Ravenclaw ╬ » Castillo de la Familia Ravenclaw « ╬ (MM B: 101487)

[Circe Atkins C.]

Matthew Ravenclaw~

Noté como apretaba la mano de su acompañante y como su cuerpo se volvía rígido, reacción normal si un desconocido se le acercaba y para menos le abrazaba, tal vez me apresuré un poco peor verla tan frágil no pude evitarlo era como una niña pequeña buscando un lugar en el cual sentirse segura o eso sentía yo. Suspiré y la solté no sin quedarme algunos centímetros de ella.

 

—Disculpa, no me presenté es que te vi así y no pude evitar preocuparme por mi ángel. —Negué con la cabeza sonriendo y la volví a mirar a los ojos.— me llamo Matthew pero me dicen Matt, se podría decir que soy hermano de Issa Ravenclaw y te conozco muy bien querida Isy.

 

Viré mi vista al joven que se encontraba a nuestro lado, algo me decía que era más que un "amigo" pero no me importaba, pelearía por la persona que me había robado el corazón aunque de seguro a mi hermana no le iba a agradar la idea o puede que si, pues yo jamás haría algo para lastimar a Isy ni aunque estuviera tan loco, sería un gran idi***.

 

—Deja de llorar por favor, me duele verte así.... —Mencioné con tristeza y es que era cierto, era la primera vez que la veía y no me agradaba para nada verla así.— Verás, no creo que me conozcas pero yo si a ti, Issa me contó mucho de ti y al final terminé enamorándome de ti aunque no me lo creas. —Reí un poco y la levanté del suelo aún abrazándola.

 

La levanté como princesa entre mis brazos llevándola a su cama donde la deposité con suma delicadeza. la miré a los ojos y le acaricié con la yema de mi dedo pulgar la mejilla... Ah, tan suave piel, deseaba tocarla y que sólo me perteneciera a mi pero debía tener cuidado, no quería que volviera a asustarse de mi; le quité un mechón de pelo de su cara mientras depositaba un tierno beso en su frente.

 

—Isy, déjame cuidarte, déjame ser el único que te proteja del peligro. —Me arrodillé ante ella tomándole de las manos y hablando con toda mi sinceridad, deseaba que aceptara esa petición.

[Isabella Hawthorne R.]

Mis músculos se fueron relajando a medida que se alejó de mí, no me gustaban las muestras de cariño cuando venían de parte de desconocidos o de personas que no me agradaban y claramente él no me estaba cayendo para nada bien. Mencionó que me conocía bien, por favor nadie me llegaba a conocer completamente y eso de <<Ángel>> me sonó verdaderamente patético ya que yo era todo lo contrario a una criatura como esa.

 

-Primero, no te engañes a ti mismo, no me conoces cómo dices. Segundo, si eres hermano de Issa significa que somos hermanos- continuaba diciendo mientras contaba con mis dedos que era más alargados y huesudos que el resto de mi cuerpo.- Tercero, ni siquiera sabes lo que me pasa, y llorar no es malo en algunas ocasiones. Cuarto, antes de que lo digas, no te contaré lo que acaba de suceder. Quinto, estas en lo sierto, no te creo ni una palabra de lo que dices.

 

 

Ignoró completamente lo que había dicho, parecía que actuaba como los robots y no pensaban antes de actuar. Me abrazó nuevamente y rodé los ojos con fastidio pero antes de que pudiera quejarme me levantó y me cargó hasta mi cama. Lo que me faltaba… seguro Issa le dijo que era una pobre lisiada y no podía moverme por mis propios medios.

 

Acarició mi mejilla y noté en sus ojos un poco de ¿deseo? Su sonrisa me aterraba, se veía tan pícara que me hacía dudar cada instante, tenía ganas de salir corriendo. Me sentía verdaderamente incómoda con todo lo que estaba pasando, mis mejillas se ruborizaron y mis pensamientos me distrajeron tanto que apenas pude percibir su beso.

 

-Estas completamente loco, borracho, drogado… no sé algo-. Dije alzando la voz y tratando de soltar nuestras manos pero sus dedos ya se habían entrelazado con los míos. Me puse de pie mientras él seguía arrodillado con la cabeza inclinada hacia atrás, bajé la mirada y me encontré con sus ojos azules.- Por favor… seguro eso se lo dices a todas las chicas que ves por la calle, no soy est****a ¿sabes? Sólo me quieres porque de seguro Issa te mostro fotos y viste mi gordo trasero.- Dije conteniendo las ganas de reir.

