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Libro de los Ancestros


Khufu
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~Muy astuta, señorita Black Lestrange... aunque es muy difícil estar en contacto con las varitas de otras personas, sin que éstas hagan lo imposible por retenerlas ¿No lo cree? Pero si desea convertirse en la "sabelotodo" de la vida de muchos... pues le recomiendo que abra una tienda en Diagón como Ollivander; ahí podrá ungir con la esencia del anillo a todas las varitas que quiera antes de venderlas al público~ respondí una vez que arribé al sitio donde ya estaban mis tres aprendices reunidos; obviamente dos más adelantados que Hades. ~Para que se haga una idea, señor Ragnarok... Zack acaba de hablar sobre las propiedades de uno de los amuletos más codiciados por los que pecan de avaricia... la porcelana anti-robo. Pero no se preocupe, es un detalle que hablaremos los dos más adelante~ expliqué en una primera instancia al vampiro que trabajaba en el hospital mágico de San Mungo; para posteriormente centrar mi atención en Ivashkov luego de un tranquilo suspiro. ~Sus bienes materiales se lo van a agradecer, Zack. Y pese a que soy partidario de mimetizarlo... coincido con Mía en el punto de instaurar una barrera visible ante los ladrones que osen enfrentarse a un hurto. Sería como poner un medio de seguridad del que no todos pueden gozar~ agregué confiado.


Mis años, poco a poco, me jugaban una mala pasada; sentía mis piernas fatigadas y mi garganta cansada de dar tantas explicaciones a magos y brujas que alcanzaban el poder necesario como para solicitar una audiencia conmigo en la Dirección de la Universidad. El adiestramiento de Niko me había dejado exhausto, y la llegada de Zack y Mía, sin la mínima posibilidad de descansar un poco a los pies de un árbol, bebiendo sorbos del agua sagrada del lago. Para cuando estaba a punto de sentarme en una duna de arena (sí... una vez más); recordé que el warlock había saltado con una pregunta que desvió la temática monótona de los objetos "simples" vinculados al Libro de los Ancestros, pasando a Kansho, una daga muy poderosa. ~La duda es muy factible, joven Ivashkov... pero me temo que su contestación es tan simple que resulta increíble oírla. ¡No! El ataque que absorba el acero es devuelto inmediatamente contra el agresor. Y tiene una cláusula... No detiene los hechizos usados con Vara de Cristal~ dije sin pelos en la lengua, tratando de hacer memoria sobre alguna situación donde batallé con fenixianos o mortífagos; no recordando ninguna en mi mente.


~Si bien es cierto que mi propia daga jamás ha conocido el juicio de La Orden del Fénix o La Marca Tenebrosa... Es sabido que la maldición imperdonable Avada Kedavra sólo es absorbida y no devuelta. Tampoco está permitido jugar al tenis con hechizos devueltos entre Kanshos... y los ataques físicos de criaturas no son compatibles versus una maniobra mágica que ellos mismos puedan efectuar; tal como lanzar fuego... exceptuando los dragones~ sinteticé lo más que pude la parte teórica; para continuar con una demostración práctica usando a Hades de marioneta. ~Zack y Mía invoquen sus dagas inmediatamente... Y señor Ragnarok, por favor lance un hechizo rayo a cada uno de sus compañeros. No se preocupe por las consecuencias, Hades... Utilice Salvaguarda Mágica cuando vengan de regreso~ solicité, por mientras que mis pies se orientaron en reversa con el afán de despejar la visión de los tres muchachos.

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El vampiro siguió en silencio. No sabía muy bien de que estaban hablando porque acababa de llegar. Aquello no le importo en lo más mínimo, luego quizás tendría la posibilidad de saber de qué se trataba o podría intuirlo según lo que dijeran ya que, se había leído aquel libro tal como solía hacer una vez que un tomo de algo llegaba a sus níveas manos. Aunque n o paso mucho hasta que Khufu le explicara al hijo de la noche de que estaban hablando. Asintió y siguió guardando silencio deseando que continuaran, aun que de por si se estaba perdiendo la mayoría de las palabras o explicaciones ya que cada uno andaba en sus propios asuntos o en sus propias aspiraciones.

