Mansión "Ojo Loco" Potter Blue (MM B: 78439)

[Matt Blackner]

Aparecí en los jardines de la Ojo Loco, preocupado. Llevaba un pantalón de deporte color gris y una camiseta de color verde...lo primero qeu había encontrado en mi habitación en la Potter Black antes de salir hacia alli. Harpo me había preocupado, despertándome muy temprano a pesar de que era fin de semana para preguntarme si sabía donde estaba mi madre. Había tardado un par de segundos en responder, pensando que estaba en su habitación, con Jack y su cuerpo físico, disfrutando de él (que repelús pensar eso)

 

Pero en lugar de eso Harpo me dijo qeu no. Que había dado con ella en la Ojo Loco y que...bueno, qeu lo mejor era que fuera por ella. Su expresión me preocupó, asi qeu me vestí lo más rápido que pude, pidiendo a Harpo que avisara a Helike para que estuviera atenta a la niña.

 

Cuando crucé las puertas de la cocina, no tardé en escuchar la voz de @ Sean -Ojo Loco- Linmer ...y oliendo una bofetada a whisky tan intensa que estuvo a punto de echarme hacia atrás. Aun asi, en lugar de decir nada o marcharme, caminé hasta la cocina, alcanzando a Sagitas y Sean.

- Eh, Sean, no te pases. - dije, como saludo - no tientes a la suerte, por el bien de todos. 

 

Tomé los papeles que traía en lugar de Sagitas. El olor a alcohol era claramente por ella, pero aun asi, me mantenía a su lado, sin pestañear.

- Gracias. Se lo daré a mi hermana cuando la vea. Supongo qeu ahora será más difícil dar contigo en el ministerio.

Editado 29 de Diciembre del 2021 por Matt Blackner

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Y justo cuando terminaba de bromear con la pelivioleta aparecia Matt que tomo los papeles mientras yo cargaba a Sagitas desde la cocina y la dejaba en el sofa descansado y pasando la resaca. Que conste que yo no me pasaba, no tenia nada en contra de Sagitas y siempre me parecia un buen ejercicio mental encontrar el juego de palabras adecuada para sacarlo de quicio. Algo que tal vez ella tambien compartia conmigo...porque mira que le gustaba hecharme los perros. pero fue lo ultimo que dijo Matt lo que me llamo la atencion.

-Bueno Matt, dificil me quieran a mi en el Ministerio despues de este año siendo la mano derecha de tu madre. -me rasque la cabeza y me dirigi al pelirojo.- Pero pese a todos yo a ustedes los considero familia. Asi que siempre pueden contar conmigo...para lo que haga falta. -y dependiendo del pedido...y mas si era ilegal..pues ya fijaria yo el precio. Si era algo sencillo sin duda lo haria con gusto.

Por lo pronto al menos ya tenia la confirmacion de @ Matt Blackner de que le entregaria los papeles a Perenela. Y eso era algo mas de lo que podria esperar. O sea a estas alturas ya me tomaba atrincherado en una habitacion evitando la ira de la jefa de familia.

-Cuida a @ Sagitas ...que parece no lo esta llevando bien.

[Matt Blackner]

Dejé los papeles sobre una mesita cerca del sofá, mientras @ Sean -Ojo Loco- Linmer  llevaba a Sagitas hasta un sofá para que pudiera descansar, o al menos, dormir la mona hasta que se le pasara la resaca. Ella no tenía aguante con el alcohol, asi que probablemente le dolería bastante la cabeza. Su respuesta sobre el ministerio me hizo reir, abriendo los brazos.

- Hablas con el hijo de la exministra. Antes todos cuchicheaban porque era su hijo y no estaba de acuerdo con ella. Ahora cuchichean porque soy su hijo y no confían en mis intenciones. Ni se molestan en bajar el tono o volverse cuando paso. - contesté. - Creo que piensan que daré algún tipo de golpe de estado, o qeu quiero matar al ministro, o algo asi

 

Pero al final, Sean se sinceró conmigo y su afecto hacia la familia. Pocas veces lo escuchabas hablar tan serio, ni siquiera en los negocios. Asi qeu le di una palmada en el hombro, como apoyo.

- Claro Sean. Al fin y al cabo, mis sobrinos siguen siendo también tus hijos. Seguiremos siendo familia. - reí - y siempre serás la primera opción para hablar de negocios...fuera de la ley.

 

No me importaba ser yo quien le entregara los papeles a @ Perenela Arya Grindewald Potter Blue , asi ahorraría un poco de pelea para él, y podría consolar a mi hermana mientras se los daba. 

