Jump to content

Nigromancia


Báleyr
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Báleyr no se había olvidado de su tercer alumna, quien a pesar del leve altercado se mostraba todavía más entusiasta por formarse en las artes de la Nigromancia. La había observado mientras se perdía entre los árboles del bosque, quizá pensando que la sombra que éstos proyectaban y el hecho de que se alejó demasiado la protegían de la mirada del nigromante. Lejos de ser aquella la verdad, el anciano podía verla claramente en su mente mientras se aventuraba por un sendero inexistente siguiendo una curiosa melodía.

 

Ciertamente le sorprendió la génesis de aquella canción (varios años de experiencia le habían enseñado que aquel tipo de melodías rara vez venían de alguien que luciese como aquella mujer) más no dejó que aquella sorpresa circunscribiese su juicio final y decidió aguardar a que la Malfoy manejase la situación. Goderic y la recién llegada no emitieron palabra por un buen tiempo, lo cual contribuyó a que Báleyr centrase su atención en ella mientras lidiaba con uno de los tantos retos que le tenía preparados antes de acceder a la prueba final.

 

Atestiguó la conversación que se desarrolló entre ambas mujeres, Báleyr gratamente sorprendido por el trato de su alumna hacia la no-viva el cual oscilaba entre compasión e indiferencia pero parecía ser la receta justa para exprimirle los detalles que el le había encomendado encontrar. Ciertamente la Malfoy poseía recursos que, detrás de aquella fachada beligerante y su fuerte carácter, constituían un buen potencial para convertirse en una Nigromante. Lo único que debía hacer era encausarlos hacia buen puerto.

 

La mujer le confesó lo grueso de su historia y hasta quizá le dio el anzuelo para entender la razón por la cual todavía no podía abandonar aquel mundo. En efecto, el abandonar a su hijo había sido una experiencia de lo más traumático, incluso cuando ya estaba muerta. Pero aquella no era enteramente la razón por la cual parte de su esencia permanecía ligada al mundo de los vivos. Beltis debía excavar un poco más en sus motivaciones y tratar de entender el trasfondo de las mismas.

 

- Eso le prometí. Pero no cumplí. - dijo la mujer - Tienes que ayudarme, ayúdame a cumplir mi promesa.

nuRQYmF.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 semanas más tarde...

¿Cómo la iba a ayudar? La arena bajo su espalda todavía guardaba el calor del día, se podía decir que estaba cómoda mirando la bóveda estrellada y la luna. Pero la mujer ya no miraba la luna, la miraba a ella. Fijamente, con sus grandes ojos transparentes y perdidos clavados en el rostro de Beltis. Su voz metálica volvió a suplicar otra vez, aunque la bruja ya no sabía si esa voz estaba en su cabeza. ¿Cómo iba ayudarle a cumplir esa promesa?

 

Se incorporó y se sentó en silencio. La determinación de aquella mujer era lo que la mantenía atada. No era culpa, ni tristeza; no era debilidad lo que habitaba dentro de esa mujer. Era una increíble fuerza de voluntad que, aunque sin recordar, la encadenaba a algo superior a ella: fidelidad a un hijo. Beltis podía comprender y admirar que después de tantas eras su corazón siguiera ceñido a una promesa y a un amor. Era algo extraño, pero incluso ella podía reconocer algo tan grandioso como aquello.

 

- Te ayudaré.

 

Tragó saliva. Por su ropa esa mujer había pertenecido al norte de Europa y había vivido hace muchísimos años. Cientos de años. Era campesina y pobre, por lo que su vida y la de su descendencia sería dura y corta. Su hijo le habrá sobrevivido pero no por mucho. Aunque hubiese tenido una buena vida -que no lo creía- y hubiese llegado a viejo, debería llevar muerto cientos de años igualmente. No había duda, solo existía una respuesta.

 

- Tu hijo no está entre los vivos, si quieres cumplir tu promesa, tendrás que buscarlo más allá del velo que separa nuestros mundos. Tendrás que soltarte y dejarte llevar. Recuerda que eres su madre y tienes un lazo único con él, sabrás donde encontrarlo.

 

Sentada sobre la arena se fijó en los ojos de la mujer, cada vez más transparentes. Beltis todavía no podía hacer portales -no sabía cómo- aunque le hubiese gustado hacer uno y entrar con ella en busca de su hijo.

