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Robo de fragmento desconocido del Libro de Thot


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Potter Blue

La bruja parecía ahora estar escuchando a lo que decía su sobrina y frunció un poco el ceño, pensativa en lo que acababa de decir

Movió una mano para despedir a su elfo doméstico que partía para continuar con aquel trabajo de encontrar tantos fragmentos pudiese en el mundo mágico, falsos o no, cualquier cosa que Czésar les llevase iba a ser útil; mas que nada porque era una manera de saber también quienes se habían enterado mucho antes que cualquiera de las otras autoridades y cómo era que habían conseguido esa información de primera mano. Ya que para que estuviesen comerciando con duplicados y objetos falsos, significaba que al menos, una idea tenían de lo que valían.

-Yo me atengo a ayudar lo mejor posible y a cómo me digan, si piensan que algo de lo que haya presentado no es útil en estos momentos

Dijo mirándoles a todos aunque sonrió un poco por el espíritu que le estaba poniendo Xell al asunto

Últimamente la chica parecía ser más energica e impetuosa que de costumbre, algo que contrastaba con su manera de ser dulce y buena que generalmente llevaba consigo; era como si de repente su propia hermana menor un día se levantase y le dijese que quería servir a Marca y al señor Tenebroso

Se apoyó en una de sus manos de lado y les miró con curiosidad

-En verdad piensan que los Zabini tendrían el suficiente poder como para hundir al completo a la familia Potter Blue? -les preguntó mirándoles con curiosidad -digo, tampoco es como que los Potter Black y los Potter Blue sean precisamente una nada...

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En la "Ojo Loco" Potter Blue:

 

Y Sean apareció, aunque no estoy muy segura de que me gustara lo que dijo. Aunque no se puede matar al mensajero porque las noticias no sean buenas. [Me reservo el derecho a hacerlo, en otro momento]. Y desapareció enseguida. Si me paraba a pensar, había sido un corto período de tiempo pero intenso, tanto que por un momento olvidé al resto de familia que nos rodeaba. Bueno, a Hayame es imposible olvidarla porque se metía en toda la conversación así que casi fue un menage-a-trois. Pero respingué al sentir el ofrecimiento de Xell sobre ayudarme con los bienes de los Zabini y a Ash que preguntaba desde uno de los sofás.

 

Parpadeé para recuperar la situación y fruncí levemente el ceño.

 

-- Bueno, Sean tiene razón. Dejemos a los elfos que cataloguen todo lo que tenemos en la mesa y después sí... Creo que seguiré tu consejo, Xell, sobre enviar una carta a los Zabini con mil disculpas y pidiéndole que retire la denuncia contra mí.

 

Sin cuestionar siquiera que Sean me estuviera dando órdenes, decidí que era una buena idea acudir al Ministerio a pesar de que era meterme en la boca del lobo. Si me buscaban, yo iba a estar allá lista para ser detenida. Me estremecí un poco y me agarré los brazos, sin darme cuenta del gesto de indefensión que eso suponía.

 

-- Hayame, sabes perfectamente que confío mucho en ti y sí, por favor, llévate esto a ese sitio, no vaya a ser que vengan a la mansión con una orden de registro y se los encuentren. Deja allá que los elfos hagan el inventario total y... ya hablaremos del resto. Después... Hum...

 

Me quedé algo bloqueada. Si Hayame se iba a hacer eso, me quedaría sola, no podía poner en riesgo a Xell o Ash o Lissette o a quien quisiera acompañarme si me detenían en el Ministerio.

 

-- Después, si puedes, me buscas en el Ministerio, que voy a ver si encuentro a Antoni y a Adrian. -- Asentí a Ash, quien preguntaba si aquello era muy grave. Le sonreí. -- Bueno, sí, es grave, pero ya sabes, manita... Nada que enturbie nuestras ansias de aventura. Pero sí, a la pregunta de Hayame, sí, los Zabini, en estos momentos, pueden hundirme y conmigo pueden caer las dos mansiones. Pero no os preocupéis, no lo consentiré.

 

Intentaba quitarle hierro al asunto pero después me acerqué a ellas y les di un beso, muy cálido y amoroso.

 

-- Os quiero mucho, cuidar de la mansión si me pasara algo.

 

Y, sin darles tiempo a protestar, me fui al Ministerio.

 

 

En el MM, buscando a Antoni Ryvak y a Adrian Wild.