 

Volví la vista hacia Sagitas, en el sofá. Parecía muy pequeña. Estaba seguro de que Jack no sabía lo que le pasaba, no sabía su estado y no tenía ni idea de donde estaba.

- Claro, tranquilo...parece qeu las cosas no son fáciles para ninguno de nosotros. - le contesté.

[Sean -Ojo Loco- Linmer]

Sonrei ante el apoyo y la sinceridad con que hablaba. Ya sea por lo del Ministerio como por nuestra relacion en la familia. Al fin y al cabo al haber crios de por medio, cuyo amor guardaba en mi corazon, ya estab indudablemente ligado a la Ojo Loco, a pesar de lo que dijera y amenazara Sagitas. Aunque era triste verla asi, eso si..aun no entendia porque me echaba toda la culpa. O al menos entre balbuceos eso fue lo que le entendi. Pero mejor dejar las teorias conspiranoicas para despues, cuando regresara en algun momento. 

-Pues mis condolencias Matt. Aunque estoy casi seguro que junto a Darla son los unicos que trabajan alla. -sonrei- y lo que me sorprende y es raro que aun despues de seis meses persistan los Edictos. Supongo que son algo incompetentes. En fin...son tiempos dificil como bien dices.

Y sin mas tome la pose de firme en el ambito militar. Medio en broma medio en serio.

-Bien me retiro, y mantenme al tantode como sigue Sagitas. -me rasque la cabeza- podemos ser muchas cosas pero somos accidentosos y por lo tanto familia.

Y asi hice una leve reverencia a Matt y abandone la Mansion.

@ Matt Blackner @ Sagitas

[Sagitas E. Potter Blue]

Farfullé un "tienes el cielo vetado, amigo" en un intento de convencer a mi ex-yerno que era una mala persona y que el Cielo, o eso que algunos llamaban así, era una zona prohibida para la gente de su calaña. Por mucho que vigilara su espalda, le atraparían en algún momento. Sí, bueno, delirios de un cogorza de aúpa en la que había caído tras recibir malas noticias. No suelo beber, aunque reconozco que alguna había caído a lo largo de mi vida y que, en circunstancias normales, desaconsejaría a cualquiera que me oyera. Pero una es débil, a veces, y tiene la necesidad de dejarse llevar hasta perder el conocimiento cuando las cosas no son como una quisiera. Y, aunque no es la manera, a veces es una débil solución momentánea al desespero.

Aunque sentía voces variadas, ya ni me inmuté ni por quiénes eran ni por la baba que lastimosamente resbalaba por mi boca semi abierta, ni tampoco por le tufo de alcohol que había en la sala, ni por el movimiento del suelo como si estuviera volando por algún sitio, de la cocina a un sofá... Mi mente alcoholizada no retenía nada excepto una forma de animal peludito que parecía contemplar la escena desde los pies de la escalera de mármol blanco. Si el kneazzle era real o sólo producto de mi imaginación, no sé si lo sabré nunca. Lo señalé con un dedo tembloroso y farfullé una canción.

"Soft kneazle, warm kneazle,
little ball of fur.
Happy kneazle, sleepy kneazle
purr, purr, purr "

De repente, parecí entender lo que decían. Solté un hipido que me formó una nube verdosa por encima de mi frente y la miré, contagiada por el color, aunque pude contestar, creo, a mi hijo.

-- Sus hijos no son todos sobrinos tuyos. Hips!! Creo que tiene como diesmilmillonesquinientos hijos desperdigados por la tierra mundana, este Linner.

¿Lo dije? A saber, frase muy larga para las ganas de vomitar que sentía. Alcé un dedo que creo que se movía a la vez que el sofá-barco donde estaba recostada:

-- ¡No dejes que se vaya sin que me diga dónde ha escondido a su mujer! Perenela nos ha abandonado y ahora no tengo ni hija ni nieto ni yerno a quien escabechar.

Bueno, repito; eso es lo que mi cabeza dijo que salieran por mis labios; a saber si así lo hizo y si @ Sean -Ojo Loco- Linmer se había enterado.

[Matt Blackner]

Dejé que Sean se marchara, antes de que Sagitas espabilara. Seguramente nos volveríamos a cruzar en alguna ocasión, pero por el momento era mejor que no se cruzara con Perenela...que por cierto, tampoco sabía donde estaba. 

 

Suspiré, frotándome los ojos, tratando de pensar en qué hacer. Sagitas murmuraba cosas sin orden ni mucho sentido, en su borrachera. Algo debía haberle pasado para ponerse asi, pero tampoco podía preguntarle. Además, el olor a alcohol era tan intenso que me asfixiaba. Tenía que ventilar un poco, y librarme del alcohol. Por ella, y por mi. Asi que hice aparecer una bolsa que levitaba detrás de mi, en mi camino para buscar y tirar las botellas. Entre el ruido de vidrio chocando, escuché gruñir a Sagitas.

