Jump to content

Edmund Browsler

Magos Expertos
  • Mensajes

    3.541
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    20

Todo lo publicado por Edmund Browsler

  1. http://i.imgur.com/DbKBgZu.png - SERVICIOS MINISTERIALES - FAMILIA LOCKHART REGISTRO: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=75259 Conexión de la red flu: Conexión a Hacienda Tonks Conexión a Hospital San Mungo Conexión a Universidad Conexión a Negocio Magic Tea Conexión a Negocio Cacao Café Conexión a Negocio The Arabic Place Hechizo antiaparición activado: Los patriarcas podrían aparecerse en cualquier lugar de la propiedad, dentro y fuera del castillo. Los miembros de la familia podrían aparecer o desaparecer en el vestíbulo del castillo o dentro de los terrenos del castillo (incluye a Sagitas, Reena y Xell). Ajenos a la familia, aparecerían detrás de la verja de entrada.
  2. Sí, era Evarela. Edmund no pudo evitar sonreír al verla. Suponía que estaba allí por la misma razón que él, no creía que la Black estuviese allí por casualidad, es decir, ¿quién iría a un bosque en Dinamarca sólo para enfrentarse a duendecillos y doxys? Estaba seguro que Evarela no, la bruja tenía muchas más cosas que hacer. Ya habían pasado dos horas desde que había puesto un pie en el Gribskov y no se había topado con más nadie allí. Estaban solos tomado aquel curso de Defensa contra las Artes Oscuras. Aunque hasta ese momento no había visto tales "artes oscuras" de las cuales defenderse. Salvo, tal vez, su inusual encuentro con aquellos lazos del diablo. — ¿Estás bien? — No tendrás un antídoto por ahí ¿no? aunque un bezoar también me vale. He tenido un pequeño problema con unas cuantas doxys... por suerte solo me mordió una. — No tengo —respondió Edmund incorporándose. Había olvidado meter antídotos en su monedero de piel de moke—. Pero no habrá problema, ¡morphos! Una piedra diminuta brilló un breve instante. A simple vista nada había sucedido, pero ambos magos sabían que aquella pequeña piedra ya no era sólo una piedra, se trataba de un bezoar. El mago extendió su mano para entregarle aquel antídoto a Evarela. La bruja lo tomó y tragó en el acto. Tuvieron que esperar un par de minutos antes de que la banshee pudiese emprender el camino nuevamente. — Toma un poco de esto —indicó Edmund acercándole la poción herbovitalizante. Caminaron una media hora sin dar con nada más. Ni siquiera con su profesor o profesora. ¿Cómo se suponía que aprenderían algo si no se aparecía a enseñarles? Bueno, Edmund conocía bastante sobre el tema gracias a la Orden del Fénix, pero aún así esperaba aprender algo nuevo en aquel bosque. Hasta ese momento sólo se había topado con doxys y lazos del diablo, mientras que Evarela sólo había tenido un encuentro con doxys y duendecillos de Cornualles, y esas criaturas las recordaba de su tercer curso en Hogwarts. Esperaba que aquella clase de la universidad se diferenciara un poco. De lo contrario no tendría sentido. — ¿Qué es eso? La pregunta de Evarela lo tomó por sorpresa. Una caja de cristal estaba suspendida en el aire a unos cuantos pasos pasos de aquel sendero. Edmund se acercó hasta ella con suspicacia. Era posible que su profesor o profesora se intentara comunicar con ellos. La caja accedió a un simple encantamiento y se abrió en el acto. Una melodía sombría llenó el ambiente. Edmund sintió miedo, y seguramente Evarela también. Los pensamientos de ambos se fueron nublando, no pudieron avanzar más, no pudieron detener aquella melodía, no podían dejar de escucharla aunque intentaran taparse los oídos. Aquella música despertaba los terrores que habitaban en lo más profundo de sus corazones. Todo se tornó oscuro. Cuando Edmund logró abrir los ojos sólo pudo sentir su cuerpo ser arrastrado por el suelo. Evarela estaba a su lado y también era presa de aquella figura que los llevaba. No podía moverse. No tenía su varita en sus manos.
  3. — ¡Paff! Edmund no tuvo tiempo para reaccionar ante aquel súbito ataque . Unos tentáculos potentes se enroscaron alrededor de su pierna y el mago pensó que se trataría de alguna serpiente, pero no, estaba equivocado, unos lazos del diablo lo habían atrapado. El impacto de aquel ataque provocó que Ddraig goch saliese volando de su mano y que Browsler estampara su rostro contra el suelo. Era imposible no caer en desesperación ante aquella situación. Los tentáculos lo envolvían cada vez más y comenzaban a llegarle hasta la cintura. Edmund se sujetaba con fuerza de la tierra mientras intentaba zafarse o por lo menos alcanzar su varita mágica. Ambas opciones tenían el mismo grado de dificultad. «Proyección mágica» pensó. Aquel hechizo empujó su varita mágica un par de metros hasta llegar cerca de su posición. El mago tomó nuevamente a Ddraig Goch y apuntó hacia una de las plantas que intentaban asesinarlo. — ¡Lumos! El hechizo hizo retroceder a una de ellas, pero eran muchas. Edmund tuvo que repetir un par de veces aquel hechizo para quedar libre. La luz que salía de su varita hacía retroceder a los lazos del diablo unos segundos, pero luego estas plantas recobraban la fuerza. Browsler no recordaba cómo había llegado hasta aquella zona oscura y húmeda del Gribskov, pero tenía que salir de allí a como diera lugar. Al incorporarse, el mago enarboló su varita para abrirse paso en medio de aquella planta. — ¡LUMOS SOLEM! Pareció una explosión aunque no lo fuese. El encantamiento proyectó una réplica de la luz solar para acabar con el lazo del diablo. O eso creía. Tenía pocos conocimientos en herbología por lo que no estaba seguro si aquel hechizo acababa con aquella planta mágica o si sólo la detenía por un tiempo más. Efectivamente, Edmund no se quedaría allí para descubrirlo. El mago recogió sus cosas y salió corriendo de aquella zona lo más rápido que pudo. De vez en cuando lanzaba miradas hacia atrás para cerciorarse que el lazo del diablo se había quedado allá. Y una de esas tantas veces en las que corría mirando hacia atrás, chocó contra una bruja joven y ambos cayeron al suelo con un golpe seco. Edmund dirigió su mano izquierda a su frente mostrando una mueca de dolor, la cual se transformó en una expresión de sorpresa. — ¿Evarela?
