Libro de la Fortaleza — Grupo 1

[Felicity]

Sólo se oían sus pasos sobre la piedra dura de la pirámide. Había decidido tomar el camino más alejado de la profesora, para así no oír sus palabras, le alteraba demasiado. Por ello lanzó un bufido furioso cuando su voz resonó en aquel pasillo, casi como si la tuviera al lado.

 

-Ahora te acuerdas, cuando ya estamos dentro? -Aquel sentimiento de ira creció en su interior, la Marca ardió un momento pero después se apaciguó al instante. - Una hora pues. Ojalá te quedes encerrada y no puedas salir.

 

Situó el camino, no había más remedio que encontrar aquella momia real para salir cuanto antes de aquel lugar. Sintió pasos. Y decidió activar el Anillo de Salvaguarda contra oídos indiscretos. No era mucha ventaja si el enemigo era intangible, un fantasma, aparición o momia andante, pero si el enemigo era físico, sus pisadas no la delatarian.

 

 

-Lumus -aplicó aquel hechizo porque la oscuridad se hacía cada vez más negra.

 

La visión de varios cadáveres andantes la perturbó tanto que Felicity quedó petrificada. No era la primera vez que veía un Inferi pero nunca antes era ella la perseguida; siempre habían estado del lado de su bando.

 

La muchacha retrocedió hasta llegar a la pared. A pesar del calor que hacia, Felicity sentía un sudor frío recorriendo su espalda. Los Inferi se acercaban cada vez más, no rápidos pero sí amenazadores. La Malfoy se preguntaba de donde habrían salido aquellos cadáveres, si serían antiguos servidores del faraón enterrado en aquella pirámide o si su compañero Zack tendría algo que ver con aquel encantamiento.

 

No había salida, Felicity era consciente que no tenía ningún poder contra un hechizo de rango de Ángel Caído. Pero entonces... Sería que el Libro de la Fortaleza tenía algún hechizo contra inferis? No lo recordaba. Los Inferi no eran considerados como criaturas, no serviría usar el Anillo de Amistad con Bestias ni el Orbis Bestiarium.

 

Entonces recordó un hechizo que le podría ayudar: contempló a los dos inferi acercarse casi a un palmo de su cuerpo.

 

-Salvaguarda Mágica - pensó aquel poder con seguridad, consciente de que iba a salir airosa de aquel peligro. La pared pareció desaparecer aunque Felicity sabía que era ella quien se había hecho intangible y la atravesaba como si no existiera. Antes de desaparecer de la vista de aquellos cadáveres monstruosos, Felicity llegó a ver los brazos extendidos que ni la tocaban, como si no existiera. Otra persona, tal vez, hubiera sentido miedo ante esa visión pero ella no; una sensación de orgullo la llenaba como si hubiera conseguido una gran victoria.

 

- Un peligro menos! - gritó, muy orgullosa de sí misma, de los poderes que estaba adquiriendo. Después se preguntó queé nuevos peligros la esperaban. La hora avanzaba de forma inexorable.

 

Debía darse prisa.

[Zack Ivashkov]

Zack notó que Lisa comenzó a ofrecer botellas de agua a los pupilos, excluyéndolo por completo a él, como si no era sabido que los vampiros se sofocaban más rápido con el calor. Casi extendió la mano, hasta que la bruja cortó la fila y se le acabaron los recipientes que contenían el mineral. Apartó la mirada desinteresado, más adelante le quitaría un poco a alguno que decidiera ir con él en el corredor que eligieran. Eran tres caminos diferentes que tenían que llenarse con todos ellos.

Tauro y Leah seguramente tomarían uno para ellas solas. Le estaba resultando raro verlas tan juntas durante toda la clase, pero no hacía falta preguntar para confirmar que se estaba dando una historia entre ambas.

—Nos separaremos para encontrar a esa mujer pronto. No quisiera que, rodeado de tantos peligros, fuera el calor lo que termine matándome — Con ello, cada uno elegiría deliberadamente qué camino tomar. Zack captó la señal de su compañero de bando acercándose a un pasillo y al instante siguiente asintió en señal de aprobación. Iría junto a Pik y Lyra, mientras que los otros se bandeaban solos entre tantos desafíos que encontrarían por ahí.

