Planta Baja: Trastienda

[Gatiux]

Pese a que era verano, en Londres siempre llovía o apetecía ponerse algo que no fueran mangas cortas. Aquel era uno de esos días nublados, apáticos, en los que corría un poco de brisa fresca, que no se sabía si se pondría a llover de un momento a otro. Gatiux elevó sus ojos ambarinos hacia las nubes que se juntaban lejanas, el cielo estaba completamente negro en aquella parte.

 

Juntó sus manos y se las llevó a la boca para exhalar aire caliente. Cogía los puños de su fino jersey negro y se mostraba intranquila por tener que esperar. De vez en cuando daba pequeños toques con el tacón, pasando el peso de un pie a otro. Del jeans azul oscuro sacó un pequeño espejo en el que se miró durante al menos medio minuto, haciendo caras frente a él antes de volver a guardarlo.

 

- Me pregunto cuando llegará -suspiró, la paciencia no era su fuerte-

 

El día anterior había quedado con Mistify Malfoy para ir de compras, hacía mucho tiempo que no se reunían y menos para hacer algo divertido. Gatiux le había pedido por supuesto su regalo de cumpleaños, y la mujer rubia había aceptado de buen grado ir a comprarlo junto a ella. La Malfoy sonrió de felicidad, le encantaban los regalos, en ese aspecto era como una niña pequeña.

 

Imaginó el regalo, esperaba que allí lo tuvieran. Estaba parada en las puertas del Magic Mall, no lo había pisado antes y aquel lugar parecía gigantesco. Seguro que habría de todo lo que uno pudiera imaginar. La gente entraba y salía, charlando despreocupada entre sí sin parar a mirar a la banshee que esperaba en la puerta. Aunque captó la fugaz mirada de algún que otro chico, tenía un aspecto demasiado exótico como para pasar totalmente desapercibida si ibas mirando por aquí o por allí.

 

Comenzó a juguetear con los mechones de su pelo violeta, sus finas manos morenas se escondían en el pelo una y otra vez para buscar nudos inexistentes. Vio entonces un pequeño banco de madera que acababa de desocuparse y se sentó allí, estirando las piernas hacia delante y apoyando las manos en las rodillas. En ocasiones le sonreía a las niñas pequeñas que pasaban con sus madres cuando se quedaban mirándola y la saludaban. Tal vez no imaginarían nunca que aquella chica podía ser de aquellas personas que aterrorizaban el mundo mágico, no se solían imaginar a los mortífagos de vacaciones o de compras, o con una sonrisa en el rostro.

 

- Rain over me... -canturreaba Gatiux mientras miraba hacia las nubes-

[Mistify Malfoy]

Cruzar El Caldero Chorreante era lo que menos le gustaba de ir al Callejón Diagon. La figura repulsiva de Tom, el viejo tabernero, el aroma a viejo y sucio, los eternos borrachos estirados sobre la barra de madera con la mirada perdida y los espías... esos que alzaban la barbilla y estiraban sus narices hacia donde pensaban que podría haber una buena noticia.

 

Mistify Malfoy usaba ese día su capa de viaje, la capucha oscura se cernía sobre su rostro y apenas dejaba ver sus facciones. Privacidad. Algo de lo que últimamente no podía gozar a menudo. A veces pensaba que debía haber elegido la metamorfomagia entre sus habilidades a estudiar, al menos así pasaría desapercibida sin la necesidad de esconderse bajo capas de prendas de vestir.

 

Divisó a lo lejos el Banco de los magos, frente al imponente edificio se erguía otro, de grandes dimensiones perteneciente al Concilio de Mercaderes. Había estado ahí en un par de oportunidades, ahora recordaba que tenía que terminar de registrar a Fer, el dragón de Mackenzie, y a Nahass, su basilisco.

 

Bajó su capucha dejando caer la cabellera dorada una vez estuvo delante de la puerta de acero bruñido que daba entrada al centro comercial. Gatiux ya estaba en el lugar y jugueteaba con un mechón de su peculiar cabellera.

