Íncubos y Súcubos (MM B: 84760)

[Zoella Triviani]

- Si salvarme, se que Candela no tiene buena fama pero de alguna u otra manera cuidó de mi por algunos años... hasta que se fue con su hija dejándome a mi merced otra vez pero con un techo al menos. Sí me crees o no, en realidad me da igual - Respondí en un susurro, reviviendo el amargo recuerdo de mi pasado que me atormentaba cada noche. Tomando un largo trago de la bebida incolora que me pusieron en frente, levanto lentamente mis ojos para conectar con los verde de la rubia a mi lado. Sintiendo un escalofrió por el semblante que tenía al nombrar a Candela aparto la mirada a mi vaso otra vez, intentando buscar algo entretenido en él.

 

Tomando compostura después de unos cuantos segundos, posiciono mis brazos sobre la barra volteando mi cabeza en dirección a mi acompañante - Entonces, ¿Donde te estás quedando? Me dijeron que esté hotel tiene buenas habitaciones - Le digo, tratando de mantener seguridad sobre la pequeña mentira dicha respecto a las habitaciones; mi ignorancia por desconocerlas era grande. Está situación no estaba tomando un buen camino, en algún momento todo se saldrá de control si no me largo de aquí.

 

Miles de recuerdos de mi infancia, con aquella menuda niña de cabello casi blanco vienen a mi mente, deseaba con todas mis fuerzas alejar esos pensamientos pero seguían pasando como si de una película se tratase. Masajeandome la sien, sentía una pequeña jaqueca acercare, levantando la mano hacia el bartender que se acerca - Deme un trago doble, por favor - Hablo después del pequeño silencio que se formó entre nosotras. Llevándome el vaso y tomando todo su contenido siento el alcohol arder por todo mi tracto digestivo llevándose una mueca de mi parte.

 

Necesitaba de algo más fuerte, está noche se estaba poniendo de los más rara. Tenía que aguantar un poco más si no quería ser descortés.... Al demonio todo, necesitaba irme de aquí, aquello no me gustaba, la rubia estaba tomando una actitud bastante misteriosa de la cual no me fiaba del todo.

 

Sobresaltándome por la actitud de ella, la veo levantarse y murmurar algo para después salir casi corriendo en dirección a quien sabe donde. Aprovechando ese momento me levanto, tomo mis cosas y dejando algunos galeones bajo los vasos me dirijo precipitadamente a la salida, rumbo a cualquier lugar que me alejé de aquí.

 

Ya en la calle, tomando unas cuantas bocanadas de aire, calmando mi nerviosismo me desaparezco por las ahora oscuras calles del Diagón

[pandora dyonel]

@@Leandro Malfoy bien elije que quieres hacer ....me riendo pícara mente lo mire una recamara de primera clase lo guie a donde era nuestra habitación

Te gustaría que.... sofi tiene mucho que dar aqui

[Leandro Malfoy]

Estaba entendiendo mal o su amante le estaba ofreciendo un trío.

 

Luego de salir de aquella pastelería, los magos siguiendo caminando por Ottery y sin muchos miramientos llegaron a un hotel *nada mal* pensó Ele para sí cuando Patricia le señaló el lugar y se abrieron paso hacia el escritorio que rodeaba al encargado del hotel.

 

-Buenas noches, una suite de clase uno, por favor- pidió el castaño y seguidamente empezó a firmar y pagar por la noche.

 

Luego de pocos minutos ya estaba con la mujer en su cuarto y un vaso de vodka, no podía pedir más...o tal vez si pero sabía que era imposible, sin embargo no dejó que la mente le jugara sucio y se limitó a responder a la ojiazul.

 

- ¿Qué quiero hacerte? Eso suena muy retorcido, mejor pregunta que haremos- vació de un trago su vaso y se acercó a la mujer, besó su cuello y luego una cosa llevó a otra hasta que ambos quedaron exhaustos envueltos sólo en la sabana de seda roja y su olor impregnado una vez más en una alcoba que no era suya.

