Las reliquias del Sr Gold (MM B: 116170)

[Idylla Macnair T.]

-Preparado para la velada?- pregunto dándose un tiempo para contestar, vaya que Ernest había dicho hacia unos minutos que habían prestado regalos y sorpresas para los presentes -Pues en realidad no tengo ni idea de que clase de regalos pudieran darnos- comento la chica mordiéndose el labio inconscientemente pensando en eso unos segundos -pero estoy segura de lo que sea me gustará-

Le sorprendió su pregunta de si iba a ir a Francia, no lo tenía pensado y de pronto le cayó el veinte, claro los dos estaban en el ministerio Francés -pues no lo tenía pensado para dentro de los meses posteriores, pero si me invitas con mucho gusto te acompaño- respondió la chica con una sonrisa, James era encantador y atento, ya se imaginaba porque decía que todos los días con el serían mágicos. Estaba más que dispuesta a comprobarlo, le hacía falta de esa magia en su vida de vez en cuando, y lo mejor con un acompañante tan ideal.

Le tocó la mejilla mientras lo miraba a los ojos, y de pronto su boca de había secado. Volteo un poco alrededor mientras sus palabras de que si le tenía miedo a el, ella no era de temer a nada en el mundo, pero cuando la miraba con esos ojos azules ya no estaba tan segura. Prefirió solo darle la respuesta correcta para aquel momento -Bueno podría darte la misma pregunta, Como sabes que yo no soy peligrosa? -alzo una ceja y se acercó más a él, tomo con delicadeza uno de los extremos de su traje y se acercó tanto a su cara, que sus alientos se mezclaban -Talvez tu no deberías estar aquí solo conmigo- comento aún en la cercanía y Justo antes de rozar los labios en los de el, se separó y se volteo alejándose solo un poco de el, mientras que escuchaba sus siguiente pregunta -Estoy dispuesta a cualquier cosa que se te ocurra- comento la chica tosiendo un poco por el calor del momento que ella misma había creado, pero lo dejo pasar. Solo para ver cómo el chico reaccionaba ante lo que ella había hecho, como lo dijo hacia unos momentos talvez. Ella era la chica mala en la historia y estar aquí a solas con ella puede que fuera una mala idea . 

-Que tenemos que hacer?-

 

@ James Fleamont Potter

 

[Kahlan Blackthorn]

 

— No es nuestro tiempo, pero haremos que lo sea—siseó esas palabras cerca de los labios de Alex. Las mismas que le obsequiará dentro de la Inauguración de la Liga de Quidditch, aquel sitio que fue la punta de lanza para que su relación se diera de una forma por demás natural y fluida. Sintiéndose como un adolescente por momento, no olvidaba los buenos modales que le inculcará a rajatabla su abuela materna. Esa mujer que era como una dama de hierro viviente, sedienta de poder y ambición— Eres tú para mi y yo para ti, recuérdalo Alex—apretando su mano le transmitía toda la seguridad que le brindaba experimentar el mismo sentimiento.

— Somos caballeros y se dice que no poseemos memoria—sonrió acortando la distancia que los separaba. Eran como un imán ahí donde iba la carga positiva, respondía la negativa en una acto reflejo— No suelo ser muy sociable, pero si es lo que debemos hacer. Haré una excepción en está ocasión, no deseo lidiar con personas non gratas—le dijo con seriedad. Podía ser todo un caballero, pero como en todo su limite de tolerancia era demasiado frágil— Vayamos con tu tía, saludemos y después de eso volveremos a nuestros asuntos—le seguía sin soltarle. Sabía que de hacerlo generaría una sensación de abandonó en el golpeador de los VV. 

Le acompañaría por el resto de su vida, ambos contaban con la inmortalidad a su favor. Era como tener las tijeras de plata en sus surda, controlando de ese modo el fino hilo del que pendían sus vidas— Lastimosamente no tengo el placer de conocer a tu tía, porque me empecine en centrarme en todos los deberes que me asigno—se mordió la lengua conteniendo sus ansias por salir corriendo tras el rastro de la Senescal de Caronte. Debía aprender a moderar es instinto por tenerle cerca, acostumbrándose a vivir la vida de ella en un plano paralelo.

