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Legilimancia


Rosália Pereira
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La timidez que había sentido en un inició, se había esfumado por completo. En esos momentos estaba totalmente concentrada en la preparación de la poción, olvidando por completo que no podía hablar y que la única manera de comunicación con Mackenzie era mediante el uso de la legilimancia, con la cual se sentía a cada segundo más cómoda y comprendía por completo cómo es que era de vital importancia haber despertado y explotado aquella parte de la habilidad, que antes solo había usado esporádicamente con miembros de su familia.

 

<Podemos usar las raíces de algunas plantas y las hojas de otras, así la primera nos dará más potencia y la segunda, solo serviría para aromatizar>

 

La propuesta llegó tranquilamente, mientras asentía ante el hecho de colocar menos malva, y de esa manera con una pequeña navaja comenzó a cortar algunos trozos de raíces y las colocó en una báscula para saber que cantidad tenía que colocar y atinando en algunas pequeñas porciones, supo que los ingredientes mezclados como el romero, la tila, la malva, la manzanilla y algunas otras en muy pequeñas cantidades que habían logrado captar durante la preparación.

 

<Tenemos todas las hierbas, ahora hay que machacarlas y colocar el agua a hervir.>

 

No eran indicaciones, simplemente algo que sabía que tendrían que hacer. Así que al ver como el agua comenzaba a hervir en el caldero, se dedicó a usar el mortero y triturar las raíces y las hojas o flores de las palabtas, disfrutando de aquello. Los olores que comenzaban a desprender por la mezcla de todos, era relajante, y eso lo sintió en cuanto notó como el ambiente comenzaba a estar mucho más ligero y sus sentidos, cada vez más despiertos. Permitiéndole distinguir cada uno de los pensamientos segundos correspondían a una planta, pequeños insectos o personas.

 

En cuanto la integración de plantas terminó, las añadió al caldero y comenzó a moverlas en sentido contrario de las manecillas, y posteriormente dejó que estas comenzaran su proceso de cocimiento. Regresando su atención al invernadero, notó como Dennis era capaz de hacer llegar su voz a su mente de manera muy tenue agradeciendo sus palabras, algo que simplemente correspondió con una sonrisa y escuchó las indicaciones de la arcana para ella.

 

Algunos minutos después, escuchó como la Malfoy preguntaba cuánto faltaba para poder someterse a la prueba, algo que ella también tenía duda, así que simplemente asintió y al girarse a ver como iba la poción, se dio cuenta que estaba completa así que la quitó del fuego y la dejó reposar.

 

<La pócima esta lista, solo falta reposar unos minutos y habremos cumplido nuestra misión.>-

 

Los pensamientos llegaron hasta la rubia y Rosalía sin problema alguno. Esperando la respuesta de la Pereira, se dedicó a vaciar en una botella con el etiquetado de lo que era la poción y se la mostró a su compañera.

 

<También me gustaría vincularme al anillo, todo lo reafirmado y aprendido ha sido muy interesante. >

 

Dejó el pensamiento al aire, mientras se sentaba en una de las sillas cercanas y respirando profundamente, disfrutando del aura de poder leer y percibir cada una de las voces que se tenían en un determinado espacio al redonda y eligiendo a cual poner atención, y a cuales no para poder silenciarlas en su interior y no generaran interferencia o sobrecarga mental.

Editado por Mia.
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Crazy se encontraba en su despacho oficioso, una mesa en una de las esquinas de la taberna El Marinero Llorón. A pesar de que era mediodía, el interior del local permanecía en la penumbra, únicamente iluminado por unas escasas velas que emitían más humo que luz. Extendidos sobre la mesa tenía varios planos que llevaba toda la mañana redactando con mano experta, forjando con la pluma un nuevo futuro ahora que su etapa en la política se había terminado. En la mano, sin embargo, tenía un pequeño papel que acababan de entregarle, que le indicaba que había sido aceptado en una nueva habilidad.

 

Hizo desaparecer los planos con un golpe de varita y trenzó un portal a su lado, que se formó silenciosamente con finos zarcillos de tinieblas apenas visibles en aquella oscuridad parcial. Lamentaba dejar sus planes aparcados, pero la llamada de una habilidad no era algo que se pudiera rechazar a la ligera. Pocos poderes más magníficos y difíciles de dominar, y más ahora que los arcanos comenzaban a abandonar Inglaterra rumbo al lejano oriente.