[pandora dyonel]

Poco a poco recorri su cuerpo mis dedos bailaban canciones prohibidas cada beso era un escalón al cielo de las maravillas sentir aquella sensación de placeres y lujuria frenesí total cabe dudar que seria la noche jamas pensada

 

Inale @@Leandro Malfoy me gusta mucho como toca todo de mi esa propuesta tan retorsida era de esperarse tenía que haber mas para ser una noche

[Tauro M.]

La ausencia de su hermana había llevado a Tauro a una profunda depresión, decidida a que la tristeza la consumiera se aisló completamente del mundo mágico, cortando todo tipo de comunicación con cualquiera que la conociera, ella simplemente quería dejar de existir, quería desaparecer y entregarse de una buena vez al demonio que siempre había querido matarla, pero eran tantos los recuerdos que tenía sobre Lyra que la esperanza de reencontrarse con ella era lo que la mantenía viva. Ni bien puso un pie dentro del local y de inmediato el eco de viejas conversaciones, risas y bromas inundaron el lugar, era como si en cada rincón hubiese un pedacito de su hermana.

— Lyra... —murmuró con voz entrecortada. Habían pasado varios meses y el dolor seguía sintiéndose como reciente. ¿A dónde había ido? ¿Quién se la había llevado? Era como si todos se hubiesen olvidado de ella, todos menos Tauro. La rabia se apoderó de ella de repente y haciendo uso de su magia hizo estallar varias copas de vino que reposaban en la mesa del bar. Era todo muy injusto, todos decían que era normal que se ausentara, no era la primera vez, pero muy dentro sabía que esta vez no volvería. Caminó hacia el bar, tomó una botella entera de vino y se encaminó escaleras arriba hacia una de las habitaciones.

—Lyra, Lyra... ¿Dónde estás? —le preguntó a la nada, ingiriendo una gran cantidad de vino en un solo trago. Las lágrimas cayeron silenciosas por su rostro, ni ella misma era consiente de que estaba llorando. Subió dos pisos más y entró por la primera puerta que encontró a su paso. Incúbos siempre se había caracterizado por los lujos de sus habitaciones, pero ese día todo se veía sin color, gris, falto de vida. Arrastró sus pies hasta la cama, sentándose en el borde donde volvió a darle otro gran sorbo a su botella. Se tiró de espaldas y de nuevo empezó a llorar. Ese día dejaría que el vino terminara por borrar su dolor, dejaría que todos los recuerdos se apoderaran de ella y se la llevaran consigo. Ese día no le importaba si no volvía a despertar, la vida era demasiado dolorosa para caminarla sola y no estaba preparada para afrontarla.

@@Lehdzay Rexdemort Xtrong

PD: no se me ha ocurrido otra manera de empezar el rol, ha sido entrar aquí y ver los roles de Lyra, por lo cual se me ha hecho imposible no recordarla.

[Lehdzay Rexdemort Xtrong]

Siempre algo o alguien me hacían regresar a aquel sitio, por más que luchara con ello y que quisiera ser una simple humana en el mundo de los muggles, la magia que habitaba en mí, me llamaba cada vez a aquel lugar.

 

Ya no había nada en absoluto, no había familia, mi viejo hogar completamente en ruinas y de casi todos sus descendientes no sabía gran cosa, la nueva gran mansión abandonada aun antes de haberla llenado de vida, no tenía nada , solo recuerdos unos muy buenos y otros tantos malos .

 

Lo que si sabía es que cuando regresaba a aquel sitio mi cuerpo se recargaba de energía, de magia y siempre algo insólito sucedía , por lo cual no me quedaba más remedio que seguir mi instinto y volver.

 

Nuevamente mis pasos resonaban por las calles de aquel callejón , mis botas puntiagudas calzaban a la perfección recordándome a cada paso memorias pasadas de mi vida. Caminé sin rumbo hasta llegar a las puertas de aquel majestuoso lugar incubo y sucubos , algo en mi interior me decía que era ahí donde debía alojarme.

 

Al entrar el lugar era más que hermosos y al llegar a la recepción pude percatarme del nombre de una de sus creadoras que brillaba como ningún otro “Taurogirl Lavigne” . Un suspiro broto de mis labios seguido de una enorme sonrisa y rápidas palpitaciones en mi pecho.