[Circe Atkins C.]

Matthew Ravenclaw~

Isy me había planteado unos cinco puntos más o menos pero simplemente la ignoré ya que me imaginaba cuales eran y bueno, seguí en lo mio; aunque me sorprendí bastante con lo que la chica me dijo, ¿qué estaba drogado, borracho o algo más?, jajajaja, eso si me dio gracia, en mi vida había probado tales cosas y creo que jamás lo haría porque podría ser un peligro para el mundo.

 

Oh, y ahora me decía que le decía eso a cualquier chica que veía por la calle pero lo que más gracia me dio fue esa frase "de seguro Issa te mostró fotos y viste mi gordo trasero", es cierto, mi hermana me había mostrado muchas fotos de ella pero jamás vi tal cosa pero bueno, sus reacciones eran tal como esperaba y eso me hacía quererle más.

 

Mis ojos azules cambiaron a un borgoña brilloso, me había despertado esa sed de vampiro y mi otra parte; la que más odiaba en todo mi ser, la parte pervertida de mi. Sonreí un poco macabro con mis colmillos para afuera, esa mujer podía sacar todo de mi en tan sólo unos segundo, ah, una bella mujer que tenía que ser mía. No dije nada y tan solo la tire a la cama, me puse en cuatro encima de ella y la miré a los ojos, con ternura, amor y tal vez algo más, ¿lujuria?, si podía ser eso.

 

Metí mi mano suavemente por su blusa y le lamí el cuello con sensualidad; como lo pensaba, su piel era tan suave y dulce que embriagaba con tan solo una proba; claro, recordaba que tenía espectadores pero eso lo hacía más interesante y sensual. Reí ante mi victoria cuando sentí que Isy suspiró ante el taco, iba a jugar un poco más con ella, ¿cómo? simple... Subí un poco más mi mano mientras que con la otra masajeaba su lindo traserito, me acerqué a su oído y se lo lamí con sensualidad.

 

—Tienes razón, es un gordo traserito pero bastante sexy. —Ronronee en su oído mientras que bajaba lentamente por su cuello acariciando su piel con la punta de mi nariz, cada roce era una sensación nueva que deseaba con más fulgor.

[Isabella Hawthorne R.]

Sus ojos cambiaron lentamente y su expresión se puso sombría, sabía perfectamente que eso no era nada bueno, conocía a Issa y eso pasaba cuando su lado vampírico se revelaba de dentro de su ser. Sonrió con picardía y pude ver sus conillos asomarse por las comisuras de sus labios. Lo miré seriamente, mis ojos color plata resplandecieron y negué lentamente.

 

No sabía que reacción iba a provocar el lado oscuro a Matt, y algo me decía que pronto lo sabría. Se acercó a mí lentamente, su silencio me asustaba. Sin previo aviso me tumbó sobre la cama y se me subió arriba. Traté de quitarlo de encima pero se encargó de que apenas pudiera moverme.

 

Yo era más inteligente de lo que él podía imaginar, sabía que esperaba que tratara de zafarme me cansara en intento y que él pueda llegar a completar sus pervertidos objetivos. Pero no, no le iba a dar el gusto de ser tan predecible… él no me conocía como creía que lo hacía. Ni la misma Issa me conocía lo suficiente como para advertirle de mis preciados dones.

 

Uno de mis dones era poder fingir y que nadie se diera cuenta; hasta mis sonrisas más forzadas se veían convincentes. Una sonrisa traviesa apareció en mis labios, lancé un suave jadeo.- Yo nunca miento, cariño-. Le susurré poniendo una de mis piernas sobre las suyas. Sentía su cuerpo más relajado que antes, eso me convenía; sin pensarlo dos veces comencé a sacar su camisa de adentro se sus pantalones dándole suaves tirones. Mordí sin piedad y de una manera sexy una de sus orejas mientras la acariciaba con mi lengua.

 

Enredé mis dedos en su cabello castaño y devoré sus labios de manera frenética. Esto me asqueaba pero aguanté la expresión de repulsión, no me quedaba otra opción. Al separarme jalé su labio inferior con mis dientes mientras clavaba mis ojos en los suyos. Lo solté completamente y lamí mis labios. Unos segundos después él volvió a atacar mi cuello.

