♦..Cacao Café..♦ (MM B: 103979)

[Hayame Snape Potter Black]

La vampireza parpadeó varias veces con los ojos convirtiendose en un par de puntitos sin entender del todo el porque el elfo se sentía de aquella forma al verla utilizar el cambio en la gravedad de los objetos que por lo general todos los vampiros podían utilizar a gusto y placer por aquellos dones o maldiciones como algunos lo consideraban, pero tan solo suspiró con suavidad

 

Se rascó un lado de la cabeza antes de comenzar a mecerse en un solo pie como si ella misma fuese una especie de columpio antes de hacer un gesto adolorido al recordar el golpe que aun le zumbaba en el tobillo, por lo que había ocurrido en el patinadero

 

En verdad que había sido un verdadero fastidio el carecer de un equilibrio decente sobre el hielo cuando era de las cosas de las que se sentía mas orgullosa, el no caerse de grandes alturas

 

Volteó hacia el elfo y ladeó la cabeza con gesto confundido

 

-No estoy haciendo trampa, Corrolo?? así te llamas?

 

Dijo colocandose ambos brazos en la nuca y meciendose un poco mas

 

-Es algo de los vampiros, podemos desafiar la gravedad y no sucede nada... incluso si caemos por lo general terminamos sobre nuestros pies aunque ultimamente creo que mi cuerpo lo ha olvidado =.=

 

Lloriqueo antes de ver con emoción aquello que le presentaba el elfo, antes de verlo de reojo ¬¬

 

-En verdad elfito?? que en verdad te la hice de mala? ToT

[Vrael Myrddin]

--Dame el chocolate por lo pronto, lo prefiero al café -- mi sonrisa de bobo no escondía nada -- Sabes, pues han pasado cosas que me gustaría contarte -- sabía que era muy arriesgado decirle de frente que era lo que sentía por ella, por lo cual no me quedó mayor opción que usar una estratagema de indirectas, solo que no era muy bueno con ese lenguaje; solo esperaba que resultara mal. -- No sé por qué, o tal vez si lo sé... en fin eso no es importante ahora -- me estaba liando, pero no sabía como empezar.


El nerviosismo del que era victima me hacía sentir muy estu.pido, y que mis pómulos ardían de colorados que estaban -- Sabes, te aceptaré el agua, y te invitaré a un café o lo que quieras -- ofrecí -- Conozco a la dueña del lugar, por lo que no creo que se enoje contigo le comentaré lo ocurrido si esto te genera problemas, además estaré consumiendo constantemente... y dejaré buena propina, pero quédate a tomar el café conmigo -- le pedí abiertamente.

Mientras ella se decidía y yo ponía cara de cordero a medio degollar (?) para ayudar a la elección que al parecer terminó por inclinar la balanza a mi favor -- Gracias -- dije corriendo la silla que había junto para que ella se sentara frente a mi. No me hice esperar y comencé a relatar -- Pues espero no te incomode, pero contigo me siento en confianza de decir esto, no tengo muchos amigos y pues a pesar de nuestro mal comienzo, creo que hemos superado el percance.

-- Creo que me gusta alguien y no sé como hacer para llegar a ella -- no estoy seguro pero es muy probable que mis ojos comenzaran a lanzar rayos de amor⁽¹⁾ -- Creo que me gusta una chica... y... y... sé que es muy rápido para intentar algo y que puedo espantarla, pero en verdad me gusta, creo que desde el momento que miré en sus ojos -- le conté, aunque claro ella no sabía ni tenía como saber que era de ella de quien hablaba -- Se que la conozco poco, no sé mucho sobre ella, ni tampoco sé si siente lo mismo por mi, pero necesito consejos, y creo que tu eres la más indicada para hacerlo... --

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⁽¹⁾

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[Mei Black Delacour]

Luna Delacour

 

 

Tenía una sonrisita algo tonta en su rostro que no podía ignorar para nada, ¿acaso había encontrado algo gracioso en ella? También parecía nervioso, como si desease confesar algo pero no pudiera. Por su parte, Luna no sabía si tenía algún problema mental tal vez, cambiaba de actitud a cada segundo, sin mencionar que parecía estar sudando la gota gorda.

 

–Ah, yo paso de tomar algo, estoy en horas de trabajo… Pero no creo que me digan nada por sentarme contigo un rato – dijo luego de pensárselo durante un momento. No es que no confiase en la palabra de que él conocía a la dueña, sino más bien que estaba haciendo un trabajo casi impecable y deseaba seguir así. Pero un permitido no haría nada mal.

