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Robo de fragmento desconocido del Libro de Thot


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Mansión Potter Blue

Hayame y Czésar


El elfo doméstico miró por unos segundos a la Ryddleturn como si pensara cómo responderle pero al final decidió que quizás no sería buena idea por lo que volvió a ver a su ama; esta asintió y se encogió de hombros, aunque estaba un poco preocupada y sorprendida por Czésar, no le molestaba la muerte de un ratero donadie que de todas maneras hubiera intentado matar a su elfo de camino

-Continua con tu reporte

-Parece ser que lo que sea que el joven Sean haya tomado, ha comenzado a crear fuertes rumores en los niveles más bajos de los grupos de... gente con gustos especiales por lo ajeno

Comentó con una mueca de cinismo el elfo, esta vez dirigiéndole una mirada significativa a la Potter Blue

-Estos en específico estaban discutiendo porque uno estaba acusando al otro de que lo que se estaban comprometiendo a entregar en realidad, eran piezas falsas de un algo que si no era lo verdadero, podía traer consecuencias desastrozas -suspiró y frunció el ceño comenzando a buscarse en los bolsillos -a mi me parece que son trozos de pergamino egipcio con jeroglificos sin ningún valor

Comentó y se acercó a la Snape para entregarle las piezas que había tomado y luego, la varita del mago muerto y que había recogido

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Mansión "Ojo Loco" Potter Blue:

 

Me tomé un tiempo en ponerme ropa más apropiada para las visitas, aunque fuera de las dos tías de la familia Snape. La que llevaba era cómoda pero había dormido con ella y estaba arrugada. También me paré en la cocina de la mansión a coger un par de galletas de chocolate y canela, la especialidad de Harpo, de esas que siempre nos robaba Tamarindo cuando venía a casa; recién levantada, el estómago me hacía ruiditos feos que no quería que se repitieran al recibir a la familia. Además, quería que la tía Hayame repitiera aquella frasecita que apenas sentí en la distancia pero que cría que había sido fea.

 

Sabía que estaba enfadada pero... ¿Qué derecho tenía la tía Hayame a gritar tanto con amenazas de romper una ventana? El posterior gritó sonó en el interior. La tía Hayame había conseguido franquear nuestras defensa y estaba gritando en busca de su hermana. ¿Qué tendrían estas dos que siempre se trataban como si fueran a matarse y después se abrazaban como si no hubiera pasado nada? Eran cansinas.

 

Entré casi detrás de ellas, pues le acompañaba Lisette.

 

- Estamos en guerra, no es tan fácil conseguir reemplazos para las cristaleras, tía Hayame. Hola, tías Lisette y Sagitas. ¿Qué sucede, que parece que el mundo se caiga a pedazos?

 

Recordé entonces que estábamos en guerra contra Bulgaria, que algunos países les apoyaban, como España, el país natal de la tía Sagitas, que el nuevo ministros no era de fíar y que aún esperábamos ayuda extranjera para poder enfrentarnos a la guerra. Pensé en algo que había dicho el líder de la Orden sobre que, seguramente, no habría apoyo del Macusa a Londres. Estábamos solos pero era una información que no podía repetir; pertenecía al Bando y no era el contexto adecuado para repetir fuera de él.

 

Le di una de las galletas a la tía Lisette y me senté a escuchar.

 

- ¿Un libro antiguo? ¿Ahora vas a buscar libros, tía, en vez de preparar la protección del pueblo - ¡esto era una misión de la Orden, no podía decirlo en voz alta, boba de mí! -, de nuestra mansión quería decir...ups!

 

La tía Hayame seguía pidiendo explicaciones y, si no se las daban pronto, capaz de quemar la habitación. Vi que miraba algo por detrás de la tía Sagitas. Sobre la mesa había un mantel rojo que escondía claramente algo que ella no quería enseñarnos. ¿Se trataría de eso?

 

- ¡Calma, tía! - exclamé ante su juramento. La tía Lisette también la riñó, aunque ahora hubo un momento de distracción y la tensión se relajó. - Venga, tía, te escuchamos.

 

Eso no sería posible de momento. Acaban de entrar los elfos y hablaban de cosas robadas y cosas falsas. Me molestó que nos interrumpieran pero... ¿tendría que ver con lo que tenía que decirnos la tía Sagitas? Guardé silencio.