HakOva6.jpg?1


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 3 semanas más tarde...

Báleyr no se había quedado quieto desde el momento en que centró su atención en la Malfoy. Por el contrario, se había quedado dubitativo unos segundos mientras meditaba los primeros fragmentos de la conversación para luego emprender la marcha en dirección al bosque por el cual la bruja se había perdido mientras seguía el hilo de la charla entre la mujer y la muerta. Orgulloso de su pródiga memoria, no le fue difícil encontrar el camino que su aprendiz había seguido, y a pesar de que su maltrecha espalda le pedía a gritos que se sentase por un rato, permaneció de pie aguantando el dolor escondido detrás de un árbol prestando suma atención a lo que ocurría a tan solo unos metros de él: había encontrado a Beltis y a la misteriosa mujer.

 

- Ya sé donde está. Lo he seguido por un tiempo. - confesó la no-viva, clavando sus orbes traslúcidos en Beltis - Está en una porción del inframundo a la cual yo no tengo acceso, una especie de recoveco reservado para las almas que han perecido impuras pero con la excepción de no ser culpables de ello. Mi hijo falleció por culpa mía, y es por mea culpa también que el está donde está. De no ser por mí... oh.... de no ser por mí estaría en algún lugar mejor. Quizá estuviese vivo todavía.. aunque no lo creo, la humanidad hizo desastres en la época en que el nació. En fin, ¿puedes abrir el portal?

 

Báleyr arqueó las cejas sorprendido por lo repentino y directo de la petición: la mayoría de los no-vivos oscilaban un poco antes de efectuar tal petición, a sabiendas de que la mayoría de los magos desconocían como abrir un portal hacia el inframundo y aún aquellos que sabían hacerlo eran por demás reticentes a hacerlo salvo en ocasiones necesarias. Incluso la muerte y sus jurisdicciones tenían reglas, y los nigromantes no eran más que invitados allí y tenían que seguirlas a rajatabla. Sin embargo, la desesperación de la mujer era tal que, evidentemente, la Malfoy representaba su única esperanza en mucho tiempo... no podía echarla a perder.

 

El Arcano, sin embargo, sabía que Beltis no estaba entrenada en el arte de abrir portales, todavía no se lo había enseñado. Meditó unos segundos, haciendo un rápido balance entre dos métodos de aprendizaje, decidiendo cuál era el más beneficioso para su alumna. Optó por quedarse detrás del árbol y permanecer oculto, supervisando su hacer, sin que ella advirtiese que el anciano mago estaría evaluando cada movimiento que hiciese. Desde luego, instruirla en el proceso de la "portalización" no sería fácil, pero magos con menos destreza que ella lo habían logrado, por lo que intuyó que eventualmente sería capaz de hacerlo.

 

<< Beltis. Para abrir el portal solo necesitarás tu varita mágica y una gran capacidad de concentración. >> comenzó el Arcano, habiendo previamente establecido la conexión mental que le permitiría hablar con su alumna << Por favor cierra los ojos y tu mente a cualquier estímulo externo, salvo a mí, por supuesto. Tienes que lograr que la muerte entre en contacto contigo a través de tu alma, y para ello la muerte demanda que tu mente esté libre de cualquier distracción. Una vez que hayas hecho contacto, debes pedirle permiso para entrar; te pedirá que justifiques las razones, y si lo considera prudente, te cederá el hechizo para abrir el portal. Sé cauta, sólo tienes una oportunidad para presentar tu causa. >>

 

@Beltis

nuRQYmF.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

¿Abrir un portal? Beltis clavó sus ojos en la fantasmal figura, sosteniendo la mirada de sus ojos vacíos. Entrecerró los suyos, como si aquello le ayudase a ver más allá de lo mostraba a simple vista y descubrir qué se escondía detrás de una petición tan directa e inusual como esa. Por una parte, estaba ansiosa por abrir un portal y sumergirse dentro. Ver todo aquello que se escondía detrás del manto de la muerte y poder adquirir un mayor conocimiento, sin embargo, dudaba. Una mujer errante en busca de su hijo ¿podía ser algo más? ¿Podía estar engañándola? El mundo de los muertos, como tal, todavía era un sitio desconocido para ella ¿Y si todo era parte de un truco, una manipulación?

