Oclumancia

[Goderic Slithering]

Ante la llegada de Sauda, el mago saluda con un gesto sencillo. Evita realizar algún análisis de su breve comportamiento o apariencia pues ha tenido vasta experiencia con personas que no eran lo que aparentaban, ya sea para bien o para mal. Cuando el piso comienza a moverse, su atención se dispara a la vez que opta por una postura defensiva, bajando su centro de masa para mantener el equilibrio fácilmente. Toma su varita, no por temor sino porque sospecha que pueden haber pruebas cercanas a suceder aunque también sabe que hay arcanos que prefieren que sus aprendices no utilicen sus varitas. Sin embargo, ante su silencio toma su varita en caso de emergencia.

Al detenerse el movimiento de la tierra, Goderic relaja su agarre de su varita. No necesita observar su alrededor pues sabe que le han separado de su compañera, lo cual no le molesta en gran medida aunque si le hace sentir algo incómodo. No le agradaba tanto tener que gritar o utilizar un hechizo de ampliación de voz pero ahora estaban en el territorio de la arcana y debían seguir sus reglas, por lo que la opción de reclamar no era tan opción realmente o eso había aprendido durante su última habilidad de Legeremancia. Esperaba no tener que repetir nuevamente experiencias tan extraña como aquella.

La voz algo débil de Emily confirmando que ambos sabían legeremancia le despierta de sus recuerdos algo traumáticos. Calcula mentalmente cuál debería ser la fuerza de su voz para ser escuchado por la arcana y su compañera. Por suerte, como ex jugador de Quidditch estaba acostumbrado a comunicarse con sus compañeros a altura con distancia e incluso en movimiento. Aunque ciertamente no había pensado en utilizar aquella experiencia y capacidad para el desarrollo de su habilidad.

— Ella lo aprendió antes que yo.— agrega con la voz suficiente para ser escuchado.— Así que se puede decir que tiene más experiencia que yo en la intrusión de mentes.

Por supuesto, su conclusión final no era del todo cierta ya que en su trabajo del Servicio Mágico Secreto había tenido que invadir mentes ajenas continuamente para sonsacar secretos de alta importancia. Sin embargo, también sabía que la bruja pertenecía al Simposio de ladrones y, por ende, tenía tantas oportunidades como él de utilizar su habilidad de forma contínua. No era fácil decir quién era el más experimentado pero solo por tiempo, le daría ese honor.

[Aailyah Sauda]

Sauda podía ponerse a recitar cánticos tribales en medio de la Segunda Guerra Mundial, así de calmada resultaba ser. Quizá por eso ahora mismo parecía una diosa budista con múltiples manos entretejiendo el destino de sus aprendices de turno. Sólo Emily y Goderic estaban unidos, el resto debería llevar el camino por su cuenta. ¿Por qué lo había decidido así la arcana? Tenía sus ventajas poder indagar la mente y conocer las verdaderas intenciones de cada uno, si necesitara separarlos en algún momento, tampoco dudaría en hacerlo, no siempre se estaba listo para la prueba al mismo tiempo. Lo acabamos de ver entre dos alumnos que comenzaron casi simúltaneamente.

 

Azrael Licáon

 

Por fin unos recuerdos aparentemente sinceros, aunque preocupantes. Todo ser humano que pretendiera desvincularse del todo de las emociones estaba destinado al fracaso, uno no debía tratar de contener lo incontrolable. No sintió pena por la pérdida que había sufrido el mago, sintió lástima por verlo aguantarse durante tantos días, por verlo rodeado de una familia que tanto parecía querer y ser incapaz de demostrarlo. Sauda no era, ni pretendía ser, terapeuta de nadie, sin embargo, de haber podido, lo habría sentado frente a ella sin relojes ni premuras, hasta que rompiera el frasco de vidrio dónde pretendía encerrar su esencia.