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En la "Ojo Loco" Potter Blue:

Fueron unos momentos tensos. La cara de Hayame era todo un poema y sabía, por experiencia de los mil años que llevábamos juntas, que aquella no iba a ser una conversación fácil. Así que apelé a mi más profundo (y escondido) sentido de la prudencia y le indiqué un silloncito donde se sentara cómoda y donde tardara más en levantarse cuando explotara de nuevo.

-- Lo sé, Hayame, lo sé. Hubiera sido más fácil pero ya sabes que yo no suelo seguir el camino fácil sino el tortuoso -- intenté bromear un poquito.

Pareció que lo conseguí porque, aunque no abandonó la furia de su mirada, sí me hizo caso se encaminó al sillón, donde se dispuso a esperar mi narración. ¿Pero cómo empezar si yo misma tenía un lío mental. La vi ponerse nerviosa, más nerviosa, y criticarme por mi tardanza, lo que originó que me pasara la lengua por los labios y me trabara más aún en la manera de empezar. Miré a Lisette y a mi sobrina Xell, en busca de su apoyo pero ellas también estaban muy interesadas en mi charla así que no me ayudaron mucho.

-- Tú siempre has sido una cavernícola, hermana -- le contesté a su pregunta, agradeciendo con los ojos que Lisette me ayudara en ello. También me dio algo de margen la llegado de los elfos de las chicas, con cara de traviesos. Así pude tomarme un respiro, aunque también me intrigó lo que Hayame podría pedirle a investigar que no me hubiera dicho. Por ahí también podría devolvérsela.

Para mi sorpresa, lo que oí era muy interesante y se relacionaba con lo que yo tenía que decir. Presté ahora más atención y acabé pegando un salto y acercándome a ver aquellos fragmentos que traían los elfos. Casi se lo arrebaté a uno de ellos, Czesar creo, y después los tiré encima de la mesa con un gesto de rabia.

-- Son falsos. Los verdaderos se conservan en vainas protectoras porque son tan antiquísimos que sólo el roce del aire los destruiría. -- Recordaba perfectamente qué era lo que faltaba en la mercancía que me había confiado los Zubini. -- Tendremos que quedarnos todos en una sola mansión y reunión de todos los elfos de las familias para poder protegerla, si ese grupo de ladronzuelos saben tanto. Ojalá Sean estuviera aquí... Si ese compositium al que pertenece piensa que los tengo yo, la familia corre peligro. Pueden querer apropiarse de...

¡Demonios, sí lo tenía! No todo, no lo importante, pero mucho estaba allá, encima de la mesa, tapando con un sencillo tapetito rojo. Tragué saliva.

-- Hace unas semanas, cuando Bulgaria nos declaró la guerra pero aún ningún otro país se había pronunciado, un patriarca contactó conmigo para saber si podía contratar un viaje en la Agencia para trasladar sus pertenencias a otro país. Después, las medidas se endurecieron, se cerró la frontera y el país de destino, Italia, se unió a los países beligerantes. Los Zabini, pues era esta la familia, necesitaban salir del país pero ahora de forma digamos ilegal.

No, no se me cayeron los anillos diciendo eso. Mi familia sabía que me encantaba ayudar a la gente y más de una vez había usado mi circo como forma de entrada y salida de personas que, de otra manera, no podrían escapar de sus problemas en sus propios países. Mi hermano Adrian Wild me había pedido ayuda para un grupo de sus artistas rusos cuando entraron a Inglaterra. Tal vez alguien podría insinuar que aquello era condenable por tráfico de personas pero yo no lo veía así; era ayuda a repatriados, una fina línea que no me importaba cruzar.

Carraspeé para volver al hilo de mi propia conversación.

-- Por supuesto, les ayudé a salir. Ya tenía las vías contratadas y sólo tuvimos que pagar más, mucho más, por mantenerlas abiertas. Por supuesto, el Patriarca Zabini no puso ningún impedimento en el pago. La seguridad de los niños hacían necesaria la repatriación urgente, así que la familia salió en el Autocar de la Agencia y el resto de la mercancía salió en un segundo convoy. Y aquí entró Sean.

Suspiré. ¿Qué hubiera cambiado de todo lo sucedido, ahora que ya había pasado? Seguramente nada, aún no sabían dónde habían fallados.

-- Sean se encargó del traslado de sus bienes hacia Italia. No quise saber más y sólo esperaba la noticia de que todos estaban a salvo pero... -- Hice una media sonrisa con los labios. Era muy irónico, algo que me había hecho nota el muchacho en su momento. -- ... Nos robaron.

