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Libro de los Ancestros


Khufu
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Un Salvaguarda Mágica impidió que el ataque de Hades impactara en su cuerpo y, con un asentimiento, le indicó que pasara hacia un portal que había abierto solo para él. Sin palabras, sin contemplaciones, simplemente la elección de entrar a la prueba o quedarse un poco más. Su ira lo tenía un poco sin cuidado, era él quien decidía cuándo estaba listo y no había sido hasta el uso del Kansho, con aquella habilidad, que decidió que era correcto enviarlo a la prueba. Sin embargo, antes de ocuparse de él tendría que responder a Elvis, el hombre que hablaba con suma seguridad.

 

—Mi libro es más que un libro, señor Gryffindor —explicó, acercándose a él—. Mi pueblo no plasma solo conocimientos, hechizos que somos capaces de aprender. Los Uzza plantan en las páginas toda una cultura y la transforman en artes mágicas, guerreras, que estoy dispuesto a enseñarle. En cuanto a usted...

 

Khufu desvió la mirada a Bodrik. No había respondido su pregunta y no esperaría por ella.

 

—Tal vez después. Sígame.

 

El Guerrero despidió a Hades con cierta indiferencia, puesto que ya lo vería más tarde, pero llevó a Elvis a un sitio apartado y tomó asiento, cruzando las piernas bajo la sombra del Árbol de Fuego. Aún ahí se podía respirar el calor pero era impresionante cómo el poder mágico sobrepasaba todo lo demás, dejando en claro que estaban en un sitio importante, tan cargado de historia como su libro o la familia Gryffindor. Esperó hasta que su nuevo estudiante tomó asiento frente a él y se limitó a observarlo.

 

—La carga de poder que conlleva el aprendizaje de este libro sobrepasa la cantidad de conocimientos que se puedan adquirir aquí, en comparación a otros tantos de la lista. Encontrará que sólo hay dos hechizos que aprender y aún así, podrá ver que los dos son excesivamente poderosos y, por tanto, poseen una importancia impresionante. Para usted como mago, para el que decida enfrentarlo —lo instó a sacar el tomo—. Pero antes, nos concentraremos en otras cosas. Tiene un colgante como éste.

 

Khufu estiró la fina tira de cuero que sujetaba un frasquito con arena y esperó hasta que Elvis hizo lo propio.

 

—Estas arenas, usadas con velocidad, permiten a cualquier mago escapar. En una poción, provocará escozor e inducirá el sueño. Cómo la use, es su decisión. Ahora bien, el anillo de presencia, que también lo encontrará dentro de sus posesiones, le otorga una gota que permitirá que vea todo lo que sucede, si la coloca en alguna superficie. No podrá escuchar, solo podrá ver, pero seguramente sacará provecho de lo más inofensivo, tan solo con una gota —Khufu extendió el brazo y cortó el aire, creando un portal similar al que había provocado con Hades—. Su misión será adentrarse a este bosque, buscar y encontrar al Erumpent que vive ahí y burlar sus ataques con los objetos que acabo de nombrarle. Tiene doce horas y las instrucciones para la poción, la encontrará en su libro.

 

El guerrero colocó la punta del índice en su propio anillo de presencia, inclinando la mano como si quisiera recoger algo. Una pequeña gota transparente brilló en su piel y el hombre, estirándose un poco, la colocó en el hombro del Gryffindor.

 

—Estaré observando sus movimientos.

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Asentí ante las palabras del Guerrero Uzza. Era cierto, aquellos libros no eran simples hojas que contenían poderes, sino libros que abarcaban casi toda la cultura. Por una simple razón, habían podido trasladar todo aquello a la Universidad. Habían pasado de las tierras de Egipto al medio de Londres. Pero esa era la ventaja. No solo podría contener y controlar aquellos poderes, sino que podría unir su cultura a la mía, para formar algo completamente nuevo.