 

Podía ver en su rostro la confusión de sentirse tapado por las arenas movedizas, aunque la situación real no fuera tal, pero le vio reconocer la desesperanza de saberse hundido hasta el cuello. Era mortífago, lo había sido, había pagado los precios por un juramento de lealtad a la sangre que ahora no sentía. Lo veía mover las manos, intentar blandir la varita, pero sin resultado alguno. Azrael se conectaba consigo mismo y eso era lo importante, encontrar lo esencial. La mente del mago volvió a extraviarse entre recuerdos poco importantes hasta detenerse en uno que compartía con su abuelo, en el mismo día en el que le explicaba sobre la reliquia familiar y le imponía la carga tan pesada que suponía su herencia.

 

Se preguntó entonces Sauda, ¿qué sucedería si Azrael no era quién suponía que era?

 

Blandió la mano y el efecto de estar hundiendo en arenas movedizas se interrumpió, esta vez, el mago había perdido toda memoria posible. Sólo tenía en la cabeza, tres preguntas, ¿quién soy? ¿quién esa mujer frente a mí? ¿dónde estoy?

 

Mathew B. Triviani

 

— Un trato mucho más que justo —comentó la arcana comenzando la caminata con el joven—, además, bastante refrescante, nadie me lo había hecho en todo este día. La Oclumancia es el arte de ocultar tu mente a alguien, pero eso ya lo sabes. La pregunta siempre es, ¿por qué ocultar algo de alguien? Generalmente las respuestas son por poder, por ambición, por guardar secretos que podrían resultar en la debilidad de uno mismo y, aunque casi siempre anticipo las respuestas de mis aprendices, nunca me canso de formular la pregunta.

 

El atardecer le daba unos matices muy curiosos a la serpiente que Mathew había recogido del páramo, un brillo especial sobre sus escamas. Parecía estar muy cómodo con ella al cuello, algo normal para un seguidor de la Marca Tenebrosa. La arcana se dirigió a los juncos y luego de pasarlos, tomó asiento en el borde de uno de los estanques. Cerró los ojos, como si así pudiera absorber la energía de los últimos rayos de sol, agradeciendo los minutos de paz que tenía con ese alumno antes de comenzar los ajetreos de las pruebas y las preguntas, quizá, incómodas.

 

— Si esa serpiente te mordiera ahora, ¿dejarías de confiar en los reptiles? —Sauda seguía con los ojos cerrados, esperaba que Mathew entendiera que no se refería a la serpiente que llevaba de adorno en su cuello, sino a las decisiones que había tomado en la vida, que identificara quién era la serpiente y quiénes los reptiles—. ¿Confías en ellos ahora?

 

Escoger un lado para proteger la magia no era una decisión equivocada, aunque Sauda y los arcanos en general, estuvieran muy por encima de eso y no tuvieran que definirse. El problema siempre radicaba en los porqués, las motivaciones eran lo que finalmente mantenían al mundo en constante rotación. Era por esas decisiones que los magos y brujas venían en busca de mayor conocimiento, de poder que los ayude a sortear la vida con un poco más de ventaja. Mathew era ambicioso por naturaleza, sin embargo, no dejaba de tener lazos afectivos que lo mantuvieran cableado a tierra, ¿eso cambiaría si su padre lo traicionaba? ¿o lo esperaba?

 

Emily Karkarov y Goderic Slythering

 

La arcana caminó entre los dos podios viendo al suelo, sintiendo. Dejando que su cuerpo sintiera lo que sentían ellos, esa anticipación, esas ansias de defenderse varitas en alto y finalmente, la calma de saber que nada malo les había pasado. La relación tío-sobrina que representaban la llevó a sonreír con calma, cruzó sus brazos por debajo del busto y detuvo la caminata.

 

— Así que dos legeremantes —susurró, aunque ellos la oían perfectamente, como si estuviera al lado de cada uno—, claramente una conversación entre ustedes podría convertirse en todo un partido de ajedrez muggle, ¿alguna vez lo han jugado?

 

Sauda los imaginó como estaban, siendo dos peones atascados en una jugada, la legeremancia, podía decirse, era la habilidad complementaria de la Oclumancia y una conversación entera podía llevarse en el más absoluto silencio. Él le otorgaba antigüedad y por tanto, experiencia a su sobrina en el arte, pero nada tenía que ver el tiempo con la destreza que se lograba o no en una habilidad. Sino las destrezas, las capacidades individuales. Chasqueó la lengua.