Me senté y con un leve movimiento de la varita, sí, la que había aparecido en mi mano derecha en cuanto la necesité, el mantel resbaló y cayó al suelo, mostrando el contenido.

-- Sean ha intentado recuperar en los bajos fondos todo lo que teníamos inventariado para devolvérselo a los Zabini. Pero llegamos tarde. Ellos ya han interpuesto una demanda por robo, según me han informado algunas fuentes que trabajan en el ministerio, así que pronto tendré encima al MM por tráfico con objetos robados y todo lo que me puedan achacar, aún no lo tienen claro. Por otro lado, ni me expliquéis cómo, el Compositub ese de Sean también quiere seguir el rastro del único objeto que no encontramos y que parece que tiene connotaciones americanas. ¡No, no tengo ni idea qué pinta el MACUSA en esta historia! Yo sólo quería poner a salvo a los Zabini.

Me volví a sentar, ahora totalmente abatida y sintiendo el peso de todo lo sucedido y lo que iba a suceder sobre mis espaldas. Respiré hondo y me acomodé contra el respaldo del sillón, aferrándome a los brazos del mismo, como si necesitara fuerzas para seguir contando.

-- Falta un tesoro muy importante, un fragmento antiguo de un libro egipcio, como el que acaban de mostrar los elfos. Es de valor incalculable por su antigüedad y buen estado. Pero no sólo por su valor económico. Según dicen los textos que he conseguido reunir en estos días, es un Libro de Poder que tiene los conocimientos necesarios para hacer al hombre inmortal. Bueno, no lo entiendo bien, soy demasiado pragmática para entender qué de cierto pueden tener las leyendas que cuentas historias sobre hablar con animales, y dominar la tierra, el mar, el aire y los cuerpos celestes. No es nada del otro mundo, ¿no?

Vacilé un momento. Aunque era cierto que muchas de las posibilidades de poder que daba ese libro era algo asequible para mí y para los que estudíabamos con los Arcanos y los Uzza, aún había partes que nos estaban vedadas como magos. Me encogí de hombros en un gesto dramático.

 

-- Bueno, también es cierto que, en este contexto de guerra mágicas entre países, si de verdad existe esa Magia en este libro, pues podría ser un arma tremenda y decisoria que inclinara la batalla hacia el lado que lo encuentre. Pero...

 

Otro movimiento de hombros, esta vez más ligero. ¿Dónde estaba Sean? Él seguro que podría dar más información sobre lo que ese libro significaba y, sobre todo, como recuperarlo para pedir, rogar, implorar a los Zabini que retiraran su demanda contra mí.

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Apure el paso, cada minuto contaba y la verdad era que a cada paso mi cabeza intentaba generar cuando estrategia podia para dar luz al asunto. Y que conste que era delicado al asunto, un movimiento en falso y podriamos desencadenar fuerzas que ni tan siquiera teniamos previsto. Pero primero tenia que ver a Sagitas, si habia alguien que tenia contactos era ella, o al menos eso queria creer. Cruce la verja y pase las protecciones que se habian creado, al menos ser el casi marido de Perenela me daba libre acceso a la mansion, y eso evitaria tener que llamar (gritar) desde distancia prudencial. No espere a tocar la puerta y que Harpo me abriera sino que entre y me dirigi lo mas rapido posible a la sala de la chimenea, alli ya todo el convite estaba reunido, eso ahorarria muchos detalles y mas cuando habia llegado en el momento que sagitas decia las ultimas palabras.

 

-Y tienes razon en esto ultimo. Al parecer ya se han comenzado a mover fuerzas para hacerse con esa "arma" -dije mientras lanzaba los dos ejemplares del profeta que habia tomado del Caldero Chorreante donde estaban las noticas referidas al robo en Yale y los sucesos en el Museo de Florencia. -Tenemos un robo de una parte del libro de Thot -suponia que ya Sagitas habia puesto en contexto a los demas de la familia o accidentosos..daba igual.- en una Universidad de Yale con un muerto muggle incluido y un ataque a la seccion egipcia del Museo de Florencia. Lugar que creo recordar albergaba otro fragmento. Yo no creo en casualidades y mas cuando se ha tratado de enmascarar como un hecho de esta incipiente guerra. Aaron podra ser..... -me quede pensativo no encontraba el calificativo- pero no es tonto como para buscarse mas problemas de gratis. -Tome aire porque si..habia mas.- Ademas -me gire a Sagitas ya que los demas no conocian de la figura de la que hablaria- ya al menos tengo noticias de Derhorm, ha sido expulsado del Simposio y tiene precio su cabeza...lo unico que se me ocurre que sea tan grave es que haya incumplido a posta un contrato o haya puesto en peligro de alguna manera la Organizacion...una vez mas no creo en casualidades.

