Libro de la Fortaleza — Grupo 1

[Lisa Weasley Delacour]

La suplica en el pedido de Zack fue real. El chupa sangres no soportaba mas aquellas altas temperaturas y eso me contrariaba en demasiada, pues yo, vampiro neofito, era capaz de sobrellevarlas con entereza. En mas de una ocasión, durante el periodo de entrenamiento, quise preguntarle por aquel tema, no obstante, los Uzzas no nos habían dado tiempo libre como para llegar a conocernos personalmente. Eso si, podía mencionar de memoria alrededor de sus cuatros estrategias mas usadas y cuales eran sus conjuros preferidos a la hora de defenderse.

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Me acerque a las dos paredes que aun sobrevivían después de mi entrada triunfal. Conocía algunos símbolos y era capaz de leerlos, pero no en su totalidad. Esperaba que por el contexto fuese capaz de definir con claridad si aquel sarcófago, que ahora tenia a mi espalda, era la verdadera tumba de Nefertiti, madre del poderoso Tutankamon - Según se el buitree aparece en el ataud como animal principal – Comencé a navegar por la extraordinario historia de Egipto – Como su hijo posee mas oro que plata en la extensión del féretro.

- La abertura es por el lado derecho y al final, donde los pies, debería estar la imagen de un gato negro – Me imaginaba que alguno de los pupilos o el mismo Ivaskoh fuesen corroborando los datos, mientras yo me esforzaba por leer aquel trabalenguas iconico – Y mas les valía que me protegiesen de las amenazas que aun conservaba la pirámide – Vale. El mural navega por la infancia del monarca y cuenta como este fue criado y custodiado por una gran y poderosa fémina. Cambien indica que esta, a pesar de las circunstancias temporales o de distancia jamas se separaba de el.

Un estruendo resonó en algún punto cercano a nuestra posición. No me concentre en el, si no en el castaño – Podemos estar seguros, hemos encontrado el tesoro – Mi verde mirada incidió en la del mago – Ahora salgamos de aquí y volvamos al aula, tenemos mucho de que hablar – Estaba al cien por ciento segura, que antes de alcanzar el exterior, nos encontraríamos con alguna amenaza mas, o…. ¿Nos dejarían salir así de fácil? Mientras el rumano arreglaba con los alumnos, yo me dedique a guardar y gestionar las pistas para entregarselas a los guerreros del Nilo.

Editado 19 de Enero del 2016 por Lisa Weasley Delacour

[Leah Snegovik]

—Hija de...

 

Se mordió la lengua sólo para no empezar a lanzar maldiciones a diestra y siniestra, esperando que todas dieran contra la Weasley. La muy infeliz no podía ver a un alumno demasiado tranquilo porque lo atacaba y ésta vez le había tocado a ella ser su víctima. Y de una forma bien baja, de esas donde ni siquiera había un aviso. ¡¿Que se le había escapado?! A ella se le iba a escapar una patada cuando pasaran cerca de alguna trampa de los egipcios, a ver si iba a ser tan comprensiva. Los ojos le escocían después del Strellatus y era evidente que no estaba muy feliz por ello, aún estando medio ciega le lanzaba una mirada de odio a su profesora.

 

Pero antes de que pudiera curarse, uno de sus bolsillos empezó a vibrar con insistencia. Llevó la mano a tientas hacia el lugar y cuando sus dedos tocaron la superficie de uno de los amuletos que cargaba encima, éste se calentó como lo había hecho el anillo anteriormente; lo colgó en su cuello y se concentró en la Curación. Poco a poco, fue recuperando la vista y volvió a deleitarse con el perfil de la Crouchs. Sonrió con cierta fascinación, aunque nada tenía que ver con los poderes que acaba de descubrir, sino por la silueta de esa nariz y la forma en la que creaban una pequeña arruga de preocupación.

 

—Lista —se había dejado llevar por ella hacia un camino diferente al de la multitud, pero frunció el ceño cuando llegaron—. Pensándolo bien, ven por aquí, princesa.

 

Su anillo Detector de Enemigos estaba resultando útil y la forma en la que la advertía, del lugar al que quería ir su novia, era suficiente como para que decidiera seguir mejor a su primo. Entrelazó la mano carente de anillos con la de la Líder Mortífaga y empezó a adentrarse por el camino, alzando la mano a la altura de su pecho.

 

—Lumos.

