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El Parque de las Lamentaciones y Circ dels Joglars (MM B: 102350)


Sagitas E. Potter Blue
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Xell, Dpto. Accidentes:

 

Amaba mi familia. ¡Eran todos tan iguales, tan diferentes, con tantas cosas en común como tantas dispares...! Así era la tía Sagitas, así era la prima Heliké. Era evidente que, a pesar de llevar un año fuera, nada había cambiado. Algo que me encantaba y me hacía feliz, aunque siempre me tocaba la labor de mediadora.

 

- Priiiimaaaa, no seas mala. Ya sé que no tuviste nada que ver con su cese. Te habría roto una pata o algo así si haces algo en contra de ella. La tíita Sagis es muy buena excepto cuando se enfada, que entonces hay que atarla hasta que se le seque la bilis.

 

Menos mal que Sagitas iba por delante y no nos oía o... ¿O sí oiría?

 

- ¡No le digas eso! No le digas que ladra... No le digas que restaure ella, que es capaz de hacerlo y pasarnos una factura. Entonces, la que nos mata es Amya.

 

Pero Heliké seguía hablando muy borde a la tía. Lancé un suspiro y me quedé un poco rezagada, al lado de Luisitha y Gabbs.

 

- Mi familia es así. Raras... - no había falta que las escusara, seguro que ya llevaban un tiempo en el departamento y se habían acostumbrado. - Pero las quiero igual. Y estoy segura que Heliké no sabe de maldiciones. Habla por hablar. Es una santa.

 

Esperaba que no creyeran que tenían a un mortífago por jefa del departamento. Saqué la varita y empecé a moverla por delante de la tela de la carpa central. Al instante, ésta empezó a elevarse y un haz luminoso iba reparando los rotos.

 

- ¿Ves tiita? - le grité para que me mirara y no contestara feo a la prima. - Aún sé hacer un Reparo con pericia.

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Departamento de Accidentes, reparaciones, en el Circo:

 

La prima Xell, como siempre ella, mediadora...

 

- ¡Hay prima! - exclamé contenta de verla - cuánto me alegro de que hayas vuelto, de verdad - asentí con la cabeza, con una gran sonrisa- siempre dispuesta a mediar entre nosotras a pesar de todo... Echaba de menos eso, la verdad...

 

- Primis, la tía saca la bilis estando o no enfadada... no la excuses - negué con la cabeza con una sonrisa. Vi que hacía el encantamiento reparador...

 

- Excelente, veo que no has perdido tu toque - le dije, con una sonrisa cariñosa...

 

- ¿Pasar factura? - sin poder evitarlo, estallé a carcajadas- vamos mujer, no somos vulgares muggles, somos brujas y con varita. Eso es insignificante. No cobramos, por mucho que alguien - enfaticé la palabra sin mencionar a nadie - lo haga. Además ella también es accidentosa, no creo que sea capaz de hacer eso. Sería como tirar la piedra a su tejado - dije, encogiéndome de hombros...

 

- ¿Por dónde demonios hay más destrozos? - miré a mi alrededor - bueno, iré al interior de la carpa, que seguro que hay taburetes o cosas así por el estilo que reparar...

 

Con una sonrisa y con la varita en alto me adentré al interior...

 

- ¡De santa nada Xell! - le grité desde el interior - ni te imaginas lo que puede hacer la magia, así que, espero que nadie me provoque, o puedo lanzar tal maldición de fuego maldito que puedo destruir ésta carpa en un periquete - no pude evitarlo y había lanzado esa amaneza...

 

Susurré varios reparos arreglando las bancadas que estaban completamente destrozadas.

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Con familia como ésta... ¿Quién necesita enemigos? Allá estaba Xell diciendo que no chillara, que era una gruñona aunque buena, que si tenía bilis cuando me enfadaba... ¿Buena? Como siguiera mencionándome a sus espaldas le iba a enseñar lo buena que era. No, mejor no, que su madre Reena me daba miedo. Heliké tampoco se quedaba callada y soltó una indirecta sobre las que nos gustaban la vida con los muggles. Gruñí y no por lo bajo, precisamente:

 

-- Sí, te romperé la varita en tu espalda, por criticona. ¿Qué no te toque las narices? -- Mi mandíbula tembló ligeramente de rabia. -- Tú a mí no me das órdenes en mi negocio, muchacha, aunque seas mi jefa departamental, no te vayas a creer que voy a permitírtelo.

