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Shadowhunters (MM B: 108774)


Akiza Ravenclaw H.
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El lugar estaba completamente listo, el capacious extremis funcionaba de maravilla. Era hora de que Vladimir enviara su noble y fiel lechuza por todos los lugares de Ottery y el Callejón, para dejar su pequeña invitación para el que quisiera asistir a su fiesta de apertura.

La gran Nox emprendió vuelo por entre las nubes, cargando consigo las invitaciones para que todos los brujos y las brujas pudieran saber de tan excelente actividad. Su vuelo era ligero, suave cual viento y sus alas no producían el menor ruido. Así fue, durante todo el día y la noche, solamente reposando para descansar de cuando en cuando.



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Escapar de ti… —dijo.

La música del local seguía llegando a sus oídos, era una canción romántica, de esas que usaban para que las parejas bailarán juntos. Quizás esa pieza sería la última oportunidad que tenían para bailar juntos, por lo que se giró quedando frente a ella. Le sonrió. El Ángel Caído estaba enamorado de la mujer frente a él, se podía ver en el par de ojos grises se perdían en la mirada de una mujer que estaba completamente enamorada de la persona que estaba viendo. Así que mientras la música seguía sonando sus manos se posaron en las caderas de ella, los pies se movieron al ritmo de la música y mientras intentaba pasar un momento con ella le habló al oído.

No deseo ser como tus otras conquistas. —suspiró cerrando los ojos.

Continuó bailando con ella, dejándose llevar por la música, mientras le daba un suave beso en los labios. Un beso que le electrifico el cuerpo. Un beso que le dejaba con ganas de querer seguir con ella, de llevar ese momento a algo más que un simple beso, pero no podía, algo en él no le dejaba ser como los otros chicos con los que había estado antes ella.

No quiero llevarte a la cama al mes de ser novios, no necesito a una mujer para eso.

La música había terminado y el silencio inundó de nuevo aquel espacio donde se podía respirar tranquilidad. Aries acaricio las mejillas de la Macnair con una sonrisa en su rostro, era la mujer más hermosa que había visto en su vida, pero si ella quería tener relaciones con él, aquel no iba a ser el momento.

¿quieres una copa?

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  • 4 semanas más tarde...

Aries se giró y ambos quedaron frente a frente, le sonrió mientras sentía como sus manos dibujaban finos trazos rumbo a sus caderas y comenzaban a bailar al compás de una suave melodía romántica. Quien los viese notaría sin estudiar demasiado la situación que estaban profundamente enamorados a pesar de sus personalidades opuestas y de lo que el resto pudiese opinar al respecto. Lo mismo sabía la pelirroja, con las manos entrelazadas detrás de la nuca de su novio rozando la punta de su nariz delicadamente al tiempo que lo besaba, en ese preciso momento se sentía feliz, su pecho se volvió de plomo e intentó en silencio comprender si era posible amar tanto a una persona en tan poco tiempo porque le faltaba el aire cada vez que Black Lestrange le miraba.

 

La piel se le erizaba al oírlo hablar por lo que su columna vibró de punta a punta cuando susurró en su oído notando como las palabras se colaban en su sistema nervioso provocando un colapso en sus neuronas. Arya llevaba años sin saberse capaz de sentir algo así, había llegado a creer que ya no volvería a suceder pero allí estaba, rendida dejó de buscar, el Ángel Caído llegó por propia voluntad aun conociendo absolutamente todo acerca de su público pasado y más tarde descubriendo algunos de sus demonios más aguerridos. Contuvo la respiración por una fracción de segundo en la que su sonrisa se deshizo en seriedad y le abordó una curiosa mueca de saciedad, casi satisfacción.

 

—Llevarme a la cama no es la única forma de demostrarme amor, Aries.

 

Habló casi que con experiencia, los ojos perfectamente abiertos de un verde despampanante que emitía destellos debido a las cegadoras luces del salón y cada músculo de su atractivo cuerpo relajado debido al contacto del muchacho. No era abismal la brecha generacional que les separaba pero estaba claro que por conocimiento Macnair se distinguía o salía victoriosa, aun así fue grato saber por primera vez qué pasaba por mente de su amado. Tomó su mano entonces caminando en dirección a la barra, si le ofrecían vino blanco aceptaría una copa, él conocía sus gustos.

 

—Vernos más seguido, en cambio, sí.

 

Agregó, punzante, luego de tomar asiento en un banco alto en lo que recibía su invitación.

 

@Aries.

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Prometo pasar más tiempo contigo. —dijo.

