♥ Familia Tonks ♥ (MM B: 78211)

[Sophie Elizabeth Granger]

Mansion Granger

 

De repente el día se había puesto nublado, no llovía pero soplaba un viento frió propio de enero. La Granger miraba por la ventana de su habitación aun pensando que hacer, ir a la Potter Black no era una opción. No quería incomodar a esa familia con su presencia por mucho que quisiera presentar sus respetos. Ella mas que nadie sabia lo que era atravesar ese dolor tan grande, no, no era capaz de hacerlo. Otra ráfaga despeino su cabello bicolor mientras miraba distraída al horizonte sumida en sus pensamientos.

 

- Muerto, Polo, la entidad que ocupaba el cuerpo de Wallace dejo este mundo y con ello se llevo el ultimo vestigio de Adriano - le dijo a su elfo que en ese momento se sentaba a su lado en la cornisa para quedar a su altura - sabes, el me recibió cuando llegue a Inglaterra, solia ser líder de la Orden, y en algún momento fuimos buenos amigos. Ishaya realmente no me importaba, pero Adriano fue parte importante de mi historia. Siento que he perdido algo importante.

 

La criatura la miro con sus enormes ojos azules y asintió mientras le daba una palmada en la espalda en señal de apoyo. No sabia muy bien lo que significaba perder a un familiar, su única familia eran los Granger y aun estaban todos con el, pero podía sentir la tristeza de su señora y sentía la necesidad de apoyarla. De repente Ariana apareció atrás de ellos y le paso un recado a Polo para que se lo diera a la vampira. Este lo leyó rapidamente y miro a la vampira.

 

- Mi señora, la señorita Tonks esta en la Hacienda y mas personas están llegando ahi, tal vez quiera pasar un momento - le informo enseguida. La rubiroja asintió y le agradeció al elfo indicándole que informase a los demás por si querían asistir. Se maldijo por su estupidez, por supuesto que los Tonks también estarían devastados, tenia que ver a Eli.

 

Hacienda Tonks

 

Apareció justo en la entrada exterior de la propiedad que en algún tiempo fue el hogar de Adriano y que aun era casa de su compañera Elizabeth. Antes de entrar se quedo un momento mirando la puerta abierta sin dar el paso todavía. Miles de recuerdos se agolparon de repente en su mente y una lagrima rodó libre por su mejilla. La aparto de un manotazo y se armo de valor para entrar, camino sin prisa dejando que el viento despeinara su cabello que ahora lucia completamente rojo y finalmente entro a la casa buscando alguna cara conocida.

 

Antes de llegar a la casa había logrado adormecer por completo a Sofia, no quería que ella estuviese ni minimamente presente en la Hacienda de los Tonks, después de todo había sido Zahil la que había convivido con el, y seria ella la que estaría aquel día y aquella noche, diciéndole adiós a su manera, a lado de su gente. De repente las vio, Elizabeth, Elodia y Annick bajaban ya las escaleras y la Tonks saludaba a otra de las personas que había llegado antes que ella

 

- hola, yo...lo lamento tanto - dijo tristemente a los que estaban ahi en aquel momento

[Anthony R. Dracony M.]

El peliverde nervioso por ver lo acongojado que está el elfo de Ishaya, piensa en llamar de urgencia a todas las sanadoras que conoce, "¿le habrán herido?" se pregunta y decide buscar a alguien más a quien preguntar, no quiere interrogar a Rubens, el pobre elfo está en un "mar de lagrimas" y como no! si el ojimiel presencio lo mucho que quiere la criatura mágica al patriarca Ishaya.

 

Antoni no lo había pensado, con tanto lloró del elfo, no había fijado bien la vista en la perra labrador, la dulce Mossy estaba encogida como si le doliera todo el cuerpo y sus gemidos eran muy bajos como si su garganta ya no pudiera emitir más sonidos de lo ronca que estaba. Pio no revoloteaba por el jardín, parada en una rama ululaba tristemente, no sabía si los aethonans Zafira y Zaino estarían tan melancolicos en la caballeriza..."las criaturas están tristes también...será que..." ni siquiera se atrevió a pensarlo pero el ojimiel camino lentamente al recibidor como si quisiera que con solo desearlo, las mascotas estarían mejor.

