender a los clientes, y que si ellos se hallaban, también podría dar un buen servicio a los compradores que ingresaran en la tienda. Mientras aguardaba la respuesta de la señorita, le invitó a pasar a mirar los catálogos por si tenía pensado adquirir algún accesorio para la varita ya existente, solo si es que no iba por una nueva. http://i.imgur.com/91y1kjH.png
  16. http://i.imgur.com/RicDrFX.png No iba bien, todo comenzaba a parecer a una mala película de suspenso. Solo que faltaba el asesino que quisiera matarla por andar sola por la calle pero eso no era necesario, ya que la chica sentía que no podría escapar de su destino incierto. Sin un lugar donde guarecerse, y con medio trabajo que no le pagaba lo suficiente como para alquilar un buen lugar. Debía también consumir sus alimentos en restaurantes, algo que le estaba acabando con los pocos ahorros que le dejó su viaje a Londres, y aunque le hubiesen pagado en su trabajo de medio tiempo, no era lo suficiente con los gastos. Sin mencionar que debía comprar ropa. La rubia caminaba sin rumbo fijo por las calles nevadas de Diagon; algunas personas iban alegres con paquetes en sus manos, pero la joven ojiverde solo cargaba una maleta con toda sus pertenencias y tratando de hallar un lugar cálido para dormir. Salió de ese hotel luego de un raro suceso que no lograba encontrar en sus memorias. - Si que era raro - pensó la joven. Rememorar las veces que estuvo allí no era tan complicado hasta la parte donde, y lo sabía muy bien Lizzy, bajó unas escaleras hasta hallar una habitación con objetos poco convencionales. Sin embargo, no lograr acordarse cómo salió de allí y más, a dónde se fueron los clientes que allí se quedaron, fue más inquietante para ella. Pero sus problemas superaran esa extraña experiencia, y antes de volver a llorar sus penas, vio un letrero, un lugar donde poder refugiarse hasta tanto hallar otro más. Entró al establecimiento. Sus ojos verdes pasaron de un recibidor hasta las figuras de un hombre y un elfo. Se acercó. - ¿Cómo están? - un saludo nada convencional, pero quería sentirse algo agradable a pesar de su estado de animo - ¿Hay habitaciones disponibles? - esa pregunta fue dirigida al elfo, aunque no dejó de mirar el hombre. Algo le pasaba, eso creía ella. http://i.imgur.com/91y1kjH.png
  17. http://i.imgur.com/Iqyw7fu.gif http://i.imgur.com/xFmUlIU.gif Dentro del populoso callejón de Diagon, el parque se alzaba a pesar del poco espacio. Las puertas de una reja blanca se encontraban abiertas de día y de noche. La fachada no era más que una entrada de un parque a simple vista. Sin embargo, al entrar el cliente se podía dar cuenta que el interior era tan inmenso como los aparatos mecánicos que allí se encontraban. Montañas rusas de tres alturas diferentes, carritos chocones, estrellas de dos tamaños, juegos de tiro con escopeta. Casi todo lo que un niño o adulto desearía en una feria. No obstante, cada juego para las edades pertinentes tenían una restricción: Vigilancia Mágica. En todos los juegos que se usaban, si el niño no era apto, enseguida una alarma se disparaba impidiendo que el pequeño lo usara y así mismo se le alertaba al padre o tutor que no intentara violar la vigilancia o sería sacado por desacato. En el área de las piscinas, también se contaba con un pequeño bohío para algunas comidas ligeras. Era claro que allí nadie podía pedir más que mucha diversión acuática. Tres piscinas hechas para tres tipos de personas: los niños más pequeños acompañados de sus padres o adulto responsable, con una zona para que pudiera vigilarlos o acompañarlos. En siguiente piscina, para jóvenes que necesitaran ejercitarse y disfrutar con sus amigos. Contaba con una plataforma con sombrillas. Y por último, el de los adultos arriesgados. De más de 5 metros de profundidad, con dos torres para lanzarse y una restricción a entrar con bebida alcohólica en los predios. Evitando que se sobrepasen y causen un accidente. En el camino al Hotel del Parque, dos tabernas con diversas bebidas para que los más “sedientos” se quedaran un buen rato, sin embargo, ese funcionaba en horas de la noche. Ya en el Hotel de