— Antes que nada—detuvo a su acompañante en seco— Hay algo muy importante que debes saber, pero no es el momento y menos el lugar—acariciando su mejilla, le pedía que confiará en él. Se había montado en una ruleta rusa, plagada de sinsabores, asuntos personales que finiquitar y un mundo de secretos que llevaba a cuestas el Holandés. Era como un baúl de siete cerrojos, cada uno de ellos escondiendo un secreto que debía permanecer sellado a piedra y lodo. Recobrando su temple frío y desinteresado, se dejaba llevar por su contraparte. Conocer a la familiar de demonio, no le molestaba en lo absoluto, ya que eso significaba una sola cosa. 

Las cosas entre ambos iban más que en serio, aunque entre sus planes, no estaba de momento casarse o tener una familia en toda la extensión de la palabra. Compartir a Alex con otras personas, despertaba sin duda su lado territorial y posesivo, pero desde siempre fue así en el campo del amor— Es tierno que me digas azulejo, pero me quedo más con el otro mote que me has obsequiado—el era un ave azul. Aquella que extendía sus alas a todo lo que daban, volando a sus anchas por el inmenso firmamento— Nada de merengues, sabes que detestó verme con esas ropas tan cargadas de olanes—refunfuño dejandole un ligero roce en la mano. 

@ Malum Luxure

[David Augustus Lestrange]

—¿Por qué crees eso? ¿Todos los regalos te gustan? —cuestionó con interés mientras no le quitaba ojo de encima. Podía tratarse de una mujer positiva que pensase que los regalos fuesen geniales, pero también cabía la posibilidad de que se tratase de alguien agradecida, que para ella lo más importante fuese el gesto y no lo material y por eso estuviese convencida de que le gustaría. El francés no tenía ni idea, pero esperaba saberlo con su respuesta. Le gustaba regalar cosas y si descubría más sobre sus gustos a la hora de los presentes, más posibilidades tendría de acertar.

Sonrió. ¡Por supuesto! Estaría encantado de invitarla. De hecho, quería hacerlo. Por eso, durante unos segundos se preocupó al afirmar que no tenía pensado salir de la capital inglesa. Al ver que estaba dispuesta a viajar a su país, se alegró bastante. Allí podrían tener algún encuentro interesante.

Su respiración se aceleró los segundos siguientes. Cuando sus rostros se quedaron tan cerca que podía llegar a sentir su aliento sin ningún tipo de problema, pensó que acabarían besándose. Su corazón comenzó a latir con más fuerza. Casi estuvo a punto de cerrar sus ojos. De un momento a otro la temperatura había aumentado, pero tan rápido como había comenzado, se terminó. Vio cómo se volteaba aún sorprendido por lo que acababa de pasar, pero no pudo evitar esbozar una sonrisa. Aquello, de nuevo, había sido tan inesperado como agradable. Se pasó la mano por el cabello y suspiró.

—¿Eres peligrosa? A mi me encanta el peligro, ¿no lo sabías? —afirmó con seguridad, sintiendo como poco a poco su cuerpo volvía a valores normales de respiración. Si quería jugar, iban a jugar...

Metió la mano en el bolsillo de su pantalón buscando un par de objetos para poder llevar a cabo lo que se le había ocurrido hace unos minutos. Una idea que, viendo lo que había hecho su acompañante, le parecía mejor que antes. No tardó en encontrar lo que buscaba: dos anillos. El primer anillo era un Anillo de Salvaguarda contra oídos indiscretos, el segundo era un Anillo salvaguarda contra miradas indiscretas. Se puso ambos, activándolos.

Con el primer anillo bloqueaba una zona de 50m2 haciendo que los sonidos no saliesen de ella. En otras palabras, no podrían escucharles. Con el segundo protegía la misma cantidad de terreno, pero en esta ocasión de miradas indiscretas. ¿Acaso eso no era parecido a una capa de invisibilidad como la que soñaba tener la mujer? Estaban lejos del resto, pero con esos dos anillos se aseguraban un plus de privacidad. Sonrió satisfecho. Estaban allí, pero al mismo tiempo no a ojos y oídos del resto.

Dado que ella se había volteado no pudo ver lo que había estado haciendo, era hora de contárselo. Se acercó por detrás para susurrar en su oído.

—Puede decirse que ahora somos invisibles y mudos. —hizo una breve pausa para voltearla con delicadeza y mostrarle la mano donde portaba ambos anillos. ¿Ella conocería lo que hacían cada uno? En caso de que no, se lo explicaría. —Ahora no pueden escucharnos, ahora no pueden vernos.... ¿ahora estás asustada? —preguntó en un susurro, acercando su rostro al suyo. Haciendo que de nuevo sus labios se quedasen lo suficientemente cerca como para poder sentir el aliento del otro. Pero permaneció así, no se alejó.