 

- ¿Porqué siempre te vistes como una muggle? - las dos brujas se saludaron manteniendo los modos, nada de exhibiciones en donde todo el mundo pudiera verlas - Este lugar es inmenso, supongo que tendrá tu regalo adecuado - empujó la puerta sosteniendo el picaporte en forma de flor de lis y se dirigieron inmediatamente a la trastienda en donde una especie de bosque contenía a todas las especies de criaturas, mágicas o no, que pudieran imaginar.

 

- Espero que no te importe, he invitado a algunos miembros de la familia - se quitó la capa para sostenerla con el antebrazo dejando al descubierto una aterciopelada túnica blanca.

[Artemis Macnair Malfoy]

El tiempo en Londres no preocupaba a la irlandesa a la hora de vestirse. Había vivido en Galway durante buena parte de su vida, aguantado la fría climatología aún con prendas que no abrigaban mucho y solía viajar a menudo a Escocia. Llevaba un conjunto color hueso de pantalón largo y top sin mangas con escote redondo y delimitando el fino cuello femenino. Era de tela liviana. Además calzaba unas botas bajas de color marrón oscuro. El cabello caía suelto, formando hermosas ondas con las que el viento jugaba recreando el movimiento de las olas en mar abierto.

 

Llegó finalmente a aquel inmenso edificio y pasó toda la extrema seguridad antes de poder acceder a la trastienda. Allí estaban dos hechiceras de su familia adoptiva: Gatiux y Mistify. Se dirigió con pasos tranquilos y seguros hasta alcanzar a las otras dos féminas.

 

-Buen día a las dos –saludó, marcando una suave sonrisa en sus carnosos labios rojos-. Feliz cumpleaños con adelanto, Gatiux. Feliz cumpleaños para ti, madre –agregó sin que la sonrisa abandonase su rostro-. ¿Tenéis pensado qué regalo queréis cada una? –se interesó, ladeando la cabeza y mirando alternativamente a las dos brujas.

 

 

[Gatiux]

Una mujer con una capucha oscura se acercaba hacia Gatiux. Por un breve instante se envaró, preguntándose si debía materializar la varita por si acaso, aunque al segundo siguiente todos esos pensamientos se esfumaron al ver la cabellera dorada de la Matriarca Malfoy. Le sonrió con ganas, a modo de bienvenida mientras se acercaba.

 

- ¿Porqué siempre te vistes como una muggle? – preguntó Misty cuando llegó a su lado - Este lugar es inmenso, supongo que tendrá tu regalo adecuado

 

- Esas ropas no marcan nada, no son nada sexys -se quejó Gatiux señalando lo que llevaba puesto su amiga- Me gusta la ropa muggle que cumple con esas expectativas. Además, siempre la he llevado, no te quejes ahora...

 

Desde que era muy pequeña le había fascinado llevar minifaldas y blusas, había aprendido a observar como vestían las modelos del mundo muggle mientras todos en su casa llevaban túnicas largas. Aunque algunas eran realmente bonitas, y con los tejidos y brocados podían hacer maravillas, no llamaban la atención de la pequeña Malfoy, que sin embargo aprendía a combinar las otras prendas con gran destreza.

 

-Regalo, regalo... -dijo en voz baja, pero con emoción- No me importan que vengan tus pequeños pajarillos a compartir mi regocijo...

 

Mistify apenas hizo un esbozo de sonrisa, pero como no era muy dada a mostrar emociones en público, aquello era como si hubiera mostrado todos los dientes para una foto. Juntas entraron en una especie de bosque frondoso, con árboles cesped, y criaturas esparcidas por todos los lugares. Gatiux se sintió maravillada por aquel lugar, no había pasado por allí nunca y no había imaginado que hubieran metido un jardín así dentro de un edificio.