 

Esa mujer era.. mi sueño , mi musa, la Demonia que sacaba descontrolaba todo mi ser y sacaba aquella parte oculta de mi persona . siempre lo había dicho mi alma se dividía en dos y para cada una de esas partes existía el demonio y la demonia perfecta, que pudiera lograr unir mi alma en una sola. Y esa demonia era ella.

 

Mucho tiempo había pasado sin saber de ella , pero segura estaba y mas en ese momento que mis sentimientos seguían intactos .. aguardando … si no fuese así , no podría darle explicación a lo que estaba sintiendo solo por leer su nombre .

 

Inmediatamente solicite una habitación de lujo, y escribí mi nombre con letras grandes en el libro de huéspedes, esperando que si ella iba se diera cuenta de que estaba ahí. Nerviosa y con el poco equipaje que llevaba en mano , subí hasta mi habitación, la cual parecía que había sido decorada a mi entero gusto , aventando la valija a un lado me recosté en la mullida cama , intentando controlar mi respiración, hasta caer en un profundo sueño.

 

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Editado 16 de Mayo del 2018 por Lehdzay Rexdemort Xtrong

[Tauro M.]

¿Cuantos minutos habían pasado? ¿O habían sido horas? El dolor de cabeza era tan intenso que no le quedó de otra más que despertarse, tomó la jarra de agua que estaba sobre la mesita de noche y se la acabó en tres sorbos. Seguía sedienta y por algún motivo recuperó el apetito que hacia días la había abandonado. Sin embargo, no se sentía capaz de levantarse, porque si lo hacía temía que fuese a caerse y golpearse la cabeza. Maldijo por lo bajo, jamás volvería a beber de esa manera, a menos que de verdad no quisiera volver a despertar.

 

Pasó por lo menos una hora para que se sintiera con fuerzas para ir al baño y darse una ducha, el agua fría lograría devolverle la lucidez para volver a valerse por sí misma. Aquella fue la ducha más larga de su vida y no salió hasta que la última espuma de la bañera hubiese desaparecido. Envolvió la toalla alrededor de su cuerpo desnudo, dispuesta a colocarse la misma ropa del día anterior, cuando entonces escuchó un ruido de maletas arrastrándose por el suelo, seguido del suave sonido de una puerta cerrándose y Tauro tenía esta claridad porque todo estaba ocurriendo en la habitación al lado de la suya.

 

«¿Huéspedes?»

 

Estaba casi segura de haber puesto el cartel de ''cerrado'' y aun así alguien había tenido la osadía de entrar. En otra ocasión no le habría importado, después de todo eso era un hotel, pero ese día en especial no quería ni esperaba la compañía de nadie, por lo que sin reparar en el hecho de que aun seguía en toalla, Tauro salió de su habitación para pedirle amablemente al inquilino o inquilina que se retirase.

 

— ¿Señor? ¿Señora? —llamó con voz fuerte. Nadie respondió. La puerta estaba sin seguro, dudó un minuto si debía o no entrar, pero como seguía sin recibir respuesta se tomó el atrevimiento de hacerlo. — ¿Señora? —volvió a llamar desde la entrada, esta vez segura de que se trataba de una mujer que dormía profundamente. Movida por la curiosidad, se acercó para poder verle el rostro, pensando que tal vez podía conocerla y de ser así sería más fácil pedirle que se fuera. Se detuvo a pocos centímetros de su rostro y cuando descubrió de quién se trataba retrocedió.

 

— Ledh... —las palabras se quedaron atoradas en su garganta, incapaz de pronunciar su nombre completo cedió ante el impulso de alargar su mano para acariciar su rostro y así comprobar de que no se trataba de un espejismo. Evidentemente no lo era —Realmente estás aquí —dijo con la voz quebrantada. Debió haber hablado fuerte, porque el cuerpo que yacía casi que inerte se movió.

[Lehdzay Rexdemort Xtrong]

"Es hora que te marches, jamás debiste de haber regresado"
-hasta cuando creerás que puedes decirme que hacer y que no,volveré siempre que exista alguien en este lugar que me importe.