 

Una pequeña bolita de luz apareció en la punta de Texia, su fiel varita de Almendro, e iluminó el camino para la pareja de mortífagas. Todo estaba relativamente tranquilo, a pesar del pequeño murmullo procedente de sus compañeros que se habían adelantado. Eso al menos era útil, les daba una idea de a dónde podían ir. Suspiró y se dejó guiar por los anillos y lo que éstos tenían para ofrecer. El descubrimiento de la curación era útil, pero era de la clase de bruja que prefería causar daño a verse en aprietos y había un par de hechizos que aún no había puesto en práctica.

 

Como si lo hubiera invocado, cuando ya tenían unos buenos diez minutos andando en perfecto silencio, una cosa que reconocía de La Fortaleza Oscura apareció de la nada. Un Inferi. Apartó a Tauro con suavidad, de una forma tan delicada que la velocidad que había aplicado parecía imposible. Recordó lo que ella había hecho antes y la Salvaguarda Mágica la volvió intangible de inmediato, haciendo que el no muerto la traspasara como si nada. Le guiñó un ojo a la peli-azul justo antes de apuntar hacia atrás, sin mirarlo directamente.

 

—Fuego Maldito.

 

Dos águilas salieron de su varita y chocaron contra el ser, incinerándolo en el acto. Volvió a tomarle la mano y señaló al frente.

 

—Ahí está Zack, le veo el copete desde aquí. Y el que lo mira lo bastante cerca como para saber qué dentífrico usa es Pik, sin duda.

[Tauro M.]

El grupo ya le llevaba algo de ventaja, por lo que el cambio a último momento para ir por la misma puerta que Pik, Zack y Lyra, fue bien recibido. No sabía qué criaturas las podrían estar aguardando y pese a que confiaba que ella y Leah podrían con todo lo que se les cruzara por el frente, un camino despejado le atraía más en esos momentos donde podría aprovechar para pasar más tiempo a solas con ella, sin embargo, la caminata hasta encontrar al grupo fue bastante silenciosa.

— Gracias, mi vida —susurró Tauro cuando fue salvada del ataque de un Inferi —Aunque es un extraño lugar para que estos seres habiten, más bien aburrido.

Quiso apretar el paso pero por el contrario prefirió ir despacio, una explosión a pocos metros de donde se encontraban le daba mala espina y temía que toda la edificación se les fuera a caer encima. ¿Pero quién era tan tonto como para hacer explotar el lugar y de ese modo? Aunque bueno, quizás estaba ignorando el verdadero poder que allí se concentraba. Caminaron por un par de minutos más y por fin los alcanzaron, no sólo a ellos, sino que al grupo entero.

Su anillo de escucha se activó, le estaba costando entender lo que hablaban allí al frente.

— Los murales por lo general cuentan un historia, pero no soy muy buena en cuanto a temas Egipcios —reconoció — Lo único que conozco al respecto es que por años se ha discutido sobre los verdaderos padres de Tutankamón y lo único seguro hasta el momento ha sido el nombre de su madre. La respuesta puede estar allí, en los otros murales -dijo señalando a la pared continua a la que señalaba Lisa — Se dice que incluso a su lado yacen los restos de dos hijas que nacieron muertas —comentó notablemente frustrada, deseaba irse pronto de allí.

— ¿A cual tesoro se refiere exactamente? Porque aquí sólo veo... nada. Tengo entendido que este lugar fue saqueado y los tesoros se encuentran expuestos para los muggles. ¿Qué vinimos a buscar? ¿Conocimiento? ¿Cual? Necesito que me digan porque temo estarme perdiendo de algún detalle importante y no lo veo. ¿Acaso Nefertiri tenía algún secreto sobre algún tipo de poder que no quiso revelar? ¿Y qué hay sobre la Maldición?

[Leah Snegovik]

—No va a ser feliz hasta que tumbe el lugar entero. Rezaría por primera vez en mi vida para que una roca le caiga en la cabeza de una vez —bufó, con exasperación, al ver quién era la culpable de la explosión.

 

Negándose rotúndamente a servirle de guardián a la mujer, avanzó hacia delante con el grupo y se dedicó a mirar sobre su hombro, mirando los garabatos que estaban plasmados en la tumba. Los jeroglíficos estaban algo difusos y sucios, quizás por el polvo producido por la entrada fructífera de la Weasley, pero aún se podía apreciar algo de ellos. Su entrecejo formó una arruga definida en el centro de su frente y se irguió, contrariada, alzando la voz demostrando el poco nivel de paciencia que tenía.