 

— Deja de jugar —regañó con cierto tono de dulzura—, veamos, ¿qué puede darles esta vieja bruja a cambio de sus pensamientos más oscuros?

 

Si, estaba bromeando un poco, pero es que luego del pequeño susto inicial, era justo que ella misma los invitara a relajarse.

 

— Tomen una decisión, ¿estarán juntos en este período de aprendizaje? Y no, no lean sus mentes para conocer las respuestas del otro o terminaré enfadándome —advirtió con el dedo índice en alto, aunque no estaba segura de ser vista con claridad—, y puedo resultar bastante incómoda cuando me enfado, hasta pierdo destreza al hornear.

[Thoth]

La sensación de ahogarse por las Arenas movedizas había desaparecido del egipcio, sin embargo aún este se encontraba envuelto por la oscuridad y por ello su visión nula. Además, de un momento ahora sus memorias se borran, quizás producto a la arcana, por tal motivo, su lenguaje nato era el parsel y poseía en descontrol la nigromancia. Las cuales eran habilidades natas en ese mago egipcio, por eso a cada segundo más y más serpientes espectrales aparecían. El mago comenzó a pasar su manos por todo su cuerpo, este se desconocía y no sabía quien era.

 

Y fue por eso, que tres preguntas se formularon en su mente. La primera es "¿quién soy?" Este no la podía responder, porque cada momento que allí se encontraba se encontraba descubriendo cada sensación, sus sentidos de licantropo le permitía escuchar, oler y sobre todo sentir como ningún otro, a tal punto que escuchaba conversaciones de personas más allá de esa ilusión que se encontraba, eran tonos que no evocaba y le hacía sentir molesto, más que ello, una ira se comenzaba apoderar del mismo. Y fue así que se comienza a levantar.

 

Ante la segunda pregunta. "¿dónde estoy?" la cual no se le formuló, ya que no podía hacerse, ya que para ello implicaba que debería previo un conocimiento. Sin embargo, era posible que pasara por su mente, y ésto no significaba nada en él. Por eso, comenzó a caminar, más bien intento hacerlo, ya que no lo podía hacer, simplemente apoyándose en sus manos y rodillas, luego de un tiempo comienza a gatear, como si tratase de una criatura salvaje, era ahora solo instintos, no tenía un lenguaje y su Heka era más salvaje, por lo que su parte animal estaba más dominando en ese momento.

 

En ese trayecto, se detiene y sin voluntad, se convierte en jaguar. Alli, el animal sin tener conciencia de que había dejado de ser humano comienza a emitir un rugido, a la par que descubre entre las sombras una mujer, este pudo o no pasar la pregunta "¿Quien era esa mujer?", éste como la otra vez, comienza desplazar con pasos torpes, pero a cada segundo su seguridad se encontraba acoplandose, guiándose por esos sentidos animales por completo y va atacarlo, sus patas comienzas a correr y mirada se clava en su objetivo. Este no actuaba de forma racional, era sin memorias una criatura salvaje, su lado de animago y licantropo habían dominando por completo su ser.

Editado 5 de Febrero del 2021 por Azrael Licaón

[Goderic Slithering]

No le sorprende demasiado que la Arcana haya jugado al ajedrez, lo que sí le sorprende es la pregunta ¿por qué asociar su conversación a una partida de ajedrez muggle? ¿no sería lo más normal hacer la analogía con el ajedrez mágico? No comprende del todo el significado detrás de aquellas palabras pues, según lo que él sabía, ambos juegos eran muy similares. Supone que debe haber algo escondido pero no es capaz de percatarse de aquello, por lo que luego de unos segundos decide concentrarse y supone que solo era una forma de hacer conversación.