 

Mirar a mis bichos... Buena idea... Podría traer a uno de los hipogrifos o incluso al Basilisco y darle de comer delante de las narices de Heliké. Con un poco de suerte, se la comerían también a ella.

 

-- Buen Reparo. Ahora... ¿Vais a seguir reparando o tendré que quejarme a la Dirección Ministerial de que vagabundeáis por mis tierras sin hacer nada? -- lo sé, soy picona. Entonces llegó la frasecita de Heliké, la gota que colma el vaso. -- ¿Un fuego maldito? ¡¡A ti sí que te maldigo!! ¡¡Te vas a enterar, sobrinita!!

 

Y ahora sí que se iba a liar. Ni Matt iba a conseguir apaciguar mi revancha.

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Xell, Dpto. Accidentes:

En las palabras de Heliké había verdad cuando dijo que se alegraba de que hubiera vuelto. En las palabras de la tiita Sagitas también había verdad cuando me trataba con dulzura y mucho cariño. Pero entre las dos había una lucha que era risible además de peligrosa. Intentaba frenar a una y la otra se envalentonaba, frenaba a la otra y la una lanzaba puyas hirientes.

- ¡Primaaaa! ¡Dices barbaridades! ¡Tíaaa! ¡No maldigas a nadie! En una sacerdotisa eso está muy feo.

Pero ninguna de las dos hacían caso y se envenenaban entre ellas. Lancé un suspiro de desaliento y contemplé a mis compañeras de Departamento, ambas calladas.

- Son buenas. lo juro. Las conozco desde hace mucho tiempo. Pero son tan cabezonas que... ¡Matt! ¡Primo! ¡Detén a tu madre y yo detengo a la primis! ¡Antes que destrocen el circo y tengamos que empezar de nuevo. ¿Nos seguís, chicas? - les pregunté a Gabs y a Luisitha. Tal vez pensarán que era una pelea entre familia y que era mejor quedarse en la retaguardia.

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Departamento de Accidentes, reparaciones, en el Circo:

 

Menudo espectácu.lo estábamos ofreciendo y ni tan siquiera había animales dentro del circo. Yo, gritando desde dentro de la carpa, Xell intentando desde fuera apaciguándonos, en cambio Sagitas lanzando pullas. Bueno, así éramos, los nuevos seguro que se asustaban de ver tanta pelea o tanta amenaza pero bueno así éramos. Una si no se callaba la otra atacaba y tampoco se dejaba amilanar por muy bruja que fuese...

 

No podía evitar reírme por lo bajo al escuchar a Xell al intentar poner calma. Pero entre tía Sagitas y yo, siempre habría roces. A veces, hasta parecía que lo buscábamos.

 

Después de reparar las bancadas me dirigí hasta la zona de la entrada en dónde también parecía que había destrozos y parecía que, provocados por fuegos malditos. Bueno, fuese quien fuese se había empeñado en dejar sus señales en todo el lugar.

 

Susurré varios reparos, para arreglar la casita en dónde se cobraban las entradas, además de también en dónde se vendían los dulces. Lo que tenía que hacer era tener cuidado con Sagitas, era capaz de soltarme un basilisco con tal de destrozarme. Pero yo también tenía mis armas.

 

Mientras tenía una "oreja" puesta en la conversación esperaba escuchar algún animalito cerca...

 

- ¡No digo barbaridades Xell! ¡Es la verdad! Deja de ser tan buena, por una vez en tu vida ¡c***! - no pude evitar soltar el exabrupto. No pretendía atacarla pero a veces me sacaba de quicio, sabía que si quería, Xell sacaría su potencial de bruja mucho más de lo que ella se pudiese imaginar.

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- ¿Raras?- Gabrielle levantó la ceja tratando de sonreír pero se sentía un poco desubicada.– Todos tenemos algo raro en la familia.

