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Libro de la Fortaleza — Grupo 2


Jank Dayne
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Ya le estaba tomando gusto a eso de las clases de habilidades, conocimientos y magias guerreras dentro de la Universidad. Saltaba de un lado a otro cual liebre, olisqueando el ambiente que le rodeaba detectando un trozo de pergamino que se mecía suavemente al ser rozado por el viento —Los deberes nunca terminan… ajustando su capa de viaje tomaba el libro de la fortaleza que reposaba sobre el césped —Ha llegado la hora… enfundando su katana en su espalda sintió el frio metal erizar su blanquecina piel —No me esperen… comentó a los elfos que estaban acicalando el jardín. Entornando sus ojos y sus pasos hacia la salida de la Mansión Malfoy, echaría de menos la convivencia con sus hijos y su esposo. Pero el deber era el deber ante todo.

 

Cruzando la verja desapareció rumbo a la Universidad, dejándose llevar por sus instintos. Era sencillo para ella ubicarse dentro de un terreno, conocer los desafíos que el mismo presentaba ante los extraños visitantes y los moradores que pasaban tiempo de ese sitio —Parece mi tercer hogar… terciando una media sonrisa escucho un ruido que la alerto en el acto. Parecía que la travesía estaba dando comienzo obligándola apresurar el paso sin lugar a dudas. Le era extraño verse rodeas por personas ajenas a su entorno cotidiano, no le agradaba la idea de tener que trabajar codo a codo con ellos.

 

—No es momento de respingar… —se reprendió con dureza —Veamos que tienen preparado… avanzando con rapidez hacia un paraje cubierto de nieve y frio invernal. Aquello le recordó su clase de Animagia, agolpándose en su cabeza las conversaciones que había tenido con Suluk Akku, recorriendo el Polo Norte de cabo a rabo. La situación en esa ocasión distaba mucho de ser una clase de habilidad mágica, ya que todo lo que le rodeaba parecía encantado de una forma especial y mitica, antigua era la palabra correcta para describir ese paraje tan especial y poco acogedor. No le molestaba el clima, ni siquiera le incomodaba el frio que se colocaba por sus dorados cabellos, solo deseaba aprender cómo usar aquel libro y tener en sus manos el conocimiento.

 

—¿Cuidado?... inquirió tajante Malfoy —Eso con que se come… inclinando ligeramente su cabeza sobre su hombro derecho, esperaba que alguno de los profesores se dejaran se secretos y comenzaran a plantear las cosas con claridad —Lo importante no es saber seguir el camino, sino recordar lo que este tiene al final para ofrecernos como recompensa… saludando con una ligera reverencia a Hades y Jank, no pudo quedarse con las ganas se soltar un poquitín de veneno. Así era ella simplemente un ser displicente que poco le importaba el resto, salvo que ese resto tuviera que ver con una parte especial e intocable de su vida.

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Nadie regresa vivo. Esto me sonaba como a una amenaza de cuando uno era niño, con cuentos de fantasías y aventuras extraordinarias muy lejos de la realidad, como siempre lo hacía la literatura, por lo que no pude evitar bufar en desacuerdo ante el comentario. Lo que buscaba no era discutir con nuestros dos guías, por supuesto que no, por lo que prefería morderme la lengua antes de comentar algo más acerca del tema.

 

- Al final de cuentas tenemos que rascarnos con nuestras propias uñas, - le comenté en voz baja a mi compañero Axel, que estaba cerca de mi - es una forma sutil de decirlo.

 

Comenzamos a caminar por aquel sitio hasta llegar a un extraño claro, escuchando los discursos de ambos magos y viendo que las pruebas apenas comenzarían. De la nada, Jank cayó al suelo y nos dio indicaciones que apenas alcancé a entender, aún cuando tenía puesto el anillo de la escucha, por lo que me preocupé por hacer algo para ayudarle.

 

- ¡Incendio! - Era lo único que se me ocurría para que aquella planta se pudiera retorcer y dejar en libertad a mi amigo, que ya estaba cubierto hasta la boca de aquella planta. Me agaché de inmediato para terminar de separarlo con la planta y estar verificando que no volviera a alcanzarnos.