 

-<<No se aprende nada hablando, se aprende mas mirando y escuchando>> -resonó claramente en su mente..

 

Suspiro, aquello era molesto. De igual manera, muchos de sus maestros le habían dicho que tenía que tener paciencia y estaba trabajando en ello, por lo que ya aprovecharía al máximo sus posibilidades una vez que Zack y Mia ya no estuvieran allí y el guerrero Uzza pudiera prestarle mucha más atención. De igual manera, estaba atento a cada una de las palabras y explicaciones de Khufu y a las dudas que sus compañeros pudieran tener.

 

Se perdió por un segundo entre sus pensamientos y todo aquello que estaba acumulándose en su pecho para escuchar la explicación del Kansho. Al menso el cainita había entendido un par de cosas de aquello, pero aun así tenía algunas cuantas dudas que después con más calma podría expresar. Los ojos tan negros como el abismo del vampiro se posaron en los orbes de aquel maestro cuando lo nombro. Escuchó sus instrucciones sin poder dar crédito a ello levantando una ceja. Entrecerró los ojos pensando. Que constara que había sido él quien había pedido tal cosa.

 

-como usted ordene –dijo sin más moviendo la mano donde se encontraba su varita.

 

-¡Sectusempra! -dijo apuntando a Zack. Un rápido rayo salió directamente hasta su pecho, si el rayo impactaba en su pecho, heridas profundas y sangrantes se abrirían en su piel, y si no se curaba de inmediato, moriría desangrado -¡Expelliarmus! –dijo el Ragnarok. Un rápido rayo rojizo salió directamente hasta la mano donde Mia tenía la varita provocando que la soltara si este impactaba en ella cayendo a una distancia de cuatro metros (4) y quedara desarmada lo cual la obligaría a recuperarla.

 

Bueno, aquello ya estaba hecho. Ahora solo debería esperar que aquellos rayos fueran devueltos para realizar el salvaguarda.

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La pregunta que Zack había formulado al Uzza, fue bastante interesante, reconocía que su amigo tenía ciertos puntos a su favor al momento de crear preguntas que quizás más adelante podría hacerlos entender alguna que otra situación en la que se podrían ver envueltos más adelante. Por lo que al conocer la respuesta, supo que tenía más dudas, es más, tenía ganas de hacer que la varita del mentor conociera un poco del poder asombroso que era la magia de los mortífagos, pero conteniéndose un poco, negó lentamente, no podía revelarse de esa manera, al menos no por el momento.

 

—Veremos que puede hacer la daga de este libro. —aceptó la indicación, meditando un momento sobre lo que había leído en el libro de los Ancestros sobre como había que invocarla, y al recordar justamente aquello que debía hacer, en sus labios apareció una media sonrisa, la cual no tardó en ensancharse.

 

Mirando a su compañero, le indicó que podrían jugar quizás más tarde, pero por ahora había que concentrarse. Pensando en un Kansho, logrando de ese modo que una daga metálica de color oro y plata, apareciera entre su diestra, la cual la tomó con fuerza y determinación, esperando la acción de Hades, la cual no tardó demasiado en llegar, y lo supo, en el momento en que un rayo que buscaba desmarla comenzaba a viajar hasta su posición. Con una sonrisa en los labios, simplemente giró un poco la daga y observó como brillo un poquito al absorber el hechizo que poco daño le habría causado.

 

Levantando un poco su diestra, logró que el hechizo que recientemente había absorbido, comenzara a viajar de regreso hasta la posición de Hades, el cual corría ahora el riesgo de ser desarmado por el expelliarmus que segundos antes, había enviado en dirección a la matriarca Black Lestrange. Sí, esa daga era bastante interesante de utilizar, aunque tenía ganas de probarla con hechizos que realmente valieran la pena, por lo que mirando al Ivashkov, compartió una sonrisa cómplice, esperando unos segundos, a que tomará la decisión de quizás usar un fuego negro en contra de su amigo, para ver que tan efectiva era.