 

Llegar al Ministerio fue como cruzar un territorio de guerra. Negocios destruidos, mansiones con brechas, ataques, rapiña... Las comunicaciones no funcionaban de la manera correcta e incluso los muggles tenían problemas al cruzar las calles de Londres. Yo llegué más o menos sin problemas (los problemas los tuvieron algunos rateros que intentaron quitarme los amuletos de mis libros, mal escondidos bajo la capa verde botella que me había puesto para cruzar aquellas calles) y entré en el Ministerio casi sin ningún percance.

 

En el Atrio, sin embargo, me sentí perdida. Es por ello que busqué a mi sobrino con un memorandum. Ya se me podría haber ocurrido en casa.

 

¡Hola, Antoni Ryvak Dracony'!

Estoy en el Atrio. ¿Estás en el MM? Necesito hablar contigo.

El mensaje era muy escueto pero mi sobrino no necesitaba más y no podía explayarme si los enemigos me buscaban. Un mago oscuro (de capa oscura, de cara oscura y de alma oscura por lo que entreví en nuestro contacto) chocó contra mí. Instintivamente, mi mano atrapó la varita de su estuche y... Me detuve y le contemplé irse, sin más. Un exceso de peso en el bolsillo interior de la capa me indicó varias cosas.

 

La primera, que "alguien" había recibido el pago en aquel lugar indómito que había dado a un tercero para que me hiciera un servicio especial.

 

La segunda, que ese "alguien" me acababa de dar los pasaportes y visados necesarios para salir del país.

 

Una sonrisa cruzó por mi boca y la contuve a duras penas. Caminé hacia los restos de la fuente de la Hermandad (¿dónde demonios estaban los ACC ahora para restaurarla?) y me senté en uno de los bordes aún sanos que contenía el agua. Me crucé una pierna encima de la otra, sin importarme enseñar un poco de carne en el gesto, ya que había sido poco cauta al llevar puesto un vestido algo ligero que dejaba al aire libre lo que la capa, ahora caída a los lados, no cubría. Toqué con cierta avidez el bulto del bolsillo y, así por encima, conté varios documentos oficiales: Los de los niños, Hayame, Xell, Matt, Heliké, Ash, Lissette, Perenela, Sean... Sí, debían de estar todos aunque allá no quería comprobarlo.

 

Levanté la cabeza y esperé por si Antoni recibía mi pergamino. Ahora mi expresión era preocupada. A unos los iba a enviar a España, a la mansión Petit Potter Black de Girona, donde estarían a salvo. Yo iría a Italia, en pos de los Zabini. ¿Qué dirían en Londres cuando supieran que había abandonado el país?

Editado por Sagitas E. Potter Blue

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En la "Ojo Loco" Potter Blue:

 

¡Ah, no! La tía Hayame no se había ido, era su elfo, quien se había despedido. Durante un momento no la vi y por eso pensé que fue ella quien nos había abandonado pero ella estaba allá. Lanzó una mirada en mi dirección que me asuntó un poquito. Bajé la mirada, era como si me escudriñara por dentro, como si supiera de mis problemas morales interiores.

 

- Quiero ayudar - dije en voz bajita, para demostrar que era yo, la de siempre, la que quería ayudar a la familia.

 

La siguiente pregunta me dejó muy inquieta. Miré a Ash, en silencio, intentando comprenderla. Pero lo peor fue la respuesta de la tía Sagitas.

 

- ¿Qué quieres decir con eso que los Zabini pueden hundir la Potter Blue? Eso es imposible. ¡Tiita Sagitas! Espera, ¿qué quieres decir que cuidemos de la mansión?

 

La tía Sagis desapareció sin más. Ella podía, así que no pudimos detenerla. Me levanté de la silla al lado de la tía Ash con mucho ímpetu, muy asustada.

 

- ¿Se estaba despidiendo? ¡¡Tía Hayame!! ¿Se estaba despidiendo? No es posible, no podría ser eso, ¿verdad, tías?

 

Miré por encima de mi hombro con la esperanza que ella volviera sobre sus pies y apareciera de nuevo. Pero no fue así, por lo que mi sensación de angustia creció. Miré lo que estaba encima de la mesa. Bienes materiales. ¿Tanto ruido por cosas que sólo se podían comprar con dinero? ¿Y qué era de lo que el alma necesita? No es dinero precisamente.

 

- ¿Qué hacemos ahora, tía Hayame? ¿Guardamos ésto? ¿Vamos al Ministerio a buscar a la tía? No quiero perderla. Y estoy convencida que el Ministro la buscará. Si sabe que está allá... Es una trampa segura.