Al ser regañados, sin saber exactamente la razón enfoca más su atención en la arcana. Tampoco entiende su comentario sobre sus oscuros secretos. Cree entender que era una broma y, si fuera, así... no entiende su sentido del humor. Sin embargo, sonríe cortésmente pues a pesar de no entenderle del todo podía reconocer que la arcana no tenía malas intenciones en contra de ellos. Con el tiempo, seguramente aprenderían de la personalidad del otro mejorando así la relación lo que permitiría en aprender la habilidad de oclumancia con mayor facilidad y comodidad.

Ante la advertencia de la bruja, Goderic responde rápidamente y sin pensarlo mucho para evitar dar la sensación de que se estuviese comunicando legeremánticamente. No era su intención generar más malos entendidos para centrarse únicamente en aprender a cerrar su, algo hiperactiva, mente y así mantener a resguardo sus secretos.

— Seguiremos juntos si así lo permite y estima más conveniente.

Podría aclarar que habían vivido muchas experiencias juntos por lo que ya sabían cómo actuaría el otro y, además, ya se conocían muchos de sus secretos. Claro, todavía mantenían algunas cosas en secreto entre ellos pero eran los mínimos y ambos sabían qué tan profundo había que entrar y qué cosas mantenerlas ocultas y decidir no ver ni oír. Eran compañeros de hace tiempo y, por lo mismo, sabrían respetar la privacidad que el otro había decidido mantener.

[Emily Karkarov]

Emily relaja la postura, aunque su varita mágica sigue en su mano. La mención del ajedrez la pone algo contrariada. Había visto a algunos de sus compañeros jugar al ajedrez mágico en la sala común de Ravenclaw durante las tardes más tranquilas. A Emily el juego nunca le llamó lo suficiente la atención como para exponerse a la mirada de los curiosos que siempre contemplaban los juegos entre alumnos, pero había visto suficientes partidas para conocer algunas nociones básicas, como los movimientos permitidos para cada pieza. A lo mejor esa sería una desventaja, pero responde que sí a la arcana con un leve movimiento de cabeza, sin dar mayores detalles.

No puede evitar la sensación de que está siendo evaluada en todo momento. Más aún cuando la especie de pedestal de tierra en el que se encuentra hace que todos sus movimientos sean muchísimos más fáciles de apreciar. Pero no es solo su accionar el que la hace sentirse consciente de sí misma, sino también el hecho de que para la arcana indagar en su mente sería tarea sencilla si así lo quisiera.

La mención a sus “oscuros secretos” la pone un poco tensa nuevamente, aunque espera que no se note, pues trata de disimular lo suficiente. No cree tener secretos oscuros, al menos no que pueda pensar de inmediato, aunque realmente Emily no es de reconocer de inmediato sus propias emociones, prefiere en todo caso enfocarse en la tarea o misión de turno. No está segura de que responder en esa ocasión, por lo que el desvío del tema llega como un aliciente.

—Concuerdo, podemos seguir el aprendizaje juntos ya que nos da la oportunidad.

Responde casi automáticamente luego de que Goderic contesta. Habían ido allí como un requerimiento del Simposio, pero no era la primera vez que enfrentaban situaciones como esa como un equipo por su iniciativa propia. Sin embargo, no es la pregunta lo que llama la atención de la bruja, sino la confirmación de que la arcana había “visto” sus intentos iniciales -y extraoficiales- de practicar la oclumancia por su cuenta y el hecho de que ya habían fallado en conseguirlo.

Ahora sí, solo deben esperar las indicaciones iniciales para comenzar su aprendizaje. Siente la expectativa subiendo, porque las anteriores arcanas habían sido muy distintas entre sí con su método de enseñanza. La primera había gustado de ahondar en los pensamientos de Emily, mientras que la segunda la había enviado a realizar acciones sociales positivas en un lugar remoto. Lo que Sauda tenía preparado para ellos era un misterio que ansiaba descubrir.

[Aailyah Sauda]

Emily y Goderic

 

— Bien, pueden hacerlo juntos, no tengo problema alguno —asintió Sauda mientras los pedestales hechos de suelo descendían convirtiéndose en una caída lenta y suavizada por almohadones llenos de plumas bajo sus pies.