Su respiración y su corazón volvieron a acelerarse, pero estaba cómodo con eso. Estaba cómodo en esa situación donde la temperatura subía. La miraba directamente a los ojos.

—Es tu última oportunidad para huir... ¿Lo harás?

 

@ Idylla Macnair T.

[Idylla Macnair T.]

—Claro que todos los regalos me gustan, aunque siento que la intención y las ganas de hacerlo son mejor que el regalo en si— comentó la chica con una sonrisa, le gustaba que le hicieran regalos y recibirlos, aunque nada le gustaba más que hacer regalos y ver la cara de la gente a quien se los hacia —Y podemos ir a Francia cuando quieras, sería bonito volver a verla, pero ahora con compañia—

—Entonces sería interesante ver que tan peligrosa puedo ser— comentó la chica aún voltear a y unos segundos después miro a lo que estaba haciendo ella chico, traía dos anillos en la mano y enseguida los reconoció como el salvaguarda de oídos indiscretas y de que nos vieran, sabía incluso la después ya antes de que el se la dijera —Bueno yo...no...me...asusto con facilidad— logró decirlo con un poco de resequedad en la garganta, su pulso se aceleró y parecía que lo siguiente que diría sólo tartamudearia. Tenía sus labios a pocos centímetros de los suyos, sólo faltaba una milésima de espacio para que se tocarán, y ella no quería quitar la atmósfera que se había transformado alrededor de ellos.

Su respiración comenzó a acelerarse, y el tiempo pareció detenerse en ese mismo instante, en que simplemente unono de los dos debía dar el siguiente paso, lo miro a los ojos mientras sus palabras la haciangala volver un poco a la realidad, pero sin sacarla se aquel momento —Yo nunca huyó de nada, y vaya que de esto no quisiera hacerlo— dejo de mirar a los ojos de James y miro sus labios, sólo tomó una fracción de segundo tomar la decisión para adelantarse y poner sus labios sobre los de el, cerrando así ese minúsculo espacio que los separaba. Cerró los ojos mientras saborea la calidez de sus labios, y esperaba la respuesta de el, ella no sabía que hacer con sus manos por lo que las subió y las puso alrededor de su cuello atrayendo más hacia ella y profundizando un poco más el beso.

 

@ James Fleamont Potter

[Malum Luxure]

Que Kyle recordara las palabras que le dije en la inauguración hizo que mi corazón lata aún más acelerado, el torneo había terminado como resultado mi príncipe había llevado el segundo lugar y una propuesta de noviazgo de mi parte, la cual aceptó haciéndome inmensamente feliz. Yo no podría creer que el tiempo iba a un paso tan veloz y nosotros parecíamos no notarlo, cuando nos miramos parecemos entrar en una burbuja tan mágica donde afloran nuestros diversos sentimientos.

Sus brazos a mí alrededor eran como el más firme escudo, entendí cuando dijo eso de "no ser muy sociable" si bien yo trataba a todos con amabilidad no significaba que no tuviera mi carácter, las personas no gratas también sacaban mi peor lado, aun así trataba de comportarme, no dejaba de ser un príncipe y ni tampoco un jugador...ser la representación de algo visible no era algo que en sí buscara, solo venía ya impuesto por ser quien eres.

-A simple vista no puedo verla ni a ella, ni a mí tío...creo que es mejor si nosotros nos quedamos apartados en nuestros asuntos y si los vemos solo saludamos.- Le ofrecí a mi novio con una sonrisa pícara que dejaba asomar un hoyuelo. -Ada es una persona maravillosa, hermana de mi madre por adopción pero creo que es más por elección, su amistad es incondicional, eternas aliadas en lo que sea que se propongan. -Por un momento me dio melancolía de extrañar a Damián y Asher, horas de travesuras con mi hermano y mi primo, entonces le di un brazo por qué mi príncipe en este momento llenaba todos mis espacios. Le miré a los ojos viendo mi reflejo en el mar y me dio tranquilidad.

