=Buffete de Abogados Vladimir= (MM B: 78620)

[Anthony R. Dracony M.]

Tumbado boca arriba, la mirada fija al infinito..........muy lejano es el infinito, profundo, inmenso.

Mi pensamiento es tan concentrado, que no escucho nada, no me intereso por lo que ocurra alrededor mio, solo pienso.

Si hay música, no tomo en cuenta las notas, si hablan, mis oídos no decodifican que dicen, tampoco identifico si se dirigen a mi. Subo mis brazos y los cruzo bajo mi nuca, cierro los ojos y la oscuridad me hace concentrar en el más allá, donde seguramente no hay nada......quien ha ido al más allá, no creo que escuche nada, que vea nada, que reconozca nada....solo la nada. La ausencia.

 

 

Mi espalda me grita que he estado mucho tiempo pensando, en esa misma posición que ya es incomoda y con dolor me enderezo, ahora me siento y tomo aquella posición que Keiny llama "flor de loto"....extraño nombre para aquella posición, pero algo debo hacer, ordenar mi mente ¿no es verdad? ¿cómo lo dijo Albus Dumbledore? ...............¡ah,si!

 

"Para una mente bien organizada, la muerte no es más que la siguiente gran aventura"

 

No se si de verdad resulte eso, pero...no hay remedio....

hasta mi llega un avioncito de papel y al menos estoy alerta y lo veo pasar, da otra vuelta y se acerca más, al fin lo tomo y veo que es una nota. Me extraña leer la firma de tía Sagitas, pero mucho más me extraña que me invite a ir al día siguiente...me dormiré, tengo que ir, no voy a ser descortes, no con ella, no lo merece.

 

 

Esa noche duermo preocupado, no solo por las cosas usuales, también por el nuevo encuentro, pero logro pegar los ojos y voy a la mañana siguiente de nuevo aquel lugar. Mi ropa usual, como si no pasara nada. Fui caminando, aunque emplee más tiempo del normal y llegue al buffete con su entrada y esa estatua que impresiona. Mi ánimo cayo al piso...no parece que este @ ¿cierto? si la última vez vio al elfo y no hubo nada......bueno...será mejor que haga lo propio.

 

--Buenos días...

[Sagitas E. Potter Blue]

A pesar de la comida entre familia que habíamos hecho el día anterior, no había podido quitarme de la cabeza la sensación de que algo iba mal. Dormí poco y, cuando lo hice, con pesadillas. Es por eso que me levanté temprano y pedí una cita a mi asesor legal. Yo era buena en Leyes, lo reconozco, pero Don Higinio era el mejor en su campo. Era mi asesor personal y quien llevaba todos mis asuntos fiscales. No confiaba en nadie más.

 

La carta que le envié a Antoni me había hecho sentir que habría problemas y que él necesitaba ayuda. Mía, por supuesto, porque él me había pedido la elaboración de un documento extraño que me chocaba mucho. Esperaba que no le importara que Don Higinio nos aconsejara sobre el tema. Así que me vestí con un traje chaqueta beige y tacones. Mi abogado era de los antiguos y siempre me aconsejaba que mostrara femineidad. Hoy, no sé porqué, intuía que debía seguir su ejemplo. Entré en la antigua capilla de la familia Cobos, los antiguos dueños, fallecidos hacía muchos siglos, y caminé decidida hasta la estatua de La Justicia.

 

-- Buenos días, vieja amiga. Hoy se presenta un día duro. Pronto tendremos compañía.

 

La estatua sonrió y se cubrió la boca con la mano libre, con la que no sujetaba la balanza.

 

-- Llegas tarde, abogaducha -- siempre me llamaba así. -- Hay dos personas esperando.

 

¿Cómo es que no los había visto? Delante de mí estaban Lissette y Antoni. ¿Habrían venido juntos? ¡Oh, no, claro que no! Sólo que habían coincidido en el lugar. ¡Qué curioso! No sabía si la novia de mi hermana venía como visita profesional o buscando acaramelarse con ella. Pero Antoni había sido citado. Así que les sonreí a ambos.