 

Se planteó unos instantes cambiarse de ropa, pero por suerte llevaba sus botas de siete leguas de cuero y una cómoda túnica de viaje de color arena, con runas antiguas de color esmeralda grabadas en espiral a lo largo de las mangas. Aquello serviría.

 

Atravesó el portal y se encontró frente a una pequeña choza en los terrenos de la Universidad. Era un edificio pequeño y modesto, pero rodeado por una sorprendente cantidad de vegetación, aquí y allá las hiedras se enredaban con los arbustos, formando un insondable manto vegetal que teñía de verde el paisaje. Solo el pequeño camino de arena y la puerta permanecían despejados, como si alguien hubiera pedido a la naturaleza que respetara al menos aquel signo de la presencia humana.

 

Tocó la puerta y esperó, pero no escuchó pasos adentro ni el más mínimo signo de vida. ¿Se encontraría la arcana allí o habría salido ya rumbo a Japón? Confió en no haber llegado demasiado tarde.

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Rosália tenía tiempo de seguir haciendo sus cosas con las plantas mientras sus alumnas terminaban su poción. Se dedicó por completo a sus plantas y se olvidó por completo de las dos mujeres, así como de la tercera que había decidido enviar al zoológico - Si necesitan algo seguro me lo harán saber - La arcana tenía su mente protegida y nadie podría entrar en ella a leer aquello que pensaba pero dado que sus alumnas no podían hablar tendrían que permitirle la entrada a sus respectivas mentes para poder comunicarse con ella.

 

- Oh, pero esto está complicado - Dennis se estaba metiendo demasiado con los muggles y no quería tener que enviar un equipo encargado de borrar memorias por los descuidos de su alumna - Debes ser más cuidadosa y no tener tanto contacto con los muggles, te pueden descubrir y no queremos eso - Le hizo llegar las palabras hasta su mente esperando que la forma en la que estaba haciendo las cosas cambiara un poco y se adaptara al entorno en el que se encontraba en dicho momento. Ese era justamente el reto más grande de Dennis en dicha tarea.

 

- No creo que falte mucho más tiempo - Mackenzie y Mía habían finalizado su poción y todo estaba demasiado bien como para que la arcana lo pudiera creer. Así que solo le quedaba una tarea más con ellas y sería la más complicada porque pondría sus vidas en peligro si no lograban cumplirla satisfactoriamente - Debo preguntarles algo: ¿Desean presentar la prueba de la Legilimancia? - Eso sería lo que les permitiría obtener su anillo y ser brujas capaces de dominar la habilidad ante el Ministerio de Magia y la Comunidad Internacional.

 

- Por cierto alguien que le avise a mi nuevo alumno que puede entrar - La arcana podía hacerlo así que se arrepintió y decidió hacerlo ella misma - Olviden eso... Adelante, puedes pasar - El alumno que estaba por entrar a su clase era muy conocido y le daba demasiada curiosidad saber qué lo había llevado hasta su clase y qué era lo que le interesaba aprender. No era una visita común o un alumno corriente como los que le llegaban la mayoría del tiempo.

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Las respuestas a las interrogantes sobre cuanto tiempo faltaba para concluir con la clase, llegaron en el momento justo en que la poción estaba empacada en un frasco totalmente lista para ser usada en el momento en que Rosália así lo deseará usarla. Mirandola a la bruja con atisbo de duda, porque dijo que no les faltaba mucho tiempo, ¿pero cuánto más les podría faltar? No tenía ni idea, pero esperaba que efectivamente fuese el mínimo.

 

Por eso, en cuanto escuchó la pregunta que venía deseando escuchar desde el inicio de la clase, esbozó una media sonrisa y asintió con tranquilidad. Claro que quería presentar la prueba que la vincularía con la habilidad. Sabía que no era un reto sencillo de vencer, porque anteriormente al menos cinco veces se había enfrentado a la pirámide y no era tarea sencilla vencer todos los obstáculos y salir victoriosos, pero confiaba en sus capacidades.

 

—Si, deseo realizar la prueba. —respondió recuperando su voz— Confío en que estoy lista, así que cuando usted lo diga puedo presentarla. —completó.

 

La tranquilidad que se veía en sus movimientos y voz, era clara muestra de la seguridad que tenía de que haría un buen papel. Así que en el instante en que escuchó como un nuevo alumno se presentaba a la habilidad, asintió y esperó a tener más noticias acerca de la prueba. Tentada a irse y posteriormente regresar, negó con lentitud y cerró los ojos unos segundos, consiguiendo que su mente continuará en total tranquilidad, preparándose para todo aquello que tendría que vivir en breve.