 

Ya dicho lo dicho solo falta comenzar a pensar en actuar, ya que ahora mismo ibamos en total desventaja.

 

-Sagitas conoces a alguien de confianza en el Ministerio que pueda ayudarnos o al menos nos crea la historia -y cuando hablaba de alguien de confianza esperaba que no fuesen ni mortifagos ni fenixianos, al final con tal de destruirse entre ellos capaz y tendriamos mas competencias por el libro (recordar que sean no sabe aun que acusan a Sagitas de ladrona)- Has sabido algo de las otras locaciones de los pedazos del Libro??? -no podia ejercitar tanto la memoria para rescatar ubicaciones que apenas si se habian mencionado mas de 5 años atras.

 

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Piero Azzinari, Ministro de Magia de Italia.

Galería Degli Uffizi, Florencia.

 

Los intermitentes flashes de las cámaras se reflejaban en la insignia del Ministerio de Magia italiano clavado en la solapa de su negro saco, proyectando en su rostro minúsculas luces tricolores. El reiterativo sonido producido por el mecanismo de aquellos artefactos ligados a la prensa comenzaba a volverse ensordecedor. Decenas de voces se alzaban al mismo tiempo, vociferando preguntas que parecían chocarse unas con otras, perjudicando su entendimiento. En conjunto, aquel mix de ruidos lo irritaba profundamente, pero la solemnidad en su mirada y la imborrable huella de la experiencia no permitieron que su sentir se filtrara a las futuras editoriales de los periódicos romanos.

 

Piero delineó una media sonrisa con sus gruesos labios y alzó apenas su mano derecha. El silencio llegó tan rápido como aquel mínimo gesto fue percibido por los periodistas que tenía más próximos. Los dos micrófonos del atril que su equipo de comunicación había montado frente al principal museo florentino se encorvaron instantáneamente, acercándose lo más posible a su boca; estos harían que su voz se extienda a todas las radios mágicas del país. Ignorando la resequedad de su garganta y haciendo uso de un impostado tono discursivo, Azzinari hizo escuchar su voz a todos los presentes:

 

- Ciudadanos y ciudadanas de Italia. Es mi deber, como Ministro de Magia elegido por el voto de la gente, ser lo más honesto con ustedes y con la prensa.- hizo una mínima pausa, centrando ahora su mirada en los expectantes periodistas.- El día de hoy ha sido atacada la sección mágica dedicada a Egipto de la Galería Degli Uffizi. Ha sido en ocasión de un importante robo para nuestra institución, generando un daño considerable a su infraestructura.

 

En el instante que aquellas palabras salieron de su boca, un contingente de funcionarios ministeriales marchó apresurado unos metros hacia la derecha. El inesperado movimiento llamó la atención de los curiosos civiles que se había acercado a la precipitada conferencia y de algunos ávidos periodistas, quizás los más acostumbrado a atender a los detalles. Por unos segundos la atención abandonó al ministro y se centró en el grupo de ignotos trabajadores; algunos llevaban mediante levitación un rejunte de escombros de ladrillos, mientras que otros trasladaban objetos de la exposición ocultos bajo negras telas.

 

Piero aprovechó esos segundos ganados por el bullicio para liberar el aire que había contenido en su pecho al comenzar el discurso. Observó con cierta satisfacción toda la escena que se había montado. Cada palabra, cada imagen, cada funcionario posicionado en el lugar indicado, cada movimiento: todo minuciosamente milimetrado. Le estaba entregando a una hambrienta prensa, amontonada como pirañas, lo que quería ver y oír su gente, expectante de la guerra que acontecía a su alrededor. Cada detalle que había diagramado con su equipo de comunicación se desarrollaba con una perfección casi desesperante de ver.

 

- Como se habrán enterado, pues estamos al tanto que se filtró en las distintas editoriales del mundo, hay indicios que el ataque terrorista fue efectuado por Gran Bretaña. Nuestra gente, que conforma el equipo más preparado de al menos los últimos 50 años, está realizando pericias e investigaciones. No vamos a emitir un juicio hasta no tener toda seguridad, pero quiero que esto sirva como advertencia y como un bálsamo tranquilizador para nuestra gente: vamos a tomar las medidas que consideremos necesarias y no nos temblará el pulso. El pueblo está por encima de las relaciones diplomáticas con Aaron Lestrange.