 

La arcana era buenísima en cambiar con facilidad los escenarios para sus alumnos y les gustaba, como también le gustaba entra en confianza y sentirlo merecedores de uno de las habilidades más complejas de mundo, ya sea mágico o no. Para cuando estuvieron a la altura del suelo, lo que antes era césped era un colchón de almohadas, ella se sentó en uno de ellos y los invitó con sus manos a hacer lo mismo. Era divertido sentir al final del día algo así.

 

— Supongo que deben estar confundidos, la mayoría de arcanos confundimos a los magos y brujas cuando nos conocen —comentó como si fuera a comenzar una historia—. Y tienen razón de sentirse así, pero mucho depende del momento en el que nos buscan. Verán, cada habilidad esconde una dificultad, puede parecer que la Oclumancia es algo muy difícil de hacer o muy fácil, pero no depende de la habilidad misma, sino del mago/bruja y del momento en el que lo busca. Pongamos un ejemplo sencillo, imaginemos que Emily aquí presente se ha decepcionado terriblemente del amor hace apenas unas cuarentaiocho horas, y viaja a una ciudad nueva, lo quiere borrar todo, lo quiere esconder, lo ansía con desesperación. Y se encuentra con un legeremante. Mala suete, ¿no?

 

La bruja resopla cerrando los ojos, imaginando la situación, sin conocer, ni meterse en la mente de la aprendiz y verificar su ejemplo teórico. Luego de un momento, abre los ojos y le sonríe, cálidamente. Como una madre suele hacerlo cuando le explica por vez número mil, el porqué no debe uno colgarse de las escobas cuando es niño y vuela alto.

 

— ¿Creen que sería un buen momento para aprender Oclumancia? —esperó unos segundos para ver en sus rostros si lo habían entendido a la primera, pero no los iba a poner en evidencia tan rápidamente— La respuesta es SI y NO. Claramente es un buen momento porque ella quiere esconder cosas, cosas que la lastiman y que están demasiado frescas, nuestra naturaleza humana nos hace querer protegernos, es instinto básico. Pero claramente tampoco es un buen momento, porque no será capaz de relajar la mente y esquivar el hechizo punzante que tiene un legeremante, sus emociones la traicionarían y terminaría haciendo un blanco fácil para cualquiera. Creo que es momento, de hacer una pregunta clásica... ¿Por qué me buscan?

 

Sauda miró fijamente los ojos grises del mago, era uno importante, de tintes políticos poco afianzados, inteligente a grandes proporciones y temeraio, había que decirlo. Y Emily, la sobrina, con aquellos ojos color claro que se antojaban demasiado transparentes para cualquiera. Integrantes ambos de la noble Orden del Fénix, protectores de la magia y de todo el bien que esta pudiera crear, con razones loables para enfrentarse a los supremacistas mortífagos. Sauda no tenía inclinación hacia ningún bando, pero apreciaba la vehemencia de sus integrantes, y este par la tenía.

 

— Tienen lo que necesita, muchachos —y si, le estaba diciendo muchacho también a Goderic, porque a pesar de sus décadas, era un niño al lado de la arcana—, sólo necesitan tener las razones y el tiempo adecuados y tendremos el mejor de los tiempos aquí —comentó—, si tienen dudas, si tienen preguntas, si tienen algo que decir, por muy pequeño que sea, es el momento.

 

Azrael Licaón

 

El ying y el yang, la paz con sus demás pupilos, y la guerra que este otro aprendiz estaba forjando con su propia mente, sólo por no querer abrazar su naturaleza. Los magos y brujas debían desprenderse de todo, antes de lograr el cúmulo de habilidad que se pretendía. Perder para ganar, si había que ponerlo en una frase. Azrael luchaba con su naturaleza más primitiva y esta había ganado, convirtiéndose sin poder evitarlo, en un jaguar. A lo mejor como un felino liberaba antes la mente, ¿quizá tendría hambre? Le apareció un plato lleno de leche fresca al frente, le parecía un poco insultante darle carne fresca, después de todo, era una persona, primordialmente. No se es primero jaguar y luego mago, ni licántropo y luego mago. Funciona al revés, y no quería que al evocarlo todo, sintiese que la arcana le había tratado como un animal cualquiera.