 

Acaricié su torso sobre la camisa que traía puesta. Había conseguido más movilidad por lo que metí una de mis piernas dentro de las de él. Le regalé otro de mis profundos suspiros. Giré mi cabeza lentamente para que no se diera cuenta y contemplé sus ojos cerrados. No pude reprimir una sonrisa burlona y sin piedad levanté la rodilla con brutalidad que impactó en sus partes débiles.

 

Soltó un alarido y rodó hacia un lado mientas yo aproveché la distracción para salir corriendo en dirección a Sev. Lo tomé del brazo y lo arrastré a toda velocidad hasta el largo pasillo. Lo solté y bajé corriendo las escaleras.

Editado 31 de Agosto del 2014 por Isabella Rexdemort Xtrong

[Circe Atkins C.]

Matthew Ravenclaw~

Sentí como me devoraba los labios, creí que en ese momento me volvería loco pero no, me di cuenta de su falsedad, era demasiado bueno en eso ya que de chico había sufrido bastante y ahora era inmune a la gente todo gracias a eso aunque por dentro no me agradaba la idea al a vez le agradecía pues por ello me hice fuerte.

Le había dejado un poco más de movimiento, no deseaba que se sintiera atrapada pero mal error el mío, en seguida me di cuenta de sus intenciones; antes de que me diera un rodillazo la esquivé rodando hacía una esquina fingiendo dolor. Vi por el rabillo del ojo como le tomaba la mano al chico y salían corriendo

¿Se iba? Por favor, si creía que se la iba a dejar así de fácil estaba equivocada por distintas maneras, primer punto: no le había agradado en lo más mínimo el joven, segundo punto: quería a la joven para mi y tercero punto: casi me había pegado en sus partes más débiles y deseaba vengarme un poco.

Salí de la habitación sin atropellar a la joven que estaba en la puerta que por cierto era bastante linda y seguí a aquellos dos; bajé las escaleras hasta encontrarme con Isy. La miré de pie a cabeza, la estampé contra la pared atrapando sus muñecas con fuerza encima de ella y le lamí el lóbulo de su oreja.

—Si crees que todo saldrá como quieres estás bastante equivocada, haz despertado mi peor parte y te sugiero que no me provoques, puedo ser bastante bueno pero cuando mi sangre vampirica despierta... ¡Temed! —Reí con un tono malvado mientras le mordía con fuerza el cuello y succionaba de su sangre, tan delicioso néctar. Me alejé de su cuello y le devoré los labios haciendo que probara su propia sangre.

Suspiré extasiado y me alejé de ella relamiendo mis labios mientras que sentí la presencia de alguien... Alguien bastante conocida para mi que lo más probable me matara en ese entonces; hice una mueca de disgusto mientras viraba la vista a la Matriarca de la familia, la sangre de mi sangre y la que de seguro me asesinaría, mi querida hermana Issa.

[Mia Torres]

La respuesta del chico no fue de mucha ayuda para la gran curiosidad que invadía a la Loveless, ese lugar estaba lleno de secretos y ella quería averiguarlos todos, lo miro por el rabillo del ojo unos instantes mientras fingía mirar con detenido detallé sus semi pintadas uñas. Sev parecía inquieto, dirigió su vista a la puerta con nerviosismo en más de una ocasión y parecía no poder quedarse quieto. Mia perdió rápidamente interés en el y se encargó de dirigir su mirada a una extraña mancha de la pared que tenía en frente.

No paso mucho tiempo cuando un sonido ensordecedor lleno los oídos de la demonio, quien dio un pequeño brinco aún apoyada en la pared y se giró en seco a mirar la puerta aún cerrada, su joven acompañante entro a la habitación corriendo, dejándola sola allí. Issa salió a grandes zancadas de la habitación antes de perderse por el pasillo.

 

Se quedo parada allí sin saber que hacer por unos segundos antes de caminar en la dirección que había tomado la rubia antes, no quería entrar a esa habitación, ya tenía mucho drama por hoy.

Camino hasta encontrarse con un pasillo que no había visto antes, no tardo en darse cuanta que se había perdido, había tomado el camino equivocado siguiendo los pasos de Issa. Intentó volver por donde había llegado, sin embargo no fue de mucha ayuda; El lugar era muy grande y ella muy torpe.

