Clinica Santos Mangos (MM B: 87868)

[Ashley Peverell]

La niña había llegado a la clinica vistiendo para ese dia un precioso atuendo en colores blancos que esperaba que combinasen con el hecho de que quería verse profesional y como doctora.

Aunque todavía no llevaba esas clases pero estaba segura de que en cuanto tuviese el espacio para los conocimientos se tomaría el tiempo de llevar las clases de primeros auxilios también.

Porque el auxiliar a todas las personas también era importante y eso sin importar la condición ya fuera mágica o no mágica, Ashley los respetaba a todos por igual y estaba muy orgullosa de ese hecho.

-Muy buenos días.

Saludó la preciosa jovencita cerrando sus enormes ojos de venadito que acaba de ser deslumbrada por los faroles de un coche pero en su caso se trataba de un evento que solamente realizaba cuando se sentía muy contenta porque sus ojos brillaban de manera más intensa y eso se contagiaba al resto de las personas que estaban a su alrededor.

Dió unos cuántos saltitos felices y entonces vió que ya había alguien presente en aquel sitio.

-Muy buenos días hermana.

Saludó de muy buen humor mientras que le dedicaba a la bruja inmortal una de sus más encantadoras y luminosas sonrisas, una que competía contra los mismísimos rayos del sol matutino.

[Hayame Snape Potter Black]

Hayame se encontraba en aquellos momentos haciéndose un café bien cargado para pasar la mañana y estaba dejando al mismo tiempo su capa y otras cosas de trabajo en el perchero del armario para los trabajadores; en su caso, siendo la directora que al fin regresaba al redil, ahora buscaba la plaquita y las batas que su hermana Sagitas le había dejado y preparado para su regreso, sintiéndose más que orgullosa de poder portar aquello

-Buenos días Ash

Saludó la Snape alzando los brazos para dejar la capa y entonces, bajar la bata de un blanco cegador y darle una revisión antes de darle la vuelta en un amplio abanico y colocársela por encima de los hombros

-Todo bien por aca, no se si ya haya pacientes pero en un momento iré a revisar los expedientes para confirmar si ya se dieron los medicamentos de la noche a todos y si tenemos nuevos ingresos antes de ir a la entrada principal

Le explicó a la rubia con los ojos cerrados, sacudiendo la bata para calársela sobre los hombros adecuadamente y luego, buscar la plaquita de plata en su estuchito

-Que tal estuvo tu venida al trabajo?

[Ashley Peverell]

La preciosa y encantadora jovencita dejó escapar un suspiro y se dirigió a su propio gabinete metálico para abrirlo con un toque de varita, sabía que la seguridad de Santos Mangos era impecable así que solo reconocía a la varita que se conectaba con su auténtico dueño, si alguien se robaba la varita por mucho que esta cambiase de lealtades, la energía de la magia era detectable así que no dejaba que la puertecita se abriese y por ende, nadie podía robarse lo que estuviera en el interior de aquella protección.

Pero como se trataba de la hermosa rubia a ella si la reconocía y mágicamente se abrió para permitirle tomar sus cosas.

-Todo estuvo muy bien y tranquilo.

Le respondió a su hermana regalándola con una de sus sonrisas más fantásticas y luminosas de manera que pudiera tocar en algo su oscuro corazón.

-Pensé en traerte café pero no estaba muy segura de si ibas a querer tomarlo tan temprano, aunque sé que a ti te encantan esas cosas con cafeína

Razonó también colocándose uno de sus tiernos dedos sobre el labio de abajo mientras que sus preciosos ojitos se levantaban al techo de manera que se ponía pensativa pero no duró mucho antes de ponerse a buscar su bata de trabajo dentro de aquel pequeño armario metálico, sonriendo ante la blancura de sus telas especiales a prueba de manchas.