cinco plantas, los elfos atendían con mucho entusiasmo las necesidades básicas de los clientes. Habitaciones sencillas, y doble eran las que se podía ofrecer al público en general que quisiera descansar luego de un día de mucho esparcimiento, además de un restaurante. Afiliaciones: Puede ver aquí para más información. http://i.imgur.com/9DMUvsG.gif(1) Sagitas Potter Blue: Ficha y Bóveda http://i.imgur.com/0wkkdW1.gif Pikomi Nuba y Leo http://i.imgur.com/G4l9nvG.gif - Sunar PBT Familia Potter Black - Matt Blackner Familia Potter Black - Lillian Potter Evans Familia Potter Black http://i.imgur.com/0oV2opQ.gifAquí http://i.imgur.com/6XzWDYt.gifBóveda 102556 Negocio Parque Acuático Witch http://i.imgur.com/rQJoDqB.gif —No quiero perder el tiempo. Debemos acabar con esa restructuración —le ordenó a Pikomi. La Potter Black se había olvidado de los últimos detalles, y aun así pensaba que algo más se le quedaba por fuera, pero no podía retrasarlo más. Debían abrir las puertas antes que le saliera otra asignación del ministerio y debiera salir del Parque. –Ama, ya Leo tiene listo las cartas del restaurante– le dijo Nuba que provenía de esa área junto con Leo. El elfo le entregó una muestra y vieron los dos que Sunar aceptó gustosa. Más allá, Pikomi revisaba los rollos de boletos para los juegos mecánicos, así mismo le tocó a la elfina el área de piscina. Que todo estuviera en su lugar, las toallas, tumbonas, sombrillas, casilleros del vestuario. Todo casi listo para reabrir con nuevo estilo, con más ánimos y esperanza que les iría bien en esa temporada. La ojimarrón revisó su reloj de pulso muggle, ya debía ir a la oficina, les encargaría la apertura a los elfos. Confiaba en ellos. —Si todo está listo, empecemos …
  18. http://i.imgur.com/RicDrFX.png Fue raro ver a ese hombre de nuevo. En todo el tiempo que la chica estuvo en ese lugar no fue a visitarlo, aunque sabía por la última presentación que era uno de los dueños. La joven siguió su labor con el plumero, más que todo para quitar cuanto polvo se acumuló en el transcurso de las fiestas de fin de año. Pero luego vio que no seguía sola como pensaba. - Me alegro mucho señorita - contestó al escuchar a la bruja Dumbledore, en especial porque le agradecía haberse quedado. Si supiera que casi tiró la toalla por no saber qué hacer. Luego le explicó como estuvo sus vacaciones con sus hijos, hasta que mencionó la palabra "presentes". Lizzy se quedó muda y casi abre la boca por lo expresado por la mujer. Entró en razón cuando subió la dueña. - ¡Wao! Y eso que nunca pensé que alguien que no conozco me hiciera un regalo - comentó para si misma. Con más alegría continuó su limpieza. Varias veces se encontró sonriendo como si recordara algún piropo. Pero agradecía mucho que el poco tiempo que llevaba en Diagon, hubo encontrado personas muy atentas. http://i.imgur.com/91y1kjH.png
  19. Raizor, elfo doméstico de Sunar El pobre elfo, casi agazapado en una esquina no quiso ver mucho por donde se movían las sombras, la verdad prefería bajar, pero si alguno de los amos lo necesitaba y él abajo muy tranquilo -algo que sería imposible de hacer-, y pasaba algo, no se perdonaría que fuese por su negligencia en aguardar a los amos. Pero miró, tampoco que era tan miedoso así como para estar ocultado como un cobarde. Las sombras subieron inundando el segundo piso con una niebla casi negra, no pudo ver nada excepto por los ruidos que le indicaron que rompían algo por ese lugar. Algunos gritos que le indicaron el grado de violencia con lo que actuaba esas entidades. Y todo cesó, por un breve momento, no oyó la voz de la ama Sagitas. Fue raro no escucharle decir algo, pero Raizor vio a los amos Matt y Xell, hasta la bruja que llegó después que ellos subieron, Perenela. Todos menos la matriarca de la familia. -¡Qué se hizo la ama Sagitas! - preguntó un poco aturdido por los golpeteos y destrozos de las sombras. Solo esperaba que la ama Sunar estuviera bien donde estuviese dentro de esa tienda. Porque tener que decirle que su tía desapareció, a nadie le gustaba saber que un familia ya no se encontraba con ellos cuando pocos minutos atrás lo estaba.