Antes de arrancar notó cómo Lisa era envuelta por la extraña neblina del lugar cerrado, y además por la oscuridad. Seguro Felicity se animaba a ir con ella, a ver si no se mataban entre las dos antes de salir de ahí. Escuchó que su compañera profesora gritaba el tiempo que tenían para salir, y se alegró. Él estaría fuera antes de ese tiempo, incluso si el resto se quedaba atrapado en alguna de las tantas cámaras ocultas.

Sin vacilar, se echó andar acompañado por el otro Ángel Caído y su colega de trabajo en el Concilio. Zack esperaba no tener que usar los treinta y cinco centímetros de ébano que sostenía en su diestra, los otros dos debían encargarse de él también frente a los diferentes ataques que recibirían en aquél corredor, que parecía hacerse cada vez más estrecho.

—No recuerdo haber traído basiliscos, ni siquiera yo los puedo controlar. Pero algo me dice que…— Se tuvo que interrumpir a sí mismo tras escuchar un extraño sonido que erizó sus vellos. ¿Qué no había dejado los inferis fuera de la excursión? Esperaba que sus dos acompañantes pudieran salir ilesos de cualquiera que fuese el ataque que se aproximaba, pues los tres anillos ya les habían alertado desde antes.

—Bien chicos, mientras más rápido salgamos de aquí, será mucho mejor. Aseguremos la ubicación de Nefertiti y luego nos vamos. Somos magos, usen sus habilidades para encontrarla cuanto antes.

[Felicity]

Allá dentro era difícil saber cuanto tiempo había pasado. Felicity perdió el sentido del tiempo y no llevaba un reloj encima. Notó que el pasillo en el que se encontraba ahora se hacía más estrecho. Tuvo un breve ataque de ansiedad al darse cuenta de que las paredes se estrechaban y que su rubia melena rozaba el techo. Alargó la mano libre de la varita y tocó la pared : era tosca y la arenilla se deshacía al tacto. Qué significaría aquella barrera??? No parecía ser tan dura como las paredes donde había sido atacada por los inferi.

 

La Bansbee volvió a pensar en el hechizo Salvaguarda Mágica. Avazó hacia la pared y chocó contra ella con la frente.

 

-!Qué extraño! -exclamó al ver que no había funcionado.

 

Se paró a pensar en lo sucedido. Era una Malfoy orgullosa y no le gustaban los fracasos. Así que relajó sus músculos, respiró pausadamente y pensó en el libro. Sintió como una corriente energética que la inundó, como si hubiera vinculado su esencia al Libro de la Fortaleza. Felicity asomó una sonrisa capciosa en los labios al pasar como si fuera una sombra por otra pared. Le estaba cogiendo el gustillo a aquel libro. Qué le quedaba por probar?

 

Puede que no debiera haberse sentido tan satisfecha, como si no existieran más peligros. Después de los Inferi no creía que pudiera sorprenderle nada que hubiera allá dentro.

 

Pero se equivocaba. En el mismo instante que traspasaba la pared, el Anillo Detector de Enemigos se iluminó en un tenue color azulado (orcos!!xd) que le avisaba de un peligro. Reaccionó con los reflejos de una mortífaga experimentada en batallas y se lanzó al suelo rodando sobre sí misma para evitar aquel aataque inesperado.

 

Su Blanca tez resplandecía en la oscuridad. Sin embargo, por algún sitio se filtraba la luz que le permitió ver un horrible animal que siseaba hacia ella. Era una Mago Oscuro pero no le daba vergüenza confesar que sintió miedo. Odiaba los basiliscos. Cómo podían haber metido uno en la Pirámide?? Habrían sido los profesores, los Uzza o los antiguos faraones? Estaba segura que un animal así podría sobrevivir. Durante siglos con alimañas y ladrones que hubieran intentado entrar a saquear las riquezas enterradas en ella.

 

Felicity sintio que su muerte estaba cerca. No estaba preparada para sobrevivir a un ataque de un animal tan peligroso. Sus huesos perdurarian en aquella sala por siempre. No podía evitar el ataque y no se le ocurría como defenderse. El animal se alzó en aquel minúsculo lugar, dispuesto al ataque. En segundos, aquellos colmillos venenosos se clavarían en su piel, matándola sin remedio. Zack rescataría su cadáver y lo llevaría a su familia. Al fin y al cabo, era una Malfoy , descendiente directa de Crazy Malfoy, el Primer Ministro del Ministerio de Magia. Seguro que la llevaría a casa, aunque eso le pondría también en peligro. Era una lástima, no legista a morir sin haber probado antes a su compañero, coquetear con él en algúnlugar oscuro... En ese momento, sintió el dolor del ataque. Su brazo recibió la ponzoña del animal. No iba a morir sin más, se llevaría a la bestia por delante.