 

Pensó en Sunar, en Garry...¿quien de ellos estaría con el Tonks?......llegaban personas desde la planta alta a donde él está, no tiene el gusto de conocerlas pero una de las jovenes pronuncia su nombre y aquella voz remueve un recuerdo perdido en el tiempo y en su memoria...con incredulidad la escucha y la fuerza de su cuerpo se empieza a desvanecer...se sujeta del muro...."¿será posible que ella sea parte de mi pasado?"....palidece, sus ojos miel buscan los ojos grises de la joven castaña, como si al mirarlos pudiera recordar...

 

--¡Antoni! Que bueno verte...-- El peliverde no sabe quien es, aunque hay algo familiar en ella, estudia su rostro hermoso de piel blanca, con labios rosados y mejillas sonrosadas, sus ojos tienen largas pestañas y es bello su cabello castaño y lacio..."¿será familiar de Sunar?" se pregunta y a la vez se riñe...¡Pues claro que es familiar!.............solo que él no conoce más que a esos tres Tonks: Sunar, Garry e Ishaya...

 

--Ehhh...hola...¿qué ocurre con el señor Ishaya?

 

 

@@Elizabeth Tonks @@Annick McKinnon @@Elodia Riddle @@Dennis Delacour @@Shena Cindy de Ryvak M.

[Niko Uzumaki]

- Creo que nunca le agradecía su confianza ni intente comprender la decisión que tomó - Niko hablaba con Brent sobre lo que su padre había hecho al volverlo patriarca de la familia. Era algo que nunca le había terminado de gustar y que nunca se había tomado en serio quizás por falta de ganas o por qué en el fondo esperaba que su padre algún día volviera al lugar que le pertenecía. El Tonks estaba en su cuarto y comenzó a escucha ruido en el lugar.

 

- Es Eli seguramente - El elfo reconocía perfectamente las voces de toda la familia y más si de la matriarca se trataba. Niko y ella nunca habían estado al tiempo en la Hacienda desde que él había ingresado al patriarcado y lamentaba que tuvieran que encontrarse en una situación como esas. Las lágrimas de nuevo inundaron sus ojos mientras su elfo intentaba calmarlo y limpiar un poco su cara para darle un poco de tranquilidad.

 

- Debemos ir abajo - Niko no sabía si tenía fuerzas suficientes para ir a ver al resto de la familia pero sabía que por la memoria de su padre debía hacerlo. Había aprendido muchas cosas de él y sin duda el estar siempre feliz y con una sonrisa era una de ellas. No era el momento para estarlo pero sí debía rendirle un homenaje a su memoria y a lo que él representaba. Brent estaba listo para acompañarlo a donde fuera así que lo ayudó a levantarse.

 

- Eli, no es justo que haya pasado esto. Fue demasiado inesperado - No sabía cómo acercarse a la mujer que llevaba tanto tiempo siempre ver pero no dejaban de ser familiares y compartir el apellido que con tanto honor llevaban los dos: Tonks. El lugar estaba lleno de personas que conocía bastante bien y que con algunos de ellos compartía el bando.

 

Nunca terminaba de acostumbrarse a las despedidas y esta le resultaba muy difícil porque era su padre y quizás una de las personas más cercanas a él, una persona con la que había podido compartir demasiados momentos y que siempre recordaría.

[Mael Blackfyre]

La brisa nocturna impactaba en mi rostro de lleno. Necesitaba todo el aire posible. Había ocurrido algo que me dejaba un vacío en el pecho. Y era extraño, porque hacía mucho tiempo que no me cruzaba con Adriano Wallace. No al menos aquel que había conocido, de aquella primera vez. Pero la noticia, mala, había llegado de la mano del patronus de mi esposa, Annick. El águila había traido desagradables noticias.

