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Edicto sobre el Estatuto Internacional del Secreto en territorio inglés


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Hormiga 247

 

Hormiga 247 conocía bien su lugar en el hormiguero y sabía que esas expediciones, que se tomaba la libertad de hacer desde aquel día en que había bebido un poco de aquel extraño liquido que un torpe mago había derramado sobre el suelo del Departamento de Misterios, afectaban de alguna manera el trabajo de sus compañeras. Pero aún así estaba interesada en seguir haciéndolas, ¿sería acaso que una breve charla con la reina la ayudaría a despojarse de sus tareas actuales para comenzar a dedicarse solo a observar y aprender de aquellos humanos tan insoportables?

La atención de la Hormiga 247 en aquel momento estaba centrado en solo uno de todos esos humanos y la razón era que, según podía comprender, aquella mujer ostentaba un poder similar al de la reina del hormiguero. Sus pasos la llevaron de nuevo a la fila que se extendía a lo largo de casi todo el ministerio, en la que se suponía debía estar apoyando a sus compañeras en la tarea que la reina les había asignado, pero al contrario de ellas había pasado casi todo el día observando.

— Lo siento.

Sabía que no todas las hormigas que la rodeaban podían hablar, pero hormiga 505 había estado con ella aquella tarde de hacía un par de días —. Es solo que no logro comprender porque existe tanta segregación en el mundo de los humanos. ¿Tú sabes? —Hormiga 505 no compartía de todo los nuevos ideales de Hormiga 247, ella seguía intentando aparentemente continuar con su vida como hasta el momento antes de beber la poción.

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Hormiga 505

¡Lenguaje humano! Hormiga 505 agitó sus antenas con disgusto hacia 247, reprendiéndole por lo que acababa de hacer, pero lejos de persuadirle, otra vez su compañere usaba aquel vulgar lenguaje para comunicarse. La gran mayoría de obreras seguían con sus tareas, incapaces siquiera de entender lo que acababa de decir 247, pero algunas de ellas, las que habían bebido de ese líquido extraño dejado por un humano mago, rápidamente empezaron a dar sus explicaciones y teorías a 247.

— ¡Lo que tienen que hacer es ponerse a trabajar! Aún hay mucho pendiente.

Había notado un cierto gesto de reproche en las demás por lo que acababa de decir. Era como si de pronto, los papeles se hubiesen invertido y no fuera ella la hormiga sensata exigiendo a las demás que estaban perdiendo la esencia de sí mismas, que hicieran las cosas adecuadamente, sino una extraña disidente empecinada y no cambiar. Y bueno sí, realmente no quería hacerlo.

No quería pensar en por qué ahora sabía los nombres de las enormes construcciones humanas y las raras denominaciones (oficinas, departamentos) con que rotulaban a cada uno de sus espacios. Tampoco quería ahondar en ese conocimiento que iba manifestándose dentro de sí, sobre algo llamado "magia" que parecía ser el motivo de pelea principal y la razón que impulsaba a la criatura humana que a 247 tanto le gustaba observar.

Pero ¿ir hasta la reina por un tema así? Era simplemente inconcebible.

— Si algo tenemos que comunicar a la reina es por qué se ha decidido no ir a ese espacio que los humanos llaman "Departamento de Misterios". No podemos permitir que más hermanas se contaminen con...esto.

Sus patas sufrieron un espasmo involuntario de disgusto. Y con otro movimiento de las antenas comunicó a las demás que era lo último que pensaba decir en lenguaje humano.

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Hormiga 247

Hormiga 247 pudo sentir como sus antenas comenzaban moverse desesperadamente. No entendía porque hormiga 505 se rehusaba a inmiscuirse en aquellos temas que a ella tanto le apasionaban. Para Hormiga 247 todas sus compañeras tenían el derecho de beber aquel extraño liquido, pero hormiga 505 había prohibido terminantemente a todas acercarse a aquel lugar. Si bien hacía ya un par de días de que el humano había derramado aquella poción y otros creían que habían limpiado todo, pero ella sabía donde persistían aún par de gotas.