 

-- ¡Hola, Lissette! Me alegra verte. Tengo cita con Antoni y me da pena no poder estar un rato contigo, enseñándote el local de tu.. ejem... de Hayame. ¿Quieres que avise al Elfo Bonifacio para que te lo enseñe? Hola, Antoni, ven... Te acompañaré a mi despacho. Tendrás que esperar un poquito a que busque al elfo para no dejar sola a la visita.

 

Caminé deprisa y los tacones sonaron fuerte en el silencio del Bufete. Pasé por delante de la puerta del despacho de Don Higinio. Tenía la luz cerrada; aún no había llegado. La siguiente era puerta era de mi despacho. Le dije a Antoni que pasara y se sentara.

 

 

Despacho de Sagitas:

Un escritorio de madera en la pared final de la habitación, mi despacho tiene poca ornamentación. Hay una pequeña peana con una maceta de flores en la esquina de la derecha, y dos cuadros a ambos lados de la pared del final, uno de flores y otro de un faro y el mar. Me proporcionaba calma contemplarlos y eso me ayudaba mucho en los casos difíciles.   Dos sillones cómodos para las visitas y otro igual para sentarme yo. No hay más decoración en mi despacho.

Editado 10 de Junio del 2018 por Sagitas E. Potter Blue

[Anthony R. Dracony M.]

Mi saludo fue lo apropiado, en el lugar aguardando, está una chica rubia que mira alrededor, cuando se gira a ver me, noto sus ojos celestes y me pregunto si será alguien del personal o si también acude al buffete por alguna consulta o a solicitar un servicio, me quedo callado, porque no decido por donde empezar si decir mi nombre o preguntar que hace ella ahí...lo cual es que no es tan importante que lo sepa yo, solo creo que debo decir algo más ¿pero que?

 

 

Estoy en aquella conjetura cuando escucho un saludo, esa voz...me alerto a girar y verla entrar, si, es @ con un traje beige que luce con elegancia, me parece que va a una cita ¿no? me inclino para hacer una reverencia porque el habla la tengo olvidada. Ella despeja la duda del nombre de la chica rubia, tía Sagitas conoce a medio mundo mágico, así que no me extraña cuando la saluda tan familiarmente.

 

 

Pienso en que Bonifacio es un extraño nombre para un elfo pero no comento en voz alta ningún comentario, algo el esfuerzo de no parecer un maniquí...

 

 

--Tanto gusto señorita Lissette--Y dedico otra reverencia, creo que mi memoria me traiciona al no actuar como antaño, parezco alguien inexperto al estar tan dudativo y nervioso, solo me falta estrujarme las manos para parecer un chico atolondrado...aunque me siento como uno precisamente ahora.

 

 

--Ho-o-la....jmm Hola tía...--Logro responder a su saludo, luego recuerdo que coloque el nombre de tía Sagitas en aquel documento que me di a la tarea de buscar para organizar mis asuntos, esa vez fue porque de todas las personas que conozco, tía Sagitas hasta una vez fue jueza, así que seguro es una gran abogada o asesora como nombran a las personas que ayudan en estos menesteres.

 

 

Avanzo con pasos cortos hacia ella mientras asiento con la cabeza, ella dice de buscar al elfo y me lleva hasta un despacho que abre la puerta para que ingrese a el y tome asiento en uno de aquello sillones, no hay mucho, así que agradezco a Sagitas que se marcha y yo voy a sentarme, saco el aire cerrando los ojos. El sillón es cómodo y me pregunto porque no hay ventana, me llevo la mano a lo alto de mi camisa verde esmeralda y como nunca uso corbata me desabrocho el primer botón, mi capa puesta de lado con un hombro al descubierto, llevo en mi bolsillo interno algunos pergaminos miniatura de algunos apuntes y documentos que creo podré necesitar.

 

 

Mi mirada miel se detiene en las plantas, me pregunto si es tía Sagitas quien las cuida o encarga alguien más su cuidado, me levanto y camino para ver si la tierra no esta muy apretada, en la mansión Rosier me encargue de las flores, ellas son sencillas y hermosas y me gusta cuidarlas como hago con las flores de mi jardín, mi jardín...el que pensé que alguna vez enseñaría a mi madre....¡que iluso! ...son pocas las flores que conozco por su nombre y que he visto en realidad, herbología no es algo que le dedique mucho, solo lo que nos enseñaron en la escuela, sobre el tipo de plantas, su clasificación y como organizar el jardín, tengo las notas y las saco para cuando me hace falta recordar sobre ello. Aguardo mientras el tiempo pesa de forma extraña...