¿Y por qué?

Era extraño de explicar. Y estaba seguro que los únicos que podían llegar a entenderlo eran los Paladines. Dentro de nuestro clan, la Orden de la Mano de Plata, se manejaba todo por energías. Energías de personas, objetos y animales, de cada ambiente que nos rodeaba. Incluso de nuestros enemigos. Todos nuestros poderes formaban aquello.

Y cada vez que alguien se sumaba, éramos más fuertes. Porque las energías individuales ayudaban a aumentar la fuerza grupal del clan. Pero ¿Qué sucedía con los que morían? Aquello había ocurrido con Adriano y era como un tajo en los músculos, como un agujero en el corazón. Que un Paladín se alejara, no había problema, porque la energía seguía estando aunque fuera diminuta. Pero el fallecimiento de uno era un vacío y no se podía llenar con nada.

Cuando divisé mi objeto, descendí. Había tenido que alejarme lo más rápido y posible como búho. La noche se prestaba para eso y necesitaba prepararme mentalmente para aquello. Aleteé algunas veces y descendí cerca de la verja de entrada. Había poco movimiento, lo sabía. Pero sentía algunas energías que conocía bien.

Claramente nos estábamos juntando los Paladines.

Camine por aquel sendero que iba en ciertas direcciones. Dentro estaban Elizabeth, Elodia y Annick. Y cerca Dennis y algunos más. Pero necesitaba un poco más de silencio. Y tranquilidad. Necesitaba procesar aquello. Adriano se había ido. Y aunque me dolía, sabía que iba a estar conmigo en cada momento especial, más en uno como ése.

Me desvié hacia uno de los costados de la Hacienda Tonks. No conocía demasiado de aquel sitio, pero necesitaba naturaleza, necesitaba conectarme con eso. Adriano había estado allí, la hacienda era parte de él. Teníamos que unificarnos. ¿Lo podía hacer cualquiera? Estaba seguro que si. Quería llamar a las chicas. Pero todas sabrían que estaba por allí. Seguí a mi corazón, seguí mi intención de hacer algo por aquello.

Di algunas florituras con mi varita. Algunas esferas, como pequeñas lunas plateadas, quedaron levitando a un metro de mi cabeza. Eran como dos docenas, parecían grandes estrellas o pequeños planetas. Iluminaban un poco el alrededor. Había un espacio al descubierto. Y un poco más allá, arbustos, árboles, troncos y hojas caídas. Me senté en el suelo, doblando las piernas entre si. Apunté con la varita hacia delante:

— Por ti, Adriano. Gran compañero. Espero que te resguardes en nuestros corazones. Porque te vamos a necesitar —exclamé y empezó a materializarse aquel animal, tan hermoso de ver. Era un cisne de piedra, con ojos con dos diamantes azules, como el cielo. Y brillaban como tal aunque fuera de noche. ¿Por qué había hecho aquello? No lo sabia. Me gustaba recordar a las personas mediante un objeto. Y si lo íbamos a despedir, sin un objeto horrible como un ataúd, un cisne seria mejor.

Me quedé allí, con las pequeñas lunas por encima, el cisne delante y el cesped que acariciaba mi cuerpo. Cerré los ojos, pensando, intentando atraer aquella energía.

[Elizabeth Tonks]

-Vaya... veo que no me recuerdas en lo absoluto. Y no te culpo, eras muy pequeño cuando yo dejé de frecuentar ésta casa.- Miraba a Antoni con curiosidad; no esperaba que la recordara, aquello la habría sorprendido. Muy pocos momentos habían cruzado alguna vez por aquellas paredes, tan pocos que ni ella podía recordarlos con exactitud. Pero sí recordaba su nombre, y su pequeño rostro ahora más maduro.