 

Su mirada severa dio un paseo fugas por la multitud de gente que se había acercado a oír sus palabras, limitadas por un cerco perimetral que custodiaban las exultantes fuerzas de seguridad del Ministerio de la Magia con varita en mano. Azzinari era plenamente consciente a quien apuntaba la diluida demagogia de su discurso: no solo a quien se había acercado a observar los efectos del ataque en la desvencijada fachada de la Galería, sino al núcleo duro de sus admiradores que lo habían llevado al poder; un poder volátil en medio de una atmósfera bélica. Debía reforzar el apoyo de su gente y de sus colaboradores, así que decidió escapar por unos momentos del discurso que había escrito en su cabeza.

 

- Para apaciguar esta herida a nuestra soberanía y seguridad nacional, hay dos buenas noticias. La primera es que no debemos lamentar víctimas. La segunda es que el Banco Médici se ha ofrecido a cubrir todas las reparaciones a nuestro patrimonio y se ha puesto al entero servicio de la Comunidad. Nuestras instituciones están más hermanadas que nunca.- exclamó, cerrando su puño sobre la fría madera de roble del atril.- Por último, quiero confirmar que informaremos a la prensa de cada nueva información que tengamos. Ahora no habrá preguntas. Muchas gracias por venir aquí ¡Forza Italia!

 

El espectador de la posterior escena no sabría qué desencadenó qué cosa: si el alzamiento de sus puños al aire generó los vítores de la gente o si éstos impulsaron a Piero Azzinari a efectuar tal gesto. Sea como fuere, aquella imagen fotografiada casi al unísono por todos los presentes sería la que horas más tardes llenara las tapas de los principales periódicos del mundo. El clima de solemnidad y preocupación había sido reemplazado casi automáticamente por la euforia. Algunos de los periodistas apostados más cerca del Ministros se unieron, aunque algo evasivos, a los aplausos. Sin embargo, para Piero todo se volvió súbitamente negro: había desaparecido del lugar, entre gritos y cánticos.

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Mansión Potter Blue

Hayame


Finalmente la historia

O una parte de ella, no estaba muy segura de si su hermana ya les habría dicho todo pero al menos eso era una gran parte de lo que esperaba que le hubiese dicho desde un inicio; Hayame todavía trabajaba para el Ministerio y como Matt no había ido a las oficinas, sin que nadie se lo pidiese la misma pelirroja había agarrado el volante para mantenerlos a todos andando o al menos, los que habían decidido ir a trabajar a pesar de la situación tan endeble en la que muchos magos y brujas sentían que estaban sus empleos

El Ministerio nunca había lucido tan vacío como en aquellos instantes y la bruja terminaba preguntándose si en algún punto volverían a la normalidad o a lo que ellos consideraban como tal

Todo olía a desastre

Y la forma en la que su hermana había tomado aquellas piezas falsas, con expresión furiosa y con miedo brillando le hicieron ver discretamente a Lisette y a los elfos que se encogían como si en verdad hubiesen hecho algo malo; el cuerpo del muerto no importaba en esos momentos, al parecer, lo que tenía mayor peso en esos instantes era el hecho de que se estaban reuniendo piezas para intentar conseguir ese poderoso libro y entonces...

Pero...

Algo en el fondo de los ojos de Hayame brilló

Si ella conseguía ese libro y lo usaba, podría traer de regreso a la vida al Señor Oscuro!! Y si se lo presentaba una vez lo trajese de vuelta, entonces él estaría muy orgulloso y más que satisfecho de la labor de su seguidora!! Podría conseguir un lugar de honor a su lado por seguir trabajando incansablemente por su regreso al poder!!

Tenía que intentarlo...

-Bien, entonces... ahora sabemos que hay personas que están enteradas y están intentando hacer pasar piezas falsas por entre los ladronzuelos de esquina a varios clientes que seguramente, no sabrán identificar lo verdadero de lo falso

Comentó mirando a Sean y a Sagitas para luego, cruzarse de brazos

-Qué recomiendan que hagamos?... yo diría que tomaramos en cuenta que bien entre los que venden toda esa basura falsa... quizás una no lo sea tanto, como ya ha pasado en otras ocasiones -levantó una ceja para enfatizar lo que decía

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Piero Azzinari, Ministro de Magia de Italia.