 

—Es interesante el poder de la daga, debo decir, que también es muy útil, sobre todo, cuando no tienes la posibilidad de defenderte realmente... —aceptó con una sonrisa, esperando unos segundos, pensando en las posibilidades que se cernían por delante.

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El anciano, a pesar de lucir agotado, alcanzó a responder la interrogante del Warlock además de animarse a soltar un par de datos adicionales que al menos él ya conocía por haber leído el libro con anterioridad. Agradeció la información con una simple sonrisa mientras su mente divagaba en los diferentes experimentos que haría con la bendita daga. Solo esperaba no romperla antes de necesitarla de verdad.

 

A continuación el hombre ordenó a Hades atacar a los dos alumnos más antiguos. Estos se miraron con cierta complicidad antes de que Ragnarok levantara su varita. Zack pensó en la daga mientras extendía su mano al frente logrando que se materializara sobre su palma. Sus dedos se acomodaron perfectamente en el frío mango y una leve descarga eléctrica le hizo sentir el poder de aquella arma totalmente nueva. Sus ojos brillaron de ansiedad.

 

El mago oscuro no tardó en lanzar el aclamado hechizo y tampoco fue demorada la respuesta de Ivashkov. Un simple gesto con el Kansho bastó para materializar una especie de escudo plateado. El sectusempra que viajaba en su contra impactó en aquella pequeña nube desapareciéndola e iluminando la filosa hoja que tras una vibración volvió a expulsar el rayo escarlata de vuelta a su origen, Hades. Él debía reaccionar al contraataque con la misma velocidad, pues Mía también alcanzó a reflejar el Expelliarmus haciéndolo retornar.

 

— Lo cual no es nuestro caso, claramente. Pero seguro será de utilidad en algún momento — dijo en respuesta a Mía. Tanto él como ella tenían ya un arsenal de hechizos por utilizar a modo de defensa. Unos con los que ya estaban muy familiarizados como para dejarlos de lado sólo por conocer nuevos poderes. Esbozó una sonrisa traviesa poco antes de posar sus grises orbes en la daga. Conservaría bien a su nueva amiga antes de utilizarla.

 

—Admito que es ligera en cuanto a la energía mágica que consume. A pesar de su poder no me hace sentir cansado o con un vacío de fuerza Agregó recordando las primeras veces que utilizó su Katana. Si bien su proceso de aprendizaje fue rápido, no podía negar que en un principio le resultaba agotador cada corte proyectado.

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El Ragnarok había leído y sabía perfectamente lo que sucedería después, aunque claro estaba Khufu ya le había dado una idea de lo que sucedería. Pensó un poco, quizás podría simplemente utilizar un protego y un avis o algún otro encantamiento que pudiera defenderle, sin embargo, recordó la vez que había desobedecido a uno de los guerreros, lo cual no fue nada agradable. El cainita se había querido pasar de listo, demostrar que había leído y que sabía lo que estaba haciendo, solo que, le había salido muy mal aquella jugada y lo había pagado caro, por lo que no quedaba otra que seguir las instrucciones del viejo maestro.

 

No se sorprendió cuando tanto Zack como Mía realizaron aquel movimiento y ambos devolvieron con facilidad el ataque que les había hecho el vampiro. Dibujo una mueca divertida, quizás más como desafío que otra cosa. Por lo que en un segundo estaba pensando en el <<salvaguarda mágica>> provocando así que el efecto fuera inmediato y se volviera intangible obligando que ambos rayos que fueron devueltos lo traspasaran con mucha facilidad.

