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El Parque de las Lamentaciones y Circ dels Joglars (MM B: 102350)


Sagitas E. Potter Blue
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"Madre Tierra, sujétame porque como no me contenga, mato a Heliké..."

 

Aquel pensamiento surgió de mi mente con tal rapidez que creo que hasta se vislumbró en mi cara. Sin embargo, tal como apareció cuando me dijo que dejara de ladrar, desapareció al recordar que, en el fondo, era buena persona (muy en el fondo, abajo de todo de un pozo reseco) y que sólo se metía conmigo porque le gustaba. Además, la cara de pánico con la que recibió la noticia de mi vuelta fue suficiente para sentirme satisfecha. Yo también aprovechaba todo momento para meterme con ella.

 

-- Pues sí, sobrinosa. Vuelvo y no te creas que voy a dejar que te me subas a la parra con eso de que eras jefa. Ten cuidado no te haga hacerme masaje en los pies, sentada en la silla de tu despacho.

 

Es decir, sería empleada pero no le iba a dejar disfrutar mucho de su "poder" de Jefa. Allá habría pelea, seguro, lo que haría divertido ir a trabajar cada día a Accidentes sólo por meterme con ella. Me crucé de brazos y solté un "Huum" muy sonoro.

 

-- Ellas no sé pero tú sí, estoy segura que estás de "cháchara" porque no recuerdas ni como se hace un hechizo de reparación simple.

 

Bueno, mejor no seguir por aquí y ponerme a resguardo o capaz que Heliké me recordaría que sabía usar la varita. No podía olvidar que su aura era algo negruzca, como si no la tuviera del todo limpia. ¿O sería que la veía así porque pretendía casarse con mi hijo? A saber, pero mejor dejarla a solas con sus empleadas. Pero no pude evitar meterme de nuevo con ella cuando sentí la pregunta de Gabrielle.

 

-- ¿Enemigos? ¿Yoooo? Si soy una santa... Bueno, si tuviera que señalar a alguien... -- sabía perfectamente quién había sido, o al menos el grupo que había sido, pero era algo que no podía decir en voz alta. -- Yo señalaría a Heliké. Tiene muy mala baba cuando se enfada y esto no es nada a otros ejemplos que he visto en algún local cuando ella ha... ya sabéis...

 

E hice el gesto de empinar el codo. Me la estaba jugando. En cuanto entrara en Accidentes seguro que intentaría hacérmelas pasar canutas. Intentaría, no lo iba a conseguir porque yo seguía siendo yo y ay de ella que se pasara conmigo. Bajé la voz para contestarle a Luishita, pues no quería que Heliké supiera de nuestras palabras, aunque como era una vampira y una cotilla, seguro que se enteraba.

 

-- Tendremos tiempo de ponernos al día en Accidentes. ¿Aún está la tumbona junto al boquete de la Tercera planta? Me encantaba usarla junto al tobogán...

 

Mejor no seguir recordando fechorías..., mejor dicho, inocentes travesuras del pasado de ACC. Ahora iban a ser peores.

 

-- Bueno, os espero entonces por allá. Como soy la dueña, puedo aparecerme dentro sin tener que caminar -- le saqué la lengua a Heliké. -- Nos vemos por allá, chicas.

 

Desaparecí y llegué a la pequeña carpa de Dirección donde me senté en una cómoda silla tras una mesa llena de pergaminos. ¡Burocracia! Cuanto odiaba el papeleo...

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¡¡ACCIDENTOSA!!

 

 

No sé como llegué a saber que mis jefes del departamento de Accidentes estaban en el Circo de la tía Sagis. Supongo que fue Babi, quien se alegró tanto de verme en la tercera planta que no paró de besarme y achucharme. ¡Por poco me deja más delgaducha de lo que era! Creo que fue él quien me dijo que Heliké, Sagis y Matt estaban, junto a otras compañeras, en el lugar. Me zafé de un nuevo abrazo, ahora que aún estaba viva; salí del Miniterio y me escapé por una chimenea, mirando por encima del hombro por si el gigantón me seguía.

 

¿Cuánto tiempo hacía que no estaba en aquel lugar? Me sorprendieron los cambios. Sabía que la tía Sagitas tenía el Parque de las Lamentaciones. Allá habían pasado la noche más maravillosa con Lisa. Sentí una punzadita en el corazón, puesto que no sabía nada de ella desde hacía más de un año. Por mi culpa, por supuesto, nunca le echaría nada en cara a ella.