 

- Seguro que encontramos algo... -le dijo a su amiga-

 

Entonces entró una muchaha que vestía un pantalón largo claro y un top. Al acercarse pudo ver que se trataba de una Malfoy, al igual que ellas. Gatiux le dedicó una sonrisa cortés cuando les dió los buenos días y les felicitó los cumpleaños por adelantado.

 

- ¡Gracias! Estamos mirando lo que hay por aquí. Quería algun animal, pero no tengo muy claro cual... Ya tengo un cancerbero enorme, así que estaría bien algo que pudiera meter dentro de la Mansión

 

Se fijó en los pequeños micropuff, que estaban todos juntos muy quietos, en una serpiente que estaba enroscada en la rama de un árbol, y que parte de su cuerpo caía hacia el suelo. Habían animales muggles y mágicos, permanecían tranquilos sin atacarse los unos a los otros.

 

Lo que más le llamaba la atención eran los árboles, ya que se pasaba el día subiendose a ellos con su forma de gato, hasta dormía en ellos y dejaba que el sol le calentara la piel. Fue entonces cuando vio una forma negra encima de una rama, medía dos palmos y parecía dormitar. Agarró el brazo de Misty para acercarse al animal, era un cuervo negro. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca de la rama, el ave abrió los ojos.

 

- ¡Maíz! -grazno abriendo sus alas- ¡Maíz! ¡Maíz!

 

-¿T-Tienes maíz? -le preguntó asombrada a su amiga, que la miraba con incredulidad por que realmente pensara que se llenaba los bolsillos con maíz cuando salía por ahí. Volvió a mirar al cuervo- ¡No tenemos!

 

Entonces, como si hubiera entendido las palabras echó a volar unas cuantas ramas más para arriba, fuera del alcance de las otras dos mujeres. Gatiux se había soltado del brazo de Mistify y miraba hacia arriba maravillada con las manos juntas y abrazadas cerca de la cara. Los ojos le brillaban de puro entusiasmo. El cuervo había hablado, y les había entendido. Era una criatura muy bonita, con un plumaje brillante y totalmente negro. Sin decir palabra se volvió a mirar a la otra Malfoy con sus ojos ambarinos.

[Paulina Malfoy]

Paulina daba vueltas por el callejón diagón, su abuela Mistify la había invitado a ir de compras. Caminaba por las distintas tiendas del callejón, observando lo que había en los escaparates de cada una de ellas, aunque le llamaba la atención, no eran los lugares correctos a los que la castaña debía de ir, ya que el lugar de compras de la familia era el Magic Mall.

 

Mientras caminaba a paso lento, con su abrigo de color grisáceo que se ondeaba en conjunto al movimiento del viento, llevaba su pelo suelto y ligeramente ondulado como de costumbre. Iba un poco atrasada para las compras así que opto por darse prisa y caminar apresuradamente por el amplio callejón diagón.

 

Vio el escaparate de el local, había muchísimos objetos, miles de frascos de todos los tamaños con pociones diferentes y algunas criaturas pequeñas se podían ver desde ahí. La Malfoy esbozo una pequeña sonrisa. Se acerco a la puerta y giro lentamente el picaporte que se encontraba a la entrada.

 

Con sus ojos verdosos comenzó a mirar aquel imponente lugar, buscando a su familia, no tardo mucho ya que aproximadamente a tres metros de distancia se encontraba Mistify platicando amenamente con Gatiux. La chica se les acerco, esperando a que no fuera a interrumpir algún asunto importante del que ellas estarían hablando.

 

- Hola - Dijo tímidamente mientras se posaba del lado de Gatiux.

[Mistify Malfoy]

- Bueno, tal parece que hemos encontrado rápidamente lo que buscábamos, no recordaba que eras tan fácil de convencer - metió ambas manos entre los pliegues de la túnica y las saco como si fuera a darle maíz- El cuervo descendió unas cuantas ramas y cuando la matriarca abrió la mano y la notó vacía volvía a ascender.