[Rin Okumura]

No recordaba hace cuanto tiempo había pasado desde el ultimo día que tuve un pie en el castillo. me sentía feliz mientras estaba en aquel carruaje camino a casa hace años que no veía a mi familia sobre todo a mi madre. estaba cansado del viaje pero feliz de estar a punto de llegar a casa…¿Qué tanto habrá cambiado el lugar? ¿Seria el mejor momento para volver? ― eran las preguntas que surcaban en mi mente camino a casa

― Es Ottery, paso por mi mente al ver el paisaje, estaba cerca del castillo, aunque nervioso sin saber el porque … ― faltaba no mas de unos diez minutos para llegar― ¡Aquí vamos ! ― dije con entusiasta voz

― El castillo Ravenclaw― dije con una gran sonrisa. Después de tantos años. Ya estaba en casa, baje la maleta de carruaje junto a la espada que empece a portar luego de dejar el castillo. Puse mi mano en la puerta para abrirla pero pensaba que tal vez, solo tal vez era mejor no abrir la puerta e irme, tome un gran bocado de aire relajándome.

 

Al abrir la puerta parada en las escaleras estaba mi madre Kissa, la cual me observo con gran sorpresa. al verme bajo con sus brazo abiertos dándome una gran abrazo, pero aun mas extrañada por que cuando me fui no tenia una cola, orejas puntiagudas y colmillos filosos. A simple vista ella noto que me había convertido en un demonio, pero realmente no le tomo importancia.

 

​me llevo a mi habitación, la cual no había cambiado en lo absoluto seguía como hace cuatro años. Mi madre dejo en la habitación cerrando lentamente la puerta, me acosté en aquel blando colchón a dormir un rato, esperando conocer a los nuevos miembros del castillo y a ver las reacciones por mi nueva condición de los que ya me conocían

Editado 2 de Septiembre del 2014 por Rin Okumura

[Panterrosa]

De la nada, no sabía dónde se encontraba.. algo le había pasado a nuestro paladín en segundos.

Lo único que recato de aquella… lo que fuera, había sido el tacto de Isy en su brazo arrastrándolo por el lugar. Una que otra palabra de lo ocurrido allá dentro le venían a la cabeza pero desconfiaba de todas esas escenas. Sentía como si hubiera visto una película, un sueño (en el que él no estaba), se soltaron ambos al acercarse a las escaleras.

 

Vio tras ellos un tipo con cara de maniaco perseguirles, enseguida noto que era vampiro. Vacilo en tocarse la garganta; en eso, sin pensarlo se alejo de Isabella y, odiando la acción realizada fue a por la búsqueda de la matriarca…

 

No sabía si había sido, o no, aquel ser que había irrumpido en la biblioteca, presentía que no pero de igual forma y por alguna razón le había crecido dentro de él un gran odio al mismo. Puede que hayan sido las escenas de su mente, o el simple hecho de poder ser el que hizo que la matriarca le hubiera dado aquella tan desagradable ¿) bienvenida.

 

Como no sabía dónde se encontraba ni las reglas de aquel techo, inquirió que hacia lo correcto. Ir con el otro ser de colmillos, un vampiro contra vampiro; aunque más que eso posiblemente un: jefa de casa vs. Criatura despreciable.

 

Por Merlín, pensó. Corriendo –eh, oye!- llegando hasta ella. –¡sígueme pronto!- volviendo sus pasos. No quiso arrastrarla o halarla de algún lado, ya había tenido una acalorada charla con ella y no deseaba otra y mucho menos en aquel momento.

 

Llego justo al instante en que se separaron los labios de aquellos dos, por dentro tenía unas ganas inmensas de matarlo con sus manos… encontrar a Isy de aquella forma: acosada contra la pared, dos líneas de sangre corriéndoles desde el cuello y su, casi, morada y bella boca ensangrentada; sin mencionar el bajón que había sufrido ella minutos atrás de él entrar a la habitación de la Raven.

 

 

 

^{OFF: _{seh, jajaj un poco rara pero creo que no supera el drama/trama/locura/etc. De uds dos}}

[Circe Atkins C.]

Athena Ravenclaw.~

Había dejado sola un rato a Jessie para poder recibir a su hijo Rin (@@Rin Okumura), pues había regresado de un viaje y la Ravenclaw tan solo se sorprendió al ver su aspecto físico (?, pero no dijo nada, simplemente lo llevó a su habitación y lo dejó allí para que descansara. Bajó las escaleras pasando por delante de la joven que decía ser su tía hasta la cocina, donde se sirvió un vaso de agua, necesitaba descansar un rato.