 

-Soy Elizabeth Tonks, la primera de las hijas de Adriano.- Dijo, levantando un poco el rostro con el orgullo que le causaba ser la primera hija de aquella generación de los Tonks. Niko era 3 años menor que ella, el primer hijo varón de Adriano, quien a pesar de ser adoptado por éste nunca había hecho diferencia alguna entre ellos, nombrándolos incluso patriarcas de la familia junto con Antoni tras el paso del tiempo.

 

-Eli, no es justo que haya pasado esto. Fue demasiado inesperado.- Una voz conocida la hizo girar para ver a su hermano bajar las mismas escaleras de donde Elodia, Annick y ella habían descendido momentos antes.

 

-¡Niko!- Se sorprendió así misma caminando hacia donde él se encontraba para darle un abrazo, pues nunca habían sido lo suficientemente unidos para aquellas muestras de afecto, pero la situación la hacía actuar sin pensarlo. -Me alegro mucho que estés aquí, Niko.-

 

-Ehhh...hola...¿qué ocurre con el señor Ishaya?- La voz de Antoni los hizo volverse. Por su tono podían darse cuenta que aún no se enteraba de las malas noticias.

 

-¿Es que aún no lo sabes?- La bruja tragó saliva, preparándose para decir sus siguientes palabras. -Adriano... Es decir, Ishaya, ha muerto.- Un nudo se formó en su garganta, tragó saliva nuevamente y continúo. -Aún no sé exactamente qué fue lo que pasó, pero es cierto. Está siendo velado en la Mansión Potter Black.-

 

-Hola, yo...lo lamento tanto.- Otra cara conocida se asomaba desde el umbral, dando sus condolencias. La Tonks agradeció que llegara, pues no estaba segura si podría contestar las preguntas que sin duda invadían la mente de Antoni y los demás presentes.

 

-Gracias por venir Zahil. Lamento que todos nosotros nos encontremos debido a una situación como ésta.- Dijo, no solo a ella sino en general a todos los ahí presentes.

 

-¿Les parece si despedimos a nuestro padre?- Miró a Niko y Antoni, esperando sus respuestas.

 

 

 

 

@ @@Niko Uzumaki @ @ @@Annick McKinnon @@Elodia Riddle @@Dennis Delacour @@Shena Cindy de Ryvak M.

[Dennis Delacour]

La Delacour se había mantenido a un lado de la entrada para no importunara a nadie en ese momento de dolor, además de que debido a que no conocía al mago en cuestión sentía que debía permitir primero que los magos y brujas de más trayectoria dentro del bando y que tuvieron la oportunidad de conocer y luchar al lado de Adriano Wallace fueran los primeros en entrar y brindar sus respetos y sentido pésame a la familia.

 

Fue así como desde su lugar pudo ver la llegada de su buen amigo Antoni a la hacienda Tonks e ingresar a la sala principal, así como también vio llegar a su compañera de bando Zahil. Después de permanecer unos minutos más sin moverse de su lugar decidió entrar para encontrar en la planta baja del lugar a un buen número de magos y brujas que conversaban entre sí. De ellos solo conocía a los recién llegados y a su guía dentro del clan Annick. De los demás no había tenido aún la oportunidad de cruzarse con ellos pero al menos del par de brujas que estaban con la pelirroja tenía una idea de quienes eran dado a que figuraban en la historia del bando por su importancia dentro del mismo.

 

Se acercó un poco para hacer una ligera inclinación de cabeza — Mis más sinceros respetos a la familia — fue lo único que dijo para no interrumpir mayormente la conversación que llevaban. En esos momentos una energía conocida se hizo presente en el lugar aunque aún no se dejara ver. Otro compañero Paladín había llegado y se hallaba en los alrededores. La ojiazul suponía que que el clan siempre estaría para apoyarse mutuamente tanto en las victorias como en las perdidas como lo era en este momento.

[Annick McKinnon]

Annick permaneció a lado de Elizabeth y Elodia, pero se mantuvo en silencio durante el encuentro de varios integrantes de la familia Tonks. Aquel, sin duda, se trataba de un momento íntimo en el cual ella no deseaba ser imprudente; no obstante, bastó que transcurriera un rato para que otros magos y brujas ajenos a la familia llegaran a dar sus condolencias.