Si, aquí lo tengo —comenté luego de ambos nos alejáramos rumbo al Árbol de Fuego, dejando atrás tanto a Hades como a Bodrik. Se sentó y lo imité, no tenía idea con qué podía llegar a salir. Asentía a sus palabras, aquellos dos nuevos poderes me los habría aprendido de memoria porque me emocionaba pensar que podría ser capaz de aprender a usarlos. Me aferré al frasquito que tenía a modo de colgante. Me hizo acordar a la Arena de Hechicero. Pero era diferente en su consistencia.

Khufu continuó con su explicación mientras que terminaba de entender. Asentí mientras éste me repetía las funciones que tenían aquel libro. Sentí su mano sobre mi hombro. Por lo menos me dejaba tranquilo que iba a estar acompañado. ¿Pero a qué iba a temerle? Era un Erumpent. Y cualquier problema que surgiera iba a superarlo sin siquiera pestañear. Me levanté de un pequeño salto y miré el portal. Asentí con la cabeza entendiendo lo que tenía que hacer. Respiré hondo y atravesé el portal.

Había pasado de estar al lado de un árbol solitario, a estar rodeado por completo de un bosque. Un mar completamente verde se extendía como si se tratara de un océano verdoso. La copa de los árboles se movía en un vaivén, permitiendo que los rayos solares las traspasaran tocando el suelo. Donde se encontraban dibujados algunos caminos serpenteando y desapareciendo más allá. ¿Por dónde empezaba? Mis habilidades como Paladín aumentaban en presencia de la naturaleza. Pero sabía que necesitaba utilizar más mis poderes Uzza. Eso era lo que les agradaba a los Guerreros.

Avancé un par de metros, rozándome los anillos que llevaba entre los dedos. Era increíble cómo, al pasar los diferentes libros, iban aumentando la cantidad de anillos. Podía escuchar a lo lejos, podía esconderme de miradas curiosas, podía bloquear sonidos, podía localizar plagas y entenderme con los animales. También podía detectar enemigos o evitar venenos y ahora, se agregaba uno nuevo, podía sentir.

Tenía miles de maneras, pero estaba cien por ciento seguro que lo mejor era recurrir a las artes Uzzas. Rocé mi Anillo de Presencia y aquella pequeña gotita rellenó el diminuto espacio que tenía en el aro que rodeaba mi dedo. Brillaba como una gota de rocío, como una pequeña burbuja esperando a salir por los aires. Pero la apoyé contra el tronco de un árbol. Y continué caminado. Era increíble que después de unos 200 metros, pudiera observar aquel punto como si estuviera vigilando en persona.

Caminaba y dejaba aquella esencia, lo que me permitía estar mirando aunque no estuviera presente. A la cuarta vez que me detenía para repetir aquellos pasos, una gota ya dispuesta a quedar impregnada en algún sitio, cayó encima de una cucaracha que estaba decidida a meterse entre las raíces que se escondían por el suelo. Pero ante el contacto de aquel líquido, pataleó un par de veces y salió volando de allí.

Y ahí entendí que era lo más genial y loco que podría haber pasado, porque además de los puntos que podía ver desde los árboles, corroborar que el Erumpent no estuviera merodeando por allí, además podía ver desde los cielos como la cucaracha sobrevolaba la copa de los árboles y se alejaba de ahí. Hizo unos cuantos metros hacia la derecha y antes de que comenzara a aterrizar, esquivando a una parvada de gorriones, más a la derecha, estaba el Erumpent. No estaba muy seguro pero con la ayuda de mi varita caminé en esa dirección.

Pasaron unas dos horas desde que había partido del portal hasta empezar a caminar hacia el Erumpent. Necesité de otra hora para ubicarme y caminar en dirección por donde había ido la cucaracha, donde claramente ya no la volvería a ver, pero me había dado un buen empujón. Toqué con mis dedos el Anillo de Escucha para ayudarme. Hubiera sido más fácil convertirme en lechuza y sobrevolar los cielos, pero eso ofendería. Los Arcanos y los Uzza no se llevaban muy bien.

Me llevo otra hora más entrar en las cercanías de aquella enorme bestia. Sonreí ante aquello. Estaba seguro que parte de mi retraso era que estaba disfrutando el lugar. Me gustaba la energía, el aire que se podía respirar. Me había gustado además aprovechar de los poderes que me brindaban los anillos. A veces pasaban tantos días de no utilizarlos, que uno simplemente los veía como anillos. Aprovechaba a esconderme tras miradas indiscretas. Eso me ayudaría a acercarme más a mi destino. ¿Y si el Erumpent se enojaba? ¿Y si me confiaba y terminaba lastimado?