Sala de reuniones.

 

La fachada de la Galería que se erguía a su frente se tiñó de oscuridad y los animados aplausos de la gente se apagaron instantáneamente. Había desaparecido de aquel improvisado atril, ante las miradas vibrantes de ciudadanos y periodistas, rumbo al Ministerio de la Magia. Lo recientemente observado había sido una perfecta puesta en escena. Una obra de teatro. No solo eso ¡Una obra de teatro con el mejor director del mundo! Él mismo, claro.

 

---

 

La imponente figura del Ministro se materializo en el interior de su sala de reuniones privadas, un espacio subterráneo ubicado por debajo la estructura del Vaticano. Apenas conectado con el resto del Ministerio por medio de intrincados y confusos pasillos de renegridas paredes, la sala cumplía el objetivo de ser un búnker perfecto para el contexto bélico que se desarrollaba: un sin fin de encantamientos protectores se invocaron en las semanas previas y el exceso de mobiliario fue reemplazado por una única mesa central de sillas simples. Poco entraba allí, nada salía.

 

- La prensa estará conforme.- anunció a viva voz, sin ocultar cierto orgullo- La semilla del atentado inglés está plantada, para cuando necesitemos hacerla germinar. Nadie dudará de nuestra pericia para manejar esta crisis.

 

La mirada de Piero repasó a cada uno de los presentes en la pequeña habitación. Solo un muy limitado grupo de personas tenían acceso a su sala de reuniones privada y la lista se recortaba aún más en situaciones de tal urgencia y envergadura. En ese lugar solo se encontraban tres personas, paradas una junto a la otra alrededor de la ovalada mesa: su fiel secretaria personal, el General del cuerpo de seguridad del Ministerio y el Director del equipo de comunicación del Ministro. El trío conformaba el círculo de mayor confianza de Piero y era con quienes diagramaba las políticas menos ortodoxas de su gobierno.

 

- ¿Cuál es el informe?- preguntó, encerrando entre sus manos el respaldo de una de las sillas.

 

El plan sopesado por el Ministro tres días atrás en la soledad de su despacho resultaba un planteo complejo, quizás el más enrevesado desde que se hizo con el máximo poder del gobierno italiano. La presión de la guerra desafiaba su templanza y las expectativas de su electorado, a sabiendas de las acusaciones que corrían en su contra: altos funcionarios del Ministerio Británico habían sido secuestrados y encerrados bajo su mandato. Solo se necesitaba un pequeño empujón para tomar posición en la dinámica bélica que había iniciado la política europea. El motivo era el último eslabón de su estrategia. Un falso atentado, como demostraban los registros históricos, era un medio perfecto para envalentonar a la opinión pública y legimitar su introducción abierta a la contienda.

 

La secretaria, una señora de cabello entrecano y llamativos anteojos de marco redondo, tomó rápidamente asiento, consciente de que no tendría mucho que aportar dada la situación; la mujer de mediana edad hacía las veces de consejera, pero rara vez aportaba en temas institucionales. Fue entonces el Director de Comunicación, un joven de origen español versado en el trato con la prensa, que se adelantó un paso ante la mirada inquisidora de Piero y apoyó ambos puños sobre la mesa, encorvando un poco su espalda. Soltó sobre la negra madera un rejunte de extractos de distintas editoriales de aquel día.

 

- Aaron se sentirá presionado. Lo reciente de su elección en un escenario así limita sus opciones hacia un punto de no retorno. Hemos enviado a El Profeta y otros periódicos menores las fotografías oficiales y algunos consejos- hizo hincapié en esta palabra- sobre que escribir en los artículos. Sobre el objeto...

 

El departamento de misterios del Ministerio Italiano había realizado un rápido estudio de aquel fragmento del poderoso y a la vez enigmático libro. El tiempo era presuroso y los corría de cerca, amenazando la confidencialidad de los últimos hechos acaecidos en Florencia. El razonamiento de Azzinari era muy simple: mientras más permaneciera aquel objeto entre las paredes del Ministerio más peligro corría de que la información saliera a la luz. Solo unos pocos funcionarios, de extrema confianza del ministro y seleccionados cuidadosamente por su dedo, sabían sobre la movida. No todas las contingencias podían ser previstas.