 

Las palabras de la bruja se cortaron, poco después de haber sido impactada al parecer por un hechizo. Mucho tiempo había pasado desde su último duelo que le fue difícil reaccionar ante aquel impacto.Tendida en el suelo sintió una suave caricia que poco a poco le devolvía la vida y el aliento, entreabriendo sus ojos pudo percatarse de una hermosa figura brillante . En aquel momento podría creer que se trataba de el patronus de alguien. Una voz muy familiar le hablaba, intentando volverla en si"

 

De pronto sentí todo aquello tan real que No podría abrir los ojos , no quería saber que todo era sólo un sueño.
Tal vez hubiese deseado eliminar esa parte en que no tenía nada en ese mágico mundo ... Pero no quería abrir los ojos y no sentir esa calidez y esa hermosa voz hablándome .

 

Me moví un poco intentando descubrir que estaba despierta, que lo que sentía era real. Sin abrir los ojos extendí mis brazos buscando un rostro. Lo delinee perfectamente con las huellas de mis dedos, pasando uno por uno por sus labios y sus ojos, pidiéndole con una seña en sus labios que no emitiera sonido alguno, asegurándome que con ello mi memoria estuviese 100% segura de quien se trataba.

 

Entonces supe que era ella.. aún sin ver la luz , sólo con la imagen que mi memoria me proporcionaba , continúe bajando mis manos hasta su cintura sentandome frente a ella hasta sentir su aliento junto al mio.

Me aproxime lentamente,mordiendo sus labios suave y delicadamente alternandolos, llenandome de su aliento y de esa sensacion.

Si eso era un sueño o no finalmente había hecho algo que había deseado muchísimos años atras, mi corazón palpitaba fuertemente y la necesidad de saber que era lo que estaba sucediendo me hicieron abrazarla , escondiendo mi rostro tras su nuca, decidida a abrir los ojos.

Abrí los ojos temerosa, suspirando aún por lo que acababa de pasar , y antes de poderme despegar de ella , pude articular un par de palabras...

-Tauro hermosa dime que eres tú

Editado 21 de Mayo del 2018 por Lehdzay Rexdemort Xtrong

[Sophie M.]

La oscuridad es absoluta. Escucho mi corazón palpitar con furia, reverbera en mi pecho. Parpadeo verificando que mis ojos estén abiertos y aun así no puedo ver nada.

 

Agudizo el oído al tiempo que busco una varita que no está en mi bolsillo, no la tengo conmigo; inmóvil y alerta no me atrevo a dar un paso que podría ser en falso. Agua parece gotear a mi izquierda, un fuego crepita a la derecha; aun así, son mis latidos los que predominan.

 

En el aire se respira ceniza entremezclada con humedad y un aroma muy conocido que no logro ubicar.

 

Doy un paso, estoy desarmada e incapaz de ver nada, respiro profundo y lo arriesgo todo. De pronto las antorchas se encienden al mismo tiempo, encandilan mi mirada. Reconozco que se anula el hechizo obscuro que me tenía cegada. Por instinto me cubro con el antebrazo más mi cabeza y cuerpo gira en busca de alguna señal de peligro.

 

Nada, estoy sola en una cueva de techo muy alto con estalactitas por las que se filtra agua cristalina.

 

La sala no ha terminado de cambiar, las paredes se van recubriendo solas de cientos de espejos de todos los tamaños y cortes, hasta del techo cuelgan algunos, se recubren todas las cavidades. Una bóveda de espejos, hasta el suelo comienza a cambiar, me obliga a moverme al centro. Donde mi varita se encuentra en un pedestal. Una nota adjunta en la que reconozco mi letra.

 

“Recordar es fácil para el que tiene memoria. Olvidar es difícil para quien tiene corazón.”

 

Sonrío y apunto al techo. Finalmente, el escenario perfecto para mi deseo retorcido, hecho casi una obsesión…

 

Sonrío y no lo pienso dos veces, apretó la varita, pero es un hechizo verbal. Y aunque lo susurro hace eco en la ahora bien iluminada bóveda gracias a la reflexión de la luz.

 

– Obivliate.

 

No importa a donde apunte y por un momento es fascinante ver el rayo rebotar, hasta que inevitablemente me alcanza.