 

Se encogió de hombros y sonrió a Xell, la chica le agradaba y no quería causar mala impresión, sobretodo cuando serían compañeras de departamento. Giró la mirada y el asunto parecía calentarse, tenían rato caminando y a esas alturas Sagitas debería estar histérica esperando a que los chicos llegara a ayudarle con las carpas sueltas.

 

– ¡Niñas!

 

La francesa había frenado en seco; el estarlas oyendo le recordaba a las peleas familiares que escuchaba dentro del castillo y estaba más que harta de ellas, tanto que no estaría dispuesta a ser mediadora de otra, menos en horario laboral.

 

Les recuerdo que estamos representando a un departamento, estamos en horario laboral.– Observó a cada una y trató de mantener la postura dominante – ¿Les parece si se tragan un poco el orgullo y ayudamos?

 

Ya no había marcha atrás, tal vez sus compañeras se tomaran a mal sus palabras pero tenía que hacer el intento de solucionar las cosas entre ellas, al menos por unos cuantos minutos, poner un parche y proseguir, que las cosas explotaran en otro momento, al menos así ya no sería problema de la Delacour.

 

Se encogió de hombros y suspiró, trató de mantener la mirada fija y que la decisión de sus palabras siguieran flotando en el aire pero temía el haber sido demasiado dura ¿Lo había sido?

 

Disculpen su mis palabras fueron rudas nenas, pero creo que estamos desviando el asunto. Aquí nuestra compañera nos pidió ayuda y solo estamos dejando mal el departamento.– giró la mirada a Sagitas. – Disculpa por la tardanza, no es nuestra intención, vamos empezando en el departamento y creo que es nuestra culpa que se esté tomando las cosas tan "lentas". Tienen que entrenarnos y están tomando su tiempo ¿Sabes? Somos medias lentas...

 

Sentía que aún no había lograr calmar el arranque de la pelimorado pero era mejor arriesgar con sus palabras. Le miró casi con miedo, una pelea, sobretodo en su modo neutral, no era tan bien esperada, menos con tantas ganas de pelear que traía reprimidas. Extendió la mano tratando de calmar a la chica y sonrió.

 

Bajen varitas, habemos civiles presentes.- trató de contener una risa nerviosa y tomó a Xell del brazo al escuchar su propuesta.– Vámonos, mejor "aquí corrió" que "aquí murió"

 

Sonrió a la chica y espero a que sus pasos la guiaran por el lugar, no quería estar muerta pero tampoco perderse en el lugar.

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Reparando la carpa principal con @ @ @@Gabrielle Delacour y Sagitas

 

Demonios! cuando se había desmadrado tanto la cosa? nosotros que estábamos dando la bienvenida a Xell en su regreso a accidentes, presentándola a Gabrielle (que era nueva, y al menos como accidentosa no había conocido a la prima) Cuando nos encontró sagitas.

 

Noté que me ponía rojo con su regañina, pues a pesar de ser su Jefe en el departamento, no dejaba de ser mi madre. Además, ella había ido directamente hacia la carpa principal, mientras que yo me había desviado para asegurarme de que las criaturas no habían sufrido daños con el ataque. Y eso ella no lo había visto.

 

- Venga, chicas... - dije, animando a Xell y Gabrielle. - Mejor nos vamos a adelantar y comenzamos a reparar la carpa

 

Si, me estaba escapando con las dos. Demonios, aquel pique entre la vampiro y Sagitas me estaba recordando a los intentos de conversación para la boda...y yo no quería terminar escaldado.

 

- Bien, al mismo tiempo que reparamos, qeu bien ha hecho Xell con el reparo debemos buscar magia indebida. Como es mi especialidad, me haré cargo mientras vosotras vais reparando. Gabs, quieres empezar con...la máquina de algodón de azúcar? - dije, señalando el puestecito hecho añicos.

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Xell, Dpto. Accidentes:

El grito de Gabs me asustó. Miré alrededor buscando a unas niñas cuando me di cuenta que se refería a nosotras, a la prima Heliké y a mí. El rubor se subió a mis mejillas y coloró mi cara. Me sentía avergonzada por la llamada de atención. A veces olvidaba que estaba entre familia pero éramos funcionarios ministeriales y me había herido que nuestra compañera de departamento tuviera que recordánoslo.