 

- Vaya, es inteligente, seguro volverá loco a Chávez, será divertido - sonrió la mujer tomando de la mano a la pequeña Paulina que recién había llegado, a modo de saludo - No he pensado nada que quiera para mi cumpleaños, la verdad, lo tengo todo... y no me refiero al dinero - le guiñó un ojo con picardía a Artemis - Supongo que el señor Ministro de Magia me llevará a cenar a algún lugar bonito, pero no lo tengo claro.

 

- Maiz, maiz, maiz - el chillido constante del cuervo sobresalía del ruido lejano que hacían el resto de animales. - Bueno, tú ya has elegido y a mi parecer - ladeó la cabeza observando al pájaro de plumas tan negras como la noche -...es una buena elección.

 

- ¿Y ustedes? - volvió su verde mirada hacia las dos jóvenes brujas - ¿Les apetece algo especial?

[Paulina Malfoy]

La castaña comenzó a ver escaparate por escaparate buscando algún objeto o mascota que le interesara, pero hasta ahora no había visto nada bueno. Ella quería algo peligroso, aunque fuera del mundo muggle, pero que supiera atacar, aunque no sabia que elegir. Había tantos animales, y la mayoría eran buenos para eso de los ataques.

 

Vio que Gatiux había elegido un cuervo negro, era muy inteligente y sus plumas eran hermosas. La Malfoy camino un poco más viendo unos cuantos animales, había un hermoso rinoceronte, pero ella quería algo más ágil. Hasta que se dirigió a un escaparate donde había un tigre blanco, era de tamaño mediano, con unos hermosos ojos azules y su pelaje a rayas negras.

 

La ojiverde esbozo una sonrisa, ese era el animal que ella quería. Se alejo del escaparate y corrió hacia Mistify, la cual estaba contemplando otros animales.

 

- ¡Ya he encontrado el animal que quiero! - Dijo Paulina con emoción - Ven a verlo - Le dijo a su abuela mientras se la llevaba hacia donde estaba el tigre.

[Mistify Malfoy]

- Vaya, es muy bonito - los ojos verdes de la matriarca Malfoy se detuvieron en los azules intensos del felino que no apartó la mirada - y valiente - apenas murmuró - Si es lo que quieres es tuyo, aunque es un animal adulto ya, quizás tengan alguna cría que puedas cuidar y llevar a adulta.

 

Entrecerró la mirada observando al animal mientras por detrás seguía escuchando el constante "Maiz, maiz, maiz" del cuervo que habia elegido Gatiux. Aquello le recordaba a cierta novela muggle que había leído hace un tiempo. Novelas que la mayor parte del tiempo estaban basadas en sucesos mágicos reales, aunque para ellos fueran ficticios.

 

- ¿Quién atiende este lugar? - volteó su cuerpo observando en derredor en busca de algún dependiente mientras Artemis seguía inspeccionando buscando algo de su interés. No tenía apuro, se había tomado el día entero para dedicarlo a su familia y eso haría aunque el mundo se viniese abajo. Se preguntaba qué sería del resto de Malfoy's, era raro que no acudieran a una invitación, sobre todo si había regalos de por medio.

 

*****

 

Nathan, vamos a hacer varias compras con la familia. Las chicas han elegido animales muggles, un cuervo negro Gatiux y un tigre, Paulina. Tendrás que decirme el monto, si es para todos iguales o como es la historia y luego ya postearemos el quote del primer posteo para efectivizar la venta. Es que quiero hacerles la donación a las chicas en sus bóvedas, que será mas fácil que donarles luego el animal, por eso quiero saber cuanto saldrán. Gracias ^^

[Artemis Macnair Malfoy]

-Joooo un cancerbero. ¿Puedo verlo alguna vez? Me parece una criatura muy hermosa y fascinante.

 

Los ojos de Artemis brillaban con emoción, quitándole una veintena de años en ese momento por la expresión que tenía. Usualmente la gente temería de un cancerbero, pero daba la impresión de que la irlandesa se arrojaría a achucharlo y abrazarlo mientras le decía que era una belleza… antes de planear con el ser de varias cabezas maldades y cacerías. Luego se volvió hacia la matriarca Malfoy.