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Potter Blue

Salón


La bruja cambió su expresión en todo aquello por una más seria cuando su hermana finalmente le dió la autorización para cumplir con lo que le acababa de sugerir y asintió una sola vez; se puso de pie al siguiente momento y apretó suavemente los puños conforme dejaba que su hermana terminara con su petición, ahora lucía bastante alarmada y preocupada y para su sorpresa, habló también de ir personalmente hasta el Ministerio para arreglar lo necesario

Asintió

-Claro, vamos, ocultamos lo necesario en la sección de permisos especiales y vamos a buscarte para apoyarte en cualquier cosa que necesites

Aseguró la Snape con firmeza para después observar como su hermana se encargaba de desaparecer ella misma, no sin dirigirle por última ocasión una mirada que la invitaba a tranquilizarse; incluso en los momentos más oscuros y peligrosos estaba segura de que todas saldrían adelante y no iban a tener demasiado de qué preocuparse, siempre y cuando lo hicieran todos juntos

Después de todo, eso era siempre primordial en la familia

Y estaban orgullosos de eso

-Esta bien Xell, las cosas no se saldrán de control -dijo dándole un vistazo a su sobrina y luego, movió la cabeza a su novia y hermana -quédense aquí en la casa por si hace falta... Xell... sigues en Accidentes, no es así? -la miró con seriedad- dado que la mayoría del Departamento aún estan de vacaciones, me quieres acompañar en esta misión? -le preguntó

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Bebía un té de frutos rojos apenas endulzado un poco, a pesar de ello, sentía reseca la boca pero no por falta de líquido sino por el lío que me involucraba todo aquello del libro poderoso que Pierre, el inefable de Florencia, me había participado de buenas a primeras...¿Qué debía hacer? aunque fuese un objeto que resguarda un misterioso poder, por ahora solo era un objeto mágico que varios grupos ambicionaban y no estaba seguro de que movimiento elegir.

 

Mis dedos indice y pulgar se unieron para dar un golpe al pergamino que tengo sostenido por mi zurda...trato de leer entre líneas, alguna razón oculta tiene Pierre al darme más información sobre el fragmento de ese libro...ahora hasta me dio el nombre: El libro de Thot

los pelos de mi nuca se erizan al conocer que se trata de esa reliquia antigua, la alarma me da una sensación amarga en la lengua ¡¡Y ahora que diantres debo hacer?!

 

La falta de respuesta de mi consejera Viviana, me tiene indeciso para tomar una elección personal, pero...al ser mi decisión, debía preguntarme que me preocupaba más...para colmo llego otra misiva, era un memorandum ??? ¿Es que aún me consideran como funcionario Ministerial?

 

Pregunta de sobra pues el Ministerio Mágico estaba patas pa´rriba, ya que los Departamentos estaban practicamente disueltos, pocos se quedaron en sus antiguos puestos, otros salieron del país para asegurar a sus familias, otros habíamos optado por otra ocupación y ahora que me concentraba en mi persona, también acepte otro empleo que me ayuda a conocerme más a fondo.

 

No se por cuantos segundos miré mi nombre en aquel memorandum...era como si me hubiesen inmovilizado con algún encantamiento, pero salí del inicial impacto y abrí la misiva que en realidad era solo una pregunta seguida de una petición. Dejé salir el aire ante aquella misiva, para tomar de inmediato una acción: levantarme, asir con fuerza mi varita en mi mano diestra y rasgar el espacio tiempo con la creación de un portal que me llevaría al callejón adjunto al Ministerio Mágico...debía ver a mi tía Sagitas sin perdida de tiempo.

 

Atravese la oscuridad de aquel portal para salir al sitio que deseaba, ya anteriormente había entrado sin dificultad alguna, el aspecto del Ministerio seguía igual, con los destrozos sin reparar, con la gente alarmada que casi corría para no ser detenida o atacada...era un caos sin pies ni cabeza, así que volví a entrar al Ministerio Mágico y dirigirme sin más al Atrio, donde al menos, ya el dragón no se encontraba, miré bien, en la fuente de la hermandad halle a mi tía sentada en el borde de la fuente que ya no luce entera y camine hacia ella pensando en como abordarla sin asustarla, parecía algo preocupada.

 

Mi voz salió suave, le miraba fijamente:

 

--Tía...¿estas bien? no luces segura de ti, me preocupa verte distinta, ¿o son figuraciones mías?

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El goteo resonaba en aquellas catacumbas de manera casi sincronizada, agregando a la lúgubre atmósfera un rítmico sonido que interrumpía el silencio. El agua se filtraba dificultosamente en los niveles más bajos del banco mágico Gringotts, formando minúsculos hilos entre las grietas de las porosas piedras que conformaban las distintas antesalas a las bóvedas más ocultas de la poderosa entidad, aquellas que estaban destinadas a quien pudiesen pagarlas. El valor monetario de su obtención y mantenimiento no era un indicador del poderío económico de sus titulares sino que delataban la posesión de algo que querían ocultar al resto del mundo. Lucrezia cumplía con ello.