 

- Con que así nos quieres enseñar, - comencé a decirle al estar a mitad de mi objetivo - poniéndote en riesgo... no estamos en una excursión de niños explorad...

 

Callé de inmediato cuando vi que esa planta comenzaba a avanzar nuevamente así que le lancé un par de incendios más para que se mantuviera a raya.

 

- Genial... - Murmuré a modo de resoplido al terminar de liberar a mi compañero de la Orden. Levanté la vista hacia Hades que se había mantenido inmóvil durante ese primer 'ataque', pero no podía pedirle nada, ya con sus palabras estaba decidiendo que todo aquello era "de vida o muerte", "un viaje sin regreso" o ese tipo de cosas tan raras.

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Suspiró.

 

Emprendiendo el camino hacia el lugar donde Hades había dicho que debían llegar para continuar, Madeleine temió por las palabras que salieron de su boca en un intento de alentar a los muchachos. Pero tenía razón, nada bueno podía suceder luego de esas palabras.

 

Ignoró su comentario, no por faltarle el respeto, simplemente para mandar algo de positivismo dentro de una cueva donde pocos salían con vida.

 

Nathan, que al parecer era un experto en herbología o algo parecido, nos advirtió de una planta muy peculiar a las orillas del camino, tenían algo parecido a unas agujas que lanzaban cuando las tocaban, afortunadamente nadie salió lastimado por aquella planta, gracias a la advertencia del chico.

 

En el claro, Jank exploraba como niño con juguete nuevo, no pensaba en lo peligroso que podía ser investigar en un área completamente desconocida, en donde podían suceder cosas inesperadas, cosas que quizás podrían afectarles a todos, cosas que podrían hacer que murieran sin importar lo poderoso que fueran.

 

Y sus malos pensamientos se hicieron realidad...

 

En medio de una frase, explicando lo que seguía, los caminos que debíamos escoger. Un lazo del diablo, lo tomo por todas partes, apresandolo rápidamente impidiendo que pudiera sacar su varita o la capacidad de defenderse. Jank no se quedaba tranquilo, así el lazo del diablo seguiría envolviéndolo hasta que dejara de respirar. Eso no era bueno para ninguno.

 

Sacó su varita un momento, lo más rápido que pudo y apunto hacia la planta.

 

- ¡Diffindo! - Comentó, impertérrito.

 

Repitió varias veces el mismo hechizo, cortando a diestra y siniestra los tentáculos de la planta, tratando de liberar a Jank. Junto con Ishaya que también se había unido al ataque en contra de la planta, incendiándola, lograron mantener a la planta ocupada para que el joven fuera liberado.

 

Pensó por un momento que era bastante imprudente y no era el único, Ishaya comenzó a decirle varias cosas, como si fuera el padre del muchacho y este hubiese hecho algo malo. Lo único que faltaba era pegarle.

 

Debían volver a la tarea que le habían asignado, debían escoger uno de los ánimos que había comentado Jank antes de ser interrumpido. Stephanus se dio cuenta de que uno de los caminos señalados, el no tan viable, tenía unas huellas más grandes, como las que decía Axel anteriormente. Tal vez debíamos ir por allí, investigar que eran esas cosas, quizás ellos defendían las auroras boreales que buscaban.

 

- Deberíamos ir por aquel lado - Dijo, señalando con el dedo anular hacia el otro lado del lazo del diablo y además, señalando las huellas - Esas huellas pueden ser una pista, yo digo que las sigamos .

 

Esperaba que el resto lo apoyaran, aunque tampoco esperaba que lo hicieran.

Editado por Stephanus

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Edmund no le temía a las alturas, por ello no dudó ni un instante en saltar al vacío.

