๑Moco de Troll๑ (MM B: 104903)

[Mael Blackfyre]

La gente en el Callejón Diagon paseaba de un lado para el otro. Hasta que no escuché atentamente algunas conversaciones había olvidado que entrábamos en una época muy activa para todos: las fiestas navideñas se acercaban. Eso significaba que todo el mundo decoraría sus hogares, que todos los niños entrarían en una etapa donde les prometían todo tipo de cosas a sus padres con tal fin de que éstos, le compraran lo que más deseaban. Por eso los locales se verían totalmente lleno de personas comprando, alteradas. Una leve ráfaga de viento y una voz conocida, hicieron que me girara hacia la puerta.

—Morry —solo logre murmurar su nombre cuando se abalanzó hacia mi. Era una suerte que estuviera a mantenerme con la misma postura, sino hubiera terminado con la cabeza partida en tres pedazos por haber impactado en el suelo. Sus palabras me llenaron el corazón. Me alegraba verla bien, aunque podíamos decir que estaba un poco alterada por lo que estaba sucediendo adentro. Sus intentos de arreglarse el cabello fueron en vano cuando otra persona asomó la cabeza. Cirse saludaba—. ¡Claro que deseo entrar!

La música llegó a mis oídos una vez que atravesé el umbral de la entrada. No había demasiado alboroto pero era normal que las chicas intentaran mantener todo en orden, porque después de todo, cualquier otro cliente podría desagradarle la imagen del negocio e irse. La joven me había preguntado por mi viaje, no se le escapaba ningún detalle. Pude escuchar la voz de copropietaria dando algunas órdenes y amenazas.

—Estuvo excelente. Tuve que ir a Marruecos. El ministerio debía intercambiar algunos archivos —en las últimas palabras, asegurándome que solamente mi hija me viera, le guiñé un ojo esperando a que entendiera que no todo era verdad. Que la Orden del Fénix me había enviado allí para otra cosa, solo que usábamos la fachada de la institución mágica para que nadie sospechara. Era Auror, todos creían en aquellas misiones—. ¿Necesitan ayuda por aquí? Porque puedo llamar a mis elfos personales para que den una mano. Estoy seguro que estarán más que encantados. Y así Cirse no necesita alterarse. ¿Tú como has estado? —le pregunté a la vez.

[Leslie Ashryver PB]

-Ya ni me acuerdo porque habia tomado- le dijo encojiendose de hombros a Romina.

 

El dolor de cabeza era horrible lo que era en cierta forma bueno, si estaba asi no era por que algo bueno hubiera pasado, y lo peor fue despues una frase y una imagen medio borrosa de su sobrina hicieron que se tambaleara hacia atras y se cayera golpeandose la cabeza con uno de los estantes pero aun conciente.

 

Maldijo por lo bajo, lo que sea que le haya pasado y se maldijo ella misma al haberle dicho eso pero no podia sentir a Morrighan dentro del local por lo que supo que estaria afuera, son sus piernas tambaleandose se puso de pie para ir en busca de la joven pero su estomago vacio reclamo su atencion.

 

-Jamas tomen sin comer mientras lo hacen- les dijo a las chicas antes de salir corriendo al baño(? si es que tenian uno.

[Morrighan McKenna]

Cirse muy amablemente había invitado a Elvis a pasar al local, por lo que ambos habían ingresado. Morrighan quería mostrarle el lugar a su padre, quizás hasta encontraría esa faceta traviesa de él que los había unido en aquel primer encuentro, pero el lugar en ese momento no era para nada acogedor. Le habría gustado que, al menos la primera vez que iba, el negocio estuviera ordenado y hubiera menos gente, así podía revisar todo tranquilamente y no tenían que andar cuidándose de que les caiga algo en la cabeza. Una vez más la bruja se encontraba en esa posición de estar molesta y tratar de ocultarlo para no preocupar al auror y opacar su alegría, así que haciendo una mueca rara que pretendía ser una sonrisa se dirigió a él:

 

- Marruecos suena genial, me encantaría saber más pero ¿Te parece si te muestro los otros pisos? El Jardín botánico es un lugar bastante interesante - y por lo bajo, sin que nadie más la escuchara, agregó - y no es tan fácil el acceso, así que podremos estar tranquilos. - Volviendo el tono a la normalidad, e incluso un poco más fuerte para disimular el secreto de la frase anterior concluyó - Te lo agradezco, pero no. No quiero que te molestes. Es nuestra responsabilidad ordenar el local.

