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Douce Tentation & Straripante Passione (MM B: 90090)


Kahlan Blackthorn
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Por primera vez, en toda su vida, se había quedado dormida. Si bien jamás necesitaba que la despertaran o que alguien se dignara a recordarle lo que debía hacer en el día, sinceramente hubiera sido bien recibido por la Black aquel día. Sus párpados se separaron después de un gran esfuerzo y con cierta lentitud, se sentó en su cama sin mostrarse ni siquiera al tanto de la hora que era.

 

Observó el techo y terminó de despertarse de golpe, un hechizo que le había aplicado más de dos décadas atrás, mostraba el cielo. Por lo que veía, iba lo suficientemente tarde como para inventar una excusa. Masculló algo incomprensible en italiano y se colocó de pie de un salto, dejando caer las sábanas mientras salía disparada al cuarto de baño.

 

Si bien no era un retraso muy notable, odiaba llegar tarde y más cuando no tenía una razón para hacerlo. El perfeccionismo que gobernaba su vida no permitía aquel tipo de actitudes por su parte y su orgullo no la dejaría en paz hasta que estuviera en el sitio donde debía estar. Tomó una ducha a gran velocidad y luego de colocarse un vestido azul coral, secar su cabello con magia y tomar su varita, giró sobre sus talones y desapareció.

 

Divisó el hotel luego de dar un par de pasos, aún con la rapidez con la que iba, no lograba hacer sonido alguno. Se adentró en el mismo y con evidente alivio, miró a Enrick en la recepción. Redujo el ritmo de sus pasos y se aproximó al rubio a un paso más tranquilo, al menos este no parecía alterado con su falta de puntualidad

 

Lamento la tardanza, tuve un pequeño inconveniente —le dedicó una leve inclinación de la cabeza—. Un placer, por cierto.

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Mientras esperaba una respuesta del elfo que se había marchado luego de una reverencia en búsqueda de alguien que pudiese atenderlo; Enrick comenzó a caminar en círculos por los alrededores del salón de recibimiento, dándose el tiempo necesario para observar todos los adornos y la lista de servicios con que el hotel-spa contaba. Estaba justamente en eso, algo distraído como siempre, cuando una chica de apariencia adolescente ingresó a través de la entrada principal a paso ligero y bastante templado. - ¡Leah! Descuida. Hace poco que yo he arribado a este magnífico lugar. Por cierto… Enrick Ryddleturn. El placer es todo mío, madame. Espero que trabajemos a la par este día y que no nos tropecemos con rematadas noticias aquí - saludó el vampiro cortésmente, acercándose hasta la mortífaga de orbes carmesíes con matices neblinescos para besar su mejilla con caballerosidad. - ¿Cómo has estado? Mucho trabajo con… estas “escoltas” ¿o no? Por mi parte, yo estoy más ubicado con los deberes; aunque no es tarea fácil - comentaba el hispano con prudencia y mesura.

 

- ¡Bel! ¿Qué haces aquí eh? - exclamó luego de oír el llamado de su hermana menor, quien se hacía acompañar por otra chica de tez blanca y cabellos brunos. - Es mi hermanita más chica del clan Ryddleturn. No tengo la más mínima idea de lo que debe estar haciendo en las dependencias del hotel de Juve; seguramente en labores o entretención pasajera de un día de invierno - explicaba el rubio hacia la Black Ravenclaw, al mismo tiempo que alzaba su mano diestra al cielo y efectuaba un ademán con tal que la demonio del viento (Bel) se acercase hasta donde estaban ambos guardianes. - ¿Se irán a tardar mucho en atendernos? Quizás Juve no se encuentre… ¿Qué dices? ¿Te apetece hacer una ronda si demoran más de lo habitual? - le cuestionó a su acompañante, esbozando una pequeña sonrisa llena de complicidad.

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Guardias

 

Ya había encontrado al guardián, me quede al lado de ella mientras saludaba a un conocido o familiar cuando ella de pronto me dijo que teníamos que revisar el exterior de ese majestuoso hotel así que moví la cabeza en señal de afirmación , salí a hacer mi ronda por el lugar e iba pensando en lo que había dicho bel.

 

-<<ella era su hermana vaya si que era algo extraño no me lo esperaba>> a esa persona dueña de ahí la conocía maso menos ,seguí caminando , la brisa que había hacia que se moviera mi larga cabellera rojiza, al voltear hacia donde el agua chocaba se podia ver el agua tan clara que daba ganas meterse así que solo segui revisando cada espacio de hasta que todo fue examinado así que espere a que bel llegara a donde me encontraba para seguir con eso, hacia bastante calor y ya quería irme de ahí.