 

Entonces, notó que otro anillo brilla a en su mano. Apenas lo veía , tapado por la sangre que perdía. Era el Anillo de Plagas. Es que, además, iba a enfrentarse a algún gnomo o ... Ohh! Pues claro! Felicity se negó a caer en el desvanecimienw. Aquello no era un Basilisco real sinoun Boggadrt. Era eso lo que le indicaba el anillo.

 

 

- riddikulus - mencionó el conjuro para derrotar aquella criatura, mientras pensaba en lo feliz que podría haber sido aquel encuentro escondido con Zack, seguramente el profesor no era consciente de su atractivo físico. Felicity se puso a reír al darse cuenta que , en sus últimos instantes. De vida , había pensado en gozar con un hombre.

 

El conjuro dio resultado y el basilisco cambió de forma, convirtendose en un escarabajo que corrió a refugiarse en algún rincón oscuro donde no pudiera pisotearle. Felicity se apoyó en la pared, sintiendo un malestar que no sabía si era real o mentira. Un boggart puede envenenar de verdad o sólo era una ilusión muy vívida?

 

No perdía nada si hacía un hechizo de sanación. Iba a usar el Episney pero decidió probar en sí misma el Curación del Libro de la Fortaleza. Para ello se había apuntado en la clase, para aprender a usarlo y vincularse a él. Pensó en el hechizo y se curó a ella misma, fuera verdad o mentira que estuviera herida por el Boggart, se sintió mucho mejor al instante.

[Pik Macnair]

Y así comenzó la aventura.

 

La entrada del lugar cerraba en dos días, tenían poca agua, hacia calor y posiblemente empezarían a oler mal en cualquier momento. Sentía la espalda humedad y como la camisa pegada a ella, el cabello azulado ya alborotado y los anillos de la mano pesados, no se terminaba de acostumbrar a su peso. Dio dos largos suspiro e intentó calmarse, necesitaba cumplir con aquella molesta misión y salir de ahí cuanto antes, quería obtener el nuevo poder mágico y conquistar al Mortífago que le había puesto el ojo ¿como había durado tanto tiempo sin notar lo atractivo que era Zack? Si todavía fuera Líder, ya le hubiera sacado provecho a su cargo.

 

—Yo creo que hay más que bichos acá, Lyra —miró el anillo y empezó el recorrido por el pasillo, le alegraba contar con Katara y que Zack entendiera su señas—. Creo que entre más peligro, el aviso del anillo es mayor… o solo son cosas mías, no lo sé, pero este camino se ve atractivo.

 

Lo más probable es que los tres pasillos dieran con lo que estaban buscados, eran muchos los libros en donde relataban aquella clase de trampas y juegos mentales que tanto le gustaban a los faraones. Abrió el agua y tomó un pequeño trago, sintiendo el fresco liquido por su seca garganta. Quería tomarla toda y echársela encima para refrescarse, pero era ya casi evidente que el Ivashkov la estaba pasando bastante mal.

 

—Bebé, no quiero que deshidrates en mitad de este camino —le lanzó la botella de agua y el vampiro la cogió con un rápido movimiento—. Por lo visto queda bastante que recorrer y no quiero cargar contigo, seguro tendremos que mantener nuestra fuerza para lo que sea que esté adelante de nosotros.

 

En realidad si le gustaría tenerlo encima, pero en otras circunstancia y otra situación. Sacó su arma dentro de la cama y susurró Lumos, el hechizo los guiaría por el camino. Ninguno de los tres tenía dificultar de ver en la oscuridad, pero las costumbres humanas aun Pik las tenía pegadas y no se acostumbrada de los poderes que podía agarrar de Reshi. Siguieron caminando los tres, en un silencio nocturno y un calor sofocante. Tenía el cabello pegado al rostro y la varita en alto, cuando escuchó un par de piedras deslizarse de la pared. Se acercó de donde había caído y acercó su arma, iluminando la superficie.