 

Caer desde aquella altura era bastante similar a volar sobre una saeta de fuego en picada. Browsler sostenía con su mano derecha el amuleto volador mientras que la otra mano estaba ubicada en su espalda. Parecía un proyectil muggle que surcaba el cielo, pues el mago volaba con confianzuda elegancia dirigiéndose hacia la cueva que sus profesores le habían indicado. El viento gélido golpeaba su rostro con fuerza y agitaba su túnica negra pero Edmund no se inmutaba. Su rostro impertérrito parecía el de una estatua.

 

Al acercarse a la cueva, la velocidad se fue reluciendo la velocidad. Browsler recogió sus pies para colocarse en posición fetal y justo al tocar el suelo saltó para realizar un frontflip. Había sido un buen aterrizaje, aunque su túnica ahora estaba cubierta de nieve. Browsler la sacudió rápidamente y se unió al grupo que comenzaba a preguntarse que debían hacer ahora. Edmund sacudió su varita y encendió la punta de la misma con un simple hechizo para iluminar un poco. Ciertamente aquella luz no servía para iluminar tda la cueva, pero lo menos para saber por dónde debía caminar.

 

No supo quién lideraba la marcha pues no alcanzó a verlo, pero supuso que tal vez sería uno de sus profesores. El mago siguió al resto del grupo de último, pues estaba eliminando cualquier rastro que indicara que ellos habían estado allí con un encantamiento. Ya parecía estar obsesionado con la seguridad, pero en aquella ocasión era mejor evitar que alguien más supiera que ellos estaban allí.

 

Edmund avanzaba con la varita en mano. Mientras caminaba escuchaba los comentarios que hacían sus compañeros, unos molestos, otros entusiasmados. Aceptó un trago de vodka que le ofrecía Ishaya. Particularmente, él prefería el whisky, pero por educación accedió. Además, siempre le iba bien cuando tomaba algunos tragos de alcohol. Browsler notó entonces que caminaba en medio de Sally y Stephanus. La luz proveniente de su varita mostraba el rostro confianzudo de su primo y la mirada inquisitiva de Sally.

 

- Tienes un punto, vaquero –respondió al escuchar el comentario de Stephanus.

 

Justo en ese momento una estalactita cayó. Browsler movió su mano empujando a esta en el aire para irse a estrellar contra una de las paredes de la cueva. Ni siquiera había tenido que utilizar su varita.

Entonces llegaron a lo que parecía ser un claro en medio de aquella cueva oscura cuando tomaron el camino de la derecha, siguiendo a Hades. Browsler sacudió su varita para deshacerse de la luz que producía la misma. ¿De dónde provenía aquella luz? Era prácticamente imposible que por allí hubiese alguna salida. Pero al observar la nieve en el suelo y algunas plantan que Nathan había caracterizado como venenosas, se figuró que aquel lugar estaba encantado. Podría tener poderosos maldiciones y algunos hechizos de protección. Quizá también algunos guardianes ocultos.

 

Browsler observó a Jank, quien comenzaba adentrarse en el claro. Al parecer había encontrado algunas posibles salidas. Mientras hablaba, algo le detuvo. Jank comenzó a verse enredado en una planta que le resultaba extrañamente conocida. El profesor gritaba que nos fuéramos y escogiéramos otro camino. Pero él no era de la clase de personas que dejaba atrás a un compañero. Edmund blandió su varita para colaborar con Stephanus e Ishaya, quiénes ya habían comenzado a intentar sacar a Jank con vida de aquella planta, realizando algunos hechizos que conocía. Al parecer ya se encontraba libre.

 

Al estar tan ocupado ayudando a Jank, no se percató si alguien más había sido atacado por el lazo del diablo. Aquella planta era mortífera. No creía posible que la hubiesen detenido tan rápidamente ellos tres, ¿habría alguna otra en aquel claro? Ahora si estaba seguro de la magia del lugar, pues aquella luz que iluminaba no podía ser real, de lo contrario el lazo del diablo se hubiese mantenido oculto en las sombras.

 

- Está bien, avancemos –dijo, accediendo a la propuesta de Stephanus, pero luego de dos pasos se detuvo-. Espera, ¿Dónde está Sally?

 

La bruja se había perdido del alcance de su vista.