— ¿Contaminarse? —Hormiga 247 se plantó frente a su compañera, logrando así que la fila se detuviera de repente—. ¿Sabes las posibilidades que que podríamos tener si todas nuestras compañeras adquieren las habilidades que nos dio ese liquido?

Hormiga 247 comenzaba a sentirse abrumada por el pensamiento de hormiga 505, sabía bien que ella estaba defendiendo todo aquello a lo que estaban acostumbradas, todo aquello que ella también creía que estaba bien. Pero...

— Creo que te entiendo —murmuró. Sus compañeras, aquellas que no contaban ya con las habilidades otorgadas por la poción, buscaron un camino nuevo y continuaron con su camino hacia su destino, tal y como se suponía debían hacer —. Si continuo con esto, interesándome por los humanos, podríamos perder todo lo que tenemos... ¿Cierto?

Aquel tipo de pensamientos eran nuevos para hormiga 247, en realidad eran sus primeros pensamientos ya que antes de eso le era imposible pensar por si misma.

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Hormiga 505

Allí donde 247 veía "Posibilidades", 505 solo detectaba un profundo peligro. Incluso en el hecho de que estuviesen con miradas tan opuestas sobre la peligrosa sustancia, cuando en general todas solían responder al mandato de la reina y eso era lo único que les bastaba, ya se estaba evindiencia las consecuencias que esa bebida había producido en el interior de sus hermanas, y de ella misma.

Tenemos las habilidades que necesitamos para hacer bien nuestro trabajo ¿Cuál es la ambición, la necesidad de querer más?- chasqueó las patas, molesta consigo misma por estar de nuevo hablando lenguaje humano pero aún así prosiguió- no veo que de bueno pueda tener que aprendamos todos esos "conocimientos" que lo único que han traído es desolación al mundo humano, separándose entre mágicos y no mágicos, en lugar de todos juntos ser una sola fuerza para mantener a su reina y vivir con tranquilidad. 

Movió sus antenas, por primera con gesto afirmativo hacia 247 al escucharle algo que al fin le hacía sentido. Ella entendía, la enormidad de los humanos podía generar alguna clase de admiración, pero eran ellas las que llevaban de perder, pues la curiosidad excesiva las exponía a toda clase de daños semejantes.

En lenguaje hormiga, 505 comunicó a las demás para que se desplazaran con extremo cuidado por el borde inferior de una pared de lustroso empapelado, en dónde habían convenientemente aprovechado un agujero para colarse hacia la otra instancia. Todas obedientes, incluida 247, cumplieron el mandato, y ella permaneció hasta que la última hormiga hubo traspuesto el muro.

Del otro lado, el espacio era bastante iluminado y en el piso, cubierto con una mullida alfombra, resaltaban unas monstruosas botas que lucía una humana, al parecer jefe de esa oficina.

La indicación de que evitaran bajo toda circunstancia circular por debajo del escritorio exponiéndose a aquellos enormes pies humanos fue dada al instante. 505 esperaba que 247 también la cumpliera en lugar de intentar curiosear también a esa humana, como lo había hecho con la otra líder de los humanos. 

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Hormiga 247

 

A hormiga 247 le resultó imposible negarse a las órdenes que hormiga 505 daba a través de aquella conciencia colectiva que tanto las caracterizaba, al fin y al cabo había cumplido siempre con los mandatos de la reina que estaban siempre enfocados en el bien común del hormiguero.

— Es justamente eso lo que quiero entender...

La voz de aquellas hormigas era imposible de escuchar para un humano, apenas que este estuviera literalmente pegado al piso, hormiga 247 lo había aprendido a la mala cuando un pequeño humano jugaba en el piso del lobby del ministerio y justo ella pasaba por ahí después de pasar toda la mañana observando a la humana con más poder que conocía en aquel momento.

Hormiga 247 no sé acobardó ante las pisadas de la humana que recién entraba a la oficina en la que se encontraba, al fin y al cabo tenía práctica en esquivarlas y no por nada eran catalogadas como el tercer ser viviendo más rápido del mundo.