[Hayame Snape Potter Black]

Hayame estaba llegando en aquellos momentos al trabajo después de haber hecho aquella loca comida con su familia; la verdad es que esperaba que aún quedaran restos y estaba segura de que así era porque había hecho demasiadas ollas llenas de guisados y demás como para que no sobraran, pero con eso de que de repente hasta los elfos se llenaban de las comidas que se hacían en el trabajo...

Se hizo el largo cabello hacia atrás, dándole una extraña mirada a la estatua que había en el frontis y entornando los ojos como si estuviese esperando a que le soltase alguna cosa

Sabía que aquella estatua solía decirle a Sagitas unas cuantas hachas pero por lo pronto, con ella no se había metido

Suponía que era una buena suerte

Ingresó en el buffete abriendo ambas puertas y se sorprendió mucho cuando alcanzó a ver la espalda de su hermana Sagitas yendo a su propio despacho, más aún cuando pudo distinguir que Antoni iba detrás de ella y se perdía tras las puertas de este

Frunció el ceño y se colocó el dobléz de uno de los dedos por arriba de la barbilla, dándose aspecto pensativo

Sería por el asunto de lo del testamento del otro día y que casi se arruina al casi caer por encima de los guisos que habían estado en el comedor del negocio?; ladeó la cabeza unos segundos para entonces, distinguir a su novia que estaba ahí cerca y que se había saludado aparentemente con su hermana Sagitas momentos atrás y que ahora, simplemente estaba ahí

-Ey Lisette!! -la llamó alzando una mano aunque no era necesario, no estaban tan lejos la una de la otra

[Lisette Ryddleturn]

-Hola Sagitas!

Saludó la chica con una sonrisa calmada al tiempo que movía la cabeza de forma que convertía el gesto en un saludo para la bruja

-De hecho venía a ver a Hayame porque me dijo que podía ayudarlas a trabajar aquí también, aunque sea de recepcionista- le explicó a su cuñada y luego, movió la cabeza- no hay necesidad, esperaré en uno de los sillones mientras que llega, tu atiende a este amable señor que ha venido

Dijo contenta y movió una mano para saludar a Antoni para después, hacer como había dicho

O al menos esa era su intención al darse la vuelta con la intención de irse a sentar en unos sillones, pero entonces una nueva voz se hizo presente; había dado un respingo ante el sonido de las puertas abriéndose y por un momento se temió que fuera a ser esa estatua gigante de la entrada y que se le había quedado viendo raro

Pero para su alivio y gusto, solo se trataba de la bruja que estaba esperando, su querida Hayame que se apersonaba casi como si la hubiera llamado con la mente

Sonrió

-Buenos días Hayame...

[Hayame Snape Potter Black]

-Pues más bien serán buenas tardes, porque ya con esta hora...

Respondió la aludida levantando el brazo para verse el reloj de pulsera mágico que casi hasta parecía gritarle que ya se habí retrasado para los deberes que tenía por delante...

-Pero en todo caso, lo bueno es que he llegado... y tú también has llegado!

Le sonrió y caminó en dirección de la rubia con un brillo muy especial en la mirada. Casi nunca era de representar en público el amor y el cariño que le había tomado a la otra chica pero sabía que esta la entendía a la perfección; ni siquiera con Reena había dado ese paso de hacer cosas cariñosas en público aparte de dar la mano y por eso tan solo se acercó hacia su novia par darle un suave beso en la mejilla

Gesto con significado que ambas comprendían pero que tampoco era demasiado revelador acerca de su situación sentimental pero no era algo que las preocupara grandemente:

Lo que importaba al final, era que las dos supieran que se amaban la una a la otra

-Vi que Sagitas llegó antes que yo, como siempre- comentó haciendo crujir su cuello mientras que se dirigía a uno de los escritorios que estaban por ahi, para los empleados que no tenían oficina aunque en realidad, hacía mucho que habían dejado de tener empleados como tales- también ví que Antoni estaba con ella

Frunció brevemente el ceño

-Tú sabes porqué?