 

Al abandonar el carril que conducía desde los niveles centrales hasta su bóveda, el sonido de los delgados stilettos resonó a la par de las gruesas gotas que caían del techo. Sus azules ojos, que reflejaban con fidelidad la luz de las antorchas que proporcionaban la única tenue iluminación del lugar, dieron un rápido paseo por la estructura que tenía en frente. Aquel recinto, que hacía las veces de antesala a su bóveda, tenía una forma de medio círculo abrazadora. El centro era una explanada de pulcro cemento que mantenía su aburrido gris natural, como una señal implícita de lo poco asiduo de sus visitas al lugar. Este espacio era delimitado por unas estilizadas columnas blancas de gruesa base con claras reminiscencias a las alzadas en la plaza de San Pedro; estaban separadas unas de otras con milimétrica exactitud y el espacio que las separaba de la pared formaba dos angostos pasillos que llevaban por ambos lados hacia la entrada de la bóveda. Las antorchas estaban adheridas a estas mediante un mecanismo metálico.

 

Sin embargo, el lugar había perdido su característica desolación. En el mismo centro, recostada sobre el húmedo suelo, dormía una mantícora de magníficas proporciones. La enorme bestia, que solía exhibir una expresión furiosa y amenazante a los extraños, había sucumbido ante el casi pleno silencio del subterráneo recinto y al aburrimiento que le producía la custodia. El hedor de la carne cruda delataba que había sido alimentada recientemente y que era un momento propicio para una siesta. Su respiración era calma y el aire que salía y entraba por su entreabierta boca parecía hasta visible y turbio. La plateada cadena de eslabones reforzados que limitaba su movimiento por el recinto se extendía hasta rodear una de las columnas más cercanas a la puerta acorazada que escondía el fragmento del libro de Thot.

 

Luego de repasar con su mirada la figura imponente del adormecido animal mientras lo rodeaba se detuvo en dos corpulentas siluetas que se posicionaban a ambos lados de la bóveda. Totalmente ataviados con largas y sobrias túnicas negras carentes de un mínimo detalle distintivo, los funcionarios ministeriales enviados por Piero Azzinari custodiaban la entrada con expresión seria y un porte firme que correspondía al duro protocolo al que estaban sometidos. Sus lustrosos zapatos brillaban con exagerado lustre y sus varitas gemelas, que compartían todos los funcionarios de seguridad del Ministerio de Magia italiano, permanecían siempre visibles en entre sus gruesos puños. Apenas podía distinguir alguna diferencia entre los rasgos de los dos hombres, con el cabello recortado al ras y sin indicio de barba alguna. Ambos habían ingresado al lugar mediante ardid, desmemorizando a los duendes que los habían conducido hasta aquel recóndito y apartado sitio. Saludó a la custodia ministerial con un suave movimiento de cabeza y estos respondieron con una medida reverencia.

 

- He venido a supervisar por mí misma la bóveda- anunció con cierta severidad, a la que los hombres estaban acostumbrados, mientras dejaba ver la llave dorada que encerraba en su puño.- Los refuerzos deben estar por llegar.

 

Piero Azzinari le había informado minutos atrás mediante una misiva instantánea la ampliación de la comitiva de funcionarios de seguridad y su indicación explícita de defender el contenido de la bóveda trastero costase lo que costase; implícitamente, eso significaba el potencial uso de maldiciones imperdonables para resguardar el fragmento de Thot y la confidencialidad de sus operaciones en territorio enemigo. La aristócrata se sentía extasiada por la situación, visualizando los cuantiosos beneficios futuros que le significaba la confianza que el ministro había depositado en ella, tal vez mayor que nunca en su relación comercial de larga data. Se quedaría allí unas horas más, que aprovecharía para apreciar personalmente la actividad de la mantícora.

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Potter Blue

La bruja le dirigió una nueva mirada a su hermana y a quien había sido su novia alguna vez, haciendo una pequeña mueca que les indicaba que aquello no era en contra de ellas

-Miren, ya se que ustedes también me quieren acompañar -dijo y alzó la mirada un poco mientras con una mano se hacía hacia atrás el largo cabello pelirrojo -pero en verdad necesito que al menos haya unas cuantas personas aquí -miró como su rubia hermana estuvo a punto de reclamarle y la interrumpió -entiende Ash, tú todavía sigues enferma y no hemos averiguado porque y para este trabajo vamos a necesitar mucho movimiento y agilidad para llegar hasta donde queremos hacerlo

Y esta vez le dirigió una sonrisa divertida a la Peverell que seguramente no se acordaba de las últimas cosas que había terminado haciendo con la Snape en el trabajo

-Recuerdas cuando tuvimos que pasar por los elevadores para llegar a Accidentes?

