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El Parque de las Lamentaciones y Circ dels Joglars (MM B: 102350)


Sagitas E. Potter Blue
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La pregunta sobre a que se refería cuando decía que era normal en ella ausentarse la había tomado por sorpresa, igual que muchas de las palabras que habían continuado después de aquella cuestión. Inicialmente se arrepintió de haberlo mencionado, ya que tener que dar explicaciones sobre sus ultimo viajes no resultaba fácil sin mencionar su anterior pertenencia a la Marca Tenebrosa y su posterior retirada de las filas mortifagas y las investigaciones que había realizado en el transcurso de esto último. Chasqueó la lengua tras un largo suspiro y miró a la nada, como si esta fuera a hablar por ella.

- Puedes preguntar, pero no sé si puedo contestarte – fue su respuesta-, durante toda mi vida he viajado de un lado a otro, sobre todo para investigar especies de criaturas y otros seres… sus magias, y en busca de plantas que me permitieran su utilización para lo que en esos momentos necesitaba – hizo una pausa y tragó saliva, mirándolo con cierto recelo ¿Estaría allí Luke para sacarle algún tipo de información delicada? De un momento a otro, sin darse cuenta, fue presa de aquel carácter desconfiado que normalmente la acompañaba-. Últimamente mis ausencias no han sido tanto por esos placeres.

Así terminó y, aunque una parte de ella la empujaba a contarle cualquier cosa que él preguntara sin razón aparente, otra la mantenía alerta. Podía ser que aquella división en su consciencia se debiera a todos los puntos en común que parecía tener con el mago, que le acababa de expresar un sentimiento muy parecido al que ella sentía por la naturaleza, y a la vez, al hecho de que hubiera aparecido allí inesperadamente, sin conocerse de nada y aun así pareciera que la había estado analizando detenidamente para parecer casi su alma gemela.

- No creo que me ría – sonrió y a pesar de las dudas que aquello generaba en su cabeza, una sonrisa llena de picardía asomó de sus labios-, bah, te lo prometo – terminó aceptando, mirándolo tan fijamente como si quisiera saber lo que iba a decir antes de que lo hiciera.

 

@ Luke Abbott

Editado por Monica Malfoy Haughton
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No te preocupes por eso– murmuró tranquilizadoramente. –Hay muchas cosas en este mundo que son mejor no decir, sobre todo a desconocidos, y más aún en los tiempos agitados que nos esta tocando vivir– agregó finalmente volviendo a cerrar los ojos. Casi sin darse cuenta comenzó a acariciar el acolchonado pasto sobre el que se encontraba recostado, disfrutando el roce entre sus dedos. Accidentalmente, su mano sintió el tacto de las botas de cuero de la bruja, por lo que la apartó rápidamente ubicándola sobre su pecho.

L-lo siento...– se disculpó súbitamente. Lo último que quería era incomodarla. Intentando cambiar de tema, como si nada hubiese ocurrido, comenzó a recordar aquella noche en el Ministerio. Las imágenes giraban en su memoria, tan vívidas como si estuviesen teniendo lugar en ese preciso instante. El sincronizado sonido de los relojes, el enorme dolor atravesando cada rincón de su cuerpo. Tan repentino como habían vuelto aquellas sensaciones, todo volvió a la calma. La oscuridad, el sentirse desconectado de su cuerpo físico, la ausencia de toda sensación terrenal... Una leve melodía sonaba a lo lejos.

Hace un tiempo estuve al borde de la muerte, atrapado en una trampa en la Sala del tiempo del Ministerio. La oscuridad se apoderó de mi y caí vencido en un vacío infinito. Una suave Voz fue la única causa por la que pude escapar con vida de aquel horrible lugar. Una Voz que jamás había podido escuchar hasta ese momento, y que no volví a disfrutar hasta hace unos instantes– narraba lentamente, casi sin poder creer sus propias palabras. Si no hubiese sido quien experimentó tan intenso momento, le sería imposible dar fe a semejante relato. –Sé que suena descabellado. Incluso a mí me cuesta creerlo del todo, pero juraría sobre mi alma que la Voz que escuché aquella noche era la tuya. No conozco el motivo, pero sé que si alguien es responsable de que aún mi corazón continúe latiendo, eres tú– continuó mientras suspiraba profundamente, sintiéndose algo avergonzado al comentarle tal sinsentido. –También recuerdo tu cabello...– dijo sonriendo mientras contemplaba aquel intenso fuego que le derretía el alma. –Fue lo que finalmente vendó mis ojos para luego devolverme al mundo de los vivos– agregó sin saber siquiera porqué lo contaba.