Una vez detrás del muro, hormiga 247 volvió a insistir en el tema. 

— Sabes que no podemos ocultarlo para siempre, la reina se enterará en algún punto. Debemos informarle sobre las últimas gotas antes de que estás desaparezcan, para que pueda beberlas y tomar una decisión.

 

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Hormiga 505

Lo observó, con todos los ojos que tenía para ello, inquieta por la idea que 247 acababa de dar. Pero claro, ¿Cómo no se le había ocurrido antes que la reina desease personalmente conocer de aquella extraña sustancia aún pegosteada en un rincón por causa de un negligente elfo doméstico que no había querido limpiar en el rincón tras el velo?

Eran pocas gotas, y si, 247 sabía que si demoraban demasiado ya no habría rastro de ellas para la reina. Y oh su amada reina, cualquier cosa que ella necesitase, o quisiese, era parte de su naturaleza el concederlo. ¿Cómo iba quedar a sus ojos si luego de informarle del incidente no tenían la posibilidad de que ella viese ese brebaje con sus propios ojos?

De cualquier modo, también empezaba a preocuparle el hecho, ahora que 247 lo había Planteado, de que la reina quisiese probar esa misteriosa sustancia. A diferencia de como estaba haciendo con el resto de hormigas, no tenía manera de prohibir que tal situación sucediera, y si se daba...

¿Qué efectos tendría en la reina?

El descuido ante la avalancha de todos pensamientos casi le pasa factura en ese momento por las pisadas de otro humano ingresando a la oficina. 247 había conseguido alertarle a tiempo y en un pliegue de la alfombra había podido ponerse a buen recaudo. Ciertamente, a su edad, toda hormiga ya manejaba una serie de mecanismos para protegerse de ataques conscientes o inconscientes de humanos, pero ahora que tenía esa molesta conciencia está alertagaba sus instintos.

O así lo sentía. 

Asintió y comunicó de inmediato a 247 que en cuanto terminaran con el transporte de la comida de esa estancia, irían dónde la reina. 

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Hormiga 247

Al grupo de hormigas le llevo exactamente 17 horas cumplir con la tarea que tenían asignada, si bien eran buenas en su trabajo, lo cierto es que eran bastante pequeñas como para completarla en poco tiempo. Desde su conversación con hormiga 505, hormiga 247 había centrado toda su atención en terminar aquella tarea ya que deseaba acudir a donde la reina para contarle sobre aquel extraño liquido.

Si bien la reina era superior a todos en el hormiguero, quizá ella era la única que podía pensar libremente, hormiga 247 estaba segura de que aceptaría beber aquel liquido ya que eso habría inmensas posibilidades tanto para ella como para todas las demás hormigas de aquel hormiguero. Rasgo una de sus patas una vez que termino con la tarea, estaba exhausta. 

— ¿Entonces iremos a donde la reina? 

Hormiga 247 no tenía acceso al área donde la reina reposaba, pero hormiga 505 sí. De hecho era la única de las que habían bebido aquel extraño liquido que tenía acceso a ella.

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Hormiga 505

En las 17 horas restantes que les tomó completar la labor,  505 había esperado que aquella idea de 247 se difuminarse. Las luces en aquella oficina se habían extinguido y habían continuado trabajando en la oscuridad. En cierto momento, una molesta cucaracha les había obligado a emplear su poder colectivo para deshacerse de ella y transportar también su enorme cuerpo como otro valioso insumo con el cual alimentar a la tierra de las hormigas cosechadoras en las próximas horas. 

Habian Sido pues no horas de rutinaria labor, sino con mucha acción de por medio inesperada (eludir las escobas y recogedores de la mañana siempre era un reto adicional para el que no obstante toda buena hormiga estaba entrenada), pero ninguna de esas situaciones había conseguido que 247 dejase de pensar en la idea del en centro con la reina. 

505 sospechaba que el asunto tenía que ver también con que iba ser la primera vez para ella, y la media docena de hormigas que acompañarían también, la primera vez que pudiesen estar medianamente cerca de la monarca,pues como supervisora de todas ellas, era 505 la única autorizada a ingresar cerca de los aposentos de la reina.