 

Observó a lo lejos a la cajera, que parecía estar distraída con algunos otros clientes y luego volvió a mirarlo a él. Casi se asustó debido a la extraña cara que estaba poniendo, más que resultarle tierno o algo parecido le daba un poco de escalofríos. Soltando un fuerte y largo suspiro, tomó asiento rápidamente para que nadie la viese y se ocultó lo más que pudo sobre el asiento mientras él ya comenzaba a hablar.

 

Mientras Vrael hablaba, Luna lo escuchaba de forma atenta, aunque sin poder evitar fruncir cada vez más el ceño. Estaba comenzando a arrepentirse mucho de haber accedido a quedarse, ¿por qué tenía que soportar aquello? Estaba poniéndose cada vez más furiosa por decirlo de alguna manera.

 

–Felicidades – dijo en un tono más ácido del que cualquiera pudiese tolerar –. La verdad no creo que pueda ayudarte mucho… No conozco a la chica como para poder saber lo que piensa o podría llegar a sentir pro ti, y sobre todo, no es que te conozca mucho como para poder darte una mano realmente.

 

Se cruzó de brazos, se apoyó en el respaldo y dirigió la mirada hacia otra parte. Acababa de ponerse de muy mal humor, se arrepentía de haber aceptado la invitación y, sobre todo, detestaba el momento en el cual se lo había encontrado allí. Tenía la impresión de que los encuentros cada vez los iría empeorando más, como ahora lo había logrado, superando con creces el dejarla plantada el día que se conocieron.

 

–Ojalá tengas suerte, – ojalá no tengas el mínimo de suerte pensó, contradiciendo sus propias palabras a la vez que se levantaba y apoyaba ambas palmas de las manos sobre la mesa – no puedo hacer mucho. Ahora te traigo lo que pediste – dijo ahora, girándose y disponiéndose a irse para traerle el chocolate y junto a ello el agua.

[Ela Karoline]

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Un escalofrió recorrió el cuerpo de la delgada mujer, sus ropajes no eran los más adecuados para el clima Londinense, ni para la época, estaban algo gastados por el uso continuo, lucían encogidos como si proviniesen de un mal lavado, aunque la verdad es que los tenía hacia muchas lunas, tantas que empezaron a quedarle altos de ruedo y un tanto apretados.

Era la primera vez que caminaba por las calles con total libertad, que veía los escaparates y que tropezaba con la gente, todo era absolutamente nuevo. Al escapar de aquella cabaña apartada de todo y de todos, la mujer de cabellos negros y piel casi traslucida se sentía algo intranquila, pero emocionada.

Su captor en aquel lejano país, se había olvidado de su existencia, dejo de llevarle alimentos y de visitarla en aquella oscura cabaña donde solo penetraba la luz cuando el abría la bien tramada puerta. Había vivido sumisa hasta entonces aceptando su destino, pero cuando el pan y el agua faltaron una chispa interior le obligo día tras día a pensar cómo salir de allí, al fin lo había logrado y ahora estaba parada ante un extraño asiento que parecía invitarla a subir y a cobijarse en el.

—¿Que puede pasarme?— se pregunto en un hilo de voz, mirando el asiento que no era otra cosa que el elevador a Cacao Café. Cuando lo ocupo y este comenzó a elevarse se aferro tan fuerte a uno de los brazos que sus nudillos perdieron todo color, su respiración se agito al punto de sentir que no era capaz de llevar suficiente oxigeno. Cuando al fin aquel artefacto se detuvo se lanzo al piso de forma desesperada sin darse cuenta que muy cerca de ella había una mesa ocupada por un mago y una bruja que estaba de pie (Vrael y Luna Delacour).

[Sophie M.]

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Apenas si leía los rótulos de los negocios del callejón, sabía a ciencia cierta que perdería preciados minutos si me fijaba detenidamente en cada uno de ellos. Sobre todo porque cada vez se abrían nuevos negocios por tanto siempre era una sorpresa que te esperaría en aquella callejuela adoquinada.

 

Mi visita del día de hoy, estrechamente relacionada con el trabajo, en cambio contaba con un objetivo claro, de acuerdo con Roxanne debía visitar un sitio llamado Cacao Café, pues querían contratar los servicios de la Oficina.

No fue tan difícil de localizar el lugar pues había un llamativo rótulo que ponía el nombre y la ventana no era más que un compendio muy apetitoso de diversos chocolates. Tragué el exceso de saliva pensando que no sería capaz de comprar al menos uno. Pero para mi sorpresa a pesar de que giré mi cabeza en ambas direcciones no fui capaz de encontrar una puerta de acceso. En cambio de eso una banca se alzaba poco más allá.

 

Alcé la cejas con sorpresa, no importaba cuando creía estar acostumbrada a la magia, a veces me sorprendía tanto como la primera vez. El vacío que provocó en mi estómago el tirón de la silla al elevarse dejó un leve mareo pero sobre todo una sensación de júbilo y emoción. Una vez arriba me arreglé la capa que colgaba de mis hombros y avancé entre mesillas de madera dispuestas por todo lado.