 

Pero ahora el Circo estaba unido al Parque, antes había una valla que había desaparecido. Era una gran idea aunque me extrañaba que la tía Sagis hubiera unido los dos negocios siendo que el Circo había sido el primero y siempre lo había amado. Caminé por aquella hierba (seguro que me mataba si lo veía pero no estaba cerca) hasta encontrar la zona de las taquillas. Estaban vacías, tal vez porque no era el horario de las funciones. Recordé cuando estaba en ellas, al principio de trabajar allá, cobrando a los clientes y vendiendo palomitas de colores.

 

Hoy volvía pero era por un motivo diferente, para arreglar una destrucción del Circo. ¿Estaría bien el dragoncito Bribóncete? Fue el primer animals que nació en mis manos en el Circo. ¡Ay, qué no le hubiera pasado nada! ¿Me reconocería?

 

Me dejé guiar por las voces. En un momento distinguí las de la tía Sagitas y la prima Heliké. Corrí hacia ellas, con grandes ganas de verlas de nuevo. Lucí en el pecho mi antigua insignia. Esperaba que sirviera ¿o las habrían acabado? Encontré a la prima, también al primo Matt y a dos chicas desconocidas. Me frené en seco, no quería interrumpir pero... ¿Quienes eran? Así que saqué el lado educado y me presenté:

 

- Buenos días. Soy Xell Vladimir, nueva miembro del Departamento de Accidentes. Me han dicho que había que restaurar el Circo. - Moví la mano en un "hola" mudo a Heliké y a Matt, mis primos, a los únicos que conocía allá. Sagitas había desaparecido de la vista.

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En dirección al Circo, reparaciones con @@Luisitha Black M.@@Gabrielle Delacour @@Matt Blackner @

 

Un aroma bastante familiar había llegado a mis fosas nasales, había hablado distraídamente con las chicas, hasta que sentí una especie de energía conocida... Era algo que había aprendido gracias a mi hermana Annabelle. Me giré y la vi.

 

- ¡Xeeeeeell! - grité de alegría y volviéndome sobre mis pasos me abalancé sobre ella, sí, soy un poco bruta a veces y casi la tiro al suelo- oh, disculpa - la abracé con fuerza - ¿Qué taal? - pregunté al verla tan bien...

 

- Que sepas, que no me gusta nada esos viajecitos que te haces... - negué con la cabeza.

 

- Bueno nuevo para ellas - le indiqué con la cabeza- ven, que te las presento.

 

- Éstas son tus compañeras Luisitha y Gabrielle que le gusta que le llamen Gabs - asentí sonriente - íbamos de camino al circo. Hay que mirar que los animales no fuesen perjudicados por el supuesto ataque mortífago - hice un gesto burlón...

 

La cogí de la mano y la guié junto con Matt y las chicas para que fuésemos todos a reparar el dichoso circo...

 

- Parece que está lejos - aún escuchaba a mi tía meterse conmigo pero simplemente la dejé pasar, básicamente porque quería trabajar con calma y tranquilidad.

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Sagitas había contestado y de inmediato se había arrepentido de haberle preguntado, había sido impropio pero agradeció el sentido del humor de la Potter al responder. De seguro había revoltosos...

 

–¿Animales estrambóticos? - dijo levantando la ceja, Gabrielle sabía a lo que se atenía al entrar a ese departamento.– Bueno...

 

Observó a Helike y siguió sus pasos ¿Para eso eran las señas no? Tomó a su hermana de la mano y la jaló para obligarle a caminar con ella, no iría sola, no con esos animales raros. Mientras caminaban la Black se percató de algo: Con la suerte de Lusitha, era mucho más probable que alguna de las bestias se fueran encima de ellas dos.

 

Ahora solo tenían que caminar hasta el lugar; la mirada miel recayó en Sagitas de nuevo, claro, ellos tendrían que caminar... Aunque era mejor que ella llegara primero para ahuyentar a cualquiera de sus animales extravagantes.

 

Los pasos cercanos hicieron que la Black girara el cuerpo buscando peligro. Con varita en mano buscó de dónde provenían y Helike salió al rescate ¿Antigua compañera? Escuchó atenta y se abrazó del brazo de Lu, no, no la perdería, más conociendo su suerte.