 

Varios de sus amigos y camaradas de la Orden del Fénix acudieron al llamado, y entre ellos la pelirroja percibió una energía bastante familiar en los alrededores. Aunque no lograba verlo, estaba segura de que su esposo se encontraba en los jardines de la Hacienda. Bajó un poco la mirada y emitió un suspiro casi inaudible, pues acababa de percatarse de que también Elvis estaba resintiendo la pérdida de Adriano Wallace, su compañero de bando y hermano de clan…

 

―¿Les parece si despedimos a nuestro padre? –la voz de Elizabeth pareció llegar de lejos, pero logró sacarla del ensimismamiento.

 

―¿Por qué no salimos a los jardines? –propuso–. Es un buen sitio para honrar su memoria, ¿no les parece? –en el tono de su voz se notaba que deseaba ser respetuosa con todos los desconsolados.

 

Elizabeth y Elodia fueron las primeras en mostrar su aprobación asintiendo con la cabeza, y Annick intuyó que también Dennis y su prima Zahil se sentirían más cómodas en los terrenos de la Hacienda.

 

Poco a poco los presentes comenzaron a salir. El horizonte empezaba a teñirse con tonos rojos y naranjas, y el viento mecía las copas de los árboles y arrastraba la hojarasca con doliente parsimonia.

 

 

 

 

@@Elizabeth Tonks, @@Elodia Riddle, @@Dennis Delacour, @, @@Shena Cindy de Ryvak M., @, @@Niko Uzumaki, @

 

[Mei Black Delacour]

No comentó nada al ver el lugar que Elodia marcaba en el mapa, pues no hacía falta. De una u otra forma habían logrado llegar a esa conclusión ambas, siendo su compañera quien lo había puesto en palabras. Asintió con la cabeza, a la vez que observaba fijamente el lugar marcado.

 

Sin añadir nada, se sentó y comenzó a revisar de forma distraída los papeles que habían esparcido sobre la mesa, pergaminos llenos de información, algunos viejos, otros más recientes, con cosas relevantes o irrelevantes. Ya hasta se les había hecho costumbre guardar todo, pues ambas pensaban que tal vez serviría en algún momento.

 

Pasado un rato se apretó el puente de la nariz entre sus ojos. No se había dado cuenta de que llevaba ya demasiado tiempo allí. Observó de reojo a Riddle, notando que iba quedándose dormida poco a poco, por lo que decidió dar una vuelta, despejarse, y traer un poco de chocolate caliente y algo para que ambas compartieran antes de partir cada una a su casa.

 

No tardó demasiado en bajar y comenzar a caminar en dirección a la zona norte de los terrenos de la Orden del Fénix, pero en cuanto dio unos pocos pasos fue que lo vio: una luz plateada que se acercaba a ella. No, no era una, eran dos, pero una de ella se dirigió hasta lo alto de la Torre, mientras que la otra tomó forma frente a ella de un águila real, dándole la noticia que la tomó por completo desprevenida y, sí, la dejó anonadada.

 

Por un momento el frío de la recién llegada noche se hizo más palpable, a la vez que por su mente pasaban muchos recuerdos y pensamientos. Se estremeció, aunque no por el frío. Un vacío que no había sentido antes se hizo presente, era un vacío muy particular, como si algo se le hubiese sido arrancado, aunque no a ella, sino a ellos. No lo pensó dos veces, dio un pequeño salto y, convirtiéndose en un gorrión, comenzó a surcar los cielos en dirección hasta el punto de reunión.

 

Sabía que aquello la haría tardar más, pero por una vez deseaba retrasar el momento de una despedida, a pesar de tratarse de una persona a la cual no había conocido en profundo, pero que definitivamente había tenido un vínculo, fuera por la Orden del Fénix o por el clan de la Orden de la Mano de Plata, siempre el saber que alguien a quien se conoce muere es un golpe duro.