  4. Un torbellino fugaz anunció la llegada del mago sin producir sonido alguno. Edmund apareció en medio de un bosque de Dinamarca a tempranas horas de una tarde de verano. La espesa y diversa vegetación impedía que los rayos del rol pudiesen tocarle pero a su alrededor se mantenía todo muy iluminado. Lo peor de todo era el calor. La camisa blanca que Browsler vestía bajo su túnica negra se adhirió a su espalda a causa del mismo. Edmund se quitó la túnica y la guardó en su monedero de piel de moke. Había sido un mal día para vestir elegantemente, sus zapatos italianos de color negro y su pantalón del mismo color no eran oportunos en aquella ocasión. ¿Es que acaso nunca tendría una clase tranquila en la universidad? Se encontraba nada más y nada menos que en Gribskov, el cuarto bosque más grande del país. Este albergaba una gran cantidad de especies de plantas todavía sin clasificar, miles de especies de aves, innumerables anfibios y millones de insectos. Los insectos… Edmund los recordó y decidió colocarse en sus dedos todos los anillos que había comprado junto a sus libros de hechizos. Una vez que se colocó en anillo de plagas en el dedo anular, este brilló unos instantes en señal de advertencia. Ddraig Goch se materializó en su mano derecha al tiempo que Browsler se habría paso con el encantamiento diffindo. ¡Doxys! Cómo lamentaba no haber comprado aquel doxycida en el Magic Mall cuando había tenido la oportunidad. Las bestias de alas gruesas, convexas y brillantes, muy parecidas a las de un escarabajo, avanzaban hacia él. Browsler sabía que estas mostraban predilección a morder y que eran altamente venenosas. Mejor evitarlas a toda costa. Accionó su anillo de amistad con bestias, ubicado en su dedo índice, al girarlo tres veces en el mismo. El poder del anillo le permitió entender perfectamente a aquellas hadas mordedoras y hasta controlarlas, deteniéndolas justo a tiempo. El grupo numeroso de doxys desapareció de su vista por orden suya. Edmund no entendía la razón por la cual las doxys estarían allí. Ellas preferían los ambientes fríos. Definitivamente alguien las había enviado. Mientras avanzaba, el mago se limpiaba la fina película de sudor que se formaba en su frente cada tres minutos. Era increíble el calor que hacía. Un grupo de monos se ubicaba en las lianas de lo alto de un árbol. Estos se movían alocadamente y articulaban palabras que Edmund no alcanzaba a escuchar, como si hubiesen perdido el habla. Tal vez el mago estaba siendo paranoico, pero aquella situación era atípica, alguien tenía que haber silenciado a aquellos primates para que estos no profirieran sonido alguno. El mago se encogió de hombros y continuó su camino. Todavía no había dado con su profesor o profesora ni con sus demás compañeros de clase. ¿Se habría equivocado de traslador? Decidió descansar, sentándose en las grandes ramas de un árbol que formaban un asiento, mientras sacaba una botellita de agua de su monedero sin pensar en otra cosa que no fuese el calor. En ese mismo momento una de las ramas de aquel árbol comenzaba a cobrar vida, sigilosamente, enroscándose en una de sus piernas sin que él se diera cuenta.
  5. — ¿Browsler? ¿Estás aquí? Edmund dudó si contestar o no a aquella pregunta. Se mantuvo de pie dentro de la habitación de Evarela sin hacer ningún ruido, ¿cómo podía tan siquiera sospechar que se encontraba allí? Tal vez si era cierto lo que decían del sexto sentido de las brujas. Al no recibir respuesta alguna, la banshee volvió a tumbarse en la cama para envolverse bajo aquellas sábanas de seda. El mago sabía que la bruja prefería dormir sin nada de ropa, pero se mantuvo un tiempo allí hasta que Evarela se quedara dormida, lo cual sucedió un cuarto de hora después. La capa de color negro que Edmund se había lanzado encima cayó al suelo sin hacer ningún ruido. El cuerpo de Browsler volvía a ser tangible, pero aún se confundía en medio de las sombras bajo el encantamiento desilusionador. Browsler avanzó, sus pies descalzos producían un ruido suave que Evarela no alcanzaba a escuchar pues estaba profundamente dormida. Edmund alzó las sábanas de seda y se fue adentrando en ellas. Lo primero que encontró fue uno de los pies de la bruja, el cual besó para ir ascendiendo por toda su pierna para detenerse a mitad de su cuerpo. Allí se detuvo, su respiración comenzaba a acelerarse, lo mismo con las palpitaciones de su corazón. Aspiró el olor que emanaba la bruja y abrió sus labios para probar su dulce néctar. Evarela suspiró y su cuerpo se encorvó hacia atrás para terminar por soltar un gemido que fue ahogado por el sonido de los truenos. Una tormenta se acercaba… Una de las manos de la banshee acarició los cabellos castaños de Edmund para luego sujetarlo con firmeza. La barba poblada de Edmund y su órgano móvil producían un cúmulo de sensaciones en Evarela que podían notarse por sus movimientos, respiración y palabras. ¿Estaría ya despierta? Sus siguientes palabras confirmaron su teoría, sí, estaba despierta. El encantamiento desilusionador de Browsler finalmente había culminado, la bruja no lo veía pues estaba bajo las sábanas de seda, pero sí podía recordar de quién se trataba. La temperatura del cuerpo de Evarela aumentó considerablemente al tiempo que sus pezones se endurecían. Ambas manos de Edmund sostuvieron la cintura de la bruja cuando esta se arqueaba nuevamente.
  6. — Está bien, prometo no lanzarte flechas —respondió Edmund soltando una carcajada al tiempo guarda de nuevo el carcaj y el arco en su monedero. Niko le agradeció e inició el duelo nuevamente. Uno de los árboles que estaba ubicado cerca de él se transformó en una animalización similar a la que su muralla viviente había destruido. La descomunal bestia se había ubicado frente a su invocador para defenderlo. Edmund sabía que si la suya se movía, desataría por segunda vez una batalla campal en medio de los duelistas. Prefirió evitarlo. — ¡Silencius! —dijo Browsler para evitar que Uzumaki pudiese realizar su siguiente hechizo, interceptándolo justo cuando iniciaba la frase jurando algo. «Juramento de Sangre» pensó Edmund. Niko había intentado realizar la magia de sangre aprendida del libro. — Floreus. —Edmund pronunció el hechizo en voz alta para que Niko pudiese escucharlo y así saber que su varita había sido afectada. Hasta ese momento ni el árbol animalizado de Niko, ni la muralla animalizada de Edmund habían realizado movimiento alguno. Cuando Edmund terminó de realizar aquel hechizo, su bestia desapareció sin dejar rastros de su existencia. Una niebla pasajera comenzó a dar lugar en el claro, nublándoles la visión y desorientándoles. Edmund no tenía idea de qué estaba pasando. Ni tampoco de la razón por la cual había invocado la daga del sacrificio. Pero sí lo había hecho. La daga de plata ahora se ubicaba en su mano libre. Los ojos azules del mago adquirieron un tono blanquecino que aterraba con tan sólo verlo. Browsler se llevó la daga hasta su pierna para clavarla con fuerza en su muslo izquierdo, provocando un grave corte que haría emanar sangre a borbotones de allí. — Immolo oppugnare —dijo mientras clavaba la daga. Aquel mismo daño se vería reflejado en la pierna de Bastian Karkarov Malfoy. «¿Qué demonios?» pensó Edmund cuando la niebla desapareció. Tenía la daga en su mano izquierda y de un corte profundo en su pierna emanaba un arroyuelo de sangre que caía al suelo.
