El Hipogrifo Asustado (MM B: 105757)

[Jessie Black Lestrange]

Jesse Potter Blue

 

Itilion se rebatía en mis brazos, de seguro se quería ir a jugar con los niños, por lo cual me acuclille en el suelo y le deje correr, viendo como interactuaba con los mas pequeños.

 

Sabía que debía ir con mi madre para ver las actividades a realizar el mes entrante, que cada día estaba cerca, no comprendía como el tiempo pasaba de esa forma tan acelerada, pero al menos sabía que mamá ya tendría algo planeado para el mes entrante.

 

Dejaría jugar a Itilion un rato mas y después, cuando la guardería cerrara, iría a la sala de juntas con los otros empleados para revisar las actividades del mes próximo.

[Reena Vladimir]

Por suerte no pasó mucho tiempo hasta que di con mi tía, bueno mas bien, hasta que ella fue a buscarme, pues estaba segura de haberme perdido por el local. La saludé llevándome un pañuelo a la nariz sin atreverme a darle el beso que siempre le daba. Estornudé nuevamente y me senté mientras escuchaba eso de la poción, si no se me quitaba rápido aquello, tendría que recurrir a ellas.

 

-¿Dragón indio? no sabía que hubiera esa raza...

 

Me soné la nariz y cuando miré a mi tía me di cuenta de que me estaba tomando el pelo de forma descarada.

 

-Oye!! no seas mala, no te rías de mi. Y no, no tengo de eso, ni tampoco es resfriado. Es que a la entrada del callejón una mujer me metió bajo la nariz un ramo de flores de lo mas extrañas. Desde entonces no hago mas que estornudar y sonarme la nariz.

 

Esperaba que no fueran venenosas aquellas flores, porque sino ya estaba enferma. Pero ya que mi tía no parecía creerse mi versión, opté por contarle lo que me había traido hasta ella y aquel local malicioso.

 

-Tía yo venía porque sé que no me estoy haciendo cargo de la dirección ni de los niños y me preguntaba si no tendrías algun puesto en el que no tuviera que pasar demasiado tiempo aquí, o mas bien aquí sola. Se me ocurrió anoche que tal vez podía encargarme de los aprovisionamientos.

 

De solo pensar en todas las cosas que debían necesitar alli para poder cuidar adecuadamente a los niños ya me relamía de todo el trabajo que iba a tener para hacer fuera del local pero a su vez para ellos. Sinceramente creía que eso nos iba a beneficiar a ambas partes.

[Sagitas E. Potter Blue]

Y por supuesto que se río, pero pensando que me burlaba de ella.

 

-- Que no, sobrina, que es cierto, que hay una campaña de vacunación para... Bah, es igual -- repuse, al ver que no se lo creía.

 

Lo malo es que era cierto y tendría que preparar todo para este mes, en la que tendríamos el simulacro y la vacunación todo junto. Rogaba porque el Ministerio lo retrasara; siempre mandaban circulares para eso, para informar que se retrasaba unos días (o meses, según el caso) alegando que tenían poco personal disponible.

 

Sentía la voz chillona de los niños gritando en el patio y me pregunté cual de ellas sería la de mi hijo Ithilion. Suspiré. Y yo inmersa entre tanto papeleo ministerial.

 

-- Entonces es que eres alérgica al polén, aunque es raro. Te he visto en la floristería y no tosías ni tenías la nariz roja. Creo...

 

Ahora dudaba, tampoco la veía mucho por el local... ¿Y si era cierto que tenía alergia? ¿Tendría que ponerle un ramo de flores artificiales para el día de su boda? Se lo plantearía.

 

-- Oye, sobrina... En cuanto a tu boda...

 

Pero ella ya me hablaba de otra cosa. Sonreí ante su idea. La verdad es que nunca supe por qué le había apetecido ser socia de la guardería, ya que le tenía verdadera alergia a los niños. Pero la solución que planteaba era estupenda. Sobre todo porque a mí el trabajo de oficina me causaba histeria y siempre lo dejaba para lo último. Así, tal vez, si ella se hacía cargo, podría entregar los informes a tiempo.