Me dijo que confiara en él acariciando mi mejilla, pero él no sabía que yo le confiaría mi vida si así lo pidiera, podía notar que cualquier cosa que fuera a decir sería importante, pero quería que estuviera relajado, que se sienta en confianza y que solo fluya como siempre, yo haría lo que fuera por siempre protegerlo es algo que no podía evitar y tampoco quería hacerlo. Entonces como si nada vino una idea a mi mente, quizá un poco tonta pero nada perdía con intentar, tomando su mano con dulzura lo lleve a un rincón bastante alejado de la multitud.

-Sin querer me he vuelto a enamorar...¿No será que siempre ocurre a mi edad?...Fue un amor relámpago...Que me acercó a ti.- Empecé a cantarle de forma de susurro al oído mientras lo incitaba a bailar suavemente conmigo. -Eres mi principio, mi final...El infierno, el cielo y todo lo demás...Con un beso tímido...Te di mi corazón.- Le miraba embelesado por qué él podría tener miles de defectos pero a mi podrían importarme menos...ya tendía también tiempo de contarme los secretos que quiera. -Fuego contra fuego es amar...Fuego del que no puedo escapar...Donde nadie oye mi voz...Allí te espero yo. -Aquella canción que le entonaba tenía toda la razón, él lo era todo incluso para un ser demoníaco como yo, se que ambos somos la debilidad y la fuerza del otro. 

Me sonreí ampliamente con ambos hoyuelos y todo, no sabía si a él le gustaba lo cursi que era, pero aún así quería intentarlo, se que detrás de por hermoso rostro de hombre duro late un corazón que es mi más preciada joya, esta claro que podemos ser adrenalina en su máxima expresión pues conocía cada estrella que adornaba su cálida piel, los mínimos detalles que deberían ser adorados de tan romántica manera todos los días.

-Bailar de lejos, no es bailar...Es como estar bailando solo...Tú bailando en tu volcán...Y a dos metros de ti...Bailando yo en el polo.- Esta vez ya no me importo elevar un poco más la voz pues quería que todos notaran que estaba enamorado del más hermoso mago. -Probemos una sola vez...Bailar pegados como a fuego...Abrazados al compás...Sin separar jamás...Tu cuerpo de mi cuerpo.- Yo estaba llevando el control de la situación, le hice girar con mi mano derecha y luego le abracé como si mi vida dependiera de ello siguiendo la nueva canción. -Bailar pegados es bailar...Igual que baila el mar...Con los delfines...Corazón con corazón...En un solo salón...Dos bailarines. -Estaba tomando el valor para dar un paso más en nuestra relación, no es que tuviera miedo pero la ansiedad es bastante grande. -Abrazadísimos los dos...Acariciándonos...Sintiéndonos la piel...Nuestra balada va a sonar...Vamos a probar...Probar el arte de volar.- Eramos dueños de nuestro lugar, no me importaba si llamábamos la atención o que dirán, a esta altura mi azulejo lo abarcaba todo sin quererlo, así natural como es.

En mi bolsillo descansaba la razón de todo esto, el final de tan largo preludio, yo lo había disfrutado mucho, por qué le había regalado caricias tiernas, besos dulces y pequeños, estrofas de canciones que decían lo que yo no podía decir por temor a que me fallara la razón, la fiesta merengue se había convertido en algo más que una reunión de formalidades, nosotros rompemos el molde de los aburridos protocolos.

-Ya ves, mi edad es tan difícil de llevar...Mezcla de pasión e ingenuidad, difícil controlar...Tú siempre tan fantástico y yo sé...Que tengo mucho que aprender, pero tú también. -En verdad todo es tan nuevo y Real que puede dar pánico pero ahora, no en este momento íntimo de nosotros, mis manos en su cintura no lo dejarían escapar hasta terminar. -Yo sigo pretendiendo desnudar...A media luz tu intimidad
Y vestir mi piel...Sabes aprovecharte de la luz que desprendo al mirarte...Mi habitación en silencio está...Templado el aire, yo que pienso en soledad. -Esta había sido una loca idea de "Mal", si duda inolvidable para el par de ojos azules que me miran, le sonreía mientras seguía entonando. -Locamente enamorado (locamente enamorado)...No sé qué es lo que me pasa...Pero solo puedo pensar en ti...Locamente enamorado, locamente enamorado, sí...Todo irá bien, ya verás...Me digo porque quiero estar convencido.- Entonces le tome del rostro con todo el amor que le tenía y lo besé con todo ese revuelto de emociones que cargaba.