Sus labios se posaron en la frente de la Macnair dejando un beso en esta para después separarse unos cuantos centímetros de ella. La barra del bar se había quedado sin que alguien le atendiera, ya que el elfo a cargo se había ido a las bodegas por el vino más dulce que tenían en aquel lugar. Tras la pequeña conversación con su novia, camino hasta colocarse tras la barra. Al igual que un bar tender coloco una copa frente a la pelirroja y le dedico una sonrisa.

Permítame invitarle esta copa señorita. —vertió un poco de vino blanco al interior de la copa.

La miraba atento, como queriendo leer su rostro, se preguntaba si es que ella estaba decepcionada de él, y si lo estaba era completamente entendible, él había salido huyendo de ella como un venado de su depredador. Odiaba aquella comparación, pero él no era un buen zorro, no era audaz, todo lo contrario, parecía temeroso cuando de la Nigromante se trataba.

No había dicho nada durante cinco minutos, hasta que la vio entrar por la puerta del negocio. Susan. Su prima favorita, la más bonita de la familia estaba caminando en dirección a la barra, el peliblanco levanto una ceja, la miraba extrañado, era muy raro que sus familiares fueran a sus negocios, a no ser que necesitaran un poco de ayuda. Realmente esperaba que la hija de Jessie estuviera en Shadowhunters por que le echaba de menos.

Arya, me disculpas. Debo atender una visita, disfruta de tu copa.

Aries salió de la barra. Cuando estaba a un metro de la Black Lestrange, se le tiro encima y le dio un beso en la mejilla.

Susan… —había gritado el nombre de la fémina demasiado emocionado. —¿Te puedo ayudar en algo?

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Cerró el libro de repente como si aquello de lo que juró nunca cansarse por fin la estaba obstinando, el leer se la había vuelto una monotonía desde que decidió una vez más permanecer cual prisionera en su espaciosa habitación. La mansión Black Lestrange tenía todo lo que necesitaba pero hacía mucho que no gozaba de un buen espectáculo ¡Por Voldemort! Si lo ultimo que hizo para honrar a su familia adoptiva fue hace meses. Se había vuelto una mala costumbre de la griega entrar en la sociopatía. Riñó maldiciones que aún en su boca se oían elegantes.

 

Un trago, eso le serviría para aplacar a sus demonios. No obstante, no tenía con quien ir y la gran casona se sentía ligera por ausencias, ir sola era casi una obligación en ese entonces. Con una simple floritura de su muñeca la varita la vistió, casual y de negro ¿A donde iría? Por supuesto que su familia tenía un montón de lugares pero no todos le llamaban la atención ese momento. Una punzada de nostalgia se fundió en su pecho recordando a su primo Aries, de todos, con él era el que menos tiempo había pasado.

 

Su local era lo que buscaba y quizás en el lo encontraría, la bruja de orbes lilas giró sobre sí apareciendo solo segundos frente a las puertas de Shadowhunters. Al entrar un emocionado Aries le brindó su calidez, endulzando parte de su amargura.

 

—Querido Aries. —Lo rodeó en brazos y alzó la comisura de la mejilla donde había besado— Invítame un trago primo y pasa tiempo conmigo, siento que si vuelvo a encerrarme me volveré loca.

 

Aunque cordura ya le faltaba.

 

Le guiñó al peliblanco uno de sus orbes y con paso ameno se dirigió a la barra, pasar tiempo con su primo era un deseo que guardaba junto con otros, se había perdido parte de su vida y nunca se lo perdonaría. Mas ahí estaba, dispuesta a recuperar el tiempo perdido.

 

—Aries, dime que el mundo se divierte más que yo. —La mortifaga negó con gracia para luego reír— Dime que te diviertes más que yo.

 

@Aries.

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Ven vamos.

Aries tomó la mano de su prima y la llevó hasta la barra del lugar a unos cuantos metros de donde se habían saludado muy afectuosamente, cuando estaban lo bastante cerca de la barra, el metamorfomago se detuvo en seco, quedando frente a Susan, la tomo de la cintura y la hizo que quedara sentada sobre la barra, mientras él se pasaba del otro lado. Tenía una sonrisa genuina, de esas que solo les daba a las personas más importantes en su vida. Sus primas eran parte importante de su vida, así que tener a una de ellas lo hacía la persona más feliz.

¿segura que necesitas una copa? —le pregunto.