Editado por irina selene

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La Black no dudo en aparecer luego de tomarse un merecido masaje dentro del spa, había regresado antes de lo previsto a su lujoso hotel. Cubierta por una bata semitransparente, no dudo en entrar al hall del mismo, notando la presencia de sus dos elfos personales.

 

-Kronos y Navian, ¿Por qué no me extraña verles juntos?-inquirió mirado fijamente al par de pequeños-¿Algo que informarme?-agregó acomodando sus rubios cabellos sobre su hombro izquierdo-¿Acaso se han quedado mudos?-rodeó sus ojos dedicándoles esas palabras.

 

-No, claro que no ama-intervino Navian-Han venido cuatro guardianes, además entre ellos viene su hermana Bel y la hija de…-cubrió su boca con sus manos.

 

-Continua-ordenó tajante al pequeño-¿Vino la hija de quién?-tensando los músculos de su angelical rostro, casi por instinto invoco su afilada katana de plata-¡¡¡ Habla ya !!!-exclamó desplaciente.

 

-La hija del Señor Neos, ella viene con su hermana Bel como guardianas. Además de la Señorita Leah, acompañada por Enrick-comentó apremiante Kronos.

 

-Era tan difícil decirlo, vamos no me voy a molestar por cosas como esa. Ellos son guardianes, debemos tratarles como tales-esbozando una media sonrisa no dudo en ir al encuentro de sus compañeras de bando Bel y Leah, además de saludar a sus acompañantes. Chasqueando sus dedos cambio su atuendo por unos cómodos pantalones de vestir negros, acompañados por un corsé verde oscuro, rematando su atuendo con unas botas de dragón. Enfilando sus pasos hacia la salida, no tardó mucho en dar con el paradero de su hermana Bel, ahí estaba acompañada por la mini guardiana.

 

-Bel, lamento la demora-sonrió tras dedicarle esas palabras a su hermana-Ya sabes que la vida de una mujer como yo no es sencilla, entre tener pareja, cosas del ministerio y asuntos privados-agregó excusándose ante su compañera-Ambas sean bienvenidas a mi hotel, no duden en pedir lo que les apetezca. Ya sé que están en calidad de guardianas, pero no está demás tratarles como ustedes se merecen-asintió esperando alguna reacción de la Ryddleturn.

 

Esperaba pronto que Leah y Enrick se les unieran, aunque posiblemente tendría que enviar algunos de sus elfos para comunicarles de la llegada de la Black.

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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Estaba esperando una respuesta de la Black Ravenclaw cuando una presencia conocida le llamó la atención inmediatamente, pues se trataba de la misma energía que comúnmente estaba en el castillo del bosque de Sherwood; por lo que el Ryddleturn no tardó en atribuirla hacia el reavivante perfil de su co-sanguínea Juve. - ¡Leah! Ha llegado mi hermana a su spa. Es mejor tratar de buscarla para preguntarle acerca del real estado de su dependencia. Es necesario que ella misma nos diga que todo marcha a la perfección, así podemos estar más tranquilos y… quizás, disfrutar de las bondades y comodidades del club - comentó el rubio por lo bajo, al mismo tiempo que conducía sus pasos rumbo a la fuente de voluntad oscura que emanaba de un sitio cercano al vestíbulo principal del hotel. Y efectivamente, el auror no estaba errando en sus predicciones; pues allí se hallaba una figura femenina con pantalón de vestir azabache, corsé verde opaco y botas refinadas de taco alto; junto a su hermana menor (Bel) y la chica que le acompañaba retraídamente en la visita de protocolo mortífago.

 

- ¡Juve! ¿Cómo estás, hermana? Me imagino que has tenido mucho trabajo en el Ministerio. Hoy en día las cosas no están muy fáciles por allá eh - le preguntó a la propietaria del local, mientras esbozaba una sonrisa medio forzada que no demostrase que estaba nervioso de encontrarse frente a tal hechicera de gran poder. - ¿Cómo ha estado todo por aquí? ¿Algún tipo de problemas con indeseados? Con Leah estamos a vuestro servicio para lo que necesites - prosiguió cordialmente, esperando una respuesta de la matriarca de su linaje predilecto.

Editado por Enrick W. Ryddleturn
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  • 2 semanas más tarde...

El día había amanecido gris, la lluvia amenazaba con inundar Ottery. Mis ojos verdes se clavaban en el paisaje que tenía tras los húmedos cristales. Me gustaban los días así, me recordaban a mis antepasados y a mi tierra, en la cual casi siempre llovía. Hacía varios años que no me pasaba por allí y momentos como aquellos en los que la recordaba y me daban ganas de desaparecerme de Londres para aparecerme en medio del bosque para perderme entre la lluvia y los sonidos mágicos de Asturias.