 

Ladeo la cabeza de manera imperceptible mientras en sus orbes negros como el abismo aparecía un brillo de intensa maldad. Había estado acumulando toda la molestia, toda la ira que había estado sintiendo en un punto de su pecho para invocar al señor del caos si era necesario, no obstante, sabía que no era el momento ni el lugar, seguiría acumulando todas aquellos sentimientos oscuros y así lograría que la invocación fuera mucho más fuerte, poderosa y peligrosa. La sonrisa que apareció segundos después en su nívea faz dejaba ver los filosos y ponzoñosos colmillos vampíricos. Podía saborear su propio veneno, lo sentía en la garganta junto a sabor de su propia sangre.

 

Enarco la ceja una vez que nuevamente se hizo solido y sin pensarlo 2 veces el Ragnarok también invoco aquella daga, ahora tenía la varita en una de sus manos y el Kansho en la otra. Inmediatamente pudo sentir al diferencia de peso entre su filosa daga de plata (que solía llevar escondida) y aquella daga que portaba en su nívea mano. La movió un poco quizás para acostumbrarse al peso y a la forma de la empuñadura. Recordó a Garras de Fuego, como se sentía mantenerla en su mano a punto de saciar la sed de sangre y también al comparo con el Kansho. Aquello era muy diferente.

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Hacía ya algunos dias había logrado adquirir la magia del Caos provenientes de uno de los libros del pueblo Uzza. La raza guerrera que les estaba entrenando y ella deseaba conseguir toda la sabiduría de ese pueblo, por esa razón, debía continuar con su entrenamiento con la magia del libro de los Ancestros y ahí estaba ahora verificando el listado de inscritos por la Universidad pues realmente no conocía el nombre del guerrero que sería la encargada de guiarla en su nuevo camino de conocimiento.

 

El punto de reunión era la Plaza del Árbol de Fuego. Después de verificar el nombre la adolescente se marchó hacia la zona de la plaza del Árbol de fuego que era el lugar de entrenamiento de los guerreros y el sitio de reunión para los nuevos aspirantes y al llegar a la árida zona decidió esperar sentada en una de las bancas ahí dispuestas observando la estatua de la diosa guerrera Uzza mientras esperaba a Khufu, el guerrero que impartía aquella área de conocimiento.

 

Por alguna razón los guerreros Uzza habían permitido que los magos y bruja de Londres practicaran en esa plaza y Bodrik estaba parada allí pues era el sitio de acordado para iniciar el recorrido para el nuevo libro.

 

Bodrik había elegido un simple atuendo que contaba de unos Jeans bastantes cómodos, sumados a una blusa de color de un violeta muy claro que un Hipogrifo en pleno vuelo como adorno y según le había dicho Cye se había puesto de moda entre los jóvenes que deseaban pasar desapercibidos entre muggles. Eso le había dicho la encargada de la tienda.

 

En su bolsito encantado estaba el libro de los ancestros recién adquirido en el Magic Mall y la varita mágica, además, sobre su cuello la cadena que contenía toda una gama de dijes anillos y objetos que había obtenido con cada uno de los libros que había ido cursando -Espero que no sea demasiado tarde –Murmuró

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~¡Excelente!~ exclamé al ver la escena que mis tres aprendices realizaron a la perfección; logrando comprender el verdadero poder que la daga tenía en situaciones de batalla, y cómo ésta podía servirles de gran ayuda como un método defensivo como ofensivo a la vez. ~Recuerden todas las restricciones que Kansho tiene. No les vaya a jugar una mala pasada al forjarse falsas expectativas contra hechizos que... bueno, ya se los nombré~ agregué; notando que Hades también había decidido invocar su arma, moviéndola entre sus dedos como si de una simple varita se tratase. Ya era hora de pasar a la última enseñanza con Mía y Zack, por lo que me acerqué hasta ellos a pasos sigilosos y les sonreí agradecido ante el gesto que ambos tuvieron con su compañero recién llegado; lo que hablaba muy bien de ellos sobre el nivel de camaradería y respeto que proyectaban.