 

—¿Qué gato? Eso definitivamente es un escarabajo y la cosa esa constante es, en definitiva, una mutación producida de una noche de pasión entre un ratón y un mono; anda tú a saber cómo lo hicieron —encaró a la profesora—. Esta bien podría ser la tumba del creador de las Brujas de Macbeth.

 

Escuchó la explosión lejana, como el resto, y compartió una mirada ansiosa con su novia. Aquello no pintaba bien y por ese par, era muy probable que los lanzaran cual carne de cañón hacia la boca del lobo. Acto seguido, no sin dejar de estar bastante enojada aún por todo lo ocurrido, alzó el anillo que avisaba sobre enemigos hacia la posición de su primo. Ese sonido que habían escuchado, más cercano al estruendo que haría una bestia al saber que habían irrumpido en su territorio, era suficiente para que el hombre entendiera que la idea de Lisa, por una vez, tenía algo de sentido.

 

Pik no había dicho nada aún al respecto, pero esperaba una reacción igual o peor de su parte. Todos los mortífagos tenían una característica en común y era el hecho de que se regían por una jerarquía muy marcada. Las cosas o se hacían bien o no se hacían. El Ángel Caído explotaría con una magnitud similar a la forma en la que la profesora abría las puertas y ella, junto con la Líder Mortífaga, que buscaba las mismas respuestas que ella, lo apoyarían. Bufó por enésima vez en el día y dio media vuelta, andando lejos de la mujer antes de que su mano se equivocara y la mandara al otro lado de la tumba.

 

—Necesito un trago y como se descuiden lo voy a tomar de vuelta en el aula —murmuró hacia Tauro.

[Helike R V PB]

La bruja siguió andando con pasos lentos mientras escuchaba cómo se oía una especie de golpeteo. Quizá había alguna grieta que dejaba pasar el agua y por eso el particular ruido. Después de que sus ojos se adaptaran a la oscuridad del pasillo, siguió andando con pasos lentos, llevaba su varita encendida pero parecía que la negrura lo cubría todo.

 

Giró de nuevo hacia la izquierda y descubrió un mural impresionante. Con muchos jeroglíficos, a pesar de haber dado idiomas en su momento, pensaba que no tendría el tiempo suficiente para descubrir alguna pista que la condujese hasta la tumba de la Reina. Igualmente, se le hacía raro que dos tumbas estuviesen en una misma pirámide.

 

Sabía que los guerreros Uzza usarían toda su magia para probarlos y más si se trataba de una construcción tan antigüa con un "tesoro" en su interior. Pero sobre todo, no se confiaba, no del todo. Llevando la varita en su diestra la luz del hechizo había dado a unas pequeñas serpientes... << ¡qué raro!>> pensó divertida. Eran cobras reales, una simple morderua a un humano y lo enviaría al más allá.

 

Activó su anillo de amistad de las bestias que llevaba en su mano izquierda y las dos cobras reales parecieron que obedecía a sus órdenes...

 

- Vamos mis pequeñas, adentrémonos en el más profundo secreto de éste lugar - las lenguas bífidas de los ofidios salían y entraban de sus bocas pero sin mostrar sus colmillos venenosos. Se pusieron al lado de la morena mientras éstas continuaban su paso, reptando por el suelo... Eso había sido demasiado fácil, pero sabía que se encontraría más sorpresas.

 

Había notado cómo las paredes temblaron un poco, y supuso que era motivo de una explosión lejana. Varios hilillos de polvo cayeron a su alrededor además de manchar su cazadora de cuero. Chasqueó la lengua, fastidiada... Debía tener cuidado de no perderse en ese lugar así que con la varita hizo varias marcas, rojas y flameantes en la pared. Estaba segura de que alguien le molestaría...

 

Siguió andando hasta que escuchó una voz conocida... ¿Sería Tauro?

 

Corrió cómo pudo mientras sus dos animales fieros iban cómo podían. Chocó con alguien o algo justo al girar hacia a un pasillo...

 

- ¡Aaaay! - tropezó y cayó de bruces al suelo haciendo rodar su varita. Sólo esperaba que ningún peligro las alcanzara justo en ese momento.