 

— Duerme Azrael, relájate y quizá entonces encuentres el final de esta visión —murmuró mirándolo—, abraza lo que sientes, busca una razón válida para ser un oclumante y la habilidad te liberará a ti.

 

Aún cuando parecía que no, en algún momento el mago estaría listo para las pruebas. O al menos, era lo que esperaba Sauda, después de todo, esa cabeza tenía, al igual que sus otros aprendices, todas las cualidades, sólo debía ordenarse, desprenderse, relajarse, perder para ganar. Doblegarse antes una habilidad que era mucho más que él, al menos de momento.

[Thoth]

Las memorias del mago no se encontraba en ese ser, el cual su naturaleza salvaje dominaba. Éste ser a diferencia de muchos de la comunidad mágica había nacido como licantropo. Sin embargo, la visión casi nula del mismo perdió a la bruja de su rango visual. Y en su lugar aparecio un plato de leche, pero aquel carnívoro, al cual le gusta en su paladar la sangre, y que en plena consciencia se alimenta de carne cruda y fresca, no tomó esa bebida, simplemente la ignoro, este felino se encontró confuso, ya que no había captado aroma alguna de esa mujer.

 

Este se encontraba en la más profunda ira, y lentamente sus párpados se comenzaron a cerrar, su cuerpo se sintió pesado. Y cayó bajo la influencia de una soñolienza extrema, algunas palabras rebotaron en su mente, incluso su nombre, las cuales no resultan efecto, ya que no poseía memorias, incluso esa interrogante esta criatura no la podía responder, era un ser salvaje. Antes, la misma arcana de animagia había luchado con su naturaleza animal, ahora sin recuerdos, su estado salvaje era el dominante.

 

Y a pesar que esa habilidad despertada en el mago recientemente, intentó luchar contra el juego de mente, pero éste ya ni estaba seguro si eso de lo que estaba el egipcio fuera producto de la legeremancia, Oculamancia o una habilidad diferente a la cual predomina en los arcanos que era capaces de cambiar la realidad, de quitar recuerdos y al parecer regresarlo. Lo mismo pudiera ser una magia diferente, pero el hecho es que su protección mental, no pudo liberarlo, ya que ni el mismo egipcio con el uso de toda su razón sabia a que se enfrenta.

 

Y si esa pregunta le hubiera sido formulado al mago con algo se razón, este hubiera respondido. Sin embargo, se encontraba bajo esa infulencia de la arcana que primero lo dejó envuelto en una oscuridad, en segundo lugar le quito sus memorias y ahora lo había puesto a dormir por un largo tiempo ¿Acaso un simple mortal podría salirse de esos juegos de esos arcanos? por esa razón, al despertar el Licaón seguía bajo en forma de jaguar, pero estaba más clamando, pero no le agrada escuchar voces y no verlas, este en su poca memoria sentía que algo le estaba afectado, a pesar que no comprendiera o fuera racional en ese momento, solo se limitó a lamer su cuerpo.

Editado 5 de Febrero del 2021 por Azrael Licaón

[Goderic Slithering]

Suspira internamente al enterarse de que podría continuar su aventura juntos. No se trataba de convertirse en seres dependientes entre sí, sino de potenciar sus capacidades en trabajo de equipo. Históricamente, Goderic tenía una visión más introspectiva de aquel aprendizaje, sobre llevarlo en su interior, en su mente, en su individualidad pero ahora, con el caos sucediendo en la sociedad mágica había comenzado a apreciar el trabajo en equipo, en mostrar sus debilidades a sus compañeros para poder ser potenciadas como también poder potenciar debilidades ajenas.

El descenso de las plataformas lo toma por sorpresa brevemente, aunque esta vez no se tensa tanto como anteriormente lo había hecho. El movimiento fue pausado y cómodo, algo lento pero era necesario para mantener un viaje cómodo. El césped se había convertido en un piso acolchado con almohadas. El mago cree que el césped era una fuente natural de comodidad y no era necesario el cambio, sin embargo, lo agradece principalmente por la barrera que generaba ante posibles insectos.