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Caminaba por los diferentes pasillos del zoológico tratando de realizar su tarea cuando a su mente llegó un mensaje de la Arcana, freno en seco sus pasos al sentir las palabras de Rosalía en sus pensamientos, aún no se acostumbraba al hecho de que alguien más que ella estuviera en su mente de una forma tan fácil, era algo molesto y le ocasionaba un poco de ansiedad pero suponía que era por la falta de costumbre ya que hasta ahora estaba tratando de desarrollar la habilidad, después de esta de tener suerte trataría la oclumancia, detestaba ser un libro abierto para aquellos que tuvieran aquel don de la legilimancia.

 

Respiro profundo tratando de asimilar el mensaje para luego enviarle una respuesta < Lo siento, no volverá a pasar > pensó mientras retomaba su andar, sabía que estaba muy lejos de la Arcana para intentar siquiera en entrar en su mente y más cuando ella tenía aquella habilidad más desarrollada que cualquier otra persona, pero teniendo en cuenta que había estado en su mente no se le hacía difícil que el mensaje le llegará sin problema ya que ella estaba al tanto de todo lo que hacía.

 

Mientras avanzaba trataba de concentrarse, tantos muggle alrededor provocaron que en su mente las palabras y sentimientos se cruzaran e hicieran corto circuito, en algunos no tenía ni que dedicarles más de una simple mirada para saber qué estaban pensando, la verdad es que eran algo debiles de mente pero quien en su sano juicio pensaría que alguien estaría cerca leyendo sus mentes? absolutamente ningún muggle lo creería.

 

Se acercó a la zona de las crías de algunos animales como ciervos, terneros y demás. No pudo evitar sonreír cuando se acercó y aquellas crías corrieron en su dirección con una única cosa en su mente, comida. Tomó algunos de los biberones con fórmula que estaban a un lado de la malla para que los niños los alimentarán y procedió a hacerlo, no era complicado saber cuando estaban satisfechos antes de que soltaran las mamilas ya que en su mente lo veía claro. Se entretuvo varios minutos ahí antes de continuar.

 

Pensaba que ya había dedicado bastante tiempo a los animales, después de ayudar a algunos con hambre y sed se acercó al hábitat de los osos, de pronto su mente percibió una sensación de miedo que provenía de allí, se concentró más para ver de dónde venía hasta que cerca al límite del hábitat vio un pequeño osezno, aquel pequeño era el que estaba asustado y porque? porque un grupo de adolescentes fastidiosos lo estaba molestando y arrojándole cosas. Puso de inmediato su mano en la varita que estaba en el bolsillo de su pantalón, pero recordó las palabras de la Arcana y no quería problemas. Entonces vio que cerca a donde estaban veía el personal de aseo cargado con varios baldes llenos de agua y jabón, así que caminando hacia ellos accidentalmente los choco haciendo que el líquido cayera sobre los chicos quienes se fueron bastante molestos. Volvió su atención al osezno y le dijo mentalmente que todo estaría bien, que no debía tener miedo. El pequeño la miro confundido pero luego pareció que había entendido ya que su expresión se volvió tranquila y se alejó de allí.

 

Se preguntaba si ya era momento de volver o faltaría hacer algo más en aquel lugar.

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Crazy se encontraba absorto estudiando la vivienda de su próxima maestra, a lo largo de su vida había descubierto que las casas dicen mucho de las personas que las habitan. Su tamaño, los materiales de los que estaba construida, su situación, la decoración, el terreno, el tipo de jardín, las medidas de seguridad... Todo ello podía decirte mucho de aquellos que la moraban y en muchas ocasiones un atisbo de conocimiento podía marcar la diferencia. Reflexionando acerca de todo ello fue sorprendido por una voz en su cabeza, que llegó a él clara y cristalina como si se tratara casi de un pensamiento propio.

 

- Adelante, puedes pasar

 

Pero no fueron únicamente las palabras lo que se abrió paso a través de su consciencia, venían acompañadas de algo más, un leve sentido de la orientación, casi como si hubiera preguntado una dirección y alguien le hubiera señalado el camino a seguir. Todo ello en un mero instante, y justo en ese momento comprendió que no se había equivocado al emprender la búsqueda de ese poder, una comunicación silenciosa, compleja, instantánea... Aquello era maravilloso.