[Pik Macnair]

Todo empezó a suceder demasiado rápido y, entre el calor y el cansancio que invadía su cuerpo, pasaba en cámara lenta todo lo que lo rodeaba. Lyra fue más astuta que él y logró defenderse a tiempo, quemó un par de inferis. Lisa, como si se tratara de un topo de las profundidades, explotó una pared entre los caminos y se le unió en ese pasillo; no podía pasar mucho tiempo sin ellos. Una voz llegó de algún lado y Zack pedía ser sacado con urgencia de ahí.

 

Mientras Lisa analizaba algo, Taurogirl y Leah se acercaron al corredor hacia donde se encontraban ellos. De un momento a otro todo era una charla en voz alta, intentando descifrar alguna especie de código y de descubrir que era lo que tenían que buscar. Pik no habló, solo escuchó, analizando lo que sucedía alrededor. Miraba con atención y detallaba cada frase que soltaban sus compañeros ahí debía de estar la respuesta.

 

—No estábamos buscando algo material valioso… monetariamente, quiero decir. Si estábamos buscando algo en esta tumba debe ser un objeto que aporte conocimiento, alguna habilidad o algo especial para uno. No nos van a mandar a buscar acá cualquier cosa, no mandaran a un grupo de magos expertos a una simple búsqueda del tesoro —se explicó, con el ceño fruncido—. Esos escritos deben contener alguna información de lo que buscamos. Deben revelar algo de importancia o debe explicar que es lo que estamos buscando. Entre todos podría…

 

El grito de inferi y el sonido de un golpe seco en el suelo. El demonio se volteó y se dio de alguien que había olvidado: Helike. La mujer se encontraba en el piso y un inferi amenazaba con matarla. El par de manos de piedra que tenía el Macnair, como si se trataran de topos, se hundieron en el suelo y volvieron a salir alrededor del inferi, dejando inmóvil a la criatura.

 

—Fuego maldito —el fuego iluminó su rostro y salió en forma de conejo, un pequeño animal que empezó a rebotar por todo el pasillo hasta impactar en el inferi. Rugió y empezó a arder, dejando un apestoso aroma en el ambiente. Ese era el ultimo por lo visto, no tendría que preocuparse más por esas bestias, ahora debía salir de ahí—. Vamos a llevarnos el sarcófago y que alguien recuerde, dibuje y haga algo con su magia para disminuir la pared de los escritos e irnos, no quiero quedarme a vivir acá.

[Lyra Katara Selwyn]

-Tienes razón, Zack. Se quien los crea, pero se supone que no debo recordarlo, ¿o no?- Contesté.

 

No sabía que tanto peligro de mis recuerdos fueran borrados tras haber salido del bando. Me había costado mucho recuperarlos. Además no sería muy sensato mostrar que lo recordaba todo lo de las diferentes etapas vividas en la Marca, más tomando en cuenta que una líder se encontraba presente.

 

No pensaba que Zack fuera a decirle algo a Tauro para advertirle que los ecordaba y ver que acción tomaban para que se fueran esos recuerdos. Las palabras de Pik hicieron que volviera a la realidad, a lo que importaba en ese momento.

 

--¿Disminuir una pared? Se nos podría caer todo encima. Podría intentarlo, Pik, pero primero, mejor asegurarse de tener una copia...- Comenté.

 

Agradecía por el dichoso monedero de piel de moke y todo lo que guardaba. Saque una vuelapluma y una libreta, donde empecé a copiar en la misma los escritos de la pared, asegurándome que quedaran en el mismo orden. De todas formas le fui poniendo un número a cada cuadro, así no habia reclamos de que no se entendiera el orden.

 

-Creo que con esto bastará.- Saque un par de copias a los dibujos y le di una a cada profesor.-No pienso que con eso sea necesario llevarnos la pared, ¿o creen que a los guerreros les gustaría que se derrumbe el templo? Ya se ha hecho mucho daño a la estructura del mismo.

 

Tampoco me iba a poner a dar una cátedra sobre la importancia de manteneresos sitios al parecer históricos intáctos, para que asi otros pudieran comprender sus secretos, en el raro caso de que tuviera más visitas, cosa que parecía improbable.

 

-En cuanto al sarcófago ese si podríamos reducirlo y volverlo a la normalidad cuando estemos de vuelta en la Universidad.