- Bueno, al menos conozco a dos de sus hijos, y creo recordar que son hijos de Perenela. - contesté.

 

Cuando terminé en la cocina, abrí las ventanas con la varita, antes de regresar con Sagitas. Debía darle algo para que los efectos del alcohol se le pasaran, para evitarle la resaca, pero... algo en mi cabeza quería que lo pasara un poco mal. 

- Venga...deja al Kneezle... - dije, acercándome a Sagitas, pasando su brazo por mi hombro. Tuve que apretar la mandíbula para intentar ignorar el olor a alcohol. - Vamos a darnos una ducha. El agua fría te vendrá bien. - murmuré, tirando de ella. 

 

Llevarla hasta su habitación fue más o menos fácil. Meterla en la ducha...más o menos...Lo malo sería cuando sintiera el agua fría. Lo mejor para espabilarse. No me quedó otra que meterme con ella (eso si, sin desnudos. No era necesario...mejor un efecto rápido, ropa y todo) y, mientras la abrazaba para sostenerla de pie, abrí el agua. Estaba bastante fría, y estaba seguro que me odiaría. 

[Sagitas E. Potter Blue]

-- ¡Diosa del Infierno! -- grité.

Y aunque parezca mentira, sí, grité. Nada de susurros o reacciones que quiero decir y que mi boca no modula, no. Grité. Y no era para menos, tras el chorro de agua helada que cayó encima de mí. Me pregunté cuando y cómo había llegado bajo aquella catarata de agua tan fría como la nieve, ¿me habría trasladado hasta la Reserva de Iguazú con algún Haz de la Noche, o tal vez en una temeraria Aparición sin control?

El ruido era horrendo y el frío me entumecía, intentaba abrir los ojos para distinguir el paisaje que me rodeaba, pero era inútil. Sin embargo... Supe que no estaba sola al sentir una respiración cerca de mí. Algo me sujetaba e intenté librarme de aquel agarre con golpes imprecisos y, seguramente, incerteros. Quien fuera, tenía fuerza y me mantenía bajo el chorro del agua de la cascada. Conseguí mirar arriba, sólo para intentar conocer si era de día o de noche, cuando vi unos círculos negros y difusos. Mi mente, para mi desgracia, aún estaba aturdida por el sopor alcohólico, aunque algo me gritaba que aquello era un error, yo seguía pensando que estaba siendo atacada por algo/alguien en una catarata de agua helada en la que había aparecido de forma no legal, pues no llevaba mi pasaporte mágico encima.

-- ¡Maldito seas! ¡Fuego del Averno! -- grité de nuevo, pero esta vez con cierto éxito. Tal vez el alcohol no me dejaba defenderme como sabía, pero logré invocar a medias el hechizo del clan mortífago, que enviaba un fuego imposible de apagar hacia el alma de quien me atacaba. En un momento dado, aquel hechizo podría haber matado a mi adversario, arrancarle el alma y haberle hundido en el Lago Estigia de por vida, es un decir, de por muerte...

Pero no fue así, pues la borrachera no me dejaba ser tan letal como era aquel hechizo. Aunque conseguí que me soltara y que el fuego creado se apagara por el agua. Resbalé por una roca muy deslizante y me golpeé un poco un costado y el hombro, quedando boca arriba y tragando agua. Sólo entonces me di cuenta que... aquello era una bañera conocida.

-- ¿Qué...? ¡Ay...!

[Matt Blackner]

El agua estaba helada. Si seguía asi, acabaríamos con la piel enrojecida, y no tardaríamos en notar las quemaduras por el frío. Pero, por experiencia propia, era un buen remedio para despejar la cabeza después de beber. Y Sagitas no acostumbraba a beber. Alcé la mirada hacia la ducha, pensativo. Que le había llevado a hacer algo asi? Siempre costaba que Sagitas bebiera en las celebraciones familiares, y...aquello no había sido una fiesta. No tenía pinta.

 

Oirla gruñir, mientras trataba de soltarse torpemente de mi abrazo me hizo sonreir ligeramente. Al menos, ahí arriba, el olor a alcohol no era tan intenso. Pero la sonrisilla divertida al ver sus vanos intentos por liberarse cambio al miedo cuando gruñó aquel hechizo, arrastrando las palabras, y mi brazo echó a arder. En seguida la solté, y los dos resbalamos dentro de la bañera. Eso era un hechizo mortífago? Debía serlo, pero...demonios! Por qué quería rostizarme?