 

—¿Que es…

 

El anillo ardió con fuerza, pero fue demasiado tarde. Un par de extremidades salieron de la pared y agarraron al Macnair por el cuello, despojandolo de su arma y lanzándolo al suelo. Los ojos del humano -o lo que sea que fuera- ahora brillaban como un par de lunas y buscaban el rostro del Macnair. No era el único al parecer, pues vio como Lyra y Zack se enfrentaban a un par de humanoides. Su varita aun brillaba y el camino era un baile de sombras entre los humanos y las bestias.

 

Sentía como sus pulmones ardían, el anillo vibraba en señal de alarma y como su vista se nubló. No tenía su arma seria y, ahora detallados, inferir, tenían más fuerza de lo que aparentaban. Antes de perder el conocimiento pensó Necrohands y un par de manos de tamaño humano y solidas como la piedra salieron a su alrededor, dandole un golpe al infiel y mandandolo a volar lejos. Respiraba con dificultad y la garganta le ardía, pero no era ese el principal peligro. Se acercó a su varita y la cogió, iluminando el espacio. Eran muchos inferirs, casi una docena.

 

Zack y Lyra luchaban, lanzando hechizos de aquí para allá. Pik se acercó a ellos y las manos de piedra se llevaron por el camino a un inferi, estrellandolo contra la pared. Cogió el amuleto de curación entre sus dedos y concentró su poder mágico sobre ello. El colgante brilló tenuemente, dejando escapar un brillo amarillento entres sus dedos. La sensación era como la del Episkey y sintió como empezó a respirar de nuevo con calma y la herida en cuello dejó de sangrar.

 

—¿Esta fue idea tuya, Ivashkov?—con la respiración entrecortada invocó la katana tras soltar el amuleto y lo cogió con fuerza—. Cuando terminemos con estas bestias tendremos una charla.

[Lisa Weasley Delacour]

El tiempo en la gigantesca pirámide pasaba de una forma extraña, regido por la propia magia interna que, a pesar de estar muerto, Tutankamon poseía. Mientras caminaba en dirección norte, seguida por mi, desde hacia rato, inseparable mascota, elucubraba acerca de la situación de aquella sala oculta, en donde miles de expertos y apasionados en el tema de Egipto y su cultura esperan que Nefertiti se hallase. Yo también deseaba que así fuese, puesto que los Unzas trabajaban con información y esta era necesaria para poder continuar con el duro entrenamiento que nos habían prometido.

Mis pasos eran lentos, pisando con seguridad y evitando las miles de trampas que el sendero poseía. No es que las viese, si no que las sentía a través de aquel anillo dorado que tenia fuertemente fijado al dedo anular de mi mano derecha. Eso si, mi cuerpo lo controlaba a la perfección; no hacia ruido, iba calmada y esperaba un numero determinado de segundos entre movimiento y movimiento, no obstante, la araña viuda mera agrandada gracias a un conjuro, que yo misma le había practicado días antes, no corría con la misma surte y apoyo su peludo cuerpo donde no debía. Las alarmas saltaron.

De ambas paredes comenzaron a salir flechas sin fin. Incluso del techo y suelo. Si una de aquellas me diese, estaría en graves aprietos debido a su potente veneno. El arácnido me miro, sabiendo que había comedor un error, el vinculo que habíamos creado así se lo indicaba. Negué varias veces, haciéndole ver a la criatura que no pasaba nada, que ambas saldríamos de allí ilesas o al menos, eso quería creer. Deje que el susto por la visión pasase a un segundo plano y me centre en algo en concreto, un punto no tangible del ancho mundo, algo con fuerza, pero difícilmente tocable. Instantes después era capaz de traspasar muros.

La salvaguarda mágica era, como poco, efectiva. Mi anatomía, así como mi ropa, se habían vuelto vaporosas, como las gotas de roció al amanecer. Salte y aparecí al otro lado de la pared de arenisca pulida. ¿Que me encontre de frente? Lo que menos esperaba. Zack, Pik y Katara luchaban afanosamente con un grupo de inferis. El manejo del Ivaskov con las maldiciones era de alto grado, al igual que el Macnair. No tenia duda de que la amenza seria dominaba en breves insantes. Yo, en vez de centrarme en aquella pelea, me propuse tirar abajo los muros.