 

Señale al sarcófago y realice un par de reducio, i]reducio, disminuyendo el mismo a un tamaño seis veces menor del objeto, gracias a los dos hechizos. Los profesorees podrían llevarsélo con facilidad y si no, seguramente volvería a la normalidad, pero el daño si lo había no sería tan grande como derribar esa pared.

 

Con semejante distracción para llevarnos ese tesoro y que lo pudieran estudiar después, era imposible darme cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. Solo quería irme y por lo visto, la gran mayoría estaba igual.

[Zack Ivashkov]

Mientras Lisa hablaba en voz alta y se disponía a recolectar toda la información posible, atendiendo a la solicitud del vampiro, este último se dispuso a observar tranquilamente junto al resto de sus compañeros. Uno a uno se fueron uniendo todos gracias al enorme vacío que quedó luego de que la fenixiana derrumbara una pared de arena sólida, con un estallido. Leah y Tauro también llegaron, tan juntas como cuando partieron. Zack le dirigió una mirada a su prima y negó en señal de desaprobación, hasta la Líder Mortífaga cayó en sus manos, era una clase de romántica empedernida, por la cantidad de gente que estaba cada tanto.

—Nosotros prometimos investigar si estaba aquí o no. Y ya que lo hemos comprobado, no veo por qué no marcharnos — No habían dicho que llevarían pruebas o peor aún, que llevarían el mismo sarcófago con los huesos dentro. Para él ya había sido suficiente. Debían quedar cinco minutos y estaban lo suficientemente lejos de la salida como para llegar a tiempo sin que la magia los ayudara. —Bueno, ya podemos decirle a los súper poderosos que Nefertiti sí…

El hombre cayó, al igual que el resto ante la aparición de otra figura masculina. Parte de su cuerpo estaba descubierto, parecía vestir una clase de harapos de alta gama, por la cantidad de piel que tenía al aire libre. Parte del rostro se mantenía tapado gracias a otra tela, que además alcanzó a distorsionar su voz. Zack tardó en reconocerlo, pero lo hizo, y miró a Lisa preguntándose si sabía algo de lo que sucedía.

Badru, el guerrero Uzza que se encargaría de adiestrar a los pupilos en el Libro del Druidas, les indicó al grupo entero que apenas estaban a medio camino. Además, agradeció a ambos profesores por cumplir su cometido y luego, sin más, el cuerpo de cada uno se desvaneció con rapidez, llevándolos hacia su próximo destino.

El castaño no tuvo tiempo ni de secarse las últimas gotas de sudor, o responder ante los comentarios del hombre, también desapareció. Quiso preguntar a Lisa si sabía que Badru llegaría, pero lo más probable era recibir una respuesta negativa ya que solo fue una sugerencia del primer día, que para la prueba estuvieran todos los pupilos juntos en una gran batalla. Ahora se haría realidad…

[Helike R V PB]

Su inconsciencia duró unos segundos. La antorcha que llevaba en las manos también se había caído y por suerte no se había apagado. No entendió nada de lo que había pasado hasta que a sus fosas nasales llegó un olor nauseabundo y vomitivo. Era carne quemada. Alzó la vista y vio a un inferi arder en llamas. ¿Ella había conjurado algún hechizo? Supuso que no. Tanteó con el suelo en busca de la varita y la recogió del suelo. Volvió a encenderla con el hechizo 'lumus'.

 

Giró su cabeza y sus dos ofidios los que había conseguido "domesticar" todavía estaban con ella, cómo observando toda la escena. La bruja se levantó del suelo con algo más de gracia...

 

- Por todos los diablos del infierno, ¿qué ha pasado? - preguntó confusa. Volvió a girarse y vio cómo un mago la había sacado del apuro.

 

- Oh, muchas gracias señor - asintió con la cabeza y con una sonrisa mirando hacia a Pik, agradeciéndole el gesto- si no llega a ser por usted, esa cosa me hubiese devorado - comentó con asco, viendo cómo las cenizas poco a poco se iban deshaciendo del cuerpo que aún estaba ardiendo en el suelo.

 

- Cuando he venido hasta aquí no he visto más que polvo y piedra... Nada con jeroglíficos, ¿habéis podido encontrar algo? -inquirió con curiosidad.

 

- Éste sitio es más grande de lo que parece - comentó, chasqueando la lengua, con fastidio- soy un poco patosa, espero no encontrarme más de esas cosas por el camino - puso sus pensamientos en voz alta.