[Ashley Peverell]

Ashley Peverell acababa de llegar al negocio de los abogados después de que habían tenido un día bastante divertido en las cocinas el día anterior aunque sentía que habían terminado por desesperar a la pobre de Sagitas que no llevaba las culpas de nada pero es que como las hermanas estaban tan locas y a veces discutían por nada pero bueno, en parte sentía que eran sus ganas de intentar corregir el camino de oscuridad de la vampiro.

La estatua que estaba en l entrada se le había quedado viendo raro y la niña tan solo le sonrió y le hizo una reverencia educada que reflejara todo lo que había aprendido con la edad.

-Muy buenos días, señor

Saludó con una voz muy dulce y lusical al tiempo que terminaba su reverencia y aferraba con mejor ánimo el malentincito café con hebillas de oro, esperaba que Hayame le presentara una bonita oficina o al menos un escritorio porque le había dicho que podía tener un trabajo en ese lugar también

Y como era obvio ya entraba y estaba su familia adentro aunque le parecía que hablaban de Sagitas ella no la había visto, que lástima, ese día tenía mala suerte.

-Buenos días

Saludó a Hayame y a Lisette.

[Sagitas E. Potter Blue]

Dejé que Antoni se sentara en uno de los sillones y pensara en lo que tenía que decirme. Me había dejado muy intrigada con su mensaje del día anterior. Me sabía mal haber dejado a Lissette sola pero enseguida oí la voz de Hayame que la saludaba; ¿en serio le iba a dar el puesto de recepcionista? Bien saben los Dioses que necesitábamos una, por supuesto, pero me temía que entre arrumacos, ni ella iba a trabajar ni Haya iba a sacar ningún caso. Pero era divertido pensar en las dos haciendo manitas. Así, me sentí menos culpable y pude dedicarme, por fin, a atender la extraña petición de mi sobrino. Me senté en mi silla preferida, a este lado de la mesa, enfrente de él y esperé un momento para que los dos encontráramos las palabras.

 

Antoni parecía nervioso y se puso a juguetear con las plantas. Le entendí. Yo amaba la herbología y no había nada que relajara más que ponerse un peto para no ensuciarse y arrodillarse junto a las flores para ahuecar la tierra, regarlas, mimarlas... Acababas muy sucia pero feliz y sin un sólo sentimiento negativo. Las plantas aligeraban mucho el peso del alma cuando los problemas parecen agobiarte.

 

Carraspeé...

 

-- Bueno, @ ... Dime... ¿Qué planes tienes? Me extrañó muchísimo eso del testamento... ¿Es qué tienes pensado morirte? -- Y me reí, sólo para aliviar la tensión. En realidad, me reía para alejar el miedo de lo que me contara.

[Anthony R. Dracony M.]

Era increíble como mi estado anímico cambio a penas me encargue de las plantas...cuando vagaba por los huertos y bosques, eran los árboles quienes me ayudaban a restaurar mi calma...que lejano estaban esos días tristes en que me sentía sin nada para mi, ni material, ni sentimental ni de ninguna especie...

 

 

Incluso la actividad de pintar no la ejercitaba, solo usaba cualquier objeto para "dibujar" en la tierra...nunca tuve un pergamino o una pluma...dibujaba en el suelo aquello que deseaba, era lo único lindo porque al dormir me perseguían las pesadillas, ni en sueños lograba escapar a los horrores de aquella vida...

 

 

Ahora que había cursado las artes guerreras, descubrí como es que Regan me mantenía controlado...la marca de sangre y la daga de sacrificio...tan simple y tan escalofriante...