 

- Perdón, perdón - musité casi callada, aún muy roja por lo sucedido. - Tienes razón.

 

Matt intervino para llevarnos a restaurar la carpa. Yo había hecho mucho trozo pero aún quedaba más. Cuantos más fuéramos, mejor. No dije nada sobre la máquina de algodón de azúcar; me hubiera gustado haber ido yo a arreglarlo, sólo para estar lejos y derramar unas lagrimitas. Heliké había sido muy ruda conmigo.

 

- Algún día te demostraré que no soy tan buena. Algún día...

 

Esta frase la dije muy bajita, tanto que puede que nadie más la oyera. Algún día le ...le... ¡le pondría escarabajos en las botas para que le pellizcara cuando las calzaran! Se arrepentiría por haberme insultado. Levanté la varita y la dirigí hacia la carpa y rehíce todo lo que estaba quemada en un santiamén. Sería una chica buena y una gran reparadora. Había aprendido de los mejores, de Amya y de Sagitas. Así que, en un plis plas, la carpa acabó restaurada y lista para la función de la noche, tal como había pedido mi tía.

 

El resto, que lo hiciera Heliké; no me gustan las palabrotas.

 

- ¿Te acompaño, Gabbs? Si queda algodón podemos comer un poquito.

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Departamento de Accidentes, reparaciones, en el Circo:

 

- ¡Gabs, no me toques las narices! - le solté enfadada (xD) y cabrada...

 

- ¿Dejar mal el departamento? - alcé la vista y solté una carcajada - querida, cómo se nota que no nos conoces. Quédate un mes con nosotros y aprenderás a cómo se desarrollan las cosas por aquí - negaba con la cabeza.

 

Bufé cansada y eso que no habíamos terminado con el dichoso trabajo...

 

Me fijé que, a través de la rendija de la carpa las chicas se iban a la zona de los dulces...

 

- ¡Luego no os quejéis de que engordáis quilos con los dulces! - y solté tremenda carcajada que pareció resonar dentro del lugar. Si es que, cuando tenía mala leche (?)...

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La Black siguió a Matt sin pensarlo, no se quedaría cuando las cosas terminaran de explotar y sus pasos fueron tan apresurados como si tratara de huir de la escena. Aunque era inevitable Gabrielle trató de omitir los comentarios, sabía que las cosas que se dice cuando uno está enfadado suelen ser sin pensalas a lo que levantó la mano dando a entender que oyó y continuó caminando.

 

¿Le seguiría Xell? Ni la pensó, dejó de caminar apresurada hasta que al fin (después de tanto caminar y pelea) lograron llegar al lugar del desastre. Sonrió a matt y escuchó atenta sus instrucciones. Suponía que un simple reparo arreglaría todo. Metió su mano en el pantalón y sacó su varita, le encantaba sentirla entre sus manos y sonrió esperando instrucciones.

 

– Ay matt, no seas malo con la chica, ella es veterana ¿Qué me dejas a mi si soy la nueva?

 

Sonrió apenada y se dirigió a una delas carpas dañadas, sentía a Xell de cerca y quería impresionar aunque fuera por sus "ganas" de ayudar a la causa. Apuntó con la varita mientras decía Reparo y observó como de a poco se iba mejorando y regresando a su forma. Giró de inmediato el rostro sintiendo un poco de orgullo y buscó la aprobación de Matt y su compañera. Al menos iba por buen camino.

 

– Perdón Matt, tenía que intentar primero...

 

Un poco apenada volvió sus pasos a la máquina de algodón de azúcar y le miró nerviosa ¿También un simple reparo terminaría por arreglarla? Tenía que intentarlo, las ganas de comer algo dulce le había tentado a meter las ganas en esa reparación.

 

¿Crees que tu tía se enoje si reparamos la máquina de algodón de azúcar y nos sirvamos? - dijo sigilosa a Xell, trataba de hablar por debajo, sin que el jefe les escuchara.

 

Le apuntó con la varita <<Que sea lo que Merlín quiera...>> pensó y suspiró para calmar sus nervios, quería comer, claro estaba, pero quería mas el ayudar al departamento que el saciar sus ganas de azúcar.

 

 

 

 

@ @@Matt Blackner

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