  20. Hanimi, elfina de la Hacienda Tonks Sabía que algunas cosas nunca se podía conseguir, pero el descanso que ella tendría al no tener que limpiar mucho del desastre que el amito cometía cuando le daba por mostrar su “dote artístico”, al menos en esa parte no habría que preocuparse. Tampoco es que fuera complicado borrar las huellas pero si cuando lo hacía por el cuarto de su madre y cerca al armario. Observó cuando le decía sobre los dragones, y antes de pensar que no fue bueno preguntar, ya la matriarca de la familia Potter Black le mostraba uno muy acorde a la edad del pequeño. –¡Perfecto! Para que no quiera congelar a los insectos. Es algo que aún trata de hacer, por eso lo debemos vigilar mucho – comentó Hanimi con algo de vergüenza a la pelivioleta. Pero la carga se hizo más pesada, la señora siguió eligiendo libros y colocándolos en los brazos que ya tenía ocupados, la elfina. Le dio vergüenza decirle que ya había muchos y que elegiría pero siguió, si no fuera por alguien que entró se habría derrumbado del peso. –Si – alcanzó a decir antes de ubicar los ejemplares sobre una mesa. Apartó los dos primeros que le gustó, y buscó uno más. Ya con el tiempo, y lo más probable, la misma ama iría a buscar más. Vio uno sobre cómo enseñarle al niño sobre el aseo de uno mismo. – Tal vez no demoremos más de dos horas en el baño – pensó en las veces que le gustaba jugar a que el invierno atacaba los barquitos que tenía de juguete. Consideró que era todo por el momento, cuando la señora sagitas regresara con ella, pediría el total pagar para retornar a la Hacienda.
  21. http://i.imgur.com/RicDrFX.png No le dijeron nada, y eso que ella ya sentía más confianza con el pequeño trabajo que realizaba allí. Estaba contenta de poder tener algo en qué pensar para no agobiarse con la nueva situación que se le presentaba. Y antes de volver a dirigirse a las mujeres, vio que una persona entraba. -¡Señorita Dumbledore! - asombrada de verla por allí. La saludó alegre de verle nuevamente. Las esperanzas de tener esa instrucción crecieron al verle llegar al local. La dejó acomodarse, de todas forma era su negocio. Lizzy se quedó aguardando a que le indicara algo. Al instante salió. Más la chica rubia, prefirió hasta que le indicara algo más, limpiar algunos estantes. Salió de detrás del mostrador y con un plumero en mano, empezó a sacudir algunas capas de polvo, no era gruesa al menos. Así que así siguió hasta sentir que alguien más entraba al establecimiento. Un hombre entraba y saludaba. -Lo he visto antes -balbuceó la chica mientras tenía su mano sobre unas cajas y el plumero se detuvo por los pensamientos de la rubia. Se dio cuenta que era el otro socio de la señorita Ariane. Sonrió al pensar que debía ser más trabajadora para mantenerse en esa posición laboral, al menos el tiempo necesario para reunir algo y poder conseguir otro sitio donde quedarse. http://i.imgur.com/91y1kjH.png
  22. Hanimi, elfina de la Hacienda Tonks Pudo entonces ver como la ama Sagitas le enseñaba los libros al conocer para quién era dirigido. Le enseñó uno de texturas, eso dijo ella. Escuchó la explicación, y trataba de mirar cuando se le acercó un poco más. Le invitó a tocar, y era cierto, parecía que de verdad estuviera pasando la mano al tronco de un árbol, y más fue su asombro al sentir la suavidad de las plumas de esa gallina. Al amito le encantaría. -¡Cierto! -exclamó al retirar la mano. Luego le enseñó otro libro, los que podía usar para pintar. Y fue allí donde se puso a la defensiva con respecto a darle más libertad a niño que incursionara más en la pintura. Todas esas veces que tuvo que limpiar las manchas que el amito le dejaba, no solo a las paredes, hasta las sabanas las lavaba todo el tiempo porque le interesaba ver como se iba congelando la pintura en la tela. Y cuando quiso poner un rostro de pocos amigos, la señora de cabello violeta dijo algo muy importante. Que en las paredes no se pegaría. Fue como música para sus oídos, hasta se movieron de la alegría. -Me gustaría mucho ese que me dice, y el otro con la gallinita -miró de nuevo al cuento de textura -¿Tendrá alguno con dragones? -indagó Hanimi. -Al amito le gustará mucho -agregó entusiasmada más por la modalidad del libro de pintura.