Su rostro tomó una coloración rojiza por aquel bochornoso momento, y desconocía si había actuado correctamente al abrirse de tal modo, sobre todo tratándose de una extraña. Ya había jugado sus cartas y sólo deseaba no haberse equivocado al confiar en ella.

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Casi sin que Mónica se diera cuenta había empezado a oscurecer y aunque el sol aún se dejaba ver, apenas quedaba media hora para que la luna y su noche conquistaran el firmamento. No sabía exactamente cuanto tiempo llevaban hablando, no era demasiado o quizás sí teniendo en cuenta que para ella era la primera vez, pero lo cierto era que a diferencia de lo que normalmente le sucedía no se encontraba incómoda.

La mano de él recorrió parte del césped en el que ambos descansaban, el tumbado y ella sentada, hasta encontrarse con la pierna de la bruja. No sintió el contacto de forma directa, pues el cuero de la bota separó la piel de Luke del gemelo de ella, lugar donde había terminando dando una caricia involuntaria. Ella se sobresaltó por un momento y se quedó mirándolo al escuchar su disculpa ¿Por qué se disculpa a sí a ella no le había molestado? O más bien… ¿Por qué no le había molestado?

Lo que vino después la dejó sin palabras. Lo escuchó atentamente, sin apartar la vista de sus ojos como si de esa manera pudiera estar totalmente segura de que no pretendía reírse de ella. Poco a poco su boca se había ido descolgando hasta abrirse en un gesto de entre asombro y seguridad y después de que Luke terminara su explicación guardó un largo silencio. No habló inmediatamente ni muchísimo menos, de hecho aquel fue el silencio más prolongado desde que ambos se hubieran encontrado.

-    ¿Me estás diciendo que soñaste conmigo al borde de la muerte? – esta vez no lo miraba y su vista permanencia clavada en algún punto fijo del suelo. Su voz había pasado de ser una muestra agradable de su buen humor a ser apenas un susurro que se apagó al volverse a quedar totalmente callada.

Se había abrazado sus rodillas presa de su propia confusión, quizás intentando formar una coraza para protegerse a sí misma. Separó los labios varias veces para hablar pero no sabia que decir exactamente y volvía a cerrarlos. Inconscientemente se pasó una de las manos por la cabeza, enroscando sus dedos entre los mechones de su propio pelo como si en este fuera a encontrar alguna respuesta a lo que el mago acababa de contarle.

De pronto los pergaminos y el libro que hablaban de los viajes en el tiempo de Derek le vinieron a la mente y el aire de sus pulmones pareció congelarse. Contuvo la respiración unos segundos hasta que logró recomponer sus ideas.

-    También me dirás que este encuentro ha sido una casualidad, ¿no? – dudó. Lo miró de nuevo y está vez el verde de sus ojos parecía haberse ensombrecido-. ¿Quién te ha enviado? ¿Quién eres realmente? – esas dos últimas preguntas las había hecho mientras se ponía en pie y al soltar el cabello que tenía entre los dedos provocó de forma inconsciente que bailaran sobre el rostro de Luke-. Será mejor que me vaya. 
 

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La oscuridad avanzaba lentamente cubriendo todo a su paso. Sólo quedaban unos pocos rastros de luz y el frío iba aumentando progresivamente a medida que llegaba la noche. El suelo, aún mullido, absorbía poco a poco el calor corporal de Luke provocándole una ligera incomodidad. Volvió la vista hacia la bruja y notó que su relato, lejos de causarle gracia, la había incomodado un poco. O al menos eso le parecía.

Al verla sujetándose de las rodillas, le recordó a un tierno armadillo intentando defenderse a sí misma. Pero lo último que él quisiera sería herirla de ningún modo. No estaba seguro del porqué, pero sentía una gran atracción por ella.

No creo que haya sido un sueño. Al menos no lo sentí así... Todo era demasiado vívido, demasiado real– respondió suavemente con la voz mas tranquilizante que pudo pronunciar. No quería perturbarla con sus posibles alucinaciones. Tal vez si estuviese perdiendo la razón. –Me encantaría poder saber qué fue exactamente lo que pasó aquella noche. La verdad es que lo desconozco. Lo único que sé es que eras tú. Nunca podría olvidar el sonido de tu voz– agregó finalmente volviendo a posar sus ojos sobre los de ella.

Aquel reaccionar de la bruja lo dejó sorprendido. No esperaba que se levantara tan repentinamente, y menos con aquellas inquisidoras preguntas. Disfrutaba de su compañía y preferiría seguir conversando con ella, sea allí o en cualquier otro lugar. Su desconfianza le parecía mas que entendible. Después de todo, a él mismo le costaría trabajo creer en un relato tan extraño como aquel.