¿El porque? Sencillo. Un vistazo al reloj de arena que sin motivo aparente habia aparecido de la nada frente a mi persona, me indicaba que quedaban tan solo diez minutos para que la tumba se cerrase en su totalidad. Tal vez era una trampa o una especie de profecia o quizas mis sentidos se habian mermado ante la falta de oxigeno y el sofocante calor. No lo queria saber, yo tenia un plan y lo llevaria a cabo – Cubrios – Dije al tiempo que con descaro agarraba con fuerza a Kim y apuntaba en direccion al tabique mas cercano y solido.

- Bombarda máxima – El potente estruendo resonó en todo el lugar – El camino así sera mucho mas relajado, espero…..

[Lyra Katara Selwyn]

Me di cuenta conforme avanzabamos que no estabamos siendo discretos con el ruido que haciamos, alertando al enemigo de que nos acercábamos. Tenía que proteger más el camino, por lo que pensé en activar el Anillo de Salvaguarda contra oídos indiscretos, senti la energía del anillo recorriendo mi cuerpo, con eso estaríamos protegidos los tres, al menos respecto a lo que conversaramos en el trayecto, bloqueando cualquier sonido que hicierámos.

 

Active el anillo de escucha para estar alerta a los ruidos que hicieran los atacantes, que al parecer eran muchos.

 

-Entonces estamos en un peligro demasiado grande, Pik, porque no deja de avisar que el peligro se acerca. Espera, escuchó ruidos.- Comenté.

 

Efectivamente. Pik apenas había empezado a preguntar ¿que es? cuando varios seres empezaron a atacarnos. Afortunadamente estaba atenta al peligro, por lo que realice el hechizo,pensé de inmediato en un Salvaguardia mágica. De inmediato me volvi intangible, era una senación extraña pero efectiva y seguia teniendo mis cosas conmigo. Fue una fortuna hacer uso de ese hechizo porque un inferi me traspaso en ese momento, de lo contrario me habría matado sin remedio.

 

-¡Un inferi! Genial.- Seguramente a mis compañeros les parecería raro ese comentario, por lo que me encogí de hombros.-Nunca había visto uno, ¿ustedes si?

 

Vi como unas manos del tamaño de donde habían salido para ayudar a Pik, pero no se me hizo extraño, pensé que los podía usar debido a la magia de la Universidad, ya que estabamos en clase todavía, independientemente de que no fuera un salón de clases. Suspire, en ese curso me había sentido demasido limitada entre el hecho de no recordar bien los duelos puesto que desde hace años no tomaba mi varita para ese fin y con el hecho de que los hechizos de que disponía eran demasiado limitados para peligros como esos.

 

Me limite a mover la cabeza negativamente mientras me dedicaba a realizar uno que otro incendio.

 

-¿Saben? En momentos como este me gustaría poder hacer unfuego maldito.

Al inferi aunque le mande sectusempras dudo que les haga nada.- Les comenté a los dos, mientras sonreia. Afortunadamente no tenía heridas, había reaccionado a tiempo ante el ataque del primer inferi. -Ya nos dirá en el camino si fue idea suya, tenemos que encontrar a Neferti, bueno, su tumba para poder salir de aquí, ¿no creen?

 

Ya habíamos perdido tiempo con los inferi y definitivamente no pensaba llevarme uno de esos a casa, como colección. Era demasiado horribles.

 

-Aunque supongo que si llegamos una zona con tanta protección vamos por el camino correcto. De todas formas, gracias al anillo de escucha, me llegaron más voces de quel pasillo.- Señale el de la izquierda.-A lo mejor son guardias. No creo que una tumba tan valiosa la dejen desprotegida a pesar de todas las trampas que haya en el camino.

[Felicity]

Felicity recuperó el aliento poco a poco y la valentía apareció de nuevo en su interior, como si nunca se hubiera ido. Pronto olvidó la criatura falsa para pensar en su objetivo: encontrar esa Reina egipcia. Creía recordar que el faraón Tuthankamon había dispuesto muchas defensas mágicas en su pirámide para evitar robos. Aún así, sabía que el hallazgo de su tumba dejó al descubierto un gran tesoro, tal vez porque las defensas mágicas habían funcionado todo aquel tiempo. Qué tipo de magia oscura habrían diseñado para mantener impoluto el descanso eterno del faraón. Los sacerdotes del Antiguo Egipto eran muy famosos por su magia potente. Pero ella era una mortífaga de rango Mago Oscuro y no se dejaba intimidar tan fácilmente. Quería salir de allá cuanto antes, así qque tenía que darse prisa.