 

Tendría que abrir un portal, era la única forma de saber lo que realmente estaba pasando, pero ¿Cómo?

 

<< Beltis. Para abrir el portal solo necesitarás tu varita mágica y una gran capacidad de concentración. >>

 

La voz del Arcano se coló entre sus pensamientos sin que pudiera oponer resistencia alguna. Evitó dar un respingo de sorpresa, pero asintió con la cabeza hacia la mujer. Con la guía de Báleyr podría descubrir de qué iba todo eso, y, lo más importante, aprendería a abrir un portal al inframundo.

 

<< Por favor cierra los ojos y tu mente a cualquier estímulo externo, salvo a mí, por supuesto. Tienes que lograr que la muerte entre en contacto contigo a través de tu alma, y para ello la muerte demanda que tu mente esté libre de cualquier distracción. Una vez que hayas hecho contacto, debes pedirle permiso para entrar; te pedirá que justifiques las razones, y si lo considera prudente, te cederá el hechizo para abrir el portal. Sé cauta, sólo tienes una oportunidad para presentar tu causa. >>

 

Bien, lo haré

 

Se sentó en padmasana, la postura que mejor le iba para concentrarse. Cerró los ojos y respiró profundamente. Dejó que el aire llenara su abdomen, expandiera sus costillas y abriera su pecho, llenando su interior con aquel sabor del desierto, con la frescura de la noche. Dejó escapar el aire con suavidad, cerrando su pecho, sus costillas, y acercando el abdomen a la columna vertebral. Nuevamente, inspiró y repitió el proceso un par de veces. Se concentró solo en eso, en su mente y respiración hasta que todo lo que la rodeaba desapareció. No había noche, no había brisa, ni melodías; no había arena, ni estrellas. Solo la nada, la espera eterna y el Arcano.

 

En esa inmensidad, se concentró solo en hacer contacto con la muerte. Un solo pensamiento, una dirección y toda su energía puesta en abrirse paso hasta ella. Hasta que la rodeó. No podría decir cuánto tardó hasta llegar a establecer un enlace, para ella solo había sido un instante. La muerte se presentó ante ella de forma inusual. No era una figura o un cuerpo reconocible, no tenía forma, solo era una presencia, algo muy diferente a las leyendas que se contaban sobre ella. Una presencia de calma, de paz, hasta de naturalidad. Se reconocían mutuamente como si fueran parte de lo mismo.

 

- Pido paso al mundo de los muertos. Busco reunir a una madre con su hijo, separados por siglos y por la muerte. Una separación que los tiene vagando sin rumbo en un tormento sin fin. Guiarlos y que pase lo que tenga que pasar.

 

No buscaba, a priori, mucho más que eso. Se sentiría afortunada si lograba abrir un portal sin artimañas ni trucos de ninguna clase. Solo contando el permiso de la muerte.

 

Después de una larga pausa, comprendió lo que tenía que hacer. No fue una orden clara, solo lo supo. Extendió la varita frente a ella y recitó en su mente unas palabras que ocultaban un significado ancestral, un sonido que parecía quebrar el tiempo y abrir el espacio. Abrió los ojos lentamente, ahora susurrando aquellas rimas con la boca seca, rasgando el aire con la punta de la varita. Esperó. Esperó con el corazón en la garganta lo que no estaba escrito, como una niña a la espera de desenvolver un regalo, con los ojos fijos en el dibujo invisible sobre la noche.

 

Una fina línea plateada destelló suspendida y comenzó a estirarse arriba y abajo. Se ensanchó hacia los costados hasta alcanzar el tamaño perfecto para que pasara una persona. Beltis no sonrió aunque habría dado saltos de alegría de no ser por la curiosidad que la embargaba en ese momento. Solo pensaba en arrojarse de cabeza

 

- Te sigo

 

Se contuvo y dejó pasar a la mujer. Ella sabría mejor cómo llegar y Beltis podría vigilarla. ¿Cómo sabrían que estaban en el sitio correcto? La emoción la embargó cuando puso un pie dentro del portal.

 

 

 

 

HakOva6.jpg?1


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

A pesar de que los años lo habían avejentado y el tiempo le había pasado factura a su cuerpo, lejos estaba él de perder la concentración sobre su alumna. Al contrario: su mente analizaba cada movimiento y procesaba cada pensamiento de la mujer; muchos creían que los Arcanos sólo realizaban una evaluación parcial de las competencias de sus aprendices, y si bien quizá aquello era cierto para algunos de sus compañeros de trabajo (con los que muy poco tiempo compartía, a decir verdad), lejos estaba de ser ese el caso para el nigromante.