Estaba seguro que no sucedería eso, pero cuanto mejor lo realizara, era más provechoso. Por eso que cuando estaba a unos cinco metros, no esperé demasiado. Utilicé el Anillo para entender la conducta del animal. Y murmuré un Orbis Bestiarum rodeando a la criatura con aquellos anillos dorados. Solamente necesitaba calmarlo y gracias a mi conocimiento en CCM, me ayudaba a controlarlo aún mejor.

Tomé el colgante y solamente con soplar aquellas arenas mágicas del desierto, éstas se elevaron e ocuparon casi todo el rostro del Erumpent. Sus ojos se vieron afectados de tal manera que imposibilitaron verlo. Pero antes que hiciera algo, pensando que aquello era todo, un ejemplar un poco más grande que el que había neutralizado apareció bufando. Me había visto acercarme al que en ése momento creí el hijo. Estaba en problemas. Saqué mi varita.

Recordé las palabras del Uzza. Necesitaba utilizar aquella misma arena en poción. Abrí un portal con el Haz de Noche para alejarme de allí, aprovechando que conocía el punto en el que se encontraban. Atravesé el portal regresando donde había aparecido. Ya habían pasado 5 horas y necesitaba de unas cuantas más para preparar mi poción.

Tenia que volver.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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No paso mucho tiempo antes que algo más fuerte sucediera y Bodrik se dio cuenta con pesar que su compañero Sanador Hades estaba culminando la enseñanza de los ancestros y que ella probablemente terminaría sola como en todos los cursos anteriores, pero estaba dispuesta a asumir la responsabilidad y aprender en el proceso y con las pocas acciones que alcanzaba a observar mientras Hades respondía y a su vez Khufu le atacaba a muerte mientras Hades hábilmente utilizaba la daga que sostenía en la mano para defenderse del ataque – Genial- susurró.

 

-Aun no soy Digna- respondió – Es por eso que vengo a usted para aprender de su magnífico conocimiento, aprender de su sabiduría ancestral y hacerme digna de su magia- No sabía si una respuesta así pudiera ser aprobada, pero no mentía, jamás había pensado que tuviera algún título o poder que le hiciese merecedora de un trato especial, sin embargo por sus venas corría sangre guerrera heredada de su abuelo Adrián quien antes de convertirse en lo que era ahora , había liderado La Orden de la Mano de Plata, Seguidores de Uther y al que ella pertenecía orgullosa- Aprenderé tan rápido como me sea posible y al final seré merecedora de sus enseñanzas maestro. – completó

 

Había tardado en responder meditando en una respuesta y cuando al final se dio cuenta estaba otra vez frente al árbol de fuego y Elvis Gryffindor, uno de sus compañeros no solo de bando, si no también de Clan estaba parado cerca de ella saludándole al igual que lo hacía con Hades – Hola Elvis que agradable coincidencia – respondió – estoy muy bien ahora, por suerte el señor del caos me ayudo. – agregó refiriéndose al ataque sufrido antes de parte de Mia y Zack y que gracias a su invocación del señor del Caos había conseguido recordar perfectamente.

 

Khufu abrió un portal para que Hades completamente Ileso gracias a su habilidad con la espada, pudiera pasar a la etapa de la prueba y Bodrik sintió un poco de alegría, pero sabía que ella llegaría a dicho momento tarde o temprano y entonces siguió a su maestro que al parecer tenía en mente un momento de meditación y aunque sé que se quedó un poco atrás, Bodrik alcanzó a los hombres que ahora descansaban bajo la sombra del árbol de fuego y ella hizo lo mismo.

 

La presentación de Elvis la había impresionado pues no poseía conocimiento de sus ancestros, sin embargo, siempre le había admirado por su sabiduría y capacidad de liderazgo.