 

-- Infraestructura, Reena, Infraestructura. Para mí será un placer pasarte todo el papeleo sobre eso. Tizas, plastelina, papel de seda, cola... Comida, mantelitos, sábanas para las cunas... ¡Aggg! Yo prefiero salir al patio y ensuciarme con los niños.

 

Le hice una señal para que se sentara ella en el asiento de dirección, levantándome y dejándole sitio.

 

-- Carpetas rojas, marrones, amarillas, duplicados, sellos... ¡Me vuelvo loca! Todo para ti.

 

Y le hice un ademán medieval de saludo a la Reina Reena, nueva encargada del papeleo.

 

-- Y si te fijas en la carpeta marrón verás que es cierto lo de la vacunación de la gripe india. Hay un comunicado ministerial. Léelo y entérate, sobrina.

[Reena Vladimir]

Eso que me decía mi tía parecía lógico, una alergia podía ser pero aquellas flores estaban marchitas y no tenían muy buen olor. Pero me apuntaría esa dolencia a todas las demás para cuando fuera a la clínica, aunque temía tener que quedarme una semana completa con tanta prueba que me hicieran allí. De repente me abrumé con todo lo que dijo mi tía.

 

-No tía yo... yo...

 

Terminé sentada en su silla y comenzó a enseñarme carpetas, llenas de papeles, números y letras. Entonces me di cuenta de que mi tía estaba confundiendo las cosas y ahora no sabía como librarme de aquel marrón.

 

-Yo me refería a hacer compras...

 

Me gustaba comprar, ir de tiendas, manosearlo todo, pero hacer papeleo tampoco me parecía mal, todo con tal de librarme de las guardias infantiles. Esperaba que eso le gustase y por la cara que tenía no la disgustaba en demasía si es que casi regalaba su silla. Me coloqué el cabello de forma que no me molestase y poder mirar lo que tenía allí delante. Aunque como todo era nuevo lo mejor era hablarlo primero con Sagitas.

 

-¿Y que es lo primero que debo hacer? ¿te parece si me llevo todos los documentos a casa y los miro allí tranquilamente?

 

Si me decía que si, no tardaría demasiado en recogerlo todo y salir de alli pitando, pero mejor esperar a saber que me dijera y no mostrar demasiada ansiedad, claro que los estornudos me ayudaban a esconder el nerviosismo.

[Sagitas E. Potter Blue]

Sabía que Reena iba a rajarse en cuanto le diera todo aquel papeleo. Y se lo noté en la cara.

 

-- ¿Compras? Claro, pues las compras se hacen así. Lees los folletos, lees las ofertas de nuestros proveedores y tomas la decisión de comprar tal o cual cosa segón los informes de Faltas que te manden los monitores de las clases. Cada clase tiene un monitor encargado que cada semana trae las actividades de la semana que viene y el material que necesita. También ha de poner si dispone ya en la clase o hay que adquirirlo, así como si hay material insuficiente o que haya que reponer. Es un trabajo de monos.

 

Había entendido perfectamente que se refería a comprar fuera, al aire libre, pasear por los mercados. Suspiré, el trabajo de Director no era tan fácil como parecía desde fuera.

 

-- Y la compra de la comida es lo único que se hace de forma diaria, pero hay un elfo de manutención que se encarga de ello. Si quieres ayudarle, puedes madrugar cada día para que esté aquí a las siete de la mañana. De 7 a 9 se ha de tener todo cocinado para recibir a los niños y darles el almuerzo. Al principio venían almorzados de casa, pero muchos padres los traían de prisa y corriendo, tarde y sin comer y los pobres no llegaban hasta el patio de las once, así que decidimos darles un pequeño desayuno a las 9 de la mañana.

 

Sonreí intentando imaginarme si realmente le apetecería madrugar para cumplir su ilusión de ir a comprar fuera.

 

-- ¡Ay, no! ¿Estás loca? Estos informes son confidenciales, no se pueden sacar de aquí. Todo el trabajo del Director se ha de hacer aquí presencialmente. Aunque no te negaré que algún papel me lo he llevado a casa. Pero nunca los que lleven sello ministerial. Esos, si te los pillan fuera del negocio, pueden denunciarte.

 

Se lo estaba poniendo difícil, pero era mejor que supiera ahora dónde se había metido que no le pillara después cuando no tuviera excusa por no saber las cosas.