 

Como si le hubiera leído el pensamiento, un siseo, más bien como si algo o alguien rascara en las paredes cercanas, pareció llegar por delante de su persona. Felicity movió su pelo castaño al estirar los músculos del cuello, preparada para lo que surgiera de la oscuridad. Cerca, muy cerca, sonó el ruido de una explosión que la alertó; algún o algunos compañeros estaban en problemas.

 

Pero no serían diferentes a los suyos, delante de ella se había materializado un temible alacrán gigantesco, al menos dos veces su tamaño. La banshee seno sonrió de forma despectiva. Eso iba a detenerla, ahora que estaba tan cerca?? Tras la criatura, un hueco pintado en un color dorado brillante daba una luz irreal a aquel espacio. Dentro, dos momias petrificadas guardaban un sarcófago. Ella no entendía de las costumbres egipcias y nunca le había dedicado ni unos minutos al estudio de esa cultura muerta, pero, si no iba errada, aquella era la tumba de una mujer. Sonrió y se aplicó un Sonorus en el cuello, para que su voz fuera escuchada:

 

- La he encontrado!! Está aquí!!

 

Tal vez no debiera haber gritado con tanta fuerza. El alacrán avanzóhacia ella en una carrera infernal. Por detrás, las dos momias iniciaron un movimiento lento en su dirección.

 

- En serio???

 

Felicity no se podía creer que solo hubieran puesto esas dos burdas defensas frente a al tumba de la Reina.con la seguridad de quien sabe lo que hace, pensó ene l hechizo no verbal deLibro de Aprendiz de Brujo. Sería una bestia enorme, pero de poca categoría, así que con el Orbis Bestiarium consiguió que un anillo dorado envolviera al animal y la obedeciera. El alacrán giró sobre si misma y atacó las momias que avanzaban, cual película terrorífica de los desdichados muggles. Ello le producía más risa que miedo. A pesar de encontrarlo sencillo, sabía que el Orbis no duraba mucho. Una de las momias estaba siendo pisoteada por el animal y la otra enganchada a su aguijón.

 

- Tres en uno - dijo con la hilaridad propia de quien se sabe a salvo. - Fuego Maldito.

 

La rubia banshee no corría riesgo de que alguien la viera y/o la denunciara por usar una invocación de su rango en el bando mortífago. Una llamarada con forma de serpiente alcanzó a la bestia y a las dos momias. Las vendas antiguas y la grasa con que habían sido pegadas a los cadáveres de los siervos de la Reina, ardieron como tras, envolviendo al instante a las gres figuras.

 

A pesar del odioso hedor, Felicity alcanzó aquella habitación y verificoó que había cumplido la misión. Pensó en las palabras de su compañero de bando. Zack había dicho que los Uzza quería noticias positivas, no había mencionado que tuvieran que sacar el cadáver de la Cámara. Así, usó esta vez un efecto que marcara en la pared el lugar exacto de la tumba.

 

- Flagrate.

 

Una línea roja brilló en forma de flecha, di ujada por su varita, en el lugar donde las dos momias y el alacrán eran consumidos por el fuego. Se veía bien y podría ser encontrado más tarde por cualquier interesado, fueran los Uzza, los maestros o alguien enviados por ellos. Ahora solo cabía correr y deshacer el camino para salir de allá antes que se cerrara la puerta.

 

Salió del lugar, pero antes hizo algo que el orgullo le pudo antes que la seguridad. Si se sabía que había sido encontrada la tumba de la Reina Nefertari quería que se supiera que había sido un mortífago. Por ello, antes de abandonar la pirámide, invocó el rayo de su bando, para que todos la temieran:

 

-Morsmordre!!!

[Lisa Weasley Delacour]

La súbita explosión pareció dejar en shock a los presentes, tanto a mi compañero como a los dos alumnos. Una curiosa sonrisa se hizo dueña de mi pálido rostro. ¿De verdad y después de todo se habían asustado por aquello? Seria, como poco, muy patético que hubiese sido así. Omití comentarios y me enfrente a la oscuridad que salia de la brecha. Luego y si eso, cuando los viese por la calle, les recordaría aquel incidente para que asumiesen lo que otros sentían cuando un mortifago destruía su hogar o a su familia.