 

Bostezó y tomó otro trago de agua, estaba a punto de sentarse en una silla cuando escuchó gritos provenientes de la sala principal, la Ravenclaw puso los ojos en blancos "¿es que no me dejarán descasar un rato?" pensó mientras se tocaba la frente con enojo... En seguida apareció delante de ella Sev aquel que le había hecho una bienvenida bastante especial. Athena alzó una ceja al verlo agitado y un poco molesto, no dijo nada sólo lo siguió hasta la otra sala.

 

—Pero que demonios... —No terminó de decir ya que estaba boquiabierta de tan sorprendida que estaba, su hermano Matt estaba al lado de su hermana Isy, ambos tenían sangre en los labios e Isy en el cuello, ¿qué demonios? ¿qué hacía su hermano ahí bebiendo la sangre de su querida hermana? Athena lo miró incrédula sin poder creer lo que estaba pasando delante de sus ojos.

 

—¿En que demonios estabas pensando en acosar así a MI hermana, Matt? ¿Acaso estás loco? ¿Estar lejos de mi te volvió un idi***? —Se acercó hasta a él y le dio una bofetada.— ¡Por favor! Ni siquiera te conoce y así la tratas, ya, todos. ¡Se me tranquilizan o juro que los mato a todos! Por las barbas de Merlín, esto parece ya un circo—Dijo escupiendo las palabras con veneno intentando controlarse, estaba cansada de todo esto. Agarró a su hermano del brazo y lo sentó en el sofá, miró a Isy y a Sev y les indicó con los ojos que se sentarán también.

 

—Ahora, antes de que me arrepienta de no matarlos, me van a explicar que cornos está pasando o no respondo de mi. —Dijo más tranquila alzando la ceja, cruzándose de brazos y esperando a la respuesta de los presentes.

[Isabella Hawthorne R.]

Bajé las escaleras de dos en dos y justo cuando iba a doblar en el pasillo sentí que alguien me pegaba contra la pared de forma brutal. Antes de que pudiera reaccionar ya estaba completamente inmóvil sobre esta. El rostro de Matt estaba casi pegado al mío, tanto que podía sentir su respiración acelerada. Era obvio que estaba enfurecido por el golpe que le había dado con anterioridad.

 

Traté de separarme pero el apretaba fuertemente mis manos sobre mi cabeza; traté de patearlo pero se había pegado tanto a mi cuerpo que me dejaba inmovilizada casi por completo. Sentí sus dientes contra el lóbulo de mi oreja y poco después sentí la humedad de su asquerosa lengua.

 

<<Si crees que todo saldrá como quieres estás bastante equivocada, haz despertado mi peor parte y te sugiero que no me provoques, puedo ser bastante bueno pero cuando mi sangre vampirica despierta... ¡Temed!>> Decía maliciosamente en forma de susurro en mi oído, lo escuché reír y lo miré de reojo apretando con fuerza los dientes haciendo que una venda de mi frente se saltara hacia afuera.

 

Pegó sus sucios labios sobre mi cuello, sentía ganas de asesinarlo, a penas lo conocía y ya lo odiaba. Su boca se fue abriendo lentamente y antes de lo pensado enterró sus dientes en mi cuello. Solté un grito desgarrador, sentía como succionaba mi sangre y a su vez la piel me ardía. Al parecer le molestaban mis gritos porque estampó sus labios en los míos. Sentí el sabor de mi propia sangre, eso me dio rabia.

 

 

Abrí los labios y lo mordí con tanta fuerza como para clavarle los dientes. La escalera rechinaba por el peso de los cuerpos que pasaban a través de ella. Matt me soltó repentinamente y se volteó con brutalidad para poder toparse con la figura de mi hermana Athena y la de Sev.

 

Coloqué mi mano en mi cuello, no pasó mucho para que esta se llenara de sangre. El muy maldito no se iba a salir con la suya. Athe empezó con sus “discursos”. Empezó por retarlo a Matt y un segundo después le dio una cachetada que le dio vuelta la cara. Solté una risa burlona.

 

Mi hermana estaba bastante cabreada como para hacerla enojar aún más, por lo que decidí obedecerla y sentarme al lado de Sev en el sillón.- Yo te voy a decir lo que pasó. Estábamos en mi habitación cuando este loco apareció diciendo que me amaba junto con otras porquerías, las cuales ni su abuela le cree, de la nada me besó y me tiró a la cama y me empezó a manosear como si YO fuera de su propiedad. Se molestó porque le patee las bolas y me hizo esto -. Concluí apuntando sobre mi herida sangrante. Para ese entonces mis manos y mi blusa blanca estaban teñidas por el rojo de mi sangre.