  7. Entonces Evarela estaba sorprendida. Edmund sonrió con satisfacción mientras dirigía sus manos para alcanzar un par de canapés. También acercó un plato que tenía una ensalada capresa que lucía sumamente apetitosa. Antes de dedicarse a la ensalada, se comió uno de los canapés de un sólo bocado y luego tomó la copa de vino con su otra mano para dar el primer sorbo. Ciertamente el vino estaba exquisito, tal cual lo había manifestado su acompañante. Tal vez a partir de ese momento empezaría a dar caza a quintapeds para fabricar más de aquel vino. — ¿Y quién dijo que íbamos a dormir? —respondió Edmund a la pregunta de Evarela al tiempo que le guiñaba un ojo. La comida pasó con una charla amena sobre los destinos que estaban promocionado en su negocio y sobre las cosas que podrían hacer en cada uno de ellos. Al finalizar, Sanguini apareció nuevamente de la nada para acercarse a ellos. — ¿Les gustó la comida? —preguntó el vampiro mientras su séquito de sirvientes retiraban los platos. Tanto Evarela como Edmund asintieron con la cabeza. — Mucho, Sanguini —respondió Browsler—. Por cierto, sé que organizaste una fiesta de vampiros para esta noche pero creo que pasaremos esta noche. Viajamos desde muy lejos y estamos un tanto cansados, ¿podrías mostrarnos las habitaciones en las que nos alojaremos esta noche? — Por supuesto, señor Browsler. Y no ha de preocuparse por el ruido pues la fiesta tendrá lugar al otro extremo del castillo. Edmund se encogió de hombros mientras ascendían por una escalinata de piedra para acceder a uno de los pisos superiores del castillo. No alcanzaba a escuchar nada más. Suponía que la fiesta ya habría empezado pero en aquella parte del castillo no llegaba ningún ruido. Sanguini se detuvo en seco cuando llegaron a una puerta de roble cuya altura era de dos veces la de los presentes. El vampiro indicó que aquella era la alcoba de la señorita Black. Edmund se despidió de la banshee con un beso en la mejilla y siguió a Sanguini en busca de su alcoba. Al llegar y cerrar las puertas de aquella inmensa estancia, Edmund se desnudó por completo para lanzarse sobre la cama. Sí, estaba cansado. Pero sus ojos estaban abiertos de par en par indicando que no podía conciliar el sueño. El mago se levantó una hora después y se envolvió en una capa de color negro que cubría su desudez. Tomó su varita mágica y salió de su habitación aplicándose un encantamiento desilusionador sobre sí mismo. Avanzó por los pasillos hasta llegar a la gran puerta de roble que había visitado poco tiempo atrás. «Salvaguarda mágica» pensó para lograr atravesar la puerta con sumo sigilo.
  8. Apoyo la recomendación de Niko con respecto a "preguntas frecuentes". Excelente idea! ------------------------------------- Tengo unas preguntas con respecto a los otros hechizos: 1. Si yo toco a X mago, lo controlo a él y a sus criaturas e invocaciones (siempre que estas existan)? O lo controlo a él o a sus criaturas? 2. En el caso de invocaciones, esto incluye a TODAS las invocaciones existentes? (Kiorke, fuego negro, katana, gladius) 3. Si algún usuario entra a la redada con una túnica, esta alguien la convierte en una araña, muere cuando alguien la aplasta y vuelve a ser una túnica, ¿podría yo dejar una marca de sangre a este usuario al tocar su túnica aunque ya no la esté vistiendo? ¿O debe ser con algo que el mago porte encima o consigo? Porque esa parte de la definición puede entenderse de muchas maneras xD 4. Sugerencia: Entiendo por la definición que el único límite para este hechizo es pedirle al afectado que se cause alguna herida que requiera episkey. Pero, por ejemplo, el avada kedravra no requiere episkey. Debería prohibirse también la maldición asesina. Sino la Orden estará en ventaja ¿Ven, mortis, cómo los defiendo? x) 1. La promesa liga tanto al invocador como al rival? O sólo al rival? 2. Un usuario puede ser afectado por más de un juramento de sangre a la vez? (de distintos o de un mismo atacante) 3. Puedo ligar a un juramento de sangre a alguien a quien yo no haya cortado con la daga? Por ejemplo, Ishaya corta a Stephanus con la daga, ¿puedo yo hacerle un juramento de sangre a stephanus? (pues este fue afectado por la daga) o debo ser yo quien lo haga? 4. Se puede atacar a alguien con la daga y luego hacer el juramento de sangre en el mismo turno? o se debe esperar y hacer en turnos distintos? 5. Episkey de emergencia? Al segundo turno? Tercero? --------------------------------- PD: Recuerden que todavía está pendiente si se pueden atacar órganos vitales con la daga del sacrificio. Gracias a quien responda
  9. Después de animalizar aquella muralla, Edmund alcanzó a ver como Niko levantaba nuevamente su varita para copiar el hechizo que él había utilizado. Este tuvo efecto sobre uno de los troncos de árboles que estaban tirados sobre el suelo, proporcionándole facciones animalescas. Las dos descomunales criaturas se enzarzaron en una batalla épica en medio de los dos magos que las habían invocado. Claramente que el vitae que él había utilizado era más poderoso que el Niko, esto se debía al material del que estaba hecho, acero, puesto que el de su compañero era de madera. Browsler alzó su varita para ayudar a su criatura a terminar aquella lucha. — ¡Strellatus! —exclamó. La luz mágica proveniente de su varita flahseó el rostro de la bestia animalizada de Niko con el objetivo de detenerla. Su muralla animalizada aprovechó aquel momento para derribar al árbol animalizado contra el suelo y asestarle un golpe ensordecedor sobre lo que sería su pecho. Mientras aquello sucedía, un inferí atacaba a su compañero. Afortunadamente él había detenido al cadáver que había intentado atacarle al amordazarlo con tres gruesas cuerdas y este se encontraba ahora muy lejos de él. Niko había utilizado una estrategia diferente en aquella ocasión. El mago había esperado a que el cadáver se acercara lo suficiente como para poder tocarlo y dejar una marca de sangre, la cual tenía una forma que Browsler no había alcanzado a ver. Ahora el inferí se encontraba bajo su control, pero este no se movía de su posición. Edmund infirió que Uzumaki le había dado la orden al cadáver de que lo defendiera. Edmund supuso que Niko le había lanzado una maldición porque advertirle algo y sus palabras se vieron frustradas. «Episkey» pensó Browsler para cerrar la herida que la daga del sacrificio de Niko había provocado en él, cerrando la abertura y cesando el sangrado. Mientras se curaba a sí mismo, su muralla animalizada asestaba el golpe final contra la otra, la cual estaba aún aturdida, para acabarla con una fuerza descomunal similar a la de dos rayos destructivos. — ¿Niko? —preguntó Edmund al observar cómo su compañero caía contra el suelo. Segundos atrás había intentado advertirle a su compañero que no se había curado de la herida que la daga del sacrificio le había dejado. Esta se había abierto de tal manera que la sangre brotaba de allí a borbotones. El mago se hizo nuevamente con el arco y el carcaj de flechas para clavar una sobre el inferí que cuidaba a su compañero al tiempo que corría en su ayuda. La flecha atravesó el pecho del cadáver para dejarlo clavado contra el árbol que se encontraba a sus espaldas. Al llegar al cuerpo de Niko, Edmund se colgó al cuello una cadena con forma de topacio amarillo e impuso sus manos sobre la herida de su compañero para que cesara el sangrado y esta cerrara poco tiempo después. Aquella sanación le había dejado sumamente cansado por lo que tuvo que tomar un poco de la poción herbovitalizante que llevaba siempre consigo dentro de su monedero de piel de moke. Edmund se incorporó cuando Niko recuperó sus fuerzas para alejarse de él unos diez metros. — Te concedo la revancha —comentó. Su muralla animalizada, aún existente, se ubicó frente a él para defenderlo.