 

No. La única forma de que sus alumnos accediesen a la prueba del portal era que le demostrasen que poseían las competencias necesarias para lidiar con la muerte. En ocasiones, cuando el tiempo le sobraba y no tenía otra cosa con que distraerse, recordaba sus tiempos como aprendiz de aquella disciplina y, aún más frecuentemente, se comparaba a sí mismo con su propio instructor. No era algo que le confesaría a nadie alguna vez, mucho menos a quien lo había instruido a pesar de haber fallecido hacía ya varias décadas, pero muchas veces el criterio final para darle el visto bueno a un alumno era preguntarse si, de estar él presente, coincidiría en cederle acceso al portal.

 

Decenas de aprendices habían pasado ya por su tutela, con una amplia gama de resultados. A pesar de algunos ser mucho más duchos que otros, y a pesar de que un gran porcentaje no había alcanzado a devenir un Nigromante hecho y derecho, todos los alumnos representaban un desafío. Beltis no era la excepción: su carácter y determinación traslucían un alma inquieta, sedente de conocimientos, ansiosa por asir todo el poder que la magia pudiese otorgarle. Algo le decía a Báleyr que no debía preocuparse demasiado por ella, pero no por ello sería laxo.

 

Una pícara sonrisa se curvó en su rostro al observar a su alumna conjurar un portal en el medio del aire. Con el tiempo ella aprendería que las características físicas del portal permitían una evaluación superficial de la calidad de los mismos: el brillo, la consistencia del material que lo constituía, su tamaño, la temperatura que irradiaba. Todos aquellos eran parámetros que determinaban cuán bueno era el portal. Desde aquí podía ver que el portal, si bien opaco, era más brillante que varios de los primeros intentos de sus anteriores pupilos. Para ser su primera vez, no estaba nada mal.

 

- Buen viaje, señorita. - comentó Báleyr, tras verla ingresar en el portal. Procedió a sentarse sobre las ramas del árbol, cerrar los ojos, y acompañar a la muchacha en su jornada.

nuRQYmF.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Tenía miedo. Era la primera vez que se lo admitía a sí misma y temía aún más que ese miedo se le notara en la cara. Si bien Candela siempre se había caracterizado por guardarse sus emociones, en ese momento estaba siendo presa de un temor que, por sorpresa, no había sentido en muchos años. Se sintió est****a, pero regresar allí luego de haber abandonado anteriormente, sin intentarlo... ¿era vergüenza?

 

Era tonto pensar que había salido huyendo luego de ver la cara del Arcano, había visto demasiadas cicatrices en su vida e incluso la propia no era digna de una persona saludable. Su palidez le confería un aspecto enfermizo, débil, y sus fachas tampoco eran la de una mujer en su mejor momento ni en sus cabales. Así que no, no fue el aspecto del Arcano lo que le hizo huir. Tuvo que reconocerse a sí misma que no estaba preparada; pero sin un intento, tampoco podía afirmarlo.

 

De modo que se encontraba una vez más frente a la precaria puerta de madera, a un paso de su elección; levantó el puño para golpearla y se detuvo, si fallaba esta vez su orgullo no se recuperaría.

 

― Pido permiso para entrar, señor... ―la última palabra la pronunció con dificultad, el tener que otorgarle un "título" a un desconocido la molestaba, pero al fin y al cabo debía hacerlo. O eso creía ella.― Solicito el honor de su sabiduría...

 

Ya estaba, tampoco podía lanzarle flores. Casi vomitaba.

d9apmla-81cee8e5-ae8e-4972-ae18-a8b27455ry0MviC.gifCazador-TT.gif

y3QqRim.png

~ Mosquito ~          Ianello 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Sus ojos permanecían cerrados desde el momento en que su alumna cruzó el portal. Cualquiera que llegase al pequeño claro y, sin saber de quien se trataba, encontrase al anciano Báleyr detrás del árbol descansando contra su tronco, juzgaría que el pobre viejo se sentó a descansar en el momento en que la tarde menguaba y que, sin querer, cayó dormido. Nada mas lejos de la realidad: a pesar de los años y el cansancio que últimamente lo perseguía y achacaba, el Arcano se encontraba despierto y vigil, siguiendo cada uno de los movimientos de su alumna. De tanto en tanto erguía la espalda para tratar de menguar el dolor que desde la mañana lo aquejaba y aprovechaba la quietud y el agradable clima nocturno para meditar el ritmo de su respiración.