 

Aunque tarde escuchó con atención las palabras del guerrero acerca de la naturaleza de la magia Uzza y de la importancia de cada página, deseando conocer más a fondo a su pueblo, que tenía en sus manos el poder de las grandes potencias ancestrales y Bodrik también sacó el libro de su bolsito acomodándose también para escuchar las enseñanzas del Gran Guerrero.

 

-También los poseo – Dijo mostrando su colgante con la Arena mágica del desierto y el anillo de presencia cuando fue nombrado por el Guerrero para esperar sus propias instrucciones.

 

@Khufu, @

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El vampiro observo y estudio los movimientos del viejo maestro. Dibujo una mueca al ver como este se libraba de aquel ataque. Suspiro, negó con la cabeza y puso los ojos en blanco sabiendo que, era obvio que el hombre no iba a permitir que aquel ataque le diera.

 

Esperó el siguiente movimiento, la siguiente orden o simplemente la siguiente explicación. El cainita no había utilizado la vara de cristal tal como lo habían hecho Mía y Zack, pero aun así supuso que Khufu entendía que al ver como ellos habían utilizado aquella “extensión” de su cuerpo y de su poder él había entendido lo necesario como para que no tuviera que demostrarlo. Aun así, supuso que cuando llegara el momento tendría que usarla y debía hacerlo bien. Ahora, no existían los errores.

 

Enarco la ceja cuando observo como el maestro del libro de los ancestros asentía y conjuraba aquel portal. ¿Qué quería decir aquello?, ¿acaso Khufu pensaba que el hijo de la noche ya estaba listo para afrontar lo que venía después? Negó con la cabeza. Aquello no era posible, aunque lo deseara no creía que fuera tan sencillo y la realidad o la verdad no lo era. Se quedo parado allí un segundo hasta que fue despedido por el anciano quien ponía toda su atención en los demás.

 

Siguió sus pasos con la mirada. Entonces supo que aquello era real, no era un truco o visión. Le estaban autorizando a afrontar peligros mucho más cruentos. Khufu quizás había preparado algo mucho peor, al igual como él solía hacer con sus alumnos del libro de la sangre, lo enviaba para ser carne muerta y fresca para alimentar a las alimañas. Lo pensó muy bien. No iba a echarse para atrás. Era ahora o ahora. Había aceptado las consecuencias de sus actos. Pero antes de cruzar debía hacer algo más.

 

Reviso que llevaba todos sus amuletos, todo aquello que pudiera necesitar ya fuera los otorgados mágicamente por aquel libro como los anteriores. Jamás se sabía lo que había al otro lado. Sin más, sin perder tiempo y sin darle muchas vueltas al asunto cruzo…

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Khufu no necesitaba estar en el mismo lugar que Elvis para conocer sus movimientos. El tiempo y la sabiduría de su pueblo le habían permitido desarrollar aquella habilidad. Está satisfecho por cómo se desenvuelve Gryffindor, su accionar y el correcto uso de los poderes que tan reacio estuvo de enseñarles a aquellos extranjeros.

 

Se desconecta un momento del escenario que muestra Elvis y presta atención a su realidad más cercana: Hades atravesando el portal y Bodrik quedando atrás. Ve potencial en la muchacha, ve que tal vez deba presionarla un poco para que demuestre su valía, que es digna de poseer el conocimiento ancestral. Lo había demostrado al invocar el poder del caos para evitar la muerte, pero no era suficiente.

 

Ahora la escucha diciendo que ella también posee los amuletos. El uzza calla por un instante, meditando sus palabras, sopesando si son o no adulaciones sin sentido. Le indica que lo siga.

 

Y en silencio, caminan, durante horas. Las mismas que Elvis ha estado fuera. Atraviesan las vastas extensiones, Bodrik siendo atacada de vez en cuando por pequeñas criaturas venenosas; nada que no pudiera controlar. Cuando han pasado ya muchas horas, llegan a un oasis alejado del árbol de fuego.

 

—Esperaremos aquí, muchacha. Quiero que aproveches este instante de descanso bajo la sombra. Intenta despejar tu mente y tranquilizar tu ritmo cardiaco.