 

Siguiendo las instrucciones de su anfitriona se adentró en la vegetación, tuvo que caminar unos metros rodeado de maleza, apartando las vides y enredaderas con la mano y sintiendo sus fosas nasales a punto de saturarse por todo aquel olor a flores y naturaleza, pero luego se sorprendió al llegar a un pequeño claro de hierba, donde la que comprendió que era Rosália se encontraba trabajando en una planta que Crazy no supo reconocer.

 

- Hola Rosália, me llamo Crazy Malfoy, te agradezco que me recibas en tu casa, especialmente dadas las circunstancias

 

La arcana se giró para observarlo con unos ojos para los que no había secretos, que parecían horadarlo con la facilidad de un cuchillo cortando mantequilla.

 

- Estoy aquí para intentar desarrollar ese poder tan magnífico del que eres maestra

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La mente de Mackenzie había estado más en la pirámide de la prueba que en la propia clase. Tanto, que ni había esperado la pregunta de la Arcana. Los trámites la ponían enferma y aquella preguntita de marras sólo era uno más. Cuando la Arcana la hizo, Mackenzie suspiró, dándose cuenta de que se había olvidado por completo de ella hasta aquel momento.

 

- Por supuesto, Rosália. Su clase ha sido muy instructiva y creo que estoy preparada. - Por si acaso, añadió -sí, deseo realizar la prueba. ¿Son esas las palabras exactas?

 

Justo en ese momento sintió la presencia de su padre en la puerta y supo que la Arcana también lo había percibido. ¿Cómo lo supo si era obvio que la Arcana tenía la mente protegida? Mackenzie sonrió, comprendiendo por fin lo que la Arcana había querido decir ante sus preguntas sobre el poder de la legeremancia y la oclumancia. En un mundo en el que todos fueran capaces de leer la mente de los demás y, al mismo tiempo, proteger su mente, ganaría el más fuerte. Lamentablemente, lo que pudo captar de los pensamientos de la Arcana hirió el orgullo de la altiva Malfoy. Si no fuera porque se refería a su propio padre, a quien quería con locura, puede que le hubiera dedicado a la Arcana un pensamiento jocoso.

 

- Hola padre -saludó Mackenzie, dándole un beso a la mejilla. - Unos llegan y otros se van -le guiñó un ojo y añadió al oído, protegiendo su mente y sus palabras, para que sólo su padre pudiera oírlas -te tiene en gran estima y piensa que eres el hombre más grande del universo, así que no te preocupes, esto será un paseo. Pero deja el whisky y la poción herbovitalizante y no vayas a tartamudear - le ajustó el cuello de la camisa y le dedicó una divertida sonrisa.

 

Mackenzie siguió sonriendo divertida, mientras abría de nuevo su mente.

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firma
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Come, my friends,
Tis not too late to seek a newer world.
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- Me gustaría que vengas a contarme tu misma lo que has aprendido en tu paseo por el zoológico - Dennis había tenido varias tareas que cumplir en el sitio y había llegado el momento de contarle a la arcana sus aprendizajes. Rosália esperaba que tuviera alguno o sino tendría que pedirle que regresara de nuevo y eso solo le significaría una cosa: Tomar más tiempo de clase para seguir aprendiendo. O tal vez invitarla a hacer una actividad mucho más complicada que la que había tenido que realizar hasta ese momento.

 

- Todos vienen por lo mismo pero no todos resultan dignos de aprenderlo - Rosália no le pondría una tarea fácil a Crazy. Podía ver en sus ojos y por supuesto en su mente lo mucho que conocía acerca del mundo mágico. A los magos más poderosos y de mayores capacidades era a los que más le exigía y el hombre no se salvaría de lo que tenía preparado en dicho momento. Aunque, ni la misma arcana sabía qué lo pondría a hacer solo tendría que buscar una forma de acompañar la poción que tenía en dicho momento, o solucionar un robo muggle.

 

- Me han informado que se robaron unas plantas muy importantes del Jardín Botánico - Las plantas le darían pistas sobre lo sucedido y sería su primer acercamiento con la habilidad - Quiero que vayas hasta ese lugar y entres en comunicación con las plantas y flores del lugar en busca de información - Luego tendría que regresar y contarle a la arcana lo que había podido entender, comprender a las plantas era un gran primer paso para luego intentar experimentar con mentes humanas o mentes mucho más complejas.

 

- Entiendo, las veré en un par de horas en el punto de encuentro que ya deben conocer bastante bien para dar inicio a la prueba de la Legilimancia - La arcana tendría que preparar todo antes de la llegada de la mujeres así que prefería tener un par de horas para organizar y escaparse en un momento.