 

A pesar de su quietud, estaba alerta a cualquier cosa que pasase a su alrededor: a pesar de ser una institución muy respetada, no faltaban aquellos que buscaban trasgredir sus terrenos en busca de recompensas no merecidas, y el estar en el medio del bosque lo exponía a la fauna local que por las noches salía a recorrer los terrenos en busca de alimento. Sin embargo, no fue ningún trasgresor ni animal el que lo sacó de su ensimismamiento, sino la pequeña alerta que se despertó en su mente de que alguien más había hecho acto de presencia en sus terrenos. La distancia no le impedía identificar a la muchacha, pudo vislumbrar parte de los contenidos en su mente en un santiamén, y la reconoció como la misma joven que varias horas atrás (cuando él, la Malfoy y Goderic se encontraban cerca de sus aposentos) se había acercado a sus terrenos.

 

En ese momento pareció como que la muchacha quería iniciar sus estudios en la Nigromancia, más pareció pensárselo mejor y marcharse por donde había venido. Adelantándose a horas más tarde, Báleyr no sólo había perdido a una prospecta pupila, sino también a Goderic, quien extrañamente había abandonado su educación a mitad de jornada. La verdad era que esperaba verlo de vuelta, pero entendería si el muchacho deseaba discontinuar sus estudios en caso de que no le convenciese del todo; sólo esperaba que lo hiciese por las razones correctas, o de lo contrario le sería muy difícil al mago recaer sobre las instrucciones del arcano.

 

<< Candela >> habló el Arcano en la mente de la muchacha; su voz resonó ligeramente en aquella especie de intermisión en el espacio << En este momento no me encuentro en mi hogar. Hazme el favor de seguir por el sendero que está en el bosque a tu derecha; si caminas lo suficiente, llegarás a un claro bastante espacioso. Deberías ser capaz de encontrarme allí. >> Las instrucciones eran exquisitamente vagas, pero no a falta de propósito, siendo que tras interrumpir la comunicación y con un sólo movimiento de su báculo, una serie de obstáculos aparecieron en el transcurso del camino que separaba a la muchacha del Arcano.

 

Sólo para empezar, al inicio de su camino se encontraría con una decena de no-vivientes que intentarían acabar con ella. Si la muchacha era prudente, recurriría a algo más que la violencia física para deshacerse de ellos. La muerte era considerada, pero no toleraba de aquellos que quisiesen manejarla un pragmatismo desmedido para hacer frente a la adversidad. Se admitió a sí mismo que había iniciado la instrucción de la joven con un obstáculo considerablemente difícil de vencer, más el Arcano había podido percibir tanta duda en la mente de la mujer que, creía mejor, era mejor cortar el problema de raíz de ser necesario.

nuRQYmF.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Estaba a punto de darse media vuelta y ver si se podía filtrar a la cabaña por alguna ventana a la que le faltase sistema de seguridad, si no pensaban abrirle la puerta, pues ella se la abriría sola. No estaba dispuesta a regresar por donde había venido, al menos no sin un cara a cara de primera fila; de modo que se agachó, pegando la cara al suelo, para echar un vistazo por las rendija inferior de la puerta. Tal vez, si había alguien dentro, por lo menos deberían verse los pies. ¿Y si no tiene pies?. Era imposible que no tuviera pies, hasta donde sabía, ningún Arcano era fantasma o algo parecido, así que debería tener pies. ¿O no?. Pero no encontró nada, no podía ver nada más allá de la puerta y se incorporó sacudiendo su ropa.

 

El fuerte contacto de sus manos sobre la tela hicieron tintinear sus anillos de hechizos y entonces recordó que no se los había quitado luego de su clase en el Libro, ni los amuletos. Aunque no estaba segura de si debía hacerlo, tampoco tenía la certeza de que había que llevarlos allí, a una clase de habilidad. La superficialidad de sus pensamientos fue interrumpida por la extraña voz en su cabeza; una voz grave, distinta, indiferente. Candela supuso que se trataba del Arcano que estaba buscando y que, efectivamente, la cabaña estaba vacía. Giró entonces la cabeza hacia su derecha, en la dirección que le indicaba aquella voz, en el sendero que se perdía en medio de la oscuridad del bosque y caminó.