  23. Casi listos, solo esperando la respuesta de la joven. Si no era su interés subir, claro que podría hacer que Sethy fuera a recoger lo pedido para no dejarla sola en la parte baja de la tienda. Sentía que no era bueno que fuera así, pues si sus tíos no controlaban bien la situación, faltaría más que fuera atacado un cliente sin que ellos supieran. –Que bueno. Vamos Sethy – sonrió contenta de escuchar la contestación. Luego de tomar con sumo cuidado el antebrazo de la mujer, desaparecieron. En la cuarta planta no había problemas. La planta que los separaba era adecuada para amortiguar un poco los ruidos que provenían de la segunda. Raizor tuvo la inteligencia, cosa que Sethy dudaba, en poner la sal en las escaleras en todas las plantas. Y ya allí Sunar la dirigió al estante de los calderos. –Aquí tenemos los calderos para que escoja, según material de fabricación. – comentó. Después le hizo una seña a Sethy. Mientras la cliente los veía, traería el elfo, los juegos de pociones y los pergaminos, las plumas. Se puso a pensar en la petición de la de águila real. En eso no estaba segura, pero entre tanto viera lo demás, ella misma la buscaría.
  24. Sunar de vez en cuando, miraba hacia arriba, solo quería que acabaran con lo que pasaba allá. La preocupación nunca se alejaba de esa familia que tantas veces estuvo al borde de una tragedia por cuenta de demonios. Más parecía que los atraían, o ¿Sería que ellos le gustaba estar con los Potter Black? La vio sacar un listado. –Que esperaba – musitó al empezar a escucharla. Claro que era lo que no esperaba. Sunar la miraba, y asentía a lo que decía. Sabía que algunas de esas cosas no estaban en la “zona de guerra”. Y cuando creyó que todo había terminado… –¡Túnicas! – repitió lo más amable que pudo. Pidió un artículo que se hallaba en esa planta. Sin embargo, no se estresaría, primero lo primero. De su cuello colgaba ese medallón, y lo tomó con su mano izquierda. –Bien, le parece que veamos los artículos de pociones – comentó mientras hacía tiempo. Antes de iniciar su búsqueda, por fin llegó. El ¡Crack! lo anunció. Sethy hizo una reverencia a la Heliké y luego a la ama Sunar. Llegaba justo a tiempo para ayudar en su pequeña tarea. –Llévanos a la cuarta planta – le ordenó. – Si le parece, el elfo nos llevará, solo por precaución. – agregó la ojimarrón hacia la clienta. Sethy tocó la mano de Sunar, y ésta le brindó la suya a Heliké. ¿Le importaría dar un paseo a la mujer?
  25. La ojimarrón observó a la mujer un momento y sonrió. Luego, la escuchó. No cualquiera estaría tranquilo como ella, escuchando lo que se escuchaba. Ni cuando el elfo irrumpió, y ella desapareció para luego regresar y ver como la criatura le arrebataba de las manos un objeto. –Cuando quieras, me dices qué es lo que necesitas y así te ayudo – comentó la Potter Black. – Y disculpa, que halla tenido que salir de esa forma, y el retorno también – sonrió de nuevo. Pero no se le veía como alguien que no supiera a lo que ellos se enfrentaban, conocía algo, aunque tal vez no exactamente a lo que sus tíos se confrontaban. Sin embargo, aguardó nuevamente a conocer el pedido que tendría la nueva clienta, y así atenderla hasta que todo pasara. Raizor, elfo doméstico de Sunar Esa mujer le daba miedo. Los gritos lo estresaron. Algo que odiaba el viejo elfo, era las personas gritando. Estuvo muy bien hasta ese ese momento. No podía escapar de su destino. Las personas alzando la voz, nunca acabarían y con ellos tendría que vivir. A menos que se fuera a las montañas para solo oír a lo animales. Pero Raizor ya no encontraba cerca de la escalera, y esperaba que tampoco el otro elfo porque también tomaría por parte de las sombras. Y lo escuchó gritar algo. Miró también y la señorita Vladimir recogía un anillo. Y como todo no podía ser bueno, pasó más temprano que tarde. Estaban en la segunda planta, las sombras en busca de las almas y seguramente los amos tendrían más dificultad para repelarlos. No quería que le hicieran nada, y tampoco dejar a los tíos de la señorita Sunar, pero no comprendió al no ver cerca a la ama Sagitas. ¿Dónde estaba el amo Matt? ¿Qué le habría pasado a la señorita Xell?

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