[Hayame Snape Potter Black]

Hayame alzó una ceja observando a la extraña criatura que era su hermana y después, alzó los ojos

-Me hubieras traído algo de café, al menos quizás me hubiera ayudado a estar un poco más despierta

Le había dicho a Ash terminando por apretarse la bata en la esbelta cintura para que se diese algo más de forma y después cerró los ojos haciendo una ligera mueca y negó un par de veces con la cabeza

-En verdad que a veces no te entiendo, unos días parece que me odiaras con toda tu alma y otros días te portas como si en verdad fueramos hermanas- se dirigió a su locker personal donde no tenía ropa y empezó a sacar su instrumental de trabajo, incluso un estetoscopio mágico que se colgó alrededor del cuello

Se acercó a un espejo de cuerpo completo en una pared y se dió un vistazo antes de comenzar a arreglarse el cabello para dar un aspecto más profesional

-Pero eso no me molesta hoy, mientras no me arrojes encima el café, te agradeceré que me traigas un poco

Sonrió de reojo mirando a su hermana con travesura y después, asintió una vez antes de dirigirse a hacer sus rondas matutinas por los principales pasillos de la clínica

[Ashley Peverell]

La mirada de la hermosa rubia se volvió algo molesta mientras que se cruzaba de brazos e inflaba sus pequeños pero encantadores cachetes al tiempo que hacía un mohín de lo más gracioso.

-Pero ¿y si yo quiero arrojarte el café encima?

Cuestionó en un tonito de voz bajo para después aligerar el semblante y los brazos y comenzar a reír de muy buena gana sabiendo que su hermana mayor estaba jugando con ella así como a ella también le gustaba jugar con la otra de vez en cuando.

El hecho de que hubieran comenzado aquel día de tan buena manera ya era un plus y algo así como un aviso de que todo estaría bien por el resto del día.

Mientras no tuvieran pacientes graves ni que fueran atacados de forma salvaje, eso la tendría más que feliz e iluminada.

Ahora tenía ganas de donas o del centro suavecito de las donas.

-Mejor iré a la cafetería por unas pocas de esas para llevarlas también a los pacientes que no estan exentos del dulce sabor del azucar y de las bolitas del centro de las donas de mil sabores

Dijo con un brillo muy especial y luminoso en los ojos, calzándose bien los zapatitos hermosos y blancos antiderrapantes y acomodándose las blancas medias de seda para tomar un canasto e irse rumbo a la cafetería de los pisos superiores para llevar un poco de alegría y amor a los tristes pacientes que tanto necesitaban de un rayito de luz de sol para alegrarles ese día dentro de la clínica de los fruteros.

[Hayame Snape Potter Black]

La bruja pelirroja ya había salido a los pasillos de la clínica y solo se detuvo por un segundo para voltear hacia atrás con el ceño fruncido y un tic sobre uno de sus ojos.

"No estaría hablando en serio sobre arrojarme encima el café de la mañana, verdad?"

Se preguntó con un tic sobre uno de sus ojos antes de finalmente negar con la cabeza y dejar escapar un suspiro con un gemido corto, alzando la mirada con resignación.

Cuando se trataba de Ashley no era como si pudiese pasar de largo aquellas cosas, a veces eran situaciones en las que de verdad se trataban de bromas... y otras donde la chiquilla hablaba completamente en serio y tenía esas pequeñas inclinaciones asesinas de quemarla de pies a cabeza con su bebida favorita.

Un escalofrío la recorrió de pies a cabeza y cerró los ojos sacudiendo la cabeza varias veces para sacarse esas ideas de la mente.

-Tranquila, está bien que la psicópata de tu hermana te odia, pero no es para tanto

Se dijo con una expresión de deformet antes de volver a girarse y comenzar a caminar rumbo a donde estaba la recepcionista, quizás a un paso más veloz para poner distancia sabia entre su hermana menor y ella misma; aquello en verdad era una locura y no quería tentar a su suerte matutina.

-Buenos días, tenemos algo nuevo para el día de hoy?

Preguntó entrando en la pequeña oficinita de la bruja que estaba en la entrada y que todavía no la tragaba... pero ni modo, hayame era la que le pagaba los cheques a final de cuentas así que tenían que soportarse mutuamente.