 

El General aclaró su voz y deslizó varias fotografías sobre la mesa, moviéndolas con las yemas de sus dedos. En las imágenes, que presentaban un movimiento casi imperceptible, se podían apreciar varias cosas: el perfectamente circular agujero generado por una explosión en una de las paredes del museo, el símbolo británico plantado adrede en la escena, el fragmento del libro de Thot desaparecido en el delictivo acto y el imponente portón metálico de lo que parecía ser una bóveda acorazada de máxima seguridad. Sobre esta última se detuvo Piero, tomándola entre sus gruesas manos.

 

- Hemos delegado- interrumpió en General- dos de nuestros más preparados hombres para la custodia de la bóveda de la señora Di Médici, Lucrezia. El Departamento de Criaturas ha autorizado el uso de la mantícora que propuso, que ya se encuentran allí. Los desmemorizadores se ocuparon de los duendes de Gringotts. Es imposible que alguien llegue al fragmento mientras nos encargamos de ubicar los otros.

Editado por Lucrezia Di Médici
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Mansión Potter Blue

Czésar


El elfo doméstico en verdad se sentía apenado y se encontraba algo encogido debido a la verguenza que sentía al sentirse expuesto en parte por lo que había ocurrido; aunque de todas formas se sentía orgulloso de no haber sido atrapado y de no haber muerto además de habersele ocurrido conseguir las pruebas del cuerpo del muerto antes de que los demás magos ladrones lo desvalijaran por completo, seguía internamente bastante aturdido.

Y más aún cuando la matriarca de los Potter Blue se acercó de aquella manera tan intensa y le arrebató las falsas piezas de pergamino que había conseguido de aquel ladrón y que obviamente estaban creadas con toda la intención de hacerlas pasar por las verdaderas; sin embargo la mujer de cabellos violetas sabía muy bien qué era lo que tenían que ver y encontrar y su ojo le indicaba, así como su conocimiento que no había de qué preocuparse

Por el momento

El pobre elfo tan solo se inclinó mientras la mujer relataba aquella historia y no se atrevió a alzarse de nuevo hasta que esta hubo terminado

-Desea la señorita Potter Blue que Czésar continúe con el pedido de mi ama, de seguir a los que están vendiendo los objetos falsos en caso de que encuentre uno real? -le preguntó a la mujer con todo el respeto que podía

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Derhorm, Viena. Unos dias despues de lo sucesos de Florencia.

 

Sentado en una habitacion de un establecimiento a las afueras de la que por mucho tiempo se considero la capital de la cultura europea, Derhorm miraba una serie de de articulos periodisticos que tenia colgados con chinchas en la pared. Mucho habia pasado desde lo de Florencia, y no todas buenas o de acuerdo al plan. Mirando sobre la mesa los ojos rojos de Derhorm se posaron sobre el pedazo falso de lo que habia considerado era un fragmento del Libro de Thot. Eso abria el abanico de posibilidades pues al parecer alguien si le daba el valor que le correspondia a ese Libro y que coincidencia, el fragmento perdido en posesion de italianos y ahora este pedazo de libro falso colocado a parecer a posta por....italianos. O bueno, alguien hablidoso capaz de adelentarsele.

 

Por un instante se levanto y se acerco al fragmento de periodico donde el Ministro Piero Azzinari daba una respuesta a su pueblo. Sabia que la politica era todo un acto, uno que nunca le habia gustado, pero para su gusto y examinando las formas del Ministro lo veia demasiado calmado, tranquilo. En un clima tan hostil podria haber atizado mas contra Gran Bretaña, hacerlos quedaer mal, utilizar a la Conferencia Internacional de Magos, pero no. O era excesivo ego o lento para actuar o ocultaba algo. Y con ese pedazo falso sobre la mesa, la verdad Derhorm se inclinaba mas por ultimo, aunque no tuviera pruebas.

 

Aun asi Derhorm sabia que no debia centrarse solo en ese frente, despues de todo el Simposio de Ladrones se habia pronunciado y ahora seria un ladron buscado por sus mismos colegas. Esto le cortaba las vias de suministro e informacion asi que tendria que crear una estrategia razonable para actuar de ahora en adelante. Eso tambien incluia que para algunos conocidos habia desaparecido abruptamente, lo que podria crear cabos sueltos. Ahora mismo extrañaba a su lugarteniente de la Atlantida, a ella no le molestaria cortar algunas cabezas o servir de cebo para desviar la atencion.

 

Miro de nuevo los anuncios y solo el del italiano valio la pena, sabia que en su plan en algun momento tendria que contar con ayuda o influencias externas pero no contaba que fuese tan rapido. Dejo por un momento y se acerco a la ventana observando el atardecer. -Si, tendre que empezar a mover piezas mas importantes.