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Ya había recorrido gran parte del zoológico llevando a cabo la labor que le había sido encomendada por la arcana en función de empezar a desarrollar parte de la habilidad a la cual la Delacour estaba tratando de obtener, durante toda esa jornada había tenido que tratar varios asuntos, todos de diferente forma pero que le habían ayudado a entenderse más de lo esperado con los animales del lugar así como había podido entrar en la mente de alguno que otro distraído que al igual que ella se movía por aquel sitio atestado de niños y de todo tipo de gente.

 

De pronto a su mente un nuevo mensaje de Rosalía se hizo presente, era momento de volver y contarle como le había ido en la labor encomendada, suponía que de eso iba a depender que tanto seguiría avanzando en su aprendizaje de la habilidad. Cuando estaba a punto de buscar un sitio solitario para desaparecer su mirada se cruzó con la de un muggle que observaba las jaulas de los animales pero que a decir verdad le daba muy mala espina a la ojiazul. Entonces enfocando un poco más su mente en aquel sujeto trato de ver que era lo que había en sus pensamientos. De entrada lo primero con lo que se encontró fue como con una nube de oscuridad que le bloqueo la visión, debía concentrarse más en su tarea. Nuevamente trato de entrar en aquella mente lográndolo al fin para encontrarse con pensamientos bastante sombríos y aterradores, aquel muggle era una mala persona capaz de hacerle daño tanto a animales como a seres humanos.

 

Pero qué podía hacer ella, no podía ir a la policía diciendo que había leído la mente del tipo y que era capaz de dañar a las personas, que incluso ya lo había hecho, la tomarían por loca sin duda alguna. Así que decidió hacer lo que estaba a su alcance en ese momento, enfocando su energía habló en la mente de aquel hombre < has sido un terrible ser humano y la vida está por cobrartelo > dijo en su mente en un tono de voz que sonaba incluso terrorífico para ella, el sujeto de inmediato abrió sus ojos como platos y miraba para todos lados pero entre tanta gente no podría verla. < Se lo que has hecho y el daño que has ocasionado, y ah no ser que te entregues a las autoridades te seguiré en tu mente las 24 horas del día por el resto de tu vida > el miedo en el rostro del hombre era algo sin precedentes, no sabía que tanto había calado en su mente con su voz tratando de aterrarlo pero lo supo cuando se dirigió a un policía cercano y de rodillas le confesaba sus delitos, este lo levantó y se lo llevó lejos de la vista de la gente.

 

Se alejó de la concurrencia y cuando estuvo a solas usó la aparición para regresar a donde la Arcana aguardaba, nuevamente tocó la puerta y luego entró, no espero que la hicieran seguir ya que Rosalía misma la había llamado a su presencia, ahora tendría que hablar sobre lo que había logrado en su visita al zoológico y ver si después de eso seguiría con el desarrollo de su aprendizaje.

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Se sorprendió al encontrarse con su hija en aquel lugar, le había tomado la delantera en los estudios como de costumbre. Tenía serias dudas de si había heredado de él aquel afán casi lúdico por el conocimiento. Crazy era considerado un erudito en ciertos círculos pero principalmente porque su avanzada edad le había dado el tiempo suficiente para aprender a través del arcaico sistema de la prueba y el error. En cambio Mackenzie parecía disfrutar aprendiendo y desentrañando los misterios del mundo, mientras él se había pasado su juventud destripando cosas.

 

La escuchó darle unos consejos mientras se iba, acertados pero excesivamente paternalistas, como de costumbre también. Tampoco es que bebiera tanto, solo un trago de vez en cuando, y las pociones las tenía completamente bajo control. Le dedicó una sonrisa torcida y le guiñó el ojo mientras se iba, pensando un "tranquila, ¿Qué puede salir mal?", confiando en que pudiera leerlo con su incipiente legeremancia.

 

Atendió entonces a las instrucciones de la arcana, que lo enviaba al jardín botánico a entrevistarse con las plantas que... Un momento, ¿Plantas? ¿Las plantas pensaban? Rosália parecía muy seria, de forma que dedujo que sí, pero esperaba no verse obligado a leer la mente de una mandrágora, si ya eran ruidosas de por sí, sus pensamientos amenazaban con ser una cacofonía de gritos de mucho cuidado.

 

Se hallaban en el jardín botánico de la Universidad, pero supuso que lo estaba enviando a otro diferente. ¿Cuál? Quizás el más importante... ¿El de Londres? Decidiendo que tenía que ser ese, tejió un portal nox con hebras de oscuridad y lo atravesó.