 

Le dio unos instantes para que meditara y solo rompió el silencio cuando vio que Elvis atravesaba una etapa particularmente difícil junto al erumpent. Habían pasado ya varias horas desde que se separaron. Las dificultades no habían terminado para el hombre, pero lo veía en buen camino. Casi podría decir que valía la pena el dolor de cabeza que le causaba el observarlo constantemente.

 

—Usarás el anillo de presencia. Solo tienes que poner una gota en algún lugar y será suficiente. Con la mente hecha un caos, verás el presente pero no sus detalles. Con la mente vacía, podrías nombrar cada libro en una biblioteca. Inténtalo y descríbeme a detalle lo que ves.

 

Mientras tanto, con un simple movimiento de su varita mágica, hizo aparecer un mensaje en el aire dirigido hacia Elvis: en cuanto terminara su misión tendría que reencontrarse con Bodrik y con el Uzza en aquel oasis, para continuar su entrenamiento.

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¡Una alucinación!, seguramente fue eso lo que le llevó a responder precipitadamente cuando su maestro instruía a Elvis en su tarea. Ella se había quedado atrás por un momento perdiéndose un poco la clase, pero afortunadamente tuvo tiempo de escuchar acerca de las arenas Mágicas y del anillo de presencia, Obviamente ambos le llamaron la atención; con las Arenas podría hacer pociones y el anillo era perfecto para un enfrentamiento.

 

Mientras Elvis atravesó el portal Khufu Volvió a prestar atención a la pelinegra que no dudo en seguir con las indicaciones del guerrero caminando junto a él, sim embargo, a medida que avanzaban atravesando la plaza algunas criaturas venenosas de las que se defendió utilizando su anillo anti veneno evitando que estas le pudieran dañar realmente.

 

Caminaron durante horas en silencio. Atravesando grandes extensiones de la hermosa tierra del pueblo Uzza, sin dejar de caminar ni un minuto hasta que finalmente Khufu se detuvo en un oasis completamente distante del árbol de fuego y entonces le hizo seña para que se detuviera antes de hablar nuevamente.

 

-Eso hare maestro- respondió tomando asiento bajo la sombra de uno de los árboles Frondosos que cubrían el pequeño terreno que contaba con un hermoso riachuelo desatravesa el centro del lugar.

 

Un par de criaturas bebían de su agua seguramente cansados de su trayecto y Bodrik envidio la situación aparentemente despreocupada de los cuadrúpedos que en ese momento estaban más relajados que nunca y Bodrik deseaba recostarse por horas en la suave arena, aunque claro, eso podría hacerlo en otro momento y esta era hora de meditar.

 

Khufu parecía ser bastante diferente a sus maestros anteriores quienes sin duda buscaban una oportunidad para deshacerse de la adolescente directora de san Mungo, y no es que Khufu no hubiese pedido a sus alumnos que le atacaran como un gesto de bienvenida, pero al menos no parecía subestimarla por su corta edad como la mayoría de directivos ministeriales.

 

Entonces su maestro volvió a hablar haciéndole un nuevo pedido que de inmediato obedecerá sacando de nuevo su libro y los amuletos que este contenía – Muy Bien aquí voy – dijo tomando el anillo de presencia para poner una fina gota en la hoja del mismo árbol que le hacía sombra, de la misma manera en que observo al hombre hacerlo para Elvis.

 

En un principio su visión era completamente borrosa, como si no pudiera enfocar nada en particular y un cumulo de distintas imágenes en diferentes posiciones comenzaba a juntarse y separarse sin ninguna claridad hasta que Bodrik recobro el control de su respiración dejando que su mente comenzara a ponerse en blanco por completo hasta normalizar su ritmo cardiaco.

 

En un principio todo era de un color verde intenso, pero después su visión comenzó a ampliarse hasta hacerse consiente de cada nervadura de la hoja, ver cada detalle de una hormiga de color cobrizo que camina sobre las ramas transportando pedacitos de hoja hasta llegar al suelo y luego hasta llegar su nido subterráneo en donde la esperan otras Hormigas que, a su vez, comienzan trepar el árbol en busca de su propio pedazo de hoja - comentó al Hombre esperando que sus palabras fueran lo suficientemente detalladas.