 

– Mucho gusto Xell .- Gabrielle sonrió mientras estrechaba su mano, al menos había más gente en el departamento – Como Dijo Helike, soy Gabs. Por cierto ¿Falta mucho Helike?

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Esperaba que mi regreso fuera una sorpresa para todos pero la reacción de la prima Heliké por poco me mata. Protesté después del apretón, del cual salí ilesa por puro milagro.

 

- ¡Ayyy, primis! Creo que me has dislocado las costillas y roto un hombro... Siempre olvidas que tienes la fuerza de un vampiro. Sigo siendo muy delicada... - Mi protesta era falsa. ¡Me encantó que me recibiera con tanta alegría! - Mis viajes son muy interesantes. Si supiera lo que aprendí en las tierras lejanas de las sacerdotisas...

 

Me presentó a las dos chicas y las saludé de forma muy cordial. Estaba entusiasmada con mi vuelta y con tener compañeras nuevas en el departamento de Accidentes.

 

- Encantada de conoceros, Luisitha y Gabrielle, Gabs mejor dicho. Bonito nombre. - Como se ponían a andar, casi corrí para alcanzarlas. - ¿A dónde vamos exactamente? ¿A los rediles? Tengo ganas de ver al dragoncillo. Habrá crecido en un año, ¿verdad? ¿Creeís que me reconocerá? Yo le daba el biberón, no puede haber crecido mucho, ¿verdad?

 

Tenía unas ansias locas por ver a los animales del Circo. Esperaba que no hubieran sufrido ningún daño.

 

- ¿Alguien sabe lo que pasó? ¿Un ataque? ¿Un descuido de la tíita Sagitas? Por lo que recuerdo, siempre tenía accidentes insospechados.

 

Alargué la zancada porque Heliké iba a un paso muy acelerado. Avancé a Gabs y Luisitha y bajé la voz para que no me oyeran.

 

- Oye, ¿qué le pasó a la tía? ¿Por qué dejó su puesto de Dirección y volvió a Accidentes? ¿Pasó algo de lo que deba enterarme?

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- ¿Alguien sabe lo que pasó? ¿Un ataque? ¿Un descuido de la tíita Sagitas? Por lo que recuerdo, siempre tenía accidentes insospechados.

– No, no sabemos, tenemos la sospecha que fueron vándalos, ya sabes... Adolescentes que se creen rebeldes.
Sonrió, el ánimo de la chica se le había contagiado a la Black y trataba de ahora ser ella quien le llevara el paso. Para ser "nueva" Xell tenía mucha más ventaja que Gabrielle, les conocía a todas (o eso parecía) y Gabs solo se dedicaba a estar de espectadora. Giró el rostro y clavó su mirada, sabía que de inmediato atacaría con otro golpe de preguntas.
Tal y como suponía, pero esa era una pregunta que ni ella sabía ¿Había sido jefa y dejado el puesto por... esto? Levantó la ceja, estaba desconcertada.
– ¿Sagitas? No... No sabía eso. Creo que tendrás que preguntárselo a ella, no estoy muy enterada de lo que pasa en el departamento, soy media novata. – volvió la mirada al camino, parecía no tener fin. – Si es que algún día llegamos...
La francesa estaba demasiado pendiente de sus pasos, tanto que había olvidado sus modales unos pasos atrás ¿Le había preguntado su nombre?
– Disculpa, como dije, soy media novata. No pregunté tu nombre.– sonrió nerviosa y se encogió de hombros – ¿Eras del departamento?

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Reparaciones con @ @@Gabrielle Delacour @ y @@Luisitha Black M.

 

Me había adelantado un poco al grupo, dejando a Helike y Sagitas con Gabrielle y Luisitha, pues la primera preguntaba acerca del lugar y a mi me preocupaban las criaturas del parque, no solo porque eran extrañas y casi de la familia, sino porque además sabía que habría crias pronto, y me preocupaban.

 

Asi qeu me perdí la llegada de la rubia. Por eso, cuando me acerqué de nuevo con los accidentosos, me encontre con Xell, recién abrazada por Helike, y algunas preguntas que quedaban en eel aire.

 

- La rubita de aqui delante es Xell Vladimir, accidentosa y Jefa de departamento hasta que salió de viaje. - dije, de pronto de muy buen humor, riendo.