 

La Triviani se detuvo justo al inicio del camino. Ya había estado en un bosque parecido, cuando acompañó a Athena y tuvo que ensuciarse con excremento de Doxys y volar sobre un hipogrifo; mas en ese entonces la sensación de quiebre y ese aire siniestro, que ahora experimentaba allí parada, no existían. Quizás sólo era paranoia, tal vez se trataba únicamente de la idea fija de estar dirigiéndose hacia un sabio que le enseñaría a manejar una poderosa magia con la que sólo había soñado mucho tiempo atrás.

 

Hicieron falta cinco pasos, contados, y se desató la guerra. Los cadáveres salieron de todos lados en pos de la masacre. Niños, hombres, mujeres y ancianos; claramente la muerte no discriminaba entre edades y géneros.

 

Candela, que con el temperamento que tiene, no le pidan que actúe pacíficamente; empezó a repartir hechizos a diestra y siniestra, con la esperanza de abrirse paso a través de los no-vivientes. Pero no sólo no se abría paso, los muertos no cedían, ni se rendían, ni dejaban de querer atacarla. Es más, parecía que la reacción de la gitana acrecentaba la furia que, quién sabe desde cuándo, llevaban guardando. Y con esa furia mal encaminada aparecían dos, tres, seis más; todos ellos con la misma meta: Eliminar al intruso. Eliminar a Candela.

 

Tras una última maldición, sin efecto alguno, cayó por la fuerza de los cuerpos que se le pegaban y la forzaban a tirarse al suelo.

 

― ¡Pero... si me aca... bo... de levantar...! ―su voz se apagó.

 

Las manos, que eran muchas, que rasgaban su piel con una ira desenfrenada, parecían garras. Las cuencas vacías, en donde debieran ir los ojos, eran grises e idos. Candela sólo tuvo tiempo de perderse en esos agujeros vacíos, sin siquiera ofrecer resistencia a la violencia que estaba sufriendo. Aunque sólo fue hasta que recordó que era una bruja, bastante est****a si vamos al caso.

 

― ¡Salvaguarda Mágica!

d9apmla-81cee8e5-ae8e-4972-ae18-a8b27455ry0MviC.gifCazador-TT.gif

y3QqRim.png

~ Mosquito ~          Ianello 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Pronto se acostumbró a la oscuridad y al frío, sin embargo, la sensación de estar siendo observada desde varios flancos no la abandonó durante todo el camino. Bajaron -o subieron- por un angosto y pedregoso sendero, que discurría por la pendiente de rocas filosas y rostros desfigurados tallados en las paredes de la montaña. Caminaron durante varios minutos en silencio. Minutos que parecían horas, días, una eternidad en ese mundo extraño que parecía hundirse hasta el infinito, donde los caminos no tenían dirección clara, caían desde arriba y se retorcían en formas imposibles llevando a quién sabe dónde. El aire enrarecido se hacía mucho más pesado y difícil de respirar a cada paso que daba, no era un sitio hecho para los vivos.

 

 

Lo peor era el silencio. Había dejado de escuchar sus pasos y el silbido del viento hacía mucho rato. Solo sentía su respiración agitada y los latidos de su corazón, el bombeo de sangre y la presión en sus tímpanos como si estuviese sumergida en el agua, sola y a oscuras. El sendero se convirtió en una empinada escalera que bajó ayudada de las manos, sus diminutos pies a penas cabían en los peldaños, a lo lejos podía ver llamas azules que se encendían y apagaban en diferentes puntos del agreste paisaje.

 

- Deberíamos estar cerca.

 

La mujer no se giró para hablar, pero sus palabras sonaron claras. No veía el final del camino desde donde estaba, pero estaban cerca de su hijo o lo que fuera que esperara en la meta. Instintivamente se llevó una mano a la varita, sentir el contacto con la vieja madera le dio una cálida sensación de seguridad y de familiaridad en ese mundo donde nada parecía estar en orden. Era como si no hubiera arriba ni abajo, donde las montañas salían de cualquier sitio, y la luz...la luz luchaba para colarse en sus rincones. Mientras cientos de ojos la observaban de forma invisible, pero la observaban, no podía dejar de sentir el cosquilleo en la nuca como si alguien estuviera respirando sobre su piel. Pero no había nada. Solo ella y ese espíritu que hacía de guía y que definiría su suerte.