 

Su mente iba de la Hormiga a los detalles del tallo y el sistema radical de la planta como si la misma Bodrik pudiera hacer parte de su sistema nervioso. – puedo ver el agua fluir desde el arroyo hasta las raíces de este árbol como si se tratara de todo un sistema de finas pajillas que toman el agua y la van subiendo hasta llegar a cada rincón de la planta. - Explicó dejándose llevar por la Observación del Oasis completo.

 

Dátiles, palmeras, y un sin número de plantas herbáceas rodeaban el espejo de agua proporcionando sombra y confort para Aves, lagartos, serpientes y otras criaturillas como escarabajos y mariposas; Y es que hasta el cielo parecía cambiado.

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Me detuve en seco y tomé aire, mientras apoyaba mi única mano sobre mi cadera. Coloqué los ojos en blanco mirando al cielo. ¿Por qué los Gryffindor éramos tan lanzados? Por un segundo había subestimado las palabras del Guerrero Uzza al escuchar que me decía que tenía 12 horas. Había creído que como mucho, en una hora estaría. Y estaba equivocado, estaba loco.

Pero también tenía una parte racional dentro de mi cabeza. Era uno de los pocos Leones que pensaba las cosas antes de hacerlas. Me había detenido pero al atravesar el portal, me había dado cuenta que tenía que respirar y organizarme. Si estaba en medio del bosque, con la mayoría de los ingredientes a mí alrededor, entonces no habría tanto problema. Allí estaba, con una bolsita de cuero que había hecho aparecer.

Tengo la piel. Las hierbas… los crisopos. ¿Qué más era? —me había tomado por sorpresa y aquella poción no era tan difícil. Pero el Libro de los Ancestros detallaba la cocción de la poción y tenía casi todo. Una hora luego ya tenía casi todo dentro de la bolsita. Solamente me faltaba un poco de sangre pero tenía arreglo, incluso me había tomado el atrevimiento teatral de cortarme un poco la yema de los dedos con la daga que contenía ése mismo libro.

Las agujas avanzaron un poco más y tenía una hora encima. Estaba cansado. Mucho más porque me había tenido que estar moviendo por otra hora. Y tener una mano sola era complicado. Cuando la poción estuvo lista, aquellas burbujas largaban un brillo azulado cada vez que reventaban sobre la superficie. Rebusqué entre mis ropas y encontré aquel frasquito que contenía la arena mágica del desierto. Saqué la varita. Con un movimiento de ella, éstas se elevaron y se hundieron en el líquido.

Estiré mi mano. Fulgura Nox. Aquel portal se abrió encima de mí, mientras tras una voluta de humo grisáceo desaparecían todas las cosas que había utilizado para la poción. También aprovechaba a guardar la poción en 3 o 4 pequeños frasquitos. Atravesé el umbral del portal.

A unos cuantos metros estaban nuevamente los Erumpent. Con el plan que había tenido tiempo de repasar, estaba seguro, ahora si, que no me llevaría más que unos minutos. Había logrado aprender que aquellas arenas eran muy útiles, sobre todo para poder escapar o hacer algo inmediato a eso. Sonreí mientras sacaba mi varita y le daba unas cuantas florituras. Los frasquitos que había rellenado con la poción, se elevaron por encima mio y se dirigieron en diferentes direcciones. Justo a unos 2 o 3 metros, se dispersaron y empezaron a caer, justo encima de los dos ejemplares de las criaturas que había abandonado hacia algunas horas atrás.

Estaba seguro que una de los usos era mediante la ingesta, pero estaba aprovechando la función de poción pero con la mezcla de la arena. Cuando los frasquitos cayeron, estallaron y el líquido automáticamente se evaporo, provocando que aquellas neblinas se escurrieran por las fosas nasales de los Erumpent y empezara a arderles los ojos. Había cumplido con el prometido. Esperaba no hacer sufrir de más a aquellos seres, de verdad.