Luego de unos minutos minutos saboreando lo dulce de sus labios y falta de aire mediante saque de mi bolsillo una cajita, esa de color negro con bordes dorados, al abrirla mi príncipe se encontraría con dos anillos de platino y rodio, el primero con Esmeraldas y el segundo haciendo juego llevaba Zafiros , podía esperar cualquier reacción de su parte así que tomé aire una vez más.

-Kyle quieres ser mi prometido?.- Se que la pregunta era si quería casarse conmigo, pero eso sería más adelante...solo espere su respuesta lleno de nervios.

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@ Juv Macnair

[Ada Camille Dumbledore]

 

El primer mes del año siempre era para seguir las celebraciones, no sólo era el día de reyes y muchas celebraciones como el año nuevo chino, sino también el cumpleaños de miembros de la familia Dumbledore a quienes no podíamos dejar pasar desapercibido. El festejo se iba realizar en el museo restaurante Las reliquias del señor Gold, lugar donde en el nivel superior había un hermoso salón donde se organizaría la reunión. Por supuesto estaban invitados todos los conocidos de la familia, amigos, parejas, compañeros de trabajo y demás, para todos habría una grandiosa comida y una gran selección de vinos de la cava personal de Ada, ella siempre guardaba para estas ocasiones importantes vinos de excelente calidad y exclusivos para lograr degustar y disfrutar las la velada.

 

Pará la celebración había elegido una falda púrpura entubada y un top negro, botas negras, ese era el atuendo, desenfadado y tranquilo para ir a bailar y disfrutar de la compañía de gente que quería.

 

 

El Salón estaba adornado con luces púrpuras y las mesas estaban con botellas de varios licores para que todos pudieran consumirlo. No era de olvidarse que la mesa de comidas estaba llena de aperitivos: variedad de quesos y carnes curadas, además de un gran pastel de cumpleaños de tres varios piso y de una forma muy singular, cualquiera lo hubiera confundido con un sombrero de copa. 

 

Ya estaba todo listo para empezar, solo esperábamos a los invitados y que todos vinieran a la celebración. 

Editado 25 de Enero del 2022 por Ada Camille Dumbledore

[Dana Gryffindor]

SHELLE GRYFFINDOR (si, la volveré mi pj principal de nuevo cuando tenga cambio de nick xD)

 

El cuarto menguante mecía sobre Ottery St. Catchpole, el frío invernal se hacía presente en la escarcha que lo cubría prácticamente todo. Londres usualmente era gris, lúgubre, temeraria, pero aquella noche acogida por las estrellas que reinaban en lo alto, Londres brillaba junto al esplendor del regreso.

Pude sentirlo en el aire, Black se había ido, no sabía a donde ni cómo, ni por cuánto tiempo. Pero se fue, y aunque su ausencia me hacía trizas el corazón sentí paz, una paz que pronto sería perturbada.

En cuanto Arya Macnair asumió como líder de la Marca Tenebrosa decidí que mi tiempo en Inglaterra había terminado y regresé a Dinamarca para continuar con mi periódico danés.

La carta sopesaba entre mis dedos, la había releído una y otra vez mientras me preguntaba si un pequeño viaje a Ottery no haría daño alguno. La gentil caligrafía de Ada y el tiempo que hacía que no la veía fue lo que me terminó de convencer. Fue así cómo terminé con mis agujas pisando la escarcha frente a Las Reliquias de Cold. 
 

Con un vestido color agua, ajustado al cuerpo pero de largas y plagadas mangas, llevaba el cabello color Borgoña cayendo sobre mi espalda con mis rulos ligeramente ordenados. El lugar era oscuro, con luces llamativas en tonos violáceos, al parecer era de las primeras en llegar y me acerqué a la barra donde pedí un martini seco.

 

off: que no se note que estoy oxidada jaja

[Darla G Dumbledore]

Si hubiera sabido que una de sus obligaciones como matriarca era asistir a mil y una fiestas se lo hubiera pensado antes, pero bueno, no tenía más remedio que cumplir, se frotó la frente y recogió como pudo los cabellos húmedos, dejando que un par de mechones cayeran delicadamente encuadrando su rostro. Era claro que a la Potter Black le encantaba el azul, tal cual era el color del vestido elegido, corto y con mangas de encaje que a su vez enmarcaban el escote V del vestido con un cierto aire de corte princesa en la cintura. Aros sencillos, cartera sobre al tono, sandalias de taco alto y pulsera en los tobillos de un azul tan profundo que parecía negro.