 

Tenía ganas de poder hablar con su padre, y quería evitar confrontaciones que se veían muy próximas, dadas las órdenes de Cirse y la respuesta de Romina mientras que Memi... - ¿Y Memi? ¿Se fue? - Preguntó al aire. Hasta ese momento no había vuelto a prestar atención pero su tía había desaparecido. No estaba segura de qué tan mal pudiera resultar eso, pero el lado positivo era que al parecer ya podía mantenerse en pie sin ayuda de nadie. Elvis al menos se había ahorrado la visión de la bruja en un estado de embriaguez avanzado y su tía se había ahorrado lo que podía ser una situación embarazosa. - Bueno, en un rato vuelvo - anunció a todos los presentes mientras se dirigía a la escalera.

 

Tenía intenciones de limpiar el lugar, pero primero atendería a su padre como se debía. En parte había sido su culpa el desorden, pero al fin y al cabo ella sólo había colaborado dándole un caramelo a una de las chicas. Lo único que esperaba era alguna transformación extraña y unas risas, luego todo seguiría su curso, jamás se imaginó que terminaría en semejante desastre. Sólo tomaría unos minutos limpiar todo y quizás para cuando volviera ya estuviera hecho, pero si no, ella se haría cargo. No de buena gana, claro, pero lo haría. Mientras tanto caminó esquivando unas bolitas rosas que todavía estaban esparcidas por algunos lugares del piso y se dió vuelta para corroborar que Elvis la siguiera, pero los problemas no.

[Emilia Malraux]

el eco de sus zapatos sonaba en las empedradas calles del pintoresco callejon diagon, la vida y el color que emanaban de el hacian sentir a gusto a EMilia que habia decidido salir a tomar un paseo pues hacia mucho no lo hacia y necesitaba cambiar el aire que respiraba. Emtio con cuidado las manos en los bolsillos de su abrigo mientras observaba a la distancia su objetivo, aun recordaba la primera vez que habia pisado Moco de Troll y las travesuras que ella morri su hermana y los gemelos de esta habian hecho en el lugar.

 

Desde ese dia no habia regresado mas a la tienda, y no por falta de ganas si no que en su vida no sobraba el tiempo pues la academia y sus problemas personales, absorvian cada tic tac que marcaban los relojes. Apuro el paso acercandose a la magnifica casita amarilla donde sabia la esperaban miles de bromas, deseaba ver alli a Morri o a aluna de sus hermanas, sinceramente tenia mucho sin saber de ellas y ya empezaba a preguntarse si estarian vivas, o las habian matado en alguna redada.

 

se paro en el umbral de la puerta antes de entral pues necesitaba preprarse mentalmente para todo el ruido que escucharia alli adentro, respiro profundo y empujo la puerta siendo recibida por burbujas y carcajadas de los cuadros que estaban en el lugar.

[Mael Blackfyre]

No pude evitar sonreír por la actitud de Morrighan. Claro que aproveché a que estaba atenta a todo lo que pasaba a su alrededor. En parte podía considerarlo tierna, quería que estuviera todo perfecto y eso en el mundo mágico jamás sucedía. No necesitaba hacer uso de la Legeremacia para saber que estaba pensando, lo veía en los nervios que mostraba. Estaba cien por ciento seguro que se pensaba que todo era un desastre, de momento no insistiría con los elfos, pero si se desbordaba, entonces lo haría le gustara o no.

 

Llevé los brazos hacia atrás y entrelacé mis dedos. Tenían demasiados objetos para pasarlos por alto y en el camino aproveché a admirar cada uno. El piso era de madera por lo que resonaba por cada paso que daba. Las paredes eran tan multicolores como su exterior y cuando mi hija propuso de ir a conocer los demás pisos, si mal no recordaba, teníamos para buen rato. Miró para atrás para corroborar que la estuviera siguiendo mientras el alboroto se concentraba a nuestras espaldas.

 

—Por favor, deja de pensar que todo esto es un desastre. No es nada. Luego te enseño algunos pasos de limpieza generales. Créeme que se soluciona así —nos íbamos a dirigir hacia la zona de naturaleza. Eso me agradaba—. La otra vez, en mi negocio de La Mejor Opción que mantengo con Adryanie llegaron unos duendecillos de Cornualles por tercera vez. Conllevó hasta que el Departamento de Criaturas nos visitara y nos revolviera todo el local. Más todo el daño que habían causado esos bichos desgraciados. Así que, esto no es nada —teníamos que hablar de algo—. Cuéntame un poco. ¿Cómo les está yendo con éste negocio? ¿Con quién lo llevas? Deberían pasarme por el mío, queda más sobre la mitad del callejón.