 

___

 

Abro los ojos, no sé si es de día o de noche. Tampoco es que importe, me regocijo por un momento en aquello que soñaba, con tanta viveza que me preguntaba si era más bien un recuerdo, aunque fuese imposible, pues implicaría que el hechizo no había logrado su objetivo.

 

Salgo de la cama, increíblemente descansada para los tantos sueños de aquella siesta, últimamente me perseguían y sobretodo, últimamente se sentían más como pesadillas. Nada a lo que no estuviera acostumbrada para aquellos días, ya no me levantaba sobresaltada, ni siquiera me distraían de mi rutina.

 

Me toma escasos minutos vestirme, tan acostumbrada al maquillaje delineando mis ojos con negro, los labios con un rojo oscuro y un vestido azul turquesa oscuro, casual y de un corte simple ceñido al cuerpo, los tacones negros como mi cabello largo hasta la cintura, suelto como acostumbraba. Había algo satisfactorio en seguir cuidando las apariencias.

 

Hay escasos huéspedes en el hotel, lo que representa la ventaja de tener poco o nada que hacer y el tedio por el mismo motivo, pero me gusta mucho el bar, después de todo la música y el alcohol hacían buenos compañeros.

 

Bajo las gradas, la habitación de Lilith está cerrada más no en silencio, aquello me pone de mejor humor; al menos alguien la pasa bien allí, aunque dudaba que aquel muggle saliera de ese lugar deseando haber nacido, pero era más cierto que tampoco recordaría nada de lo que aquella súcubo le haría.

 

Sonidos llegan a mi desde el vestíbulo, bajo interesada, los tacones marcan mis pasos. Al menos eso implicaría que tendría algo que hacer pensando que serían clientes.

 

Poco sabía lo equivocada que estaba. La mujer estaba tras la recepción.

 

-¿Tú? – pregunto, la voz me sale irónicamente fuerte para lo lívida que estaba. Nadie la acompañaba.

 

¿Cuántos años habían pasado desde que fuimos tres en aquel Hotel? Lugo fuimos dos y aun así eran demasiados años para siquiera llevar la cuenta. Es un caótico encuentro de emociones, todas igual de fuertes.

 

No encuentro que decir, quizá porque es mucho lo que hay que decir al mismo tiempo que nada.

 

La observo y ella a mí por aquel un segundo inefable, pero sobretodo interminable.

 

 

 

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[Tauro M.]

Era momento de hacer una limpieza al bar que se encontraba en el primer piso. A falta de duendes sí o sí Daphne, Sophie o ella tenían que hacerse cargo de todo lo que tuviera que ver con el hotel, llevándolas a situaciones donde tenían que tratar con todo tipo de clientes y enfrentarse a situaciones especialmente bochornosas de las que prefería olvidarse. Así mismo, Tauro había sido testigo de aventuras que jamás debían ser del dominio pública y esa era una de las ventajas del hotel, que cualquier cosa que pasara dentro de las instalaciones, nadie en el exterior se enteraría nunca de ellas.

Los pasos de alguien acercándose le indicaron que de nuevo tendría que complacer el capricho de algún cliente. Dejó de acomodar las botellas vacías de ron y se dispuso a mantener la conversación lo más corta posible para volver a sus deberes. Se dio media vuelta para abordar al inquilino y en lugar de encontrar a un desconocido, la vio a ella.

— ¿Tú? —la escuchó decir. Enarcó una ceja.

«Vaya bienvenida»

— ¿Acaso esperabas encontrar a alguien más? —replicó con ironía, observándola detrás de la barra. Sostuvo la mirada el mismo tiempo que ella, guardándose la mayoría de las palabras que en ese momento no lograrían expresar lo que realmente sentía. ¿Por qué habían dejado de hablarse? ¿Por qué permitieron que terceros las llevaran a alejarse cuando habían sido tan cercanas?

— ¿Cómo estás? —preguntó finalmente, suavizando el tono de su voz, volviendo a ser la Tauro cariñosa que solo afloraba cuando estaba con ella. Quería preguntarle tantas cosas, si aún seguía casada, por ejemplo, si era feliz con ella y ese sería el pensamiento más egoísta y a la vez más altruista que tendría respecto a esa situación en específico.

 

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