 

El fuerte olor a café me llevaba hasta el lugar donde se encontraban los trabajadores.

 

-Buenas - dije en voz alta captando la atención de alguno - busco a alguno de los dueños del local es para los servicios de Red Flú y Antiaparición - expliqué para que éste fuera a comunicar con sus jefes el mensajes. Mientras yo me giré curiosa para observar el lugar embriagada con el olor.

[Ela Karoline]

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Era uno de esos días tranquilos, en los que los clientes llegaban al local para hacer un break en su rutina, o en sus compras, se sentaban en una mesa y disfrutaban de la cafeína o del cacao de buena calidad que ofrecían cada uno de los productos que allí se producían y se ofrecían al cliente.

Tras la barra un par de elfos vigilaban las mesas, otro daba una vuelta por las atracciones para lo más pequeños, viendo que algún chicuelo no se hubiera quedado atorado en la casa del árbol o estuviera bebiendo demasiado chocolate en el tobogán. Mientras tanto la brisa producida por los árboles y plantas que estaban colocados estratégicamente por toda la terraza llegaba a cada mesa, incluso a aquellos que solo se acercaban a la barra para ordenar alguna delicia para llevar.

—Hola— saludo Heyda al escuchar a la bruja que recién ingresaba al local, la elfina de ojos avellana estaba enterada de la solicitud que su ama había hecho para la colocación del hechizo anti-aparición y también para la red flú, precisamente por eso había mandado a construir una singular chimenea.

—Mi ama no se encuentra en este momento, pero estoy autorizada para comenzar los tramites— comento la elfina dependienta con toda soltura, si bien era cierto que algunos magos no toleraban a los elfos, Cye era diferente, le trataba con cariño y respeto y le había enseñado a leer y a escribir, incluso le había mostrado como rellenar el formulario llegado el caso.

—Si desea tomar algo mientras tanto, con gusto lo serviré— dijo en tono suave conduciendo a la mujer a una de las mesas junto al barandal de plantas que protegía a los clientes de caerse al vacío y también le permitía una vista del Diagon, de los transeúntes y de las tiendas en la acera de enfrente.

Editado 28 de Septiembre del 2014 por Cye Lockhart

[Sophie M.]

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Una elfina había tomado mis palabras y ahora me contestaba con tal desenvoltura que demostraba el mucho conocimiento que tenía del negocio. Su voz era calmada y segura, señas de un elfo que no sufría maltratos usualmente. Sonreí ante sus palabras. Habían dos facetas mías en cuanto a mi trato con los elfos, una sanguinaria, cruel y un poco en mi faceta mortífaga y otra, como hoy, más relajado y casi con desinterés. En general solo tenía que ver con mi humor, o bien mis labores, en este caso oficiales.

 

- Muy bien – le contesté con tono reposado mientras hurgaba en el bolso en busca de uno de los formularios – voy a requerir que llenen este formulario, recordando que las conexiones son por partida doble y por tanto de querer conectar con otro local o mansión, ésta mansión o negocio deberá también contratar los servicios y cancelar la tarifa correspondiente- aquellas palabras salieron de forma monótona pues recitaba lo mismo cada vez que entregaba uno de aquellos formularios.

 

Presente:

Por medio del presente memorándum, indico que sí deseo mantener los siguientes servicios, y estos consciente de los costos:

Indicar detalle de los servicios solicitados, ejemplo:
- Conexión de la red flu:
-- Conexión a X - 300 galeones (Cada conexión)

- Hechizo antiaparición activado: 800 galeones.
- [indicar detalles del hechizo antiaparición]

Total: X galeones, que autorizo que se descuenten de: [indicar bóveda de la que se descontarán los servicios, adjuntando el link]

Agradezco de antemano su atención.
- Indicar aquí: [Nombre de la Familia-Mago-Negocio]
- Tópico de Registro de la Familia o Negocio. [Adjuntar Link]
- Tópico de la Granja, Mansión, Castillo o Tienda. [Adjuntar Link]

 

 

 

- Le aceptaré gustosa alguna bebida – comenté pues mi olfato aún estaba embriagado - sorpréndame – añadí pues no conocía el menú y que mejor que ser recomendada por alguien tan asiduo a lo que se hacía allí. La vista era asombrosa, nunca antes había observado el callejón desde aquel ángulo, de pronto me distraje con el pensamiento de compartir una bebida con alguien especial.