  10. — Estoy de acuerdo contigo —concordó Edmund con el comentario de Sally. Elvis no estaba allí, tampoco Jay, quiénes supuestamente eran sus guías. Tal vez sí lo habían planificado todo. Goderic y Emily cayeron por un agujero mientras bajaban por las escaleras. Edmund respiró profundamente, sus compañeros habían sido muy despistados aún con las antorchas que él les había cedido poco tiempo atrás. Al acercarse a la orilla de la cual habían caído, sostuvo firmemente la antorcha para iluminar un poco pero no se veía nada, al parecer aquella trampa era más o menos profunda. El mago saltó de último para caer con gracia sobre el suelo gracias al amuleto volador que le colgaba del cuello. Aquel pasadizo estaba repleto de símbolos que Edmund no entendía pues estaban escritos en un idioma antiguo que nunca había estudiado, a pesar de ser un erudito en idiomas. No obstante, salió de su ensimismamiento al observar cómo Sean aumentaba tres veces el tamaño de una rata para luego controlarla con una maldición imperdonable. Browsler tomó a Spinetto con ambas manos, luego de dejar caer la antorcha y de guardar su varita mágica, para empujarlo contra la pared. Si bien Sean era de la misma altura que Edmund, este último era dos veces más corpulento. — Es la última vez que utilizas una maldición imperdonable en mi presencia —advirtió Edmund con los ojos fijos en Sean—, pues Azkaban… Edmund no pudo culminar su frase pues Ishaya gritó para advertirles del peligro que se avecinaba. «¡Maldición!» pensó antes de soltar a Sean y lanzarse al suelo. Por poco aquella bola de fuego los calcinaba a todos. Afortunadamente ninguno había salido herido. Cuando se incorporó, Edmund no observó a Sean pues este se había escabullido con la rata por otro pasadizo. Sally, Niko e Ishaya lo siguieron y Browsler tomó a Goderic y a Emily justo a tiempo pues otra bola de fuego les había pasado a un lado, rozando sus ropas. Los tres cayeron en el suelo, primero Goderic, encima Emily y luego Edmund. — Qué golosa eres, Emily —comentó Edmund con sorna al tiempo que se incorporaba nuevamente, ¿es que acaso estaba destinado a tener que lanzarse contra el suelo? Mientras continuaban con su avanzadilla, Edmund asentía a las palabras que decía Niko pues tenía la razón, no sabían a qué se enfrentaban. Luego Uzumaki comenzó a dar lugar a sus quejas para cuando llegaron al final del pasadizo. Una puerta se interponía en su camino. Sean había tocado la misma pero un corte se proyectó en el acto para impedirle pasar. Edmund negó con la cabeza ante el planteamiento de aquel mago, sabía que Ishaya, Niko y Sally cursarían con él ese libro próximamente y que Goderic y Emily apenas cursarían el de la fortaleza. — Espera, creo que logro entender lo que dice aquí —dijo acercándose a la puerta, sin tocarla, para leer bien lo que decía aquella inscripción. Cuando lo entendió, saco nuevamente su varita para apuntar hacia la esquina del pasadizo—. ¡Verdimillius! El rayo iluminó brevemente el rincón para quitarle el conjuro a una daga de plata que se encontraba suspendida en el aire. Edmund la tomó y realizó un corte en la palma de su mano para luego colocarla sobre la puerta mientras murmuraba unas palabras ininteligibles. La puerta accedió moviéndose lentamente hacia un lado. Por un momento el polvo les impidió la visión, pero luego las pocas antorchas que sostenían algunos de sus compañeros iluminaron la estancia. Ahora se encontraban en la antecámara. Browsler avanzó y tosió tres veces, desconociendo que en el aire viciado de la tumba de Tutankamón había esporas de hongos microscópicos, conservadas durante varios milenios, las cuales infectaron a todos los magos al inhalarlas. Una gota de sangre salió de la nariz de Edmund y cayó al suelo.
  11. @@Evarela Black Haughton Nick: Edmund Browsler ID: 64963 Conocimiento: Defensa contra las Artes Oscuras Nivel de Magia: 12 Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=81154 Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=80927
  12. Añadiendo un poco a lo que dice Elvis: @@Niko Uzumaki Si bien Zack, coloca lo de los inferis, Elvis añade en el segundo post: Es por ello que utilicé el incárcerus. Y yep, es válido xD Es sólo para "saltarme" la barrera. Otra cosa: El poder que utilizó Niko es para rol, no es el poder para rol/asaltos/redadas/duelos puesto que no pronunció "Obedire". Por tanto no tiene ningún efecto en nuestro duelo. Aclarados los puntos anteriores, aviso que -tomándole la palabra a Elvis- decido ignorar lo de los inferis. ------------------ Consulta: En el pimer post Niko utilizó la daga del sacrificio y se hizo un corte. Elvisme respondió lo siguiente con respecto a este hechizo: http://www.harrylatino.org/topic/107795-consultas-y-sugerencias/page-4?do=findComment&comment=4940659 Según yo, Niko muere al finalizar el turno, ¿no? Pasaron dos y no se curó o.o No lo digo para terminar el duelo, tengo pensado utilizar el poder de curación en él, pero quisiera saber si estoy en lo cierto.