Goderic se sienta, tratando de acomodarse lo mejor posible. Su altura, y su flexibilidad promedio, le impide sentarse en una posición realmente cómoda. Sin embargo, con algo de esfuerzo y paciencia, logra encontrar una postura adecuada, ni cómoda ni incómoda. Mientras luchaba por dónde o cómo colocar sus piernas, escucha a la arcana comentar sobre la confusión de sus conocidos y sobre la dificultad del aprendizaje de la habilidad. Sonríe -aguantando por poco la risa- cuando escucha sobre los problemas de amor de Emily. Sin mirar a su lado y sin siquiera necesidad de usar legeremancia, sabe que la bruja le está dando una mirada de odio profundo.

Se concentra para pensar en la pregunta que hace la arcana. ¿Seria buen momento? Goderic creía que más que la situación dependería de la persona, si su deseo de ansias de proteger sus pensamientos y sentimientos era más fuerte que los mismos sentimientos que deseaba proteger. La respuesta que da la arcana es, en esencia, la misma que había concluido el mago. Al fin de cuentas, todo dependía de la capacidad y deseo del oclumante, de si éste es capaz de proteger lo que quiere proteger, sin importar las circunstancias.

¿Por qué me buscan?

Una pregunta bastante sencilla en la superficie pero que escondía bajo sus aparentes aguas tranquilas una gran complejidad. Sin embargo, Goderic más o menos comprendía la respuesta que dar sin ir demasiado profundo porque ya había navegado en aquellas aguas más de una vez y, de una u otra forma, siempre terminaba llegando a la misma respuesta.

— Para protección. Poder controlar esta capacidad de cerrar la mente a intrusos. Aquel resguardo no solo protege mis propios pensamientos o secretos, sino protege a los de mis amigos, familia o seres queridos. Si alguna vez soy apresado y alguien se mete en mi mente, no solo podrá destruir lo que tanto he luchado en construir, sino que pondrá en riesgo los planes que mis compañeros han pasado hasta años en construir. Que alguien se entere hasta qué edad mojé la cama me importa tres hectáreas de... nada pero si se pone una operación a mi cargo en riesgo por mi culpa, eso, eso no tiene disculpa alguna.

[Emily Karkarov]

El nuevo escenario en el que se encuentran le agrada. La informalidad de las almohadas en lugar de césped y la seguridad de que va a poder continuar el aprendizaje junto a Goderic la hacen sentirse mucho más cómoda; tanto, que ya no se asusta ante los súbitos cambios. Se sienta sobre una de las almohadas más planas y cruza las piernas en posición de loto, enfocando toda su atención en Sauda.

 

Encuentra sentido a lo que dice y, de cierta forma, no siente que el ejemplo que esté danto esté tan alejado de la realidad. Que Emily deje algo atrás, viajando a una ciudad nueva, queriendo borrar todo, suena algo que ella realmente haría en una situación así. Puede sentir la mirada de Goderic sobre ella y la risa en su rostro, lo que provoca que la bruja lo mire desafiante. Pero si se pone a pensar en ello, Emily encontraría rastros de no haber pasado más de un semestre viviendo en el mismo lugar.

 

Claro, su tendencia a la poca estabilidad nunca había sido a causa de una decepción amorosa, sino más bien con su incapacidad para sentirse en casa en alguno de estos lugares. Piensa que quizás es tiempo de volver a vivir en el Castillo Karkarov a pesar de lo sucedido con Bastian, o compartir vivienda con James y Goderic como hace algunos años, cuando solían realizar misiones juntos.

 

El divagar casi hace que la clase quede en segundo plano por un instante, pero se repone lo suficientemente rápido como para pensar una respuesta coherente a la pregunta que hace la arcana. ¿Por qué está Emily allí? Su respuesta inicial sería que “el simposio se lo sugirió de manera muy insistente” aunque no sea la verdadera razón, tan solo el empujoncito que necesitaba. Prefiere ser más sincera

 

—Como legeremante he visto cosas sin importancia en muchas ocasiones —comenta, sus ideas son algo desordenadas —sin importancia para mí, pero que podrían ser muy importantes para la otra persona. Esta exposición me da… miedo. A nivel personal me gustaría poder controlar qué pensamientos son los que están expuestos y, más allá de eso, como comenta Goderic, no me gustaría ser un punto débil en una misión y poner en riesgo a mis compañeros o el trabajo que han realizado.