 

Reduje la poca distancia que nos separaba en un par de pasos, abrazando a la rubia, eso si, teniendo algo más de cuidado en no hacerle daño.

- Donde se supone que estabas? - dije riendo, separándome de ella. - Tendrás que contárnoslo mientras bebemos algo...

 

Miré al grupo, incluyendo a Sagitas. Sabía que ella también había vuelto al departamento.

- Hay muchos destrozos, pero no parece que las criaturas sufrieran daños.

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Soy una mujer con muchos deberes burocráticos pero eso es demasiado papeleo para mi gusto. Cuando llevaba un rato leyendo pergaminos, pagando facturas de proveedores de pienso para los animales, salarios para el staff del Circo y haciendo arqueo de las entradas del negocio, bufé y decidí que tenía que levantar el pompis de aquella silla que, aunque era muy cómoda, se me estaba clavando ya en el mismo trasero.

 

Por ello, abandoné la Carpa de Dirección y miré al cielo. Aún era de día pero parecía que pronto caería la noche. Seguro que ya habían acabado de arreglar los desperfectos de la carpa central. Aspiré en el aire el aroma conocido de alguien especial. Pocos lo sabían pero me gustaban los olores, eran agradables. No quiero decir que disfrute con el olor fecal de las criaturas de los rediles, aunque ya estaba acostumbrada a ese aroma y no me molestaba; pero los olores me daban mucho información y mucho antes que la vista. Llegaba siempre antes una ráfaga de aire que me anunciaban la presencia de alguien antes que la persona llegara cerca.

 

Y en este caso, me anunció la llegada de Xell. Sonreí porque ella siempre había sido un rastro de aire fresco y puro en la familia. Aunque supongo que no lo diríamos, todos la habíamos echado de menos. Por eso, dirigí mis pasos hacia el lugar. Mi rostro cambió de expresión cuando pasé delante de la carpa y aún seguía por los suelos. ¿Pero dónde se habían metido los de Accidentes?

 

-- ¿Es que voy a tener que hacer el trabajo yo sola? -- grité, algo enfadada.

 

Avancé ahora más deprisa y casi choco, en un recodo del camino hacia el parque, con mi hijo Matt, quien estaba presentado a Xell al resto del grupo. Enarqué una ceja.

 

-- ¿Es qué aún no habéis empezado? ¡Demonios, Matt y Heliké! Esto es un negocio. Anochecerá pronto y habrá una función bajo las estrellas, al raso, si no os dais prisa para restaurar. Y os estoy riñendo. Sois jefes, sabéis de la importancia que un local o una mansión sea reparada al instante para que todo vuelva a la normalidad. Os merecéis que Amya os dé un rapapolvo por vagos. -- Miraba a los dos con cara agria, enfadada porque mi mente calenturienta se imaginaba que habían estado como bobos acaramelados en algún lugar del bosque en vez de hacer su trabajo. Sin embargo, mis facciones se hicieron suaves en cuanto me volvía a las chicas. No me había equivocado. Xell estaba con ellas. -- Esto no va con vosotras, chicas.

 

Sonreí a Gabrielle, Luisitha y a mi sobrina. No querían que pensara que era un ogro, sobre todo porque yo iba a trabajar con ellos en la tercera planta del Departamento de Accidentes.

 

-- Vosotras no tenéis culpa de que esos dos sean unos Jefes Ineptos. Si pudiera presentar una queja a Amya, lo haría. Pero lo peor de que la Directora sea mi hermana es que pasa de mi como de un grano en el trasero. Así que aún tenéis suerte de que yo no siga siendo Directora de Accidentosos o se os caería el pelo.

 

Sí, era dura pero... ¡Demonios, no había caído que ahora yo era su empleadas y ellos mis jefes! Bah, como si eso me importara. ¿Desde cuándo le tenía miedo a mi hijo y a mi sobrina, por mucho cargo superior al mío que ostentaran ?

 

-- Venga, venga, a ver si voy a tener que ayudaros yo en esto. ¿Ya le habéis enseñado a las chicas como se hace un Reparo? -- Sí, puede que sonara a burla, pero no sobre el valor de ellas para restaurar sino que me quería meter con los jefes porque... ¡Porque no me da la gana que se casen, a ver qué se han creído planear una boda sin mi permiso!

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La chica llamada Gabbs me contestó diciendo que habían sido vándalos. Eso me generó sorpresa y desconcierto.