 

Descendió en espiral justo sobre los terrenos de la hacienda Tonks, y antes de tocar el suelo volvió a transformarse. Hacía mucho tiempo no estaba por allí, de hecho, las veces que había estado era por cuestiones nada agradables, y esta vez no era diferente. Caminaba lentamente, a la vez que un pensamiento cruzó por su mente el cual llevó a cabo: sacó su varita y murmurando un hechizo, hizo que su ropa cambiara a una larga capa con capucha color marrón oscuro, bordes dorados y un cordón de oro a la altura del cuello, y por debajo de ella una blusa beige junto a un pantalón blanco y unas botas marrón oscuro. Era la primera vez que se colocaba aquella ropa desde hacía ya mucho tiempo, pero sabía que la ocasión lo ameritaba.

 

Llegando al edificio, notó que una puerta se abría, dejando ver varios rostros conocidos que iban saliendo a los jardines.

 

―Lamento la tardanza ―dijo, acercándose hasta ellos―. Lo siento mucho ―agregó, deteniendo su mirada sobre todo en los familiares: todos aquellos que habían sido parte de la familia Tonks junto a –como ella lo había conocido- Ishaya.

[Elodia Riddle]

- Estamos contigo… lo estaremos siempre – Afirmé con total convicción al salir de la habitación. No importaba el tiempo o las circunstancias, Eli sabía que siempre podría contar con nosotras aunque nos hallásemos en el fin del mundo.

En la medida que descendíamos hacia el vestíbulo comencé a notar la energía de quienes poco a poco se hacían presente en la hacienda, reconociendo entre ellos a varios compañeros y amigos. Sin embargo dadas las circunstancias me limité a permanecer junto a Annick, inmóvil en el último peldaño de la escalera, observando en silencio el reencuentro familiar entre los hijos de Wallace.

En momentos como esos era inevitable pensar en la familia, en el tiempo perdido con todos aquellos seres queridos que de un modo otro dejábamos atrás por razones personales, de trabajo o a causa de la guerra silenciosa que algunos librábamos desde el anonimato… «o por lo menos así fue durante gran parte de mi vida» pensé tras los sucesos acontecidos en el Atrio ministerial hacía un par de años atrás, situación que gatilló en una suerte de cacería en la que mi cabeza tuvo precio.

Pese a que aparentemente todo aquello había quedado atrás, Zarco y yo continuábamos cambiando constantemente de paradero a nuestra pequeña hija, sacrificando parte de su infancia con los suyos, sus padres, su familia… tal vez un día no muy lejano, ella logre comprender el por qué de nuestras decisiones o la importancia de las convicciones, como lo habían hecho los hijos de Wallace o nosotros mismos en algún momento.

Respiré profundo. Demasiados sentimientos de pesar.

- Secundo tus palabras – Dije finalmente haciendo alusión a la intervención de la joven Delacour mientras inclinaba la cabeza en señal de respeto – A nombre de… – Tomé una breve pausa. Por un instante había olvidado que no me estaba dirigiendo a mi bando sino a la familia de quién en épocas pasadas, cuando Ishaya aún no ocupaba su cuerpo terrenal, comandó la Mano de Plata y lideró con valentía nuestras filas –… De todos los que convivimos en algún momento de nuestras vidas con él o su legado. Reciban nuestras profundas condolencias.

Tras la invitación de Eli y Annick asentí de inmediato. Avancé un par de pasos hacia la entrada deteniéndome unos segundos cerca Niko – No sabes cuánto lo siento compañero, viejo amigo – Agregué en voz baja presionando ligeramente su hombro derecho para no quitarle tiempo con los suyos. El comprendería.

Una vez en los terrenos, observé a lo lejos aquella hermosa figura de piedra. Elvis se había hecho presente con aquel significativo recordatorio: el patronus de Adriano. A diferencia de los Tonks, le saludé con discreción al igual que a Dennis, Zahil y Mei, quien acababa de llegar. Todos se habían unido para presentar sus respetos mediante aquella humilde despedida.