[Ela Karoline]

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Heyda la elfina de Cye que estaba atendiendo a la funcionaria ministerial, sonrió al ver que la bruja aceptaba sin hacerle mala cara que ella comenzara los tramites, mismos que su ama había autorizado y para lo cual la había entrenado, no porque quisiera librarse de ellos, sino porque constantemente estaba de viaje en busca de materia prima de excelente calidad para cada uno de sus negocios, incluso ese, pues el cacao provenía de un región distante llamada Venezuela y el café, ese era traído de Colombia.

Vio como la chica sacaba un formulario igualito al que la Lockhart le había mostrado señalando cada dato que debía colocar, pero antes de enfrascarse en hacer garabatos, debía satisfacer a la bruja como cliente, sembrarle el gusto por los productos del local y que mejor ocasión que aquella que le daba carta libre.

—Bien, deje traerle algo rico y enseguida lleno eso— señalo el pergamino como si este fuera a morderle, trono los dedos y desapareció, al cabo de poquísimos minutos regreso con una bandeja y puso ante Sophie dos platillos, un espumoso capuchino y un trozo de tarta de chocolate con una fresa recien cosechada, luego tomo el pergamino y se lo llevo a la barra para dejar a la bruja que disfrutara de su platillos mientras ella luchaba en secreto con la escritura.

[Sophie M.]

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Estaba maravillada en aquella instancia y lo estuve aún más cuando la elfina muy conveniente trajo consigo un chocolate y un pedazo de tarta que solo de apariencia se veía muy apetitoso. Sin embargo de pronto recordé un detalle que no le había explicado sobre el trámite.

 

- Por cierto - dije atrayendo su atención pues prestamente ya se retiraba a rellenar el formulario que le había entregado y me dejaba para que disfrutara del bocadillo que me había traído - puesto que creo que es un local nuevo es importante mencionar que no hay problema en colocar la bóveda de alguno de los dueños del local y de ésta se descontará el total a cancelar de los servicios - la elfina asintió en total comprensión y no esperaba menos, era un elfina de negocios, seguramente muy inteligente.

 

Luego de aquello di el primer sorbo a la bebida, estaba caliente pero también dulce. Muy animada comencé a engullir la tarta y cada nuevo mordisco era señal de preocupación, pues pronto se me acabaría tan delicioso manjar.

 

 

[Ela Karoline]

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Antes de que se alejara completamente de la mesa la elfina había recibido una última indicación, a la cual había asentido de forma comprensiva, luego arrimo un taburete a la parte interna de la barra y se sentó hizo acopio de tinta y puma, aunque le temblaba un poco el pulso, miró en dirección a la mujer, preguntándose si tendría de casualidad otro papelito de esos, en caso de que echará a perder este.

—Nada de eso Heyda— se dijo a sí misma y se concentro en llenar el papel. Lo primero que hizo fue leerlo todo y entonces se dio cuenta el porqué la mujer decía lo de los dueños y las bóvedas, pero no habría problemas en ese sentido, Cye era muy previsiva y sabía que odiaba no tener todo en buen orden para pagar los salarios de cada uno de los trabajadores que dedicaban tiempo y esfuerzo para sacar adelante cada negocio y Cacao Café no era la excepción.

Varios minutos después levanto el rostro del pergamino satisfecha de que cada renglón estuviera lleno, a pesar de que sus manos eran un desastre con manchas de tinta que goteo mientras ella pensaba lo que iba a colocar. Trono los dedos y desapareció, cosa que nadie parecía notar pues cada cual estaba en lo suyo. Momento después aparecía con cara de seguridad, pues había viajado con la magia elfica a donde su ama para que esta lo firmara personalmente y regresaba lista para entregárselo a ala funcionaria del Departamento de transporte.

—Buen señorita, aquí tiene el formulario lleno, vera puse la bóveda del negocio que cuenta con galeones para cubrir los gastos y mi ama le acaba de dar el visto bueno— claro que no iba a explicarle que se había trasladado fuera del local para ello.

Solicitud de Servicios Ministeriales ante Funcionario del Departamento de Transportes.

Señores:
Oficina de la Red Flú
Presente:

Por medio del presente memorándum, indico que deseo contratar los siguientes servicios, y estos consciente de los costos:

- Conexión de la red flu: 300 galeones

• Conexión con el Castillo Lockhart

- Hechizo antiaparición activado: 800 galeones.

• Solo la propietaria (Cye Lockhart) y los elfos de la dueña, puede aparecerse en cualquier espacio del negocio
• Los demás deben hacerlo en la acera frente al elevador del negocio, pues no hay puerta de acceso a nivel de calle.

Total: 1.100 galeones, que autorizo que se descuenten de: la bóveda de Cacao Café

Agradezco de antemano su atención.

Cye Lockhart
Propietaria

- Cacao Café
- Registro Ministerial de: Cacao Café
- Local en el Callejón Diagon de: Cacao Café