[Ashley Peverell]

La preciosa niña comenzó a caminar por los pasillos rumbo a la cafetería, alisandose un poco la falda blanca y plisada que iba a conjunto con el resto de sus ropas, ella misma se daba cuenta de lo radiante que iba aquella mañana encantadora y no podía perder la ocasión de verse de vez en cuando en los reflejos de las ventanas internas de aquella clínica y regalarse con una sonrisa, el sonreírse a ella misma también era algo que levantaba los animos por donde quiera que lo viese y la hacía dejar salir pequeñas risitas encantadoras.

-Espero que los pacientes el día de hoy esten con muy buenos ánimos y tengan ¡muchísima hambre!

Dijo con mucho entusiasmo y aplaudió una sola vez con sus dos pequeñas y blanquísimas manos, con un gesto de esperanza angelical que esperaba poder contagiarle al resto de personas internadas aquella mañana.

Era de las poquitas cosas que podían contagiarse en el mundo y que no eran negativas, todo lo contrario eran de las mejores cosas que se les podían pegar a las personas porque entonces las hacían muy felices y eso era estupendamente bueno.

[Helike R V PB]

Mientras llevaba la silla de ruedas con Sagitas mi marido @@Matt Blackner me acompañaba. Nos separaron hasta llegar a la zona de boxes. Lo mío no es que fuera muy urgente, pero sabía que ahí me atenderían rápido y si venía algo más grave que una simple torcedura me apartaría a un lado para dejar espacio. Así que, sacando mi chaqueta y levantando la camiseta, me hicieron una ecografía...

 

- ¿Ves? ahí está la cabeza - le indiqué a mi marido, mientras la enfermera pasaba con el ecógrafo por mi tripa con cierta delicadeza y en las zonas para visualizar que todo estuviese en orden - sé que no es fácil de distinguir... Pero con el tiempo que llevo aquí... casi podía ser sanadora - lancé una carcajada y alguien de al lado me mandó callar - madre mía... como está la gente - protesté.

 

- ¿Todo está bien? -le pregunté a mi compañera.

 

- Sí Heli, todo está perfecto, ahora, por orden de tu sanadora te sacaré un poco de sangre - puse mala cara, no pude evitarlo. Nunca me gustaron ni las inyecciones ni tampoco las extracciones, pero ahí estaba yo, tumbada en una camilla y dejándome hacer. Miré a mi marido con una sonrisa y le agarré de la mano, acariciándola suavemente...

 

- No te preocupes... Además, has escuchado el latido del corazón. Sí, sé que va a toda leche, pero es lo normal. Cuando nazca sus pulsaciones se restablecerán al ritmo normal - le sonreí ahora, mirándolo a los ojos con cara de boba...

 

- Ésto ya está... -miré sorprendida a mi colega. La verdad, es que si lo hizo con tanta delicadeza ni me había enterado -ahora, aprieta el algodón y después de diez minutos, lo tiras -asentí con la cabeza y me ayudaba a limpiarme la tripa del gel y bajaba la camiseta.

 

- ¿para cuándo estarán los análisis? -inquirí nuevamente.

 

- Si no hay urgencias, un par de horas máximo - asentí con una sonrisa y me bajé de la camilla, ayudada por mi marido - ¿vamos a ver a tu madre, a ver qué tal está? Seguro que aún echando chispas - dije entre risas.

[Matt Blackner]

Empujé por los boxes la silla de ruedas de mi madre junto a @ hasta qeu los enfermeros nos separaron, siguiendo adelante con mi madre y pasando nosotros a otro. Me crucé de brazos, mientras observaba como mi mujer se subía a la camilla, con el ceño fruncido. Vi como se levantaba la camiseta y la enfermera acercaba un aparato. Lo miré con recelo, preocupado. No sabía que era aquella cosa ni que le iban a hacer con ella, por más que Helike estuviera tranquila.

 

Estuve a punto de saltar cuando vi que le ponían aquella cosa encima, pero al encender la pantalla y comenzar a mover aquello por encima de la tripa, me di cuenta de lo que aparecía en las imágenes. Era...era...