 

-- Bueno, ¿cuándo hablamos del simulacro de incendio?

[Jessie Black Lestrange]

Habían pasado varios dias desde la llegada de los nuevos miembros a la guardería, eventos nuevos se suscitaban y era mi prioridad en estos momentos estar al pendiente de ellos. Estaba nerviosa, mamá preparaba un simulacro y aunque me sabía los parámetros del mundo muggle esperaba y con los magos no hubiera mucha diferencia.

 

Tenía nervios, mas de los que nunca había sentido en mi vida, por ese motivo cuando entre en la guardería y no vi a nadie por ningun lado me aterre perceptiblemente.

 

-Señora Potter- murmuraba llamando la atención de mi madre por si la veía por algún lugar- señora Potter, ¿ya comenzaremos con el simulacro?

 

Pregunté yendo de una puerta a otra de los salones de la guardería

 

 

madre no entiendo donde estan, mañana te sigo si me dices mas o menos donde

[Reena Vladimir]

Con cada nueva palabra de Sagitas se me quitaban las ganas de volver por el local y para colmo me sugería que madrugase para acompañar a los elfos con las compras diarias de los almuerzos infantiles. Como ya madrugaba poco para ir al ministerio, o madrugaba mas o tendría que dejar de llegar de las primeras para ocuparme de eso.

 

Negué con la cabeza, no podía hacer ninguna de las dos cosas, de ninguna manera. Ya el colmo no poder sacar los documentos del local. Comenzaba a parecerme que me tomaba el pelo como otras tantas veces y que solo lo hacía para que me pasase por la guardería.

 

-Bueno, los martes salgo un poquito antes del ministerio y me paso a hacer el papeleo... Pero voy a necesitar que los monitores hagan los pronósticos de material semanalmente, para que los martes yo pueda hacer los pedidos necesarios de la semana.

 

No iba a decir nada sobre lo de hacer compras y eso, no tenía ganas de que se riera como salía hacer cuando me decía que tenía razón. Y ya que decía lo del simulacro asentí con cansancio, si era necesario eso pues mejor cuanto antes. Así me quitaría eso de encima y podría dejar a los niños tranquilos antes, sin los sobresaltos propios del nerviosismo provocado por ello.

 

-A ver explícame el procedimiento y todo lo que vamos a necesitar para su preparación, señalización e información.

 

Me imaginaba que íbamos a necesitar carteles informativos en los que leer las rutas de escape y extintores, sirenas cuerda para que los niños vayan agarrados a ella en las evacuaciones y así mantengan la fila y la tranquilidad...

 

 

Off: Jesses estamos en el despacho de Sagitas ^^

[Anne Gaunt M.]

En la sala de los Mooncalf

 

—Oh, vamos, estate quieto, pequeño. No es nada—le susurraba la pelicastaña a un niño. Éste se encontraba sentado en sus rodillas, con los ojos enrojecidos por el llanto. Otro niño le había empujado mientras ambos jugaban, y el pequeño cayó con tan mala fortuna que se golpeó la cabeza contra la pared, provocándole el golpe una pequeña brecha en la parte de atrás de la cabeza. Anne pasó su varita suavemente por la herida y, casi al instante, ésta sanó. Sin embargo, el pequeño aún tenía el susto metido en el cuerpo, y no paraba de llorar. La Haughton le acunó con dulzura, mientras otros niños se colocaban alrededor, observando la escena con curiosidad.

 

Pronto, el niño se calmó y se zafó del abrazo de la muchacha. Ésta sonrió más tranquila al ver que ya se le había pasado todo, y que volvía a jugar con sus compañeros como si nada. Una niña se acercó hasta ella y le alargó un papel pintado. Anne lo tomó y lo observó con curiosidad.

 

—Oh, gracias linda. Es muy bonito—dijo, sonriente. En el dibujo no se distinguía ninguna figura claramente, pero era muy colorido e infantil. La niña que lo había dibujado volvió hasta donde estaban el resto de niños, y se unió al juego de carreras y gritos—. ¡Eh, chicos!—dijo Anne, alzando la voz—. Tened cuidado con ese tipo de juegos, podéis haceros daño.