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Justo cuando pensaba que la situación no podía volverse mas irónica, uno de sus profesores, Jank, se acercó a las plantas ignorando sus advertencias y comenzó a examinarlas una por una. La soltura con la que se movía por ellas era digna de una persona que carecía de conocimientos sobre los peligros que estas suponían, y el hecho de que se encontrasen en una cueva, enviados por guerreros mágicos cuyos poderes estaban fuera del alcance de los de ellos no lo hacía sentir demasiado mejor. Contuvo la respiración mientras este se paseaba entre las mandrágoras y díctamos, hasta que finalmente ocurrió.

 

Típico. >> soltó, al ver como los tentáculos del lazo del diablo comenzaban a amarrar a Jank por todo su cuerpo.

 

Contempló estupefacto el cómo dos de sus compañeros trataban de liberar al profesor: si tuviesen un poco de conocimiento sobre herbología sabrían que los tentáculos del lazo del diablo no podían cortarse, y mucho menos ser afectados por fuego... ¿Acaso fueron a Hogwarts? >> pensó sin más, sabiendo que lo único que afectaba a aquella criatura era la radiación ultravioleta emitida por la luz solar.

 

- ¡Lumos Solem! - soltó, con su varita apuntada hacia la planta. De su varita salió expedida una fuente de luz tan intensa que el Weasley tuvo que cubrirse el rostro, mientras que la planta, al recibir el impacto de sus rayos, retrocedió agresivamente y liberó a su profesor. Nathan le tendió una mano a Jank, ayudándolo junto a los otros dos magos a levantarse.

 

Escuchó las propuestas de sus compañeros, lo más sensato era ciertamente avanzar, dado que el estar parados en el medio del claro ciertamente no contribuiría demasiado al encontrar la aurora boreal y encapsularla. Avanzó unos pasos, adelantándose a sus compañeros, cuando ocurrieron dos cosas a la vez: uno de los magos preguntó donde se encontraba Sally, una compañera de bando, y su pie comenzó a arder bajo el contacto con la nieve.

 

Más no era el ardor típico del contraste de temperaturas, si no que era un ardor que flagraba más allá de cualquier dolor que el Weasley hubiese conocido. Retiró rápidamente su bota de la nieve y observó como esta estaba chamuscada.

 

- La nieve es fuego... - soltó, para sí, más todos lo escucharon.

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- Bueno, no sé como funcione esto... - señalé el anillo salvaguarda - pero tal vez es necesario que activemos su poder antes de continuar avanzando. Esas pisadas no me dan buena espina y miren que he crecido en un hogar de puras brujas... sin ofender a las presentes, de verdad, ¡pero vivan en una casa con Sagitas Potter Blue y me entenderán!

 

Al parecer todos mis compañeros de aventura estaban con todos los sentidos alerta por lo que acaba de pasar a nuestro guía y amigo Jank, ninguno era ajeno a las batallas, a enfrentarse contra algún poder diferente al nuestro y, claro, de magia tenebrosa.

 

- ¿Qué está pasando...?

 

Había ayudado a nuestro profesor a levantarse y, en el momento en el que pensé en tener que curar las posibles heridas que tendría, uno de los amuletos comenzó a brillar. Era el de la curación. Sentí una corriente de energía fluir desde mi pecho hasta mis manos, como si los conocimientos de primeros auxilios que aprendí en la clase de conocimientos se centraran en ello, en sanar. Algo que me tomaba por sorpresa.

 

- ¿Alguien necesita una mano? Literal, creo que puedo hacer algo con estas... - Bromeé un poco hacia mis compañeros a pesar de que Nathan había expresado su inconformidad por el modo en que utilizábamos nuestros hechizos. Miré de reojo a Axel, uno de los presentes con quien más confianza tenía. - Bueno, al menos el vodka quedó a salvo de todo esto.