Mientras todas las obreras volvían en fila había sus lugares de descanso, 505 permaneció junto al resto de hormigas de la comitiva y entonces cuando 247 preguntó en lenguaje humano si era el momento, dió una respuesta afirmativa haciendo uso de sus antenas,como si quisiese hasta el último momento, mantener su esencia impoluta de hormiga, que la poción le estaba arrebatando, contaminandola con esos pensamientos humanos sobre si misma. 

El trayecto fue masomenos largo, pues la reina se encontraba en la zona más segura del hormiguero y no tuvo intercambio alguno de mensajes, excepto por breves indicaciones para que no se perdiesen en la laberíntica construcción. Cuando por fin llegaron, 505 estaba particularmente nerviosa así que cedió a 247 la palabra.

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Hormiga 247

Hormiga 247 podía sentir como el ambiente en aquel lugar del hormiguero era diferente al de los cuales ella tenía acceso. A aquel lugar solo tenían lugar las hormigas reproductoras, la reina y de vez en cuando alguna hormiga obrera como hormiga 505 que tenía el trabajo de informar a la reina cada detalle sobre el trabajo de las hormigas obreras. Hormiga 247 tenía en aquel momento ya dos años, podía decirse que estaba a la mitad de su vida y nunca en todo ese tiempo había tenido el placer de estar cerca de la reina.

¿Qué debía hacer? ¿Cómo tenía que comportarse? No podía dirigirse a ella con el lenguaje humano, tenía que hacerlo a través aquel lenguaje hormiga que más un lenguaje era una conciencia colectiva en la que todas y cada una de ellas podían saber lo que las hormigas a su alrededor estaban pensando. Ese poder era limitado, la única que podía extenderlo a todo lo largo y ancho del hormiguero era la reina y es por eso que al estar ahí, en los aposentos de la reina, no había peligro de que las demás se enteraran.

Hormiga 247 entro después de hormiga 505 y después de ella vinieron las demás que habían consumido aquel extraño liquido. Al entrar, hormiga 505 quedo fascinada con la hermosura de la reina. Era mucho más grande que cualquiera de ellas y sus alas imponían demasiado, hormiga 247 hizo una reverencia apenas entrar y aunque sentía un poco de miedo comenzó a compartir sus pensamientos con la reina.

Pensó sobre el extraño liquido y los poderes que les había otorgado a ella y sus compañeras. Pensó también en las posibilidades que aquel poder le daría a la hormiguero y aunque intento reprimirlo, también pensó en los peligros que aquello podría ocasionar. 

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Hormiga 505

Estando presente frente a la reina es que recién podías comprender porque era inútil intentar ocultar un pensamiento. Así que mientras 247 compartía todo lo que había visto, 505 permaneció en silencio admirándola. Estaba en su naturaleza amarla y serle fiel, lo sabía, pero ahora que había tomado conciencia de sí misma al modo humano,  eso no había impedido que la quisiese menos, como si había pasado con otros aspectos suyos. 

Y cuando ella habló humano por primera ¡que gracia tenía su voz! ¡que elegante sonaba! En el mundo humano 505 había visto como muchos se esforzaban por tener una linda voz y a su vez cedían más fácil ante quienes poseían una. No era algo que la mayoría de humanos admitiese, y eso hacía pensar a la hormiga que no era una práctica de las buenas (¿por qué sino ocultarse?),  pero sus pensamientos eran tan nítidos respecto a esa observación que la reina terminó fijándose en ellos, y el entusiasmo que toda esa nueva información le traía.

La habitación de misterios, la  rara poción, el mago huyendo vilmente de la zona de los hechos. Todas esas memorias celosamente guardadas ahora las mostraba a la reina para que tomase una decisión y sopesase de esa manera su visión de las cosas, de la que 247 tenía. Y con suerte declinase de esa idea, para así poder volver a sus actividades cotidianas, que ya estaba extrañando realizar.

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