  13. La puerta del vestíbulo se cerró automáticamente cuando ingresaron al vestíbulo del Castillo de Bran. La diferencia de temperatura dentro del castillo era notoria, siendo mucho más agradable que la de afuera. Evarela soltó una pregunta abruptamente, a la cual Edmund no pudo responder. — Los estábamos esperando, señor Browsler y señorita Black —saludó una voz en apenas un susurro. Edmund giró sobre sus pies para observar al vampiro mayordomo acercarse—. Bienvenidos sean. — Muchas gracias, Sanguini —respondió Edmund para estrechar la mano del susodicho. Si bien la piel de Edmund era pálida, la de Sanguini lo era diez veces más, observándose una gran diferencia en el color de ambos. — La cena está servida. Acompáñenme. Siguieron al mayordomo a través del vestíbulo, en cual sólo había una chimenea con fuego crepitante. El vestíbulo daba acceso a un pasillo largo, de cuyas paredes colgaban retratos de vampiros famosos. Mientras caminaban, Edmund explicaba a Evarela que era necesario que visitaran los destinos que estaban promocionando para cerciorarse que el servicio fuera óptimo y que por ello ahora se encontraban en aquel castillo transilvano. — Y no debes preocuparte, sólo pasaremos aquí la noche —añadió cuando llegaron hasta el comedor. Al pasar frente a un espejo notó cómo sólo se reflejaban él y la bruja, exceptuando a su mayordomo. Pero alejó aquel pensamiento al notar la magnitud de aquella estancia. Las paredes de piedra alcanzaban los cuatro metros de altura, una mesa de madera era el centro de la estancia y esta era más larga que unas diez saetas de fuego ubicadas en línea. Edmund se acercó a la cabecera de la mesa y se sentó, no sin antes retirar la silla de la Black para que tomara asiento primero. — Buen provecho —dijo Edmund mientras servía dos copas vinotinto—. ¿Te cuento algo curioso? Según Sanguini, este vino contiene sangre de un quintaped. —Comentó alzando su copa—. Por lo menos no se trata de sangre de unicornio, de lo contrario estaríamos malditos para cuando nuestros labios tocasen este licor.
  14. — Ya veremos —respondió Edmund esbozando una sonrisa. Niko alzó su varita para conjurar unas doce flechas que se dirigían directamente hacia Edmund. No todas impactarían, claro está, pero tal vez la mitad de ellas si no se defendía. — ¡Fortificum! —exclamó Browsler recordando cómo su primo John utilizaba aquel hechizo. Una muralla de acero inoxidable surgió de la nada frente a él para defenderlo. Esta medía unos tres metros de alto y unos seis metros de largo, siendo su ancho casi un metro. Las flechas que Niko le había lanzado fallaron pues fueron interceptadas por aquella descomunal barrera, mientras que las que él lanzaba siempre acertaban. Y como prueba de ello se mostraba al oso negro que aún se encontraba tirado cerca de él. «Aquí el cazador soy yo» pensó Edmund. Sin querer perder más tiempo, Uzumaki había invocado la daga del sacrificio. Edmund no lo había visto ya que la barrera se interponía entre ellos, pero supo que era así cuando un dolor intenso se comenzó a generar en su brazo izquierdo. Apretó sus dientes con fuerza para evitar soltar algún sonido de dolor, siendo que sólo lo reconfortaba saber que Niko había tenido que hacerse aquel corte antes y que también debía curarse. Un hilo de sangre comenzaba a caer de su brazo directo al suelo. — Vitae —murmuró Browsler. La muralla mutó antes sus ojos para formar una bestia nunca antes vista. El rostro de aquella animalización parecía ser el de un tiburón blanco adulto, mientras que su cuerpo era similar de un gorila, salvo por las garras, estas eran definitivamente similares a las de un león. La bestia de acero inoxidable de tres metros de altura se dirigió hacia Niko con el objetivo que derribarlo contra el suelo, cerrar sus fauces en la mano con la que sostenía su varita para finalmente sepultarlo entero bajo su corpulencia. «Creo que tendré que llamar a San Mungo para pedirle una habitación a Niko» pensó Edmund. Se había excedido con aquel ataque pero era porque se disgustaba cuando alguien más utilizaba el disparo de flechas. Lo tenía como su marca personal. — ¿Y ahora? —murmuró para girar sobre sus pues alguien había gritado pidiendo auxilio, unos cadáveres se acercaban hacia ellos caminando—. Incárcerus. —Conjuró el majo en voz alta para amordazar al inferí que se dirigía hacia su posición. Este cayó al suelo al instante, atado de pies, manos y boca. ¿Cómo estarían los demás? ¿Quién había gritado?
  15. Edmund apareció nuevamente en el claro donde había dado inicio la clase, ¿qué había sucedido? Tal vez su profesor los habían convocado, y mejor así, pues las cosas se habían tornado un tanto complejas cuando se adentraron el bosque. Para su sorpresa, Elvis se encontraba allí presente para sustituir a Jank. ¿Qué le habría pasado a su compañero? Browsler aún no tenía respuestas de Andrew, su elfo doméstico, quién había llevado a Dayne directamente hacia San Mungo. No entendía por qué demoraba tanto. Aquel lugar había cambiado un poco. Ahora lo iluminaban unas antorchas ubicadas en los troncos de los árboles ya que las luces habían desaparecido. No había carpas, ni fogata, ni nada más del improvisado campamento. Unos troncos de árboles se encontraban tirados en el suelo, recientemente talados, posiblemente por algún profesor, y unas cuantas rocas se encontraban esparcidas por todo el claro, de diferentes tamaños pero ninguna excesivamente grande. — Niko, creo que debemos enfrentarnos —comentó Edmund al escuchar las palabras de Elvis y Zack—. Pues éxitos, compañero. Browsler hizo una breve reverencia y envainó a Ddraig Goch en su mano derecha. Ubicándose a unos siete metros de Uzumaki y cerciorándose que nada se interpusiera en su camino, Edmund pensó en «Maldición» para que el próximo hechizo que Niko utilizara se viera afectado bajo aquel encantamiento, sin llegarle a causar daño alguno. El bosque lucía cada vez más tétrico a pesar de que las antorchas iluminaran el claro y los rayos que lanzaban los duelistas también, la luna parecía haberse extinguido en el cielo y las hojas de las ramas de los árboles no se movían ni un ápice. Browsler arrugó la nariz, había algo que no le cuadraba allí. Tanteó con su mano libre el monedero de piel de moke que se encontraba oculto bajo su túnica negra. Allí tenía todo lo necesario para defenderse en caso de que las cosas se tornaran difíciles.