¿Khufu? —claramente que había aprovechado a usar el anillo de presencia. EN algunos puntos había sido totalmente innecesario porque no había nada más que árboles y hojas. Pero la táctica de utilizarlo en animales, los cuales recorrían grandes distancias, era algo bueno. No estaba seguro si era él pero al menos no era un enemigo. Tenía algunas cuestiones para el Uzza y aproveché a hacérselas esperando que hubiera hecho todo bien—. ¿Hay algún límite con la invocación de la daga Kansho? Me refiero a la distancia a la que uno tiene que estar. La Vara de Cristal se considera objeto mágico y no pueden afectar con algún hechizo ¿No?

 

@Khufu

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—Bien, muchacha, inténtalo pero enviando la hoja a algún lugar lejano, expande tu mente e imagina los lugares que podrías observar solo con una gotita. Pero cuidado, recuerda que todo gran poder como éste trae consigo consecuencias en tu estado físico.

 

Khufu se aleja un instante, observando a su alrededor. La juventud de la muchacha le recuerda que los guerreros de su pueblo se forjan desde muy pequeños y que muchos de los más respetados eran ancianos, como él, por lo que la edad no es un factor importante al momento de dominar las artes de los Uzzas.

 

En ese instante, escucha la voz de Elvis. Las horas transcurridas desde la última vez que lo vio, sin la ayuda de su anillo o su ojo que ve el presente, se reflejan en el cielo sobre ellos. El guerrero asiente al verlo, como dándole la bienvenida a su aprendiz, satisfecho con la forma en que se había desenvuelto. No obstante, no le dice nada, no quiere que piense que ya tiene todo ganado.

 

—Oh, joven Gryffindor, el Kansho es una poderosísima arma que la mayoría de magos que han aprobado éste entrenamiento pueden usar solo una vez en un enfrentamiento —dice, pero lo observa durante unos instantes, evaluándolo —. Pero existen magos que pueden invocarla hasta dos veces, magos muy poderosos por supuesto, pero en ningún caso existe límites en cuanto a distancia.

 

Llama a Bodrik para que no se pierda las explicaciones, ya que fue uno de ellos quien mencionó los siguientes poderes que debe enseñarles, le parece un buen momento para explicar lo que debe.

 

—La vara de cristal, como bien lo menciona, no se puede afectar con ningún hechizo; es más, es una evolución de sus varitas mágicas actuales, es algo único. Se puede usar la misma cantidad de veces que el Kansho debido a que demanda mucha energía por parte del mago, o la bruja. Las invocarán ahora, ¿listos?

 

» Primero, recuerden lo que sentían al invocar un señor del caos. Esta vez, utilicen ese mismo poder pero concéntrese en canalizar la energía a sus brazos, sus dedos y finalmente a la varita mágica, que pasará a ser una vara de cristal. El color, la forma, el largo y cada detalle es único en cada mago; dependerá del núcleo, la madera e, incluso, de las vivencias que hayan tenido juntos. Si logran invocarla, tendrán tanto poder que harían que un rayo hiciera efecto de inmediato, pruébenlo entre ustedes, atáquense. Pero tengan sus amuletos de curación junto a ustedes.

 

Da dos pasos atrás. La invocación de la vara de cristal y su correcto uso es uno de los pasos fundamentales para concluir el entrenamiento. Si Elvis y Bodrik podían atacarse, entonces podrian enfrentar retos mucho mayores.

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Tenía una mente muy limitada eso le quedó claro cuando su maestro e sugirió que dejara volar la hoja mas allá para dejar que su mente se expanda, entonces decidió hacerlo, aunque sabía que después de aquello tal vez terminaría desmayada como aquella vez en la que abrió un portal para dejar pasar a varios compañeros hacia una isla y finalmente termino en el hospital recuperándose.

 

Arrancó la hojita y la lanzó al aire con la esperanza de conocer mucho más allá y así fue pues su visión comenzó a ampliarse a la totalidad del desierto en donde se hallaban hasta dilucidar el árbol de fuego desde la altura en la que la hoja se movía sobre el espacio, a veces más cerca y otras más lejos dependiendo de la velocidad del viento que le arrastraba en la tierra Uzza con una mirara desde una posición privilegiada donde los guerreros que caminaban en la tierra se veían en diferentes tamaños desde miniaturas hasta gigantes dependiendo de la hoja.