 

La escalera que bajaba -o parecía bajar- de pronto las dejó en un punto más alto, al borde de un abismo desde donde podía ver el sitio de las llamas azules desde otra perspectiva. Se rindió, no buscaría el horizonte, el norte, ni el sur. En cuanto se giró se vio rodeada de sombras que formaban un medio círculo , dejándola contra la orilla y la nada. Se quedó quieta observando aquellas figuras negruzcas que escondían sus rostros junto a la mujer que la había guiado hasta ahí.

 

¿Qué querrían de ella? La vida, seguramente. Orden y regresar al espacio terrenal de los vivos con un cuerpo con el que caminar ¿Sabrían que ella todavía no poseía esos conocimientos? Seguía siendo una aprendiz de nigromante que no había resucitado ni a una cucaracha. ¿Qué otra cosa podrían querer? Tenía la varita entre los dedos, aunque probablemente no tuviese que utilizarla.

HakOva6.jpg?1


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

A la Triviani le había costado trabajo descubrir que podía emplear más que la fuerza física, pero entendía la situación. Enfrentarse ante los cadáveres de aquellas personas, había sido un shock y una pequeña prueba, para saber si realmente estaba preparada para continuar con su formación. Aún sentado sobre una piedra, continuó concentrando en la escena, esperando el momento adecuado para interferir y darle el siguiente obstácu.lo, mientras dentro de su mente, buscaba un vínculo con Beltis, para saber cómo iba su avance.

En cuanto comprobó que la bruja hacía un buen trabajo, acompañando a la mujer. Volvió su atención a Candela, quien estaba casi completamente recuperada del ataque, era momento de continuar con su formación. Los cadáveres le parecerían una simple niñería, a comparación de las almas que se encontraría en el siguiente trecho del camino. Sí, una serie de diez almas se le presentarían, pidiéndole su ayuda para volver al plano de los vivos y poder continuar con sus vidas justo en donde las habían dejado, sin embargo, no podría colaborar con todos, tendría que elegir solamente uno.

«Bien hecho, continúa con el camino» solicitó a la bruja, usando el vínculo que compartía por el momento y durante toda su formación. «No tengas miedo y ninguna duda, puedes hacerlo» la ánimo, recordando como minutos atrás había dudado sobre si seguir o no con su formación. «Tienes que elegir solamente a una de las almas y ayudarla, pero esa alma que escojas, tendrá que significar algo para ti, y me lo explicarás más adelante» esperaba que la elección que hiciese fuese la correcta, porque eso la marcaría toda su vida.

Intentando ponerse un poco más cómodo sobre la roca, descansó su espalda sobre el tronco de uno de los árboles. Necesitaba relajarse un poco, porque estaba cansado y adolorido por la edad, pero eso no hacía que menguara su interés por continuar trasmitiendo sus conocimientos a las magos y brujas que acudían hasta él. Disfrutaba de hacerlo y esperaba poder seguir haciéndolo mucho tiempo más, por lo que usando su vara mágica, evocó la imagen de Beltis y la mujer.

«Tienes que escuchar sus motivos y considerar si son válidos, y solamente si lo son... puedes considerar la posibilidad de devolverla al mundo de los vivos» comunicó a la Malfoy con serenidad. La decisión era totalmente de ella, el momento de usar su juicio había llegado «Confía en ti y en tu poder, eres capaz de hacerlo, pero recuerda que todo tiene un costo.» añadió como advertencia.

Era momento de que la bruja meditará, y si algo no iba bien intervendría, porque no podía mantenerse al margen, por más que lo deseará. Disfrutaba enseñar, pero también estaba seguro de que la mejor manera de aprender, era que los estudiantes participaran como principales generadores de sus conocimientos para de esa manera fortalecerse como seres humanos. Por lo que continuó observando con su único ojo la situación que vivía la bruja, sin dejar de chequear a la Triviani, de vez en tanto y asegurarse de que podría con la nueva prueba.

nuRQYmF.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.