 

Llevaba ya unos días trabajando en la guardería. Era un trabajo que le encantaba y la ayudaba a evadirse de todos sus problemas. Los niños le devolvían la alegría que había ido perdiendo con el paso del tiempo. Estaba sumida en sus propios pensamientos cuando recordó de golpe algo que le había dicho Sagitas hacía no demasiado. Le había hablado sobre un simulacro de incendios. Anne se quedó pensativa, pero esta vez intentando recordar cuándo le había dicho la jefa que sería. ¿O no se lo había dicho? No estaba segura, y no se fiaba demasiado de su memoria. Cuando los niños estuviesen más calmados, saldría a buscarla para preguntarle. A no ser que ella la avisase primero.

Editado 19 de Abril del 2012 por Anne K

[Jessie Black Lestrange]

Caminaba aun preocupada por el local, al final; aliviada por escuchar la voz de Rena me encaminé hasta el despacho de mi madre, de seguro mi tía estaba allá por ese motivo.

 

Toque la puerta anunciando mi parecencia y haciendo de tripas corazón entré en el despacho de mamá. Los demas chicos que laboraban ahí no sabían que era la hija de la dueña, así que me lo llevaría aun con calma, no quería que me tratara de otra forma.

 

-Hola... no llego tarde ¿o si?- pregunté asomando la cabeza con una timida sonrisa en los labios.

 

Estaba nerviosa, llevar a cabo un simulacro era algo complicado, mas por el hecho de que algo podría salir mal y muchos heridos y... No, no podía pensar en eso, debía mantener la calma, respirar profundo y tranquilizarme antes de alarmar a las dos mujeres que platicaban animadamente.

 

-Es que... un gato negro se cruzo en mi camino y tuve que tomar el camino largo- me encogí de hombros mientras dudaba si entrar o no en el despacho.

 

Despues de debatirme por un par de segundo más entre al mismo con las manos entrelazadas a mi espalda, lo mas probable es que mamá se diera cuenta que estaba nerviosa.

 

-¿Que es lo que vamos a hacer?- pregunte alzando las cejas y poniendo una mueca de que no sabía por donde iban planeando todo el simulacro.

[Anne Gaunt M.]

Tras asegurarme de que los niños no se descontrolarían, decidí ir al despacho de Sagitas, para ver qué ocurriría finalmente con aquel simulacro. Sin embargo, justo cuando alcanzaba la puerta para salir al pasillo, frené en seco y me volví nuevamente hacia los niños. Decidí contarlos, para saber si estaban todos. Y menos mal que lo hice, pues faltaba uno.

 

Me giré rápidamente para salir al pasillo, sin duda habría salido de la clase en un despiste mio. Me sentí culpable por ello, y esperaba que no le hubiese ocurrido nada por hacer alguna pillería. Al salir respiré aliviada, pues la niña que faltaba estaba sentada en el pasillo, con los brazos cruzados y gesto enfadado. Me acerqué a ella lentamente y me agaché a su lado.

 

—¿Qué ocurre, pequeña?—pregunté, acariciándole el pelo—. ¿Estás enfadada?

 

La niña asintió con la cabeza, y me contó entre balbuceos y que se había peleado con una amiguita de la clase. Sonreí ante su vocecita infantil y su forma de hablar, que dificultaba enormemente el entendimiento. La animé a que volviese al aula con los demás, sin duda harían las paces enseguida. Cuando la niña volvió y estuve segura de que no volverían a reñir, me dirigí a paso veloz hacia el despacho de Sagitas.

 

Cuando entré vi que Jesse ya estaba allí, al igual que Sagitas con otra mujer. Sonreí a las tres, y cerré la puerta al entrar.

 

—Disculpad el retraso, tuve algunas dificultades con los pequeños de la Sala de los Mooncalf. Aunque nada importante. Simplemente son niños—me excusé, con una tímida sonrisa. Me coloqué al lado de Jesse—. ¿Al final haremos el simulacro de incendios? ¿Cuándo será? ¿Cómo lo haremos?—dicho esto, recordé a la tercera mujer, a la cual no conocía. La miré y, tras extender mi mano hacia ella, me presenté—. Por cierto, soy Anne K. Haughton. Llevo poco tiempo trabajando aquí. Es un placer conocerte.