 

Al resbalar, golpeé con el costado en el borde de la bañera, lo qeu me cortó la respiración y, automáticamente, doblé el cuerpo en esa dirección, como si instintivamente quisiera proteger la zona.

- Si querías que te soltara...solo tenías que decirlo - gruñí, mirándola. Al menos, las llamas se habían apagado y solo habían dejado unas quemaduras en mi ropa.

 

En qué estaba pensando Sagitas para utilizar un hechizo asi? 

Editado 27 de Febrero del 2022 por Matt Blackner

[Sagitas E. Potter Blue]

Empecé a tiritar del frío que sentía. Entre la borrachera y el agua helada, mi cuerpo empezó a moverse y los dientes a machacar unos contra otros. Abrí los ojos para ver que Matt y yo compartíamos la misma bañera mientras el agua se movía violentamente por nuestras patadas y brazadas el uno contra el otro, escapándose hacia el suelo y dejando grandes charcos sobre él.

-- ¿Soltarme? -- Eso dije, a saber qué sonó con el castañeo de los dientes. -- ¿Para qué me cogías? -- Me pasé las dos manos por el pelo chorreando, intentando quitar el agua que me caía sobre la cara y no me dejaba ver. -- ¿Por qué me agarrabas? No me caía.

Era protestar por protestar, porque en realidad no recordaba nada de lo que había pasado desde que estaba fuera y había acabado en la bañera. Yo juraría que estaba en la salita de la chimenea, apenas y bebiendo, por la pena de todo lo sucedido y que ahora no podía ni sabía cómo evitarlo ni solucionarlo. La situación se me había escapado de mi control y ahora era nula, una mujer perdido, algo que me sonaba a nuevo, ya que siempre había sabido cómo reaccionar ante todo y ahora no sabía salir de aquel desconsuelo que me podía.

Me puse a hipar y a llorar a la vez.

-- Tu hermana se ha ido. Tu hermano ha sido secuestrado junto a su primo. El brujo impresentable de tu cuñado, se ha escondido para que no pueda acabar con él. Todo se ha ido al traste... -- lloré como pude bajo el agua, pues me había resbalado y había quedado bajo el nivel. Intenté tomar fuerza con las piernas en el borde de la bañera para subirme y creo que me apoyé en alguna costilla de Matt porque estaba blandito.

Me reí histérica. Si seguía llorando, llenaría de nuevo la bañera y me ahogaría.

-- Lo siento... Soy una mala madre. Siempre he sido una mala madre. Ni a tu padre conseguí retener a mi lado.

[Matt Blackner]

Detuve el agua, chapoteando como podía en la bañera, apoyado en el borde. Sagitas había logrado salir y gatear unos pasos, dejando todo el suelo perdido de agua. Harpo nos iba a matar. Por un momento parecía confusa, tratando de hilar los recuerdos nublados por el alcohol y conectar lo que había pasado entre su estancia en la salita y aquel baño.

 

Fue al detener el agua cuando me llegaron sus hipidos....había empezado a llorar, como si el frío le impidiera seguir reteniendo las lágrimas. Fruncí el ceño, apretando la mandíbula mientras me ponía de pie, sujetando su mano apoyada en mis costillas para no dejarla caer (y volver a respirar de nuevo). En un momento, aparecimos en la sala de la chimenea. La senté en el sillón, envuelta en una manta, encendiendo la chimenea con la varita para que se calentara.

 

Cada palabra que decía era una herida más. Desvié la mirada un momento hacia una botella vacía, haciendo tripas corazón, ignorando como podía lo que el alcohol me hacía sentir. En lugar de eso, me alejé a su espalda, trasteé algo y, cuando volví a su lado, le tendí una copa con un brebaje efervescente. Había aprendido a prepararlo a partir de los recuerdos cuando era niño, por los olores que desprendía cuando Jack lo preparaba. 

- Es para la resaca. - contesté, con la vista fija en el suelo. ME senté en el suelo, empapado como estaba, no quería mojar los sofás, ni los cojines. Prefería secarme en el suelo. 

 

Me miré las manos, negando ligeramente con la cabeza.

- Yo debería haber cerrado el portal de ese brujo para que no escaparan. Sean....mejor que no lo mates para que pueda hacerse cargo de mi sobrino. Y Perenela...nunca sabes donde está, o donde aparecerá. - contesté, levantando la mirada hacia ella. - Venga, no digas eso...Jack... no fue culpa vuestra. Nada le habría gustado más que quedarse a tu lado. Yo he sido incapaz de que mi matrimonio funcione. Tengo...problemas con el alcohol. Y soy un desastre como padre y si no fuera por tu ayuda no sabría que hacer para cuidar de mi hija. - sonreí - no digas que eres mala madre. No lo eres.