 

 

Mis pensamientos eran más relajados...que mal que no podía solo ser jardinero....un sonido hizo mi tía Sagitas para llamar mi atención, trague saliva aún nervioso, la mire...ella me ofreció hablar, igual que aquella vez que el destino me llevo al café bar "El despertar del Fénix"....Reacon tiene razón, mi decisión de entrar aquel día a ese café a solicitar trabajo, no solo me dio la posibilidad de ganar galeones para sobrevivir, me brindo además esa oportunidad de que ella me conociera y me aceptará como su sobrino...esa vez debo de colocarla en mi agenda mágica...porque debo celebrar esa fecha como una de las mejores en mi vida, el hecho de ser su sobrino, me regalo parientes que puedo hoy en día considerarlos que son mi familia, me respetan y me estiman, aunque yo no me he acercado mucho a ellos por el temor que aún anidada en mi alma...

 

 

-- Bueno, Antoni Ryvak Dracony ... Dime... ¿Qué planes tienes? Me extrañó muchísimo eso del testamento... ¿Es qué tienes pensado morirte?

 

 

Su risa es contagiosa, pero solo sonrió nervioso...tendré que decirle...desvió la mirada...esto no lo pensé, de haberlo hecho sabría que decir...no tengo nada preparado...¿porque puse su nombre en el documento?................ah, si! porque es la única que conozco como abogada o asesora......¿no es esto un conflicto de intereses?......tal vez, pero ya estoy aquí, ella ya leyó el documento, sigo siendo un extraño......su sobrino, pero que no le conozco, ni me conoce, la estimo pero realmente solo sé lo que la gente comenta, una gran bruja que es muy defensora de su familia......se donde trabajan, si no fuera por eso, ni siquiera cruzaría palabra con ellos...saco el aire, si fumara, sería el momento dramático para prender uno y dar unas bocanadas....me hago hacia atrás, coloco una pierna sobre la otra...¿cómo iniciar? mastico su comentario, mi mano derecha pasa por mi cabello que muevo hacia atrás para encontrar inspiración de como iniciar esa plática rehuida...

 

 

--Más bien he pensado ¿qué pasará cuando me muera? ¿qué ocurrirá con los bienes que he obtenido? ¿cómo puedo asegurar que Cindy esté bien tras mi partida?......no tenemos la vida asegurada....yo no soy inmortal tía, el día menos pensado, sucederá lo inevitable, solo quiero que no se quede todo en un "plan para después"....¿me explico?

 

@

[Sagitas E. Potter Blue]

Pude leer en su mente la crisis por la que estaba pasando. Es un decir, no es que de verdad leyera su mente. Soy Leggeremante pero lo considero una falta de educación meterme en la mente de nadie, así que no lo uso al menos que sea totalmente necesario y no haya otra salida. Hoy no era esa ocasión puesto que él había venido libremente al negocio para hablar conmigo y, además, porque notaba la fuerza de voluntad que estaba poniendo para coordinar lo que podía decirme y que no le resultaba fácil.

 

Era mejor respetar su intimidad.

 

Sonreí ante su argumento y moví varias veces la cabeza en señal de asentimiento.

 

-- Es loable que te preocupes por eso, Antoni. Todos tenemos un momento de debilidad en el que pensamos en el futuro. Cindy tiene una gran suerte en que tú seas tan buen marido y te preocupes por el mañana.

 

Di un par de palmaditas en la mesa y después chasqueé los dedos. Uno de los cajones abrió sus puertas y dejó a la vista un mueble bar. Hice un gesto para que Antoni decidiera si quería alguna cosa de beber.

 

-- Nadie es inmortal, sobrino, nadie. Está bien que te preocupes por el futuro pero tampoco te obsesiones, ¿eh? Quiero decir que no hay que llamar al mal tiempo, por si acaso. Bueno, vayamos por faena...

 

Moví la varita y un dossier se acercó a la mesa. Dentro de él, el primer documento era el que él me había hecho llegar. Lo ojeé sin perder mi sonrisa. Después puse la mano encima y volví a mirar a Antoni.

 

-- Verás. Si tú eres patriarca de alguna familia y ella no lo es, no heredará nada. De tus negocios, lo mismo; has de estar ella en el registro de los mismos o no heredará nada. El dinero de tu bóveda es únicamente de tu propiedad y no podrá heredarlo. En este pueblo tienen normas estrictas sobre las donaciones y, ufff, no sé... ¿Exactamente que quieres que ella herede?