 

Seguía pensando en aquel amuleto, de su correcta utilización, sorprendiéndome de usarlo de una manera sencilla y el de volar me había resultado más complicado a pesar de ser de un nivel más bajo. ¿Acaso así funcionaban todos los artefactos? Si lo pensaba mucho, podría tener problemas, si confiaba en mi instinto resultaba simple, sencillo, como el usar mi varita en otro tipo de circunstancias. Después preguntaría, no era el momento.

 

¿Dónde está Sally? Giré hacia atrás para buscar los ojos de la bruja, se me había pasado por completo el prestar atención a mis compañeros de viaje. Grave error.

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De no ser por el grito de Jank, se hubiera puesto a explorar en las cuevas circundantes, o incluso se hubiera atrevido a planear hasta allá arriba, de dónde venía la luz (¿sería el cielo? ¿Algo más?). A pesar de que alcanza a gritar "¡Buena ésa, Dayne!", Madeleine, al igual de los demás, se alerta de inmediato y enarbola con fuerza su varita mágica. El lazo del diablo tiene fuertemente abrazado al guía, dando la sensación de que en algún momento se lo tragaría hasta que el cuerpo del mago se perdiera en la vegetación. Es irónico que sea él el que se meta en problemas, mas no hay tiempo para ese tipo de pensamientos, ni mucho menos en recriminaciones. En cambio, actúan.

 

Al igual que los demás, lanza varios incendio a las raíces. Nunca había prestado atención a las clases de Herbología, así que se sorprende y se decepciona al ver que el fuego no le hace ni cosquillas a las raíces. No entiendo... Es gracias a Nathan que la planta, finalmente, suelta a Jank. Madeleine escucha cómo brama "¡Lumus Solem!". Es un hechizo antiguo pero potente, cuya luz los obliga a todos a cubrirse el rostro. Por un momento, cree dejar de sentir frío. Espera que sólo sea su imaginación...

 

Cuando abre los ojos, los muchachos están liberando a Jank, y logran hacer que se levante. Afortunadamente, el lazo del diablo no tuvo oportunidad de romper sus huesos. Si bien su ropa tiene quemaduras y hay partes chamuscadas, parece estar bien, dentro de lo que cabe.

 

—Bien... la situación está controlada —suspira, sintiéndose terriblemente avergonzada, por haber actuado tan inútilmente. Se supone que ella es una bruja con experiencia, valiente, que sabe actuar en ese tipo se situación. ¿Cómo no pudo actuar correctamente frente a aquella planta? ¿Y si se hubiera tratado de algo más letal? ¿De una criatura? ¿De una persona? De momento, lo único que puede hacer, sin embargo, es agradecer que Nathan tuviera conocimientos de Herbología.

 

Cuando Unde menciona algo sobre las huellas, Madeleine recuerda el comentario del mago desconocido, el raro. Están en la nieve, sólo que ahora no está segura de cuáles son de ellos. Quizás si no me hubiera puesto a jugar en la nieve, el rastro no sería difícil se seguir, piensa, mientras examina la helada escarcha. Pares de huellas se encaminan hacia las grutas que rodean el claro, perdiéndose en la oscuridad. Sin embargo, otras... Parecen venir de varios lugares, pero todas se dirigen hacia el centro. Y entonces, parecieran desaparecer.

 

Inevitablemente, alza el rostro y la débil luz blanquecina baña su rostro.

 

—¿Por qué siempre el camino complicado? —se queja, al escuchar la sugerencia de Fined. Sin embargo, ¿qué otra opción tienen? Cualquier par de huellas es una pista, algo que seguir. Y el salir por el tragaluz, podría ser demasiado fácil. Así que se ve obligada a asentir, mostrando su apoyo a la idea del hombre— Como sea... ¿qué se supone que debemos buscar? —le pregunta a los guías, mientras saca los amuletos del Libro de la Fortaleza de su mochila, aunque tiene el presentimiento de que están improvisando. Ya que aparentemente Ishaya es capaz de usar el amuleto de curación (o activarlo por lo menos, ya que ese brillo no es normal), Madeleine supone que si lo intenta, podría lograrlo. Así que se coloca el anillo de escucha en el dedo meñique, y el detector de enemigos en el anular.