El pedazo de agujero que se había abierto en la pared era suficiente para poder pasar al otro lado y así, como era obvio, recortar un poco del camino que aun nos quedaba. ¿A cuanta profundidad esta esa santa momia? ¿Lograríamos hallarla antes de quedar encerrados? Contaba en mi haber con la ayuda de grandes magos, est****os y egocéntricos si, pero con un poder tan alto como el mio. Unidos como estábamos, por una causa común, debíamos, por lógica vaya, ser imparables. Traspase la arenisca pulida y me centre en lo que los amuletos me decían.

El anillo que nos avisaba de peligros iba a explotar, estaba rojo, casi incandescente y no era para menos. El pasadizo era mas largo que el anterior en el que había estado y con mas defensas; momias cadavéricas envueltas en corpiños de oro, lobos negros de un tamaño muy superior al normal y un lazo del diablo que balanceaba sus ramas en nuestra dirección. ¿Había algo bueno en aquel asunto? Debía considerar todas las posibilidades, a fin de cuentas todos allí dentro eran mi responsabilidad. Ni lo pensé, levante mi arma mágica en dirección a ellos, pero un grito nos desconcertó a todos.

La voz de Felicity resonó en el laberinto como si a mi lado estuviese y parecía que era realmente así. Las fuerzas de Tutankamon no avanzaron hacia mi, si no que se retiraron por un pasillo adyacente, seguramente en busca de la fémina que había profanado su tumba. Yo, como había hecho segundos antes, enfoque mi fuerza en crear otro conjuro del mismo nivel – Bombarda Máxima – Creando un derrumbe desproporcionado a mi lado y una entrada a la cámara acorazada de la tal Nefertiti, donde ya la Malfoy luchaba con sus defensas.

- Silencius – Justo en el momento exacto, mi efecto dio de lleno en el pecho de la chica, aquella a la que antes habia considerado una hermana, anulandole la capacidad de hablar y por supuesto de apropiarse del descubrimiento. Mi avance habia sido cubierto por el polvo, a sus espaldas y con el silencio que caracterizaba a un ser de la noche. Había sido prácticamente una sorpresa para ella e incluso para dos inferis mas que ya se acercaban a por nosotras – No somos vándalos señorita, ademas de que debemos comprobar que esta en lo cierto.

Editado 19 de Enero del 2016 por Lisa Weasley Delacour

[Zack Ivashkov]

—Al fin alguien que se preocupe por mí— Comentó haciendo referencia a la amabilidad de Pik por ofrecerle una botella de agua, que Zack no dudó en tomar y vaciar casi la totalidad del líquido en su garganta. El envase se volvió a llenar mágicamente, y tomó un nuevo trago, esta vez menos que el anterior.

El líquido le otorgó cierta vitalidad al vampiro, aunque dentro de poco su cuerpo demandaría la necesidad de sangre, su verdadero alimento, el que le garantizaba su bienestar. Pasó una mano por su cabello castaño procurando apartar algunos alargados mechones de su frente sudorosa, la cual luego secó con la misma tela de su camisa. Si pasaba un rato más en ese lugar comenzaría a desesperarse.

Al instante siguiente, el anillo le alertó, con un ligero ardor, del peligro inminente que se aproximaba. Se detuvo en seco intercambiando miradas con sus acompañantes, esperando el ataque de lo que fuera que les obstaculizaría el camino ahora. El primero en ser dominado resultó siendo Pik, por unas manos que se fijaron en el cuello además de hacerlo caer al suelo perdiendo así su varita.

—Salvaguarda Mágica — Por su mente pasó aquél hechizo, logrando que todo su cuerpo se desvaneciera un corto periodo de tiempo, el suficiente como para que el inferí que osó acercarse a él con claras intenciones de matarlo, siguiera de largo chocando contra la pared arenosa. —Fuego Negro— Murmuró esta vez invocando una esfera de fuego que se posó tal cual corona sobre la cabeza del inferi, consumiéndolo en llamas hasta dejarlo vuelto cenizas mezcladas entre tanto polvo. —Tengan cuidado, chicos — Su advertencia llegó bastante tarde.

Lyra ya se había deshecho de su atacante, afortunadamente, mientras que el otro Ángel Caído ya había recuperado su varita también, gracias a la asistencia de unas manos fantasmales que debió haber invocado él mismo. Zack también pudo dedicarse a conjurar algo más fuerte y acabar con los tres “zombies” de una vez, pero prefirió hacer uso del nuevo hechizo que acogería en su amplio catálogo.