 

Estaba sumida en mis pensamientos cuando una pequeña alarma proveniente de mi reloj me indico que era la hora de partir. Sonreí con ganas. Esta vez mi destino era el local de una de mis mejores amigas y con la cual había combatido ya tantas veces UE ni lo llegaba a recordar. Con mi capa de piel de dragón, tapada hasta las orejas me desaparecí de la mansión Rambaldi para dos segundos después hacer acto de presencia en el local más mágico de todo Londres, justo delante de la puerta del local predeterminado.

 

Entre al local, me quite la capucha y me acerque hasta uno de los empleados. Con una mueca entre sonrisa y actitud elitista dije - ¿Esta Juve? Necesito hablar con ella y espero que sea rápido por favor – Tambien esperaba la llegada de mi mini, para comenzar con la guardia, que se nos había asignado. La puntualidad no parecia ser propia de mis camaradas ultimamente. Suspire resignada por aquello.

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La noche había dejado caer su manto sobre la playa que resguardaba aquel lujoso emporio hotelero, acompañando el sonido de las olas con el destellante parpadeó de las estrellas. La Black permeancia sumida en sus profundas cavilaciones disfrutando del majestuoso paisaje que se proyectaba ante sus zafiros azul oscuro, deseando perderse en as espumosas aguas que eran de su propiedad y que de cuando en cuando, sabían cómo brindarle un momento de relajación a la demonio.

 

-Señorita Black, yo lamento molestarle. Pero…-comentó uno de sus empleados-Pero la Señorita Lisa Rambaldi, desea verle-agregó sintiendo la mirada gélida de la Ryddleturn-¿Desea que le diga que espere?-inquirió bajando su mirada y reverenciando a la mortifaga.

 

-No, claro que no deseo que le digas eso. Gracias por el aviso, no demorare en ir a su encuentro-profirió desafiante-Aunque si deseo que me hagas un favor, cuando no se trate de visitas importantes o asuntos de índole delicado, no oses interrumpir mis momentos de meditación-finalizó tras colocarse la capa de viaje sobre los hombros, estaba lista para ir a recibir a su amiga como se merecía. Quitando de su camino a su empleado, recorrió el elegante pasillo que llevaba a la zona de recepción, estaba completamente segura de que la Tempestad se encontraba en ese lugar.

 

Acomodando en escudo de su familia que llevaba prendado de la capa de viaje, no dudo en obsequiarle una agradable sonrisa a Lisa.

 

-Bienvenida seas, ¿Cómo estás?, ¿En qué puedo servirte?-saludó de forma cortes a su compañera de bando-Lamento la demora, pero ya sabes como suelen ser los asistentes de incompetentes-agregó desplaciente-¿Te ofrezco algo de tomar?-inquirió mirando fijamente los ojos de su camarada, esperando alguna respuesta de la misma.

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Una sonrisa sincera se posó en mis labios al ver a parecer a la rubia frente a mí, le tenía gran aprecio a la mujer, había sido mi maestra en todo lo referente al bando tenebroso y la verdad es que aún lo seguía siendo. Siempre que podía tenía un sabio consejo para darme y me cuidaba como si de su hermana pequeña se tratase. Me gustaba estar en su compañía. Su fortaleza y poder eran un estímulo en mi vida.

 

Mi compañero guardián aun no había llegado y parecía que iba a tardar un poco más, por lo que con un asentimiento de cabeza deje que la Ryddleturn me ofreciese algo de beber. La mortifaga tenía un estilo brutal y me fiaba de sus gustos. Además ya habíamos compartidos alguna que otra copa y conocía mis gustos. Me senté en una de las altas sillas que por allí había y respondí al simple, pero a la vez cálido saludo de Juve.

 

- Todo en orden Juve, con más ganas que nunca de seguir adelante – Le comente sabiendo que ella entendía todo lo que me sucedía por la cabeza - ¿Todo bien? – Pregunte esta vez preocupándome por ella, pues sabía que algo la tenía preocupada, hasta el punto de vérselo reflejado en sus brillantes ojos – Bueno he venido, aparte de por verte, que ya hacía tiempo, por las guardias y a comprobar si todo está en perfecto estado por estos lares – Sonreí tras aquello, pues con ella allí sabía que nada raro pasaría.