~Jóvenes... Ivashkov y señorita Black Lestrange. Están a pocos minutos de enfrentar una gran prueba donde se batirán en un duelo sin límites, donde la amistad no existe... sólo el deseo de crecer en sabiduría... pero antes, deben conocer el majestuoso poder de... ¡Vara de Cristal!~ dije sin esperar más; haciendo fluir toda mi energía a través del tatuaje de mi brazo, dando paso a un hermoso cayado azulado que se enroscó sobre si mismo como una arista más del Árbol de Fuego pero en tonalidades zafíreas.


~Admiren la belleza de este bastón mágico que nace del núcleo de sus propias varitas, muchachos... es la máxima expresión del nexo entre el mago y su leal arma. Es irrompible y posee características propias e individuales. No son todas iguales... siempre se diferencian unas con otras... pueden transformar en efecto el poder de un rayo a excepción de la conocida Maldición Asesina~ expliqué con cuidado, al mismo tiempo que caminaba por el desierto con mi cayado como ayuda para no tambalearme. ~De este hechizo... Hades, no vas a poder arrancarte... Sectumsempra~ fue lo que susurré en la última frase, apuntando hacia el pecho del vampiro; el cual se abrió en profundos cortes sangrantes sin que el típico rayo recorriese la trayectoria hasta él con tal de impactarlo. ~Puedes sanarte, ¿Vale?. Perdona por haberte dañado... sólo quería que Mía y Zack tuviesen una demostración~ finalicé con una cuota de diversión que no sentía habitualmente durante los entrenamientos con afuerinos.


Justo cuando estaba por pedirles a mis alumnos que invocaran su Vara de Cristal; sentí una nueva presencia en las proximidades de la plaza central, así que esperé a que Hades sanara por completo sus heridas para solicitarles a los tres estudiantes que me siguieran hasta el sitio donde permanecía la estatua que el pueblo Uzza veneraba. Ahí, sentada en una de las bancas, permanecía una bruja de cabello negro ondulado que nos daba la espalda; así que era imposible que nos viese llegar. ~Zack... Mía... Invoquen su vara y atáquenla. Si quieren matarle... pueden hacerlo. Es responsabilidad de ella andar con su amuleto de la resurrección cargado. Será su conejillo de indias~ ordené a mis avanzados aprendices, para luego desviar mi pálida mirada hasta Hades.


~Tú... sólo observa~ musité expectante hacia el sanador jefe de San Mungo, pues deseaba ver lo que sucedería.

Editado por Khufu
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La reacción de Hades ante los ataques propiciados por Zack y Mía fue tan efectiva que no le provocaron ni un rasguño. Como era de esperarse, el hombre no iba permitir que nada le pasara y de hecho se suponía que debiera acudir a una defensa propia de alguien con experiencia. Khufu no tardó en aprobar su acción recordando además los aspectos que debían tener en cuenta al utilizar la daga. Ivashkov guardó la suya poco después de que el maestro cambiara de tópico.

 

Sus palabras no solo llamaron la atención sino que le hicieron reflexionar. La amistad entre él y Mía se había mantenido a lo largo del tiempo a pesar de los variados y desafortunados eventos que les afectaron a ambos. Era una de las pocas personas en las que él podía confiar ciegamente. Por lo cual no sería problema batirse a duelo con ella si eso es lo que proponía Khufu. Claro que para ese entonces los planes del viejo eran otros, de nuevo tomar a Hades como perita de boxeo.

 

Le fue casi imposible contener la carcajada al ver cómo el Uzza atacaba a su compañero. Ya Ragnarok empezaría a hartarse de que lo tomaran como objeto de demostraciones. Sus prendas de vestir se mancharon de sangre al instante y casi se podía ver una expresión de dolor en su rostro, claramente no se lo esperaba.