 

-La felicidad es mayor tesoro que todo el dinero en el mundo… y posees una preciada joya además –respondió a Mistify con una suave sonrisa, refiriéndose con lo último a Crazy. Se acercó con ellas para ver el cuervo y sus labios se curvaron con diversión-. Excelente ave –halagó con aire divertido-. Hola, yo soy Artemis –se presentó en tono cordial a la chica que había llegado (Paulina), no sabiendo si ya la conocía o no.

 

Aprovechó que iban a escoger otro animal para ir a ver si había algo de maíz por ahí. Después de todo, los mantenían, fijo tenía varios alimentos para darles. Recorrió la enorme trastienda hasta dar con una puerta. Ah, qué suerte había tenido, estaba abierta. Arriesgándose, la abrió. Nunca se sabía qué podía haber dentro. Afortunadamente era el almacén de comida. Buscó las etiquetas y finalmente se agenció una pequeña bolsa con maíz. Dejó en su lugar una bolsita de cuero con galeones para pagarla y volvió con Gatiux, balanceando victoriosamente la comida para el cuervo.

 

-Aquí tienes, ya puedes ganártelo con el estómago –soltó jocosa por el dicho, al tiempo que le daba el maíz a la otra Malfoy. Agitó la mano en dirección a su madre adoptiva, a modo de decirle que no quería nada para sí. Para ella, suficiente regalo era poder estar en aquella trastienda viendo todas las criaturas. Tenía que hablar con ella para que le permitiese colaborar en el pago de los animales.

 

 

[Ästartèa Malfoy]

Los días se hacían interminables, a veces con tantas horas durante el día que se le hacía casi imposible salir casa. Odiaba el sol, simple y llanamente lo aborrecía; no estaba para nada contenta con el por que sus ojos de diversos colores eran perfectos en la oscuridad pero el astro rey lo único que hacía por ella era debilitar su aguda mirada en el tiempo diurno.

 

El camino hacia el Magic Mall, hacia donde estaba yendo para reunirse con Misty y más familiares de la Malfoy que ciertamente no creía conocer, estaba plagado en sombras en las que se podía ocultar poniendo sus delicados orbes a resguardo. A pesar de la capa espesamente oscura sobre sus bucles y hombros aún tenía ese ligero resentimiento a andar en público sin mimetizarse con las partes más lóbregas de las calles.

 

En cuanto llegó al lugar miró por todos lados bajo la seda para luego sacarsela de los rizos exponiendo los rasgos aristócraticos en los que estaba compuesto su bronceado rostro dándose cuenta que para alguien que no estaba bajo el sol era extraño estar bronceada. Se dejó la capa sobre los hombros mientras esta ondeaba en forma susurrante sobre el piso mientras la pelinegra caminaba a la trastienda.

 

La rusa entró a lo que parecía ser un bosque en donde había diversa variedad de animales en completa armonía aparente aunque tenía conjeturas de que se trataba de alguna clase de hechizo que no los dejaba pelearse. Vio a los micropuffs amontonados llamándole inmediatamente la tención una mota de pelos negros que resaltaba entre varios colores claros y pasteles. Se quedó observándolo por unos instantes más antes de seguir en busca de la Matriarca Malfoy.

 

Llegó al lado de Mistify en casi nada de tiempo de manera silenciosa dándose cuenta que efectivamente no conocía a ninguna de las mujeres allí presentes.

 

-- Hola, Mistify. -- Saludó con aquel ligero acento de su patria negándose aún a ser del todo inglesa. Miró a las féminas y con un tono melodioso les habló. -- Hola chicas, ¿qué han comprado ya?

 

Estaba absolutamente curiosa sobre lo que habían escogido ya cuando unos dorados ojos a lo lejos capturaron su atención por el fuego escondido tras esa pequeña mirada felina. Observó al animal muggle oculto entre las sombras dándose cuenta de que se trataba de una pantera negra, o eso suponía.