 

Hora de jugar ajedres magico con la politica. Y quien sabe si tal vez iniciar mi propia guerra, paralela a la otra. Pero estaba en Viena y sabia donde estaba el otro fragmento. Y a lo mejor esa informacion me daba ventaja. Aunque???...mejor asegurarme cuando tuviese el otro fragmento, sabia que habia un jugador invisible en este juego y tendria que tenerlo en cuenta...porque a fin de cuentas quien sino habia ordenado especificamente el encargo contra los Zabini...si, este en realidad era su principal competidor.

 

 

Sean Linmer, Mansion Ojo Loco

 

Supongo que despues de soltar mucha informacion hacia falta un tiempo para encajar todo los sucesos y darse cuenta de la gravedad del asunto. Asi que se hizo silencio durante algun tiempo hasta que Hayame tomo la palabra. Que hacer??. Pues ahora mismo yo tenia algunas ideas pero centrandome solamente en lo que decia habia que admitir que por ahi quien sabe si podiamos recuperar lo que faltaba, salvo lo del libro, para eso habia que pasar mucho mas trabajo.

 

-Hayame, no perdemos nada con seguir esa linea de accion.- dije mientras miraba a Sagitas.-aunque es improbable que el fragmento de libro lo encontremos asi.-Me acaricie la barbilla con la mano mientras pensaba que podriamos hacer.- Sagitas necesitamos toda la ayuda posible, conoces a alguien de confianza en Cooperacion Internacional, es que cuando sepamos donde radican las otras partes de libro tendremos que actuar y tal vez robarlas para nosotros...-eso habia sonado mal....algo tan peligroso ni siquiera valia la pena ser vendido, pues por su poder cualquiera podia usarlo mal y de nada valian los galeones sino se podian disfrutar.- o sea....para desaparecerlos despues o destruirlos...

 

Y basicamente en esas palabras se concentraba mis ideas. Primero investigar sobre las locaciones de los demas fragmentos incluso de su contenido, conociamos a alguien de misterios???. Lograr salir del pais para evitar que se robaran otro fragmento...de ahi la necesidad de Cooperacion..a fin de cuentas estabamos en guerra y eso seria dificil. que conste que no incluia la opcion de usar vias ilegales porque seria un viaje que requeria de tiempo y de seguro llamaria la atencion nuestra ausencia asi que mejor, para que no nos pusieran en la mira, hacerlo de forma legal. Y por ultimo, destruir el libro. Si eso sonaba a un buen plan.

 

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@@Hayame Snape Potter Black

@@Lucrezia Di Medici Di Medici

@@Nicole Evans Crowley

 

 

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Mansión Potter Blue

Hayame


La mujer ladeó un poco la cabeza, con la barbilla apoyada en el dorso de su mano mientras fruncía el ceño suavemente sin dejar de observar al muchacho que hablaba acerca de lo que se podría hacer para recuperar el resto de fragmentos

Entornó los ojos con un brillo feroz en estos, pensando en lo mucho que necesitarían de la suerte si es que en verdad esperaban recuperar algo de lo que les habían quitado, cuando ya llevaban tantos días de retraso; si había ya rumores sobre aquel libro y sus fragmentos y el resto de ladronzuelos ya incluso se estaban poniendo a vender réplicas haciéndolas pasar por las originales y ganando con ello tantos galeones como podían...

Quién no les decía que en una de esas en verdad, se toparan con que alguno había conseguido algo real?

-Lo peor de esto es que con las guerras que nos han caído encima gracias a las tonterías y malabares de nuestros gobernantes, los miembros de los demás países en verdad van a querer hacerse de esas cosas por encima de cualquier costo y van a estar utilizando todos sus medios posibles, no solamente a las ratitas callejeras sino quizás cosas más serias

Musitó por lo bajo entornando los ojos nuevamente

-Van a querer igual magos oscuros que no teman usar todo método disponible para arrebatar lo que ya haya existente en esta zona... pero chicos, no basta con solo destruír realmente un fragmento para que todo el resto pierda su poder o su valor?

Preguntó mirando a Sagitas y a Sean

-Me refiero, no se vuelve inutilizable si tan solo, pudieramos desaparecer permanentemente una pieza, cualquiera de ellas de forma que jamás pueda completarse bajo ningún método posible? -les observó a uno y a otro, con atención

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