 

Con cierta fascinación, me fui acercando despacio, hasta quedarme apoyado en la camilla, junto a Helike, mirando embobado la pantalla, fijándome en los detalles qeu me iba indicando ella. Sonreí, embobado y la ayudé a bajarse de la camilla, mientras la enfermera nos dejaba a solas.

 

En vez de soltarla, agarré a Helike por la cintura, sonriente.

- Si, esperemos que los sanadores aun sigan vivos. O que la tía @@Hayame Snape Potter Black la haya encontrado y la atendiera. - le dije. - Mientras esperamos los resultados, os invito a comer algo a las dos - dije, antes de besarla. Noté un golpecito, lo que me hizo reir. Puse la mano sobre la zona y le agaché. - Si, a ti también, enana - le dije, antes de darle un beso en la tripa.

 

Dar con el box donde estaba Sagitas no fue difícil. En realidad, solo había uqe seguir sus refunfuños.

- Aun no te han atendido? - le pregunté, al verla asi. Antes de que me gritara, saqué la varita y convoqué a mi patronus, dándole la orden de que encontrase a Hayame. Solo ella podría acercarse a mi madre y atenderla sin qeu se la comiera.

 

- Te ayudo a sentarte en la camilla. - dije, ayudando a Sagitas con cuidado a ponerse de pie, para luego, subirla a la camilla.

[Sagitas E. Potter Blue]

He de reconocer que Heliké, enfadada, se parece bastante a mí. Con varios gritos puso a toda la gente en ruta, consiguió una silla de ruedas y hasta me animó de que no sería nada. Enarqué la ceja. Aquí la malota soy yo, ¿por qué me suplía? Me crucé de brazos y afirmé varias veces mientras ella hablaba.

 

-- Sí. Eso. Todo lo que ha dicho -- repliqué, enfadada, porque no sabía bien qué decirles. Heliké les había dicho todo, más incluso de lo que se me hubiera imaginado. -- Vaya, bronca, mujer... Tampoco te pases.

 

Aunque estaba contenta de que me hubiera ayudado, por supuesto.

 

-- Claro que no pienso hacerte enfadar, mujer, no me atrevería. Seré buena chica y esperaré pacientemente aquí a los sanadores para que vean mi pupa. Ve tranquila, sobrinita querida, anda, no pongas nerviosa a la bebita. Ve a tu revisión.

 

Y esperé cuando se fue.

 

Esperé.

 

Esperé...

 

A ver, ¿cuánto tengo que esperar? Me estoy muriendo y soy la hermana de la Directora, ¿no merezco que me traten con cierta prioridad? Seguro que me moría desangrada (aunque no veía sangre, ¡Dioses, me había quedado ciega, seguro!) y nadie atendía mi cadáver. Espera, me estaba volviendo paranoica por una tontería, tal vez sólo hubieran pasado unos minutos... O poco más... O todo el día (o meses, lo siento) o a saber cuánto había pasado desde que entré en el box, yo nunca llevo reloj encima.

 

A punto de gritar de nuevo, apareció Matt con su mujer abrazada. Sonreí, idílica escena. De repente, me entraron ganas de llorar, yo quería abrazar así a Jack y hacía tiempo que no lo hacíamos, no por él, por supuesto. Yo estaba esquiva. Supongo que aún debía recuperar cierto equilibrio tras lo sucedido. Pero no lloré, les sonreí.

 

-- Me he portado bien, Heliké, como te prometí -- aunque a punto estuve de no hacerlo, eso no se lo dije. -- Y no han venido a verme aún y ésto duele... Gracias, cielo, por ayudarme en este dolor inmenso que es la rotura de una pierna.

 

Naaa, estaba segura que sólo era una torcedura pero me gustaba ser quejica y que me mimaran. Otra vez esa sensación de que necesitaba los abrazos de Jack. Necesitaba dejar de ser la mujer fuerte que puede con todo y que sonríe para convertirme en la niña que necesita protección, ese abrazo con el que la persona que te ama te dice que estará a tu lado toda la vida. Y la Muerte. Necesitaba a Jack pero no estaba así que seguiría siendo la mujer fuerte que todos conocían.

 

-- ¿Les chillas un poquito por mí, sobrina? ¿O me desquito yo misma?