  16. http://i.imgur.com/DbKBgZu.png Después de terminar su trabajo en el negocio Crookshanks, Browsler se dirigió hacia Ranas Lunares. Mientras caminaba por el Callejón Diagon pensaba que Lyra tenía que ser una muy buena comerciante para mantener dos negocios. Él sólo tenía uno y suponía un trabajo arduo tener que mantenerlo, ¿cómo sería hacerlo con dos? — Buenos días, soy Midnight, ¿en qué puedo ayudarle? Edmund observó un momento al elfo doméstico antes de responderle. — Buenos días —saludó—. Vengo de parte del Ministerio de Magia para restablecer los servicios del local. El elfo doméstico parecía estar al tanto de que el mago visitaría el local pues se hizo a un lado para dejar entrar a Edmund hacia el interior de aquella edificación de tres plantas. Browsler repitió el procedimiento con la chimenea que funcionaba como red flú y con la reactivación del hechizo antiaparición. Al terminar, entregó la carta al elfo doméstico, indicándole: — Entregarás esto a la señorita Selwyn. —Y se fue de allí.
  17. http://i.imgur.com/DbKBgZu.png Edmund apareció en el Callejón Diagon. El mato ataviado bajo una túnica gris atravesó la calle adoquinada para dirigirse directamente hacia el negocio llamado Crookshanks. Al llegar tocó la puerta con suma delicadeza, asegurándose de hablar con una voz sutil y seductora que accionó el mecanismo de traslación de la misma. Segundos después apareció en el interior de una cabaña de grandes dimensiones, suponía que era la principal, El mago cruzó la estancia para ubicar la chimenea que utilizaba la propietaria para la red flu. No tardó mucho en encontrarla, y al hacerlo, se dispuso a trabajar de inmediato. Cuanto terminó, prosiguió con su trabajo restableciendo el hechizo antiaparición. Browsler salió del negocio, dejando una carta encima del mostrador principal. La carta había sido escrita en tinta negra, con una pulcra caligrafía y cerrada con un sello húmedo del Ministerio de Magia. La carta decía lo siguiente:
  18. — ¿Y hay algún problema? —preguntó Edmund a Axel mientras sacaba de un solo jalón la flecha del cráneo del oso. Edmund limpió la sangre de la flecha con su túnica, a fin de cuentas esta ya estaba sucia, sin apartar sus ojos azules de su interlocutor—. Lo suponía —añadió ante el evidente silencio. Fin de la discusión. Sin prestar más atención al danés, guardó la flecha en el carcaj para luego colgárselo al hombro y así ayudar a levantar a su profesor. En su ingenuidad no se figuró que el repentino interés de Axel en colaborar sólo era con la intención de dejar una marca de sangre tanto en él como en Browsler. Edmund frunció el ceño al observar a Stephanus herido. Se alejó de su profesor cuando este ya se había incorporado, mostrando un mejor semblante. Su primo se había curado ya de sus heridas cuando Browsler se sentó a su lado, no sabía quién había osado atacarle. Mientras que el grupo entero discutía sobre cosas sin sentido, el joven realizó el encantamiento fregotego a su túnica para limpiarla, el cual la dejó como nueva. ¿Por qué estaban todos tan molestos? Edmund era primo de Stephanus y nieto de Sally, amigo de toda la vida de Ishaya y Niko, y le agradaba Thomas, era lógico que entre ellos se protegieran por lo que no entendía los comentarios satíricos de sus demás compañeros de clases. Aquello no se trataba de ideologías, ni de pensamientos diferentes, ni siquiera inmiscuía al bando al que la mayoría pertenecía. Ciertamente los miembros de la Orden del Fénix tenían las sospechas de que Zack era un mortífago, había salido El Profeta, todo el mundo lo había leído. Pero ni Lyra, ni Thomas, ni Bastian, ni Axel, ni siquiera el mismísimo Zack tenían idea alguna que eran ellos quienes tenían esas sospechas, que eran ellos quiénes –ocultos bajo la luz mágica- intentaban ponerlo a descubierto ante toda la comunidad mágica, que eran ellos quiénes salían a defender las mansiones y negocios que él atacaba junto a sus compañeros mortífagos. Estaban en una clase, ajena a todo lo demás, sumamente retorcida pues el Libro de la Sangre los obligaba a dañarse a sí mismos y a los demás. La magia de sangre era peligrosísima, se podía notar a simple vista cómo esta comenzaba a causar estragos en los presentes, ocasionando que hasta desvariaran de vez en cuando. Al finalizar aquella reflexión, Edmund se sumergió en otra. ¿Por qué había curado a Zack? Claro, no sabía en concreto si su profesor era mortífago o no, pero de igual manera había reaccionado muy rápidamente, como si se tratara de salvar a alguien de su familia. Browsler cerró sus ojos unos segundos, intentando obviar la discusión que aún continuaba. «Edmund, tu padre fue un gran mago» La voz de Aldair resonaba con fuerza en su mente «Pero, ¿sabes que lo distinguía de los demás? Su bondad y nobleza. Eddard siempre estaba dispuesto a brindar su mano para ayudar a quién lo necesitara, sin importar de quién se tratara». Edmund suspiró, al parecer había heredado un poco de la nobleza y la bondad de su padre. No escuchó nada más de la discusión, ni siquiera las tajantes respuestas que su profesor había dado a Ishaya y a Axel, pues estaba sumergido en sus recientes recuerdos. Cuando notó que Niko se disponía a irse, Edmund se incorporó. — No dejes que Sally vaya más allá de los límites del bosque —murmuró al oído Niko—. Recuerda que ella no está enlazada al juramento de sangre. —Su compañero asintió para irse con su abuela y Adryanie, quién recién llegaba y se disculpaba con su profesor. Edmund sonrió suponiendo el escarmiento que Zack le daría por su tardanza, para luego dirigirse a los demás—. ¿Nos vamos ya? Edmund lideró la marcha recorriendo el camino por el que había llegado. Pisándole los talones iban Thomas, Stephanus e Ishaya. De la punta de su varita mágica, Ddraig Goch, tan sólo salía una luz tenue que iluminaba lo suficiente como para estar seguro de cada paso que daba. Cuando pasaron unos treinta minutos de caminata continua escucharon una serie de sonidos extraños provenientes de la naturaleza. Soltó un bufido al escuchar que alguien conjuraba «Homenun Revelio» sin obtener respuesta, ¿es que acaso no sabían que aquel hechizo sólo funcionaba con seres humanos? Y en aquel bosque estos últimos eran de lo que menos debían preocuparse.