 

— Creo que pudo utilizar algún hechizo menos fuerte, señor — acotó con una sonrisa en su rostro mientras sacaba su varita y pensaba en un episkey procurando cerrar las heridas en Hades —. Ahí la tienes más corta. ¡Arriba! — dijo esta vez motivándolo a concretar su curación. Si bien los juegos de Mortífagos eran lo suficientemente pesados como para hacer burla de una situación con sangre y daños graves, nunca se dejaba de lado un buen gesto para recordarle al otro que no estaba solo.

 

Cuando Zack se disponía a romper el silencio una vez más, Khufu les pidió a través de una señal que lo siguieran. Llegaron a la conocida estatua de los Uzza y junto a sus bancas se encontraba una fémina a la cual desconocía. El anciano les pidió que la atacaran así sin previo aviso, y entonces surgió una idea interesante.

 

— Creo que es el momento perfecto para recordar viejos tiempos, Mía. ¿Te animas a hacernos viajar al pasado? — comentó haciendo memoria de cuando salían por las madrugadas a cazar fenixianos. Claro que aquél no era el caso, pero si les habían dado luz verde, aprovecharían la ocasión para asechar a su presa.

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Las habilidades de Hades, como duelista habían quedado al descubierto en el momento en que los ataques habían enviado junto con Zack, quedaron convertidos en un intento, había salido ileso, tal y como era de esperarse. Esbozando una media sonrisa, prestó un poco de atención a la explicación dada por el Guerrero, sí el kasho era un hechizo interesante y útil, pero debía saberse como emplearlo o seguramente todo saldría mal para el invocador. Girando lentamente, su invocación, la observó y supo que el momento de guardarla había llegado, y así lo hizo.

 

Un duelo, sabía que eso era inevitable y la idea, de tenerlo con el Ivashkov, no estaba del todo mal. Eran amigos, tanto que durante años habían logrado estrechar el vínculo a tal grado, que la confianza era total y como camaradas, podían dar la vida por el otro. Sería agradable, porque también reconocía que eran competitivos y siempre querían demostrar que tan buenos eran. Pensando, en que la última enseñanza, sería de esa manera se preparó, necesitaba velocidad de reacción, e iniciativa, de eso estaba segura.

 

—Creo que la demostración, fue efectiva… pero podría haber sido otro hechizo. —soltó, secundando a Zack.

 

Tras la acción de Khufu, comenzaba a dudar que tuviera principios tan éticos, como al inicio de su formación había intentando aparentar. Sin embargo, prefirió quedarse callada y asentir ante la curación que había comenzado su compañero, porque ante todo eran mortífagos y como tal, debían auxiliarse cuando se requiriera. La solidaridad entre sus miembros era algo que los caracterizaba como bando, por lo que estaba orgullosa de verla entre sus compañeros.

 

Captando el sentido de las palabras de Zack, asintió ligeramente. El momento de recordar como utilizar los hechizos que le había costado recuperar, había llegado. Mirando a sus compañeros, les guiñó un ojo, y respondió con simple movimiento de cabeza, lo había porque estaba segura (como siempre) que el Ángel Caído, la respaldaría y protegería de ser necesario, así de coordinados solían ser en ataques de cualquier tipo.

 

Vara de Cristal —soltó con voz tranquila, logrando que su varita mágica comenzara a incrementar su tamaño para adquirir casi su estatura, además de que ahora su consistencia similar a la del cristal y su color, era en tonos verdes, casi negros.

 

La invocación, de su arma había salido bien. Ahora, correspondía hacer algún hechizo para recibir a la bruja que recién estaba llegando.

 

—Zack, siempre me animaré y más si es a tu lado. —respondió con una sonrisa, mientras levantaba un poco del suelo su vara de cristal— Maldición Flagante —el rayo que acaba de invocar, se había convertido en un efecto en cuanto salió de la vara de cristal. Sí, en el momento, en que terminó sus palabras, la blusa color violeta con un hipogrifo en vuelo en la parte delantera de Bodrik, comenzó a arder lentamente, provocando quemaduras en la piel de la bruja que tenía contacto con las llamadas y la blusa.