Bingo. Estaba segura de que al menos eso si lo recordaba Ashley porque no había sido una de sus mejores experiencias y mucho menos al haber estado en los brazos de Babila

-Esto va a ser lo mismo porque también es utilizar uno de los caminos de Amya y como lo sabes, son muy secretos y eso significa casi imposibles de atravesar a menos que ya los conozcas desde antes -alzó ambas cejas -y estoy segura de que Xell podría con eso porque además esta sana, pero tengo que pensar en tu salud también y sabes perfectamente, que no estás nada bien y no quiero perderte tan rápido -le suplicó esta vez con un tono dolido -esperanos aquí y protege el fuerte hasta que volvamos, quieres?

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Potter Blue

La bruja parecía que se quería poner de pie para intentar hablar o decir algo al respecto pero Sagitas ya se había desaparecido antes de que ella pudiera decir nada tampoco

Por unos momentos había cerrado los ojos a la imagen de los elfos matando a alguien pero por lo que decía su propia elfina eso significaba que alguien más lo había hecho

-Entonces por la expresión que ponen todos debo de suponer también que los Zabini realmente son una familia peligrosa, cómo es que todos se involucraron con ellos?

Parecía que Hayame estaba a punto de partir al ministerio de magia para esconder lo que se necesitaba hasta que las cosas estuvieran nuevamente en control

Pero la idea de la destrucción de los pequeños pedacitos del libro había sonado buena y ahora las dos chicas estaban a punto de partir. Se acercó a Hayame y a Xell Vladimir y las miró a las dos a los ojos

-Tienen que tener cuidado las dos, esta situación es demasiado peligrosa y realmente desde aquí yo no voy a poder ayudarlas a ninguna de las dos

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http://i.imgur.com/7WhajUW.gif ♥ TE AMAMOS SAGITAS ♥

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Potter Blue

Haysme volteó para ver a la chica rubia que se acercaba con expresión de preocupación a ellas y le sonrió un poco ya que sabía que ella iba a ser de las primeras en preocuparse y seguidamente, lo haría su hermana menor; ya ni siquiera le sorprendería que cualquiera de ellas la obligara a llevarlas por detrás, no era la primera vez que ocurría así que también era lo normal pero esta vez no parecía que la Ryddleturn fuera a seguirla hasta donde fuera

-No vamos a hacer nada peligroso esta vez

Le dijo a la muchacha y se acercó a la chica que parecía realmente angustiada así que caminó hacia esta y le colocó las manos en los brazos para frotarla un poco y que pudiera calmarse; sabía que la chica aún pensaba como su ex novia y eso no le molestaba, le seguía pareciendo muy tierno así que aprovechó para darle un suave beso en la frente

-Todo va a estar bien, Xell y yo iremos a una biblioteca especial para encontrar el sitio más adecuado para ocultar lo que tenemos entre las manos hasta que esto pueda tener un poco de control

Dijo con tono severo y buscó lo que Sagitas les había dejado para luego, ver a Xell con cara seria

-Sabes si alguien ha dejado fragmentos de este libro por ahí? o alguna pieza que podamos tener aparte o directamente con nosotras de forma que nadie nunca pueda encontrarlos juntos? -le preguntó a Xell

::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Editado por Hayame Snape Potter Black

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-Yo también quiero ayudar Hayame, no es justo que tú siempre eres la que se va a todas partes y no nos dejas nada a los demás, entiendo que la situación en el Ministerio en estos momentos es bastante grave y que hay cosas que igual no podemos hacer porque no tenemos tantos años como para comenzar a golpear a maldiciones a las personas y aunque normalmente estoy en contra de eso y mi moral me dicta que todos merecen una segunda oportunidad en estos instantes sé que hay gente que se merece el infierno y ese libro puede ser causa para que esas personas de alma impura solo hagan más daño a los inocentes y no podemos permitir eso, yo no puedo permitirlo así que exijo con mi derecho de empleada del ministerio al cuál siempre he hecho honor para que me dejes entrar en esta misión y aunque tengas que saltarte las órdenes de Sagitas para hacerlo.

La niña estaba muy firme en su petición o más bien orden para que pudiera ayudar a su familia y aún con su enfermedad estaba dispuesta a ir a donde tuviera que hacerlo.


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