  19. http://i.imgur.com/DbKBgZu.png Flashback, antes del post #155 Andrew, elfo doméstico de Edmund, se dirigía hacia la hacienda por el sendero de arena. Edmund lo había enviado con una carta que el elfo llevaba en su mano derecha. La había escrito con la intención de que Ishaya corrigiera un pequeño error que había dejado en su formulario, y de no hacerlo, no podría realizar su trabajo. El elfo doméstico tocó la puerta de la hacienda tres veces para ser atendido por una criatura similar a él. — El señor Browsler envía esta carta al señor Tonks. —Le informa a su igual, entregándole la carta para luego desaparecer de allí. La carta, escrita en tinta negra y con una pulcra caligrafía, decía lo siguiente:
  20. — Entonces debería visitar pronto la tetería —comentó Edmund con una mirada inquisitiva—, para comprobar que el servicio sea tan bueno como se rumora. Edmund suspiró de alivio cuando la bruja mencionó que ella se encargaría de los trámites ministeriales. Particularmente, él los detestaba, aunque últimamente su trabajo residía en realizar visitas domiciliarias para restaurar dichos servicios. Y tal vez también tendría que hacer lo mismo en terrortours. Aunque también existía la posibilidad de que se encargara algún otro empleado. El mago sacudió la cabeza cuando Evarela mencionó que ella podría pagar los servicios de su bóveda personal. — En absoluto —se opuso Edmund mientras dirigía de una de sus manos a la cintura de la banshee, aprovechando que la tenía muy cerca de sí mismo—. Mejor esperemos un poco a que el negocio salga a flote. —Ahora sus dos manos, que rodeaban la cintura de Evarela, sentían su piel debajo de su vestido escotado—. En este momento no se me ocurre ningún otro sitio, ¿y a usted, señorita? —preguntó mientras acercaba el cuerpo de su interlocutora al suyo al punto que ella podía percibir su aliento. Ddraig Goch apareció en una de manos. Eso fue lo último que sucedió en terrortours. Transilvania, Rumanía. Aparecieron casi abrazados en un sendero adoquinado que ascendía en una colina que parecía no tener fin. Edmund tomó a la Black de la mano para guiarla cuesta arriba. El sonido de sus zapatos y tacones se escuchaba en aquella taciturna noche sin luna. Las ramas de los árboles que flanqueaban la vía se mantenían estáticas pues no soplaba ni una brisa de viento. Sin embargo, el frío si se hacía sentir. Browsler rodeó con su brazo el cuello de Evarela para proporcionarle un poco de calor al tiempo que se preguntaba por qué no estaba lloviendo. — Ya casi llegamos —indicó cuando alcanzó a ver el Castillo de Bran.
  21. «La muerte vendrá con alas ligeras sobre todo aquel que se atreva a violar esta tumba» Si le pagaran un galeón por cada vez que leía o le decían eso, Edmund tuviese la bóveda de gringotts repleta de estas monedas de oro. El mago no sentía miedo a la muerte pues creía que existían cosas mucho peores. Sean había mencionado que podía desmemorizar a los guardias que custodiaban la entrada hacia las tumbas del Valle de los Reyes, así que no habría problema en crear una distracción. Cuando supo lo que Ishaya haría a continuación, sonrió y sacó su varita para murmurar—. Salvaguarda Mágica. —Y así quedar libre de la tormenta de arena que el paladín realizaba en aquel momento. No alcanzó a ver cómo sus compañeros se habían librado de aquella distracción nada discreta, cuando la tormenta de arena había terminado ya todos se encontraban dentro de la tumba. Los últimos rayos del sol comenzaban a disiparse, dando paso a la noche. — Elvis se refiere a que no debemos llevarnos nada de aquí —respondió a la duda de Niko—. Pues se supone que todo esto está maldito. Su profesor les comentó que debía irse, dando unas vagas explicaciones, inquiriendo que Jay debía quedarse para vigilar la puerta. «Perfecto, nos han abandonado a nuestra suerte» pensó Edmund soltando un bufido. Sintió hambre, pero decidió esperar, tenían asuntos más importantes que resolver. — Acá hay unas cuantas tumbas, ¿cómo demonios se supone que encontraremos la de Tutankamón? —preguntó Edmund a nadie en particular. Y tal cual, nadie había respondido a su pregunta. — Creo que deberíamos ir por allá —sugirió alguien. No alcanzó a ver de quién se trataba. Sea quien fuere, había acertado. Edmund alcanzó a ver un letrero amarillo que citaba lo siguiente: TOMB OF TUT ANKH AMUN — Entremos. La estructura parecía ser de piedra y arcilla. La puerta estaba curiosamente abierta, ¿la muerte les estaría esperando? Edmund lideró la marcha en esta oportunidad bajando las escaleras mientras las tinieblas se apoderaban de su alrededor. Habían unas cuantas antorchas colgadas en la pared pero no las necesitarían pues para eso tenían sus varitas—. Lumos, Lumos, ¡Lumos! —Sus compañeros intentaban realizar el mismo hechizo pero era inútil, al parecer tenían que verse obligados a utilizar las antorchas. Se preocupó al pensar que no podrían utilizar sus varitas así que enarboló a Ddraig Goch para confirmar su teoría. — Incendio —conjuró el mago. La llamara de fuego encendió una de las antorchas y así fueron encendiendo las demás, casualmente había una antorcha para cada uno de los presentes con exactitud, aquello no podía ser una coincidencia. Edmund suspiró de alivio, por lo menos podrían utilizar magia.