- Con el permiso de los presentes pero creo que necesitamos algo de ¿luz? – Alcé las manos frente a la figura sosteniendo la varita con sutileza mientras formulaba mentalmente la palabra «Gubraith». Al instante múltiples llamaradas azules envolvieron la parte inferior del cisne, dándole un nuevo aspecto – Fuego eterno...como el recuerdo de quién nos deja.

Editado 9 de Enero del 2019 por Elodia Riddle

[Anthony R. Dracony M.]

No había dicho nada....se quedo sin palabras por lo sorpresivo de aquella información que le menciono la joven castaña que le conocía a él de tiempo atrás, seguramente porque Ryvak no recordaba más allá de sus seis años, cuando escapaba junto con Alessandra Malfoy y Andy, el novio de ella, un recuerdo que le producía tristeza ya que la hermana de su madre Danielle, fue asesinada con la maldición asesina y presenciar aquello, era de lo que trataba de olvidar.

 

 

Posiblemente por está razón, no podía traer a su memoria, algo más sobre su infancia, de aquellos tiempos cuando su padres estaban en vida y los pocos instantes que creía conservar sobre su familia, parecían algo así como un sueño anhelado con el cual trataba inutilmente de llenar el vacio de la ausencia. Escucho como se presentaba....Elizabeth Tonks...primera hija de Adriano...era la primera vez que escuchaba algo sobre él...y aquel intento que hizo de averiguar sobre Wellace preguntandole a Sagitas, pero ella callo y nada le dijo. La verdad se abrio frente a él y se quedo aturdido...¿Era su hermana?...."la primera hija de Adriano Wallace"...........entonces hay más que fueron sus hijos....¿cuántos serán?

 

 

El peliverde tenía intención de hacerle todas esas preguntas, pero ver a las otras jovenes le hizo aguardar, "No es el momento" se dijo a sí mismo. El ambiente está rebestido de solemnidad, lo puede sentir, entonces tras dedicar algunas palabras a aquellas jovenes, Elizabeth me responde mi pregunta y una nueva noticia me da con la tristeza dibujada en su semblante:

 

---Adriano....es decir, Ishaya ha muerto...-- Note como le producía gran dolor darme aquella noticia y entonces entendí porque vi su patronus desvanecerse, además del brillo azul que vi sobre mi varita mágica, además de lo acongojado que vi a Rubens y a sus queridas criaturas...era algo abrumador, pero entonces pude percatarme, que no me sentía tan afectado, después de todo, tras la visión que Anya Dupont me mostró, para mi Adriano Wellace era solo un recuerdo, porque su espiritu se despidió de mi ese día en que me narró como murio mi madre Danielle Malfoy y que él mismo solo su escencia se conservaba en el cuerpo de Isahaya pero sin memoria de Adriano, así que en mi pensar, no era tecnicamente mi padre, él era un gran mago, patriarca de la Tonks, pero con una vida con Cye y un bebé que iba a tener, en otra familia que no sentía que fuese mia....mis padres muertos, eso era mi realidad.

 

Baje mi mirada, me sentí muy extraño....nunca pensé que su perdida, me revelaría la información sobre mi hermana...una real hermana, de mi sangre, pero que no conozco y solo me atrevo a darle un abrazo, como aquel que Adriano fantasma me dió antes de desaparecer a ese mundo espiritual que se encontraba.

 

Como entre bruma recuerdo de aquel día en que Ishaya me dijo que había dos patriarcas más: Elizabeth y Niko....si, me lo menciono, pero no los vi anteriormente, sino hasta ahora. Elizabeth se dirije a Niko, le escucho llamarle hermano...

 

Les sigo a los jardines, se nota que la elfina de Sunar se ha encargado de ellos por cariño a su ama, quien le gusta las flores y estas se ven bien cuidadas, se ha decidido reunirnos ahí para despedir al patriarca Tonks, me alegra sentir que tanto Cindy como Aydin están aquí, los siento acercandose, no tardaran mucho en encontrarse a mi lado...