Le parecía extraña la pregunta que ella le acababa de hacer, era obvio que la gente se divertía, no estaban en un velorio. Así que simplemente le dedico una sonrisa mientras le dejaba frente a ella una bebida que constaba de tequila, salsa tabasco, limón y refresco de toronja. Justo a un lado de aquella bebida sirvió una similar para que viera que no la iba a dejar beber sola, así que cuando ambas bebidas estaban sobre la barra, él tomo la suya y le guiño un ojo.

Antes de darle un trago a la bebida miro los ojos de la Black.

Me he divertido mucho esta tarde. —dijo y sus ojos fueron a parar a donde se encontraba Arya, aun con la copa de vino blanco. —Te debo presentar a alguien, creo que será la madre de mis hijos… —con una mirada le indico que hablaba de la mujer al final de la barra —me gustaría que se conocieran, ¿quieres?

El Black Lestrange le tomo la mano a la castaña y camino con ella hasta quedar frente a la Macnair.

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Dejó el profeta sobre la mesa en un suspiro frustrado, aún no entendía el ingles británico del todo y el acento sueco jamás desparecería de su voz. Como si todo lo demás no lo hiciera ver extranjero ya. Sin embargo ya se estaba acostumbrando a algunas costumbres civilizadas de la ciudad, era el primer periódico que leía desde que estaba en Inglaterra, ya lo estaba logrando. Desde que entró había ignorado todo el lugar y no se había molestado por descubrirlo. Su meta era manejar mejor la jerga, no hacer amigos.

 

Más un par de voces se le hicieron conocidas, el dueño del local, había coincidido con él en Hogwarts gracias a que era su tutor. Mas a Elizabeth lo conocía más que a él, estaba cuestionándose el saludarlo hasta que vio una bruja conocida entrara al local. La hermosa Susan Black Lestrange, alguien difícil de encontrar. El nórdico se contuvo en su asiento mirando la escena familia afectuosa que ambos mostraban a lo lejos.

 

Se cuestionaba el hecho de ir a saludarlos pero ¿Cómo? Apenas los conocía, ambos pertenecían al bando de su padre y también eran su familia adoptiva. Un enredo descomunal pero los Black Lestrange siempre le parecieron atrayentes ¿Serán sus influencias o esa apariencia impoluta lo que los pondrá en boca de todos? El Ravenclaw de dos metros de alto se levantó, no obtendría nada si se quedaba toda la tarde pensado en por qué el sol brilla.

 

Caminó hasta la barra dispuesto a pagar y conseguir una coartada para saludar a los magos, estos se acercaron a otra mortífaga, una que sin duda había escuchado hablar. La situación ya era incomoda con dos, no podía con tres. Se acercaría a la barra para pagar, si alguno de ellos le reconocía y saludaba lo aceptaría pero ya no los buscaría.

 

@Aries.

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La mano derecha del Black Lestrange se posó sobre la mano de la pelirroja, le dedico una sonrisa tan sincera que hasta sus ojos brillaban al verle al tiempo que las yemas de sus dedos daban una suave caricia tratando de llamar la atención de la pelirroja que se encontraba un poco o más distante. Parecía que el hecho de rechazarla había hecho una brecha entre ambos. Pero quizás solo era un sentimiento que él tenía al verla tan taciturna, estuvo varias veces apunto de decirle algo, pero eligió no hacerlo, no podía discutir sobre eso estando su prima frente a ellos, así que agacho la mirada y se giró buscando hacer otra cosa.

Sus ojos lo vieron acercándose, era muy gracioso que Brendon siendo su tutorado fuese esa la primera vez que lo veía en su local, así que se acercó al joven que le llevaba varios centímetros, los dos metros que medía el joven Ravenclaw eran bastante imponentes, pero Aries no temía ni al más feroz dragón así que cuando se encontró frente al chico le extendió una mano.

Bienvenido Brendon, ¿Quieres algo de tomar? —le pregunto mientras lo invitaba a acercarse a la barra. —te voy a presentar a mi prima. —le dijo como si fuera lo más normal, pero nunca se refirió a presentar a la Macnair, quizás si Brendon y Susan se conocían y charlaban entre ellos, él podía hablar con la pelirroja acerca de sus sentimientos, sin tener que descuidar la visita de ambos.

Espero a que el Ravenclaw le indicará que deseaba beber para poder darle un vaso con el contenido, por un momento olvido que le había dicho a su prima que le iba a presentar a la mujer que iba a hacer la madre de sus hijos, pero aquel no era el momento así que llamo a la Black Lestrangre para que se acercara a ambos jóvenes.