 

Admiraba muchos objetos que decoraban las paredes y las mesitas en el camino. Me sorprendía la variedad de cosas que tenían y en mi cabeza pude deducir que en común con mi local, era que en el suyo todo estaba ordenado por pisos. Cuando me visitara, podríamos intercambiar cosas que no les sirvieran por algunas que estaban dentro de La Mejor Opción, teníamos tanto muggles como mágicas e incluso de generaciones antiguas, más de 100 años. Traté de cambiarle de tema a Morrighan, así no insistía en el desorden de Moco de Troll.

[Morrighan McKenna]

A cada paso que daban el ruido decrecía, indicando que se acercaban cada vez más a una zona despoblada. Todavía se encontraban cerca de los demás, a sólo una escalera de distancia, pero ya se sentía aliviada de dejarlos atrás. Mientras terminaba de subir los últimos escalones escuchaba con atención lo que le decía su padre. No se había dado cuenta hasta el momento pero con su preocupación no estaba haciendo más que preocuparlo también a él, y por algo que no merecía la pena de ninguno de los dos. Aún delante de él se esforzó por cambiar su expresión, aprovechando que no podía verla. Había decidido omitir sus comentarios sobre el negocio y no hacer más menciones al respecto.

 

Después de todo, y por mucho que quisiera evitar el tema, no sabía cuánto de su malestar se debía al desorden y cuánto era realmente por el comentario de su tía. Hacía ya un rato que había pasado y no había sido más que un intento desesperado por recuperar la botella de ron, pero bastaba un segundo para darse cuenta que en ese momento fue que su humor cambió. Por mucho que odiara admitirlo, ciertas palabras todavía tenían una rápida reacción en ella y aunque tratara de ocultarlo, siempre por algún lado se filtraba. Su padre, quien por cosas más importantes que la sangre se había ganado ese título, seguía hablando a pesar de su silencio.

 

- ¿Duendecillos? Eso no es nada comparado con Sirius y James, los gemelos fantasmas. Todavía no encontramos la manera de pararlos. - una sonrisita sincera se había dibujado en su rostro al imaginarse el desastre que podrían haber generado en el negocio de su padre aquellas criaturas. Sabía que esa había sido su intención al contárselo, y una vez más había logrado distraerla aunque fuera un poco de lo que la estuviera molestando. - Lo inauguramos hoy con Cirse y Memi. Nos tomó un buen trabajo pero tenemos grandes expectativas puestas en él. - Hizo una pausa pensando en el negocio de su padre - Cierto, algún día voy a ir a visitarte. Cuidado con tus cosas.

 

Era el primer día que el público podía acceder al local, pero ella ya había pasado más horas de las que podía contar ahí adentro y se había acostumbrado al pase brusco que indicaba la llegada al tercer piso a tal punto que por poco se olvidó de avisarle a Elvis. Con tranquilidad continuó caminando a pesar de que sus pelos y su ropa habían caído hacia lo que hace unos segundos era el arriba. Los objetos amenazaban con escaparse de sus bolsillos, pero la jóven se había asegurado de que se quedaran en su lugar antes de entrar en la habitación y si su padre había entendido a tiempo la advertencia, habría seguido sus pasos.

[Leslie Ashryver PB]

Alessandra corrió hasta el local que tenia con dos personas de su familia, su bella sobrina y su abuela/suegra ya que la rubia andaba con su tío abuelo Matthew, se mordió el labio mientras recordaba las pocas horas que andaba con el Malfoy pero tenia que sacar esas imágenes de su cabeza, ese día era importante, tenia que presentare a su madre a su hija Luna.

 

Sabia de primera mano como era su madre con las personas que ella no conocía, claro que gracias a Merlyn ella no había sido tan ruda en el principio con ella cuando se habían re encontrado sin ambas saber que eran madre e hija, suspiro cuando llego a la entrada y susurro *Travesura realizada* después de todo esa era la contraseña para entrar y así poder disfrutar del local, aunque en ese momento dudo si ese era el mejor lugar para citarse.

 

-Que sea lo que tenga que pasar- se dijo mientras se apoyaba en un rincón a esperar a que alguna de las citadas apareciera.