 

Pretende cerrar los ojos, esperando sentir algo diferente, mas la preocupación de sus compañeros vuelve a distraerla. Están preguntando por Sally.

 

—Oh —suelta—, pero si ella estaba justo... —dice, mas cuando asoma la cabeza hacia atrás, para contemplar el grupo, se da cuenta de que, efectivamente, no está— ¿Quizás se nos adelantó? —sugiere, aunque en aquel lugar, con tanta tensión, nadie iba a tragarse éso, ni siquiera ella misma— Seguro se quedó atrás. Pero debe estar bien. Sólo estamos nosotros acá, ¿no? —pregunta con una sonrisa, aunque su voz tiembla, y se encuentra dudando de la respuesta.

Editado por Madeleine Stark

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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Axel solo sonrió intentando evitar soltar la carcajada, en un momento su “valiente” profesor, aquel que había tomado la idea de arrojarse de un acantilado, sin temor. Se había convertido en lo que parecía un muñeco viejo de felpa, No podía negarse la escena era por demás graciosa y más cuando Ishaya empezó a regañar a Jank, después de que todos salieron a su rescate.

 

- Con que para eso sirven los anillos, y yo que pensaba que eran solo accesorios. – Pensó aun en silencio al ver como el de Ishaya se activaba, incluso con Jank, buscando su bolsa de cuero, los miro detenidamente, ahora que lo pensaba podrían ser realmente útiles, aunque eso dejara el tatuaje de sus dedos incompleto, había elegido solo colocarse el “Detector de Plagas” así como el de curación, más valía ponerse alerta, si no quería ser el tema de risas en los convivios así como lo sería Jank y su pequeño incidente con una florecita, al observar como la única mujer que se encontraba con ellos, también se ponía los anillos.

 

- También, tengo cigarros. – Susurrándole a Ishaya por debajo, antes de que este también preguntara por Sally.

 

Ahora que lo pensaba, ni si quiera había visto si ella había entrado a la cueva, estaba tan emocionado, que no le prestó atención.

 

-Lo que dice la señorita tiene sentido. – Inclinándose nuevamente para acercarse a la nieve del claro. – Sally no es nada débil, en realidad es muy fuerte, además tenemos esos anillos para escuchar, ¿Hades, Jank, estas cositas pueden servir para escuchar un grito? – Mirando fijamente la nieve, una vez que Nathan había hecho otra aclaración sobre la misma. – El libro solo dice que sirven para conversaciones, pero en esta situación… Si alguien se pierde, es capaz este anillo de escuchar a alguien ¿Aunque no conozcamos su ubicación? - Tomando el mismo cigarrillo que no pudo prender la vez pasada, y llevando la punta hacia la nieve.

 

- Había escuchado que el hielo quema, pero esto es ridículo. – Dijo sacando el cigarro y observado que ya se encontraba encendida. – Plantas que atacan, nieve que quema, huellas por doquier, y una dama perdida. – Fumando un poco, y lanzando el humo sobre su cabeza. – Es obvio que no estamos solos, eso explicaría porque dicen que nadie sale vivo de aquí. – Soltando una nueva bocanada de humo para quitarse el enorme gorro, ahora entendía porque en ese punto la temperatura había empezado a aumentar. Alguien, o algo había estado poniendo trampas para los curiosos, y eso significaba que iban por buen camino, así que el apoyaría la idea de ir por donde Stephanus había sugerido.

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El cainita observo todo aquel caos ocurrido con los lazos del diablo. Claro, jank tenía una suerte que era envidiable, solo el podría toparse con aquel tipo de plantas en un lugar así. Bufo por lo bajo mientras recorría el lugar con sus orbes negros. Ladeo la cabeza esperando que sucediera algo pero otra vez había vuelto la calma. Observo al Dayne y a los chicos que se encontraban cerca. Cerró los ojos por un segundo y volvió a utilizar el anillo de la escucha ya que se había dado cuenta que Sally se había perdido en algún lugar, al menos podría escucharla si estaba en un rango cercano.