Suuuu, ven, quiero presentarte a un amigo. —al rubio no le gustaba que supieran que hacía de tutor en Hogwarts así que a sus más cercanos tutorados les llamaba amigos, aun cuando quizás solo fuera una amistad de una sola vía.

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  • 2 semanas más tarde...

El fino cuerpo de la copa encajó a la perfección entre su dedo medio y corazón, el frío del cristal le erizó la piel pero lo que verdaderamente la tenía ocupada era el aroma suave del vino blanco, le sorprendía tener que admitir que Aries le conocía bastante bien. No todos sabían que la pelirroja prefería el vino blanco por sobre el tinto incluso cuando le invitaban a comer carnes rojas. Bebió un sorbo sintiendo la calidez de un beso esporádico en la frente aun latente donde hubo sido depositado, sus ojos verdes perdidos en la profundidad de los de su pareja, nadie negaría jamás que veían a una mujer enamorada allí cuando ella internamente se sentía una niña, resultaba curioso cómo todo se había dado tan rápido pero a su vez sin prisa alguna.

 

Quizás verdadero amor, no lo sabría si Black Lestrange se seguía negando a abrirse por completo a ella.

 

Y al parecer aquel sería otro día en donde la duda quedaría instaurada en su cabeza dando vueltas y vueltas impidiendo que conciliase el sueño por la noche. Su novio le prometió compartir tiempo con ella sin titubear más un segundo más tarde se apartaba de su lado para atender una visita y correr tras las faldas de una mujer que graciosamente conocía, Susan. Lo cierto que Macnair no se interesaba por las historias de las demás familias pertenecientes a La Marca o quizás al mundo mágico en general pues para ella la mejor siempre sería la paterna así que ignoraba cuál sería el parentesco de ambos personajes.

 

Dicho ésto ahogó sus repentinos celos de un sorbo de vino empujando la copa vacía hacia el extremo abismo de la barra e incorporándose cuando la fiesta parecía armarse a pasos más de su ubicación. Estiró la espalda haciendo sonar algunas vértebras y sacudió los ácaros de sus rodillas acomodando su cabello y vestimenta para dirigirse con semblante libidinoso en dirección al grupo que conversaba de manera amena e interrumpir como solamente ella sabía hacerlo; tomó la barbilla de Aries con la zurda y depositó un prolongado beso en sus labios que le robó el aliento y más tarde sonrió a los presentes con completa inocencia.

 

—¿Qué tal?— Saludó —no me vas a presentar a las visitas amor?— Agregó, arrastrando las palabras.

 

@Aries.

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  • 2 meses más tarde...

Revisión del caso #4875, cuartel de Inquisidores

 

Otro caso había llegado a sus manos, con este sumaban cinco sin contar los que aún no revisaba y que llegaban a su oficina cada mañana.

 

Después de la sorpresa en uno de los locales de su madre debía de andarse con mayor cuidado. Observaba todo a su alrededor mientras subía las escaleras de #ElHashtag hasta llegar al local de su sobrino y una de sus empleadas.

 

-Akiza no será imparcial, podría acelerarse

 

Observó Jessie al llegar al bar notando cómo todo a simple vista parecía estar en orden. Hablarle a Aaron sería provocar otra pelea innecesaria con él pero a fin de cuentas era un compañero y debía tenerlo al tanto de lo que estaba pasando.

 

Suspiró mientras su varita mágica acariciaba su marca tenebrosa invocando la presencia de su medio hermano. A fines prácticos era uno de los mejores del equipo.

 

-Espero no se ponga de insoportable, no quiero que por un descuido vuelva a ocurrir un accidente

 

Aún recordaba aquello como si hubiera pasado horas atrás. Ato su largo cabello rojo en una coleta alta y afirmando su capa de trabajo comenzó a observar todo a su alrededor notando el mismo patrón que en los otros locales y en la mansión.

 

Señales de quemaduras que querían pasar por fuegos malditos o fuegos negros pero que en realidad era una llamarada púrpura que ella conocía muy bien. Rastros de embrujos destructivos camuflados bajo magia de reparación mal efectuados para dejar huellas y restos de magia negra que no había salido de varitas sino de objetos mágicos.

 

-Aries no haría estas cosas

 

Susurro caminando lentamente observando todo a su alrededor minusiosamente y moviendo con su varita las cosas que se atravesaban en su camino.

 

-¡Ahí estás!- sonrió satisfecha observando lo que parecía ser una copa de plata con el emblema de los Ivashkov, pero algo no estaba bien.

 

Esperaba que Aaron no tardara en llegar.

 

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