 

Su concentración se vio afectada en el momento en que su maestro le llamo la atención para que se uniera a la explicación y aunque Bodrik obedeció a Khufu lo hizo moviéndose muy lento con las pocas fuerzas que le quedaban ene se momento y eso porque como paladín tenía la habilidad de manipular la energía de la naturaleza y entorno a su favor, gracias a ello pudo seguir mirando por medio de la hoja mientras se acomodaba para escuchar.

 

Desde el principio está atenta, aunque su respiración era más lenta de lo normal, pero consiguió captar la explicación de la espada y luego de acercarse tuvo que apoyarse en el tronco de un árbol para no caerse mientras Khufu explicaba la naturaleza de la Vara de cristal y Bodrik aprovechaba para regular su energía nuevamente gracias a la cercanía con Elvis que compartía una naturaleza paladín, además del propio Oasis.

 

Entonces su maestro les pidió justamente que usaran su energía de la misma manera que lo hacían para invocar el señor del Caos, y Bodrik se dio cuenta que tenía que esforzarse al máximo antes de caer completamente desvanecida en el piso y comenzó a concentrar toda la energía obtenida en un solo punto mientras sacaba su varita.

 

Primero debía dejar que la energía fluyera libremente y ella sabía muy bien cómo hacerlo, después concentrarla en un solo punto. Sus brazos, Sus manos y dedos y por último Layna su varita de fresno que inmediatamente se volvió cristalina de un color plateado con reflejos violeta y azul (colores de su Clan combinados con su color favorito), un par te alas, una a cada lado. Su tamaño alcanza un metro de largo.

 

Obedeciendo al guerrero dio dos pasos atrás pensando en Filamentos de fuego y con la invocación salieron disparadas una cantidad excesiva de filamentos uno tras otro hacia el cuerpo de Elvis que se hallaba a 6 metros de la adolescente. De golpearlo, los Filamentos producirían heridas Sangrantes y quemaduras muy profundas, pero Bodrik conocía la habilidad del Gryffindor y estaba segura que lo podría detener, de lo contrario, se vería obligado a usar un hechizo aguamenti de emergencia para curar sus quemaduras.

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El Uzza no se inmuta cuando Bodrik invoca su vara de cristal; es lo menos que puede esperar de ella, considerando que Bakari le había dado su aprobación. Sin embargo, cuando ataca a Elvis se siente decepcionado al ver su elección, pues estaba desperdiciando el gran poder de la vara de cristal.

 

Exasperado, el Uzza hace aparecer dos frasquitos en su mano libre y se los ofrece a Bodrik y Elvis. Nota el cansancio en ambos, quizá provocado por las largas horas de entrenamiento a las que han sido sometidos, y unas gotitas de poción vigorizante podía ayudarlos, sin darles algún tipo de ventaja adicional.

 

Requería que los extranjeros estuvieran en condiciones óptimas sin tener que hacer que se vayan y volvieran otro día.

 

—Intenta lanzarle un rayo ahora, muchacha, vas a notar que se hace efecto de inmediato. Primero, Vara de Cristal —Khufu invoca su propia vara de cristal, que parece fundirse con su brazo como el tatuaje que lo cubre y apunta hacia Elvis—...Desmaius.

 

En seguida, Elvis yace en el suelo inconsciente. Para cuando se recupera del aturdimiento, Khufu los deja beber la poción, curarse de ser necesario y practicar lo suficiente mientras puedan mantener la vara de cristal invocada.

 

—El Kansho se invoca de forma similar. Si les lanzara un desmaius ahora, sin tener la vara de cristal invocada, podrían utilizar el kansho para absorber el rayo y lanzarlo inmediatamente en mi contra.

 

Podían intentarlo si ellos quisieran, solo esperaba que sus estudiantes manejaran a la perfección estos dos instrumentos, porque tendrían una misión muy importante donde debían poner a prueba sus conocimientos. Para entonces, la vara de cristal de Khufu ya ha desparecido.

 

—Langlock —lanza el rayo hacia Bodrik sin previo aviso, queriendo probar qué tan rápido podía reaccionar la joven.

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