 

Con todo lo que estaba sucediendo en el mundo y el peligro que implicaba la existencia de El Inquisidor, Emily sentía que mejorar constantemente era una obligación, pues no se podría perdonar nunca que algo saliera mal por su culpa.

[Aailyah Sauda]

Sauda pensó por unos instantes que dejarlo descansar, tal cómo había hecho el otro alumno no era una mala idea. Había sido un día demasiado largo, incluso para ella que ya había perdido la noción del tiempo, del día y la noche, de los meses y años. El jaguar le brindaba una sensación de dormir luego de cazar y en cierta forma poética, lo había hecho. Azrael era como un gato persiguiendo su propia cola y le estaba tomando demasiado tiempo darse cuenta que jamás la alcanzaría. Estaba claro ahora mismo que ni Sauda se iba a rendir con él, ni él lo iba a hacer en su lucha constante de supremacía innecesaria e intangible. La calma antes de la tormenta, eso es lo que era su actuar en este instante. Estar tan ensimismado con su yo salvaje que sólo se limitaba a lamerse, había logrado lo propuesto desde el inicio, desprenderse de su mente. La arcana estaba satisfecha.

 

En cuanto a Goderic y Emily, los sentía bastante más relajados, obviamente la compañía mutua les proporcionaba la sensación de seguridad que necesitaban para afrontar la interiorización de la Oclumancia. Aunque ahora estuvieran charlando, cada palabra que salía de sus labios tenía un significa especial, importante y significativo.

 

— La exposición es sinónimo de vulnerabilidad, tienes razón, Emily —le contestó con una sonrisa—, espero me disculpes la libertad de tutearte, me siento en confianza luego de saber que quieren compartir semejante habilidad conmigo.

 

Había algo en los Arcanos que les impedía ser todo claros con sus pensamientos, no era por egoísmo ni nada parecido, a lo mejor eran los años que les impedían ya comunicarse de manera clara y concisa con los magos, o esa distancia y aislamiento al que se habían decantado tanto tiempo atrás. No quería que sus siguiente palabras salieran de ella sintiéndose pesadas o cómo a modo de reclamo, pero era que quería dejar bastante en claro.

 

— Es comprensible que no quieran delatar a sus compañeros en alguna misión de importancia, y lo es aún más que no quieran sentirse al desnudo, pero a ver, ¿todos pueden ser oclumantes? No. ¿Todos deben serlo? Tampoco. Entonces, ¿por qué es tan buscada esta habilidad? Siempre aconsejo a las personas en no dejar de ser humanos —sí, estaba a punto de pedirles que se vayan, aunque sabían que tendría la respuesta contraria—. Controlar sus mentes a tal punto de decidir qué se expone y qué no, no es humano. Puede llevarlos a la locura, una cosa es ser vidente, animago, controlas tu alrededor, miras el futuro, juegas con tu forma. Legeremante u Oclumante es manipular la mente propia y de extraño, ahí radica su importancia, su fuerza y su deshumanización. ¿Se la merecen? No, no es cuestión de merecimiento por alabarlos, lo que digo es, ¿se merecen una habilidad que puede llevarlos a perderse por completo?

 

Resopló un tanto agotada por los eventos del día, tenía tres estudiantes ahí, dispuestos a recibir las preguntas tan ansiadas, el acceso a las pruebas para volverse oclumantes, ¿quería Sauda otorgarles la Oclumancia aún sabiendo el riesgo que corrían por sencillamente atreverse a quererla?

 

— Lo que buscan como habilidad podría terminar convirtiéndose en una debilidad.

 

@@Emily Karkarov @@Goderic Slithering @@AZRAEL Licaón