Un intenso calor invadió su rostro al contacto con aquel ondulado cabello. Se demoró unos instantes, embriagado por su dulce aroma, y luego reaccionó. –Mira...– dijo rápidamente poniéndose de pie. Tomó su varita y yendo en contra de todos los consejos que recibió en su primer año de colegio, la arrojó suavemente a los pies de la bruja. –Una vez más, tu vida esta en mis manos. Sé que aún no nos conocemos, y hasta para mí es extraño todo esto– agregó pausadamente. –Y no, no creo que sea casualidad que nos hayamos encontrado aquí. Por momentos creo que nuestras acciones son influenciadas por alguna especie de Ser superior, o quizás Seres. Tal vez ellos forjen nuestros destinos y sean quienes han cruzado nuestros caminos. ¿Qué tan probable era que nos encontremos aquí, solos, sin conocernos de nada y congeniáramos tan bien? Al menos así lo he sentido yo– concluyó con una leve sonrisa. No sabía porqué estaba diciendo todo aquello. ¿Por qué desnudaba su corazón de tal modo ante alguien a quien apenas conocía? Algo en su mente le decía que debía confiar en ella. La maldad no tiene lugar en los corazones que guardan tal amor por la naturaleza.

Si quieres atacarme, eres libre de hacerlo. Sabes que no me defenderé– dijo expectante, relajando su cuerpo y cerrando sus ojos. Todos sus instintos le gritaban desesperadamente luchar o huir, pero su corazón ya había tomado una decisión. De reojo observó un cartel con el nombre del parque. Esperaba no terminar lamentando lo que estaba haciendo.

Editado por Luke Abbott
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No se había sentido tan confundida verdaderamente desde hacía mucho tiempo. Los sucesos de las últimas semanas, el pseudo regreso de cierta persona a su vida, su reciente entrada a la orden del fénix, el descubrimiento de los viajes en el tiempo de Derek y su madre y todo lo que había ocurrido en el ministerio habían pasado a un plano tan secundario que ni siquiera le importaba ya. De hecho, en ese momento, lo único que tenía en la cabeza era lo que Luke le estaba contando y una incesante pregunta ¿Cómo era posible?

Ya había dado el primer paso de su retirada cuando el mago la detuvo al hablarle. No sabía como pero en algún momento de aquel encuentro la voz de él se había convertido en lo más parecido a un imán y casi como si la hubiera atado con una cuerda su cuerpo se paralizó. Se giró sobre sus propios pies para volverlo a enfrentar y casi de forma inconsciente, al verlo sacar la varita, sacó la suya de la cinturilla del pantalón y cortó el aire con la negra madera para apuntarlo… Sorprendida, no pudo más que abrir los ojos de forma desorbitada cuando le lanzó el arma a los pies «¿Qué?»

- Yo n-no… - las palabras se apelotonaron en su boca como si quisieran salir todas a la vez pero en su cabeza no sabía qué decir-, no pudo ser real, juro que yo no te he visto antes – aunque era verdad que no lo conocía, un sentimiento totalmente desconocido para ella la desbordaba. Tenía la respiración agitada como quien acababa de correr una maratón, pero apenas se había movido-. No sé como es posible. Puede ser que… no sé, que te equivoques de persona. La mente es poderosa, a veces nos muestra simplemente lo que necesitamos. Y es evidente que nosotros… b-bueno, tenemos muchas cosas en común pero eso sí podría ser una casualidad, ¿no? - parecía que más que convencerlo a él, quería convencerse a sí misma. No sabía como pero de pronto tuvo la certeza de que no la estaba intentando engañar. 

Tras las ultimas palabras del mago su brazo casi había descendido por voluntad propia, como si le pesara una tonelada. Se agachó para recoger la varita del suelo y cuando sus dedos acariciaron la madera de esta sintió cierta vibración proveniente de su interior; fue una sensación agradable, similar a la que sentía cuando tocaba la suya propia. Era como si la saludara.

- No voy a atacarte, Luke – anunció, pues esa nunca había sido su intención. Acortó la distancia que los separaba, casi empujada por una fuerza imaginaria, y le extendió el arma dejando la mano suspendida en el aire-. Y no vuelvas a hacer eso. Aunque hayas vivido aquello conmigo, no me conoces – lo miró a los ojos tan fijamente que sintió que se perdía en ellos y tuvo que sacudir la cabeza para volver a centrarse-, podría haberte matado ¿Lo entiendes?