 

El vampiro podía sentir su propia ponzoña pasar por la garganta cuando observo que un grupo de Bowtruckle dirigirse hacia los chicaos. Claro al observar cómo se defendían de los lazos del diablo supusieron que los alumnos querían dañar sus árboles por lo que fueron a atacarles directamente a los ojos con sus dedos largos y puntiagudos. Rápidamente movió la varita para defenderse de aquello si era necesario, pero ya que él no estaba cerca cuando sucedió supuso que al menos estaría libre del ataque.

 

-Cuidado hay varias cosas acercándose –dijo el vampiro gracias a aquellos anillos que se había colocado antes de comenzar la clase- lo mejor será utilizar el anillo de detección de enemigos para ver si hay alguien más a parte de nosotros –recomendó esperando que alguno hiciera caso a sus palabras mientras él se mantenía alerta.

 

Pero aquello fue demasiado tarde. Por uno de aquellos caminos que había señalado jank pudo observar como un grupo de osos polares iba corriendo hacia ellos, como si estuvieran poseídos por algo o alguien. Maldijo por lo bajo, ¿algo mas podría salir mal? Lo supo un segundo después de que lo pensó. Aquel terreno comenzó a moverse tal como si hubiera un terremoto en el sitio de gran magnitud por lo que algunas de aquellas rocas suspendidas comenzaron a caer rumbo a los presentes.

 

-ya decía yo que todo estaba demasiado tranquilo, definitivamente no quieren que lleguemos a nuestro destino –comento tras ver todo aquel ataque, al menos las bestias eran controlables, pero aquel terremoto no sabía si era por causa natural o mágica- Jank ten cuidado

Editado por Hades Ragnarok

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Lazo del diablo, osos polares, rocas cayendo y bowtruckles, ¿en serio? Bufé molesto mientras aceptaba uno de los cigarrillos que traíaa consigo @Axel Rexdemort y lo encendía con el que el ya tenía prendido, no quería arriesgarme al hielo que quemaba ya que debía de estar al pendiente de lo que sucedía a mi alrededor, ¡y vaya que sucedían muchas cosas! Incluso llegó a cruzar por mi mente el hecho de que estábamos ahí para robar algo que pertenecía a alguien. Pésimo.

 

- No nos quedemos sin hacer nada, - le dirigí la palabra a , ya que eran los que tenía de mi lado derecho - si lo que queremos es ir por esa lucesita, debemos de superar estas... cosas. Si no nos dividimos el trabajo, vamos a estar en aprietos.

 

Alcé mi varita y activé de nueva cuenta el amuleto para volar y atacar a los bowtruckles antes de llegaran a hacernos daños en ojos y dedos porque, obviamente, nuestra clase no iba a permitir que unas simples criaturas se interpusieran entre nuestro objetivo y nosotros. Unos simples hechizos repulsores para las pequeñas criaturas serían suficiente, mientras buscaba la manera de ofrecerles cochinillas para que se quedaran en su refugio.

 

- ¡¿Alguien tiene insectos entre sus cosas?! - Exclamé con cierta emoción, mientras seguía fumando del cigarro que tenía en mis labios, esperando que no se apagara fácilmente con el frío del lugar.

 

Aún seguía pensando en Sally, nuestra compañera, pero confiaba en ella y en sus habilidades, no por algo había sido la líder de la Orden del Fénix con mayor duración de los últimos años. Era una niña grande, además estaba seguro que no se enfrentaría con los mismos peligros que nosotros.

 

Continué espantando a los seres guardianes de los árboles y me dirigí, con cierta dificultad, hacia los osos polares, un par de oppugnos para confundirlos bastarían antes de continuar con nuestro camino. Debíamos de salir de ahí, con heridas o sin ellas. Ya después podría regresar por aquellos caídos y llevarlos a la enfermería... no me gustaba estar en un lugar donde me atacaban por todas las direcciones.

 

- ¡Me gusta el lugar! - Expresé mientras expulsaba el humo del cigarro. - Creo que construiré una casa arriba del acantilado, esto de las emociones fuertes son lo mío.

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