 

- ¿Unos vándalos han destrozado el Circo? - en mi interior, traduje de forma mecánica "vándalos" por "mortífagos" pero no quise expresar mis dudas en voz alta, puesto que no sabía qué había pasado en realidad, debía pensar que sólo un miembro de bandos, un éx-miembro como era mi caso, aplicaría ese nombre desde el principio. - No sabía que hubiera gente tan mala que no le gustara el Circo. Era un negocio sensacional, estuve mucho tiempo trabajando aqui.

 

Me preguntó el nombre y, cuando iba a contestarle, la voz de mi primo Matt se adelantó. Me agasajó con un fuerte abrazo que le devolví encantada.

 

- Tuve un año sabático, primo. Ya os contaré cuando estemos en casa, con algún sorbete de limón como los que hace Taga. - Taga era la elfina de mi madre, en la mansión Vladimir. - ¡Oh, oh, las criaturas estarán bien, espero!

 

Me puse un poco triste ante la idea de que unos vándalos hubieran hecho daño a los bonitos animales dle Circo. A lo lejos se oyeron gritos. Me puse a la defensiva y tomé mi varita, por si acaso, aunque no hizo falta. Enseguida apareció la tía Sagis. Lucía enfadada porque aún no hubiéramos empezado con las reparaciones.

 

Me reí por lo bajito, Sagitas les estaba echando un rapapolvo enorme a Matt y a Heliké por la tardanza y nos especificó, a las otras dos compañeras y a mí, que era porque ellos eran unos vagos.

 

- Vamos tía, no seas tan cruel como los primos... Mira, ya estamos - habíamos caminado hasta llegar a los desperfectos. - Todos sabemos hacer reparo, ¿a qué sí? Anda, deja de chillar y déjanos trabajar, verás que muy pronto tienes todo como nuevo.

 

Me giré hacia Gabbs y Luisitha con una gran sonrisa.

 

- Es un poco gruñona pero es muy buena cuando se le pasa - les dije a modo de explicación.

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En dirección al Circo, reparaciones con @@Luisitha Black M.@@Gabrielle Delacour @@Matt Blackner @


- Faltará si nos andan interrumpiendo cada dos por tres la maldita caminata - protesté por lo bajo. Vale sí, quizá un poco borde, pero ya estaba cansada y era hora de continuar...


- Y sí, estrambóticos, como un basilisco - sin poder evitarlo estallé a carcajadas.


Había presentado a mi prima al resto de accidentosas, siempre se me olvidaba la fuerza que podía tener...


- Huy, ésto, lo siento, sabes que siempre se me olvida jiji - puse la mano delante de la boca, porque sabía que, cómo tuviese un ataque de risa, no pararía.


- No Xell, bueno supongo ya ni sé -bufé cansada...


- ¡¡NOS MOVEMOS Y DEJAMOS DE TANTA CHARLA PARA DESPUÉS O QUÉ!! - grité ahora- nos van a salir canas de tanto esperar, maldita sea...


- Mira prima, esas cosas se las preguntas a ella, yo juro que no tuve nada que ver con su cese - me encogí de hombros...


Las chicas no se movían pero ahora era yo la que me desplazaba con rapidez para llegar.


- ¡Deja de ladrar por la virgen! -sí, era mi delicada voz protestando hacia Sagitas- si tanta prisa tienes, repara tú misma. No tenemos la culpa si nos andan enredando por el camino, ¿entendido?


Sí lo sé muy borde cuando me enfada, muy borde.


- Las muchachas están más que especializadas en hacer un reparo en condiciones que para eso han salido de la Universidad. Aunque a algunas brujas hayan que romperles la varita por eso de que actúan más como muggles. Quizás hasta incluso sean más útiles en ese lado... Tanto protestar ni tanto protestar - me sacaba de quicio que se pusiera a dar órdenes. No podía evitarlo, me salía toda la mala leche acumulada del día y así estallaba, a grito pelado.


- Ten cuidado tú, que no les enseñe maldiciones a espaldas de dirección... Fui profesora de Artes Oscuras. Así que mejor, no me toques las narices, que conozco mucho del tema - alcé una ceja, de aviso - ahora sólo espero que nos dejes trabajar en paz... ¿entendido? Vete a mirar a tus bichos a ver si no se te han escapado...


huy... huy... se va a liar, continuará... xDDD

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