 

Surgió en un soleado y cuidado jardín, a su izquierda se elevaba una cúpula transparente de base rectangular y bordes redondeados que era usado para los muggles para cultivar sus anodinas plantas, supuso que debería visitar el invernadero de los magos, oculto por convenientes hechizos justo a su lado. Era una cúpula circular bastante mal cuidada, a la cual le faltaba plástico en bastante lugares, lo cual le hizo preguntarse porqué los magos carecían de la paciencia para mantener debidamente sus infraestructuras mientras los laboriosos muggles mantenían todo impoluto.

 

Se dio un paseo por las irregulares hileras de plantas, preguntándose qué diablos debería buscar. Encontrar los tallos cortados de plantas podría llevarle toda una eternidad en medio de aquella selva caótica, y supuso que la arcana le había encomendado aquella misión para que desarrollara cierta capacidad para leer pensamientos sencillos. Supuso que era una forma de empezar, pues los pensamientos de las plantas prometían ser simples y él siempre se había encontrado cómodo con los pensamientos primitivos.

 

- ¿Por dónde narices empiezo? - preguntó a su público vegetal -

 

Ninguna respondió, como era de esperarse. Quizás debería olvidarse de los sonidos y tratar de hablar con la mente, transmitir ideas simples que las plantas pudieran interpretar y responder adecuadamente.

 

- Eso es más fácil de decir que de hacer - dijo a su clorofílico público -

 

Esbozó una mueca comprendiendo de nuevo su error. Trató de mantener la mente en blanco, cerró los ojos y se concentró en su necesidad de avanzar, en su ardiente deseo de saber, de averiguar... Y, tímidamente, creyó escuchar un eco. No fue un pensamiento, sino una vaga sensación de pérdida, de lamento. No supo descifrar su origen, de forma que se puso a caminar en círculos mientras intentaba proyectar la mente a su alrededor.

 

No fue rápido, pero al cabo de casi una hora logró percibir algo en la planta que tenía frente a él. Se concentró, intentando discernir un instinto claro en la amalgama de sensaciones que le transmitía. Sed, soledad, preocupación, miedo... Sí, la más fuerte era el miedo, el miedo a... ¡Que la pisaran! Crazy abrió los ojos y observó que le estaba pisando la mitad de las hojas.

 

- Maldita sea, el de las plantas es Teach, juro que a veces les habla y asiente como si le respondieran

 

Siguió caminando, pero ahora que había logrado sintonizar en cierta medida con la forma de transmitir sensaciones de las plantas comenzaba a resultar más sencillo percibir sus pensamientos. No tardó en localizar una que parecía exudar tristeza y melancolía, una acuciante sensación de pérdida. No le sorprendió descubrir a su lado un tallo cortado, y las bonitas flores que que se elevaban de su hermana le indicaron que se trataba de asfodelo.

 

- Ya tengo uno - suspiró - Necesitaré algunos más para descubrir el objetivo del ladrón

 

Siguió caminando con los ojos cerrados, teniendo mucho cuidado de no pisar ningún otro vegetal. Sorprendentemente, aprendió a evitarlo al detectar la suave sensación de miedo que emitía una planta cuando estaba a punto de aplastarla. Al cabo de un rato era capaz de caminar casi a paso normal, simplemente guiándose por las indicaciones de sus compañeras. Decididamente estaba sorprendido.

 

Finalmente encontró otra planta perdida, en este caso su compañera parecía triste y molesta a partes iguales. Descubrió que se trataba de acónito y parecía tener un carácter bastante fuerte para tratarse de un vegetal. Algunos paseos más le ayudaron a localizar el resto de ingredientes robados, hinojo, ajenjo, raíz de angélica... ¿Qué diablos se hacía con todo aquello? Llevaba muchos años estudiando las pociones, de forma que no le costó deducir que el ladrón estaba destilando Amorentia en cantidades industriales. ¿Para qué necesitaba nadie tal cantidad de filtro del amor?

 

Decidiendo que ya tenía suficiente, les lanzó a sus compañeras una ruda sensación mental de despedida, intentando que resultara una emoción igual de simple que las que ellas emitían, con la esperanza de que pudieran entenderlo. Tejió un portal con zarcillos de tinieblas que lo llevó de vuelta ante la arcana, que lo esperaba sonriente con una expresión en los ojos que le hizo dudar de que necesitara explicarse con palabras. Aquello sí que estaba siendo extraño.

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