  22. "Hija de Lucas Dumbledore" Justo en el corazón. Amigo, te seguimos recordando. ------------------------- A rolear por el castillo matriarca ññ ------------------------- ¡Bienvenida Sabrii! @@sabrii ibarrola Creo que yo sería tu tío o algo así(?). Espero que disfrutes tu estancia en la familia. Cualquiera duda que tengas, estamos a la orden :3
  23. La sangre emanaba por doquier. Edmund observaba como la mayoría de los presentes se dañaban mutuamente con la daga del sacrificio realizando demostraciones de cómo se utilizaban los hechizos de los libros. El más afectado había sido su profesor, quién al parecer no era tan querido por sus compañeros. Niko también se había acercado para sentarse al otro lado de Sally. Edmund giró tres veces su anillo salvaguarda contra los oídos indiscretos y susurró a la bruja dirigiendo la mirada hacia Jank para que nadie supiera que se estaba dirigiendo a su abuela. — Antes de que llegaras realizamos un juramento de sangre. Todos, exceptuando a Bastian, nos comprometidos a no ir más allá de los límites del bosque como medida de protección —dijo Edmund para poner al corriente a la bruja—. Fue extraño que Zack no incluyera al warlock… pero luego llegaste tú y tampoco Zack te cortó con la daga para vincularte al juramento. Así que deberías tener cuidado. No te alejes. — Todavía no comprendía por qué habían realizado tal juramento y temía que Sally corriera peligro. Jank continuaba desorientado. Edmund se puso de pie y caminó alrededor de la fogata para llegar hasta su compañero. Browsler se sentó a su lado. Colocó ambas manos en la cara de Dayne para observar bien su rostro a la luz de las llamas, le abrió los párpados y notó las pupilas algo dilatadas, pero además de eso no tenía nada, sus signos vitales no mostraban nada fuera de lo común, ¿acaso había sido víctima de alguna maldición? Lamentaba no conocer mucho del tema aún—. Andrew. —Su elfo doméstico apareció de una vez a su llamado—. Llévate a Jank a San Mungo para que lo atiendan y me informas cuando te den algún diagnóstico. —El elfo doméstico asintió y obedeció en el acto, desapareciendo con Jank al chasquear sus dedos. Al estar ocupado por ese asunto, Edmund se perdió nuevamente de las instrucciones de Zack y las aclaraciones sobre los hechizos que les daba a todos. Según sus propias palabras, su primo le había efectuado el poder de la maldición, ocasionando que su suerte fuera nefasta. Browsler no comprendía como el mago se había dado cuenta que Stephanus había sido el culpable, ¿acaso conocía de legilimancia? Si ese era el caso, a partir de ese momento tenía que controlar lo que pasaba por su cabeza, y esto le resultaría muy difícil pues no tenía ni la menor idea de cómo emplear la oclumancia. Aldair había sido un experto en esta área, pero para ese entonces él era un niño al cual los arcanos no le enseñarían nada de su magia antigua. Edmund podría demostrar cómo se utilizaba el juramento de sangre contra Stephanus, sí, pero no quería hacerlo. Para esto tenía que dañar a su primo y no lo haría. Ddraig Goch se mantenía firme en su mano derecha con el propósito de atacar a quien se atreviera a tocar a Stephanus. Un gruñido rompió el creciente y tenso silencio que se había formado después de las palabras de Ivashkov. Se trataba de una enorme y robusta figura negra que había salido de las sombras, a espaldas de su profesor, ¿era por ello que el anillo detector de enemigos de Thomas había brillado poco tiempo atrás? La bestia atacó con fiereza a su profesor para lanzarlo contra el suelo. El animal se abalanzó sobre el cuerpo indefenso de Zack y su hocico estaba a tan sólo centímetros del estático mago, oliendo la sangre y el miedo que desprendía su víctima. El oso abrió nuevamente su hocico para devorar el cuello del profesor pero una flecha le atravesó el cráneo segundos antes de lograr su cometido. Browsler tenía una rodilla en suelo y el arco a la altura de los hombros. Había logrado sacar sus implementos de caza para asesinar a la bestia justo a tiempo. Edmund se colocó de pie y guardó el arco y el carcaj de flechas de nuevo en su monedero de piel de moke mientras se encaminaba hacia el sitio donde se había originado aquel suceso. Sus compañeros guardaban silencio y él no había observado sus rostros para ver que expresión tenían. Al llegar utilizó todas sus fuerzas para quitar el animal que se había desplomado sobre Zack, cuya sangre había formado un charco a su alrededor. Suspiró, ¿iba a tener que curar a todo el mundo allí? Impuso sus manos sobre las piernas del mago para cerrar sus heridas gracias a su amuleto de curación, realizó el mismo procedimiento sobre el torso semidesnudo del profesor y después con su rostro medio desfigurado. Al finalizar con sus heridas, sacó de su monedero una poción de color verde, la cual dio a Zack para que la ingiriera al tiempo que sus ojos se cruzaban nuevamente, ¿de verdad se trataba de un mortífago? ¿Serían ciertas las investigaciones que estaban llevando a cabo el cuartel de aurores y al anuncio en El Profeta? Aquellas preguntas aún revoloteaban en su cabeza. La poción herbovitalizante parecía haber surtido efecto pues Zack comenzaba a tener un mejor semblante. La maldición que Stephanus conjuró había resultado ser más peligrosa de lo que se habían imaginado.
  24. Evarela había accedido a subir al despacho con un leve asentimiento de cabeza. Browsler se despidió de los squibs realizando un gesto con su mano libre para luego tomar con esta la botella de whisky de fuego, la cual estaba llena hasta un poco más de la mitad, y dirigirse escaleras arriba. Mientras ascendían, los tacones de la banshee resonaban con cada paso que daba mientras que los de Edmund no provocaban sonido alguno. El mago colgó su abrigo también sobre el perchero sin apartar su mirada de la figura curvilínea de la bruja que se dirigía hacia el escritorio. Edmund prácticamente la había devorado con sus ojos y recobró la compostura cuando Evarela giraba sobre sus pies. La bruja lo observó desde la cabeza hasta los pies con interés. — Con tu permiso —se excusó Browsler acercándose a la banshee—. Debo decir que te ves hermosa hoy. —Sus ojos azules como el océano se habían posado en los verdes de la bruja, sin pestañear ni una sola vez—. Seguro este viernes me dejarás loco. —Sí, no había olvidado la cita que tendrían en los próximos días. Al recordar el evento que había visto en el negocio de la Black días atrás, añadió con sorna—. Si no estás ocupada en la tetería, claro. He oído que trabajas arduamente allí, hasta por las noches, y que la atención al cliente es la mejor del Callejón Diagon. Había dado en el clavo. Además, había utilizado las palabras exactas y el tono adecuado. Su mensaje estaba oculto ante aquellas palabras ambiguas. Evarela entornó los ojos, tal vez estaba confundida o se sentía halagada por el último comentario de Browsler. No podía asegurar a ciencia cierta que era lo que pasaba por su cabeza. — Pero cambiando el tema para hablar de negocios... Acá están disponibles los seis destinos que acordamos —indicó Browsler colocando una carpeta llena de documentos sobre el escritorio—. Luego podríamos buscar algunos más para ir ampliando la lista, pero creo que por ahora vamos bien. —Edmund llenó nuevamente sus copas con aquel licor y brindó con su socia nuevamente, vaciando la copa de un trago. El líquido amargo le quemó la garganta pero no tuvo ningún inconveniente ya que estaba acostumbrado al sabor—. Ahora, también debemos realizar los trámites ministeriales, por lo menos en lo que respecta al hechizo antiaparición, no queremos visitas indeseables por acá.
  25. http://i.imgur.com/DbKBgZu.png Hola, paso autorizado por el jefe de oficina Ethan Lenteric para pedir edición en ciertos servicios recientemente adjudicados. Por corrección de Bastian (correcciones marcadas) Sólo es cuestión de eliminar los metros (los cuales están tachados) Ya verifiqué que todos los demás estuviesen en orden. -------------------------------- SOLICITUD NUEVA:

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.