—Bien, vamos a la fiesta, al menos no iré esquivando el largo vestido renacentista esta vez —se detuvo unos segundos pensativa, había elegido un par de regalos neutrales que guardó en la cartera pero no era eso lo que la tenía pensativa.

Odiaba las formalidades y él no se había encargado de que aquello se volviera una, así que por eso había dudado, era familia, la fiesta era en un local de un familiar y a ella al menos la había invitado la otra matriarca, asumió que a él también. Se encogió de hombros, no era desamor, pero obligarlo a ser su pareja en cada evento que se viera obligada a asistir no era su idea de tener un buen romance. Suspiró, no quería pensar, por eso se desapareció de su cuarto con un simple crack para aparecer una vez más en las afuera del local de las reliquias del Señor Gold.

No le importaba el frío exterior, camino desvergonzadamente moviendo sus caderas para ingresar al local buscando una copa de una bebida que le ayudase a recuperar el calor a su piel y a su interior, aunque no le afectara tanto como vampiro le gustaba la idea de parecer “normal”, aunque claro con esas fachas no era una dama normal en pleno invierno.

[Ada Camille Dumbledore]

La noche prometía, había sacado una botella de mi singular colección de chateau petrus dans l’espace, una botella única y singular que había sido dejada en la estación espacial por catorce meses para su maduración y ahora está a perfecta para consumir y en el momento de descorcharla sería el instante de disfrutar de una excelente copa de vino. Algunos habían llegado y se habían entrado directamente al salón pero mis ojos sólo lograron ver a la pelirroja que había llegado al salón : deslumbrante en un vestido azul la bella dama había hecho que me llenará de emoción, Shelle Gryffindor ( @ Dana Gryffindor ) había regresado a Londres y estaba allí en mi fiesta de cumpleaños. Dejé la botella y tan rápido como la emoción y mis piernas me lo permitieron llegue hasta ella y son esperar la abrace.

 

- No sabes lo feliz que me hace verte aquí… pensé que jamás te vería

 

Contuve la respiración un momento y sin pensarlo mucho la solté para mirarla de nuevo y sonreírle, por la puerta entraba mi cuñada Darla y le hice señas para que se acercara a donde estábamos nosotras. Tome de la mano a Shelle, tenía miedo que se escapara de nuevo.

@ Darla Potter Black

Editado 29 de Enero del 2022 por Ada Camille Dumbledore

[Hessenordwood Crouch]

—¿Estás bien? Luces más pálido de lo normal-, su voz, tan repentina pero suave, se escucha como un sutil siseo bajo que rompe la calma casi sobrenatural que existe en aquel salón lleno de arte. —Eso está bien para algunos, para los que es costumbre llevar ojeras de vicios o mala administración de su tiempo, o para aquellos que  llevan la enfermedad en los genes, pero a ti no te queda tan bien-, negó suavemente para enfatizar su punto, pero se oía mucho más tranquilo que nunca mientras dejaba escapar una bocanada grande desde el interior de sus entrañas.

—¿No está prohibido fumar aquí dentro?-, 

—Es muy solitario de todas formas, 

—Aún-, el licántropo se encogió de hombros. Está a un pelo de perder la cordura que le queda de todas formas y, aun así, contempla cada obra como si entendiera en ella su significado, perdiéndose entre lienzos y esculturas de figuras tan deformes como sus propios pensamientos. —Ahora que lo mencionas, ciertamente, estoy preocupado-, 

—¿Preocupado por qué?

—No eres invisible, ¿sabes? parece algunas veces que no estás, pero fingir que no estás, definitivamente, no es lo mismo-, advierte como si fuera él mismo el más afectado por la insolencia del brujo Ollivander. 

—Entonces, aprovechemos mientras así sea, 

—Algun dia podrian venir a buscarte,

—Que vengan después-, exhaló esta vez con algo más de fastidio, no es esto algo que no hubiera pensado antes, pero hoy no es la noche en la que piensa fingir un pacto en vano con estas personas. —No hay tiempo por hoy mi querido amigo, no para algo como eso. Ahora andando, es de mala educación hacer esperar a la gente ¿que no sabias eso Hessenordwood?-, finalmente se movió a través de la sala, tanto tiempo quieto lo hizo casi parecer una escultura más del montón.

—El restaurante está hacia el otro lado, señor-,