 

@ Luke Abbott

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Extendió su mano para tomar su varita y aprovecho disimuladamente para rozar por unos instantes la mano de la bruja. Acariciar suavemente aquella delicada piel le hizo correr un intenso calor por todo su cuerpo. Sabía que no lo harías– respondió sonriendo sin apartar su mirada de aquellos verdes ojos donde se perdía cada vez más.

Aún no comprendo el motivo de haber experimentado eso. Quizás oí tu voz en algún sitio y mi mente la grabó a fuego en lo más profundo de mis recuerdos– dijo dio un paso lentamente hacia ella. –Únicamente estoy seguro de que eras tú. Jamás podría olvidar aquella dulce voz que me ayudó a escapar de la trampa mortal– agregó con un suspiro profundo y evocando una leve sonrisa.

No estaba seguro de si había sido lo correcto comentar aquel suceso. No al menos al poco tiempo de conocerse. A lo mejor hubiese sido mejor llevarse aquel secreto a la tumba, pero algo en su interior lo empujaba a ir en contra de sus instintos. Revelar aquel secreto que a nadie mas había confiado, entregar su varita exponiéndose de tal forma no era propio de él. Quizás fuera el hecho de que lo cautivaba con la mirada, que tuvieran los mismos ideales para con la naturaleza, o que justamente haya sido un zorro el que los ayudó en primer momento a encontrarse. Después de todo, su propio patronus también lo era.

De pronto tuvo una idea. Quizás algo atrevido, todo había resultado bien hasta ese momento. Correr el riesgo lo valía completamente. Como sea. No quiero aburrirte con mis extrañas alucinaciones– bromeó riendo –Ha sido un día largo y me vendría bien una copa. Si no estas ocupada, me encantaría que me acompañaras– terminó al mismo tiempo que un cosquilleo invadía en el estómago.

Quedó observando sus cabellos rojizos bailar en una leve ráfaga de viento, mientras la noche se cernía cada vez mas sobre ellos. Aún no tenia del todo claro a donde quería ir, pero estaba completamente seguro de con quien quería estar.

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Notar el cálido contacto de su mano sobre la de ella fue una sensación de esas que, aunque resulten cotidianas, se vuelven un descubrimiento empírico. Ella no hubiera podido explicarlo con palabras pero lo cierto era que en el preciso instante en el que se habían tocado, algo similar a una corriente eléctrica le traspasó la piel y recorrió todo su cuerpo hasta erizarle los pelitos de la nuca. Había terminado estremeciéndose y por un momento pensó que quería repetir aquella sensación o más allá incluso: lo necesitaba.

Verlo sonreír, aunque fuera de aquella manera tímida, hizo que algo dentro de su pecho se llenara completamente, pero no pudo disfrutar de aquella sensación, pues el paso que Luke había dado hacia ella había acortado aún más el espacio ya reducido que los separaba. De pronto se vio dividida entre mirar aquellos ojos fascinantes o sus labios y eso la puso tan nerviosa que estaba segura que se había notado a simple vista.

-    ¿Nunca te han dicho que estás un poco loco? – fue un susurro, pero estaba tan cerca de él que estaba segura que la había escuchado. Miró una vez más los labios del mago y dio un paso atrás para tomar distancia al darse cuenta de que se estaba mordiendo el suyo. «Tú si que estás loca, como una cabra», le reprochó de nuevo su propia voz desde alguna parte de su consciencia ¿Qué había estado apunto de hacer?

-    No me aburres, aunque prefiero dejar ese tema a un lado por el momento – casi había sido una súplica y esta no había sido porque ya le molestara la historia de Luke, si no porque sentía que la misma se estaba adueñando de su propia voluntad. Como si la Voz de la que el castaño hablaba no fuera solo eso, si no un ente que empezaba a controlar también sus pensamientos. Que idea más absurda.

-    Bueno, te daré la oportunidad de sorprenderme. Vamos donde quieras, de todas formas si quisieras matarme no podrías hacerlo – una sonrisa ladina permitió que una perfecta hilera de blancos dientes asomar a través de sus labios. Era increíble como de un momento a otro había pasado de desconfiar de él a gastar bromas ¿Qué diablos estaba pasando?-. Creo que a mi también me vendría bien una copa… pero solo una ¿prometido? – pocos minutos después ya no estarían allí. 
 

Editado por Monica Malfoy Haughton
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  • 2 semanas más tarde...

No quería ver a nadie, estaba perdida en una furia que no tenia control y eso hacia que fuera peligrosa para mi, para mi familia e incluso para mis propios hijos. Tenia tanta rabia cocinándose a fuego lento que necesitaba un modo de sacarla de mi sistema o de seguro iba a poner en peligro a alguno. Me escabullí caminando rapido entre los jardines dirigiéndome al circo. 