 

<<Bonito Lugar>> Pensaba mientras pasaba los ojos por todos los rincones del mismo. Mis instintos estaban al cien por cien y mis capacidades vampíricas mas despiertas que nunca. Recordaba y tenía la constancia de que estaba de guardia. No podía dejar que aquellos asquerosos sangres sucias viniesen a molestar la tranquilidad de la que ahora disfrutábamos. La orden del fénix podía quedarse bien lejos de estas paredes si no quería morir en batalla, con siempre hacia.

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La Black no dudo en dedicarle una amplia sonrisa a la Rambaldi, aquella joven que consideraba algo más que un compañera de bando. Era una hermana para la demonio, compartían miles de secretos y vivencias que habían marcado sus vidas de forma irremediable, algo que solo ambas sabían y guardarían por siempre en sus memorias.

 

-Todo está perfecto, no puedo quejarme. Tengo todo lo que una mujer podría desear, amor, amigos, familia, placeres y esas cosas. Ya sabes que poco suele causar mella en mi o dañarme considerablemente, sobre todo porque he aprendido a defenderme de cualquier ataque o embate que osen lanzar en mi contra o de los que amo-confesó dibujándose en sus labios una sombría sonrisa. Siempre se había distinguido por ser una mujer que defendía lo suyo a capa y espada, dejando de lado las contemplaciones y miramientos.

 

-Nadie se atreve a atacarme…-asintió desplaciente-Deben meter a mi katana o posiblemente, ya se les haya extinguido hasta la valentía-expresó desinteresada sobre el tema de los Odefos-No, no he tenido visitas indeseables, tampoco ataques a mi persona, aunque lo que no puedo negar…-respiró profundo-Es que Neos, no ha tenido la misma buena suerte-soltó esas palabras con un dejo de rabia-Supe que le atacaron tres veces, logrando pillarlo una y provocando que pasara un muy mal rato-susurró sintiendo unas inmensas ganas por vengarse de ese grupo de Odefas.

 

Chasqueado sus dedos hizo aparecer un par de copas de vodka, aunque sabía que Lisa podría cambiar el contenido de su copa placer.

 

-Vos, ¿Cómo va todo?. Espero que mejor de lo que me dejas entrever, ¿Deseas contarme algo?-inquirió mirado fijamente los ojos de la tempestad, sabía que podría contarle todo lo que deseaba. Dado que le Black estaba ahí para ella, ya fuera en las buenas o en las malas, ya eran algo más que hermanas de bando.

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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La complicidad que había con la Ryddleturn era tal, que no había ningún secreto entre ambas, confiaba en ella como si de una hermana se tratase y aunque podía ser fría, letal y hasta algunas veces una necia cabezota, yo sabía que podía llegar a ella sin mucho esfuerzo. El ángel caído de la marca era mi amiga y muchas veces lo había demostrado, quizás iba siendo hora de contarle como me encontraba, tal vez ella y su forma de razonar pudiese encontrar alguna solución al problema.

 

Por el momento me centraría en la amena charla, que íbamos desarrollando sin ningún esfuerzo, tal y como solía ser siempre entre nosotras. Los temas de conversación iban de un punto a otro sin ni siquiera darnos cuenta. Estaba muy cómoda con ella, la seguridad que portaba se hacía parte de mí y con ello conseguía que la mortifaga que llevada dentro saliese a flote. Estar con ella era genial, me hacía sentir como en casa y al llevar unas semanas algo duras, poder contar con ese apoyo era esencial para mí.

- Me alegro que todo esté bien, ya iba siendo hora – Dije sincera. Era cierto Juve necesitaba un poco de felicidad en su vida – Por lo de Neos no te preocupes, acabaremos con todos y cada uno de esos malditos odiosos, que han intentado atacarlo, sabes que es como un hermano para mí. Por cierto ahora ¿Te debo llamar cuñada? – Sonreí ante mi propia broma.

 

Tome la copa que la mujer me pasaba y sin ni siquiera preguntar que llevaba le di un sorbo, sonreí al comprobar lo que era, conocía mis gustos y se había apoyado en eso. Estaba en mi salsa y con el paso del tiempo me daba más seguridad para contarle lo que me sucedía por la cabeza, aquellos deseos de huir y aquel miedo irrefrenable a no ser lo que se esperaba de mí. Necesitaba de un calmante y sin duda la mortifaga lo seria.

- Digamos que tengo un maldito lio en la cabeza, que no entiendo ni yo – Dije sincera, cuando esta me pregunto sobre mi vida – Con lo último sucedido tengo la idea de que no sirvo para esto… - Las palabras quedaron en el aire. Aquello era uno de mis mayores miedos.

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