 

@ @Luna21

[Luna21]

Su madre le avisó para ir a un local llamado "Moco de trol" Le resultó chistoso el nombre, parecía ser un negocio que compartía con más familiares. Aparecí en el callejón en busca de ese lugar. Caminé siguiendo las indicaciones y llegué. Mi madre me había dicho que había que decir una contraseña.

 

-Travesura realizada.- Dije en voz baja vigilando que nadie había escuchado. Me miré el pelo intentando arreglarlo, siempre iba hecho un desastre. Ese día elegí un corset azul marino y una minifalda negra. Encima una capa negra que cubría mi rostro. Entré en el lugar y vi a la mujer que esperaba. Alessandra. Los nervios me afloraban la piel. Pues no sabía como reaccionaria mi abuela ya que no la conocía personalmente, quizás no me aceptase, o renegara de que fuera hija de su hija. Pero al fin y al cabo allí estábamos.

 

Me acerqué a donde estaba mi querida madre, abrazándola.- Hola madre. ¿Como está?- La miré con una sonrisa nerviosa. -¿Llegó ya?- Me di cuenta de que aún llevaba la capa. Me la quité descubriendo mi rostro y mi largo pelo rojizo.

[Leslie Ashryver PB]

<<-Que rápido->> pensó mientras veía como la puerta del local se abría, aunque dudo de quien podría ser si su madre o hija, -¿pero aquello realmente importaba?- se pregunto mientras se ponía derecha para recibir a la recién llegada. Un suspiro de alivio salio de los labios de la demonio mientras le mostraba una sonrisa cariñosa a su hija.

 

-Hola cielo- beso ambas mejillas -nerviosa y ¿vos?-

 

No veía a su madre desde que se mudo con ella a la Gryffindor, se veían mas cuando Kyttara la cuidaba cuando sus supuestos "padres sanguíneos" se iban sin avisar, Luna se quito la capa dejando ver su bello rostro y sus cabellos rojos como los de su padre y en ese momento el rostro de aquel hombre apareció en sus recuerdo.

 

Apretó los labios por unos segundos antes de contestarle a su hija -No, espero que lo haga pronto-

[Mael Blackfyre]

—El Departamento de Criaturas podrá contra ellos sin problema. Aunque déjame decirte que si no dan muchos problemas, entonces no se preocupen por quitarlos. Le da cierta… personalidad al negocio —avanzábamos cada vez más hacia la zona que me quería llevar mi hija. Aún podía ver parte de la decoración pero parecía el camino más largo que había echo en un lugar como ése. El silencio allí se respetaba demasiado, aunque había ciertas intromisiones como los mismos pensamientos de Morrighan. “Si sigue pensando así de fuerte, su frente se va a abrir en dos y podemos empezar una charla.”

 

Estaba seguro, conociéndola que no tenía que decirle palabra alguna. Había llegado hasta lo más profundo de su corazón, con un poco de ayuda de mis habilidades, pero luego de ésa vez, ya no podía volver a ése estado. Se caracterizaba por esconder más de lo que hablaba, y lo poco que expresaba podíamos decir que era demasiado. Su cabeza no paraba un minuto pero intenté hacer que me interesaba la decoración para que por lo menos se sintiera bien. Claramente que de esto jamás llegaría ni a pensarlo porque mi práctica me había llevado ni a que los profesionales se dieran cuenta.

 

— Es maravilloso todo esto, hija. Me alegra ver como encontraste tu hueco en el mundo —le dirigí una sonrisa ampliamente mientras llegábamos donde me llevaba. Pero una alteración en el techo hizo que mirara hacia allí. Un pequeño fogonazo, una niebla rojiza que se esparcía hacia todos lados y apareció justo en mis manos un pergamino. Me sorprendió realmente, pero más porque pensaba que el negocio contaba con sus protecciones. Estiré el papel y recorrí las líneas tan rápido que tardé lo mismo que una palpitación de mi corazón—. Discúlpame, Morry. Pero debo irme. Me necesitan...

 

“Luego te vas a enterar” le comenté. Era una noticia que afectaba a casi toda la comunidad, pero dependía de lo metido que estuvieras en el núcleo de ésta. Empezaba desde el Ministerio de Magia pero siendo parte de la Orden del Fénix, casi en el grupo que ideaba todo lo que iba a hacer el bando, era uno de los primeros que debía estar presente. Con un movimiento de mi varita el pergamino desapareció. Le aconsejé que pusiera hechizos antiaparición y luego le dediqué un beso en la frente. Giré sobre mis talones y mientras la túnica rozaba el suelo, desaparecí.