En la parte de atrás estaban los carromatos y quería llegar allí antes de cruzarme con cualquiera. Aun no era hora de función, faltaba mucho para eso y seguro como el infierno que iba a aprovechar cada segundo que tuviera de paz y tranquilidad, abrí la puerta de mi carromato pasando de los vestidos y los trajes y llegando a los baúles con armas, los abrí y pase los dedos sobre los filos pero solo tome la colección de dagas y cuchillas, entre por la parte de atrás de los toldos y me dirigí hacia la parte de atrás del telón para sacar un par de dianas de tiro. 

Me aleje de la diana lo mas posible, hasta el otro lado del telón y empecé a lanzar las cuchillas una a una descargando mi rabia con cada daga que lanzaba, imaginando que se clavaban en sus tripas. 

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

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  • 3 semanas más tarde...

images?q=tbn:ANd9GcRk1bX_2EtNG2PLuCOIX-z-- Una, dos y... ¡Tres!

Ese era el número. Me había costado mucho que mi acromantulita me hiciera caso. De toda la camada que había nacido del último parto de Alariaga, ésta era la más rebelde, pero, también, la más hábil en lanzar hilillos de saliva que se convertían en mi lugar de aprendizaje de funambulista. Hacía como diez años que no hacía ese número y mi arañita había crecido y ya era tatara-tatara-tatara-tatara-abuela, así que ya no me servía para hacer numeritos.

Pero Brubre (el nombre que le había dado por el ruidito que hacía al chasquear sus pinzas de bebé) era rápida y parecía gustarle que le mimara, aunque saltaba en cuanto me descuidaba, desviando el hilo de su telaraña, lo que hacía que peligrara mi actuación. Algo que a mí me parecía fantástico, yo amo el peligro en el Circo.

-- ¡Muy bien, Brubré, ahora otra vez!

La arañita parecía algo despistada y movió sus patas traseras con un ritmo inadecuado. Tal vez fuera buen momento para descansar, pero soy tozuda, por si alguien no lo sabe.

-- Venga, uno más y te dejo corretear por el parque. Venga. Una, dos y... ¡Tres!

Mi gritito coincidió con otro sonido que me resultó conocido. Antes de que pudiera identificarlo, la tela tembló y Brubré echó a correr, despavorida, hacia mí. Temblé en el aire, aunque conseguí hacer una pirueta que evitó que me estampara contra el suelo. La acromantulita se refugiaba detrás de mí, como si así, el autor, la autora en este caso, del ruido, no la pudiera ver. No, no estoy tan gorda como ella, pero es un animal, no entiende de medidas, la pobre arañita.

-- ¡Demonios, @ Perenela Arya Grindewald Potter Blue ! ¡Por poco me mato! ¿Es qué no tienes nada mejor  que hacer que asustar a mis animalitos? Mira la pobre Brubré, temblando por que le das miedo con tus cuchillas...

Le di un par de cachetes rápidos en la cabeza, que es la forma que el animal piensa que le acaricio. Después, le dejé una mazorca de azúcar light (sí, no quiero que engorde) a sus pies. Como un cachorrito, se tumbó en el suelo y se puso a digerirla, algo nada bonito si no estás acostumbrada a ver comer a una araña. Me acerqué a Pere.

-- Aún tienes muy buena puntería, cielo...

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Me di la vuelta tan rápido que no caí en la cuenta que había girado y lanzado al mismo tiempo una cuchilla, veía todo rojo y me pulsaban las sienes, aun así relaje mi postura y miré alrededor buscando donde había quedado clavado la hoja que había lanzado. Vi un par de mechones de cabello violeta volando lo cual me dijo que había cortado al menos un par de cabellos de mi madre. Menos mal había pasado de largo a la acromantula y quedo clavado en uno de los postes que estaban detrás de ambas. 

Mi furia hacia que me pulsara la cabeza y no había caído en la cuenta que no estaba sola. Al menos era mi madre, eso auguraba que no tenia que esconder mis emociones ni intentar portarme bien o disimular que estaba absolutamente cabreada, negué con la cabeza intentando aclarar mis ideas y le contesté:

-No tan buena puntería o te hubiera hecho mas daño que solo hacerte un corte nuevo - me froté las sienes y me acerqué pasando de ella y de la araña para desclavar el cuchillo del poste - pensé que estaba sola.

Siempre seré tu hija... Reiven Grindewald te quiero // NiqQIUZ.gif

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