 

Su hechizo, había salido bien. Mirando al Ivahskov, le indicó que era su turno, tenían que aprovechar que la bruja estaba en estado de shock, por lo que estaba viviendo.

 

—No recordaba lo bien que se sentía, te recomiendo intentarlo. —las palabras de la nigromante, salieron de sus labios en un tono que solo el warlock, podía escuchar.

 

Esperando, confío en que su compañero la cubriera y no pusiera en riesgo su secreto de filiación con la Marca Tenebrosa.

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Mantuvo su vista en el Kansho intentando sentir todo su poder, quizás extraerlo, se pregunto cuándo sería el momento de usarlo, debía tener paciencia, poco a poco estaba obteniendo la sabiduría que necesitaba para dominar aquellos conocimientos y el libro. En un segundo y en aquel momento le vinieron a la mente unas antiguas palabras, una que no hacía mucho había recordado pero que en aquel momento eran tan ciertas como en aquella ocasión… “No se aprende nada hablando, se aprende mas mirando y escuchando.”

 

Levanto la mirada cuando el guerrero Uzza se dirigió tanto a Zack como a Mía. Escucho como el tono de voz de este había cambiado de manera imperceptible para los demás, pero para él, quien había enseñado los misterios del Libro de la Sangre fue evidente, era el mismo tomó de voz que usaba cuando todo estaba a punto de finalizar y se debía hacer un último sacrificio. Sonrió y espero.

 

Cuando Khufu invoco aquella vara de cristal, la cual era diferente para cada uno de los alumnos o personas que compartieran aquel conocimiento no pudo evitar sentir como el aire cambiaba. Había sido de manera ligera. Como un pequeño choque eléctrico. Observo con detenimiento cada gesto, cada movimiento, todo lo que sucedía, aquello era importante que el pudiera captarlo, quizás no a la primera ya que debería tener su propia experiencia con aquel artículo tanto como para la utilización del kansho. Por experiencia propia sabía que era mejor aprender aquello por las buenas y no por las malas.

 

Definitivamente pensaba que ya no se sorprendería de nada pero se dio cuenta que de una u otra forma se había equivocado. Aquel golpe bajo, aquel ataque por la espalda había sido uno de los peores, se lo hubiera esperado de Badru, pero no de su nuevo maestro Khufu. El sectusempra había golpeado fácilmente en el pecho del hijo de la noche. Bufo por lo bajo recordando que no era el momento ni el lugar. Todo aquello debía ser parte de un plan más grande, aunque lo sucedido le recordaba que no podía bajar la guardia ante nada, nadie o situación, de cualquier parte podría venir el movimiento letal

 

No perdió tiempo, sabía lo que debía hacer, aquel movimiento tan sencillo, tan mecánico, todo volvería a la normalidad con un simple pensamiento. <<Curación>> pensó para un segundo después notar como aquella herida profunda y sangrante se cerraba. Sin embargo, Zack lo ayudo con aquello sanándolo completamente con el episkey que le hacía falta mientras le dirigía algunas palabras a su maestro.

 

Lo que sucedió después de aquello no se lo espero, habían llegado nuevamente hasta el árbol de fuego, aquel árbol que le atraía y ejercía un poder mágico y hechizante sobre él, obviamente reconocía a aquella figura que les daba la espalda. Aquello era algo que nuevamente lo desencajo y no esperaba del guerrero, otro movimiento digno de Badru pero no sospechaba que había otro guerrero que podría jugar de aquella forma, aquella petición nuevamente lo había tomado con la guardia baja y aunque debería haber sido él quien utilizara aquel poder o realizara aquel ataque como siempre lo había deseado Khufu había decidido que fueran sus otros 2 aprendices como prueba final quienes terminaran con aquel trabajo y así permitirles llegar a la última etapa del conocimiento. No le quedaba otra más que observar.

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