—Pero claro que habíamos visto uno, Lyra. Tu sabes muy bien quienes los crean — Su pregunta había sido más bien en tono de broma. Era más que obvio que los altos rangos Mortífagos habían cruzado alguna vez con un inferi. Al terminar de hablar, Pik se acercó al otro hombre cuestionando si él había sido el responsable, por supuesto que lo era. —Hablaremos todo lo que quieras, pero sácame de aquí — Pidió casi en tono de súplica. El calor no terminaba de irse, y ya el sudor comenzaba a consumirlo.

Lisa realizó una aparición un tanto inusual al momento en que el trío se disponía seguir avanzando. Atravesó una pared con el hechizo que ya todos habían adoptado como nuevo conocimiento, gracias a Voldemort les había ido bien aprendiendo a utilizarlo. Junto a ella, también se materializó un reloj que parecía indicar quedaba poco tiempo para algo. Pero ¿para qué?

—La puerta. ¡Maldición! — Exclamó recordando que la entrada se cerraría y quedarían ahí quién sabe hasta cuándo, debían darse prisa. Para ese entonces el primer bombarda de Lisa sonó destruyendo por completo la pared frente a ellos, el sonido acompañó los gritos de Felicity indicando que había encontrado el sarcófago de Nefertiti. Y el segundo bombarda llegó, por parte de la misma bruja, esta vez derrumbando la pared de un costado quedando así directamente en la cámara del hallazgo.

No es que le importara mucho esa historia, para ese punto del día ya estaba deseando salir de ese lugar. La noche llegaría en un par de minutos y él lo único que quería era abandonar cuanto antes la pirámide.

—¿Alguien tiene conocimiento de este idioma? —Preguntó al tiempo que se acercaba a leer la extraña escritura, que por obvias razones no le resultaba familiar. —Lisa, chequea que sea ella y nos vamos, tampoco lo vamos a abrir — comentó haciendo referencia al sarcófago. Debían quedarles cinco minutos, para correr hasta la salida y evitar quedar encerrados.

[Tauro M.]

—Tengo ganas de morderte —

La frase de la Atkins llegó como metal hirviendo al cuerpo de la Crouchs, superando con creces el calor que hacía en aquel lugar y es que esta era una sensación que la superaba por sí sola. No fue sino que escuchara la palabra ''morder'' cuando de inmediato su cuello se estiró ofreciéndose en bandeja de plata para que la mujer hiciera cuanto quisiese con el, casi sin importarle quién estuviera a su alrededor.

— ¿Justo ahora? Me parece que vi un lugar por... —ya estaba tomándola de la mano para indicarle hacia donde tenían que ir, pero la llegada de una nueva alumna los alertó a todos y su plan de escaparse sin ser vistas se derrumbó, además de que por fin les decían el motivo por el cual estaban allí y a decir verdad le resultaba un poco interesante; si allí se encontraba enterrada la madre de Tutankamon quería saberlo y sobre todo, necesitaba saber si de verdad era tan poderosa como decían.

— No te molesta que lo dejemos para más tarde, ¿cierto? —le dijo en una disculpa a Leah, recibiendo de mala gana el agua que Lisa les entregaba y la muy est****a mujer se había aprovechado para dejar ciega a su novia —La mataré cuando todo esto termine, lo prometo.

El grupo se había separado y cada uno decidió qué camino tomar. Algunos se marcharon con Lisa y otros con Zack, dejando un único camino sin transitar.

— Por aquí — no sabía qué les aguardaría al otro lado, ni el peligro que suponía estar en ese territorio prohibido, donde seguro todos ellos eran aborrecidos. Si esa era la manera en que los guerreros Uzzas querían poner a prueba sus habilidades enfrentaría cualquier cosa, pero esperaba que al final del día aprendiera algo más que atravesar las paredes y hablar con los animales, que aunque fuese muy útil, tampoco la deslumbraba.

Con todos sus anillos y amuletos puestos en su cuello y algunos en sus manos, Tauro pensó que debía existir un mejor modo de transportarlos todos ellos, pues a simple vista parecían una tienda ambulante que vendía artículos de dudosa procedencia, pero ya pensaría en eso luego de haber llegado a la Sala Principal.

— ¿Lista? —preguntó a Leah, con el Anillo Detector de Enemigos y el Amuleto de la Curación activos.